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El Destino por Gratsune

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Notas del capitulo:

Los personajes son de Hiro Mashima

EDITADO*

Era un día muy caluroso en Magnolia a pesar de que eran las 8:30 am, el sol brillaba en lo alto haciéndose notar por  el calor que emanaba, unos rayitos de este entraban por la pequeña rejilla de la ventana iluminando y molestando los ojos del pelirosa que dormía plácidamente junto a un gatito azul.

 

A los pocos segundos de no poder aguantar más la molesta iluminación se despertó malhumorado, tapando su cara con la mano para así huir del sol, acomodándose de otra manera para asegurarse de que la luz no tocara su rostro nuevamente, intento recobrar el sueño cosa que no sucedió debido a que el calor era más de lo que podía soportaba para dormir.

 

– Maldición – mascullo, sentándose en la cama de mal humor ¿Por qué tenía que levantarse tan temprano hoy? si fuera por él dormiría todo el día.

 

Se restregó los ojos con los puños de sus manos  mientras bostezaba, acto seguido se levantó de su cama dirigiéndose al baño para poder asearse, luego de su aseo bucal y sentir el agua fría correr por su cuerpo, salió del baño envuelto en una toalla, atravesando el pequeño espacio de su sala llena de envoltorios de comida enlatada.

 

Luego de tener su típica ropa encima, decide llamar a Happy, ese gato azul que en estos momentos no se diferenciaba de un bebé durmiente. 

 

– Happy, despierta – movía al gato para despertarlo más rápido

 

– U-Un rato más, Natsu.

 

–No, vamos ya – sin embargo el gato se acurruco aun más bajo las mantas, era demasiado temprano como para interrumpir su sueño, habían tenido una semana muy apretada con misiones de todo tipo y ahora su cuerpo pasaba factura, Natsu suspiro resignado – iré al gremio, nos vemos allí – el gato levanto una de sus patitas en señal de que escucho.

 

Natsu se daba la media vuelta dirigiéndose a la salida, ya en su recorrido para llegar al gremio escuchaba a la gente hablar y quejarse del tremendo calor que hacía, sin embargo, para él no era más que un día soleado, aunque es lo normal, de todas formas es el Dragón Slayer de fuego, camino ignorando los comentarios de la gente llegando así a su destino, Fairy Tail, al entrar ya había gente allí, saludando a unos cuantos hasta llegar a la barra donde se encontraba Mirajane que le servía un vaso de cerveza fría a Macao.


– ¡Hola! – saludo enérgico al llegar a la barra tomando asiento en esta.

– Natsu buenos días – saludaba la chica con una sonrisa cálida, a la vez que recibía un apretón en su hombro como saludo de Macao – ¿Dónde está Happy?

 

– Sigue durmiendo.

 

– Pobre Happy, hay veces que te pasas Natsu – decía el mayor sintiendo un poco de pena por el gato.

 

– No es para tanto – entrecerró sus ojos quitándole importancia.

 

– ¿Qué no? – Pregunto incrédulo – lo usaste de transporte durante 6 horas Natsu, haber si comienzas a ser hombre y dejar tus mareos a los transportes – refunfuño.

 

–Sí, sí, lo que digas, ¡hey Mira! – Miro a la peliblanco que se acerco a él – ¿Me das algo de comer? Me muero de hambre.

 

– Y yo de calor, – se escuchó una voz conocida detrás de Natsu, los presentes percataron la presencia del chico que se acercaba – dame algo de tomar, por favor –. Gray, que estaba sin camisas caminando hacia ellos tomando asiento al lado de Natsu.


La chica sonrió amable mientras se alejaba para  conseguirle algo de comer al pelirosa, sin embargo, estos últimos estaban concentrados en una especia de pelea ocular, Macao veía divertido la escena de los chicos mientras tomaba el néctar de su vaso y observaba el concurso de miradas intensas que se lanzaban los jóvenes magos.

 

Tiempo más tarde, Mirajane recogía la pila de platos sucios que dejo Natsu mientras este último se dirigió al tablero de misiones, en ese momento van entrando al gremio Erza y Lucy, ambas platicando junto a Happy que llevaba un pescado en la boca moviendo su cabeza de un lado a otro hasta que dio con el pelirosa.

 

– ¿Qué haces Natsu? – Pregunto  curioso notando el aburrimiento en los rasgos faciales del mayor. 

 

– Busco un trabajo… pero no hay nada bueno – expreso con fastidio – ¿Qué hacemos? Happy – lloriqueo, golpeando su frente contra el tablero.

 

– Si quieres partirte la cabeza yo puedo ayudar más que ese tablero – desvió su vista hasta Erza que se encontraba a pocos paso de él junto a Lucy.

 

– Me gusta mi cabeza como esta – respondió al instante, tomando una leve distancia de las chicas. Erza se encogió de hombros y camino a al tablero para observarlo por unos segundos.

 

– He decidido, – dice sin mirarle – que vendrás conmigo a una misión que me encargo el maestro. – El rostro del contrario se ilumina, estaba resignado a tener algo de diversión esa semana al ver el tablero, pero si Erza tenía una misión que lo involucraba, de seguro y sería interesante, después de todo, para que el maestro le confié una misión a Erza, debe de ser especial.

 

– ¿Cuándo iniciamos? – Sonrió grande y entusiasta.

 

– Aun no te digo de que trata el trabajo, Natsu – dice ella, despegando la vista de la tabla para mirar al menor.

 

– Eso no importa, con un monstruo como tú y un mago de elite como yo, nadie podrá vencernos… – La mirada fulminante de la pelirroja le hizo cerrar la boca y sonreír con nerviosismo – me refería a un monstruo amigable… – la mirada de la chica se agudizo aún más – Ham… monstruo en el buen sentido de la palabra.

 

– Cierra la boca o te la cierro yo – Amenazo.

 

– Está bien… – susurro agachando la mirada. La pelirroja suspiro, mirando de reojo a Lucy a Happy, deteniendo la burla que estos tenían.

 

– No iremos solos – dice luego, colocando las manos en la cintura – somos un equipo ¿recuerdas? – Los ojos del pelirosa se alzan curiosos. – Tanto Lucy, como Happy vendrán también. Natsu sonrió  de oreja a oreja, por fin después de tanto tiempo tendrían una misión de verdad, sin embargo, tal alegría desapareció al conectar con los fríos ojos del pelinegro llegando al lado de Erza

 

– ¿Él también ira? – Señalo a Gray mirando a Erza, esta asintió,  provocando cierta molestia en el pelirosa. – Entonces yo no voy – se cruzo de brazos y volteo la cara hacia otro lado con los ojos cerrados. 

 

– Natsu – llamo con voz de mando, provocando que el nombrado abriera un ojo para verla – no te pregunte si querías venir, te dije que vendrías conmigo.

 

– Pero-

 

– Mañana a las 7:00 am en el puerto. – Interrumpió. Se dio la media vuelta sin romper el contacto visual con el chico – y será mejor que no faltes – agudizo su mirada, provocando escalofríos en el cuerpo del menor.

 

La chica se alejo hasta llegar junto a Mirajane quien la esperaba con un pastel de freza que no tardo en engullir. Natsu permanecía  congelado en su lugar, tratando de encontrar una razón para el temor que le provocaba Erza.

 

No muy lejos de ese lugar, Juvia se encontraba detrás de un muro de madera observando el torso desnudo de su amado. Se escabullo escondiéndose detrás de una mesa para que el pelinegro no la notara, comenzó a acercarse sigilosamente.

 

La peli azul avanzaba lento y en silencio acercándose más hacia Gray, esta vez escondiéndose detrás de unos barriles de vino acomodando sus prendas de vestir para luego peinar su cabello con las manos,  respiro profundo y empezando a caminar “sexy” hacia el pelinegro quien no lo noto hasta que estuvo lo suficientemente cerca, saliendo del trance en que lo había dejado Erza.

 

– Buenos días Gray–sama – comento tímidamente, con sus ojos brillantes posados en Gray, y este solo quiso correr lejos y perderse en el infinito y más allá.

 

– Hola – suspiro resignado, al parecer hoy tampoco se libraría de la chica. Ya que a donde él fuera, ella lo seguía, no importaba el lugar, la hora o el momento, ella siempre estaba ahí, escondida en algún lugar para que su presencia no fuera captada, sin embargo, Gray no era idiota, era uno de los mejores magos del gremio, notaria algo tan trivial como ser perseguido por alguien, varias veces trato de perderla aumentando el paso, corriendo, congelando el piso, metiéndose en callejones y saliendo por otros, pero ni aun así la perdía, suponía que no por nada era una de los “Elemento 4” en su antiguo gremio.

 

– L–le traje un regalo… –  balbuceo extendiendo sus manos con algo de pena y aun con la cabeza gacha

– No lo quiero – rápidamente la frialdad en su rostro paso a ser una de culpa en el momento de ver el rostro triste de Juvia – ¡está bien! Dame eso – tomo la bolsa de regalo, sacando el contenido oculto que al parecer era un pequeño muñeco de trapo muy parecido a Juvia.

 

– Es para… para que me recuerde cuando no estemos… juntos – se balanceaba de lado a lado nerviosa  – y–yo también tengo uno – mostro un muñeco, solo que este era la viva imagen de Gray – los hice yo misma, así cuando no lo vea lo recordare Gray–sama – batió sus pestañas mostrando el muñequito con orgullo, causando que el cuerpo del pelinegro se estremeciera.

 

 ¿Qué tanto tenía que soportar? Ya no aguantaba esto, día a día era lo mismo e incluso peor  ¿Qué no era lo suficientemente notorio los rechazos por parte de él? Quiera decirle que no le gustaba, que se alejara, que lo dejara en paz. Pero temía lastimarla, después de todo, él si desarrollo una especia de amor hacia ella, pero no pasaba más allá de algo fraternal.

 

– No era necesario Juvia – sonrió triste para luego dedicarle una mirada fulminante al pelirosa que no dejaba de burlarse.

 

– Si lo es Gray–sama, me entere que mañana se irá a una misión, así que podrá recordarme cuando tenga la muñeca – sonrió pequeño.

 

– ¿Cómo se enteró de lo de mañana? – Sus labios se volvieron una línea al notar los ojos brillantes de la chica frente a él, un nudo ahogo su respiración al sentirse culpable.

 

Era inevitable, él sabía más que nadie que nunca podría corresponder a los nobles sentimientos de la maga de agua, podía tratar, claro que sí, pero acabaría mal, ya lo había hecho y lo único que consiguió fue romperles el corazón a las chicas anteriores. No quería pasar por eso de nuevo, menos con Juvia, no podría cargar con un peso más en su espalda.

 

Su mirada se topo con el muñeco en sus manos y presiono su agarre en este ¿Por qué él? ¿Por qué Juvia se había fijado en alguien como él? ¿Por qué no podía corresponder los sentimientos de buenas personas como los de Juvia? Tal vez era una maldición, o simplemente el karma, había cometido muchos errores en el pasado y vivir de esta forma tal vez sea el costo.

 

No quería perder a nadie más, ellos eran su familia, Juvia era su familia, ¿Qué pasaría si se enteraran? ¿Qué pensaría Juvia de él si llegara a saber la verdad oculta detrás de aquel hombre intachable que admiraba? ¿Cómo lo trataría ella, el gremio, sus amigos… su familia? Había imaginado muchas escenas, sí, cada una peor que la anterior y estaba dispuesto a aceptar cualquier reacción, pero eso no significaba que dejaría de ser el puñal que acabaría rompiendo su ya agrietado corazón.

 

No quería perderlos, no a ellos, era lo único que le quedaba, la única familia que quería y necesitaba en su vida de ahora en adelante y nada más, la muerte de sus padres no dejaba de verla en sus sueños hasta que Ur llego calmando su corazón y rompiéndolo tiempo después al sacrificarse para acabar con la misma bestia que acabo con sus padres.

 

Muchos le han dicho que él no es el culpable, e incluso Lyon quien se alejo de él buscando venganza y regreso siendo aquel Lyon que siempre recordó, dijo que no era culpa suya la muerte de Ur, aun así, en lo más profundo de su corazón, sabia a la perfección que si él no hubiera ido hacia el monstruo, Ur tal vez siguiera con vida, junto a él, Lyon y Ulterra.

 

Pero no era así, porque para lo único que existía él, era para traer desgracia una y otra vez sin parar. Y no quería, ya no quería volver a fracasar en su intento de tener una familia que lo quiera, ya no quería volver a ser rechazado, insultado, abandonado, y si ocultar aquello era la cable del éxito, lo aria sin importar que, Fairy Tail era lo último que le quedaba y si lo perdía él se perdería.

 

– ¿Gray–sama? – El nombrado entro en sí, saliendo de su trance para centrarse con la chica frente  él – ¿Está bien? – Asintió levemente, no dejando muy contenta a la mujer – si usted lo dice… n–nos vemos luego Gray–sama, hasta luego Lucy–san, hasta luego Happy–san, hasta luego Nat... –

 

– Si, si, si, hasta luego – comento irritado de escuchar tanto el “san”

 

– Hasta luego Juvia – vio como la peli azul se marchaba a la barra sentándose junto a Erza para luego mirar algo inquietada al chico – ¿Gray? ¿Estás bien? – Sabia que algo le pasaba, era casi imperceptible, pero la maga celestial podía notar el deje de tristeza almacenado en los ojos del pelinegro.

– Sí,  ¿Por qué lo preguntas? –Entrecerró sus ojos, aburrido.

 

– ¡Hee! No, por nada, je–jeje – aún no se acostumbraba a los rápidos cambios de humor de aquel grupo, tal vez sean bipolares, pensó la rubia mientras todavía reía como tonta, mientras tanto en la barra del gremio…

 

– Hola Erza–san – saludo sin obtener respuesta, la contraria estaba concentrada comiendo y saboreando cada molécula de su trozo de pastel – ¿Erza? – llamo.

 

– ¡Juvia! – Reacciono sorprendida – ¿Cuándo llegaste? – Respondió con la cuchara en la boca.

– Hace poco – sonrió radiante, como nunca antes.

 

– ¿A qué se debe tanta  feliz?

 

– Es que vengo de ver a Gray–sama – se movió de un lado a otro con sus manos en sus mejillas tapando lo coloradas que estaban.

 

– ¿Gray? – giro hacia donde estaba este solo para encontrarlo en un enfrentamiento de miradas asesinas con Natsu, Erza devolvió  la mirada a Juvia, que seguía balbuceando cosas sobre lo maravilloso que era el pelinegro – ¿Te gusta Gray,  Juvia? – el balanceo se detuvo, la mente de Juvia estaba blanca y su cuerpo inmóvil, aquella pregunta fue como un balde de agua fría que cayó en ella de repente. La pelirroja la veía atentamente mientras rebanaba otro trozo de pastel el cual ya estaba menos de la mitad.


Juvia asintió, con vergüenza  mientras el color carmesí se apoderaba de sus pálidas mejillas.

– Pero a Gray no le gustas – metió la cucharada de pastel a su boca, tragando grueso despues y sin degustar el sabor dulce al darse cuenta de lo que había dicho ¿Cómo podía ser tan insensible?  Dijo esas palabras sin ningún cuidado y tan directo que cuando Juvia lo escucho sintió un puñal atravesar su corazón – Juvia perd-

 

– Lo sé –  Respondió para asombro de la mayor –  sé-sé que Gray-sama no me quiere – Erza enmudeció, sintiéndose abatida de escuchar la voz quebradiza de Juvia.

 

– ¿Si lo sabes… porque sigues? – Pregunto con cautela.

 

– Por esperanza – susurro agachando la cabeza viendo directamente hacia el suelo con los ojos vidriosos a punto de llorar – Porque aún tengo la esperanza de que Gray–sama algún día se fije en mí. Porque quiero que él sienta lo mismo que siento yo hacia él. Porque quiero que me quiera tanto como yo a él… Erza-san, –  hipeo – me esfuerzo todos los días para demostrarle mis sentimientos de una manera u otra y aunque sé que él no me quiere, tengo la esperanza de que lo haga en el futuro… uno tiene lo que siembra… y yo he sembrado día tras día un granito de amor en Gray-sama con la esperanza de que algún día mi siembra de buenos frutos – empuño sus manos, arrugando la tela de su vestido que comenzaba a humedecerse gota a gota de lágrimas.

–Juvia – llamo apesadumbrada, un nudo se había alojado en su garganta y la culpa invadía su pecho por haber iniciado una plática tan dolorosa para la de tez pálido –  tranquila – paso su brazo por los hombros de la chica, brindándole un abrazo reconfortante – perdóname por acerté llorar, que clase de amiga soy si hago llorar a unos de mis amigos, puedes golpearme como compensación – endureció su rostro, merecía un castigo por ser insensible, sin embargo, Juvia solo limpio sus lágrimas con rapidez mientras negaba con la cabeza  – ¡ya se! – exclamo, teniendo una idea – que tal si mientras hacemos la misión averiguo que siente Gray por ti ¿he? – Juvia alzo rojiza la mirada.

 

– ¿De verdad?

 

– Sí, claro que sí, es una promesa, apenas sepa que siente Gray por ti, te lo diré. – La peliazul sonrió mordiendo su labio inferior en contención de un chillido.

 

– Gracias Erza–san – tomo las manos de la mujer –  de verdad muchas gracias.

 

 

***

 

 

Al llegar a casa Natsu tuvo que abrir paso en el piso con sus pies moviendo la basura a un lado para poder caminar sin tener que pisarla, llego a su cama quitándose la parte superior de su vestimenta dejándose solo sus pantalones y tumbándose para dormir, al día siguiente un estruendoso ruido sonaba justamente al lado de la oreja de Natsu, haciendo que este diera un brinco y se golpeara la cabeza con el techo de su humilde y cochina morada, molesto, agarro el despertador bruscamente con una venita palpitante en su frente producto de la ira que le hizo agarrar el aparato, y acto seguido quemo el despertador en  su  mano, luego de haberse aseado y desayunado partieron hacia  el puerto encontrándose con Lucy, Erza y Gray, al parecer los únicos que faltaban eran ellos.

 

Natsu tan solo ver el barco en donde iban a viajar  sintió que su tención bajaba y su desayuno subía por su garganta. Al estar el barco listo, Erza entro arrastrando un carrito que llevaba una montaña de pesadas maletas sujetadas por una cuerda alrededor de ellas junto a Lucy que solo llevaba una maleta y Gray que solo llevaba un bolso de lado seguido de Happy que su único equipaje era la misma mochilita verde atada a su espalda, mientras que Natsu seguía en el mismo lugar parado desde que llego. Se negaba a subir en esa trocha marina.

 

Erza acomodo sus cosas y bajo por Natsu, y sin cuidado alguno lo alzo a la altura de sus hombros con total facilidad arrojándolo al barco como si fuera un costal de papas y reteniéndolo hasta que zarpara y estuviera lejos de la orilla aunque eso no fuera necesario, apenas Natsu puso un pie en el barco se movía como gelatina agarrándose en una de las velas para no caerse.

 

– Me siento ma–Umgh – su frase quedo a medias por entir el ligero desayuno que tomo esa mañana regresarse por su garganta – Haaaa, esta cosa del demon–Uuumgh… Haaaag ¡Wendyy! ¿Wendy dónde estás?  Wendy te necesitojojojooo – lloriqueo bajo la atenta mirada divertida de  Lucy y Gray que reían por sus tonterías, Erza cómodamente sentada comiendo un pedazo de pastel mientras que Happy consolaba a Natsu dándole palmaditas en la espalda.

 

–Si sigues vomitando inundaras el barco Natsu – comento inocente Happy.

 

– ¡HAAAA! ¿Por qué diablos Wendy no vino con nosotros? Umgh.

 

– Wendy se fue a hacer una misión con Bisca, Alzack, Charle y Romeo.

 

–¡¡WEEEEEEEENNDYYYYYYYY!!

Notas finales:

Espero les alla gustado, porfa dejen rew.


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