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Nos conocemos de nuevo por maxi anime

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Notas del fanfic:

Declaimer:

 

*Los personajes no me pertecen, salvo los que son de mi invension, los valientes caballeros son propiedad de Masami Kurumada.

*No gano nada de dinero con este fic, solo diveresion.

Notas del capitulo:

Hola a todos


Ya sé qué hace tiempo que no he podido actualizar, estoy en una temporada complicada, he querido actualizar los fics pero las obligaciones están antes, exámenes finales y esas cosas, el capítulo de Milo cuidando a Regulus está listo solo que lo hice en LibreOffice y tengo que entrar a mi pc para poder editarlo y corregir los errores ortográficos, en realidad debo entrar a Microsoft Word y es algo tedioso, escribí mucho y tengo que leer mucho, por lo que esta semana lo publicare. Aurora si lees esto, estoy trabajando en tu fic, pensé que me seria fácil escribir de esa pareja, pero la verdad la idea está pero no puedo redactarla correctamente y a cada rato borro y vuelvo a escribir para volver a borrar, cuando lo tenga listo lo voy a subir.


 


Bueno, este fic fue un pedido que me hicieron hace varios meses y no pude escribir bien, pero de golpe, hace un par de días, soñé con el fic y lo escribí rápidamente, espero les guste, iba a subirlo ayer, como aprobé una materia y de felicidad, pero lo olvide XD.

El juicio divino, aquel impartido por los dioses, las máximas autoridades de juzgar el derecho y el deber, el bien del mal. El juicio divino, era el juicio mayor, la última voz, la decisión final, los dioses inclementes decidían el destino de quienes osaban retarlo y retar el orden natural. Castigos más crueles no podía esperarse de los dioses en el juicio divino, no conocían la palabra piedad o clemencia, y su compresión de los hechos siempre era a favor de ellos mismos, el juicio divino siempre impartiría justicia ante los dioses, no así ante los humanos.


Zeus, el dios de cabello canoso y ojos azules, mirando serio ante los castigos impuestos, era quien escuchaba, no impartía voto, no le interesaba, el solo escuchaba y ante las pruebas irrefutables el castigo delegaba. Hera era quien impartía las decisiones de la justicia, la hermosa diosa de cabellos rojizos y ojos color miel, miraba furiosa a quienes se atrevían a levantarse en rebeldía ante los dioses, su justicia era perfecta, su decisión no podía ser objetada, su designio era divino. Quirón, el centauro, único en su tipo, era quien desidia con sabiduría sobre los hechos, si inteligencia prodigiosa no lo hacía dudar ante lo inevitable, su decisión era tomada en cuenta en base a pruebas concretas, hechos seguros, dejado las suposiciones como simples palabras al aire. Y los fiscales eran ni más ni menos los hijos de Zeus, dioses inclementes que no dudaban en dar castigo a los insurrectos, dioses furiosos ante el pecado humano.


La decisión de los dioses ante los santos dorados fue irrefutable, después de su lucha por Athena serían castigados con la oscuridad, sus almas no conocerían la paz, no volverían a rencarnar para estar al lado de su diosa y sufrirían por siempre. Y para evitar cualquier tipo de rebeldía futura de los seres humanos, sus almas se forjarían en un monolito de piedra, imposible de romper, donde sus figuras atormentarían a cualquier ser humano que quisiera cometer un nuevo acto de rebelión contra los dioses.


Los semidioses miraron todo con rencor, algunos de ellos eran mitad hijos de humanos, llevaban la humanidad en sus corazones y aquel juicio fue irremisiblemente injusto ante aquellos hombres que defendieron a la humanidad, a las personas que eran realmente buenas y ante sus ojos estaban siendo observados por un par de dioses.


-¿Si esto es justicia lo que hicieron conmigo es delito?- exclamo el joven de cabellos rojizos y ojos azul marino- pero era de esperarse, los dioses no se manchan las manos, todo aquel que arremeta contra ellos debe ser castigado.


-Te entiendo, Ganimedes- exclamo un hombre de edad avanzada, con barba y cabellos canosos- pero la justicia para los dioses es la que ellos mismos imparten, se le llama una justicia perfecta ante la mirada de la humanidad, pero yo le llamo la justicia de los seres vengativos.


-Aunque nuestros deseos estén en contra de él mandato divino, no podemos interferir- exclamo un joven de cabellos negros y ojos cafés, acercándose a los demás- Ellos caminaron hacia la oscuridad en sus actos y en la oscuridad es donde deberán permanecer.


-Zelos, la personificación del fervor y la dedicación como de la rivalidad y la discordia.


-Asclepio, no estoy con ellos, ellos mismos personifican lo que soy,  su dedicación hacia su diosa es digna de admirar y su fervor ante la justicia, serán simples humanos que despertaron el cosmos pero demostraron que sus corazones, sus almas van más allá de todo concepto de los humanos que tenemos, el castigo que les han dado a los santos dorados es el más aberrante que alguna vez he escuchado, pero fue el elegido por los dioses y no podemos hacer más nada que escuchar y ver.


-Nuestros deseos son simples anhelos, no podemos hacer nada contra la decisión tomada por Zeus, los santos dorados marcaron su destino apenas fueron elegidos como santos de Athena, apenas ellos nacer, y su destino era ser encerrados en la eterna oscuridad, donde nunca conocerían el descanso eterno.


-Hestia- miraron todos con asombro a la diosa que se acercaba a paso lento.


-Su fuerza es digna de admirar pero no podemos hacer más que escuchar el castigo otorgado, Zeus tiene razón, los santos dorados atentaron contra los dioses.


-Cratos, la personificación de la fuerza y en el poder.


-Es una lástima, esos santos hicieron mucho por la humanidad y aunque su espíritu prevalezca en sus discípulos y los santos de bronce, sus almas no conocerán la paz, es una lástima.


-Helios, personificación del sol.


-Es lamentable, pero así es el destino marcado por los dioses.


-Creo que lo más terrible de todo, es que los santos dorados no pudieron disfrutar de sus familias, así como estas no pudieron hacerlo tampoco, es una lástima- se quejó Hestia- fueron separados de sus familias apenas nacer y ahora son castigados como rebeldes ante los dioses.


Tres hermanas miraban a los lejos a los dioses que charlaban, las tres hermanas miraban sin fijar la mirada, el destino ante sus ojos pasaban, las tres hermanas no dejaban de hilar, el destino de los santos dorados acababa de cambiar. La primera tomo una mueca con su mano, una cuya hermana ya había cortado en el pasado, la segunda tomo la punta y comenzó a desenrollar el hielo, mientras su hermana tomaba otra mueca para que su siguiente la deshilara. En total catorce hilos comenzaron a fluir, catorce hilos de color dorado que se fueron abriendo paso entre sí, fue entonces cuando ante sus ojos aquellos que pasaron frente a ellas miraron con decisión, tomarían la justicia a su propia convicción.


Ante el juicio de los dioses el centauro Quirón se mostró disconforme, si había un ser humano digno eran los santos dorados, aquellos que llevaban en su temple los atributos de todo lo que el propio Zeus esperaba de la humanidad, los llamados atributos del ser humano perfecto, La templanza, la prudencia, la justicia y la fortaleza, así también como la pasión en sus corazones, el valor por mantener la verdad, el deseo de remendar el pasado y la valentía de a los dioses enfrentar. El juicio de Quirón no era perfecto, él lo sabía, la decisión se tomaba por lo que todos los demás dioses decían y el solo dictaminaba sentencia de lo que los dioses querían, eso para él no era dictaminar justicia.


Y Afrodita también estuvo en desacuerdo con todo lo que acontecido en el juicio, vio la sed de venganza en los dioses al ver a los santos de Athena, a quienes siempre retaron a ellos, para defender a su diosa, la favorita de Zeus, la diosa de la tierra que siempre defendiendo a la humanidad. Pero ella veía lo que los otros dioses no, veía a sus ojos corazones apasionados, repletos de amor por quienes los rodeaban y eran importantes para ellos, discípulos, compañeros y amigos, corazones ardientes de emociones, algunas demostradas y otras silenciadas, por deber, ardientes pasiones al fin. Para ella el juicio había sido una obra de teatro mal escrita y actuada, era evidente que todo era una venganza contra Athena y sus santos, un montón de dioses vengativos  que aprovechando su poder decidieron actuar de la peor manera posible, el castigo divino.


Ganimedes y los demás dioses supieron de lo que el juez y la diosa pensaban de lo que acontecido no dudaron en unirlos a su intento de prevalecer la paz nuevamente y realizar un acto justo, a sus ojos, más ninguno se opuso a aquellos ideales, concordaron con ellos, pero prevalecieron condiciones para la redención de los santos dorados. Entre los insurrectos dioses y semidioses lograron grabar un tratado, con la diosa Afrodita presente para que esta diera los puntos según su trato, para que la justicia prevaleciera y, solo así, realmente el juicio divino hubiera sido efectivo.


-Todos ellos carecen de padres en la actualidad, pero sus actos los han hecho dignos de la misericordia divina- exclamo serio el centauro mirando a los dioses y semidioses a su alrededor- Si la justicia debe prevalecer, que así sea, a todos los dioses esto será de manera paulatina, no todos a la vez, seria evidente para Zeus y Hera lo que ocurre, en el primer año será la resurrección del Líder, Shion, anterior Santo de Aries durante la guerra santa contra Hades en el siglo XVIII y patriarca del santuario durante los dos siglos que siguieron, dos años después será la de aquel, su anterior camarada de la guerra santa y santo de libra de la anterior guerra contra Hades, Dohko de Libra, años después serán los hermanos Saga y Kanon de Géminis y Aioros de Sagitario, avanzando así, manteniendo las diferencias de edad, salvo con los sobrevivientes de la guerra santa del siglo XVIII, a ellos se les permitirá tener una diferencia de edad poca, no se les permitirá tener más de cinco años de diferencia con aquellos tres que comenzaran la reencarnación de sus camaradas dorados- explico con serenidad.


-Entendemos-exclamaron los presentes en unísono.


-Serán revividos, naciendo de nuevo, en nuevas familias, todos en sus países natales para mantener su origen, pero ninguno recordara acerca de Athena o lo que fueron, o aquel destino que cumplieron, mucho menos quienes fueron sus camaradas, vivirían lejos del santuario, serán ajenos a todo orden divino- exclamo mirando al monolito.


-Si todos están de acuerdo, la condición para que sus memorias pasadas se restablezcan, y sepan quienes fueron antes de morir en el muro de los lamentos será…- interrumpió Afrodita acercándose hacia el monolito de piedra- Deben reencontrarse con aquel que fue su amor verdadero, o aquellos que no lo encontraron, su más grande amigo o compañero, aquel que significo de una manera poderosa en su crecimiento como ser humano y lo trasformo en hombre de bien.


-Sera fácil para ellos- susurro Ganimedes mirando a Jacinto- Camus y Milo tarde o temprano se rencontraran, ambos están hechos el uno para el otro, sus caminos se cruzaron mil veces a sus pocos veinte años de vida.


-Espera Ganimedes, no cantes victoria-exclamo la diosa de cabellos dorados- Para que sus memorias se restablezcan deben de encontrarse a la misma edad a la que se conocieron, originalmente, en la misma situación, claramente no en el mismo lugar, y en el mismo periodo de tiempo.


-¿Qué?- exclamaron todos unísonos.


-Entonces, Camus y Milo…


-En el caso de  aquellos a quienes nombras como ejemplo, ellos entre el cumpleaños séptimo de Camus de Acuario y antes su octavo cumpleaños, lo mismo para Milo de Escorpión, y no después de la celebración del nacimiento de Athena como Saori Kido, por lo que tienen desde el cumpleaños número siete de Milo de Escorpión al cumpleaños número ocho de Camus de Acuario para volverse a encontrar, de la misma manera como se conocieron la primera vez- explico mirando con seriedad- De haber habido alguien en aquel momento cuando se conocieron, ese mismo humano debe estar presente, como testigo de aquello, y de no conocerse en ese periodo de tiempo, nunca jamás recobraran sus memorias.


-Para que puedan volver a recobrar sus cosmos, volver a encenderlos, ellos deben de encontrarse nuevamente juntos, todos portando sus memorias pasadas por tanto, solo once de ellos con la edad original de su muerte-exclamo Quirón mirando con celeridad- Siendo Dohko de Libra y Shion de Aries los únicos dos que pueden poseer otra edad a la de su muerte original y Aioros de Sagitario el único con una edad mucho superior, la que debió poseer en su momento frente al muro de los lamentos.


-Propongo que para ser justos, uno de nosotros debe llevar cada alma a la familia destinada, de esa manera nosotros no corromperíamos su encarnación-exclamo Ganimedes con seriedad mirando a los presentes.


-Yo seré el primero.


Las tres hermanas comenzaron a hilas los nuevos hilos que salían de los carretes dorados, todos estaban separados, tan lejanos unos de otros que era imposible que uno y otro se pudiera cruzar. Dos hilos dorados un largo camino trazaron, distantes y largo, en palabras de las tres hermanas era un largo tiempo pasado, pero luego los dos hilos se volvieron a encontrar, se entrelazaron y su paso siguieron marcando uno al lado del otro, siguiendo un compás, entrelazándose entre sí, uniéndose hasta donde las tres hermanas podían mirar, mientras los carretes seguían girando, desenrollando hilo, abriéndose paso.


Montañas de Jamir, prefectura de Nagqu, Región Autónoma del Tibet, República popular de China.


Entre las montañas cercanas al Himalaya, casas pequeñas y humildes se escondían entre la niebla y la atura de las grandes cúspides,  se erguían casas humildes y pequeñas, escondías entre las montañas y la niebla de la altura, las nubes que tocaban el cielo. El aire se hacía difícil de respirar para cualquier ser humano que a esas aposentos lograra llegar, la altura era un peso difícil de soportar, pero esa gente, oculta en la montaña vivía sin dificultad alguna, ¿acaso no eran humanos?


Aquella gente que vivía aislada no eran personas normales, eran descendientes de los que habían sido, en eras pasadas, sobrevivientes al cataclismo que termino por hundir su pueblo, eran descendientes del lejano y ya extinto continente de Mu. Ajenos a todo y a todos, vivían el día a día, pastando ovejas, cosechando en altura, bebiendo el agua de la montaña, sin requerir más que eso para subsistir. Con dos ticas en su frente, de igual color de su cabello, podían fácilmente diferenciarse,  que si bien no tenían un uso práctico, eran dogma en donde residían. Sus costumbres eran reconocidas, como así también su esperanza de vida, que duplicaba y hasta podía llegar a triplicar la de cualquier ser humano que viviera lejos de su poblado, más la tasa de natalidad era muy baja como así también la tasa de mortalidad infantil eran sumamente altas.


El pueblo vivía aislado para no tener que depender de otros, de las grandes ciudades que siempre querían agotar sus recursos para su propio beneficio, solo se necesitaba a ellos mismo y mantendrían su supervivencia, como venían haciendo desde hacía milenios. Con un hijo por familia, a lo sumo dos, sin dar importancia de si era hombre o mujer, si podían mantener a su pueblo vivo, solo eso les importaba. No necesitaban apellidos, con sus nombres bastaban para reconocerse, eran pocos y todos se conocían, cuando un infante nacía todo el poblado ya conocía el nombre con el que se lo bautizo.


Nayat era el líder del poblado, hijo único de una estirpe única, según él, sus ancestros habían vivido en la misma casa por varias generaciones, más de diez, y él había heredado la pequeña choza a los veinte años de edad, cuando sus padres se habían ido a vivir junto a sus suegros. Cercano a sus cincuenta años, era un niño para lo que era la edad promedio de su pueblo, pero ya estaba por alcanzar la edad límite fértil, por lo que si no tenía hijos pronto, su estirpe acabaría allí, por lo que tendría que delejar su puesto a quien tuviera un primogénito que pudiera seguir teniendo hijos.


Prajna, la esposa de Nayat, se había despasado con él a los dieciséis años, hijos había tenido muchos, y hasta la fecha todos habían muerto antes de los cinco años, algunos poco después de nacer. Como las leyes de su poblado eran claras, al casarse con Nayat no aceptaba a otro hombre como esposo y buscaba a sus hijos mediante los métodos tradicionales. Juro serle fiel siempre a su esposo cuando se casó con él, y cumpliría aquello aunque tuviera que vivir doscientos años. Pero llegada su última etapa fértil, sus esperanzas de tener un hijo que criar se habían desvanecido, con el último parto.


Quirón miro solemne a la pareja llorar por el hijo que acababa de morir en sus brazos, apenas este  nació y miro con seriedad a la pareja que un hijo nunca pudo criar a un hijo, como es debido, el alma en sus manos sería capaz de merecer a aquella pareja y al mismo tiempo ese ser merecedor de ambos padres. Si su juicio resultaba ser justo, el alma del antiguo patriarca Shion comenzaría de nuevo en una familia, sus recuerdos jamás regresarían y crecería para liderar al poblado en los dogmas del pueblo, tal como su padre.


-Shion de Aries, te presento a tus padres- exclamo dejando escapar el alma al aire, la luz brillante pronto se disipo en el aire.


Nueve meses después Nayat presente al pueblo a su primogénito recién nacido, un niño rebosante de vida de cabellos rubios y ojos color verde. Lo que Nayat ni su mujer sabían era el pasado del alma de su ahora hijo.


El centauro Quirón y la diosa Afrodita sabían con certeza, que el pasado con Shion de Aries había sido poco benevolente. El anterior patriarca de santuario no llego a conocer a sus padres biológicos, entreno a manos del más duro de los maestros para convertirse en santo dorado, a los veinte años ya era uno de los santos más poderosos y jóvenes sirviendo a la diosa Athena, después de sobrevivir a la guerra santa contra Hades en el siglo XVIII, lidero el ejercito de la diosa durante más de doscientos años y a revivir para la guerra santa del siglo XX no dudo en poner su honor como precio para salvar a la diosa.


Dos años después.


En las lejanas montañas de los cinco viejos picos, al norte de la gran muralla.


En una cabaña donde la humildad prevalecía, dos ancianos recibían a su nuevo hijo y posiblemente el único que tendrían en el resto de sus vidas, hasta su pronta muerte. Granjeros de oficio, por más de varias generaciones, ya habiendo tenido un hijo anterior que había fallecido en su adolescencia, atrás vivir una terrible enfermedad. Este nuevo hijo será el último y el único, más hijos no podían aceptar tener según la ley


Al igual que con Shion, Quirón y Afrodita sabían que era el hijo menos deseado de la antigua china, Dohko había nacido en una familia parecida, pero fue hijo menor, abanado al nacer y luego encontrado por quien fuera su maestro, tendría una vida longeva, sirviendo a Athena y luego esperando frente a la cascada el regreso de su diosa y de Hades, viviendo más que sus propios hermanos, siendo el mismo su propia familia.


Dos años después de nacer nuevamente el antiguo santo de libra y cuatro para el antiguo patriarca, ambos sin saberlo se cruzaron, cuando sus padres los llevaron de paseo por la gran muralla china. Los dos niños que una vez fueron grandes amigos no tenían consciencia de quienes eran ni fueron, no se detuvieron a mirarse un instante. El pequeño Dohko de dos años jugaba junto a su anciano padre mientras recorrían la milenaria marrulla, y Shion con cuatro años señalaba alegre, llamando la atención de sus progenitores. Ninguno de los niños se detuvo para verse, nada los llamo a hacerlo, solo siguieron su paso cuan niños visitando una atracción turística, sin repararse en lo que los rodeaba o con quien se cruzaran.


En palabras de Afrodita la memoria de ambos regresaría, solo si estos se volvían a encontrar como aquella primera vez que se vieron. Poco más de doscientos cincuenta años en el pasado, cuando ambos eran aun aprendices, antes de ser santos dorados, frente a un maestro algo duro, a un futuro incierto. Dohko siendo dos años más joven que Shion, ambos debían cruzar miradas como aquella vez, Dohko extendería su mano derecha esperando entrelazarla con Shion, el cual miraría sin comprender al chino, una sonrisa surcaría por  los rostros de ambos y una promesa debían jurarse, “Si tu mueres, yo moriré también” y prometerse cumplirlo, para estar juntos por aquello que era el amor verdadero, su gran amor. Y eso era exactamente lo que debía de repetirse, ambos debían encontrarse de la misma manera,  prometerse nuevamente lo mismo, y solo así ambos recordarían quienes fueron.


Aún faltaba varios años para que ello ocurriera, porque según Ganimedes y Jacinto ellos dos serían los últimos en reconocerse.

Notas finales:

Gracias por leer, bueno este fic como ya explique fue un pedido que me hicieron vía Facebook, me pareció haber leído exactamente esa temática antes pero quien me lo pidió me dijo, si hay pero nunca los terminan y no avanzan de los primeros capítulos. Tuve que leer esos fics, y me costó encontrarlos, para poder no repetir lo mismo que escriben los otros, si bien la temática es igual, no así la historia, tiene sus enredos, más de los que lei en los publicados y cosas así, promete ser entretenida.


 


Por si no entendieron como es que recuperaran sus memorias los santos dorados se los explico: Cada uno debe de rencontrarse con el gran amor de su vida (Aldebarán debe encontrarse con su mejor amigo, ya que no puedo encontrarle pareja)y deben de repetir exactamente lo que hicieron cuando se conocieron, deben tener la misma edad que tuvieron cuando se conocieron la primera vez, y no debe ser en el santuario, y si había un tercero o alguien más ahí, debe estar presente en el momento del rencuentro. También solo hay un periodo de tiempo para hacerlo, no pueden hacerlo antes ni después de ciertas fechas, por ejemplo Dohko y Shion, comienza a partir de que Dohko cumple 18 y antes del cumpleaños 21 de Shion, lo que les da cinco meses para conocerse.


 


Para restablecer su cosmos deben estar todos juntos en un mismo lugar, con las memorias restablecidas, con las edades que tenían cuando murieron, salvo Dohko y Shion que pueden tener más edad, y Aioros que tendrá la edad que supuestamente tendría si no hubiera muerto por salvar a Athena 13 años antes. Pero, la pregunta que le dejo de tarea para saber qué les parece ¿Creen ustedes que los santos dorados quieran recuperar su cosmos? Para responder esta preguntan tengan en cuenta que, hasta que no recuperen su memoria pasada, ellos viven con sus familias y hacen lo que cualquier otro haría, ajenos a Athena y permanecerán así hasta que lleguen a la edad que deberían recuperar sus cosmos.


 


Espero sus Reviews a ver qué les parece el fic y que piensan de la pregunta.


 


Un abrazo y nos estamos leyendo muy pronto.


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