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¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada (Click para verla) - Facebook (Por si alguien necesita contactar conmigo o saber los fics que van a salir o están saliendo a publicación)

Actualizaciones: Día sí y día no.

Total de capítulos: 30

Era una noche solitaria y Minato se encontraba en la torre de su clan terminando el papeleo que se le había encomendado. Todos los de su generación estaban fuera de misión pero él por ser del clan Namikaze le habían mandado la tarea de ordenar y archivar papeles como si no fuera útil en la batalla. Decían de él que era el genio de los Namikaze, el prodigio que nace uno por generación pero seguía sin entender cómo era posible que no le dieran la oportunidad de demostrar lo que valía, él sólo quería realizar misiones, había entrenado duro como el que más pero seguía encerrado en la villa donde poco a poco se asfixiaba.

 

El rubio sentado en la mesa de su oficina miraba por la ventana el cielo estrellado y pensaba en su clan. ¿Cuántos habían fallecido en estos últimos años? Muchos, cada semana uno o dos entierros nuevos, parecía que todos los ninja al otro lado del muro de la villa se habían puesto de acuerdo para aniquilar al clan Namikaze, ahora tenían prohibida la salida, al menos los jóvenes y Minato no era una excepción por muy genio que fuera. Desde hacía seis años no había vuelto a salir de su clan.

 

Volvió de nuevo a la faena cuando las nubes cubrieron la luna y terminó de archivar los documentos cuando entraron un par de ninjas de su clan, ambos ya mayores, pertenecientes al consejo.

 

- Ve a descansar, Minato, ya terminamos nosotros.

 

- Da igual, no tengo nada mejor que hacer.

 

- Tu padre estará preocupado por ti, ya es muy tarde.

 

- ¿Venís de alguna misión? – pregunté.

 

- Sí.

 

- ¿Ha… habido bajas?

 

- Por suerte no, esta noche no ha estado del todo mal.

 

- ¿Cuántos heridos?

 

- Dos de nuestro clan pero por suerte llegaron refuerzos.

 

- ¿Refuerzos?

 

- Los… Uchiha – me dijeron.

 

- Oh… esos engreídos.

 

- No hables así, Minato, eres joven y deberías aprender a conocer tu sitio, ellos son buenos en el campo de batalla.

 

- Y nosotros también lo somos.

 

- Nuestra etapa ya ha pasado, Minato.

 

- Podemos resurgir de nuestras cenizas.

 

- Eres un idealista – dijo sonriendo – me recuerdas a tu abuelo pero acéptalo, Minato, han llegado nuevos clanes y al otro lado de los muros nos aniquilan. Los Uchiha son ahora la nueva élite de Konoha y es mejor que intentes llevarte bien con ellos. Nos han salvado en más de una ocasión en el campo de batalla.

 

- A mí no, será porque no me dejáis salir, ni siquiera me dejáis ir a la ciudad, me tenéis prisionero dentro del clan. ¿Por qué no puedo interactuar con otros clanes?

 

- Son órdenes de tu padre, Minato y debes respetarlas.

 

- Necesito hacer misiones, aquí me estoy oxidando – les dije – no he entrenado tan duro para permanecer aquí sentado viendo cómo asesinan a los nuestros ahí fuera, quiero ayudar a devolver el buen nombre al clan.

 

- Ya es suficiente – escuchó Minato a su padre de fondo – vuelve a casa de inmediato. Yo tengo una reunión importante que atender.

 

El resto de miembros del consejo empezaron a entrar en el edificio en busca de la sala de reunión mientras el padre de Minato se unía a ellos para debatir los futuros problemas. Minato decidió irse a su casa y es que ya no tenía nada que hacer allí. Todos decían de él que era el genio, pero se sentía tan inútil sin poder hacer nada por ayudar.

 

De camino a casa cruzó por la plaza del hospital de su clan y escuchó a un par de enfermeras rubias con el símbolo de su clan en la manga hablando sobre el último incidente. Estaba a la orden del día que el clan se hundía lentamente, que alguien ahí fuera los estaba aniquilando y se detuvo un segundo a la espalda de las muchachas escuchando las novedades.

 

- ¿Ya han llamado a su familia? – preguntaba una de las enfermeras a la otra.

 

- Sí, tienen que venir a reconocer el cuerpo aunque ya veremos cómo lo tomarán. Los médicos han tratado de dejarlo lo mejor posible.

 

- ¿Tan mal estaba?

 

- El muchacho apenas tenía veintidós años, ha sido violado y prácticamente descuartizado. Han tenido que unir algunas partes. No va a ser algo agradable para la familia.

 

- ¿Quién crees que es el que está detrás de todos estos actos?

 

- No lo sé – comentó la otra muchacha y Minato en silencio se marchó preocupado.

 

Minato se marchó del lugar con un mal sabor de boca, su clan desaparecía en el más espantoso silencio y nadie hacía nada para ayudarles, todas las semanas había un funeral y no era lo peor… lo peor era cómo llegaban los cuerpos, alguien en concreto o algún clan los odiaba para hacer lo que hacían. Estaba tan cansado de esta situación, tantas veces lo había hablado con su padre pero no le permitían salir para averiguar qué estaba ocurriendo. Todo el que salía acababa en una caja de madera en esas condiciones.

 

Se sentó en el columpio del parque frente al lago de su clan y miró las nubes tapando la luna, pensando en quién sería el pobre chico que había perdido la vida esta vez. El crujir de una rama le hizo girarse para encontrarse a su mejor amigo tras él sentándose a su lado en el otro columpio.

 

- ¿Te has enterado? – le preguntó.

 

- ¿El nuevo difunto? Acabo de pasar frente al hospital, un par de enfermeras lo estaban comentando. ¿Sabes quién era?

 

- El hijo de la florista – le comentó su mejor amigo – Acababa de graduarse como Jounin, era su primera misión fuera de la villa. Su equipo está destrozado, dicen que lo perdieron de vista sólo un segundo, llevaba medio día desaparecido y al final lo encontraron en las cercanías de la entrada a Konoha, atado a un árbol con síntomas de haber sido torturado.

 

- ¿Qué está haciendo el clan? ¿Por qué no se defiende?

 

- Ya sabes la decisión del consejo.

 

- Pero quedarnos encerrados entre las paredes del clan no es una solución, hay que enfrentar a este enemigo y acabar con él. Yo no me hice ninja para estar ocupándome del papeleo en una oficina. ¿Qué crees que están buscando esos tipos en nuestro clan?

 

- No lo sé, Minato, no tengo ni idea, pero estas muertes no van a parar hasta que lo encuentren.

 

Ambos amigos se quedaron allí sentados por largo tiempo, en un tenso silencio mirando el pasar de las nubes. Finalmente, el amigo de Minato rompió el silencio comentándole que debía volver a casa antes de que su familia se preocupase, la tensión en el clan era evidente por todos los asesinatos que estaban ocurriendo. Minato asintió y con una sonrisa le indicó que él también se marchaba a casa, no quería preocupar a su madre.

 

Llegó a casa y su madre prácticamente se lanzó a abrazarle sin darle tiempo ni a quitarse los zapatos en la entrada. El clan… antes tan animado, ahora estaba en un estado deprimente y lleno de preocupación, los padres negaban la posibilidad de salir a hacer misiones a sus hijos y los de Minato no eran una excepción.

 

- ¿Dónde estabas? Me tenías muy preocupada, podía haberte pasado algo. Tenías que haber llegado hace horas.

 

- Lo siento mamá – le dijo Minato – me retrasé en el trabajo. Papá llegará tarde, tenía una reunión con el consejo, lo he visto entrar antes por la torre del clan.

 

- Sí, están tratando de hacer una alianza con algún clan poderoso para que nos ayuden. El líder de los Namikaze le ha pedido consejo y no puede negarse. Ya nos contarán si es que alguien está dispuesto a ayudar a este clan que se muere poco a poco.

 

- Seguro que sí, alguno habrá.

 

- Los Hyuuga nos han dado la espalda ya – comentó – eso dijo tu padre aunque no se han atrevido aún a contarlo al resto del clan.

 

- Es algo que se sabía – le dijo Minato – siempre han sido un clan muy cerrado, guardan muchos secretos y no les interesa que se desvelen, no dejarán que extraños campen por sus dominios.

 

- Si, tienes razón. Eso descarta también a los Uzumaki y a los Uchiha – le comentó.

 

- Los Uchiha… - exclamó Minato casi escupiendo la palabra – esos engreídos tan sólo tienen ojos para ellos mismos. Desde que les robaron el secreto a los Hyuuga de esos malditos ojos y los mejoraron… no les importa nadie más excepto ellos, se creen los amos y señores de toda la ciudad. ¿Quién nos dice que no son ellos quienes están detrás de los asesinatos? Ya robaron el secreto de los Hyuuga… podrían ir tras el nuestro.

 

- No hables así, son nuestros vecinos.

 

- Ya… pero yo nunca les he visto. Será porque no me dejáis salir del clan.

 

- Minato… ya vale, sabes de sobra que no puedes salir, es peligroso. Mira lo que le ha pasado a ese pobre chico. Era su primera misión como Jounin.

 

- Y  yo no sé para qué me convertí en uno… ni siquiera hago misiones, sólo me ocupo del papeleo.

 

- Tu padre sabe lo que hace al mantenerte aquí. ¿Qué clan nos ayudará? – murmuró su madre nerviosa.

 

- Alguno habrá, ya lo verás, ten un poco de fe.

 

Las noches en el clan Namikaze siempre eran frías, la brisa corría moviendo las hojas de los árboles y creaba un clima de tensión y miedo entre sus habitantes. Lo que siempre fue una agradable brisa que acompañaba las grandes velocidades que alcanzaban los Namikaze, ahora sólo era un viento que parecía poner freno y traer el miedo a la gente. Los ruidos se convertían en fantasmas que atormentaban a la población pensando que podían ser los asesinos, todo se había vuelto un infierno.

 

Minato aprovechaba las noches para entrenar en secreto y sobre todo… para hacer sus gamberradas por la ciudad sin que nadie se enterase, claro que todos sabían que el genio Namikaze, ese que jamás se dejaba ver por su gran velocidad… era el culpable de los destrozos que se encontraban al día siguiente.

 

La voz de su padre le despertó aquella mañana enfadado y supo que ya se habían enterado de su pequeña broma de anoche. Siempre fingía dormir para luego escaparse por la ventana y ver la ciudad, era su única posibilidad de salir del clan y aunque sabía el peligro que corría, ansiaba la libertad aunque sólo fuera unas horas.

 

- Minato Namikaze, despierta ahora mismo y baja aquí – gritó su padre y él sonrió antes de empezar a vestirse.

 

Bajó las escaleras aún frotándose los ojos con sus manos y bostezando. Pasar las noches en vela viendo la ciudad hacía que por las mañanas estuviera así de perezoso.

 

- ¿Qué ocurre, papá? – preguntó.

 

- ¿Cómo narices se te ocurre destrozar las imágenes de los Hokages? – preguntó.

 

- No las he destrozado… las he… mejorado, eran muy aburridas.

 

- Las has pintado enteras.

 

- Están más coloridas.

 

- Dios mío… y en plenas elecciones para elegir al siguiente Hokage. ¿Qué imagen vamos a dar al nuevo Hokage?

 

- Aún faltan meses para que elijan uno – le dijo Minato – y a saber quién será.

 

- Me va a dar un infarto con este niño – dijo su padre mirando fijamente a su madre – ya no sé qué más hacer contigo, Minato. ¿No ves el peligro de salir?

 

- No he salido de la ciudad, sólo… del clan, además nadie me ha visto, soy demasiado rápido para que me vean.

 

- Pasas las noches fuera y no sé si quieres que me dé un infarto preocupándome por ti, pensando que tú podrías ser el siguiente en aparecer… - su padre se detuvo sin ser capaz de pronunciar las palabras.

 

- ¿Violado, asesinado y descuartizado? Papá… eso no ocurrirá. Me convertí en Jounin, quiero ser profesor como Jiraiya lo es de mí y querría poder salir fuera de la ciudad a demostrarles a todos que los Namikaze seguimos siendo buenos, pero no me lo permites.

 

-        Desde luego que no, no quiero perder a mi hijo como todas esas familias están perdiendo a los suyos. Eres el genio de los Namikaze y tienes otro papel que cumplir.

 

- ¿Otro papel? ¿Cuál, papá?

 

- El matrimonio.

 

- ¿Matrimonio? – empezó a reírse – tengo dieciocho años tan sólo y además… ¿Con quién me casaría?

 

- Lo sabrás a su debido tiempo.

 

- ¿Lo habéis concertado?

 

- No, lo hemos planeado, ya hemos dicho que ese matrimonio va a realizarse, hemos dado nuestra palabra y lo harás. Necesitamos esa alianza con el otro clan.

 

- ¿Por qué yo? Eso debería hacerlo los hijos del líder del clan.

 

- Nadie quiere aliarse con nosotros, Minato – le gritó – somos un clan en declive, nadie nos ayudará y nuestra única baza eres tú, eres el genio de los Namikaze, tu sangre aún tiene prestigio, la nuestra ya no vale nada, tienes que ser tú.

 

 


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