La luna brillaba con fuerza esa noche y alumbraba las calles lo suficiente para ver con claridad, por supuesto a el le molestaba, podía ver con mucha claridad en lugares mas oscuros, y con la luz los humanos podrían verlo antes de empezar el juego. Suspiro y siguió andando por los callejones vacios. En cuanto había oscurecido había salido del lugar donde se quedaba para no tener que encontrarse con nadie. Le desagradaba la compañía, prefería estar solo y no tener que dar explicaciones de nada a nadie. Lo único que lamentaba de su existencia era el tiempo libre que tenia. No daba las tres de la mañana y ya no tenia nada que hacer. Anduvo unos minutos mas antes de comenzar resignadamente el regreso al hotel. Siempre podía realizar una masacre si se aburría mucho, no era la primera vez que lo hacia. Una sonrisa traviesa apareció en su rostro cuando recordó las anteriores ocasiones de tal acción.
En el hotel, los pocos huéspedes que estaban le ignoraron con cierto temor, el mismo se había forjado una terrible reputación, y no era para menos, con su aspecto normal, lo que menos daba era miedo, y en ese lugar ese detalle podía significar vivir una noche mas. Sonrió para si, y continúo su camino. Delante de si estaba una superficie mas elevada, como un pequeño escenario. Lo comprobó cuando visualizo el piano pegado a la pared, en el extremo del pequeño escenario. Lo miro unos momentos, y luego se sentó en la orilla del escenario, para luego acostarse. Cerró los ojos e ignoro los suaves murmullos de las conversaciones de los presentes. Unos pasos en su dirección le hicieron fruncir levemente la frente. Espero que se desviaran, más eso no sucedió, en cambio se acercaron más, hasta subir al pequeño escenario donde estaba. Abrió los ojos. Cerca del piano se encontraba el chico que iba con Dante la noche anterior. Volvió a cerrar los ojos, en una clara seña de que no iba a hacer nada por el. Le escucho moverse, luego el sonido de algo siendo arrastrado, el crujir de la madera bajo el peso y después silencio. La curiosidad fue mayor, abrió los ojos y se sentó, mirándolo. Entonces una melodía resonó por todo el lugar.
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Seth paseo solo por la cuidad hasta tarde. El encuentro de la noche anterior con Andrei le daba vueltas en la cabeza: primero no debió haber hablado de esa manera, era el polo opuesto a su comportamiento amable habitual, pero la sorpresa de saber quien era el que podía ayudarle había dominado por unos momentos, y a penas andrei se había girado, cuando el reparo en su error. El poder especial que el tenia le llevaba al punto dos: el podía “ver” de verdad a las personas: su verdadero carácter, sus verdaderos sentimientos; ese poder le había permitido vivir en paz durante toda su vida como vampiro en ese mundo donde los vampiros se perseguían entre ellos por poder. No le extrañaba para nada el comportamiento de Andrei, lo que le daba vueltas era el hecho de que nunca había visto una persona con una mascara tan fuerte como la de el, que ocultaba cantidades enormes de odio, resentimiento, dolor, sufrimiento… eso era lo que le daba vueltas en la cabeza. Había arruinado la oportunidad de convencerlo de ayudarle, aunque ahora ya no le importaba su proyecto, lo usaría para averiguar más del chico, sin exponerse demasiado. Entro al hotel, sumido en sus pensamientos. La sala donde solían reunirse los huéspedes estaba algo vacía. La recorrió con la mirada, despacio. Y ahí estaba Andrei, tendido a la orilla de una tarima. Quiso acercase para disculparse, pero se quedo en su lugar, pensando mejor que hacer. Y fue cuando vio el piano, sonrió, si lo que haría no funcionaba, no insistiría más. Se dirigió seguro hacia el piano. Cuando subió a la tarima, los ojos de andrei se abrieron, mirándole con una mezcla de molestia y curiosidad, para luego cerrarse. Lo estaba ignorando deliberadamente. No pudo evitar sonreír. Se sentó en la butaca del piano, observando si el piano funcionaba. Era viejo, pero no le encontró nada anormal que le indicara que no servía. Vio a andrei sentarse y mirarlo con curiosidad. Y supo que no tendría otra oportunidad, sus dedos volaron sobre las teclas, tocando una antigua melodía que solía tocar a petición de su padre. La sorpresa se reflejo en los ojos rojos de andrei, vio como se levantaba y se acercaba, mirando como sus dedos producían música; el continuo tocando, como si no se diera cuenta de nada más. Minutos después sus dedos tocaron las notas finales de la canción.
.-toca otra.- técnicamente le ordeno, pero no le molesto, sino todo lo contrario. Comenzó a tocar “Para Elisa”. Andrei sonrió al reconocer la melodía y siguió observando maravillado como tocaba. Las conversaciones en el lugar cesaron por completo. Termino lentamente la canción, alargando las notas finales. Y antes de que terminara de resonar la ultima nota, comenzó el nocturno 20, balada para Adelina, eleana… perdió la cuenta de cuantas canciones toco, y no le importo, dado que era casi imposible para el cansarse, siguió tocando. Comenzó a tocar la marcha fúnebre, logrando que andrei soltara una suave risita. Ya no supo a que autor tocar, por lo que comenzó con su propio repertorio. Iba cerca de la mitad del primero, cuando la voz de andrei se alzo sobre las notas, entonando una canción. Se concentro en la letra de la canción, una canción triste que hablaba sobre la muerte de una joven princesa. Alargo la canción hasta que andrei dejo de cantar. Comenzó otra, más rápida que la anterior, esta vez andrei comenzó a cantar más pronto, y esta vez, la canción era lo que había ido a buscar: esta narraba como un vampiro convencía a una chica de acompañarlo en la eternidad mediante engaños. Le siguió otra de como una reina vampiro había sido derrocada de su trono, otra donde se narraba lo que los humanos hacían para evitar que los vampiros entraran en su hogar, después una donde se contaba como una vampira había sido atrapada y quemada delante de su compañero. Todas las canciones que andrei canto eran tristes e impactantes a la vez, y mas que canciones parecían cuentos cantados. Termino de entonar la última canción, y las notas trémulas de la canción se desvanecieron. Miro a andrei, quien tenía un gesto de orgullo y petulancia, y le dirigió una mirada seria, antes de bostezar y saltar del escenario. Se perdió por la puerta que llevaba a los dormitorios. Se levanto unos momentos después, pensando que no había resultado para nada mal. Vio a Dante, sentado en una silla, sonriéndole.
.- eso ha sido simplemente soberbio, y muy inteligente de tu parte.- le regreso la sonrisa.
.-llegue a pensar que no iba a funcionar.-
.-convencer de algo al joven Andrei no es sencillo, y menos después de lo que paso anoche.- Seth sonrió avergonzado
.-me disculpare cuando tenga la oportunidad.-
.-esta a punto de amanecer.- Seth asintió, y se dirigió a la puerta por la que se había ido andrei
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Andrei volvió a salir temprano esa noche y esta vez salió de la cuidad a un denso bosque, dejando un camino de cadáveres bien oculto. Jugueteo con los pequeños animales como ardillas y conejos que huían a su paso. Se entretuvo otro rato en un riachuelo, antes de aburrirse. Corrió lo mas rápido que sus habilidades de vampiro le permitían, y se detuvo al ver una cueva, sonrió, pensando que era hora de hacer algo de exploración, y sin mas entro a la cueva. Mucho rato después salió, tarareando una canción. Un olor llego a su nariz y miro por acto reflejo al cielo. Densas nubes impedían ver las estrellas, y pronosticaban lluvia. Maldijo antes de ponerse a correr tan rápido como podía. Miro de nuevo al cielo, y supo que no lograría llegar al hotel antes de que comenzara a llover, no es que la lluvia le hiciera daño, pero le hacia recordar cosas que preferiría olvidar. Encontró un camino que facilito su trayecto. Una gota cayó en su mejilla, deteniéndolo al momento. Otra gota, y otra. La lluvia empezó, al igual que sus recuerdos. Se quedo inmóvil, mojándose en medio del camino, con los ojos perdidos mirando muy lejos atrás en el tiempo.
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Seth suspiro lentamente mientras sentía como su ropa se empapaba. Podría ser un vampiro, pero por más rápido que corriera terminaría mojándose, así que no se molesto en correr deprisa. Se estaba escondiendo de las miradas curiosas de los huéspedes que habían escuchado su pequeño concierto, y también había estado buscado a andrei. Cuando comenzó la lluvia, opto por volver al hotel, pensando que había sido mala idea pasear por el bosque. Anduvo alejado del camino para no encontrarse con algún humano rezagado que volvía a resguardarse de la lluvia. Una turbada presencia le hizo andar más deprisa, pensando incrédulamente quien podría ser. Sus pensamientos resultaron ser acertados. Miro con sorpresa a andrei inmóvil en medio de la lluvia. Le llamo, pero no obtuvo respuesta, la lluvia comenzó a incomodarle, y no quería que los encontraran allí y tener que dar alguna excusa, así que levanto a andrei y anduvo con el hasta que encontró lo que buscaba: una pequeña casa de campo, en la que se había detenido cuando entro al bosque. Volvió a dejar andrei y se sacudió un poco el agua de encima. Un relámpago ilumino todo, y de pronto sintió como se aferraban con mucha fuerza a su ropa. Andrei estaba sujetándole, con los ojos cerrados. Se encogió cuando resonó el trueno. Seth le miro muy sorprendido, pero no dijo nada. Se quedo así hasta que la lluvia dejo de caer.
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Andrei se encontraba algo desorientado. Recordaba lo que solía recordar cuando llovía, pero algo había cambiado. No se dio cuenta de que fue hasta que vio sus manos agarrando fuertemente la camisa de alguien. Se sintió avergonzado, y soltó sus manos al tiempo que retrocedía, reconociendo a su acompañante. Seth. Recordó el nombre. Miro incomodo al piso, sin saber que decir.
.-quisiera hacerte algunas preguntas.- la incomodidad creció, y le dedico una mirada recelosa. No pensaba darle explicación alguna de lo que había pasado, aunque ya se esperaba que preguntara.
.- ¿sabes que antigüedad tienen las canciones de ayer?- su rostro reflejo la sorpresa. Eso no era lo que esperaba. Negó con la cabeza.
.-las canciones pueden sobrevivir siglos enteros, es difícil determinar su antigüedad.-dijo con un hilo de voz. Vio a Seth asentir con la cabeza.
.- ¿conoces más?-
.-si
.- ¿Cómo las aprendiste tú?-
.eran canciones populares en donde yo vivía.- respondió con mas confianza. Respondería lo que sea con tal de evitar preguntas sobre lo anterior.
.- ¿Bulgaria?
.-Rumania.- respondió, un poco ofendido. Seth sonrió a manera de disculpa.
.-tienen canciones muy peculiares.- se encogió de hombros, sin decir nada.- no esperaba encontrar menciones a vampiros tan directas en una canción.- andrei comenzaba a relajarse.
.- los vampiros eran reales en ese entonces, al igual que las brujas y los hombres lobo, además puedo asegurar que lo que dicen las canciones en verdad paso, tal vez no exactamente como se canta, dado que se solía cantar sucesos reales.-
.-interesante.- Seth pareció meditar lo que acababa de decir.- será mejor que regresemos, es mas tarde de que parece.- andrei asintió.
Salieron a la fría brisa del bosque. Anduvieron en silencio hasta que llegaron al hotel. Andrei se apresuro a entrar y perderse lo antes posible. Llego a la habitación que ocupaba, y se dejo caer en la cama. Demasiadas emociones por una noche, se dijo. Cerró los ojos. Debía reconocer que Seth era completamente diferente a lo que estaba habituado. Cualquier otro habría hecho preguntas al respecto de lo del bosque, en cambio, el mismo había tratado de desviar la atención en vez de preguntar. Se dio la vuelta. Estaba dispuesto a matarlo si mencionaba eso a cualquiera, a el y a cualquiera que lo supiera. Si no lo hacia, tal vez, solo tal vez podría llegar a agradarle.