LA CRIATURA
-Por favor…no me lastimes…hare lo que me pidas pero no,… no me lastimes-
La criatura frente al joven solo rio para señalar lo que tenía en las manos.
-Es…es esto lo que quieres, ¿lo quieres?- pregunto desesperado –te lo daré, toma, vamos toma- suplico tendiéndoselo con algo de temor para sentir la esquelética mano rozar uno de sus dedos.
La criatura desapareció en un halo de oscuridad dejando sumido en el terror reciente al pobre joven que caía de rodillas apretándolas contra su pecho sin creerse aun de la que se había librado.
Un año después……….
-No…no tu…no otra…- gimoteo el joven al ver a la extraña criatura asomarse desde una esquina de su cuarto igual a como lo hiciera hace una año atrás –¿Qué quieres?, ¿que buscas?, aquí no hay nada más para ti, por favor…solo vete, vete- suplico ante lo que creyó una sonrisa macabra de parte de este.
Una voz gutural salió desde el fondo de aquella criatura, una voz que le erizo hasta el último cabello del cuerpo al muchacho que temblando retrocede un par de pasos sin saber muy bien que hacer hasta que vio la puerta.
-¡No!- chillo la criatura desapareciendo y apareciéndose de golpe frente a esta provocando que el chico lanzara un chillido aún más fuerte que el de su contraparte.
-Por favor…no me lastimes… hare lo que quieras, lo que quieras, solo,… solo no me lastimes- lloriqueo el joven al sentir un frio férreo sobre su nuca.
La criatura entonces apunto hacia un punto de su habitación y el joven entendió en el momento lo que deseaba aquella cosa.
-¿Quieres eso?, eso quieres-
La criatura asintió y aunque el joven no entendía para que le serviría a un ser como ese aquella cosa, no dudo ni por un segundo en levantarse del suelo y dárselo sin el menor reparo con tal de que desapareciera de su vida.
Las noches del joven se llenaron de terror al imaginarse que dentro de un año volvería a encontrarse con aquella cosa pero fue mayor su horror al ver frente suyo un mes después aquella criatura exigiéndole una más de sus pertenencias a cambio de su cordura.
-Que deseas, ya no tengo más que ofrecerte, yo… Yo, no-
La criatura apunto bajo su cama y el joven supo enseguida a que se refería y se negó efusivamente ante ello.
-No, eso no, eso no te lo daré, eso, eso era de mi padre y yo…yo no puedo-
Pero como siempre ocurría, finalmente cedía ante la ira iracunda de aquella criatura que le aterraba desde la vez primera que le viera.
Estaba cansado, aterrado y deprimido, y cuando pensó que nada más podía pasar, cuando pensó que todo su mundo se desmoronaba, su madre le dio la mejor noticia de todas.
Su nuevo hogar no era tan grande como el anterior pero eso no le importaba, mucho menos el tener que compartir su cuarto con su nuevo hermano, todo era soportable con tal de no volverse a encontrar con aquella cosa, aquella criatura que le atormentaba mensualmente en su antigua morada.
Y los días fueron pasando tranquilos, las noches volvieron a tomar su ritmo plausible y relajante, dándole por fin sueños normales a cambio de pesadillas horribles. Todo había terminado, todas sus pesadillas y tormentos, todo, todo………o al menos eso pensó.
-¡Por favor!…no me hagas daño…por favor…- lloriqueo de rodillas el joven ante la criatura que por primera vez le dejaba ver sus ponzoñosos ojos.
-D…a…m…e-
-¿Que,… qué cosa?-
La criatura apunto.
-Eso…eso no es mío…pero yo…yo te puedo dar…-
-¡No!... Da…me- reclamo la criatura apuntando hacia el objeto sobre la cama de su hermanastro.
-Pero…pero que le diré…-
Un gruñido retumbo en el cuarto, un gruñido que por poco le detiene el corazón al pobre muchacho que en seguida corrió por el objeto para entregárselo a la criatura que ya se lo arrebataba de las manos apenas lo tenía sobre las propias.
-Bien…bien…muy bien- rio macabramente la criatura para desaparecer ante un lloroso joven que solo entonces se daba cuenta que su pesadilla no había terminado con el cambio de morada, sino que solo se había dado unas vacaciones.
Llego a su hogar regocijándose por su nuevo logro, riendo por como había dejado aquel idiota muggle llorando a moco tendido en aquel cuarto. Y es que no podía creer cuan estúpidos podían llegar a ser aquellas criaturas que su tía Hermione tanto protegía y a los cuales su abuelo tanto admiraba.
Lanzo aquel aparato muggle con desdén a su baúl, uno más del montón, uno más reducido para que pudiera caber en este, recordándose que una vez que llegara a Hogwarts se reuniría con su pareja para ocultarlo junto con sus otras pertenencias en la casa de los Gritos, su guarida secreta por definición. Se quitó su disfraz con algo de parsimonia recordando cómo se burló de Lily por aquel cuando lo hizo con tanto esmero para él y como solo para alegrarle el dia lo utilizo para la fiesta de sus primos de la cual salió totalmente ebrio, pero no tanto para no recordar como había engatusado y aterrado a ese pobre muchacho que siguiera hasta su hogar. Pobre diablo se dijo entonces y pobre imbécil le llamaba ahora al no ser capaz de distinguir a un monstruo de un mago.
-Gracias Albus, sin ti y tu pócima jamás habría sido posible esto- sonrió el colorín al recordar como había añadido el detalle que le faltaba a su disfraz con aquella poción multijugos fallida que provoco que su queridísimo hermano casi reprobara el ramo de pociones.
Una lechuza entro entonces a su cuarto con una nota que respondio enseguida.
“Buena noche de casería, eso espero y recuerda, la próxima vez yo te acompaño”
H.L.
“Estoy esperando ese dia amor”
J.P.
La criatura parecía diferente en esta ocacion, menos gruñona a lo que recordaba, menos exigente, eso pensó hasta que está apunto a cierto punto de su cuarto y supo que era la misma déspota y maquiavélico ser y ya no tuvo dudas de lo que debía hacer para quitársela de encima.
-Si…si, te lo daré, te lo daré, toma, toma- dijo aproximándose lentamente a esta para extenderle el reproductor de dvd.
-Bien…bien…buen chi…co- dijo la criatura con voz hueca y gutural mientras tomaba el objeto viendo sus muñecas apresadas por las manos de un muchacho de mirada aterrada -¿Qué?-
-¡¡¡Ahora!!!-
Vio al chico alejarse abruptamente de su espacio a cien grados para sentir como su cabeza se golpeaba contra el suelo. Parpadeo un par de veces antes de darse cuenta de cómo el muchacho una vez temeroso le miraba con desdén y una gran sonrisa en el rostro.
-Esto se acabó…por fin se acabó-
-Si Billy, se acabó- escucho que decía otro que sostenía un hacha entre las manos.
Los miro con odio iracundo, odio que se difumino al notar como el más alto pateaba un cuerpo inerte con un aparato entre sus manos y entonces, aun sin poder creerlo del todo, aterrado, lo entendió…
Y miro por última vez su cuerpo y aquellos malditos muggles que según sus padres merecían su protección. Para dejarse llevar por la oscuridad hacia la mismísima muerte mientras la risa de estos le acompañaba hasta la próxima vida.
Fin