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Perversión de un profesor por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada

Fic creado para el desafío de Hana Phantomhive (Hana Usami). Petición que realizó en notas finales.

 

Actualización: La semana que viene último capítulo.

 

Total de capítulos: 2

Deidara Namikaze POV

 

 

 

Hoy era el primer día de clases y cuando el despertador sonó, me costó demasiado poder abrir los ojos incluso para apagarlo. Miré hacia la cama de al lado, allí estaba mi hermano Naruto durmiendo a pierna suelta, ni siquiera se había enterado del despertador.

 

- Naruto, despierta, es hora de levantarse – le dije.

 

Mi hermano era el mayor dormilón del mundo, no había despertador en el mundo capaz de hacerlo despertarse. Volví a llamarle y cuando me respondió con un ronquido, cogí mi almohada y se la lancé en toda la cara haciendo que se despertase de golpe.

 

- Ay, Dei… que bruto eres – se quejó - ¿Por qué siempre me despiertas de esta forma?

 

- Será porque no hay forma de que te levantes cuando suenan los despertadores – le comenté con una sonrisa.

 

Mi hermano y yo hacía por lo menos cuatro años que estábamos en este internado, yo tenía ya los diecisiete años y me preparaba este año para terminar y poder marcharme a la universidad, a mí hermano aún le quedaba más tiempo. Nuestros padres siempre habían sido personas muy ocupadas, venían a vernos para vacaciones y poco más, tampoco creo que les importásemos mucho, les importaban más sus negocios, así que aquí estábamos ambos, viviendo día y noche en este lugar.

 

La mayoría de alumnos se iban los fines de semana a casa, nosotros casi teníamos que rogar a nuestros padres para pasar las vacaciones con ellos en vez de quedarnos aquí, pero solíamos pasar el verano solos en este lugar, supongo que por eso pagaban más cuota que los demás padre. Mientras pudieran pagar les daba igual vernos o no, así que al final… casi veía este lugar como mi propia casa.

 

Alguien tocó la puerta de la habitación y me levanté para abrir la puerta. Aún iba con el pantalón corto del pijama y sin camiseta, pero es que hacía demasiado calor aún como para dormir de largo y con mucha ropa. Abrí la puerta encontrándome a Sasuke al otro lado que se sonrojó al momento pero apartó enseguida la vista de mi cuerpo haciéndose el duro como siempre.

 

- Vengo a buscar al Dobe – me dijo - ¿Sale ya de la cama o qué?

 

- Pasa y trata de levantarlo tú, ya sabes como es tu chico por las mañanas.

 

Sasuke entró sin mirarme y cuando fui a cerrar la puerta, me di cuenta de que varios chicos de mi edad y alguno más pequeño me miraban sorprendidos. No les di importancia hasta que un profesor pasó por allí y me miró guiñándome un ojo, aquello sí hizo que me sonrojase y es que aunque no lo pareciera a simple vista, era un chico tímido, no estaba acostumbrado a estas cosas y cerré la puerta con rapidez.

 

Intenté pensar si había visto a ese profesor antes pero no me sonaba, me acordaría de un hombre así, moreno de cabello largo atado en una elegante coleta. Intenté olvidarme de lo ocurrido, seguramente era un profesor nuevo porque no parecía tener mucha edad, quizá había salido recientemente de la carrera. Sasuke se lanzó encima de Naruto despertándole aunque mi hermano estaba intentando que bajase de su cama a regañadientes, supongo que no quería ir a clase, pero es lo que había.

 

- ¿Qué te pasa? – me preguntó de golpe Naruto cuando dejó de reírse por las cosquillas de Sasuke.

 

- Nada – le dije - ¿Qué tendría que pasarme?

 

- No lo sé. Estás sonrojado.

 

- Tonterías – le dije buscando en el armario mi uniforme y metiéndome al baño para arreglarme.

 

Me vestí allí dentro escuchando como Sasuke aún luchaba por levantar a mi perezoso hermano de la cama y se quejaba porque Naruto lo abrazaba con fuerza tirándolo a la cama con él. Esos dos eran un caso. Llevaban saliendo tres años, supongo que desde que entraron aquí, yo ya estaba en el último año y seguramente… si mis padres harían algo para que en la Universidad también me quedase allí internado toda la carrera. Siempre estaban muy ocupados.

 

Pensando en que mis padres deberían de venir este fin de semana para la fiesta de los padres, me recogí el pelo en una coleta alta y salí del cuarto de baño para coger mis cosas. Miré a la cama de mi hermano encontrándomelo aún tumbado cogiendo e inmovilizando a un pobre Sasuke al que también había metido en la cama con él.

 

- Naruto… como no te levantes te tiro un cubo de agua – le amenacé y eso hizo que se levantase corriendo.

 

No era la primera vez que le había levantado de esa forma y es que al principio no creía que yo fuera capaz de hacer algo así, pero ahora… ahora ya se lo creía después de un par de veces, así que se levantaba de inmediato.

 

Me fui a clase y algunos chicos se metían aún conmigo por mi cabello, me llamaba “rubia” o incluso llegaban a pensar que era algo… “femenina” me trataban de esa forma sólo porque mi cabello era largo, ellos no sabían absolutamente nada de mi vida pero yo lejos de enfadarme, pasaba de sus comentarios ofensivos y me sentaba en mi sitio dibujando en el cuaderno.

 

Por clase entró el profesor que me había cruzado esa mañana y mis ojos se abrieron como platos al verle. ¿Era posible que me sonase su cara de algo? No entendía nada, pero en parte… sentía que lo conocía y no sabría decir de qué. Me resultaba conocido y ya está. Lo achaqué a mi imaginación y pasé del tema.

 

Se presentó como Itachi Uchiha y yo pude observar como las chicas lo miraban embobadas como si se lo comieran con la mirada. La verdad es que era un chico guapo y atractivo pero seguro que tenía novia, los chicos así solían estar bien casados o bien pillados por alguna pareja. Abrí el cuaderno en cuanto empezó a explicar y yo me puse a dibujar.

 

Daba literatura y al pasar por mi lado cerró de golpe mi cuaderno mientras seguía explicando a Hemingway. Nos contaba algo de describir a personas con una única palabra y señaló a un chico de delante.

 

- ¿Puede describir a su compañero de atrás con una palabra? – le preguntó Itachi.

 

El chico se giró hacia atrás como si tuviera que ver quién se sentaba tras él, cómo si no supieran que era yo y entonces sonrió de forma prepotente y volvió a girarse hacia el profesor.

 

- Raro – dijo y yo le miré sonriendo, supongo que todos pensaban eso de mí.

 

- ¿Quiere devolverle la respuesta? – me preguntó Itachi y sonreí.

 

- Cornudo – le solté y el chaval se levantó de golpe con intención de pegarme.

 

- ¿Qué me has llamado imbécil? – me preguntó.

 

- Lo que todo el internado sabe… cornudo, que tú novia se folla a medio internado a tus espaldas – le dije

 

- Vale señores, ya está bien – dijo Itachi cogiendo al chaval alejándolo de mí.

 

El resto de la clase fue más tranquilo aunque al salir, el chaval me esperaba en la puerta con sus amigos. No me apetecía pelearme pero al ver que se lanzaba contra mí mientras sus amigos hacían corro y le animaban, no me quedó más remedio que defenderme. Odiaba este internado, no había nada interesante y la mitad de los chicos ni me entendían ni querían. Recibí golpes pero yo también di los míos. Intentaba siempre pasar desapercibido en clase, más que nada porque además de eso era bastante tímido y no quería problemas de ninguna clase, pero ahí estaban mis compañeros siempre metiéndose conmigo.

 

Itachi llegó en aquel momento con otro profesor para separarnos mientras desalojaban a todos del lugar. No sé por qué ese profesor me miraba tan atento, pero no apartaba su vista de mí y cuando me toqué con el dorso de la mano por la boca vi que estaba sangrando un poco.

 

- Ven conmigo, vamos a curarte eso – me dijo ayudándome a levantarme del suelo mientras yo me sonrojaba a más no poder.

 

En la cercanía este hombre imponía aún más respeto. Le acompañé hasta la enfermería y me hizo sentarme en una de las camillas con las piernas colgando mientras buscaba unos algodones y agua oxigenada. Se sentó en una de las sillas frente a mí y me quejé por el escozor cuando empezó a curarme.

 

- Quédate quieto – me comentó – pronto estará curado. ¿Me cuentas a qué venía esa pelea?

 

- Por mi pelo, siempre se meten conmigo por mi cabello largo – le dije sonrojado dejándome curar el labio.

 

- ¿Qué tiene de malo tu cabello? Tiene un color precioso – comentó y me sonrojé de que un profesor me dijera algo así – déjame echarle un vistazo – me dijo quitándome la goma del pelo y soltándolo – es precioso y muy suave, te queda muy bien – me sonrió.

 

- G-Gracias – le dije sin saber muy bien qué decir y con un gran sonrojo.

 

Que un profesor estuviera aquí frente a mí curándome el labio que casi me había partido ese chaval y acariciando mi cabello era extraño, de hecho cualquier alumno seguramente le habría dicho cuatro cosas bien dichas pero yo… yo era demasiado tímido para decirle esas cuatro cosas y simplemente permanecí inmóvil esperando a que dejase de tocarme.

 

Itachi continuó limpiando mi herida y me quejé de nuevo en cuanto el algodón tocó la herida. Miré los profundos ojos de aquel profesor y descubrí lo nervioso que estaba. Ese profesor estaba tan cerca de mí que podía oler su aroma a naranja, olía a Azahar y no sé por qué… quizá alguna colonia o el propio ambientador de su coche, no lo sabía, pero su olor me embriagaba, me tensaba y me hacía sonrojarme aún más al pensar en él.

 

Le miré fijamente, su nariz perfecta, su cabello largo y moreno perfectamente recogido, sus labios finos y delineados, su forma educada y amable de comportarse. Todo él parecía perfecto y aparté mi vista avergonzado de estar pensando en estas cosas, era mi profesor, yo no podía pensar en nada así.

 

- Shh – me calmó Itachi acercándose y soplando con suavidad en mi herida dándose cuenta del escozor que sentía tras haberme curado.

 

Cerré los ojos al momento sintiendo el soplido y como se relajaba el dolor de mi labio hasta que noté como algo los tocaba, algo que hizo que abriera los ojos de golpe encontrándome con que me estaba besando, ese profesor me estaba besando y me sonrojé el doble apartándome de golpe de él y cayéndome por el otro lado de la camilla haciéndome daño en el trasero y llevándome conmigo al suelo una bandeja con utensilios médicos.

 

- Ay – me quejé por el culazo.

 

- ¿Estás bien? – me preguntó viniendo hacia mí.

 

- No te acerques – le dije de golpe sonrojado a más no poder – yo… tengo que irme.

 

Me puse de rodillas recogiendo los utensilios con rapidez dejándolos de nuevo en la bandeja encima de la camilla y me levanté restregándome el trasero con la mano del dolor por la caída mientras caminaba con rapidez hacia la puerta para irme.

 

- ¿Qué tal tu páncreas? – me preguntó de golpe Itachi y me quedé estático con la mano en el pomo.

 

Me giré hacia él sorprendido de que pudiera saber algo tan personal mío. Yo… nunca hablé del tema, jamás fue algo de lo que me gustase hablar y se lo había ocultado a todo el mundo excepto a mi familia.

 

- ¿Cómo…?

 

- ¿Cómo lo sé? Mírame bien Deidara, tú me lo contaste – me dijo.

 

- Es mentira, yo no se lo conté a nadie, yo no te conozco – le dije enfadado y a la vez sintiendo como me temblaba la voz por los nervios.

 

- Tú me lo contaste… he venido a dar clases aquí por ti Dei – me dijo y no sabía cómo narices sabía mi nombre, cómo sabía lo de mi páncreas.

 

- No… no te conozco.

 

- Si me conoces, del hospital. Estabas en la cuarta planta, te escapaste un día porque estabas triste, tus padres no habían ido a verte y quería escaparte del hospital para volver a casa. Te cruzaste conmigo…

 

- En el pasillo de radiografías – le dije pero aunque le miraba… no reconocía a aquel niño dulce e inocente que me crucé aquella vez con él, habían pasado muchos años.

 

- Me contaste lo de tu enfermedad y al final te convencí para que volvieras a la habitación. Yo…

 

- Te habías roto un brazo haciendo deporte – le dije por lo poco que me acordaba de aquella vez – te estaban haciendo radiografías para comprobar qué tenías. Te quedaste conmigo un buen rato contándome sobre el rugby.

 

- Sí – me dijo sonriendo - ¿Te acuerdas de mí? Te perdí la pista cuando saliste del hospital pero… ahora te he encontrado, estoy aquí por ti, porque no pude olvidarte desde aquellos días que pasamos juntos.

 

- Tú… tu no puedes estar aquí – le dije sonrojado – yo… - no sabía qué decir – eres un profesor, no puedes besar a los alumnos porque sí.

 

- No estoy besando a los alumnos, sólo a ti. Te amo Dei.

 

- Eres un profesor – le dije saliendo corriendo al pasillo y deteniéndome cuando la puerta se cerró tras de mí.

 

No sabía muy bien qué hacer, qué decir o dónde ir, al final corrí por el pasillo hacia mi habitación. Cuando entré me sonrojé el doble al escuchar aquellos gemidos y abrí los ojos a más no poder al ver como Naruto saltaba a horcajadas encima de Sasuke en la cama y ambos gemían como locos… al menos hasta que yo entré y les corté el rollo.

 

Naruto cogió la manta y se la tiró por encima intentando ocultarse de mi vista. Me sonrojé muchísimo, no sabía ni dónde meterme.

 

- Oh Dios mío – exclamé

 

Cuando abrí la puerta para salir escuché la voz de Naruto en ese bulto de mantas que se ocultaban de mí.

 

- Dei ¿Pero qué narices hacer aquí a estas horas?

 

- Lo siento, no sabía que tú y él… estabais… joder… ya me voy, seguid a lo vuestro, no he visto nada – intenté calmar la situación saliendo del cuarto a todo correr y caminando por el pasillo alejándome del lugar de los hechos.

 

Salí hacia la biblioteca rojo como un tomate y me crucé con un par de alumnos del internado que como siempre, al verme sonreían y empezaban a silbarme o a llamarme “Rubia”, siempre me soltaban cosas así o trataban de meterme mano a veces, yo simplemente trataba de pasar de ellos y me marchaba intentando pasar desapercibido. ¡Madre mía! Había visto a Naruto y a Sasuke follando en la habitación, eso ya era demasiado para mí, mi hermanito me ganaba en algunos temas, increíble.

 

Entré en la biblioteca porque era el lugar más tranquilo, seguramente nadie me buscaría aquí. Supongo que al final… sólo era esto, una rata de biblioteca, me gustaba leer libros y me encerraba horas y horas en este lugar. Me encantaba estar aquí y nadie me molestaba nunca.

 

Subí al segundo piso y busqué en la fila de literatura cuando mi vista se cruzó con un libro de Hemingway y me recordó a la clase de Itachi, porque estábamos estudiando ese autor. Fui a cogerlo pero no llegaba, no había forma. Miré a ambos lados del pasillo, no había nadie así que subí el pie en el primer peldaño sin que me vieran y traté de trepar un poco intentando cogerlo. Mis dedos estaban a punto de alcanzarlo.

 

- ¿Hemingway? ¿Qué buscas en él?

 

Aquella profunda voz a mi espalda me asustó y no caí al suelo de milagro o más bien… porque alguien me sujetó. Las manos de aquel chico estaban bien sujetas a mi cintura y me giré para mirarle, me sonrojé aún más al ver a Itachi allí frente a mí que estiraba su brazo bajándome el libro.

 

- Toma – me dijo.

 

- Gracias – le agradecí tremendamente avergonzado pero él no me soltó.

 

- No me has respondido ¿Qué buscas en Hemingway?

 

- No lo sé – le dije – quizá respuestas.

 

- Es una buena respuesta – me dijo sonriendo - ¿Respuestas al beso?

 

- No – le dije sonrojado – aunque no entiendo por qué lo hiciste, eres un profesor y yo tu alumno.

 

- Ya te lo dije Deidara, no he podido olvidarte. Nunca había conocido a un chico tan inocente y tímido como tú, con tantas ganas de vivir y tan cerca de morir. Tú mismo prometiste que si conseguías vivir… estarías conmigo, pues aquí estoy Dei y he venido a buscarte. Quiero estar contigo.

 

- No puede ser.

 

- Lo prometiste.

 

- No eras mi profesor cuando prometí aquello y ese cáncer me mataba, me sentía solo, perdido y asustado, mis padres ni siquiera venían a verme y…

 

- Sólo estaba yo – me dijo – lo sé, también sé que no pudiste olvidarme y que hablabas enserio cuando dijiste que estaríamos juntos.

 

Su mano había bajado hasta mi pierna y me sonrojé como el que más al sentir como subía la mano lentamente haciéndome cosquillas y se posaba en mi miembro. Un leve gemido se me escapó justo antes de que sus labios devorasen los míos con fogosidad. ¿Cuántas veces había soñado con aquel chiquillo de apenas diez años que me crucé en el hospital? Muchas, pero ahora ya crecidito no lo había reconocido y desde que me había dado cuenta de que era él… mi corazón parecía desbocarse, ya lo había hecho al verle la primera vez pero ahora… ahora latía sin control.

 

Ese chico había sido todo para mí en el hospital. Mi hermano era muy pequeño cuando yo ingresé y mis padres se quedaban a cuidarle, pasaban a verme de vez en cuando siempre que no tenían trabajo, la mayoría del tiempo estaba solo con enfermeras y desde que conocí a ese chico… siempre venía a verme, no fallaba ningún día. Por aquel entonces creía que iba a morirme, al final hubo un donante y conseguí salir del cáncer gracias a quimioterapia y al transplante. Creo que me dejé el cabello largo desde entonces, desde que había tenido la pérdida de cabello no quería volver a pasar por algo así.

 

Su mano masajeó mi miembro y me sonrojé el doble cuando sentí como jugaba con el dobladillo de mi pantalón y acariciaba provocándome cosquillas en mi abdomen hasta que coló la mano y tocó mi pene sobre la ropa interior. Jadeé pero él metió su lengua en mi boca provocando que no se escuchase nada y es que tras de mí, en el pasillo de detrás escuchaba pasos y gente que buscaba libros. Si nos pillaban nos iba a caer una buena, a Itachi hasta podrían despedirle por esto.

 

Intenté quitar su mano de mi miembro pero con su mano libre cogió mis muñecas colocándolas por encima de mi cabeza mientras seguía besándome y tocándome. Mi cuerpo reaccionaba y es que había deseado tanto tiempo a aquel chico y ahora estaba frente a mí como un hombre, había venido buscándome sólo a mí y en parte se lo agradecía, nadie se había preocupado tanto por mí como él, pero todo esto me daba vergüenza.

 

- I-Itachi – le intenté llamar – nos pueden pillar.

 

- Tranquilo – me dijo – disfruta de mis caricias.

 

- Por favor… déjalo, si sigues yo…

 

- Dame tu mano entonces – me dijo y soltó mis manos para asegurarse de que yo respondía a sus peticiones.

 

Le di mi mano un poco asustado, no sabía muy bien qué hacer, una parte de mí gritaba que era Itachi, era ese chico con el que siempre me gustó estar, era ese chico que siempre se preocupó por mí y otra parte me gritaba que era mi profesor y no podía ser.

 

Itachi cogió mi mano metiéndola bajo su pantalón y me abrió los dedos indicándome que cogiera su miembro. Lo hice avergonzado y sonrojado, me daba mucha vergüenza estar aquí tocándole el pene a mi profesor, pero así era. Supongo que la mayoría de chicas pagarían por tener esta situación a su favor y yo estaba aquí muriéndome de la vergüenza.

 

Toqué su miembro con cuidado y él gimió levemente indicándome con su mano encima de la mía que la moviera y lo hice. Itachi aprovechó aquel momento para besar mi cuello y devorar mis labios de nuevo con ansia hasta que sentí su mano en mi cabello y como se agarraba con fuerza y me empujaba para que me agachase.

 

Me arrodillé en el suelo por la presión que hacía en mi cabeza y se sacó el miembro allí mismo paseando la punta por mis labios.

 

- Saca esa deliciosa lengua a jugar Dei – me dijo y lo hice rojo como un tomate.

 

Cerré los ojos ante aquella petición y saqué la lengua tal y como me pidió. Paseó la punta de su pene por mi lengua gimiendo levemente hasta que me pidió que lo lamiera entero. Le hice caso, besé y lamí todo su miembro desde la base hasta la punta y acabé llevándome con la lengua algunas gotas preseminales conmigo. Sabía salado pero no me disgustó aquel sabor. Itachi acabó metiendo su miembro en mi boca y moviéndose en ella dándose placer. Jamás había hecho algo como esto y saber que estaba haciéndolo con Itachi me relajaba aunque también sentía una vergüenza como jamás antes había sentido.

 

Escuchamos un ruido proveniente del pasillo principal y salió de mí boca con rapidez subiéndose el pantalón y ayudándome a ponerme en pie dejando el libro de Hemingway en mis manos. Un chico con gafas y de un curso inferior al mío entró por el pasillo buscando un libro pero no se dio ni cuenta de nada. Suspiré aliviado al ver que Itachi se marchaba un poco decepcionado por no haber terminado pero contento de que no nos hubieran pillado con las manos en la masa.

 

Volví a la habitación de noche, después de cenar y Naruto apenas podía mirarme a la cara sin ponerse rojo sabiendo que les había pillado en pleno acto sexual a esos dos. Yo también me sentía incómodo en esta situación y al final nos decidimos a hablar los dos en el mismo momento rompiendo el tenso silencio, lo que hizo que nos riéramos por la coordinación de intentar arreglarlo al mismo tiempo.

 

- Habla tú primero – le dije a Naruto.

 

- Quería disculparme, también es tu cuarto y debí avisarte de lo que íbamos a hacer.

 

- No te preocupes, supongo que habrá que hablar más a menudo de estas cosas. Lamento haber interrumpido.

 

- No podías saberlo, tranquilo.

 

Esa noche para dormir… fue horrible, tuve el peor sueños de todos… o el mejor, todo dependía de por donde se mirase. Soñé con Itachi...

 

 

Notas finales:

Condiciones que se impusieron para el desafío:

- Qué ocurra algo interesante en clase dejando solos a Itachi y a Deidara. Itachi debe besarle por sorpresa.

- Escenario en la biblioteca: Itachi tiene que alcanzarle un libro a Deidara. Itachi piensa que Deidara es el chico más tímido con el que se ha encontrado.

- Sasuke y Naruto están en el mismo internado, son más pequeños que Deidara. Sasuke llega a confesar que su hermano siempre consigue lo que quiere y ha puesto sus ojos en el hermano de Naruto.

- Deidara siente vergüenza en clase tras su sueño con él.

- Itachi debe entrar al menos una vez en el cuarto de Deidara.


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