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¿Y si le olvidas? por Ambidistrux

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Notas del fanfic:

Este es mi primer Stony/Science Bros/Stucky, sé que no es nada usual, pero me apetecía buscar una historia nueva. Estaba cansado del "y comieron perdices" así que aquí comienza el lado malo de la relación de Steve y Tony.

Notas del capitulo:

Espero que el capítulo sea de su agrado, pero lo aceptaré si quieren cortarme la cabeza o si les encanta.

No sé si lo continuaré, está en sus manos.

El capitán caminaba por las frías calles de Brooklyn, hundía su cara en el cuello de su chaqueta de cuero mientras guardaba sus manos en los bolsillos de ésta. Sus pensamientos se amontonaban haciéndole caminar si rumbo fijo mientras su mirada vacía simplemente se perdía en las inmensidades de la solitaria calle. Con la llegada del frio el número de personas que se aventuraba a pasear por aquellas avenidas se había reducido considerablemente, más a aquella hora. Eso de algún modo le hacía sentirse más cómodo, más relajado, mas tranquilo, quizá le ayudaba a olvidar mejor...

Durante los últimos veinte años solo había tenido una cosa segura amaba al hombre de hierro... Pero ahora sabía que solo estaba con él por rutina y comodidad, se habían acostumbrado el uno al otro, o al menos eso creía el capitán. Las caricias se habían vuelto frías, la lujuria y la fogosidad se fue perdiendo hasta que los besos se habían vuelto simples intercambios mecánicos de saliva. Ninguno de los dos quiso creer aquella dolorosa verdad por mucho tiempo, hasta que simplemente se negaron a engañarse.

Los primeros años si amaba a Tony, como a nadie, pero con la llegada de su primer hijo todo comenzó a decaer de forma estrepitosa. Su amado marido pasaba más horas en él laboratorio trabajando y él simplemente cuidaba de su pequeño intentando que no reparase en la falta de su padre. Cada día parecía más difícil, el niño crecía, se hacía preguntas, comenzaba a darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor, pero no lo comprendía. El rubio solo era acompañado por su pequeño círculo de amigos, Logan, Natasha y Bucky, quienes le ayudaban con el pequeño Peter. Agradecía su ayuda, pero aquello no era suficiente, necesitaba el calor de la piel de castaño cada noche, aunque éste se negaba a dejar el trabajo por aquella familia que ambos habían formado.

Steve cada vez se había sentido más y más solo hasta que simplemente comenzó a tener un gran secreto, el peor que jamás podría haber imaginado, algo por lo que se hubiese golpeado a sí mismo de tenerse delante. Se consolaba diciendo que la carne era débil (mucho más si nadie la atendía), pero aquellas palabras no podían ocultar aquella dolorosa realidad; había engañado a su marido... Una noche cayó entre los brazos de Natasha, su atención, sus caricias, los momentos en los que simplemente le susurraba que le deseaba... Fue débil e insensato, tanto que, sin saberlo, la había dejado embarazada. Esa realidad la descubrió cerca de tres años más tarde, era padre... Ya no solo de su pequeño Peter de nueve años recién cumplidos, sino que también de James, un pequeño de dos años que la espía había abandonado en un orfanato del centro de Nueva York por miedo a lo que diría Steve y para intentar que Tony nunca supiese de aquella aventura suya. Al saberlo busco el modo de adoptar al pequeño para tenerlo a su lado intentando que el castaño no supiese la verdad sobre el origen de aquel niño pelirrojo que guardaba gran parecido con el rubio.

Durante casi diez años Steve ocultó el oscuro secreto de que el pequeño de ojos celestes era sangre de su sangre... Hasta que simplemente no aguantó más, quizá fue la soledad, quizá fue el dolor o quizá fue que se dio cuenta de que Tony parecía jugar con él; pero el viejo capitán solo sabía que tras aquellos largos veinte años era incapaz de seguir actuando como si nada pasase en su relación. Era duro pensar en aquello, la que había sido por tantos años una familia feliz ahora estaba rota. El playboy se fue de su vida dejándolo destrozado, su hijo mayor, Peter, intentó mantenerse serio y actuar como si nada fuese distinto, pero el menor no hacía más que llorar entre los brazos de su padre mientras éste intentaba ser fuerte por el pequeño...

Steve se sentía arder cada vez que se daba cuenta de todo lo que había pasado, aunque también sentía culpa, tristeza y decepción. Sinceramente no recordaba la última noche que compartió lecho con el castaño, ni la última vez que lo llamó mi amado capitán, ni siquiera recordaba su último beso... Los últimos diez años de su vida parecían ser una mentira, una cruel con un sabor agridulce. Todo se resumía a las sonrisas fingidas en fotos, falsos Te amo, falsos besos con sabor a indiferencia que decían No te quiero, el frío en la cama los días en los que ninguno de sus dos hijos le llamaban por las pesadillas. Los últimos años habían sido muerte en vida, estaba cerca y a la vez lejos de la persona que creía amar, tan cerca y tan lejos de la felicidad, solo y acompañado al mismo tiempo.

El capitán se sintió morir al reparar en la mentira que vivía, sus esfuerzos se centraban en intentar recordar cuando el millonario y él dejaron de amarse, pero la respuesta se le clavaba como un puñal en el pecho. "El día que compartiste lecho con Natasha", sí, aquella era la respuesta que pasaba una y mil veces por la cabeza del hombre de los 40s... Todo había sido su culpa, había dejado de cuidar su relación, el día que simplemente la rutina se acomodó entre ambos dejando paso a los años sin amor... Ya nada era lo mismo para ninguno de ellos... Tony en Malibú, Peter en Manhattan, James y Steve ocupando dos habitaciones en el apartamento de Bucky en Brooklyn. Aquello era lo único cierto, ninguno de los cuatro se había dado cuenta de lo que pasaba hasta que el rubio simplemente se cansó de esperar por un milagro que nunca llegó...

Steve se sintió roto una vez volvió a recordar todos aquellos hechos, alzó un poco su vista para ver como la nieve caía lentamente sobre la ciudad. La nieve se había vuelto algo así como un calmante para él, el frío de los copos cuando rozaban alguna zona de su piel le hacían recordar que seguía vivo aunque no quisiese reconocerlo. A lo lejos podía reconocer el viejo edificio donde su hijo menor y él vivían desde su divorcio un mes atrás...

*FLASHBACK*

 

POV: Steve

Me adentré en la vacía y fría torre donde por el momento vivía con Tony y James. Acertadamente Peter había tomado la decisión de independizarse en septiembre. Cuando se fue me sentí dolido, como si me hubiese arrancado un trozo de corazón, pero simplemente me resigne y sonreí dándole ánimos para su nueva vida. Al entrar en el salón del penthouse pude descubrir el completo silencio en el que vivía. No había risas, ni pasos, solamente la lluvia castigando la gran ciudad de Nueva York. La misma lluvia que me había sorprendido a escaso veinte metros de la puerta de entrada haciéndome acelerar el paso para que la compra no se mojase. Dejé las bolsas de la compra en la entrada para que JARVIS se encargarse de llevarlas a la cocina y ordenarlas, antes lo hacía yo, pero poco a poco había perdido las ganas de todo. Caminé hacia aquella habitación donde teóricamente dormíamos Tony y yo, pero en realidad las frías sábanas solo me cubrían a mí desde hacía mucho tiempo. Me quito la chaqueta y la dejo sobre una de las sillas, tan solo eran principios de noviembre y ya hacía un frío del demonio, pero eso yo ya no podía sentirlo bien. El frío era parte de mí desde hacía más o menos diez años, si recordaba bien...

Me miré al espejo por un momento para redescubrir las ojeras que ya parecían ser un rasgo distintivo de mi rostro. Me pasé las manos por la cara como si así fuese a arreglarlo todo, aún sabiendo que nada cambiaría. Caminé por aquellos vacíos pasillos de la vivienda observando las antiguas fotos familiares que Tony me había dejado colocar. En todas se podía ver con claridad las sonrisas fingidas que nos dedicábamos el uno al otro, ¿cómo había pasado aquello? Juramos amarnos hasta el final, pero no sabíamos que las cosas se desgastarían, tampoco sabíamos que pasaría tan rápido. La gente solía decir que eramos una pareja perfecta, pero pocos sabían que aquello era similar a una función que iniciaba cuando alguien entraba en nuestra casa o cuando nosotros salíamos de ella. Era más sencillo cuando estaban los dos niños, nadie se daba cuenta de las sonrisas falsas, aunque ahora estaba descuidando mucho la mía. La ida de Peter me había afectado, todo parecía ser gris, más gris de lo que ya era. No escuchaba las risas de mis hijos jugando, ni había juguetes y libros por el suelo. Todo estaba ordenado, limpio, tal y como a Tony le gustaba que estuviese la casa, pero yo no me sentía cómodo...

Como si alguien hubiese escuchado mis peticiones mudas, unos pasos comenzaron a sonar por toda la casa, pasos de alguien corriendo. Eso simplemente me arrancó una sonrisa de los labios haciéndome feliz por un momento, me dirigí al salón para averiguar quien era el bendito que había roto aquel horrible silencio. Entonces descubrí a mi hijo James corriendo por el salón siendo perseguido por Francis Barton. Me apoye en la pared observándolos, de no ser por aquel sentimiento de comodidad que sentía al verlos jugar les hubiese regañado por haber embarrado todo el suelo con sus botas manchadas. Ya no me importaba el desastre, es más, creo que me gustaba ver la casa desordenada y el suelo sucio, era extraño.

De repente mi pequeño de doce años se volteó descubriéndome allí, aquella sonrisa de sus labios consiguió ensanchar la mía. Comenzó a correr para abrazarme tal y como solía hacer, eso era lo que más me gustaba de él, su ternura.

“¡Hola, papá!” Exclamó mi pequeño frotando su corto cabello contra mi pecho. Su tono infantil me hizo sentir esperanzas, quizá todo podría ir bien.

Muchos me decían que aquello no era normal, que James dependía de mí en exceso, pero yo no podía regañarle... Necesitaba aquello, me gustaba sentir que mi hijo me quería, me necesitaba, simplemente era eso... Era un sentimiento que podía conmigo en la mayoría de ocasiones. Tony odiaba que James fuese tan cariñoso, le gustaba más que fuese distante, por eso desde muy pequeños nuestros hijos empezaron a llamarle Tony y no Papá.

“Hola, campeón.” Le contesté en el tono más tranquilo que pude mientras deslice mis dedos por su cabello ordenándolo un poco.

El niño me miró con una de sus preciosas sonrisas blancas.“Francis y yo iremos a estudiar a mi habitación, en dos horas vendrá Clint a recogerle.” Me informó y poco después salió corriendo en dirección a su habitación acompañado del rubio.

“Claro, hijo, no te preocupes...” Y antes de que acabase la oración los dos niños se habían encerrado en la habitación. Aún recordaba cuando Peter se comportaba así con Wade, pero de aquello había pasado mucho tiempo, ahora poco sabía de aquel viejo amigo de mi hijo mayor. Cada día el tiempo parecía pasar más y más rápido, aún me parecía que había sido ayer cuando James había aprendido a caminar, quería parar aquello, quería gritar, huir, pero no podía. Me siento en el sofá pensando en todo lo que estaba pasando, parecía un completo inútil, estaba solo a pesar de vivir con Tony y con James, pero solo yo conocía ese sentimiento.

Me levantó pesadamente de mi asiento, debía avisar a Tony de que la función tenía que comenzar, ese playboy no toleraba que no le avisase cuando iban a recibir alguna visita y más si era de alguno de los vengadores. Le gustaba fingir que todo estaba bien, que nos amábamos, que no eramos dos extraños que vivían en el mismo edificio, aunque realmente eramos eso.

Me adentro en el elevador para bajar en el taller de Tony (aunque realmente parecía que vivía allí) pensando en todo lo que debía decirle sobre la educación de James y de como le iba la universidad a Peter para que aquella especie de engaño pareciese creíble, aquella era nuestra costumbre. Yo educaba a nuestros hijos, los ayudaba y él solo fingía interesarse por ellos... Era un completo imbécil y yo era peor por consentirle hacer eso. Las puertas del ascensor se abren mostrando aquel taller, todo estaba desordenado como siempre. Mi marido estaba trabajando en una nueva armadura... Una más...

“Tony.” Saludé frío y secamente al hombre que teóricamente amaba. Vivíamos una asquerosa mentira y lo peor es que me gustaba aquel engaño, me sentía despreciable, no podía aguantar más.

El aludido se volteó y fijó la vista en mí, pude detectar como una mueca se formaba en sus labios. ¿Cómo habíamos llegado a esto? “¿Qué ocurre?” preguntó mientras se limpiaba las manos a un trapo que tenía sobre la mesa, aunque bien sabía que le importaba más bien poco lo que yo le fuese a decir.

Me humedecí un poco los labios intentando dibujar aquella sonrisa mansa en mis labios, pero algo debió de salir mal, porque Tony frunció el ceño observándome. “Tienes dos horas para adecentarte, esperamos la visita de Clint... James y Francis están estudiando arriba.” Tony comenzó a acercarse a mí, aquello me pareció extraño, normalmente solo se acercaba a mí cuando había alguien cerca.

Deja el trapo a un lado a apenas un metro de mí. “¿Cómo estás?” Preguntó mirándome, aquello no podía ser cierto, él no se preocupaba por mí nunca... “Te ves muy mal, parece que no hayas dormido en toda la noche...” Su mano se posó en mi mejilla mientras él se acercaba mucho más... No, eso debía ser un sueño. “Clint sospechará que pasa algo si te ve así.” Retiró la mano y se volteó para volver a la mesa. Aquello había acabado con las pocas esperanzas que aún tenía en él, le importaban mucho más las apariencias que el hecho de que yo estuviese mal.

Cerré los ojos dolido y castigue a mis labios antes de decir aquello. “Tony, no puedo aguantarlo más.” Se volteó con el ceño fruncido. “Estoy cansado del frío en la cama, de tus sonrisas falsas, de tus besos mecánicos, de que finjas que me amas... No puedo aguantarlo más...” Sentí como mis ojos se cristalizaban mientras decía aquello.

“Gracias por decirlo tú, yo no sabía como pedirte el divorcio.” Respondió con simpleza el estúpido playboy volviendo a su trabajo como si simplemente le hubiese dicho que llovía, Me quedé boquiabierto mientras sentía como mi alma se partía ante las palabras del que había sido mi marido durante tantos años, ¿cómo había pasado aquello? ¿Desde cuando quería el divorcio? Quizá ni siquiera quería escuchar su respuesta, tenía miedo a que no solo diez años hubiesen sido una mentira.

Roto me dirigí al penthouse intentando reprimir las lágrimas que peligrosamente amenazaban con salir de mis ojos, no quería llorar, no quería darle aquel lujo de dañarme. Entré en la vacía habitación en la que solía dormir, cuando conseguía hacerlo, y comenzé a recoger todas mis cosas con la intención de abandonar aquella estúpida torre cuanto antes... Cada vez que veía la foto de nuestra boda que adornaba la mesilla sentía un nudo en la garganta, nudo que fue aumentando según me encontré con más fotos de los viejos y buenos tiempos, Tony enseñando a montar en bici a Peter, la llegada de James a casa, las primeras navidades de los cuatro juntos... Todo había sido una dolorosa y larga mentira que me había atrapado, una que me había hecho tener la ilusión de que era amado y tenía una familia perfecta cuando realmente vivía con un extraño y sus dos hijos.

 

*FIN FLASHBACK*

 

Desde aquel horrible día Steve y James vivían en el antes tranquilo apartamento de Bucky, quien cuando supo de la ruptura del capitán y el millonario decidió que el primero debía volver a aprender a vivir como un soltero, sabía que aquella no era una tarea sencilla, pero estaba decidido a conseguirlo, costase lo que costase. Durante el último mes le había llevado a todos los locales que había encontrado en aquella gran ciudad, pero el capitán simplemente se dedicaba a beber sin siquiera fijarse en las muchas mujeres que se le insinuaban cada noche o en los hombres que intentaban seducirlo cada vez que estaba solo.

Estaba dolido, demasiado dolido, no quería encontrar a alguien que ocupase el lugar de Tony, ese lugar que realmente llevaba mucho tiempo vacío, no era capaz de ocupar lo. Sentía que no merecía ser amado por nadie después de lo de Natasha, tenía mucho miedo a ser feliz, tanto que no se daba cuenta de que no era el único que estaba mal... Era incapaz de comprender que seguramente el otro también estuviese dolido, no, no después de todo lo que había pasado.

Aquella noche, como tantas otras, Bucky le había obligado a vestirse para llevarlo a otro local que acababan de inaugurar, como siempre Steve no estaba muy por la labor de entrar en otro bar mediocre, ver a mil y una chicas acercarse a hablar con él y fingir una sonrisa mientras escuchaba las tonterías con las que intentaban seducirlo... Había caído en otra rutina, pero esta por algún extraño motivo le agradaba un poco, quizá era porque era algo que hacía con Bucky o quizá porque muchas de aquellas noches acababan durmiendo en la misma cama, el apartamento era realmente frío y el único con calefacción en la habitación era James porque él era un niño. A ninguno de los dos le molestaba aquella situación, pero ninguno era capaz de confesar que le gustaba dormir al lado del otro.

La que había comenzado como una noche de tantas parecía poco a poco cambiar y ser distinta, empezando por qué Bucky en vez de dedicarse a presentarle chicas hermosas y hombres atractivos se había sentado a su lado pidiendo también una copa. Aquello hizo que Steve frunciese el ceño, cualquier otra noche estaría correteando de un lado al otro del bar sin beber ni una sola copa hasta bien entrada la madrugada. Aquella era su rutina, su amigo buscaba alguien con quien juntarle y él los rechazaba en apenas unos cuantos minutos.

“¿Recuerdas cuando me disfrazaba de Santa Claus para hacer felices a tus hijos en Navidad?” Preguntó el de cabello castaño mientras fijaba su vista en los ojos del rubio, el cual estaba sorprendido y extrañado por la pregunta de su amigo, ¿a qué venía aquella pregunta en ese momento?

Miró a otro lado pensando en aquello. “Pues... Sí, lo recuerdo muy bien, James siempre intentaba tirarte de la barba y Peter no se despegaba de su pierna...” Dibujó una hermosa sonrisa nostálgica en el rostro recordando aquellos buenos años en los que sus pequeños le necesitaban más que a nadie. “¿A dónde quieres llegar?” Preguntó una vez consiguió volver en sí. Miró de nuevo a su amigo frunciendo un poco el ceño.

“Quiero llegar a que pronto será Navidad y quiero que tú me devuelvas el favor, quiero verte sonreír de nuevo y no solo al recordar los viejos años, ¿comprendes?” Tomo con suavidad el mentón de su amigo para conseguir que le mirase a los ojos para que le hiciese caso y no le ignorase como durante aquellas últimas semanas. “¿Y si simplemente olvidas a Tony, Steve? Te estás haciendo mucho daño.”

Notas finales:

Gracias por leerlo, espero que fuese de su agrado y me den sugerencias para continuarlo.

¿Quieren que me centre solo en Steve o el siguiente capítulo me centro en Tony?

Sugerencias, tirones de orejas, cartas bomba o ardillas con bazooka en reviews.

Y como dije antes: Gracias por leer.


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