CAPÍTULO 1.
El Regreso de la Familia Malfoy.
Después de la guerra, la prestigiosa, reconocida y adinerada familia mágica de sangre pura “Malfoy” estuvo escondida durante meses, lejos de Inglaterra, permanecieron ocultos viajando por Norte America y diferentes lugares del mundo bajo encantamientos de protección para alejarse de los juicios a los mortifagos que quedaron vivos luego de la guerra. Lucius y Draco, padre e hijo, participaron dentro de las filas del señor tenebroso, por lo cual serían juzgados.
Era un 21 de Julio, el rubio menor estaba decidido a volver por su propia cuenta a Inglaterra, estaba deseoso por volver a Hogwarts para su último año, pero su padre le impedía volver.
- Padre… Lamento decirlo, pero si tu no te irás, me voy yo solo ¡Ya no soporto huír como un prófugo de la justicia!
- ¡No seas tonto, Draco! Sabes el destino que nos espera de volver. Ir a Azkaban. Eres tan débil que no soportarías ni un día- Respondió el mayor de los rubios, esta vez con un aspecto demacrado, ojeras marcadas y ojos de arrepentimiento.
Draco se sentía mal cada vez que su padre le recalcaba lo débil que era por no ayudar lo suficiente al señor tenebroso, sin embargo, a Draco no le importaba el poder de Lord Voldemort, ni la pureza de la Sangre. A pesar de haber demostrado lo contrario, por dentro, Draco Malfoy era un chico noble y con sentimientos. Estaba decidido a volver, a pesar de que probablemente tuviera que declarar su participación con los mortifagos delante de todo el Wizengamot.
- Bien, entonces, acepto los riesgos. Me iré padre, no quiero seguir escondiéndome, si tengo que pagar por lo que hice, lo haré. Pero lucharé por terminar mis estudios, por volver a mi realidad. Yo volveré, padre.
- Lucius, yo me iré con Draco también! Nuestro hijo ya ha sufrido bastante y creo que merece vivir una vida normal – Respondió inquisitiva Narcisa Malfoy, la madre de Draco.
- Está bien, entonces váyanse! Yo no me iré, no quiero volver a esa asquerosa realidad. No quiero que me vuelvan a buscar, si ustedes se van, entonces no quiero volver a verlos.- Respondió enojado Lucius.
- Acepto el riesgo, ya he perdido el respeto por ti y es porque no te has preocupado lo suficientemente por nuestro hijo. Solo te importa la pureza de la sangre y Lord Voldemort, eres tan egoísta y cobarde, Lucius. Debi dejarte hace mucho.
Narcisa y Draco dieron la espalda a Lucius Malfoy, caminando por un distante bosque, donde a lo lejos se observaba el blanco y largo cabello de Lucius. Draco no pudo aguantar más y las lágrimas brotaron de sus ojos como la lluvia. Narcissa se dio cuenta de la tristeza que sentía su hijo, lo abrazó y comenzó a acariciarlo para que se tranquilzara.
- Escuchame hijo, quiero pedirte perdón. He sido tan ingenua, tan estúpida. No sé cómo pude seguir todo este tiempo el sueño de tu padre, te abandoné, pero esta vez te prometo que no volverá a suceder. Me preocuparé de que puedas cumplir tus sueños y te daré los recursos que necesites para hacerlo. Quiero que seas feliz!
- Eres realmente la única que me entiende, madre. Mi sueño es continuar con una vida normal – Respondia entre lagrimas el chico- Ser feliz, conocer el mundo sin estar escondido.
- Esta bien hijo, es hora de volver, no hay marcha atrás.
Tomó las manos del rubio y desaparecieron en un instante.
Aparecieron en un lugar oscuro, lleno de polvo y suciedad donde habían colgados en las paredes cuadros y objetos carísimos. Draco lo reconoció de inmediato, la chimenea, las escaleras, era su hogar. La mansión Malfoy, esta vez demacrada por el tiempo y después de ser el escondite secreto y de planificación para los mortifagos de Lord Voldemort.
Narcissa, la madre del chico observo aquel lugar con angustia y remordimiento, no pudo ocultar las lagrimas, sin embargo, abrazo a su hijo Draco.
- Ya estamos aquí, en nuestro hogar. Te prometo Draco que volverá a ser todo como antes, antes de que ese estúpido señor Tenebroso viniera a destruir nuestros destinos.
Narcissa tomó en forma decisiva su varita mágica y dijo “Reparo”. Comenzó a mover la varita alrededor de toda la mansión y todo volvia a su lugar, todo limpio y ordenado, como solia lucir de costumbre.
Pasaron todo lo que restaba de tarde reparando la mansión, y viendo por si es que había alguien escondido.
- Creo que antes de volver a salir por ahí, debemos protegernos, hijo. No quiero que nos encuentren desprevenidos.
- Lo entiendo, madre. Debemos proteger nuestro hogar, debemos ocultarnos aunque sea por algunos días.
El rubio tomó su varita y exclamó con decisión “Protego Má….” Y al ver la figura del nuevo ministro de magia apareciendo dentro de la mansión, Malfoy quedó boquiabierto mirándolo.
- Estimados Malfoy, nos ha llegado el rumor de que habían regresado, y al parecer era más que un rumor. Necesito informarles que dado a todos los hechos ocurridos, ustedes han sido declarados como mortifagos participantes en las filas de Lord Voldemort -Kingsley Miró severamente a Narcissa y a Draco, tomó aire y continuó. –Lamento interrumpirles, pero deben asistir al juicio el día 2 de agosto en el Wizengamot a las 11:00. Deben asistir sí o sí.
Narcissa y Draco se miraron mutuamente con caras de preocupación, sabían que probablemente el destino sería cruel con ellos y debían enfrentar lo que les deparaba. Narcissa agachó la cabeza y respondió.
-Esta bien, ministro, estaremos en la fecha y horas indicados en el Wizengamot sin ningún inconveniente.
- Narcissa, déjeme preguntarle. ¿Lucius no ha venido con ustedes, dónde se encuentra?
Narcissa quedó perpleja y no sabía que responder, si decir dónde estaba o simplemente… Mentir para no encubrir a su esposo.
- Ministro… Lu… Lucius, yo…
Draco interrumpió decidido y dijo:
- Mi padre no ha venido con nosotros, y la verdad es que no sabemos dónde se encuentra. Hemos separado nuestros destinos y probablemente sea así para siempre, sr. Ministro.
- Entiendo. Sin embargo, déjenme advertirles, que si llegamos a enterarnos que alguno de ustedes dos está encubriéndolo – Dirigió una mirada amenazante a Draco- las consecuencias podrían ser peores.
Narcissa y Draco no podían mirar directamente a Kingsley, el remordimiento se los comia por dentro.
- Eso es todo, espero que descansen y recuerden asistir a su juicio programado.
El ministro desapareció de la mansión. Narcissa abrazó a su hijo fuertemente y este no pudo contener sus lágrimas.
Durante los días antes del juicio, Draco y Narcissa pasaron los días en la Mansión Malfoy bajo encantamientos protectores para no recibir visitas inesperadas.