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Drama Queen por Ellie77

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Notas del fanfic:

Death Note pertenece a Tsugumi Oba y a Takeshi Obata

Es un AU, como bien se debieron haber dado cuenta, y con la participación de varios personajes de la serie; aparecerán más, así que calma. Intento no poner OoC en los personajes pero a su vez que se adapten al universo que he planteado. Si en el transcurso de la historia cometo OoC más grande, una disculpa por adelantado.

Se menciona levemente la aparición de OC’s (personajes inventados), mas no se preocupen, no se aunará demasiado en ellos ya que en lo personal tampoco me gustan, solo que en esta historia no encontraba quienes podían rellenar esos huecos. De cualquier forma los que tendrán más relevancia serán Matt, Mello y demás personajes auténticos del anime/manga Death Note.

La historia sí es YAOI, mas no por ello esperen que todos sean homosexuales y se den unos contra otros sin piedad (?). Habrá intervención de mujeres en la historia; y entre los chicos puede haber solo amistad. Hay más parejas implícitas en el transcurso del fanfic, y aviso de antemano, hay tanto yaoi como hetero.

Advertencias: AU. Lenguaje vulgar. Yaoi. Contenido heterosexual no muy explícito.

NOTA: La historia también está siendo publicada en el sitio Fanfiction. Net.

¡Espero que les guste esta historia!

Notas del capitulo:

Death Note pertenece a Tsugumi Oba y a Takeshi Obata

¡Hola!

Les traigo esta nueva historia, un MattxMello (o MxM para abreviar). Tenía tantas ganas de escribir de esta pareja desde hacia muchísimo tiempo; de hecho esta idea la tenía en mente desde hace unos meses pero hasta hace poco pudo ser concretada en su totalidad.

Espero que les guste.

Advertencias: AU. Lenguaje vulgar. Yaoi. Contenido heterosexual no explícito.

 

Drama Queen—

 

Capítulo 1:

Mate, besé a un chico

.

.

Entonces me di cuenta

Que no tardaría mucho

En estar conmigo

.

.

.

—¡Fondo, fondo, fondo, fondo…!

Escuchaba con claridad a pesar de no estar en mis cinco sentidos. De cualquier forma, me lo pidieran o no, continuaría bebiendo. Inclino todavía más la botella dejando que el alcohol recorra mi garganta hasta quedar asentado en mi estómago; ni siquiera lo sentía como si se tratara de cerveza, era tan fácil de pasar como el agua aunque mil veces más buena.

Una vez que termino alzo la botella vacía. Las alabanzas no se hacen esperar.

—¡Eres mi puto ídolo, Matt! —grita Alex a mi lado, pasándome una botella nueva.

Tengo diecisiete años y puedo asegurar que a esta edad no se piensa con demasiada claridad. Solo analícenlo, ¿a quiénes en su sano juicio les parecería espectacular ver a un tipo ahogándose en cerveza? Exacto: a una panda de adolescentes con un nivel de ebriedad bastante alto, en este caso Alex y compañía. Pero también debo reconocer que pertenezco a esa panda de adolescentes, porque  aunque sé que estar borracho es patético me siento como si fuera el rey del mundo.

Y que quede claro: no soy alcohólico, solo sé divertirme. Además prefiero el cigarrillo.

No me malentiendan, no suelo hacer esto muy seguido, solo en ocasiones especiales o cuando estoy tan deprimido que quiero olvidarlo todo. Por suerte la razón esta vez es la primera. El lunes comienza un nuevo año escolar, pero este no será cualquier año, si no el último de la preparatoria, el que define quien serás en la universidad y lo que resta de tu vida. Al menos eso me han contado. Y para dar un paso tan importante, tan fascinante como aterrador, es necesario comenzar con el pie derecho, en este caso una fiesta organizada por Beyond Birthday.

Su casa es de las más grandes del barrio, por no decir de la ciudad, aparte su primo Ele cocina de puta madre —aunque en esta ocasión los bocadillos han pasado a segundo plano—, y bueno, es aquí el único lugar en el que podemos desinhibirnos con total libertad. Beyond, al igual que sus primos Near y Ele, no son oriundos de Winchester. La casa donde los tres viven es rentada y debido a que Near suele quedarse con un amigo —sigo preguntándome de dónde salió ese «amigo» si Near es un antisocial— y Ele trabaja demasiado, tanto que a veces incluso no llega a dormir, podemos hacer lo que nosotros queramos.

Si quieres emborracharte hasta el punto del coma etílico, ¡hazlo!

Si quieres tener sexo hasta quedarte seco, ¡hazlo!

Si quieres consumir sustancias de dudosa procedencia, ¡hazlo!

Eso sí, nada de peleas ni muertos que las manchas de sangre son complicadas de quitar.

Nuestro círculo social solo se limita a las dos primeras reglas, aunque sigo con la sospecha de que cuando Beyond sale al balcón no fuma precisamente tabaco. ¡Pero qué importa! Esta es la edad para equivocarte y meter la pata cuantas veces sean necesarias, para conocer cosas nuevas y probar de todo. Hay que experimentar, solo se vive una vez.

Ok, ya estoy bastante ebrio. Este tipo de pensamientos no van tanto con mi personalidad sobria.

—Hey, ven conmigo un momento. —Alex no necesita decírmelo dos veces, lo sigo cual perro a su amo.

Sé que en mi sano juicio me lo pensaría dos veces, porque cuando Alex lleva esa sonrisa socarrona en el rostro no siempre es augurio de algo bueno, pero como lo mencioné anteriormente, estoy totalmente ebrio, así que no importa mucho. En realidad en este momento nada importa.

Subimos a la segunda planta y me guía hasta lo que parece ser una habitación, digo, la cama es una pista bastante convincente, y al juzgar por los juguetes en las estanterías y el blanco del lugar asumo que es la habitación de Near. Escucho que alguien le ha bajado la cadena al toilet y del cuarto de baño salen dos chicas. Si las conozco en este momento no lo recuerdo, además estoy tan mareado que todo a mí alrededor se ve algo borroso.

Una de ellas se acerca a nosotros, específicamente a Alex; le pasa los brazos por el cuello y comienzan a besarse de una forma que más bien parece que desean comerse al otro. Lo hubiera encontrado asqueroso de no ser porque la imagen también era excitante, como una buena porno, de esas que solía ver también al lado del mismo Alex. Por estar tan concentrado con esos dos no noté en qué momento la otra chica se acercó a mí. La tengo a escasos centímetros del rostro y está a punto de colgárseme de la misma forma en que la otra hizo con mi amigo, pero alcanzo a retroceder a tiempo. La chica no se ve de mal ver, al contrario, a pesar de que mi vista no fuera nítida, podía identificar que estaba buena. Sin embargo, aún en mi nublada mente, recuerdo que tengo un compromiso. No estoy tan ebrio como para olvidar a Linda, mi novia, aunque sí lo estoy como para no recordar su apellido.

«Audi… ¿qué?».

—Venga, Matty, ¿nunca has tenido la fantasía del cuarteto?

—¡Claro que no! Esas cosas no me van.

—No salgas con mojigaterías, ¿quieres? —Alex se separa de su chica y en un movimiento brusco me empina la botella en la boca haciendo que tomara de forma brusca y casi me ahogara, además de mojarme la playera —. Eso es lo que te falta, perder por completo la conciencia.

Quise insultarle de mil y un maneras pero no me da tiempo para nada ya que vuelve a besar a la chica de forma descontrolada y se la lleva a la cama en un santiamén. La otra al parecer no toleró mi desaire y sale de la habitación dando un fuerte portazo. Le sigo el paso, no porque me interesara ir tras ella, sino porque no estoy dispuesto a ver a un amigo mío follando como si no hubiera un mañana.

Regreso al primer piso y la situación no está mejor que haya arriba. A pesar de la poca iluminación —producto de unas cuantas lámparas que iluminan de varios colores— puedo distinguir a algunas chicas bailar pero más bien parece que se están contorsionando, tanto que hasta deja de ser sexy, mientras los hombres solo restriegan sus cuerpos con los de ellas. Parece una orgía; solo les falta a todos estar desnudos para que sea una escena digna de «El Perfume».

Me dirijo a la mesa de bocadillos, aunque en realidad solo tomo una cerveza más. Me hago espacio entre la multitud para poder dirigirme a algún rincón que no oliera a sexo en toda esa casa, mas el olor parece estar impregnado en el ambiente. ¿Dónde demonios está Beyond? Su casa se está convirtiendo en un prostíbulo y él está ahí muy despreocupado de la vida. Aunque quizá él esté en la misma situación que los demás sólo que en un lugar más privado.

 La música da un cambio radical, del pop comercial pasa a una melodía ochentera. Beyond es bastante peculiar en sus gustos musicales. Bebo la cerveza de golpe, aunque esta vez el sabor es diferente. No sé identificar que es con exactitud, pero sabe distinto. Al instante me siento todavía peor de lo que ya estaba, el mareo aumenta y todo comienza a darme vueltas. Me levanto para buscar el baño, anticipé que tal vez vomitaría. Pero todo aquello cambia de pronto, como si dentro de mí un switch se hubiese activado. En menos de un segundo paso de sentirme mal a sentirme bien. Demasiado bien.

Todos los colores son más brillantes, la música suena todavía más alto y me siento eufórico, como si en ese momento fuese capaz de hacerlo todo. Todavía las cosas dan vueltas, ni siquiera puedo distinguir a las personas ni enfocar sus rostros, pero eso no hace que deje de sentirme feliz. Sonrío ampliamente y cierro los ojos, dejándome llevar por el ritmo de la música. En este momento siento como si yo realmente amara el rock and roll.

No sé cómo pero topo con algo o alguien. Trastabillo un poco, y hubiera caído directo al suelo de no  haber tenido un colchón de aterrizaje tan cómodo. Se trata de un cuerpo, no sé quién sea pero tampoco me importa. Trato de reconocer a la persona pero por más que lo intento solo puedo distinguir una cabellera rubia algo larga y bastante sedosa; sus ojos son claros mas no sé de qué color con exactitud. Apoyo ambas manos a cada costado de su cabeza y me acerco más a su cara para averiguar de quien se trata, pero en un arrebato termino haciendo algo que jamás me hubiera imaginado.

Le beso. Le beso de forma brusca y arrebatada, tanto que al unirse nuestros labios siento el choque de nuestras dentaduras. Pero se siente tan condenadamente bien que ni atención le presto a ese  hecho. Muevo mis labios contra su boca y estos me responden tan solo unos segundos después con la misma ferocidad con la que yo lo hago. Me mordisquea el labio inferior y emito un gemido, oportunidad que aquella persona aprovecha para meterme la lengua casi hasta la garganta, explorando cada rincón de mi cavidad bucal. Para no desentonar ni quedarme atrás, enredo mi lengua con la suya y a la vez le tomo del cabello para poder tomar el control de ese beso.

Siento el contacto frío de aquellas manos en mi espalda, está acariciándome por debajo de la playera con tanta delicadeza que contrasta de forma exquisita con la pasión de este beso. Debo admitir que eso me prende todavía más. Le jalo del cabello, enredando mis dedos en sus rubios mechones, dejando a mi merced su cuello, el cual comienzo a mordisquear levemente; no creo dejar marca, nunca he sido tan salvaje en ese aspecto, aun así un gemido sale de su boca haciendo que mi cuerpo reaccione de acuerdo a la situación. Estoy ya lo suficientemente excitado como para sentir que los pantalones me quedan chicos.

No me importa que a mi alrededor haya más gente, que estoy a punto de quebrantar mis propios valores, incluso Linda Audi-algo pasa a segundo plano. Solo puedo concentrarme en mi propio placer y en la persona con la que estoy. Vamos, son tantas mis ganas que ni siquiera estoy preocupado de no haber traído protección. En mi corta vida de menos de una veintena de años, nunca de los nuncas un beso me había calentado tanto.

Todavía con aquella melodía rockera en la atmósfera, me incorporo un poco y me desabrocho el pantalón como puedo. El cuerpo bajo mío se remueve, supongo que gustoso de lo que va a pasar. Alza las caderas y también comienza a deshacerse de los vaqueros que lleva. No espero nada más y comienzo a simular embestidas, todavía sobre la ropa interior. Siento como si me fuera a correr en cualquier momento, casi como si tratase de mi primera vez. Pero no estoy dispuesto, esta noche voy a durar. Una, dos, tres restregadas, manoseos por la piel y besos húmedos. Me siento en el paraíso.

…Hasta que siento aquello.

Me quedo congelado. Solo para confirmar —por así decirlo— vuelvo a embestir, y vaya sorpresa que me llevo. Es como si dos espadas se hubieran encontrado y estuvieran chocando una con la otra. La calentura se me baja al instante y me siento realmente estúpido de no haber notado aquel detalle antes. Porque una cosa es estar mareado y que todo te dé vueltas, y otra muy distinta es cometer tal metida de pata.

Apenas hice el esfuerzo de incorporarme cuando aquel chico parece percatarse de mí mismo descubrimiento. Me empuja con tanta fuerza que me siento un verdadero blandengue. Se sienta en el suelo y me mira con los ojos bien abiertos. Todavía me siento desorientado pero al menos ya puedo distinguir todo con un poco de más claridad. Es ahí cuando me percato de que sus facciones son un tanto masculinas y su vestimenta por igual,  también que efectivamente es rubio, el único detalle del cual me había percatado desde el principio. Él respira agitadamente, de hecho ni siquiera yo he normalizado mi respiración, pero a pesar de ello salgo corriendo lo más rápido que mi estado me lo permite.

Ni siquiera respondo a los insultos de las personas con las que choco, estoy demasiado consternado como para hilar contraataques coherentes. Es que, en serio, ¡por qué tenía que pasarme esto a mí! Sé que lo que estuve a punto de hacer estaba mal, que me hubiese traicionado a mí mismo y que Linda no se lo merece, pero que haya estado a punto de hacerlo con un hombre… ¡Es demasiado karma!

—Geek, ¿a dónde mierda se supone que vas?

Vaya, hasta que Beyond se digna a hacer acto de presencia, pero de qué le sirve, su fiesta ya se ha vuelto un caos y por ello estuve a punto de cometer la cagada más grande de mi vida. Llego a la conclusión de que todo ha sido culpa de Beyond Birthday.

De hecho, él no luce tan mal, incluso parece estar en sus cinco sentidos. Siento curiosidad por preguntarle si sí ha bebido algo o si solo tiene mucho aguante, pero recuerdo el porqué estoy corriendo y me abstengo de indagar.

—Tengo que irme, ya es tarde —hablo tan rápido que creo que apenas me entiende. Lo veo alzar una ceja y soltar una buena carcajada. El muy maldito se burla de mí y mi desgracia aunque todavía no sepa de qué se trata. Me pregunto qué sucedería si Beyond se enterara, aunque no sé ni por qué lo medito, es más que obvio que se burlaría de mí de por vida.

—Matt, apenas van a ser las tres. Y esto apenas está comenzando.

—Pues yo me largo, ya tuve suficiente.

—¿Acaso quieres que te traiga otro trago? —pregunta burlón.

—¡No! —grito desesperado. Esta vez ni con una caja de cerveza podrá sobornarme, es lo que menos quiero en estos momentos. En parte también ha sido culpa del alcohol el que hubiera terminado en aquella situación. Siento arcadas de recordarlo —. Enserio, amigo, no me siento bien.

—Eres un marica, Jeevas —gruñe, pero me alegra que no insista más. Necesito irme de aquí cuando antes, no tolero esto ni un segundo más —. ¿Pero no habías traído al idiota contigo?

—Alex sabe cómo apañárselas. Aparte está muy ocupado.

Beyond capta el doble sentido y hace una mueca de asco, por mi parte no espero otra respuesta. Tomo mi abrigo y salgo de ahí como alma que lleva el diablo. El aire gélido me golpea por todo el cuerpo, es un contraste bárbaro comparado con la calidez que había dentro de la casa. Me arrepiento de no haber elegido ropa más abrigadora. Tanteo en el bolsillo de mi pantalón las llaves del auto y me dirijo a este a paso apresurado. Debido a la ligera capa de nieve, resbalo y caigo, pero con la misma rapidez me incorporo. Llego al vehículo y sin esperar más emprendo marcha. Necesito huir, irme lejos y olvidar lo sucedido.

Solo espero que Alex no se encabrone por haberlo dejado en la fiesta.

 *********************

Tuve todo el fin de semana para recuperarme de la resaca, sin embargo ese no fue el tiempo suficiente para olvidar lo sucedido, ni siquiera para asimilarlo. Vamos, no es como si besar a un chico sea cosa de todos los días, bueno, al menos no para mí; sigo con la creencia de que Alex se acostaría con lo que se dejara.

Me dirijo a mi primer día de clases con un aspecto deplorable: ojeroso, cansado, pálido; esta no es la idea que tenía para comenzar este tan ansiado año escolar, no se acerca en lo más mínimo. Y yo que me había hecho tantas ilusiones. Eso solo me demuestra que mientras más alto se vuele, la caída será más dolorosa. Y apenas llego al instituto, nada parece mejorar. Todo sigue completamente igual. No sé, también me había hecho expectativas de que habría algo… diferente, algo que de verdad hiciera especial este año. Pero nada.

El mismo edificio con la pintura de las paredes gastada, los mismos árboles, las mismas instalaciones, los mismos salones. Todo era una fotografía exacta del semestre anterior. Mientras camino solo vislumbro unas cuantas caras nuevas, los de nuevo ingreso de seguro, los cuales tampoco son muchos. Wammy’s House es un colegio bastante elitista, no aceptan a cualquiera, de hecho suelo preguntarme cómo es que logré ingresar y ser siempre de los mejores promedios de mi generación.

Sin detenerme, e intentando no prestar atención a nada más, me adentro en el instituto. La escena que se suscita frente a mis ojos es como una película de la que ya me sé el final de memoria. Porque como todos los días del semestre pasado —y el anterior a ese, y el anterior a ese también—, Alex y Beyond ya comienzan a meterse con los más débiles y desamparados. Esta vez es Alex quien sostiene al tipo en cuestión mientras Beyond lo guía hasta el cubo de basura más cercano, como si de un mafioso ordenando a su secuaz se tratase. Aunque no estoy del todo de acuerdo con el maltrato hacia los demás chicos del instituto o hacia cualquier otro ser vivo, a veces me uno en las fechorías de esos dos, sin embargo este día no estoy de humor.

Luego de tirar al pobre chico en la basura y de sacudirse las manos como si en realidad hubiesen tirado una porquería, Alex y Beyond se dirigen hacia mí. Caminamos en completo silencio, pero al contrario de lo que cualquiera podría pensar entre nosotros no son incómodos; es preferible quedarse callado si en verdad no se tiene nada qué decir, al menos esa es una de nuestras filosofías. Mas nuestra tranquilidad es perturbada cuando un par de buenas tetas pasan frente a nosotros. Delante se encuentra una chica pseudo-rubia —es teñida, cuando yo la conocí era castaña— con un escote tan profundo que no debería estar permitido en esta escuela. Se encamina a nosotros, bueno, a Alex. Le sonríe de forma inocente y eso es hasta una burla ya que contrasta con su fachada.

No se dicen nada, solo se besan de una forma que no debería estar permitida en público, menos en los pasillos de un colegio como Wammy’s House. Es tan, pero tan perturbador que incluso alcanzo a escuchar el sonido de sus labios chocar. Al parecer no solo para mí es incómodo, hasta Beyond pone una cara de asco digna de haber olfateado la mierda de un perro.

Luego de aquel beso, y sin volver a decir nada más, la chica se va sin más. Una vez que se ha retirado, miro a mi amigo con una ceja alzada.

—¿No habías terminado ya con ella?

—Volvimos —me responde encogiéndose de hombros, restándole importancia.

—¿Pero cuándo, dónde, cómo? ¿Por qué no me habías contado?

—Relájate, geek —interviene Beyond —. ¿Desde cuando te interesa tanto con quién folla el idiota?

Le miro, sorprendido. Hubiera dicho algo como «desde que es mi amigo» pero se hubiera escuchado demasiado cursi. Alex me pasa un brazo por los hombros y apoya su cuerpo en el mío. Me tambaleo un poco, pero logro equilibrarme.

—Respondiendo a tus preguntas, querido Matt —me susurra al oído con una voz demasiado melosa. Por cosas como esta a veces dudo de su orientación sexual —. Fue el viernes durante la fiesta de Beyond. ¿Cómo? Sexo de reconciliación. —Vaya, así que la chica con la que folló era ella. Sinceramente yo no recuerdo mucho —.Y no te dije porque alguien no se digno a contestarme ninguna llamada el fin de semana.

Y la realidad vuelve a caerme como balde de agua fría. El maldito de Alex trajo de nueva cuenta ese recuerdo a mi mente para que se estanque otra vez; es como si hubiese experimentado ese beso hace un par de minutos. La imagen de la una cabellera rubia y los ojos claros de aquel extraño vuelven a aparecer en mi cabeza. Siento asco y unas profundas ganas de vomitar. Tanto Alex como Beyond lo notan, aunque este último no hace nada por ayudarme.

—Estás pálido como una hoja, viejo —comenta Alex.

—Déjalo, ya se me pasará.

Lo veo con intenciones de preguntar algo más pero decide quedarse callado. Alex podrá ser una maquina parlanchina sin botón de pausa la mayoría del tiempo, pero agradezco que sea lo bastante intuitivo como para callar cuando es necesario. Me conoce bastante bien. Beyond, Alex y yo mantenemos una amistad bastante estrecha, sin embargo, entre Beyond y Alex, considero a Alex más cercano.

Alexander Lynch y yo somos amigos desde siempre. Compartimos cosas en común pero en otras diferimos bastante. Por ejemplo, ambos tenemos calificaciones excelentes, preferimos los videojuegos a los deportes y somos bastante distraídos. Sin embargo, él es bastante más sociable que yo. Y la diferencia más destacable es que mientras él es un mujeriego empedernido, yo soy la persona más leal del planeta —exagero, lo sé, pero es para meterle emoción—. Eso sí, cuando se trata de fiestas, y más cuando ambos estamos ebrios, nos entendemos a la perfección.

Contemplo la idea de contarle a Alex lo sucedido, para desahogarme más que nada, pero mando al caño esa opción. Era mejor guardármelo para mí y que nunca, jamás de los jamases, alguien se enterase de ello. Si alguien lo supiera sería mi fin. Adiós reputación, adiós Linda y adiós hombría. Ya no debo agóbiame por lo sucedido, ni siquiera recuerdo quién era el chico con el que me besé —que gay se escuchaba cuando lo repito, aunque sea en mi mente—. Aparte no conozco a nadie con las características de aquel tipo; nadie en esta escuela es rubio y de ojos claros, bueno, al menos no de esa tonalidad. Quizá solo se trataba de un colado y de seguro ni él me recuerda con claridad, ¡o quizá eso solo fue una mala jugada del alcohol y jamás pasó! En verdad me gustaría que se tratara de eso, sin embargo se sintió tan real que dudo que solo fuera una jugarreta de mi mente.

Seguimos andando hasta adentrarnos hasta el que suponemos es nuestro nuevo salón de clases. Digo, el cartelito en la puerta de «12th» es una pista demasiado contundente, aparte no es como si hubiera más grupos de doceavo, ya que como lo mencioné en Wammy’s entran pocos alumnos y normalmente con cada nueva generación que entra solo se alcanza a llenar un grupo.

Apenas entramos recorro el lugar con la mirada, siguen siendo mis mismos compañeros de siempre y hasta se sientan en los mismos lugares que el año pasado. Near al frente, Sayu en uno de los lugares del centro, Tom en la orilla, James al frente del profesor. Me extraño de no ver a Linda en el salón tomando en cuenta que es el primer día de clases y que ella siempre es puntual. Asumo que llegará en cualquier rato así que me siento, también en el lugar que me corresponde desde que llegué a este colegio, exactamente al centro del salón. La mochila de Beyond ya se encontraba justo al lado mío y Alex también deja la suya en la butaca frente a mí.

Los minutos transcurren, inclusive Alex dejó de mirar la revista porno para charlar conmigo, sin embargo Linda sigue sin llegar. Estaba por salir para encontrarla en el camino, pero en ese instante entra el profesor Yagami al salón.

Cualquiera lo juzgaría demasiado joven para ser profesor, y demasiado guapo también —y no, no lo digo porque me esté volviendo gay, pero eso es evidente hasta para un chico—, pero él, al igual que la mayoría de nosotros, no asiste a clases por gusto. Ser profesor de lógica es un trabajo provisional que creo le ayuda a pagarse la carrera en la universidad.

—Bien chicos, ¿cómo se encuentran? —cuestiona el profesor y le respondemos desganados, no es como si estuviéramos emocionados de verle —. Vamos, saben hacerlo mejor —Nos dice con una sonrisa encantadora en el rostro. Está fingiendo, lo sé.

Hay características y actitudes que identifican a un ser humano, como por ejemplo la de Alex de ver porno o la de Beyond de poner cara de psicópata en las situaciones menos esperadas. La de Yagami es fingir que le agradamos cuando en realidad solo desea vernos en el infierno, excepto a Sayu ya que ella es su hermana.

—Bien, al parecer todos han regresado este año, eso me alegra —dice, paseando la mirada por cada uno de nosotros. No obstante detuvo su vista en un punto en particular—. ¿Y Bill?

—Se mudó—responde un chico.

—Bueno, al menos regresó la mayoría —suspira Light. —. Bien, chicos, antes de iniciar quiero presentarles a alguien. A partir de hoy será su nuevo compañero.

Vaya, eso fue rápido; al parecer ya hay quien ocupe el lugar que Bill dejó, solo espero que no sea un bravucón como él. Yagami hace una señal con la mano y del umbral de la puerta emerge una figura. El chico entra a paso lento, pero a pesar de ello luce bastante confiado. Es delgado, de estatura promedio y de piel clara, muy clara. Está ataviado en una chamarra de cuero negro, pantalones y guantes del mismo material, una forma de vestir bastante exótica y por demás de incómoda para mi gusto. Su cabello está oculto por la capucha de la gorra y sus ojos por unas gruesas gafas oscuras. Se para al frente y parece mirarnos, tiene un sonrisa algo altanera. A primera instancia parece ser el modelo perfecto de chico malo.

—Él acaba de mudarse y no conoce a nadie, así que no sean hostiles con él. Denle una cálida bienvenida a Mihael Keehl —alienta Yagami, después su mirada se endurece y mira fijo al chico nuevo —. Por favor quítate el gorro de la chaqueta y las gafas, están prohibidos en el salón.

El chico frunce el ceño y a regañadientes obedece. Se retira la capucha, dejando ver una desordenada cabellera rubia, esperen… ¡rubia!  ¡Y le llega poco arriba de los hombros! Cuando se quita las gafas me percato que sus ojos son azules, tan azules como el cielo. De nuevo el recuerdo de lo sucedido en la fiesta de Beyond se abre paso en mi mente. A pesar de no tener una imagen tan nítida de lo ocurrido, logro rememorar el cabello y los ojos del sujeto con el que me bese.

Un chico de cabello rubio y algo largo, de ojos claro, muy claros.

Mihael Keehl, el chico que sacó mi muy oculto lado gay.

Tierra, trágame.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Intentaré no demorar tanto en la continuación.

¡GRACIAS POR LEER!


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