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Te Amo y Por Eso Tienes el Poder Para Destruirme por Arwen Diosa

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Notas del fanfic:

El cambio y fortaleza que adquiere Camus en esta historia tiene su inspiracion tristemente en patrones de conducta de personas que sufren algo parecido... pasen y lean.

Notas del capitulo:

Denle la oportunidad al fic, y si me aprezco despues de muuucho tiempo, pero tengo mis razones... pasen y lean con confianza, pespero lo disfruten tanto como yo lo gozo al escribirlo.

Te amo y por eso tienes el poder para destruirme… pero confío en que no lo harás.

 

Capítulo 1.- “Milo… te amo”

 

- Un día haremos una familia, tu eres mi todo y lo sabes. ¿Cómo puedes pensar que no eres importante para mí? Si tanto me costó conquistarte y lograr que seas mío. Sólo que a veces me desesperas y lo sabes, no me gusta algunas cosas de tu forma de ser… sabes que me desesperas, eres demasiado controlador y dependiente de mi.

- Pero es que…

- No, si yo digo haz esto tu lo haces… a veces pienso que no tienes personalidad.

Camus bajó la cabeza abrumado, con un extraño dolor de cabeza y dolor de corazón, sentía que tenía toda la culpa de toda su discusión y que por su falta de personalidad habían llegado a tanto problema, si él supiera manejar mejor sus conflictos internos, si él supiera encontrar una solución mejor a todo lo que sucede a su alrededor no hubieran discutido a tal punto de que el de cabellos de color acuamarin terminara llorando y Milo sujetando sus cabellos.

- Camus me hacer renegar mucho, todo el tiempo te repito lo mismo. ¿Por qué no me entiendes? A veces pareces mi aprendiz en vez de mi novio. Ya no puedo más.

Otra punzada más en su corazón al escuchar aquel dictamen que  conocía, sabía que Milo odiaba esos conflictos entre ellos y todo por no saber manejar sus “inseguridades”, como odiaba eso, ante todo reclamo suyo al final Milo encontraba la forma de darle la vuelta al problema y Camus terminaba siendo el culpable, al final la única solución que encontraba Milo sea el terminar…

Camus se secó las últimas lágrimas y respiró profundo para controlarse.               

- Si, no debí manejarlo así - se disculpó Camus buscando contacto con Milo, quiso agarrar su mano pero él la alejo con rapidez - Milo…

- No, no quiero ya verte. Me voy a ir - Milo se incorporó del pilar en el que estaba apoyado, era  del Santuario en la Casa de Acuario - No de vi haber venido a verte.

- Pero… - Camus se mordió el labio inferior arrugando el entrecejo - Pero si ya lo hemos solucionado todo.

- Pero me haces enojar demasiado Camus, sabes que tengo tanto que hacer, sabes que el tiempo está en mi contra y todavía tengo que lidiar contigo - con un toque en la mejilla a Camus le secó el ultimo rastro de lágrimas -  No sé si estamos bien, tal lo mejor sería ya no seguir juntos.

Un nudo en la garganta, muy apretó que apenas le dejaba respirar, las ganas de llorar otra vez lo invadieron pero ya no quería llorar… Milo siempre se quejaba que verlo llorar le irritaba.

- No digas eso, lo mejor sería calmarnos ¿no? De todas formas ya hicimos planes para mañana ¿verdad?, iremos al pueblo, cenaremos… todo estará bien - Camus sonrió a pesar del gran nudo en su garganta.

- No creo, no quiero verte - Milo se alejo unos pasos - Cuando te pones así no me dan ganas de verte.

Parpadeó un poco más ante la inesperada acusación y las últimas lágrimas salieron de sus ojos.

- ¿Por qué me tratas tan mal?

- Ve, otra vez estas empezando - Milo dio un largo suspiro - Me cansas, ya no te soporto.

Mordiéndose el labio vio alejarse a Milo sin mirar atrás, escaleras abajo seguramente con dirección a su Templo, por el poco orgullo que le quedaba Camus ya no dijo nada, no le siguió y no corrió detrás de él como en anteriores veces para alcanzarlo e intentar solucionar el problema; su corazón le decía que ese día ya no podría ser rechazado de nuevo y se protegiera de mas dolor. Además correr tras Milo no siempre era una buena opción… una vez ya lo había votado a las afueras de su Templo y Camus siguiéndole tontamente recordaba claramente el rechazo en la mirada de Milo cuando le dijo que con esas actitudes lo único que lograba era hacerle la vida más difícil.

Cuando perdió de vista a Milo, respiró hondo para lograr recuperarse, dejar de llorar e ingresar a su Templo. Sabía que, con probabilidad al final lograrían arreglar su problema pero, con palabras como: “Ya no te soporto” “Me cansas” le quedaba un sabor demasiado amargo para hacerlo pasar así como así. Deseaba con todas sus fuerzas que Milo no fuera tan canalla al momento de discutir, perdía la paciencia muy rápido con él y le largaba con palabras hirientes sin medirse. Camus reconocía que si podía ser pesado y exigente, pero no recordaba ni un episodio donde él fuera con palabras tan duras. Se secó las lágrimas una vez más y se quedó mirando hacia el techo de su casa repasando lo vivido ese día y como es que llegaron de hacer el amor por la mañana a verlo irse sin remordimientos. Y toda la discusión empezó porque Camus le empezó a preguntar dónde había estado esos dos últimos dos días donde no había tenido noticias de él. Pero… Milo al parecer siempre encontraba la forma de darle la vuelta al problema y hacer que fuera Camus el que se sintiera culpable.

Aunque en realidad no siempre fue así su relación, claro que no. Camus no se hubiera enamorado de un patán como el Milo de ahora que lo trataba tan mal… no, claro que no. Pero al principio todo fue tan lindo, tan sencillo, su relación era simple y pacífica, si Camus lo necesitaba Milo estaba ahí, se aparecía en cualquier momento del día para invadir la vida de Camus y adueñarse de su tiempo. Lo llenaba de sorpresas cada vez mas lindas, no siempre materiales, Milo estaba ahí aunque en realidad Camus no lo llamara ni deseara verlo. Por su personalidad graciosa, tierna y avasalladora… fue fácil enamorarse de él… Amar a Milo…

“Amar a Milo era una promesa”

Así pasaron los años viéndolo crecer a su lado, logrando ambos alcanzar sus sueños y objetivos como Caballeros. Después de la guerra contra Hades, gozando de una nueva vida y nuevas oportunidades había mucho por alcanzar. Cuatro ya eran los años que podían decir que eran novios y muy pronto celebrarían su quinto aniversario. Sonrió ante la idea de `poder celebrar juntos un aniversario más… intentado ser positivo ante la idea de que este año podrían pasarla bien ante todo pronóstico. Este año más bien no tenían una misión asignada, al menos no una que les robara todo el tiempo libre que tenían o… una que Milo usara de excusa para no pasar tiempo juntos.

Bueno, por el momento no había nada que pueda hacer. Amaba a Milo a pesar de su mal carácter y sus constantes abusos, total… en realidad Camus pensaba que sí era el culpable de haber peleado y si sólo… no le hubiera reclamado sobre su ausencia Milo seguiría a su lado haciendo planes para el día de mañana.

 

Entrenamientos matutinos… su despertador sonando insistentemente en su mesita de noche fue lo que le saco del pesado sueño que había logrado agarrar a mitad de la noche, estiró la mano para apretar el conocido botoncito y callar al aparato que se empeñaba en despertarlo. Tal vez si hubiera sido cualquier otra mañana hubiera dormido de nuevo pero se trataba de un día donde despertaba y la realidad le caía como agua fría… ¿Sería que Milo iba a venir como quedaron antes de su pelea? Frente al espejo de su baño notó sus ojos hinchados, sea por la trasnochada o por el llanto tenía unas notorias ojeras. Un baño de agua fría, ropa de entrenamiento y una coleta alta. Camus se sabía hermoso y con muchas cualidades que a pesar que Milo le dijera que debía aumentar el volumen de sus piernas y que su cabello estaba maltratado y que… algunas cosillas más que intentaba ignorar para no mellar su propia imagen, igual a él le gustaba como estaba. Miró una vez su reloj para asegurarse de la hora, no estaba tarde para llegar al entrenamiento pero Milo si ya estaba fuera de hora… solía llegar con media hora de anticipación para desayunar o tal vez bañarse juntos…  Comió algo ligero mientras esperaba alguna noticia de Milo pero al parecer no llegaría, lo más probable era que ya se encuentre en el Coliseo entrenando con el resto de sus compañeros como si nada hubiera ocurrido.

Decidido a ir a entrenar terminó por ponerse las muñequeras que utilizaba y descender hasta el Coliseo. Era un día soleado con el cielo despejado y el sonido de las aves cantando era opacado por los clásicos vítores y gritos que provenían desde el centro de entrenamiento. Desde su  oportunidad gozaban de esa vida nueva y sin aproximación de guerras aparentes, casi los Caballeros Dorados se sentían desobligados ante la falta de “trabajo” esa situación los había orillado a comprometerse cada mañana a entrenar informalmente entre ellos y con el Patriarca Shion como patrocínate para ponerle un poco de seriedad, aunque no todo era desorden, el Patriarca era estricto ante todo evento que se tratara del Santuario.

Los pasos de Camus se detuvieron al ver acercarse a Milo hacia un pilar de la casa de Mu, desde la distancia que mantenían solo Camus se había percatado de la presencia del otro. Lo primero que pensó fue acelerar sus pasos para sorprender a su novio con un abrazo pero sus pasos se congelaron a la mitad al ver que Mu salía al encuentro de Milo con una sonrisa que fue recibida con un abrazo. Camus inhaló con fuerza aire mientras parpadeaba y tragaba grueso. La mirada de Mu, esos ojos grandes y verdes fueron los que miraron a Camus de pie entre la escalinata de la Casa de Tauro y Aries.

- Mira es Camus ¡Hola Camus! - Mu se separó de Milo al decir eso.

Milo solo lo miro mientras el mencionado acortaba la distancia y saludaba a Mu. Si era cierto, se sentía celoso de la "gran" amistad que los dos compartían. Camus no lo había expresado, Milo en si no lo sabía porque el tener amigos no era algo malo, incluso él también tenía buenos amigos  como Shura y Saga pero la amistad de Milo y Mu… algo le incomodaba.

- ¿Todo bien Camus? - Mu le abrazó también cuando le saludó.

- Todo sin problema - dijo con una media sonrisa. No podía tratar mal a Mu, era una de las personas más amables entre los Caballeros y la mayor parte del tiempo se encargaba de realizar las actividades entre los Dorados, como cenas de cumpleaños y esas cosas, porque era el que mejor se llevaba con todos, no tenía rencillas con nadie. Pero la amistad con Milo siempre era más estrecha.

Mu caminó por delante para terminar de surcar los templos e ir hacia el Coliseo dejando solos a la pareja. Camus se mordió el labio al verse a solas con Milo y no saber qué decir.

- Creí que ya estabas en el entrenamiento - dijo Milo empezando a caminar.

- Estaba esperando que llegaras a mi Templo, como quedamos ayer -. Dijo Camus siguiéndole el paso a Milo.

- Sabias que no quería verte - le dijo sin mirarle - Sabes, me voy a adelantar, estaba hablando algo importante con Mu, te veo luego.

Esa misma pesada aura lo estaba rodeando de nuevo, odiaba pelear con Milo porque su corazón no se sentía tranquilo hasta alcanzar charlar con él y lograr que ambos se perdonen… otro suspiro y continuó su camino. En el Coliseo sólo faltaba Afrodita que acostumbraba llegar tarde a los entrenamientos, Shion estaba con Dohko dando algunos golpes en los pilares que servían para ese propósito, Saga y Kanon estaban charlando junto con Shura y Mascara Mortal, Aioria, Aioros, Aldebaran y Shaka estaban sentados en la tribuna, se veían cansados, ellos eran de los que llegan con anticipación y luchaban entre ellos, Camus también formaba parte de ese grupo, de los que amanecía para entrenar pero eso era antes que Milo acaparara su tiempo y apareciera en su templo, recordaba que al principio olvidaba que Milo iría a su casa y él bajaba a entrenar pero con una discusión Milo dejó en claro que no le gustaba que Camus le plantara o se olvidara de él, con las frases “pareciera que lo nuestro no te importara”, el de cabello azul dejó su rutina para acoplarse a Milo.

Camus se disponía para calentar y comenzar su entrenamiento, dejó a un lado su cantimplora llena de agua  pero Shion con un llamado los convocó a todos diciendo que dejaran lo que estaban haciendo para reunirse un momento.

- Por favor reúnanse por las tribunas - llamo la atención de todos - Estaba esperando que llegasen todos pero esperar a Afrodita es demasiado… ya veré que castigo le doy - Shion odiaba la impuntualidad. Mascara de Muerte que se sentía ludido al escuchar el nombre del Caballero de Piscis se rascó la nuca incomodo y nervioso mirando hacia arriba esperando que mágicamente apareciera Afrodita.

Camus se sentó al lado de Saga después de saludarlo como siempre. Milo se acercó a ellos y con un abrazo a medias acarició los hombros de Camus y se sentó a su lado.

- Ves como eres, ya no te importo para nada - le susurró despacito. Camus le miró sorprendido ¿de qué le hablaba? - Si yo te importara te hubieras sentado a mi lado, pero como no me amas…

- Yo no sabía… - Camus resoplo ante la inesperada acusación y no poder defenderse apropiadamente cuando Milo lo calló dándole un apretón sobre su hombro al ver que Shion comenzaría a hablar.

- Bueno, debo informarles que he tenido reuniones muy serias con Athena estas últimas jornadas, el resultado fue sonsacar algunos trabajos pendientes que deben ser atendidos por ustedes los Dorados… no todos trabajarán, pero los que lo hagan estarán libres de estos entrenamientos matutinos mientras dure ese trabajo. No es nada extraordinario pero si lo realizan  aprenderán mucho mientras dure el trabajo…       

- ¿Cuantos Caballeros necesitas? -Cuestionó Saga, seguramente ya se lo estaba pensando. Él era el que siempre estaba detrás de un nuevo proyecto.

- Tal vez siete de ustedes o sólo seis… aun no está decido será dependiendo de la demanda de trabajo. - Respondió Shion - Yo estaré a cargo de las tareas asignadas, sin embargo confío que trabajaran de forma ordenada y los que no lo realicen espero que no descuiden sus entrenamientos.

- Patriarca podemos saber de qué se trata, así para poder ser voluntarios o no -  dijo Aioros con una seriedad poco natural de él -  Así estamos seguros o no somos aptos para la misión en cuestión - la mayoría aguantó la risa ante las palabras de Sagitario, en otras palabras era “Si es algo aburrido, mejor olvídalo Shion”           

- Bueno tengo una misión para la Isla de la Reina Muerte, consistente en ir como entrenadores para un grupo de aprendices y aspirantes a Caballero. El Caballero de Plata encargado de eso presentó su carta de retiro y deserción hace unas semanas por un simple motivo… su edad. Bueno… este trabajo será temporal mientras Athena busca nuevos prospectos como entrenadores, al menos 3 Caballeros cumplirán eso. La otra misión  se trata de algo mucho más intelectual, el Archivero del Santuario está en crisis desde que se les asignó a los Caballeros de Bronce ordenar esa entidad… es menester que se encuentre en orden para el Aniversario que Celebraremos por el cumpleaños de Athena - la mayoría de los Caballeros giró los ojos en signo de molestia y desagrado - Como estamos es “paz” con el resto de los Dioses, vendrán para Festival de este año… que al parecer ella planea hacerlo a lo grande - Shion resoplo seguramente pensando en la difícil tarea de organizar aquella fiestecita - Pero bueno, el Archivero en orden es otra de las tareas. La siguiente tarea es hacerse cargo de la Organización del cumpleaños de Athena…. Sé que es la tarea menos deseada por las exigencias pasadas - claro, todos recordaban la torta de cumpleaños de 15 pisos que les indicó hacer ellos mismos o entre otras cosas la orquesta de música que tuvieron que montar entre ellos, nunca olvidaran el mal karaoke de Afrodita - Pero la buena noticia de esta misión es que habrán Caballeros de Bronce a los que dirigir y relegar las tareas pesadas o absurdas.

- No quiero volver de compras con Athena… ¡Dioses que puede medirse 20 vestidos en una sola  galería y no comprar ni uno! - Renegó Milo, Camus rió por lo bajo recordando aquel episodio.

- Por favor no me digas que otra vez nos obligara a usar uniforme - dijo Aldebarán agarrándose la frente.

- Bueno, bueno… no miren el fondo del túnel por anticipado - dijo Shion recuperado su perfil serio ante la exasperación de sus Dorados por experiencias del pasado - Sea como sea, todas las misiones tienen algo bueno ¿no? Así que para mañana a la hora del entrenamiento quiero los nombres de los voluntarios y para que misión en específico se apuntan.

Mascara de Muerte que ya se ponía de pie con intenciones de irse recuperó su sitio cuando el Patriarca alzó un poco la voz.

- Si no hay voluntarios o hacen falta los asignaré al azar - sentenció - Será mejor que lo piensen bien o puede tocarles una misión para la que no están  hechos. Ahora si pueden retirarse - Miró significativamente al Caballero de Cáncer.

Todos se levantaban de su sitio pero Afrodita llamó la atención, quizá no tanta porque ya era muchas veces que lo veían llegar corriendo mientras se arreglaba su cuidada cabellera celeste. Esta vez fue directo a hablar con Shion, para darle su excusa del día.

-  ¿Y esta vez  que será? - dijo Milo a su pareja.

-  No lo sé - río Camus - creo que la ultima vez dijo que ya estaba aquí pero Athena le llamó a un rincón pidiéndole consejos de belleza - Caminaron juntos y en silencio por un momento hasta traspasar las casas de Aries y  Tauro, antes de llegar a Géminis.

- Bueno, iré al pueblo para hacer la reservación de esta noche - dijo Camus refiriéndose a su cena planificada con tiempo de anticipación.

- No sé si pueda - dijo Milo dejando de caminar, Camus se detuvo también - Escuchaste al Patriarca ¿no? Es que no vas a pensar sobre eso de las misiones…va a ser un día duro si empezamos mañana y no sería buena idea trasnochar.

- ¿Vas a ir a una misión? - Era normal que se preguntara eso Camus, generalmente su novio no era muy ambicioso  y pasaba fácilmente de las tareas que no creía enteramente divertidas o todo un reto - ¿A cuál iras?

- Yo creo que a eso de la Isla Reina Muerte  - dijo Milo - Tú también deberías pensar eso de apuntarte a una misión Camus. Ser Caballeros Dorados está bien pero no podemos quedarnos así simplemente ¿comprendes? Hay que salir de la rutina y conseguir nuevas cosas.

Camus parpadeó marcadamente ¿de qué estaba hablando Milo? Si analizaba la situación él era el más emprendedor de ambos y también el más soñador, al que le gustaba hablar del futuro y hacer planes; por eso mismo le sorprendía lo dicho por el de pelo azul oscuro.

- Claro, estaba pensando decirte que ambos nos unamos a eso del Archivero. No será nada pesado y tendremos la oportunidad de pasar tiempo, juntos. Además queríamos investigar algunas cosas en ese sitio ¿no? - Camus le regaló una de sus sonrisas coquetas y convincentes.

- No - dijo Milo de inmediato - Yo ya veré a lo que me apunto pero lo haré por la experiencia, no por eso de estar juntos - recalcó.

- ¿Qué tiene de malo el estar juntos? - cuestionó Camus empezando a sentirse ofendido por el mal carácter de su novio, podía aguantar muchas cosas pero odiaba ser relegado de esa forma.

- Nada, pero no empieces con “tus cosas” de nuevo por favor - le dijo Milo haciendo un poco de distancia  -. Ayer por tu culpa hemos discutido.

Separó los labios para protestar contra eso y refutar, como odiaba ser tratado de esa forma, Milo siempre hallando la forma de echarle la culpa a Camus por los problemas que tenían…. era tan bueno dando la vuelta a la situación y proyectar sentimientos de culpa en el Caballero de Acuario.

- Ya me disculpé ayer… estoy intentado cambiar eso ¿verdad? Pero esto es diferente, me refiero a trabajar juntos y tener tal vez un proyecto… sería divertido organizar también la fiesta - dijo poniéndose delante de Milo para evitar que continuara avanzado.

Milo se sujetó la frente, como si sufriera un fuerte dolor de cabeza o las palabras de Camus lo provocaran, agarró a Camus de los hombros y arregló algunos de sus mechones azules que invadían su rostro, sus miradas se unieron una en la incertidumbre y otra… Camus no lograba distinguir ese tipo de mirada que su novio le ofrecía, parecía que rezaba por dentro por obtener un poco mas de paciencia.

- Veremos qué pasa ¿ya? - Besó a Camus de manera rápida y continuaron caminando juntos.

Milo se quedó en su casa diciéndole que más tarde pasaría por él y el Caballero de Acuario continuó solo su ascenso por el Santuario. No iba a negar que muchas cosas odiaba de Milo, y daría lo que sea por volver a los primeros meses donde comenzó su relación de novios, donde los obsequios y sorpresas eran tan espontaneas... parecía que no tenían fin, pero lo hallaron pronto. Milo tenía menos tiempo para pasarla juntos, escaso o casi nulos detalles y cada vez   la paciencia con Camus se le acababa más rápido y no toleraba muchas cosas sobre su personalidad, le daba menos explicaciones y tampoco las pedía, de alguna forma Camus sentía que Milo se había descuidado de su relación hasta el punto de sentirse abandonado…  o tal vez Milo al principio lo acostumbró a un trato diferente y ahora mostraba su verdadera forma de ser.

- ¿Otra vez aquí?

Camus  se incorporó, estaba perdido en el amplio firmamento de sus pensamientos  mientras veía las estrellas, estaba de espaldas tendido en el techo su templo. Sonrió a medias al ver a Shura subir también a su techo, ese lugar era como su punto de encuentro de los dos amigos que además de ser vecinos, eran confidentes también.

- Ya sabes, cuando algo me inquieta estoy aquí - dijo Camus mientras Shura se sentaba a su lado - Y bueno… eso de las misiones me tiene algo pensativo.

- Sí, claro - Shura levantó una ceja para darle fuerza a su sarcasmo - No te preocupa las misiones, desde que estas con Milo te veo en este techo al menos una vez por semana.

Camus suspiró desenado que el gran nudo de su garganta desaparezca sin necesidad de ponerse a llorar. Milo había dicho que volvería más tarde, que vendría a su templo pero no lo hizo…  sobre su cena y la reservación en el Restaurant de la ciudad, al parecer lo olvidó. Camus no le buscó, sabía que si presionaba sería peor para él. Sabía que estaba siendo demasiado sensible y también dependiente pero… como odiaba ser puesto a la deriva de los deseos de Milo, si no iba a venir era preferible que le avisara con anticipación a dejarlo esperando a su querer… pero en situaciones como esas Camus prefería quedarse en su Templo y ordenar sus ideas. Aunque sabía lo que deseaba de Milo… quería pasar tiempo con él, lo amaba… pero Milo parecía evitarlo y él ha momentos parecía perseguirlo.

- Si, Milo me está volviendo loco - dijo Camus - Dice que me ama, y que no imagina una vida sin mí… pero su actitud demuestra que me rehúye, como si el pasar tiempo juntos, como hacer una misión juntos fuera la peor elección, dice que hay que ser sensatos.

- Bien, somos Caballeros y hay misiones pero no es como si en las misiones no nos dedicáramos a divertirnos ¿Verdad? Y Milo es el que más busca diversión, me sorprende su inesperada seriedad.

- Y hoy teníamos que ir al pueblo a cenar, me dijo que ya no podía porque debía pensar sobre esto de las misiones y tomar una buena decisión. Yo ya temía las reservaciones.

- Hay Camus - dijo Shura - Milo no sé lo que está buscando. Son más de 100 quejas que escucho de él pero tú… ¿No crees que estas aguantando suficiente? - Shura estaba a favor del hecho que Camus estuviera mejor solo que con Milo, lo recordaba más feliz y soñador antes de empezar su relación que ahora, pareciera que hubiera experimentado la cruda realidad de estar enamorado  y estar a la deriva del amor - Pienso que Milo se ha acostumbrado a tenerte a su disposición,  si quiere viene y si no le da igual si te tiene esperando. Apuesto a que si viniera ahora te daría una excusa simple por no venir antes y luego te cautivará de nuevo.

- No, esta vez no, podía decirme que no vendría en vez de dejarme esperando ¿Verdad? - renegó sujetándose los cabellos y despeinándolos con ambas manos - como odio que me considere que estoy a su disposición.

- Bueno y ¿qué vas a hacer?

Se mordió el labio, había olvidado que Shura era más de acciones que palabras, para él era más verbos que sólo oraciones hechas, en cambio Camus era más cavilaciones que acciones.

- No lo sé, cuando Milo venga… se lo diré.

- El se enojará diciéndote que muchos lo hostigas y presionas - dijo Shura como viendo venir lo obvio.

- Ya… - dijo sin más - Pero tengo tanto miedo de perderle Shura, Milo es tan genial cuando estábamos juntos y lo amo tanto… no quiero que terminemos, he dado tanto por él…

Los dos miraron hacia las estrellas aunque en realidad no estaban mirando ninguna en específico. Camus envuelto en el paraíso del pasado no dejaba de analizarse a sí mismo y pensar que tal vez la diferencia del estado de su relación  recaía sobre su hombros, quizá fuese él quien haya cambiado hasta tal punto de provocar todas esas reacciones adversas en Milo, porqué fueron tantas veces las que Milo le prometió que nunca lo lastimaría y serían felices…

- Para ti entregarte a Milo fue definitivo ¿No? - dijo Shura - Y lo digo de frente para no andar con rodeos innecesarios…

La felicidad de Camus en aquellos días donde la pasión se desbordó con Milo no tenía con que medirla… lo consideraba único y especial, un momento esperado por Camus, porque aunque había sido tachado de anticuado Camus sólo deseaba tener sexo con la persona que amara para siempre, el único amor de su vida…   

- ¿Te parece ridículo?                      

-. Pienso que… te define. Te conozco desde siempre ¿no? Y desde que somos unos jovencitos creo estas enamorado del amor… vino Milo y te cautivó porque de alguna forma tu ya estabas enamorado… e idealizaste tantos esos momentos de pasar tiempo con tu pareja, el primer beso y las citas… tener sexo o como su lo sabes llamar… hacer el amor, que cuando sucedió “eso” en especifico con Milo marcaste tu “para siempre”, y así te quedaste prendido por él, como si eso definiera tu pertenencia hacia Milo, y estuvieras obligado a soportar cualquier cosa a causa de esa “pertenencia”

Miró sus manos vacías y frías aspirando hondo mientras Shura parecía leerle el corazón, Camus no puedo aguantarlo más y derramó las primeras lagrimas de esa noche. Como odiaba ser tan sensible y derrumbarse tan fácilmente por Milo… como si fuera castigado por la tristeza.

- Fue como: tú antes de Milo y el tú después de Milo… - continuó el Caballero de Capricornio - Porque antes de llegar a ese nivel, por así decir, me atrevo a decir que Milo no era tan patán como lo es ahora.

- Lo sé... - admitió - La verdad nunca me lo planteado de esa forma, pero sí que  lo había tanteado, que el entregarme de esa forma a Milo y concederle todo tipo de placeres relacionados al sexo… tal vez también fue mi error… alguna vez debí decir que no…  Yo daría todo porque sea el único hombre en mi vida. Amo tanto a Milo.

- Camus… sabes que comprendo tu dolor… me veo a mi mismo en ti, yo estaba pasando lo mismo que tú por Mascara Mortal ¿verdad? Pero ahora estoy enamorado de Aioria… lo amo, y no me interesa su pasado, se que tuvo pareja antes de mi, pero eso me detiene para amarle con todo mi corazón.

- Pero jamás será lo mismo con otra persona - razonó Camus imaginándose el empezar una nueva relación - Yo con otro… haciendo lo mismo…

- Camus… cuando alguien ama, pues la historia comienza desde que comienza… que hayas tenido relaciones antes no significa que tu pareja pueda tratarte de forma diferente o tenga el derecho de suponer que harás cosas que no quieras… por mucho que las hayas hecho…

- Comprendo, comprendo - dijo rápidamente Camus agitando los brazos delante de su rostro, como si lograra espantar las ideas que llegaban a su mente - Es simplemente imposible e inútil hablar del tema, porque no pasaré por eso… Milo me ama, sé que me ama… solo esta estresado por … bueno antes estaba estresado por la llegada de los Caballeros de Bronce, porque eso significaba que estaría a cargo de Ikki y al parecer quería quedar bien… luego estaba estresado por el Torneo entre Dorados ¿recuerdas como entrenó?

- ¿No quiso entrenar contigo verdad?              

- Dijo que no quería que lo distrajera y lo mejor era entrenar por separado - Camus recordó eso con amargura y resentimiento - Ahora esta estresado por la nueva asignación de misiones… me imagino… ¿a cuál apuntaras tú?

Shura sonrió divertido - Quedamos con mi leoncito dorado y lindo apuntarnos a la organización de la fiesta de Athena, eso nos dará pase para ir a la ciudad y pasarla juntos ¿no? Hay  muchos lugares a los que queremos ir de visita, cosas ricas que probar y así nos aseguramos que haya buena cerveza en el evento.

- ¡Claro! Lo primordial - bromeó Camus, pero la verdad envidiaba a Shura, ¿Por qué su relación tenía que ser tan distinta? La forma de pensar de Milo prácticamente arruinaba lo que podían tener. La relación entre Shura y Aioria era de 3 años también, no había mucha diferencia… solo radicaba el porqué…

- Shura… a veces he llegado a pensar que Milo puede que me sea infiel… su comportamiento enmarca en los “síntomas”  de un infiel y su amistad con Mu a veces ,me parece enfermiza y pegajosa, no puedo odiar a Mu, es buena gente pero si comprobara que tienen algo los dos, bueno al menos tendría una explicación para su comportamiento.

- No es bueno tejer laberintos que la final te vas  a perder en ellos - dijo Shura - Por ahora no hay mucho que puedas hacer ¿no? Espera que la relación avance, no sabemos lo que Milo está pensando pero preguntarle de frente solo provocará que diga algo como: “Me estas acosando; mira que no me tienes confianza; así eres… tan celoso y desconfiado”

Camus río al final de la buena imitación de Milo que Shura le estaba haciendo, hasta el tono de voz y sus mismas expresiones  - Si, lo más probable es que diga algo como eso…

 

Las horas transcurrieron con extraordinaria facilidad y más cuando Shura lo acompañaba en el techo de su Templo, cuando el Caballero de Capricornio se despidió decidió irse a su cama a dormir… mañana sería otro día.

 

- Mira así eres…

Camus arrugó el entrecejo aun dormido.

- Así eres… no te importo par nada - en definitiva era la voz de Milo.

Camus  salió de su somnolencia rápido al parpadear y ver a Milo delate de él… le sonreía y estaba a medio hechar sobre su cuerpo.

- ¿Milo? ¿Qué haces aquí? - l e preguntó talándose los ojos e intentando ver su reloj sobre su mesita de noche, Milo lo evitó agarrando sus manos sin fuerza y lograba entrelazar sus dedos.

- Vine a verte como quedamos ¿no? - le dijo con un tono molesto - Pero tú ya te habías dormido… ¿y nuestra reservación? 

Camus entreabrió la boca, anonadado pero logro decir palabra.

- Yo te estaba esperando - le dijo Camus también molesto - Estabas tardando tanto que creí que no vendrías y me dormí…

- Vas a disculpar, te dejo dormir entonces… hasta luego.

Prácticamente alejó las manos de Camus como si estas empezaran a  quemar. Camus sintió esa presión sobre el corazón cuando Milo lo culpaba o lo trataba de esa forma.

- ¡No!, espera… no quise decir eso - y ya estaba empezando a disculparse de nuevo - Ven Milo, no quise decir eso.

Milo evitó que Camus se levantara de la cama dándole un beso en los labios, buscó su lengua con la suya y pronto encontró un lugar entre sus piernas, ambos sobre la cama, sus besos pronto descendieron hasta llegar al nivel de su clavícula

- Te amo, te amo… - los gemidos de Camus corrompieron el silencio que los rodeaba.

- Yo también - le dijo mientras le acariciaba la melena de color acuamarin y le besaba los labios.

- Mmm Milo… - dijo mientras lo abrazaba y gozaba de las unión de sus cuerpos - Dime…  ¿Por qué no viniste antes?

Milo rompió la pequeña aura de amor entre ellos levantándose con velocidad - ¡Ves! Ya estábamos bien y vos tienes que venir con tus exageraciones de siempre… ¿Por qué tienes que ser así?

Esa misma espiral de confusión en la que caía sin darse cuenta estaba absorbiendo a Camus de nuevo, él cedió al final para evitar otra pelea… otra innecesaria discusión por culpa de Camus… siempre culpa de Camus…

- No me hagas renegar ¿Si? - le dijo Milo abalanzándose de nuevo sobre sus labios y acariciándolos con su lengua - Vamos… acaso no quieres sentirme…

- Mmm si…

Con movimientos agiles y más caricias Milo logro quedar debajo de Camus sintiendo su peso con todo su cuerpo, su aroma y la calidez de su piel.

- Entonces ya sabes que hacer ¿no…? - le dijo sujetándole la cabeza y sin mucha fuerza lo empujaba hacia abajo.  Camus se mordió el labio sin encontrar palabras para oponerse, no le disgustaba hacer eso, pero sentía que Milo le obligase de alguna forma a usar sus labios y lengua para proporcionarle placer… alguna vez ya se había negado a hacerlo y Milo terminó ofendido,  molesto, tanto que lo echó de su Templo usando como pretexto que si Camus no lo hacía es que ya no amaba. Envuelto en ese huracán de sentimientos y absorbido por la confusión que le provocaba Milo, el de cabello color acuamarin se vio así mismo entre los muslos morenos y fuertes del griego usando su garganta mientras escuchaba a Milo gemir y sentía sus músculos contraerse de goce, su voz también demostraba lo mismo, gemidos roncos y fuertes mientras su melena era estrujada y jalada, a veces para acercarlo y hundirlo más a su anatomía y a ratos con intenciones de alejarlo para empujarlo de nuevo sin avisos.

Fue alejado de repente sin reparo pero no lo suficiente para que la sustancia de Milo lo manchase en la cara,  Camus terminó por limpiarse con las sábanas de su cama al ver que el griego se acomodaba satisfecho sobre la cama. Buscó sus besos y el cariño de Milo entre sus brazos.

- Estuvo genial - lo alagó Milo besándolo en la mejilla y abrazándolo un poco por el cuello. El protegido por la Constelación de Acuario se dejó abrazar y continuó besando a Milo en el cuello, mimando su piel con los labios, estaba excitado y con la urgencia de sentir las caricias de Milo con la misma pasión entregada. Pero Milo con un agarre por los hombros terminó por separarle de su cuerpo y basar sus labios. Un beso demasiado corto y breve.

- ¿Qué sucede?  - le cuestionó.

- Nada - respondió rápidamente - Sólo quería mirarte un poco, eres muy hermoso Camus. Te amo.

- Yo también te amo - le dijo -  Te amo Milo de Escorpio.

El aludido separó la unión de sus cuerpos para comenzar a ponerse la ropa de nuevo.

- ¿Qué pasa? Acaso no vamos a continuar.

- Claro que sí, pero por un momento déjame recostarme a tu lado.

Abrazados y cubiertos por una delgada frazada encontraron el sueño al pasar los minutos. Cuando Camus despertó al sentir el reflejo del sol entrar a través de las cortinas de su habitación se encontró solo sobre su cama. Un repentino nudo en su garganta lo acosó sin aviso… ¿Y Milo? Porqué a pesar de estar juntos, se sentía tan solo y también utilizado… Milo parecía que solo lo buscaba tiernamente para encontrar la satisfacción de su cuerpo y luego marcharse.

Camus se puso de pie para ir a su regadera, por mucho que desease que todo se quede paralizado, no sería así, los minutos seguirían su curso y las vida también… tal vez a Milo se le presentó algo urgente y por eso tuvo que irse de manera improvista… como lo vio tan dormido profirió no molestarlo. Seguramente en el entrenamiento le daría explicaciones sobre su ausencia… si, seguramente…

Camus entró al cuarto de baño, encontrándose a Milo ahí cepillándose los dientes.

- ¡Milo! Crei que te habías ido.

- Como me voy a ir, tú siempre pensando lo peor de mi…

- No…

Antes que lograra responder Camus apareció con la vista hacia el azulejo del baño y debajo de la regadera, el agua fría empezó a caer sobre su espalda y mojando su larga cabellera… y Milo detrás de él besado la extensión de sus caderas, subiendo a besarle los omoplatos y penetrarlo de golpe. Camus se quejó por la incomodidad y el dolor  por la invasión repentina y sin consideraciones pero Milo continuó con el brusco movimiento  hasta quedar satisfecho.

 

Continuará…

                                                     

  

            

   

           

              

 

 

 

 

 

Notas finales:

La continuacion estara en el lapso de la siguinte semana y sus mensajes me ayudaran a continuar porque son mi impulso... muchas gracias por leer...


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