Tsukishima Kei no es alguien muy simpático, eso está de más aclararlo.
Él no sonríe a menos que sea burlonamente. No se ríe a carcajadas, sino por lo bajo. No grita, no exagera, no hace locuras; siempre sereno y sensato.
Tampoco es que tenga muchos amigos, simplemente tiene a Yamaguchi. Y a Kageyama cuando ambos no tienen ganas de soportar a nadie molesto. Y a Kuroo cuando al otro le apetece molestarlo. Pero, digamos que, simplemente tiene a Yamaguchi.
Y él está bien con eso. Y Yamaguchi está bien con eso.
Tsukishima podrá quejarse siempre de Yamaguchi; podrá decir que es molesto, irritante, que siempre está sobre él, o que no entiende por qué siempre tiene esa boba sonrisa en su cara, pero la verdad es que él de verdad quiere a Yamaguchi.
Lo quiere de verdad. Y mucho. Y le aterra.
Por eso le permite pequeñas cosas, cosas que no suele permitirle a nadie. Pero Yamaguchi es su pequeña gran excepción. La más importante, la que no tiene límites ni reglas.
Por eso le permite estar a su lado todo el tiempo. Por eso le permite que lo llame “Tsukki” con su chillona voz 400 veces al día. Por eso van y vienen juntos del instituto. Por eso lo defiende cuando alguien se mete con él. Por eso se la pasan juntos. Por eso le regala comentarios inofensivos y sonrisas simples que hacen que Yamaguchi se ruborice.
Por eso, con él, ríe a carcajadas hasta que se le escapan las lágrimas.
Y Yamaguchi de verdad ama verlo reír así.
Es más, cuando están juntos, y de buen humor, Yamaguchi hasta suele hacer o decir tonterías que sabe que harán reír a Tsukishima, sólo para verlo reír. Sólo para escuchar su risa, sus carcajadas, y ver cómo se agarra el estómago con una mano y con la otra se sostiene los anteojos para que no se caigan. Esa es la cosa favorita de Yamaguchi. La risa de Tsukki.
Y le avergüenza el sólo pensarlo. El sólo pensar que su cosa favorita en el mundo, de entre todas las cosas, es la risa del rubio. ¿Cómo podía interpretarse eso? Simplemente como lo que es: Yamaguchi está enamorado de Tsukishima, no se miente a sí mismo. Pero ya de aceptarlo a decírselo, hay una gran diferencia.
Una diferencia que jamás traspasará.
¿Qué diría Tsukki de él? ¿De sus sentimientos? ¿Le seguiría permitiendo tantas confianzas? ¿Seguiría riendo frente a él, si supiera que su risa lo deja embobado? Todas esas dudas atacan a Yamaguchi cada vez que piensa demasiado en Tsukishima.
No quiere perderlo. Está muy agradecido de ser él quien sea el más cercano a Tsukki. Pero, sólo eso.
Pero Tsukishima no se queda atrás, dudas similares lo atacan a él. ¿Qué haría Yamaguchi si supiera que lo quiere más de lo debido? ¿Seguiría estando a su lado? ¿Seguiría soportando su mal carácter y haciéndolo reír por tonterías?
Él, aunque lo niegue, aprecia demasiado a Yamaguchi como para estar dispuesto a perderlo por hacerle saber sus sentimientos. Él se conforma con estar a su lado, con verlo sonrojarse ante sus miradas y verlo feliz junto a él.
Pero eso simplemente es por ahora. Luego de lo dirá. Algún día se lo dirá. Y espera que Yamaguchi sonría ante ello, tanto como lo hace él cuando están juntos.