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Mi hermano es solo mío por Grifo

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo!

Aca les traigo la continuación de Las sonrisas que te regalo, es una historia que disfruté hacer, sin embargo sigo teniendo complicaciones a la hora de escribir.

Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.

“¿No son esos Itachi y Naruto?” resonaba en su cabeza una y otra vez.

Caminaba lento, muy despacio, moviéndose de costado, con una ceja alzada. Sus ojos miraban fijos, intimidantes, directo a la vereda que tenía enfrente. Justo en la puerta de un cine del pueblo donde vivía, Konoha…

Allí en la puerta, apreciaba una figura, de espaldas, de contextura muy parecida a la suya, de mayor altura y cabello largo atado con una coleta, y a su lado, un muchacho rubio, más bajo, también de espaldas.

Ambos estaban mirando la cartelera, esa noche se iban a exhibir dos películas. El cine, era pequeño y contaba con pocas salas. Era más bien un cine familiar, de barrio, tenía mucha historia y afecto. Era ideal para aquellos padres que llevaban a sus hijos a ver una función cerca de casa, y porque no, para alguna cita romántica. Podríamos decir, que era muy acogedor, no era extraño encontrarse con conocidos, Konoha no se caracterizaba por ser un lugar grande.

Ahora, ¿quién diría que mientras era arrastrado por todo Konoha, por los dos salvajes que tenía por amigos, iba a toparse con su hermano y el usuratonkanchi?

No le cayó muy bien la escenita.

Cuando por fin su rubio amigo se gira, dirigiéndose a la boletería, siendo seguido por el mayor. Decide parar su débil marcha, se quedó estático en la vereda.

Oía como Suigetsu hablaba y hablaba, más no entendía ni una sola palabra. De un momento a otro el rubio se puso casi adelante suyo, intentando llamar la atención, sin embargo no logró desviarle la vista, ésta estaba fija en una cabellera rubia, mientras se imaginaba aplastándola con las ruedas del auto de Itachi.

Juugo inmediatamente lo tomó del brazo a Suigetsu, apartándolo suavemente, y esta vez se interpuso en el campo visual del pelinegro.

— Sasuke… — hizo una pausa, para que éste terminara de procesar la imagen vista y por fin le prestara atención. Cuando tuvo los ojos ónix sobre si, prosiguió — te iba diciendo que ya terminamos por hoy — le recordó la conversación que llevaban, antes de que Suigetsu tirara la bomba. Y se abrió hacia el rubio, para que lo escucharan los dos — quizás la próxima semana necesite que me ayuden de vuelta, pero por hoy ya es tarde.

— Mmm bien Juugo, ya estaba cansado de ir de aquí para allá todo el día — se quejó el rubio mientras se tocaba la nuca — estoy hambriento… Sasuke, ¿Vas para tu casa? — miró interrogante a su amigo, que ni se preocupó en devolverle la mirada. La casa del pelinegro le quedaba de pasada, y a decir verdad, no tenía ganas de cocinar, y juzgando por la hora, sus padres ya habían cenado, quizás Sasuke tuviera un arrebato de solidaridad y le diera algo de comer.

— No, no voy, adiós — tan escueto y seco como siempre, Sasuke le tocó el hombro a Juugo en forma de despedida, y cruzó al cine. Se distrajo de la conversación cuando notó que el rubio y el pelinegro salieron de la boletería, y se encaminaban a unas escaleras que conducían a donde estaban todas las salas. En el piso de abajo.

Cuando entró al establecimiento, notó como un guardia custodiaba que cada persona que pasara tuviera entrada, genial, ahora no iba a saber a qué sala entraron. Porque claro estaba que, Sasuke Uchiha pensaba entrar a ver la película con ellos.

El pelinegro se acercó entonces a la cartelera que ambos chicos veían anteriormente, sólo dos funciones, y agradeció que no fueran más.

Se hubiera regocijado en ese mismo momento de poseer la caballerosidad de todo un Uchiha, al imaginar que su hermano le cedió a Naruto la elección de la película.

Y se enorgullecería aún más, al decir que el género favorito del rubio, era nada más ni menos, que la acción.

Pero no, ahí estaban, dos películas de acción en una misma noche. Y las dos, comenzaban a las 21.30. El dúo no había decidió esperar a las funciones de más tarde, cosa por la cual agradeció, ya que hubiera sido peor la adivinanza de horarios.

Se detuvo mirando un poco más la cartelera. Finalmente se decidió por la película de ninjas, basada en la serie que veía Naruto por la tele. Ese rubio era más que fanático de las aventuras de un miserable guerrero que salvaba el mundo de un zorro gigante y era todo un Don Juan con las mujeres… Jamás iba a admitir que él veía los capítulos online cuando estaba solo, y luego borraba el historial.

Se acercó a la boletería, pidió la entrada y emprendió su camino a la sala.

“Puerta 1” decía el pequeño papel. Se lo entregó al guardia de seguridad, que le hizo una marca, y comenzó el descenso por las escaleras.

Ya los había perdido de vista, desde hacía rato, pero en la sala, nadie iba a ir a ningún lado.

Cuando por fin llego al piso de abajo, ubicó rápidamente la puerta que le correspondía, y entró.

En el marco de la puerta miraba para todos lados. Intentando localizar una llamativa cabellera rubia, la cual no tardó en encontrar.

Él y su hermano estaban ubicados casi en el medio de la sala, recordó que a Naruto le gustaba quedarse casi ciego cuando iba al cine, cosa que él siempre le reprochaba. Ésta fue su oportunidad para, por fin, sentarse donde más le gustaba, arriba de todo, en los asientos  más alejados de la pantalla.

Una vez se posicionó, se dio cuenta que tenía una vista perfecta de la nuca de su víctima, digo, de Naruto. Y también de Itachi, pero éste ahora no era su asunto. Miró al costado, y vio que la sala se llenaba cada vez más y más, y tristemente eran todas parejas.

Bueno, tristemente para cualquiera que concurría al cine, solo, y estaba rodeado completamente de enamorados tomados  de las manos. Pero a Sasuke no le importaba eso, los sentimentalismos no iba con él. Por ahora.

— ¡Sa… Sasuke!

Oyó de repente, miró a la derecha, desde donde provino el cuasi grito.

Diablos, Karin…

Sin darle mucha importancia, miró a la pelirroja, y después al frente, confirmando que ninguna de sus presas la hayan escuchado.

— ¿Qu… qué haces aquí, Sasuke? — interrogó la chica, acomodándose los lentes, y apretando con un poco de fuerza el brazo de su acompañante. Le parecía haberlo visto en el instituto. Si no se equivocaba, era uno de esos tipos que intentaba parecerse a él, intento fallido, cabe aclarar.

— Vine a ver la película — respondió desinteresado, para después mirar al frente sin prestarle atención.

La pelirroja se sintió ofendida, y volvió a acomodarse los anteojos, y agregó con una mueca de enfado — No me digas… Sai y yo también, espero no te moleste — eso último no supo Sasuke, si lo dijo con bronca, o ¿un dejo de esperanza?

Ahora, ¿Por qué habría de molestarle?

— Para nada — ahora sí, se había ganado el premio a la persona más elocuente del año. Volvió a mirar al frente, después de mirar a ese tal Sai, que le sonrió de forma bastante… ¿tétrica? Se ve que no era alguien acostumbrado a las sonrisas.

Escuchó a Karin quejarse y dar un par de bufidos, también algo parecido a, “que cretino”, “se cree que no puedo superar su rechazo”, “piensa que Sai es solamente para olvidarme de él”, “Sai no le llega ni a los talones”, y demás cosas, que espetó delante del otro pelinegro como si nada.

Notó como la pelirroja bajaba los escalones tomada del brazo de su acompañante, y se sentó a penas unos asientos arriba del rubio, cosa que no le dificulto la vista. Así que continuó pensando en el programa “1000 maneras de morir”, aplicado a Naruto.

La sala se llenaba cada vez más, hasta que cinco minutos antes de las 21.30 las luces bajaron, dejando como iluminación la gran pantalla que se acababa de encender.

Sasuke miró interesado los adelantos de las películas, perdiendo de vista su objetivo por esos momentos, aunque volvió a centrar su atención a los dos chicos unos asientos abajo suyo, cuando los adelantos terminaron y empezaron a pasar los créditos de la película.

Un pequeño pero notorio tic en el ojo izquierdo comenzó, cuando al posar la vista abajo vio como su hermano tenía el brazo izquierdo sobre los hombros de Naruto, y el rubio, sin prestarle atención a la pantalla miraba al pelinegro mientras sonreía y, supuso, bromeaba con alegría, haciendo reír al mayor.

Inconscientemente apretó con sus manos el apoyabrazos del cine, y también sus dientes. La expresión en su cara se volvió rígida, y sus ojos se afilaron.

Un trabajo de respiración quizás lo calmaría. Inhalar, exhalar, pausado y hondo. A su mente le venían las clases de manejo de la ira a las que Mikoto insistió a que fuera, en realidad fue obligado por ella, y acompañado por su rubio amigo.

Ahora clavó sus ojos en la pantalla, intentando distraerse, miraba la película que recién comenzaba. Sin dejar de apretar el asiento con los dedos, se recostó en su lugar y decidió centrar su atención en la pantalla. Más no pudo concentrarse en la historia.

De reojo vio como una cabellera pelirroja se giraba constantemente, y cuando miró hacia abajo, se topó con los ojos de Karin, que lo miraban curiosa. Inmediatamente reconoció que el color de su cara decidió competir con el color de su cabello, y se giró violentamente, mientras  Sai la miraba sin saber que estaba pasando. Esa pelirroja, le daría a Sasuke, un dolor de cabeza algún día.

El pelinegro volvió la vista a la pareja de abajo. Sin embargo ahora estaba un poco más calmado. Miro a su hermano, que tenía la vista sobre Naruto. El rubio no paraba de susurrarle al oído mientras señalaba la pantalla. Y se dio cuenta que Itachi en realidad no tenía idea sobre lo que estaba viendo, sin embargo decidió acompañar al menor a la película que tantas ganas tenía de ver.

Eso lo hizo reflexionar, algo no muy común, la derrota no cabía en su orgullo. Mas ver a su hermano sonreírle cálidamente al menor, quien le devolvía el gesto, le ablandó un poco el corazón. Relajó su expresión facial, y sus brazos ahora se posaban en su vientre. La mirada se hizo suave, hasta rozando lo tierno, y se resignó. Itachi era grande ya, y Naruto, podía ser un usuratonkanchi, pero un gran amigo.

Mantenía la vista fija en aquellos dos, ahora el rubio miraba a la pantalla después de cerciorarse que Itachi haya comprendido su explicación. Y repentinamente, el Uchiha mayor, sin borrar su sonrisa, giró levemente su cabeza hacia atrás, mirando hacia arriba, y clavó sus ojos negros sobre los de Sasuke.

El cuerpo de Sasuke dio un respingo sobre el asiento, y abrió los ojos desmesuradamente, sin embargo no los apartó de su hermano. Éste no quitaba su mirada del menor, y le sonrió divertido, recibiendo una mueca de hastío por parte del Uchiha menor. Después de eso, Itachi se giró a ver la pantalla y no volvió a mirar atrás.

El mayor sabía lo sobre protector que podía llegar a ser Sasuke cuando se lo proponía. Cuando paso a buscar a Naruto por su casa, se encaminaron a pie hasta el centro de Konoha, ya que al ser un pueblo reducido, estaban cerca de todo, sin necesidad de usar el auto.

A una cuadra del cine, le pareció divisar en una esquina a un trío conocido para él, y entre ellos, Sasuke.

Se jactó de conocer a su hermano tanto como para adivinar que éste iba a verlos, y no conforme con eso, compraría las entradas a la película.

No se molestó ya que, él era casi igual con su hermano, y sabía que éste terminaría aceptando la situación, y así continuó mirando la película, de vez en cuando preguntándole a Naruto que estaba pasando.

 

Finalizada la función, Itachi se puso de pie, siendo imitado por Naruto, quien no pudo contenerse y empezó a comentar que tan buena le pareció la película. Disimuladamente miró donde antes estaba su hermano, sin embargo éste ya no estaba. Salió de la sala junto al rubio, recibiendo unas cuantas miradas de desaprobación cuando pasaron al costado de una gran multitud fuera de esa misma puerta, cuando escucharon los “sutiles” comentarios que el rubio andaba vociferando por ahí, prácticamente contándoles todo lo que iba a pasar en el film.

Más que divertido continuó su camino, saliendo del cine, y emprendiendo el camino de vuelta a casa. La casa de Naruto le quedaba de pasada.

Miró el celular y vio la hora, 23 hs decía. Y un cartelito le indicaba que tenía un mensaje.

Sasuke: “Hay comida de sobra”

No pudo hacer nada más que sonreír ante ese mensaje. Tan elocuente como siempre… Sabía que iba a comportarse bastante arisco durante unos días, pero sabía cómo manejarlo.

— Naruto… - miró al rubio de reojo, logrando que este se detuviera en su discurso, prestándole atención — ¿Te gustaría venir a comer a casa?

Se formó un silencio incómodo por parte del rubio, y lo acompañaba con una expresión atónita. Es decir, moría de hambre, pero saber que Sasuke iba a estar en la casa, y lo iba a ver llegar junto con Itachi a esas horas, no le agradaba mucho.

— ¿Crees que Sasuke esté en la casa? — lo interrogó alzando una ceja, con un gesto preocupado, para nada común en él.

— Si — el mayor se estaba divirtiendo con la situación, mas decidió no torturar al otro — Pero algo me dice que no va a molestarse por verte hoy — sonrió simpático y le revolvió la cabellera rubia, tranquilizándolo.

El rubio iba a empezar con uno de sus típicos interrogatorios, sin embargo se calló cuando Itachi rápidamente tomó su mano y después de sonreírle cálido, miró al frente y siguió con la marcha.

Supuso entonces que no había nada que temer, hablaría con Sasuke en otro momento, y hasta quizás esa misma noche se unirían los tres en algún juego de consola, o simplemente pasar el rato juntos, si es que su amigo no se ponía muy celoso como siempre que estaban Naruto e Itachi en el mismo lugar.

Se encaminaron entonces, rubio y pelinegro, hasta la casa del mayor, tomándose de las manos y a paso lento. Sería una larga noche…

Notas finales:

Muchas gracias a quienes leyeron, espero les haya gustado!!

Saludos!! 


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