PROLOGO
Despues de no habernos visto por casi dos semanas desde que el empezo a trabajar en el bufet como asistente del Coordinador y yo con mis dos trabajos, ademas de tener que corregir las 5 tesis de mis estudiantes de Universidad, ddebo decir que fue casi un milagro el que nos hayamos encontrado. Como siempre despues del saludo de rutina con Saito -el dueño del bar restaurant- y pedir lo de siempre, ahora nos contamos lo que ha acontecido durante nuestra mutua ausencia. Somo amigos y como ritual sagrado, nos encontrabamos en nuestro viernes de desorden en el puesto de la esquina junto a la barra y lejos de; baño y la cocina. No era la gran cosa, la comida era casera y grasosa, las bebidas corrientes nada refinadas, pero lo que hacia mágico el momento era su compañia.
-Deberias de haberlo visto, casi se orina del susto cuando…
Y asi siguio moviendo aquellos rojos y muy besables labios durante la siguiente hora, su sonrisa, a pesar de todo lo que ha pasado en este ultimo año sigue igual de enigmatica y encantadora. Como si supiera que con sonreir le basta para conseguir lo que quiera de cualquiera, y su cabello castaño rojizo y despeinado que perfectamente cae graciosamente sobre sus muy perfectas facciones. Mientras habla, sus ojos oscuros observan directamente a los mios con un toque de sensualidad que es innato a su ser.
El nombre que se grabo desde el primer momento que lo conoci en mi primer dia de universidad fue el suyo, Saiken Sasori, un tipo serio y poco expresivo que a la vista parece un poco antipatico, pero que cuando llegas a conocerlo es el ser mas comprensivo y cariñoso. Una gran persona de la que peligrosamente te puedes enamorar si no puedes poner limites a tu razon.
Mi muy despistada personalidad, durante el inicio como chico de primer año, ese dia choco con el cuando intentaba no llegar de ultimo a la cafeteria y terminar comiendo las malditas barras de cereal o las sobras del dia de ayer disimulados con mayonesa dentro de dos panes de sandwich. Al parecer el estaba pensando en lo mismo cuando los dos chocamos en el punto de encuentro donde el mapa de la universidad estaba en su esplendor para los primiparos. Recuerdo claramente que aquella seria mirada se dirigio a la mia con algo de molestia cuando le pregunte cual era el mejor atajo para la cafeteria, mientras, me tomo por el codo y de un jalon me levanto del suelo, para despues simplemente con un pequeño gesto me pidio que lo siguiera.
Dias despues, volvi a encontrarlo de nuevo, esta vez en la biblioteca cuando intentaba alcanzar en una de las repisas el texto de la clase de psicología. Aquella vez simplemente me alcanzo el texto y me paso una pequeña taza de icopor con un te caliente, charlamos un poco y luego me distraje haciendo mis deberes mientras el leia algo con un grosor bastante considerable, debo añadir.
Tiempo despues, supe de sus labios que era estudiante de derecho y su padre era dueño de un bufet de abogados que por obvias razones iba a heredar, por ello sus largas excursiones a la biblioteca y casi cero compañia lo hacian un personaje algo particular. Sin embargo, ambos encontramos mutua compañia, y yo di aquel paso prohibido en las relaciones de amistad, empece a enamorarme lenta y profundamente de su personalidad y su ser.
Ambos compartimos muchos gustos, entre ellos la música, los malos chistes y las pijamas horribles. Hablamos de todo y de nada a la vez, y eramos la compañia prefecta del otro, pero tambien compartiamos una amistad, con una persona.
- Oye Naruto… -dijo con esa seductiva voz que hacia mi cuerpo estremecer e imaginarme escenas poco decentes para horario familiar. Siempre me pregunte que se sentiria estar en sus brazos, sentir su cuerpo desnudo encima del mio, mientras sus labios…-Naruto me estas escuchando!!
- ohhh -me sonroje un poco mientras bebia del vaso de agua para aclarar mi mente- si, lo siento. Que querias decirme?
-yo… -vi que movia sus manos con nerviosismo mientras se sonreia de la misma manera cuando se que tiene que pedirme un favor. Note el rubor en sus mejillas y las seis botellas de cerveza en su lado de la mesa completamente vacias- queria proponerte algo.
- al fin me venderas tu carro? -comente jocoso, ya que siempre le habia molestado porque el carro que conduce es odiosamente horrible. Pero mi corazon latia rapido y mi cuerpo temblaba levemente
El solo solto aquella melodiosa carcajada mientras levantaba un vaso con medio contenido de cerveza, indicandome que lo que queria era brindar.
-te casarias conmigo... -mis ojos se dilataron mientras mi pulso se disparo (mas de lo que ya estaba)- si para cuando tenga treinta aun no me he comprometido?
Frunci el ceño levemente al saberme su plan B en caso de emergencia; pero luego choque su vaso con el mio mientras le dije:
-subelo a 32 -sonrei sarcastico- dame la oportunidad al menos de pelear.