Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

After //Continuacion// por Mel-Loveless95

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Adaptacion de la novela de Anna Todd con el mismo nombre.

Notas del capitulo:

Subire estos cuatro caps para que la historia no se pierda U.U es que elimine el otro fic por accidente..

Capítulo 66

Frank y James están sentados en el sofá de la sala de estar y levantan la cabeza cuando entramos.

—¡Harry! ¿Qué ha pasado? —pregunta su padre asustado.

Se pone en pie de un brinco y viene hacia nosotros, pero Potter lo aparta.

—Estoy bien —gruñe.

—¿Qué le ha pasado? —me pregunta James.

—Se ha metido en una pelea, pero no me ha dicho ni con quién ni por qué.

—¡Hola! Estoy aquí. ¡Y he dicho que estoy bien, joder! —dice Potter iracundo.

—¡No le hables así a tu padre! —lo regaño y él abre unos ojos como platos.

En vez de gritarme, me coge de la muñeca con la mano magullada y me saca de la habitación. James y Frank se quedan hablando sobre Potter, que ha llegado cubierto de sangre, mientras él me arrastra escaleras arriba. Oigo a su padre, que se pregunta en voz alta cómo es que últimamente aparece tanto por casa cuando antes nunca solía hacerlo.

Cuando llegamos a su habitación, Potter me da la vuelta, me sujeta por las muñecas contra la pared y se me acerca. Nuestras caras están a escasos centímetros.

—No vuelvas a hacer eso nunca —masculla.

—¿El qué? Suéltame ahora mismo.

Pone los ojos en blanco pero me suelta y se dirige a la cama. Yo me quedo junto a la puerta.

—No vuelvas a decirme cómo debo hablarle a mi padre. Preocúpate de tu relación con el tuyo antes de intentar meterte en la mía.

En cuanto ha terminado de pronunciar la frase, se da cuenta de lo que ha dicho y de inmediato le cambia la expresión.

—Perdona... No quería decir eso... Se me ha escapado.

Se me acerca con los brazos abiertos, pero yo me pego a la puerta.

—Sí, siempre se te escapa, ¿verdad?

No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. Se ha pasado mucho metiendo a mi padre en esto, incluso para ser Potter. Es demasiado.

-Draco, yo... —empieza a decir, pero se calla cuando levanto una mano.

«¿Qué hago aquí?»

¿Por qué sigo pensando que pondrá fin a la retahíla de insultos el tiempo suficiente para mantener una conversación de verdad conmigo? Porque soy imbécil, por eso.

—No pasa nada, de verdad —digo—. Es tu forma de ser, siempre haces lo mismo. Buscas el punto débil de los demás y vas a por él. Lo aprovechas. ¿Cuánto tiempo llevas esperando para poder decir algo sobre mi padre? ¡Apuesto a que desde que nos conocimos! — grito.

—¡Joder, no! ¡No es verdad! —grita aún más fuerte que yo—. ¡Lo he dicho sin pensar! ¡Y no te hagas el inocente porque me has provocado a propósito!

—¿Que yo te he provocado? ¡Me parto! ¡Explícate, por favor! —Sé que se nos oye en toda la casa pero, por una vez, me da igual.

—¡Siempre me estás buscando las cosquillas! ¡Siempre buscas pelea conmigo! ¡Estás saliendo con Zed, joder! ¿Acaso crees que me gusta ponerme así? ¿Crees que me gusta no poder controlarme? Odio que me saques de quicio. ¡Detesto no poder dejar de pensar en ti! ¡Te odio... de verdad! Eres un niño pretencioso... —Se interrumpe y me mira.

Me obligo a sostenerle la mirada, a fingir que no me ha hecho pedazos con cada sílaba.

—¡A esto justamente me refiero! —añade. Se pasa las manos por el pelo y empieza a dar vueltas por la habitación—. ¡Me vuelves loco, joder, loco de remate! ¿Y luego vas y tienes el valor de preguntarme si te quiero? ¿Por qué coño me preguntas eso? ¿Porque te lo dije una vez por accidente? Ya te he dicho que no lo dije en serio, ¿por qué tienes que sacar el tema otra vez? ¿Es que te gusta que te rechacen? ¿Por eso vuelves siempre a por más?

Quiero echar a correr, salir de esta habitación y no mirar atrás nunca más.

Tengo que echar a correr. Tengo que salir de aquí.

Intento contenerlo pero me ha encendido y enfadado tanto, que grito lo único que sé que va a poder con él, que acabará con su control:

—No, ¡vuelvo siempre porque te quiero!

Me tapo la boca, deseando poder retirar lo que acabo de decir. No puede herirme más de lo que ya lo ha hecho y no quiero preguntarme dentro de unos años qué habría dicho si le hubiera confesado lo que siento por él. Puedo soportar que no me quiera. Me metí en esto a sabiendas de cómo es Potter.

Está patidifuso.

—¿Que tú qué? —Parpadea muy rápido, intentando procesar las palabras.

—Adelante, dime otra vez lo mucho que me odias. Dime que soy un idiota por querer a alguien que no me soporta —replico. Mi voz es casi un quejido, y no sé de dónde sale. Me seco los ojos y lo miro otra vez, sintiendo que me ha derrotado y que necesito abandonar el campo de batalla para lamerme las heridas—. Me voy.

Me dispongo a darme la vuelta para marcharme cuando de una zancada acorta la distancia que nos separa. Me niego a mirarlo a la cara cuando me pone la mano en el hombro.

—Joder, no te vayas —dice con la voz cargada de emoción.

La cuestión es de qué emoción.

—¿Me quieres? —susurra, y con la mano magullada me alza la barbilla.

Aparto los ojos de los suyos y asiento muy despacio, esperando que se eche a reír en mi cara.

—¿Por qué? —Su aliento es como una llamarada en mi piel.

Por fin consigo mirarlo a los ojos y veo que parece... ¿asustado?

—¿Qué? —pregunto en voz baja.

—¿Por qué me quieres?... ¿Cómo es posible que me quieras? —Se le quiebra la voz y me mira fijamente.

Siento que las palabras que pronuncie a continuación sellarán mi destino.

—¿Cómo es posible que no sepas que te quiero? —pregunto en vez de responderle.

«¿No cree que lo quiera?» No tengo otra explicación, salvo que lo quiero.

Me vuelve loco y me pone furioso como nadie pero, de alguna manera, me he enamorado de él hasta la médula.

—Me dijiste que no me querías y saliste con Zed. Siempre me abandonas; antes me has dejado tirado en el porche a pesar de que te he suplicado que me dieras otra oportunidad. Te dije que te quería y me rechazaste. ¿Sabes lo duro que fue para mí? —replica.

Debo de estar imaginándome las lágrimas que se le acumulan en los ojos, aunque noto perfectamente sus dedos callosos en mi barbilla.

—Lo retiraste antes de que pudiera procesar lo que habías dicho. Has hecho tantas cosas para hacerme daño, Potter... —le digo, y asiente con la cabeza.

—Lo sé... Perdóname. Te lo compensaré. Sé que no te merezco, no tengo derecho a pedirte nada, pero..., por favor, dame una oportunidad. No voy a prometerte que no vaya a discutir contigo o que no me enfadaré, pero te prometo que me entregaré a ti por completo. Por favor, déjame intentar ser la persona que necesitas.

Parece tan inseguro que me derrito.

—Quiero pensar que puede funcionar, pero no sé cómo —respondo—. Ya nos hemos hecho mucho daño.

Sin embargo, mis ojos me traicionan cuando empiezan a derramar lágrimas. Potter desliza los dedos por mi cara para interceptarlas. Una lágrima solitaria resbala por su mejilla.

—¿Te acuerdas cuando me preguntaste a quién quería más en el mundo? —me dice; su boca está tan sólo a unos centímetros de la mía.

Asiento, aunque parece que fue hace siglos y yo creía que no me estaba escuchando.

—A ti. Tú eres la persona a la que más quiero en el mundo.

Me toma por sorpresa y pone fin al dolor y a la ira que no me cabían en el pecho.

Antes de permitirme creerlo y de derretirme en sus brazos, le pregunto:

—Esto no será uno de tus jueguecitos, ¿verdad?

—No, Draco. Se acabaron los juegos. Tú eres lo único que quiero. Quiero estar contigo, tener una relación de verdad. Eso sí, vas a tener que enseñarme qué demonios significa eso.

Se ríe nervioso, y yo me uno gustosamente a él.

—Echaba de menos tu risa —señala—, no he podido sacártela a menudo. Quiero hacerte reír, no llorar. Sé que soy bastante difícil...

Lo corto pegando los labios a los suyos. Sus besos son apresurados y noto el sabor de la sangre del labio partido. La electricidad recorre mi cuerpo y mis rodillas amenazan con dejar de sostenerme. Parece que ha pasado una eternidad desde la última vez que sentí su boca. Amo a este cabron tarado que se odia a sí mismo, tanto, que me da miedo no poder soportarlo. Me levanta del suelo y enrosca mis muslos en su cintura. Le hundo los dedos en el pelo.

Gime en mi boca, jadea y me atrae con más fuerza hacia sí. Mi lengua acaricia su labio inferior pero me aparto cuando hace una mueca de dolor.

—¿Con quién te has peleado? —le pregunto.

Se ríe.

—¿Me lo preguntas en este momento?

—Sí, quiero saberlo —sonrío.

—Siempre haces muchas preguntas. ¿No puedo contestarte luego? —Pone pucheros.

—No. Dímelo.

—Sólo si te quedas. —Me estrecha con fuerza—. Por favor...

—Vale —contesto, y lo beso otra vez, olvidando por completo que le he hecho una pregunta.

Notas finales:

Revews? plssss sigan leyendo es el mismo jajaja


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).