Katou entro a la casa silenciosa. Se suponía que Iwaki ya debería de haber llegado a la casa pero no se veía por ningún lado.
Suspiro.
Desde hace un mes Iwaki se comportaba diferente con el. Lo trataba fríamente y siempre se comportaba extraño, recibía llamadas extrañas, en una ocasión había contestado y había descubierto que era un hombre.
Katou sentía un dolor en el pecho cada vez que el teléfono sonaba. Jamás pensó que su relación con Iwaki se acabaría pero al parecer ya había sucedido. Katou no sabía qué hacer. Lo había intentado todo.
Cenas románticas, citas, sorpresas, tarjetas. Había intentado seducirlo de todas las formas posibles pero Iwaki simplemente parecía ya no querer tener intimidad con él.
Y Katou se había cansado. Se había acostumbrado tanto al Iwaki cálido y amoroso con el que había convivido tantos años que simplemente no podía soportar a este viejo pero a la vez nuevo Iwaki, indiferente y frio.
Se dirigió a la cocina para preparar la cena, después de haberla hecho se recostó en el sillón y encendió la televisión quedándose dormido, había tenido una semana dura.
Un ruido lo despertó. Se levantó y dirigió hacia el despacho de Iwaki el que tenía la luz prendida. Desde que todo había empezado Iwaki se escondía en su despacho. Y Katou sabía que tenía la entrada vetada ahí.
Se acercó a la puerta y escucho a Iwaki hablar
-No…ya te dije que mañana no puedo…-hablaba por teléfono nuevamente –si…Katou no sabe nada…No, es tan distraído que no creo que se haya dado cuenta…Mejor el fin de semana, Katou se va a una grabación en Okkaido…bien…entonces te veo el sábado a las tres en el café Munch…claro…adiós.
Las lágrimas resbalaban por las mejillas de Katou. No quería imaginarse lo peor pero no podía evitarlo.
Se dirigió a la cocina para servirse un plato de la cena cuando Iwaki salió del despacho.
-Katou…ya despertaste –dijo mirándolo
-S…si –dijo secándose los ojos, no quería mostrarle que estaba llorando – ¿Ya cenaste?
-Si –dijo simplemente –el viernes te vas a Okkaido ¿Cierto? –le pregunto sin verlo directamente
Katou trago el nudo en la garganta y dijo
-Sí, así es… ¿Y tú? ¿Tienes trabajo esos días?
-¿Eh? A si…Estaré muy ocupado, no creo tener tiempo de contestar llamadas.
-Claro, entiendo -“Mejor dime, no quiero que me llames y se acabó” pensó.
-Estoy cansado, me voy a dormir
-Buenas noches –dijo el rubio simplemente viendo a Iwaki subir por la escalera.
Cuando este desapareció arriba Katou dejo caer las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. No creía poder resistir esa situación más.
****
Katou bajo rápidamente del tren y miro su reloj, 2:15. Corrió y abordo el siguiente. Tenía poco tiempo.
Las grabaciones en Okkaido se habían detenido en la mañana por el mal tiempo y había aprovechado eso para excusarse con el productor y volver a Tokio diciendo que volvería en la tarde, que era urgente.
El productor había aceptado, aun cuando parara de llover, tendrían que montar las escenografías de nuevo y eso llevaría todo el día.
Katou llego hasta el café Munch a las 2:50. Sabía que se comportaba como una esposa celosa pero ya no podía resistir más esa situación, tenía que saber que pasaba con Iwaki por su propio bienestar.
No tuvo que esperar mucho para ver a Iwaki entrar en el lugar y aproximarse a un joven de cabello rubio y ojos verdes, alto y, aunque a Katou no le gustara, muy apuesto.
Sintió que una aguja se clavaba en su corazón al ver que ambos se besaban como saludo y después como ambos salían del lugar sujetos de las manos.
Katou los siguió más por masoquismo que por otra cosa y los vio llegar hasta la zona de los moteles y entrar a uno.
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, y la ira lo cegó. Entro al lugar y después de amenazar al encargado y que este le diera el número y la llave de la habitación se dirigió a esta.
Escucho sonidos inconfundibles dentro y, aun sabiendo que la imagen dentro lo destrozaría, abrió la puerta.
Iwaki y el sujeto estaban en la cama, el hombre estaba sobre Iwaki.
Ambos, al escuchar la puerta abrirse se volvieron y el rostro de Iwaki se puso pálido al mirar al rubio en la puerta.
****
Iwaki no tenía idea de cómo había llegado a todo esto. Como había terminado involucrado con uno de los actores secundarios de la serie en la que trabajaba.
El joven, Misaki, era muy guapo y por meses lo persiguió. A decir verdad le recordaba mucho a Katou.
Lo resistió mucho tiempo pero una tarde, cuando Misaki lo había besado Iwaki en lugar de apartarlo le había correspondido. Se sintió muy culpable después de eso y había comenzado a alejarse de Katou.
Sabía que este lo había notado y lo estaba lastimando pero tenía que pensar muy bien lo que haría ahora.
Amaba a Katou, eso nunca cambiaria, pero Misaki era…era diferente, no sentía nada por el que no fuera pasión. Eso ya lo había comprobado. Así que había decidido ceder solo una vez. Después de todo Misaki se iba a Inglaterra en una semana y no lo volvería a ver.
Katou jamás tendría que enterarse. Le pediría perdón y trataría de recompensarlo aunque el jamás supiera la razón. Seguirían con su vida.
Si, ese era el plan…entonces, ¿Porque estaba Katou en ese motel? ¿Porque los tenía que encontrar así?
Al mirar a Katou a los ojos supo que eso era todo. Que ya no podría haber nada más. No había oportunidad de perdón y esa realidad lo destrozo.
Miro a su alrededor, hacia Misaki y no sintió más que rechazo y repulsión hacia sí mismo, había engañado a la persona que más amaba simplemente por una aventura sin sentido.
-Katou…-trato de hablar pero el rubio lo miro con tal tristeza y decepción que no pudo seguir haciéndolo.
Katou salió sin mirar atrás e Iwaki supo que era el fin, que Katou no solo salía de esa habitación, sino también de su vida.
Se acurruco en las sabanas y lloro. Lloro como nunca porque sabía que había perdido a la persona que más amaba y era toda su culpa.
****
Katou miro Tokio desde el avión. Había terminado las grabaciones en Okkaido con lo que terminaba su película y había presentado su renuncia a la productora.
Después había mandado a su agente a recoger sus cosas de la casa que compartía con Iwaki, no podía volver a ese lugar, no podía enfrentarse a la realidad.
Al final, sin pensarlo dos veces había comprado un boleto a los Estados Unidos, uno sin retorno.
Las lágrimas se acumularon nuevamente en sus ojos y dejo que corrieran libremente por sus mejillas, esa sería la última vez que lloraría por alguien más.
Iwaki lo había traicionado. Ya no había nadie que le importara.
Miro Tokio por última vez y se hizo una promesa. Olvidaría a las personas a las que una vez amo, porque el amor es debilidad y la debilidad solo trae dolor. Y Katou Youji no volvería a permitir que lo hicieran sufrir.
Y volvería, algún día volvería solo para demostrarle a Iwaki Kyousuke que lo había olvidado y que nadie podría engañarlo nuevamente.