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Solo tenias que decirlo por -Raiden-

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Notas del fanfic:

Pues aqui esta el regalo por saber la canción de "La música es otra medicina"


Espero que te guste mucho Maribel, y pues subire los cap en ratos, pero seran todos jejeje.

 

"-¿Que me recomiendas para una fuerte depresión.

-Alcohol, alcohol y más alcohol..."

 

Notas del capitulo:

Aqui se ven un poco las matices con las que me imagine a Killer y un misterioso Penguin...

Este primer capitulo me lo inspiro las practicas en el hospital, si se parece a la realidad es mera coincidencia.

 

Solo tenias que decirlo…

 

-Esto no fue una buena idea… - comentó serio al ver la escena delante de él.

-No es lo que yo me imaginaba… - contrasto con su amigo cuando ladeo su cabeza mirando fijamente eso que llamo su atención.

-No debiste poner toda la dosis Killer-san… - volvió para verlo con esa mirada cansada.

-Solo tenías que decirlo, Heat. - le recrimino al devolverle el frasco que le había dado hace solo unas horas.

-Pero te lo dije… - su voz seguía seria mirándolo acusadoramente al sentir el frasco vacio.

-Me cago en todo… - gruño para llevar una mano a su rostro frustrado.

Todo empezó esa misma mañana… o tal vez mucho antes…

 

 

~+~

 

 

Flash Back

 

Lo vio desde que entro a trabajar ahí, y casualmente fue un viernes, uno muy tranquilo para su gusto pero no es se quejara tampoco.

-Hola me llamo Penguin. Es un placer conocerlos, espero que seamos amigos.

Esa fue la primera vez que le escucho hablar y le encanto ese tono de voz suave acompañado de esa inocente sonrisa que le llamaba como una invitación a algo más que una amistad.

Había entrado a trabajar al hospital donde él hacía de camillero y ese chico nuevo de enfermero.

Estaba recargado en la pared con su pijama quirúrgica manteniendo la distancia, viéndolo bajo su flequillo rubio mientras todos sus compañeros enfermeros y camilleros le daban la cálida bienvenida, y él como el lobo solitario que era se cruzo de brazos para desaparecer de la escena solo siendo visto por el nuevo compañero de trabajo.

Si… Todo iba de maravilla ese día… No negaba que le gusto su cabello castaño oscuro ligeramente despeinado dándole un toque atractivo pero lindo, su tono de piel morena clara contrastando con su ajustado uniforme blanco resaltando su delgado cuerpo, pero sobre todo su lindo culo, que la verdad lo tenía en su lugar, su dulce voz al preguntar o al dar indicaciones a los pacientes siempre con esa cálida sonrisa que podía verla por horas…

Si…

Pero como ese día no había mucho trabajo, estaba buscando algo que hacer.

-¿Necesitas ayuda? - le pregunto a la enfermera de turno, su compañera de trabajo.

-Eso es acoso sexual. - contesto acomodando sus lentes.

-Solo pregunte si necesitabas algo Califa… - dijo molesto, pues siempre era lo mismo con esa chica que todo lo tomaba como una insinuación de algo que nunca pasaría… al menos por su parte no.

-Podrías ayudar a Penguin con un recorrido, eso sería mejor que estar aquí viéndome como todo un acosador Killer. - otra vez viendo cosas donde no las había.

-Si con eso dejas de quejarte sobre el “acoso sexual” - le recrimino haciendo las famosas comillas con sus dedos.

-Bien… ¡Penguin! - le llamo para que el rubio camillero le diera el recorrido.

La verdad no había sido una mala idea, podía verlo más de cerca, descubrir cuál era el aroma de su perfume, quizás tocar esa prometedora piel que se veía suave, sus finas facciones con esos oscuros ojos y cuando con esos labios delgados ligeramente rozados empezaban hablar armonizando todo con su dulce voz…

Bueno… si le gusto mucho desde que lo vio.

 

 

~+~

 

 

Le llevo a todos lados, desde la ropería, el séptico, la gaveta de medicamentos hasta los vestidores.

Durante el recorrido le miraba de reojo, aunque sabía que no podía ver sus azulados ojos, no quería incomodarlo, después de todo era su primer día, y no quería que se diera una impresión equivocaba sobre su persona. Aunque también en varias ocasiones tuvo oportunidad de acercarse a él, a sus espaldas, como cuando le indico donde se ponía cada medicamento dándole la oportunidad perfecta de inhalar el aroma de su cabello castaño, y es que era una gran ventaja ser más alto que el, pero el delicioso olor a melón del jabón que desprendía su melena le fascino al instante.

-Este… disculpa… - le saco de sus pensamientos su hermosa voz.

El rubio sacudió su cabeza ligeramente para encontrarse con su dulce sonrisa.

Solo se limitó a mirar su lindo rostro quedando mudo, con la boca ligeramente entre abierta esperando a que siguiera hablando como si fuera un can a las órdenes de su amo.

-No me has dicho tu nombre. - sutilmente le dijo.

Y es que con tanto alboroto que habían hecho por su llegada, todos le rodaban dejándolo apartado de su presencia, bueno… no es que no tuviera muchas intenciones de acercarse sonriendo como loco y esas cosas, pero él era un macho que se respetaba guardando la distancia.

Paso un minuto para que procesara todo y se presento.

-Killer…

-Vaya nombre… - dijo borrado su sonrisa, a lo que el rubio dejo de mirarle. - Es muy interesante. - volvió a decir para soltar una pequeña risita dulce.

Eso era algo a lo que Killer estaba acostumbrado. Su solo nombre provocaba en muchas personas esa reacción de desconcierto, quizás miedo si se le podía decir, pero totalmente injustificado, nunca pidió tener tal nombre pero no se cambiaria para complacer a las personas, jamás.

Aun así, cuando escucho la risilla después de esa frase, pudo sentir como se sonrojaba ligeramente, esperaba que se alejara como todos los demás en su trabajo, en su vivienda, incluso alguna que otra persona a la cual debía decirle su nombre para hacer su trabajo pero eso no lo esperaba.

Vio como el menor despeino más su castaño cabello con una mano mirando por la ventana que se asomaba al final del pasillo.

-Killer~san ¿Puede enseñarme donde está el estacionamiento? - menciono al momento de emprender la caminata hacia dicha ventana.

Su sutil caminata hipnotizo al rubio camillero, ese ligero contoneo que daba con cada paso, dejándole ver su delgada figura, su espalda no tan ancha como la suya pero si con una buena forma y ese culo que ya de por sí le encanto de inmediato.

-Joder... - murmuro para seguirlo sin titubear.

Y con eso termino haciendo que le gustara todavía más…

 

 

~+~

 

 

Habían pasado dos semanas exactamente desde que Penguin llego al servicio al que ahora se familiarizaba con suma rapidez:

Ortopedia.

El mismo en el que estaba Killer y este siempre se acercaba al menor sutilmente para preguntándole si necesitaba algo, como movilizar a algún paciente, llevarlos para tomar alguna placa radiológica en imagenología, incluso a cirugía si fuera el caso.

Habían pasado momentos muy agradables en esas incontables historias donde le ayudaba de más en las curaciones que tenía que realizar, aprendiendo a manejar el equipo médico, mostrándole como se ponía una venda utilizando su propio brazo y todo eso siempre con una sonrisa.

Esa era algo que ya le gustaba y ahora ya no podía vivir sin ella…

Y siempre que le pedía ayuda lo hacía…

Hacia todo eso casi sin chistar pero en silencio guardándose los halagos que quería decirle, pues presentía que si lo hacía todo lo que hasta ahora era una amistad muy frágil de trabajo se vendría abajo, además de que seguramente le rechazaría y eso era algo que ahora no necesitaba su fiera reputación.

Ah sí… ese distante semblante que se había creado en ese lugar donde todos prestaban servicios de salud.

Una brava reputación que solo le había costado una riña con un chico pelirrojo de la seguridad del hospital por no enseñarle su identificación por evitar que le dijera o hiciera un gesto absurdo por su nombre.

“Soldado masacre” fue el apodo que se gano por las miles de historias falsas a su alrededor sobre su pasado y de las cuales no hablaba con nadie.

Además de ser algo frió en su trato con los demás pero siempre diligente, nunca había quejas sobre su trabajo, aunque su cabello largo era una de las razones por lo que los directivos querían sacarlo, pero inteligentemente había comentado algo sobre racismo por las etnias de los lugareños, y eso fue suficiente para que no le molestaran más.

Era un lobo solitario en ese lugar… bueno había sus excepciones.

Su amigo si podía llamarse así, era un chico que estaba en el área de farmacología, Heat… quizás otro tío con un pasado turbio, pero quien era él para juzgarlo y que no hablara mucho le agradaba de sobre manera.

Ese hermoso silencio cuando fumaban un cigarrillo en lo alto del estacionamiento en la hora de almuerzo le hacía relajarse bastante.

Y la ahora pequeña amistad con el chico nuevo… solo aumentaban su misteriosa reputación. Era la única otra persona que hablaba con el rubio que no fuera un “Buenas Días” y “Con permiso”

 

 

~+~

 

 

Todos los días le ayudaba con las curaciones a los pacientes a su cargo, los movilizaba cargándolos sin ningún problema, y asistiendo a Penguin en más de una ocasión a falta de personal.

Le hipnotizaba ver cuando descubría sus labios del azulado cubrebocas, para soltar un suspiro de satisfacción por el excelente trabajo que había realizado, el ligero sudor que se deslizaba por su cuello para perderse en la piel que cubría su filipina cuando hacía algún esfuerzo al cambiar las camas o incluso cuando su mirada se entrecerraba al leer las indicaciones en los expedientes mordiendo su labio inferior acomodando en su mente las nuevas actividades a realizar...

Era el mejor y único espectáculo que podía tener…

Solo eso… y nada más.

 

 

~+~

 

 

Volvía de su hora del almuerzo para llegar al tercer piso donde estaba la especialidad de Ortopedia y el castaño que tanto le gustaba.

-Killer~san. ¿Podrías ayudarme, por favor? - esa hermosa voz hizo que asintiera levemente con la cabeza para seguirlo.

-¿Ingresó un paciente? – pregunto distraídamente mientras veía su delgada figura desde atrás.

-La señorita Monet~san del cuarto 203. - le dijo al momento de detenerse en la puerta antes mencionada.

Killer se detuvo a una distancia prudente, después de todo tenía que esperar que abriera la puerta.

Penguin como siempre le sonrío con calidez y abrió la puerta.

Pudo pasar cualquier cosa, de verdad, cualquier cosa… Un derrumbe, una manada de lobos hambrientos, un incendio, todo… todo menos eso… A lo que no estaba preparado…

-Monet~san ¿Cómo te encuentras? - su voz sonó aún más dulce para caminar hacia la chica.

-Ya mejor Penguin~chan. - respondió con una sonrisa para levantar la mirada y estirar los brazos hacía el enfermero.

En ese momento colgó la eternidad…

Observaba claramente como ambos se estaban besando.

Y el tiempo se detuvo a su alrededor…

 El espacio se contrajo en la punta de un alfiler. La tierra se abrió y los cielos se separaron… Se sentía como si hubiera tenido el privilegio de presenciar la destrucción de su mundo.

-Killer~san quiero presentarte a mi novia Monet~san. - le dijo una vez que termino dé besarla.

-Se que no puedo besar a mi novio en su trabajo pero guardemos el secreto. ¿Vale, Killer~chan? - la melosa voz de la chica peliverde recostada en la cama resonó en su cabeza.

Su mente se nublo por momentos en los segundos que se hacían horas en su cabeza, todo giraba de forma vertiginosa y a gran velocidad para dejarle una sensación enfermiza en la boca del estomago.

Quizás el ligero temblor en su mano izquierda le delato un poco, pero con toda la fuerza que ahora parecía faltarle, movió la cabeza afirmativamente para ver nuevamente la sonrisa de su compañero de trabajo.

Ahora estaba en el infierno, en su infierno…

Esa sonrisa que tanto le gustaba, que solo podía hacer el, que hacia su día brillar como nunca, estaba matándolo lentamente…como fragmentos de vidrio enterrándose en su clara piel, rasgando cada capa de dermis hasta llegar a lo profundo de su ser y dejarlo destruido por dentro…

¿Cómo pudo ser tan gilipollas?

Se ilusiono como el idiota que era de un capullo que tenía novia y encima se la presentaba con esa maldita sonrisa…

Estaba jodido en todos los sentidos…

Y apenas comenzaba su infierno.

-¿Podrías ayudarme a cargar a Monet~san? Debo cambiar su cama. - su voz ahora le torturaba amenazandolo con hacerle explotar la poca paciencia de querer golpearlo.

Golpearlo para desquitarse y luego besarlo como nunca, para decirle lo mucho que le gustaba, que él era la persona que le haría poner una bella sonrisa al despertar cada mañana después de haber follado como nunca y…

-¿Killer~san?

Se movió por inercia hacia donde estaba la chica para tomarla en brazos con sutileza escondiendo su mirada perdida en el infinito color blanco de las sabanas de la cama.

-Se ha torcido el tobillo mientras practicaba en su clase de ballet. Espero que solo sea eso. No sabes lo mal que me sentí cuando le vi entrar por el pasillo. - relataba Penguin acomodando la sabana limpia en la cama.

-Ha sido un accidente. - contestaba con un puchero la chica. - Jamás haría algo que lastimara a mi pingüinito. - volvía a usar la voz melosa sonriéndole a su novio mientras abrazaba ligeramente el cuello del camillero.

La verdad ganas no le faltaron para soltar a la chica para que se lastimara aun más… pero no podía, sus brazos que estaban tensos y ahora haciendo una extraña mueca que podía decirse que era una sonrisa bien forzada pero mínima, solo pudo notar Monet.

-Tienes suerte que el doctor te haya atendido antes de que se fuera a comer, si no es que le digo que eres mi novia seguramente se habría negado. - Penguin suspiraba al mencionarlo y terminaba de poner el cobertor.

El rubio camillero ya dejaba a la paciente sobre la cama para que su compañero de trabajo le atendiera con toda la empatía y la calidez que lo caracterizaba.

Estaba por salir por la puerta cuando…

-Muchas gracias Killer~san.

-No es nada… Con permiso.

Ese día no volvió a dirigirle la palabra.

Al día siguiente Killer no se presento a trabajar, ni día el siguiente a ese, ni la siguiente semana…

 

 

~+~

 

 

-¿Sabes algo de Killer~san? - le pregunto con una extraña tristeza en su rostro.

-Que te hace pensar que se algo sobre él… - contesto tirando el cigarrillo que estaba a la mitad, sonó bastante frio.

-Siempre los veo aquí fumando, eso significa que eres su amigo ¿no? Heat~san. – comento ladeando su cabeza viendo detenidamente las extrañas marcas en el rostro y cuello del peliceleste.

-Creo que no conoces el significado de la amistad. - le contesto mirándolo como si estuviera aburrido. Le decía todo y nada al menor.

-Ya veo porque siempre estás solo… - fue la respuesta de Penguin para irse de ahí con un mal sabor de boca.

 Heat le miro de reojo cuando se alejo y saco otro cigarrillo del bolsillo de su bata blanca.

Contemplo el cielo grisáceo por un momento, estaban en épocas de lluvias después de todo, parecía que la fina agua caería en cualquier momento.

Él sabía perfectamente la situación de Killer, que no dijera nada era otra historia aparte, pues quizás era la única persona que entendía por lo que estaba pasando y guardaría el secreto hasta que su amigo decidiera hablar de eso.

Conocía esos sentimientos que destruyen de forma silenciosa y lentamente para dejar esa sensación de vacío que nunca se va. Una cicatriz en el alma como un recordatorio de todo lo que no debías hacer jamás.

Dio una calada más para que el espeso humo llenara sus pulmones.

Todavía recordaba el papel que entrego esa mañana a la jefa del personal con la firma y sello del hospital.

Una hoja de incapacidad con el nombre de Killer.

 

Fin del Flash Back

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Cualquier cosa estoy para servirles.


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