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La vida sin ti, segundo acto (O la pequeña historias de cómo una estrella se creyó luciérnaga por miles de años hasta su irremediable implosión que le convirtió en agujero negro) por sunshinebunny

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Notas del fanfic:

Titulo completo: 

La vida sin ti, segundo acto (O la pequeña historias de cómo una estrella se creyó luciérnaga por miles de años hasta su irremediable implosión que le convirtió en agujero negro)

Todos los personajes pertenecen a Oda, todos ellos.

Notas del capitulo:

Aquí está por fin la segunda parte de la historia que le conté a un gato y que después el me conto… así se nos va la vida, haciendo un bosquejo de historia y luego añadiéndole detalles, después las historias crecen y se multiplican y tienen hijos y universos alternativos… y luego ya casi te sientes en marvel  xD ok no, disculpen mis incoherencias, espero que disfruten esta segunda entrega.

P.D. si ya se que me pase con el titulo...

Capitulo 1

La pequeña luciérnaga se había quedado atrapada en la red de una araña.

 

Más allá de lo que está bien y lo que está mal esta aquel concepto ambiguo y amorfo de lo que es la felicidad. Luffy era feliz. Al menos eso creía, Ace era feliz, por tanto Luffy debía ser feliz, eso era todo lo que siempre había queridos después de todo, entonces ¿Por qué se sentía tan vacio? De alguna manera sentía como si estuviera atrapado nuevamente, a diferencia de la casa de su infancia que le parecía en extremo obscura y solitaria y a donde no podías salir al patio a pesar de que la puerta nunca se hallara atrancada aquel recinto donde compartía morada con su hermano y el novio de este estaba lleno de luz, aquella luz sin embargo no lograba calentarle lo suficiente y el estar fuera de casa se convirtió, con los años en un mal habito que ahora le era difícil suprimir.

Solo podía estar en casa cuando esta estaba vacía… o cuando ya sea Ace o Marco no se encontraran, nunca con los dos, porque aquella luz cegadora de felicidad embriagante provenía de ese par y aunque bastante hermosa le resultaba imposible el contemplar, era como ver al sol directamente, debía sacrificar sus ojos si deseaba ver aquello, o quizá no sus ojos, si no sus sentimientos pues aun ahora con 14 años cumplidos el amor que le profesaba a su medio hermano no había cedido en lo mas mínimo, si acaso había cambiado para volverse un poco turbio pero en ningún momento había hecho otra cosa que no fuera aumentar, jamás disminuir, jamás.

Al entrar en la adolescencia había muchas cosas que comenzaran a cambiar, aunque ese cambio no se había sucedido de un día para el otro, no, probablemente había sido gradual y paulatino, pero como suele suceder con las cosas que cambian apenas un milímetro al día la diferencia no se nota hasta pasados los meses o incluso los años, la relación entre ellos tres distaba mucho de ser lo que en un principio, y aunque las paredes se encontrasen tapizadas de fotografías con rostros sonrientes casi le era imposible reconocer su propio rostro en ellos, no solo por que el cambio físico que había sufrido era grande, también había algo en su psique que había cambiado.

Si lo pensaba de manera detenida todo eso se debía a aquel estúpido beso que el idiota cara de piña le había dado cuando apenas rondaba los 11 años, vale que él hubiera sido un poco pesado al interrumpirles cada vez que estaban a punto de follar, y que quizá se le fueran un poco de las manos las travesuras que a veces le hacía al rubio pero no era para menos, aquel malnacido le robaba a su hermano en cada ocasión que podía y aquello además de fastidiarle le ponía en extremo celoso, mientras que con la palmera con patas Ace se besuqueaba incluso en la calle el tenia que conformarse con uno que otro beso furtivo que el otro pelinegro le regalaba después de mucho rogar y únicamente cuando estuvieran solos, completamente solos, de otros roses nada, ni pizca, o si los llegaba a haber después tenía que ver la cara de culpa de su hermano y aquello no le gustaba, no le iba a forzar a cosas que no quería, el no era como su madre, pero le molestaba bastante que a Ace parecía casi habérsele olvidado que existía salvo para regañarle por alguna travesura, que si no debía saltar desde el segundo piso hasta un trampolín que tenían en el patio, que si no debía rasurar a los gatos de la vecina, que si no podía llamar a marco “piña con patas” y así una larga lista de “que si no”s que iba día a día en aumento, no porque él fuera más travieso que un niño normal, si no porque esa era la única forma en que conseguía que el pecoso le prestase la mínima de atención, no quería ser un problema pero extrañaba las tardes a solas con su hermano.

Ace había vuelto al colegio, aquello estaba bien y todo, pero siendo reingreso y encima por su edad solo había conseguido cupo en el horario de la tarde con lo cual pasaba mucho menos tiempo con este y mucho mas con el rubio, aquello no le gustaba a ninguno de los tres, si bien su relación con marco ya no era tan pesada había ciertas cosas que no acababan de gustarle, como el hecho de que siempre quisiera acaparar a Ace en los pocos ratos libres en los que coincidían, pero a veces había que sacrificar ciertas cosas, además Luffy estaba consciente de que si Ace había decidido continuar con la escuela era más para complacer a Marco que por interés real. Otra cosa por la cual resentir al rubio.

Pero volviendo a la cuestión del beso, aquello sí que había saldo de la nada, al menos así lo veía él, aun no se explicaba como a Marco se le había ocurrido aquello.- ¿Tantas ganas tienes de participar?- por aquel entonces no había entendido bien aquellas palabras, aunque ahora cada vez que las recordaba se le subían los colores a la cara, la mano tosca del otro tras su nuca había sido tan cálida que casi quemaba y aquella sonrisa perezosa por algún motivo le había resultado atrayente, aun ahora no se explicaba bien lo que había sentido en aquel momento, su hermano estaba escondido bajo las cobijas, como si con eso no fuera a notar o a saber lo que habían estado haciendo antes de que entrase a su habitación, en ocasiones Ace le resultaba tan infantil que rayaba en lo molesto, pero también aquel era parte de su encanto así que no se lo recriminaba, lo importante sin embargo no era lo que su hermano estuviera o no haciendo bajo las cobijas, porque eso había pasado a segundo plano tras sentir los labios del rubio sobre los propios. En definitiva había sido una experiencia traumática.

Después de eso había dejado de molestarles por completo por un tiempo, de hecho al principio no podía estar en la misma habitación que el rubio sin sentir un montón de cosas extrañas, motivo por el que en cuanto este llegaba del trabajo se encerraba en su habitación sin salir de esta ni para comer hasta que llegase Ace de la escuela, ya por aquella época había comenzado a perder un poco de peso con la estúpida comida sana y el régimen de ejercicios que el rubio le ponía (por algo el trampolín, marco lo había comprado pensando que a Luffy le sería más fácil hacer ejercicios si estos resultaban divertidos, debía admitir que había sido una muy buena idea) pero nada demasiado drástico, después de aquel beso paso de pesar 65 kilos a solo 52kg en unos cuantos meses pues el rubio no solo había agarrado de amenazarle con repetir aquello cuando le molestaba en su “tiempo a solas” con Ace si no cuando desobedecía la dieta que se suponía debía seguir rigurosamente pues más que bien sabían él y marco que el pecoso le sonsacaba con dulces y otras chucherías al primer descuido, y sinceramente lo amaba cuando hacia aquello. Eso de la comida saludable no era lo suyo.

-Es solo un niño, no puedes limitarlo tanto.- escuchaba al mayor defenderle antes de que el rubio comenzara a enlistar todas las estúpidas enfermedades de folleto que la obesidad infantil podía provocar y después de mostrarle las estadísticas de diabetes, hipertensión y otras tantas cosas el pecoso admitía, de muy mala gana, no darle tantas harinas ni grasas… y la intención le duraba en promedio unos buenos y largos 4 días.

Tras aquel beso sin embargo incluso el pecoso había dejado de preocuparse tanto por él, sabía que su hermano era celoso en sobremanera, poco le importaba si Luffy había sido el causante o no de ese beso, después de aquel incidente no le había dirigido la palabra a ninguno de los dos por dos horas enteras, bueno, al menos cuando supiera del incidente, pues demasiado ocupado debajo de las cobijas aquel día ni se había enterado.

La ya vieja broma de marco de llamar a Luffy su “esposa” debido a los papeles de adopción que le habían dado la custodia del menor para sacarlo de la casa donde vivían Ace y él en nada le había valido en aquella ocasión, y si acaso había logrado enfurecer aun mas al pecoso, pero ya que sus celos en aquella ocasión tenían poco a nulo fundamento el incidente no había pasado a mayores, ¿Qué tan celoso podía estar alguien de un niño de 11 años? Aunque recordando una que otra cosa que aquel niño de 11 años y él solían hacer antes su mente no tardaba mucho en volar y volvía a molestarse un poco.

Uno de aquellos días el pecoso se había decidido a poner fin a aquello de una manera no muy sana pero que sabía por demás efectiva.- Lu…-era tarde, o quizá no tanto para un adulto, pero pasaban de las 11 y el menor ya estaba en cama,  la presencia del pecoso en su habitación era algo raro, mas aun que este no prendiera las luces.- ¿Estas dormido?- había algo en la melosa voz ajena que le hacía adivinar la gatuna sonrisa, conocía aquel gesto de memoria y por un segundo dudo aceptar la implícita invitación, Ace era como una especie de droga para él, una que había tardado más de dos años en “sacar” de su sistema, y como cualquier droga las recaídas siempre eran peores, pero realmente necesitaba una dosis, solo un poco no haría daño…

-No,  estoy despierto.- dijo por lo bajo, esperando que el otro no pudiera escucharle, rogando que si lo escuchara.

Por un momento no hubo otra respuesta más que el silencio, después el leve crepitar de su cama por el cuerpo ajeno sobre esta y la cálida sensación de la respiración del mayor sobre su rostro embriagándole por completo.- Eh extrañado un poco dormir contigo sabes… -una dulce mentira que no le costaba en nada creer, él le había extrañado cual si llevara años sin verlo.-y yo a ti Ace…- levanto su mano aun infantil y algo redondeada para acariciar la mejilla de su hermano, hasta aquel momento Ace no había resentido de manera tan notoria los cambios presentados en el o cuero de su hermano.- lo lamento…- aquella disculpa había sonado sincera y Luffy no pudo más que sonreír ampliamente en un intento de tranquilizar a su hermano, de decirle que todo estaba bien  mientras que el fuera feliz.- no pasa nada Ace, ¿Tu eres feliz con marco no?- vio al mayor asentir en la penumbra y su sonrisa solo se ensancho aun mas.- Entonces yo también soy feliz, no hay de que disculparse.- incorporándose un poco en la cama se acerco al rostro contrario para rosar sus labios suavemente, si algo sucedía prefería ser él quien cargase con la culpa antes que su hermano, si el era quien le provocaba no había forma de que se lo pudieran recriminar ¿No?

-¿Marco aun no ah llegado?- susurro Luffy contra aquellos cálidos labios, embriagándose en el aliento de su hermano mayor, como había extrañado aquellos roses, el pecoso negó con la cabeza sin hacer nada para separarse, entre suaves besos y tranquila caricias al cabello ajeno le guio para que se recostase sobre el.- está bien, te hare compañía hasta que el vuelva, solo te sientes sólo, ¿no es así?- de nuevo una negativa con la cabeza y después un nuevo beso, ahora iniciado por el mayor, mucho menos dulce, mucho más profundo, podía sentir la lengua de su hermano acariciar la propia de manera casi deseosa, con la poca curiosidad infantil que aun poseía llevo su mano para poder rosar el contorno del miembro ajeno que ya se sentía un poco excitado, escuchando un ahogado gemido en el beso había vuelto aquella caricia mucho más evidente.- Luffy…- aquel susurro casi obsceno le parecía al pequeño tan lleno de amor que no le había importado sentir las manos del pecoso tomando sus muñecas para colocarlas sobre su cabeza, dejándolo a su completa merced.

- ¿Me amas?-

-Más que a nada en el mundo Ace.-

-¿Solo a mí?-

-Por supuesto…-

De alguna forma aquello le había calmado, de alguna forma sentir al menor dispuesto para él le reconfortaba, el amaba  a aquel chiquillo tanto como a el rubio solo que de manera diferente, pero sabía que ese amor estaba mal y que por mucho que el amara a Luffy este era solo un niño y por mucho que este niño dijera amarlo al final acabaría marchándose tarde o temprano como todos los niños hacen, una vez se diera cuenta que él no era la única persona en el mundo le abandonaría para buscar su propia vida, si se lo pensaba de aquella manera quizá podía tragarse sus celos idiotas y dejar que aquella relación imaginaria que existía según el entre su novio y su hermano floreciera, de aquella forma quizá no tendría que perder a ninguno de los dos.

Bajo sus manos por el cuerpo del menor para acariciar su vientre y sus piernas y se sorprendió al encontrar que podía abarcarlas perfectamente con sus manos, las piernas redondeadas, suaves y carnosas del otro aun resultaban bastante apetecibles pero mientras que a los 9 años apenas si podía apretárselas con trabajo ¿Cómo era que ahora a los 11 cabían de manera casi perfecta en estas?

La culpa de ver su cuerpo tan delgado a comparación de cuando llegasen a aquel lugar de alguna forma le había asaltado a pesar de que el peso de su hermano menor nunca había estado tan cerca del ideal para un niño de su edad.- lo siento, siempre dejo que marco te mate de hambre.- murmuro mientras comenzaba a besar el cuello de este con suavidad, jalando a veces un poco de aquella blanda piel que con el cambio de la masa corporal se había vuelto tan suave y elástica.- está bien, como lo suficiente.- no quería decirle que realmente sentía como si se estuviera muriendo de hambre en ocasiones, pero de a poco se había ido acostumbrando a aquella incesante sensación de vacío en su estomago, aunque ahora no la sentía, quizá aquello que había confundido con hambre se trataba en realidad de otra cosa.- aunque me gustaría pasar un poco más de tiempo contigo…- pidió casi suplicante al mayor, soltando un suave suspiro por los roces que ahora le daba.- Ace…- la luz del pasillo era lo único que irrumpía en la perene obscuridad de aquella habitación, por un momento el menor volteo hacia la rendija de la puerta y creyó ver algo en esta, un brillo dorado que debería estar ahí pero los labios de el mayor en la suave piel de su pecho le habían hecho cerrar los ojos fuertemente y al abrirlos aquello se había marchado, seguramente habría sido solo parte de su imaginación.- Ace deja que sea yo quien te atienda…- dijo mas alto de lo que le habría gustado debido a la desesperación de todo el tiempo que había transcurrido sin aquello, deseaba, más que nada en aquel momento deseaba complacer a su hermano en cualquier cosa.

Sin esperar el permiso del otro acabo escurriéndose entre las sabanas y el cuerpo contrario para quedar a la altura de la pelvis ajena, comenzando a mordisquear por encima de la ropa la ya dura hombría del pecoso, no quería arriesgarse a que aquel se arrepintiera de manera que no había tenido consideración alguna en sacarle de entre la ropa interior del otro y comenzar a meterlo en su boca, entre las apretadas y abultadas mejillas que apenas si habían cambiado de tamaño el pecoso había comenzado a derramarse lentamente, soltando pequeñas cantidades de su semilla en el interior de aquel húmedo orificio mientras gemía descaradamente, había olvidado lo maravilloso que se sentía el interior de aquella boquita.

-Luffy…- aferrándose a los cabellos del menor apenas y tuvo tiempo de separarle un poco para que no se ahogara cuando acabo por correrse en su boca dejando solo la punta de su miembro en aquella para que el otro pudiera tragar su esencia y aquel lo había hecho obediente y feliz, relamiéndose los labios tras acabar, no podía molestarse con el por aquello pero tampoco se suponía que las cosas acabasen así.- te amo Ace, siempre te voy  a amar.- escucho a el menor murmurar al separarse, subiendo de nuevo para recostarse junto a él.- y quiero a Marco por que el te hace feliz, pero a ti te amo y si él llega a lastimarte no se lo perdonare.-

Aquella noche durmieron por primera vez en 2 años juntos de nuevo, la hora en la que la luz del pasillo se había apagado ninguno de los dos la noto así como por al menos otros dos años nadie noto la semilla de discordia plantada con un beso y que abonada aquella noche acabaría por envolverlos a los tres hasta consumirles lentamente, porque la trampa estaba puesta no por ellos si no por el gris espacio donde lo prohibido se convierte en permisible con tal de no perder aquello que se ama. Pero para eso hacían falta aun dos bellos y gloriosos años más, llenos de risas, de amor y de buenos momentos, de celos, de bromas, de todo lo bueno y malo de la vida y de aquel ambiguo y efímero sentimiento llamado felicidad.

 

Notas finales:

Bueno pues así comienza la segunda parte de esta historia, no estoy segura si pueda leerse sin saber la primera parte, yo digo que si… pero a ver xD en otras noticias hoy es mi quinto aniversario de salir con el amado gatito para el que escribo esta historia, el dice que ah salido muy triste pero a ver qué opinan ustedes, gracias por leer y los comentarios son apreciados.


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