Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando el viento susurra tu nombre por girlutena

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

QUIERO AGRADECER A TODOS LOS QUE LEYERON Y A LOS QUE SE HAN TOMADO SU PRECIADO TIEMPO DE DEJAR SUS COMENTARIOS EN MI ANTERIOR FIC 

DONDE NACE EL SOL -donde en ese tiempo la pareja principal fue Aragorn y Legolas

QUIERO AGRADECER A FELLY, POR PEDIRME QUE ESCRIBIERA LAS HISTORIAS DE LAS OTRAS PAREJAS. PUES NO TENÍA LA INTENCIÓN DE HACERLO, PERO YA PUES. ESTOY TAN EMOCIONADA DE ESCRIBIR MAS DE ESTAS PAREJAS.

ASI QUE A NADA. ESTA HISTORIA SE BASA EN EL PRIMER MOMENTO EN QUE BOROMIR Y FRODO SE CONOCIERON

Notas del capitulo:

PUES.... 

NADA A LEER !!!!

El sonido de las armaduras de los guerreros acercándose, y las pisadas rápidas de los caballos de los soldados, acercándose con mayor rapidez, se escuchaba desde lo más lejos, levantando una fuerte capa de polvo, dejando a su paso. 


Las puertas de la pequeña Comarca se abrieron a sus pasos, obligando que los fuertes y altos jinetes detuvieran los pasos de sus corceles, muchos de los habitantes hobbits de aquella comarca se agruparon en la entrada para darles la bienvenida al Príncipe y a su séquito de soldados.


El Príncipe junto con el Senescal, se quitaron sus cascos, dejando mostrando sus largas y desordenadas cabelleras. El Príncipe no pudo evitar mostrar una ligera sonrisa al ver el ceño fruncido de su Senescal y mejor amigo. El caballo con su pelaje tan negro y brillante del Príncipe relinchó inquieto, llamando la atención del corcel del Senescal. Avanzaron con pasos cortos pero seguros hasta la casa del Hobbit Bolsón.


 


El viejo hobbit les dio la bienvenida a todos los Hombres, sonriendo suavemente. Aragorn dejo que su séquito se alejara un poco para descansar, no tenían la intención de quedarse mucho tiempo.


 


-Mi sobrino estaba muy emocionado con su venida, Príncipe Elessar. –Aragorn aceptó la pequeña taza de té humeante, viendo de reojo a su amigo de pie, muy cerca de la ventana. 


-No tenemos previsto quedarnos por mucho, Baggins. –El moreno acercó sus labios a la taza, observando detalladamente todo el lugar. – ¿Pero dónde está su sobrino?


 


Boromir levantó levemente su rostro, para abrir sus oscuros ojos, fijándolos sobre la ventana; todo aquello se veía tan tranquilo, que aun así le traía demasiada inconformidad, el Adán arrugó suavemente su ceño, cuando escuchó el relinchar de su caballo. 


Aragorn asintió levemente, dándole un permiso silencioso a su amigo para que se marchara, conocía a Boromir y sabía que no era de aquellos que podía quedarse sentado o parado sin hacer nada por mucho tiempo. 


Sus pasos eran rápidos y constantes, el suave viento golpeaba sus castaños cabellos, haciéndole probar aquel olor a miel, cerró lentamente sus ojos, deteniéndose lentamente, para observar desde lo alto de la pequeña colina toda la imagen de La Comarca, un lugar sumamente tranquilo. 


Abrió rápidamente sus ojos, mostrando su ceño fruncido al escuchar las escandalosas risas de algunos jóvenes de la zona; Nahar, el nombre de su corcel golpeó suavemente su hombro, haciendo que levantar su rostro, el Adán acarició la crin blanca del animal y sonrió suavemente al escuchar su leve relinchó.


 


-Nahar, un día de estos me van a quitar mi título de Senescal y me colocaran el de justiciero. –Pero el corcel levantó las patas delanteras, para soltar su relincho, el varón soltó un suave suspiro.


 


Las pisadas rápidas de Nahar le indicaban que el peligro estaba cerca y ya había comenzado, el corcel blanco esquivaba todo con una maestría tan perfecta de un caballo élfico, el Adán acarició suavemente la crin de su corcel, obligándolo a que disminuyera la velocidad y que no hiciera ruido.


El Adán se bajó lentamente de Nahar, para caminar suavemente hasta el grupo de chicos que habían empezado a gritar mucho más fuerte. Frunció fuertemente su ceño al  ver como golpeaban a alguien.


 


-¡Tú no perteneces a nosotros! –La voz de uno de esos jóvenes hobbit, mientras que le soltaba una patada al estómago del hobbit que se encontraba tirado en la arena. 


-Me habían contado cosas buenas de los hobbits. –Los jóvenes se voltearon rápidamente y asustados al ver el gran cuerpo del Adán, de pie sobre una pequeña montaña, muy cerca de ellos.


Instintivamente retrocedieron al ver el ceño fuertemente fruncido del Adán, Nahar relinchó detrás del pelinegro, haciendo notar su presencia, viendo como los hobbit salían corriendo despavoridos.


  


Intenté abrir lentamente mis ojos, llevando mi mano hasta la parte de mi estómago, cerrando rápidamente mis ojos al sentir una fuerte punzada, empecé a removerme inquieto al ya no sentir sus fuertes golpes ni sus insultos; pero aun así sentía una desconocida esencia.


 


 Aún recuerdo el primer día en que lo vi;  sentado un poco aparte había un hombre alto de cara hermosa y noble, cabello oscuro y ojos grises, de mirada orgullosa y seria. Estaba vestido con manto y botas, como para un viaje a caballo, y en verdad aunque las ropas eran ricas y el manto tenía borde de piel, parecía venir de un largo viaje. De una cadena de plata que tenía al cuello colgaba una piedra blanca; el cabello llegaba a los hombros. Sujeto a un tahalí llevaba un cuerno grande guarnecido en plata que ahora apoyaba en las rodillas. 


Tan alto, con una imagen tan imponente, el sol brillaba en lo más alto del cielo, proyectándose en la espalda de aquel Adán, sus cabellos tan oscuros pero un brillo como la miel y unos ojos de un gris, tan expresivos y penetrantes, mantenías tu rostro varonil, tan inmutable ante cualquiera.


 


Tuve que recordarme que debía respirar, aún me encontraba tirado en la arena, tenía tu penetrante mirada sobre mi pequeño y menudo cuerpo de hobbit, me sentí nervioso cuando te bajaste de la pequeña colina, mientras te acercabas a mí, con pasos lentos pero seguros y te colocaste de cuclillas delante de mí, tu cuerpo era de gran magnitud a comparación con el mío.


Tu rostro al igual que tu cuerpo se veía tan bruscos, pero a la vez me hacían sentir seguro, cerré lentamente mis ojos al sentir como tus dedos callosos pasaban con demasiada suavidad y delicadeza sobre mi mejilla.


 


-Auch. -Rápidamente mis mejillas enrojecieron, avergonzado agaché mi rostro, rogando que no hubieses escuchado aquel quejido. 


-Abre tus ojos. -Una extraña corriente eléctrica pasó por mi columna vertebral al escuchar aquella voz tan profunda, tan varonil, mientras tomabas delicadamente mi barbilla, para levantar mi rostro, me atreví a abrir lentamente mis ojos, para ver como tu rostro se encontraba totalmente cerca de él. 


Tus ojos grises se fijaron en mis cuencas azules, mientras que el calor en mis mejillas empezaba a aumentar, pero como si no hubiésemos conectado nuestras miradas, te colocaste de pie tan rápido que casi tropiezas con ellos mismos. 


-Te llevare a casa. –Tu mano tomó delicadamente la mía y de un suave y rápido tirón mi cuerpo cayó sobre tu pecho, mis manos se atrevieron a palpar suavemente tu duro pecho y no pude imaginar que a pesar de que eras tan grande y que mantenías una actitud tan fría, tus manos y tu cuerpo pudieran emanar una calidez reconfortante. 


Me subiste a tu caballo blanco, que se encontraba a la espera de seguir alguna orden tuyo, mientras que mi cuerpo empezaba a tensarse, delante de ti, cuando tus fuertes brazos cruzaban mi cintura para tomar las riendas del corcel, en un momento pensé que tenías prisa de alejarte de mí, pero lentamente me fui relajando a tal punto de apoyar mi espalda sobre tu pecho, sintiendo aquella suave calidez, sintiendo aquel aroma tan varonil de tierra húmeda. Sin saber que mi cuerpo empezaba a reclamarte como suyo, atiné a cerrar mis ojos azules.


 


-Hey, no te duermas, hobbit. –Tu voz sonó como un suave susurro, entre mi oído, haciéndome sentir un suave e intenso escalofríos en mi columna vertebral. 


-Me llamo Frodo; Frodo Bolsón.


-Así que tú eres el famoso sobrino del viejo Bilbo. –No pude evitar arrugar mi ceño al escucharte hablar de esa manera de mi tío, pero mucho menos se me paso de ser percibido aquel "famoso" en aquella voz que prácticamente denotaba una suave burla. –Pero si tan solo eres un niño. 


-No soy un niño, muy pronto cumpliré los catorce años. –No pude evitar fruncir mi ceño, al escuchar aquello y mucho menos que mi voz saliera tan cortante, quise separarme del calor de tu pecho, pero tus brazos apresaron mi cintura, sin darme la oportunidad si quiera de que me moviera. 


-¿Muy pronto?


No pude evitar esconder mi rostro en tu pecho, sintiéndose completamente avergonzado, escuche como soltabas una suave y apenas audible risa y rápidamente lleve mis manos hasta mis orejas intentando cubrir aquella vergonzosa actitud al escuchar como soltabas una sonora carcajada, pero en vez de sentirme frustrado, sentí un ligero calor crecer en mi pecho.


El suave trote del gran corcel, eran lentos y pausados, al igual que el latir del corazón del Adán, como si aquellos dos fuesen uno.


Lentamente el hobbit fue levantando su rostro para observar discretamente el rostro varonil del moreno, aun tenia ligeramente su ceño fruncido y aunque su cuerpo se encontraba relajado, seguía manteniendo su postura recta, manteniendo sus sentidos alerta, de cualquier ataque sorpresa. 


El moreno agacho lentamente su rostro, quedándose embelesado en esos ojos tan brillantes, tan azules, era lo más hermoso que había visto, muy parecido a la calma de La Comarca.


 


-¿Por qué está aquí, senescal? –El moreno arrugo levemente su ceño al oír aquel -sobrenombre- que hace poco el Rey se lo había otorgado, después de tanto esfuerzo, aun se le hacía extraño que le llamaran Senescal. 


-He venido a hacer unas rondas, con el príncipe Aragorn. 


-¿¡El príncipe está en La Comarca!? –Inmediatamente el hobbit asintió la penetrante mirada del mayor, sintiéndose completamente inferior al ver como aquellos hermosos ojos empezaban a oscurecerse.


 


-¡Frodo! –La voz de su tío sonó fuertemente  en sus oídos, sintiéndose completamente aliviado de ya no tener aquella mirada sobre su cuerpo. -Espero que mi sobrino no le haya causado problemas, Senescal. 


El pequeño hobbit sintió sus mejillas enrojecer al sentir las fuertes manos del Adán sobre su cuerpo, levantándolo en vilo, para bajarlo del gran caballo, rápidamente el menor corrió a esconderse a alguna parte de su casa, sintiendo aun la mirada del mayor sobre su espalda. 


Boromir se quedó resguardando la entrada de aquella pequeña casa, apoyando suavemente y sin darse cuenta su mano sobre su pecho, palpando suavemente la pequeña armónica que se encontraba escondida en su bolsillo.


 


Soltó un largo suspiro, llevando sus brazos detrás de su cuello para tumbarse en el verde pasto, aquella Comarca era tan pequeña y sumamente pacifica, nada que ver para un hombre que había crecido durante una guerra y vivido en guerras, sus ojos se fijaron en los suaves colores que mostraba aquel cielo, que jugaban entre el naranja y el azulado, recordando los ojos tan vivaces de aquel pequeño hobbit. 


Frodo se había sentado en una las sillas de la cocina, después de esconderse en su cuarto por un buen tiempo, desilusionándose al pensar que el senescal iba a ir detrás de él, cuando salió de su habitación no pudo evitar sorprenderse por encontrar al Príncipe conversando amenamente con su tío. 


Aragorn no pudo evitar estudiar el cuerpo menudo del Hobbit; le sonrió suavemente aceptando el nervioso saludo del pequeño rubio, entendiendo porque su amigo se encontraba aturdido cuando le encontró en la entrada de la casa. 


Después de entregarles una taza de té de jazmín a cada uno, Frodo regreso a la cocina, llevando sus ojos zafiros hasta una pequeña colina, algo alejada a su casa, donde Boromir se había arrecostado para admirar toda La Comarca.


Cerró lentamente sus ojos, llevando su mano sobre su pecho al sentir como su joven corazón empezaba a desbocarse por aquel hombre.


 


Boromir abrió sus ojos, llevando inconscientemente sus labios hasta la pequeña armónica, soplando suavemente cada nota, creando una suave canción a la vez que los ojos de aquel pequeño aparecían en su mente; cada nota fue creada para aquella persona, entendiendo el amor que su amigo sentía por aquel elfo, entendiendo por primera vez la necesidad de quedarse en un solo lugar y formar una familia.


 


Bilbo detuvo su charla para mirar por la pequeña ventana de la casa, buscando al dueño de aquella hermosa melodía. 


-Aquel es Boromir. –La voz del Príncipe llamó la atención de los dos hobbit, mientras observaba a su amigo ensimismado en aquella dulce y suave melodía. 


-¿El Senescal? 


-Mi amigo ha cautivado muchos corazones tan solo con las hermosas melodías que compone. –Frodo escucho claramente lo dicho por Aragorn, sintiéndose celoso al pensar en aquellas personas que tuvieron antes que él al Senescal y avergonzado escondió su rostro en la taza de su té, sin darse cuenta de la pequeña sonrisa divertida que le daba el Príncipe. 


Aragorn se puso lentamente de pie a la vez que Bilbo caminaba hasta la puerta, Frodo escucho como los mayores se alejaban y él los siguió muy de cerca, vio divertido como el Adán tuvo que agacharse para salir por la pequeña puerta. 


-¡Boromir, nos vamos! 


-¿Ya se van? –El pequeño hobbit se había acercado hasta el Príncipe y sintió sus mejillas arder al ver los ojos tan negros del mayor, mirándole divertido. -Quiero decir... mañana en la noche se va a celebrar el festival de La Comarca... si desean pueden quedarse... Va a ver mucha comida... fuegos artificiales... y... la mejor cerveza de La Comarca.


 


Aragorn quiso reír a carcajadas al escuchar aquella voz tan avergonzada y apenas audible en un murmullo, quiso acariciar y jugar con sus cabellos rubios y con sus pequeñas y sonrojas orejas, pero antes de intentarlo Boromir llego a su lado, mostrando su ceño fruncido y emanando un aura algo temible, pero él tan solo sonrió considerando aquella tentadora propuesta; podría fastidiar a su amigo en todo el tiempo que le tomaran de viaje antes de llegar a su destino. 


-Me parece muy buena idea.


 


-Solo tengo que alistar a los caballos. –El Senescal se había detenido a unos cortos pasos de su amigo, al ver como este le hacía una seña para que olvidara su reciente orden, frunció levemente su ceño y escondió sus manos en los anchos bolsillos de su pantalón. -¿Qué planeas hacer ahora?


 


-Nada amigo mío, aquí el joven Frodo nos ha invitado a asistir a la fiesta de mañana. -Boromir no pudo evitar fruncir notablemente su ceño, cada vez le parecía que Aragorn tomaba a la ligera su título como Príncipe. 


-Sabes que tenemos que estar en tres días en Minas Thirit 


-Lo sé, lo sé. –Boromir intentó evitar un suspiro abatido al ver como el moreno movía su mano en señal de que olvidara aquella misión. –Igualmente así nos quedaremos.


 


El senescal soltó un suspiro frustrado, negando fuertemente su cabeza, dejando que el dolor que empezaba a aturdirlo, se alejara rápidamente. Llevó sus dedos para acariciar su sien, mientras veía como Aragorn tomaba ligeramente el hombro de Bilbo para alejarse del lugar y sabía que lo hacía a propósito.


 


-Yo... yo no sabía que ustedes... –El menor agachó su rostro avergonzado y triste. 


-No es tu culpa. Él siempre lo hace. –El hobbit le miró por unos segundos para dirigir su mirada a la espalda de su tío y la del Príncipe que ya se habían alejado lo suficiente. -Sé que cuando lo coronen Rey y yo sea su Senescal, me va a dar dolor de cabeza. 


Boromir llevo su rostro, aun mostrando aquella molestia en sus ojos, al cuerpo de Frodo que había empezado a reír suavemente, el Adán sintió como el aire se le escapaba de los pulmones, nunca había oído una risa tan suave y sutil, el menor había escondido parte de su rostro en la palma de su mano y por un ligero instante quiso arrebatársela para cubrirla con sus labios.


 


-Senescal... 


-Boromir, mi nombre es Boromir. –El menor llevo sus manos, para jugar nerviosamente con sus dedos, al saber el nombre directamente del Adán. 


-Boromir. -El menor susurro suavemente aquel nombre, sonrojándose en el proceso, alegrándose inmensamente de que la suave luz del atardecer cubrieran su sonrojo. Sintiendo como el mayor le miraba, tal vez sí le había oído. – ¿Usted y el Príncipe son muy buenos amigos? 


-Nos hemos criado siempre juntos. –El Adán soltó un suave suspiro recordando todas las travesías que habían tenido. –Y siempre he tenido que cuidarle la espalda. 


-Ya veo. –Boromir pudo darse cuenta del cambio repentino de aquella dulce y jovial voz. 


-¿Te fastidian mucho? 


-Yo... a mi... –El menor sabía que no podía mentirle, le había visto tirado en el suelo, con las mejillas empapadas de suaves lágrimas y un apenas visible golpe en el labio. Soltó un suave gemido y respiró todo el aire que cabía en sus pulmones. –Dicen que soy muy raro, que no parezco un hobbit. 


Boromir apoyo su mano sobre la cabeza del menor, acariciándole suavemente sus rubios y sedosos cabellos, soltó un ligero suspiro.


-A mi también me fastidiaban mucho. –Llamó la atención del pequeño hobbit, viendo como este levanta su sonrojado rostro, para mirarlo con esos hermosos ojos azules. –Decían que no servía para estar al costado de la familia real. –El mayor negó ligeramente su cabeza, intentando no recordar aquella etapa de su vida. –Debes ser fuerte y no dejarte amilanar por lo que digan los demás. Van a ver muchas personas que te digan lo que no puedes hacer. –Boromir cerró unos segundos sus ojos, pero luego los abrió para mirarle decidido. –Pero solo tú puede elegir. ¿Has entendido? 


El menor asintió suavemente, mostrándole una hermosa sonrisa, haciendo sonrojar levemente al mayor, quien retiro avergonzado su mirada de los ojos brillantes del hobbit.


Caminaron lentamente a la casa al oír el fuerte llamado de Bilbo, quien a pesar de andar "entreteniendo" al príncipe, no olvidaba que su pequeño e inocente sobrino se encontraba a solas con un hombre mucho mayor que él.


  


Boromir cerró lentamente sus ojos sintiendo la suavidad del mullido colchón y las frescas sábanas, podía sentir el dulce aroma a manzanas y canela y atinó a sonreír suavemente al recordar como el hobbit, con sus mejillas sonrojadas, le prometió prepararle su postre favorito.


Escuchó como la puerta se abría con suavidad para luego cerrarla lentamente, se dio cuenta que por los pasos era Aragorn, sin aun abrir los ojos se dio la vuelta con la intención de darle la espalda a su amigo.


-¿Así que el pequeño Frodo, está preparando una tarta de manzana? -El senescal arrugo levemente su ceño, soltar un leve gruñido al escuchar el diminutivo para el hobbit, pero no se atrevió a decir nada. -Es muy bonito ¿Verdad? 


-¿Cómo está Legolas? –Frunció fuertemente su ceño al escuchar el bufido de burla que soltó su Príncipe. 


-Él es demasiado hermoso, pero cada uno tiene su luz propia.


 


Aragorn se sentó en el filo de la cama de su mejor amigo, para soltar un fuerte suspiro, cuando Boromir abrió sus ojos, se dio cuenta que la luna brillaba firmemente, dejando que su suave luz ingresara por la pequeña ventana de la habitación. 


-¿Preocupado? –Boromir fijo sus orbes grises sobre aquella hermosa luna, para observar el rostro apacible de su amigo. 


-Para nada, sabes que ante los orcos somos invencibles. –Boromir conocía a la perfección a su mejor amigo, sabía que tenía demasiadas ganas de volver a ver a aquel hermoso elfo y ahora él, se sentía cada vez más extraño e inquieto al pensar que tendría que alejarse de aquel hermoso Hobbit.


 

Notas finales:

wiiiiii pues 3163 palabras (creo que nunca habia escrito tanto en un primer captilo)

Espero que les haya gustado y pues, espero con emoción sus comentarios *-*

BESOS!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).