Mime llegó a la casa de Shaka y Hyoga, el 4354 de la calle Wisteria, donde se reuniría con los demás chicos a la partida de póker semanal que preparaban los rubios, bueno, específicamente Shaka.
-¡Me lo ha propuesto! – gritó el pelirrojo emocionado.
-Vaya – Hyoga se asombró de que Mime, tan serio, reaccionara de esa forma, aunque no era para menos.
-¡Es maravilloso! – exclamó Shaka sirviendo vino a Camus y limonada a los menores – Aioros es un verdadero encanto.
-Además guapo e inteligente – agregó Camus.
Tras la tarde de chismes, terminaron el juego y cuando ayudaban a Shaka a limpiar, sonó el teléfono del rubio.
-Camus; Milo y Aioria nos esperan en el café de la calle Pearl.
-Es cierto, hoy es su juego de baloncesto.
-¿baloncesto? Pensaba que Aioria practicaba americano – interrumpió Mime.
-Si, lo hacen los dos – respondió Camus – pero son tan metiches que en todo andan, ¿les gustaría ir con nosotros?
-No gracias – dijo Hyoga – tengo algo de tarea y Jabu pasará más tarde por mi.
-Yo paso también, estudiaré algo para una clase de mañana.
-Bueno, entonces nos veremos más tarde – se despidió Shaka seguido de Camus, partiendo en el convertible del francés.
-Mime, por cierto, ¿podrías explicarme unos ejercicios de matemáticas?
-Si, seguro ¿qué tema estás viendo?
Comenzaron a hacer la tarea de Hyoga, pero éste pronto se aburrió.
-Vamos Hyoga, ya solo nos queda un ejercicio.
-Ya lo terminaremos luego, pero, cuéntame ¿que más te ha dicho Aioros?
-Pues – se sonrojo el nórdico – me dice un montón de cosas lindas, es muy romántico, y la verdad – el sonrojo se tornó más intenso – es guapísimo.
-Lo sé – suspiró Hyoga – somos unos suertudos de tener a todos los Onassis a nuestro lado.
Mime sonrió de manera pícara – Todos son tan iguales, pero de maneras tan distintas, a ti te encanta Jabu verdad.
Hyoga soltó una risilla – es lo mejor que me ha pasado – miró a Mime con cara de diablo – aunque la verdad, lo que más me gustó al principio fue su físico.
-Y no es para menos – rió Mime – todos son guapísimos. ¿Cómo fue que comenzaste a salir con Jabu?
-Pues… - se levantó de la mesa y se dirigió a la cocina, sacó un bote de helado y galletas – larga historia.
-Vamos, tengo tiempo.
-Por eso saqué el helado y las galletas, está entrenando a la liga infantil de baseball del vecindario, así que llegará tarde como siempre.
Rieron en complicidad
-Bueno, ya cuéntame – se sirvió un poco de helado el noruego.
-Pues verás…
Flashback
Hyoga era el chico más popular en la preparatoria, siempre era seguido por el pegoste de Shun y June.
Cuando llegaban a la cafetería, les cedían el paso, y estaban metidos en todo tipo de actividades en la escuela, June era la líder de las porristas; Hyoga el presidente del club de debate y Shun siempre se encargaba de organizar los eventos.
El típico trío calavera de toda preparatoria.
-¿Has visto al nuevo chico? – sorbía su jugo Shun.
-Si – suspiró June – es precioso.
-¿De quién hablan? – Hyoga dejó de atender su celular, bateando por quinta vez a Seiya.
-De Jabu… Onassis me parece que es su apellido – se rascó la cabeza Shun
-¿Cómo Jackie? – agregó June.
-Si, si, él mismo.
-Pues no… - miraba de reojo el celular.
-Es guapísimo, míralo ahí viene – señaló June.
Hyoga volteó a la entrada de la cafetería y vio como un apuesto joven de piel ligeramente bronceada, melena rubia obscura y profundos ojos verdes entraba con pose de matón, seguido de un grupo de engendros.
-Nada mal – lo miró bien el rubio – aunque demasiado pretensioso ¿no lo creen?
-Pues… - June se sonrojó – es nuevo, tal vez quiera impresionar.
-Mira Hyoga, está volteando hacia acá – se sonrojó también Shun – ay es tan guapo – con su clásico tono afeminado.
Los tres se quedaron de piedra cuando se dirigía a su mesa.
-Hola chicos – les sonrió confiadamente - ¿Me pueden prestar su kétchup? – mostrándoles el perro caliente que había comprado – se les terminaron las botellas.
-Si… - Hyoga lo vio bien y de verdad lo impresionó, esas cejas gruesas y esa mandíbula cuadrada, le pasó la salsa como en trance – aquí tienes.
Jabu también miró a Hyoga fijamente, su cara era hermosa, y esos ojos color hielo lo hacían resaltar del resto.
-Gracias… por cierto, mi nombre es Jabu Onassis – y le dirigió una sonrisa matadora.
-Hyoga Williams… - le sonrió coqueto.
-Mucho gusto, bueno ahora me retiro, provecho.
-Deja de mirarle el trasero – Hyoga sacó a June de su vacilaciones.
-Tienes razón, total, al que te miró fue a ti – dijo la rubia molesta.
-Claro que no – se sonrojó el rubio.
-Claro que sí – agregó Shun celoso.
-¿Y si así fuera qué? – se molestó el líder de la pandilla – además se nota a leguas que es un creído y un coqueto.
-Bueno y ¿qué pierdes intentando hablar con él?… O ¿te da miedo que te mande por un tubo? – lo retó la rubia.
-Tu sabes que aquí, yo soy el que manda a la gente por un tubo.
-Entonces pruébalo – lo señaló la porrista.
-Si según tú puedes tener a quien tu quieres y mandarlos a la goma en un pestañeo, esta es tu prueba de fuego.
-Ya lo verán – se levantó Hyoga molesto – denme dos semanas.
-Ahí viene Seiya – se tapó la cara June.
-Mejor me voy antes de que comience a fastidiar – volteó los ojos Hyoga.
Shun sólo hizo un gesto de desagrado ante la actitud del rubio con el morocho, y es que ya llevaba tiempo de estar en secreto enamorado de él.
A la salida, todos tomaron el bus, la porrista y Shun se despidieron de Hyoga, y algunos otros alumnos bajaban en distintos puntos. Hasta que llegaron a la entrada de la calle Wisteria, donde Hyoga se disponía a bajar y notó que Jabu también se levantó de su asiento, bajando el rubio obscuro primero, seguido del más claro.
-Vaya, que gran coincidencia – esperó Jabu a Hyoga.
-Si que lo es – se sorprendió el ojiazul – espera un momento; ¿vives aquí?
-Si, de hecho – señaló la casa amarilla marcada con el 4349 – nos acabamos de mudar ayer.
-¡Es cierto! – Hyoga cayó en la cuenta de que él era de los nuevos vecinos – Bienvenido al vecindario, mis padres y mi hermano tal vez ya hayan ido a saludar a tus padres y…
-Vivo con mis primos – interrumpió Jabu.
-¿Tus primos?
-Sí, Aioros y Aioria, sólo nosotros tres.
Fin del Flashback
-¿Y? - Mime se quedó con la duda -¿Que pasó después?
-Pues, la verdad, desde el principio me gustó mucho, pero...