Eso.
Eso tenía que ser suyo.
Su vista resplandecía como nunca antes, su corazón latía de una forma irregular y acelerado. Ya no podía contener el grito de emoción y, efectivamente, no lo hizo.
-¡¡Kyaaaa!!.
Al instante la gente que pasaba por su alrededor se detuvo a mirarlo con sorpresa, curiosidad y burla. Era común ver a un niño o niña gritar en plena calle pero definitivamente era una verdadera sorpresa encontrarte con un adulto rubio, muy guapo, pegado, literalmente, en el vidrio de una tienda.
-Mamá…¿Qué le pasa a ese señor?. -preguntó un niño jalándole la manga de la chaqueta. La mujer al instante bajo su mirada hacia su pequeño hijo y le sonrió nerviosamente.
-Nada, no le pasa nada. -lo tomó de la mano y se dispuso a irse.
-Pero Mamá- la detuvo y apuntó al hombre rubio- Está golpeando el vidrió con su cabeza.
Ella no quiso ni mirar al joven y tomó, nuevamente, a su hijo con mayor fuerza y se lo llevo rápidamente, ¡Ya no se podía comprar tranquilamente sin que un loco apareciera!.
Por otro lado, ajeno a los pensamientos y miradas de la gente, el rubio tenía una hermosa sonrisa y miraba algo dentro de la vitrina con suma atención.
-Oh…Le diré a Sasuke que me lo compre.-murmuró hipnotizado y se alejó de la tienda saltando felizmente.-¡Se acerca mí cumpleaños!-sonrió-¡Kyaaa!.
Y eso va estar en mis manos.
Mis manos.
ooO*Ooo
El oji azul colocó los platos con espagueti sobre la mesa para después sentarse; Sasuke lo miró con curiosidad, ya que era raro encontrar a su novio callado, y tomó el tenedor para empezar a comer lentamente. Naruto inspiro lentamente, vio de reojo al azabache y se dispuso a romper el hielo.
-¿Sabes…? Hoy vi algo muy lindo.
-Hmp.
-Y estaba en un tienda que queda a dos cuadras de aquí.-informó rápidamente, tenía que decirle donde se ubicaba para que se lo comprará-Era un zorro de peluche muy grande, ¡Y era muy lindo!.
-Hmp.-masticó lentamente la comida sin prestarle atención.
-La tienda se llama razengan y, ¿Sabes qué?, faltan dos días para un algo muy especial…-compuso su mejor sonrisa entre seductora y niño bueno-Adivina qué es.
-El funeral de un rubio parlanchín.-desdoblo la servilleta y se limpió pulcramente sus finos labios y quitó en el proceso restos de la rica salsa. Se levantó y recogió su plato, el cual estaba vacío; dejando a Naruto con la boca abierta y un largo tallarín saliendo por ella.
¿Cómo el Teme de su novio no se acordaba de su cumpleaños? ¡Por Dios! Tuvieron cinco años de un largo noviazgo y se encontraban en el proceso de convivir y vivir juntos algo que tenía que declarar con sumo orgullo: llevaban tres largos años sin matarse en la misma casa, ¡¿Y no se acodaba de su cumpleaños?!.
ooO*Ooo
El tan esperado día por Naruto llego en un suspiro y este ya no cabía en la enorme felicidad que sentía, ya ansiaba tener en sus manos ese enorme peluche de felpa. Iba a amar aún más a su novio gruñón y es más, lo iba a idolatrar. ¿Y cómo no hacerlo? Sí se llevó el resto de los días que faltaban para su cumpleaños mandándole indirectas para que le comprara el hermoso peluche.
Nueve de octubre por la mañana y Naruto ya se encontraba, raramente, despierto y no porque él lo quisiera así, o no, claro que no; porque sí fuera él, se pasaría el resto del día durmiendo como un oso en pleno invierno. Sus primeras horas para su cumpleaños y ya empezaba con el pie izquierdo. Al lado él se encontraban esas dos brujas, exactamente, su madre kushina y su mejor amiga Sakura.
La fiesta se celebró en la casa de la segunda todo encantadoramente decorado, en la mesa diversidades de comidas chatarras y bebidas, alcohólicas y no. La música del momento a todo volumen y los amigos más cercanos del rubio bailando en el living.
Todo espléndidamente encantador, claro, lo fuera así si su novio se encontrará presente. Porque así de sencillo, este no estaba. Y Naruto juró por todos los santos no perdonársela por jamás de los jamases.
Lo llevaron al centro de la mesa donde se encontraba un hermoso pastel naranja con su nombre escrito en el centro, le cantaron la conocida canción del ‘Feliz cumpleaños’ y el momento de apagar las velas llego.
-¡Que no se te olvide el deseo!.-gritó un eufórico y borracho Kiba, el cual no paraba de reír y festejar con una baso de wiski en mano.
Cerró sus parados y ocultó sus orbes celestes, inspiró aire por la nariz, acerco la cara al pastel y lo expulso lentamente por la boca. Apagó las velas y pidió con anheló su deseo.
La fiesta termino entrada la noche y Naruto se encontraba cansado, tenía todo perfectamente planificado para el asesinato de su tonto novio y rezaba secretamente de que este se encontrará allí.
-Vamos, te llevo a tu casa.-dijo Sakura extrañamente amable, lo sostuvo de un brazo y lo arrastró hacía el coche.
-…Claro.-le respondió receloso y no es como si pudiera negarse porque ya se encontraba sentado en el asiento del copiloto con el cinturón de seguridad fuertemente apretado a su torso.-En vez se salvarme de un accidente voy a morir asfixiado por esta cosa- murmuró resentido.
Por su parte la mujer introducía los numerosos regalos a los asientos traseros con una enorme sonrisa. El camino fue un silencio horripilante, como si acabaran de enterrar a alguien y Naruto no podía estar más confundido, primero por la ausencia de su novio y el mutismo de Sakura.
-Llegamos.-anunció la antaña con una fuerte frenada y por fin el maldito cinturón de seguridad hizo de su buen huso, ¡Evitar que Naruto se rompiera la jodida nariz!.
Esta se volteó hacia su amigo y lo rastrojeo por todos lados hasta que encontró la llave de la casa, se bajó del auto con los regalos en mano, abrió la puerta de la casa y los dejó allí. Después se acercó a Naruto, el cual tenía un autentica mirada de horror ¡Si lo llego a violar!, con una pícara sonrisa y lo saco de un fuerte galón de brazo para después subirse al asiento del piloto-¡¡Que disfrutes!!-y se fue manejando como una verdadera loca.
Entró tímidamente a su hogar, todo se encontraba en silencio y con todas las luces apagadas. Cerró la puerta con seguro y con paso lento se acercó por donde provenía la única luz de la casa.
Allí en el centro del comedor se encontraba Sasuke, con una sonrisa ladeada y vestido pulcramente, la mesa arreglada de forma elegante; dos platos en cada extremo, unas hermosas copas con un vino tinto y dos grandes velas en el centro.
-Sasuke…-los ojos del rubio se abrieron de la impresión y una sonrisa adorno sus labios, se le acerco todavía confundido y se arrojó a los brazos de nombrado-Sasuke…-lo miró y se acordó de que había hecho un juramente-¡Grandísimo bastado!.
Toda la magia del momento se fue por la tasa del baño.
-¡Métete tus velas por el culo!-se separó hecho una fiera y agarró las nombradas dispuesto a metérselas él mismo a su novio.
-¡¿Qué…?!.-exclamó alterado, ¡Esa reacción no se la esperaba!-¡Cálmate!.-lo apresó, nuevamente, entre sus musculosos brazos.
Se acercó a la mesa y tomo de esta las hermosas copas de vino tinto y le entrego una a Naruto, este al recibir la copa se la acerco a los labios e introdujo todo el líquido de una sola bocanada a su cuerpo.
-Está bien, está bien.-levantó la vista de la copa vacía y le regalo una hermosa sonrisa-Espero que tengas mi regalo-le advirtió-O que tengas más vino.-se saboreó lentamente los labios-Esto está bueno.
Zorrito.
Mi precioso Zorrito de felpa.
-Claro que los tengo, los dos.-sonrió arrogante, tomó la cara botella de vino y lo dirigió a empujones hacia la habitación, se sacó el chaleco y compuso su mejor sonrisa sensual-Aquí.-lo empujó hacía en la cama-Está tu regalo y aquí-alzó su mano mostrándole la botella-Está tu vino.
Naruto no entendió nada de nada y menos cuando no vio a su preciado zorrito en la alcoba, y aún menos cuando Sasuke lo despojo de toda su ropa y lo beso con una pasión desbordante y se posicionó encima de él.
Pero lo que sí vio fue el caro vino introducirse en su boca y lo él degusto como nunca en la boca y lengua de Sasuke.
Total…Más vale que nada, ¿Cierto?.
ooO*Ooo
Y de eso ya había pasado un mes y medio y ya estaban a fines de noviembre, el bastardo al final no le había regalado SU zorrito de felpa pero a cambió le había hecho el amor como ninguna otra vez, ¡Pero vamos, si le dieran a escoger entre SU zorrito y hacer el amor preferiría mil veces más lo primeo! Lo malo de todo esto es que definitivamente el alcohol no era su amigo, porque andaba con un dolor de cabeza y estomago tan horrible que ni las venditas pastillas los curaban, ¡Y eso que fue hace un mes y medio!.
Se estaba replanteando ir al hospital y así lo hizo; fue al consultorio de su abuela paterna. Al entrar a la instancia se encontró con Shizune, la esclava de su abuela, y en más de una ocasión se preguntó si la chica era masoquista; es decir ¡¿Quién en su sano juicio aguantaría a una vieja alcohólica y mandona?! Por qué él no, ya tenía suficiente con su emo y huraño novio.
-Naruto, que sorpresa encontrarte por estos lugares- dijo extrañada ya que el chico al ver mínimamente una bata blanca huía como un condenado al que le levantan la sentencia.
-Es que no me he sentido bien últimamente-confesó con miedo y disimuladamente miro las paredes de color pastel para encontrar una salida urgente.
-¡Oh!-expresó sorprendida-¿Y qué te pasa?.
-Si lo supiera no tendría la ‘amabilidad’ para venir a este lugar-pensó rechinando los dientes.
-Vaya, vaya, vaya mira lo que nos trajo la marea.
Una nueva voz burlona se vio involucrada a la conversación y el corazón de Naruto latió como loco al reconocerla y se deprimió aún más; ya era tarde para huir.
-¿Te has estado alimentando bien?.-preguntó Tsunade profesionalmente mientras revisaba los resultados de muestras de sangre de su nieto en una cómoda silla de cuero, la verdad es que se sentía victoriosa; no cualquier de los doctores de la ciudad podía contar de que le había sacado sangre al indomable Namikaze porque su nieto era una leyenda entre los hospitales.
-Perfectamen.-
-¡¡Shizune!!-lo interrumpió y el blondo no podía contener las carcajadas, ya habían llamado a la sirvienta-¡Tráeme el mi tranquilizante para los nervios!.
-¡Sí, Tsunade!.-se oyó a la nombrada hablar nerviosamente a lo lejos, Naruto se cruzó de brazos y miró a su abuela con reproché.
Eran extrañamente tenebrosos sus cambios de humor, pero el doncel se convenció de que derivarán al dolor de estómago y cabeza.
-¿Qué? Chico, tú no eres mi mamá- se excusó cuando la puerta fue abierta rápidamente y Shizune le traía un pequeño vasito.
-Joder, estás trabajando.-frunció el ceño cuando el olor a licor le inundo las fosas nasales y unas terribles ganas de vomitar le ascendieron por la garganta, disimuladamente se apartó un poco.
-Como sea, ¿Te has estado alimentando bien?.-reiteró la pregunta mientras que su mano derecha se dirigió al delicioso néctar y su vista en ningún momento se separó de los documentos.
-Sí.
-¿Te has estado ejercitando bien?.
-Sí.
-Uff Esto esta fuerte...-murmuró cuando dio un largo trago al líquido, suspiró y dejó los papeles en la mesa con su pequeño vasito; su lado profesional salió a la luz nuevamente-Bien Naruto, te debo de dar la noticia de que serás padre, ¡Felicidades!.-se le acercó para darle un abraso.
Okey ese había sido el diagnóstico recibido más raro y extraño para el doncel. Una vez lo habían diagnosticado con intoxicación por comer mucho ramen, eso era normal. Era normal que fueran, Sasuke y Naruto, al hospital lesionado por una absurda pelea de que el otro le era infiel y el diagnóstico fue un ojo y mejilla morada para el azabache y un caso de histeria para el rubio.
-Estás borracha, ¿No?- la detuvo sorprendido, eso debía de ser un broma pesada de su abuela-Tsunade la edad y el alcohol te está afectando.
-Agradece de que estas en cinta porque si no, no te salvas de la paliza.-advirtió-¡Y háblame con más respeto!-le sonrió tiernamente-¡Felicidades!.-repitió y Naruto se dejó abrazar mansamente.
¡¿Un bebé?! Debía de ser una broma, busco desesperado a los ojos de su abuela pero ella no tenía ni pisca de burla al contrario lo miraba de forma maternal.
Tenía que aceptar la realidad. Una cruel realidad a los ojos de Naruto.
-¡Maldito Sasuke!-gritó enojado y se levantó hecho una furia-¡Es como si me estuvieras dando mi regalo de cumpleaños atrasado!-saltó asiendo un berrinché-¡Y no me gustó!.
ooO*Ooo
Veinticinco de Diciembre no tardó en llegar, esa fecha tan especial para el mundo, una fecha en la que puedes reunirte con tu familia y amigos, esa fecha en la que nos une a todos. Y Naruto ya no podía más cansado emocional y físicamente, llevaba veintisiete días con el conocimiento de que iba a ser padre, ¡De que estaba embarazado! Y para el doncel rubio esos veintisiete días habían sido los peores de su vida:
Los mareos y vómitos lo tenían casi muerto, si no fuera por el casi ya lo estaría; últimamente le daba más sueño de lo normal y su humor eran tan pero tan bipolar de que ya no se reconocía, ¡Hasta había mandado a Sasuke a dormir en el ‘cómodo’ sillón! Porque según él, la cama era muy chica para ambos.
No se lo quería decir a Sasuke, claro que no; primero tenía que confirmar algo en ese día tan especial y las fiestas de Navidad quedaron en pasarla nada más que ellos dos en la casa, disfrutando en pareja.
Y allí estaban en el living con el arbolito decorado bellamente por Sasuke, si leyeron bien, por Sasuke. Ya que el blondo no quería hacer nada de nada, no le quedó más remedio que decorarlo el azabache, pero el azabache tampoco quería armarlo y por amenazas de su novio, con cortarle a Sasu-chan, lo armo como si le hubieran salido dos pares de manos más.
La mesa era decorada de manera elegante: con diversos tipos de carne, vinos y bebidas. Un Naruto echado, literalmente, en el sillón y aguantándose las ganas de arrasar con toda la exquisitez de que había en la mesa, Sasuke todavía peleando con el condenado árbol artificial para que se parara y se apuraba lo más rápido posible en colocar los adornos y luces.
Cinco minutos para las doce de la noche y Naruto se levantó perezosamente del sillón, miro con suma pero suma concentración los regalos esperando encontrar el que con tanto anhelo había pedido de deseo en su cumpleaños. Pero ninguno tenía una forma de zorro, ¡Ninguno!.
¡¿Su Zorrito de felpa dónde estaba?!
¡¿Dónde?!
Frunció las cejas hasta que estas se convirtieron en una fina línea.
-Sasuke, te odio tanto-pensó rencorosamente.
-¡Por fin te gane condenado árbol!-gritó un extasiado Sasuke y se levantó con una fina capa de sudor cubriéndole la frente y respirando agitadamente-¡Nadie le gana a Sasuke Uchiha, nadie!- se le acercó amenazante-¿Entendiste?.
Las doce en punto, Naruto se le aproximó con un confeti en mano y una sonrisa espeluznante.
-¡Feliz Navidad Sasuke!-agarró con firmeza el cono circular entre sus manos-¡¡Seremos padre!!-y lo abrió ocasionando un fuerte sonido.
-¡¿Qué?!-gritó sorprendido y brincó del susto ante el estallido del confeti, al instante de este salieron diversos papelitos de colores chillones.
-¡¡Seremos padres!!.-repitió con una enorme sonrisa.
Y Sasuke ya no pudo más ante la noticia, se fue de espaldas y arrastro al piso el arbolito que tanto esmero le había puesto. Un fuerte y sordo sonido se escuchó por la casa. El doncel miro al azabache con total incredulidad, porque… ¡Se había desmallado! Por un momento, por unas milésimas de segundos se sintió mal.
-Le debí de decir de otra manera.-pensó con angustia y su mirada se fijó en los pies de Sasuke donde se encontraban todos los regalos y recapacito de su tan ansiado zorrito de felpa no estaba allí-¡Jump! ¡Te lo mereces!.-Se encaminó a la mesa de comida, tomó un plato y puso en él un pedazo de pavo, el pedazo más apetitoso para su gusto; el pecho. Tomo un pedazo de pan de pascua y baso desbordado de bebida.
Y con una enorme sonrisa se dirigió a la habitación ya que no pensaba comer delante del desmallado Sasuke, no será que mientras este comiendo sienta compasión por este. Se pasó la lengua por sus finos labios ya deseando tener ese pavo en su boca y entro al cuarto.
Pero no paso más allá del umbral, sus piernas se tambalearon peligrosamente al igual que sus brazos y sus ojos se abrieron más de lo normal, ¡delante de él se encontraba su queridísimo zorro! Un zorrito regordete y de color naranjo oscuro lo esperaba en la gran cama y sin pensarlo más soltó la comida y cayó derramada en el piso, ¡¿Pero que importaba?! Se aventó como un maniático a la cama y abrazo al enorme zorrito de felpa con un aura de pureza irreal rodeándolo.
¡Mío!
¡Mío!
¡Mi precioso felpudo!.
¡Y de nadie más!
-¡Sasuke, te amo tanto!-chilló como una niña hasta que un sonoro rugido, proveniente de la barriga de Naruto, paro todos los abrazos de este. Su sonrisa poco a poco desapareció y su mirada, ahora angustiosa, se dirigió a su riquísimo plato de comida, ¡Estaba derramada en el piso!.
Sus ojos se aguaron y apretó más al zorrito.
-¡¡Sasuke, te odio!!.-gritó a todo pulmón mientras le cantaba al desmallado todos los garabatos en su vocabulario. Se levantó con su gran zorrito en brazos y se dirigió a la mesa, agarro un pedazo de pavo y se fue hacia el azabache.-Tonto, Idiota-mordisqueó un poco la carne y apretó el zorrito-Te quiero-otro mordico-Pero eres un imbécil.
Casualmente Sasuke quedo enredado entre las luces prendidas del árbol, algunos adornos cayeron por sus costados y otros quedaron esparcidos por lo largo de su cuerpo y la estrella cayo precisamente en su cabeza.
Una navidad al estilo SasuNaru.
°°°…Fin…°°°