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UNA DURA CACERIA por nurikosan

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Shun regresa a casa después de terminar sus clases al anochecer. Aprieta fuertemente los libros sobre su pecho mientras su mirada huidiza se desvía atentamente en todas direcciones y atento al menor ruido extraño que percibe, listo para salir corriendo en cualquier momento. Cuando llega a casa entra rápidamente cerrando de un fuerte golpe para apoyar la espalda contra la puerta soltando el aire retenido en sus pulmones en un largo suspiro cargado de alivio.

- Shun, cada día vuelves más rápido a casa – le dice con una gran sonrisa Yhoga que ha salido de la cocina al oír la puerta- ¿Te encuentras bien amor? Estas muy pálido...

- No te preocupes, es por el esfuerzo de venir tan deprisa. Enseguida estaré bien. Solo necesito descansar unos minutos.

- De acuerdo, sube a darte una ducha rápida. La cena estará en unos minutos.

El muchacho asiente lentamente y dejando los libros sobre la mesa del cuarto de estudio asciende las escaleras para meterse en el cuarto de baño y dejar que el agua caliente temple nuevamente sus nervios.

Yhoga le ha observado en silencio antes de volver a la cocina moviendo la cabeza apesadumbrado por la falta de confianza de su chico en él al no querer contarle que es lo que le asusta tanto para hacerle llegar en ese estado todas las noches.

Durante la cena el rubio y preocupado muchacho trata de mantener una conversación sobre temas sin importancia, gastando de vez en cuando alguna que otra broma sin lograr arrancar una mínima sonrisa al rostro de Shun. Cuando terminan recogen la mesa entre los dos así como la cocina y suben a la cama.

- Shun, ¿por qué no me cuentas lo que te ocurre? – le pregunta abrazándole tiernamente y atrayéndole hacia él.

- No me pasa nada Yhoga, estoy bien.

- No, no lo estas. Llevas así un par de meses. Cada vez que escuchas el más mínimo ruido te sobresaltas, no quieres salir una vez que ha anochecido, ni siquiera a cenar a la pizzería de la esquina, apenas duermes un par de horas seguidas y cuando vuelves de tus clases lo haces como si huyeras del mismísimo diablo. Así que – le dice sentándose en la cama y obligándole a hacer lo mismo cogiéndole de los hombros- vas a decirme ahora mismo que es lo que pasa, que es eso que te asusta tanto y a lo que no te atreves a enfrentarte.

- No puedo Yhoga, no lo creerías además no quiero ponerte en peligro, por favor no me obligues a decírtelo.

- Pues lo siento mucho, pero vas a decírmelo aunque para ello tenga que azotarte como a un niño chico en el trasero. No voy a tolerar más este comportamiento. Quiero que vuelvas a ser el chico alegre y divertido del cual me enamore, el chico al que le encantaba salir a mirar las estrellas cogido de mi brazo y bañarse en el lago a la luz de la luna.

Le mira en silencio duramente, esperando una respuesta que parece que no va a llegar nunca y pensando que quizás tenga que presionarle un poco más. De pronto el corazón le da un salto al ver como Shun se encoge sobre si mismo cubriéndose el rostro con las manos y rompiendo a llorar desconsoladamente. Le abraza con mucho cuidado acariciando su cabello y consolándole con dulces palabras de amor hasta que consigue calmarle un poco.

- Shun, por favor dime lo que te atormenta, me destroza verte en este estado pequeño mío.

El peliverde se incorpora y apartando el cabello de su nuca le muestra dos diminutas punzadas en la misma. Yhoga examina atentamente las heridas comprobando que no son muy profundas pero sangran al tacto y no hay indicios de cicatrización por muy leves que fueran.

- ¿Quién te ha hecho esto? – le pregunta una vez devuelve el cabello a su sitio y le levanta el rostro.- ¿Quién ha sido el cerdo que se ha atrevido a hacerte algo así?

- Fue hace dos meses y medio al salir de la universidad. Cuando atravesaba por el parque un hombre alto y muy pálido se acerco a mí. Pensé que solo quería preguntarme por alguna dirección por lo que me detuve para tratar de ayudarle en lo que pudiera. Entonces me fije en su cabello, era rosa y me dije que era un color extraño, en toda mi vida he conocido a alguien con ese color de pelo. Me sonrío en silencio y sin saber porque no me gustó su sonrisa por lo que retrocedí unos pasos empezando a desconfiar. El volvió a acercarse y antes de que pudiera rechazarle me agarro por la garganta con una mano mientras me obligó a agachar la cabeza con la otra y sentí un ligero dolor en mi nuca. Casi inmediatamente una sensación de flojera empezó a apoderarse de mí, apenas podía mantener los ojos abiertos, las piernas se doblaban bajo mi peso. Al cabo de un rato me dejó con cuidado en el suelo con la espalda apoyada en un árbol para mirarme desde su altura. Me dijo que su nombre era Escila y que me había escogido por mi belleza y dulzura para compartir con él la eternidad. Me explicó que era un vampiro y que volvería a buscarme. Que me daba un tiempo para asimilar lo que me había ocurrido e ir adaptándome a mis nuevos sentidos y desapareció en un ágil salto hacia las copas de los árboles después de darme un beso en los labios. Por eso no quiero estar lejos de ti por la noche, no quiero ir al parque, no quiero salir de casa en la oscuridad. Yhoga no quiero convertirme en vampiro, no quiero alejarme de ti, no quiero ser el juguete de su eternidad.

- ¿Por qué no me lo dijiste esa misma noche?

- Porque no quiero que te haga daño, no quiero que te ataque, no quiero que te lastime de algún modo.

- Tranquilo mi niño, tranquilo – le dice abrazándole nuevamente y besando su rostro una y otra vez- No dejare que ese monstruo te lleve con él y mucho menos que te convierta en uno de ellos.

- ¿Pero como vas a evitarlo?

- De momento vamos a dormir esta noche...

- ¿Dormir? Yhoga ¿cómo puedes pensar en dormir? Estoy aterrado, no hago otra cosa que imaginar que esta a mi acecho, dispuesto a saltar en cualquier momento para llevarme a su guarida.

Yhoga se levanta en silencio y se pone la bata para acercarse al lado de la cama correspondiente a Shun y quitándole la ropa de la misma cogerle por una muñeca y tirar de ella para levantarle.

- Vamos – le dice en un tono imperativo- ven conmigo a la cocina, te preparare una infusión de hierbas con la que dormirás como un bebe hasta entrada la mañana.

El muchacho le sigue obediente pensando que no le ha creído. Una vez en la cocina se sienta a la mesa y le observa mezclar varias clases de hierbas y hacer la infusión que le da muy caliente para que la beba.

- De momento no vas a volver a clase hasta que hayamos solucionado este asunto.

- Pero no puedo faltar, los exámenes están cerca y...

- Shun prefiero mil veces que pierdas el curso a perderte a ti, y bébetelo antes de que se enfríe.

- De acuerdo – murmura llevándose el vaso a los labios bebiendo con cuidado para no quemarse.

- Como iba diciendo no vas a volver a clase, sino que me ayudaras a investigar en la biblioteca todo lo que encontremos sobre vampiros. Visitaremos a especialistas serios en temas esotéricos y bajo ningún concepto, y esto es lo más importante Shun, te separaras de mí un solo segundo.

- ¿Crees que podremos vencerle?

- Claro que si amor. Se ha equivocado de medio a medio al fijarse en ti. No voy a cederte sin luchar.

Una vez que se ha bebido la infusión ambos suben a la cama para acostarse. Yhoga le estrecha entre sus brazos y acaricia sin cesar hasta que comprueba que se ha dormido profundamente. Por su parte el contempla el oscuro cielo cuajado de estrellas a través del tragaluz que tienen sobre su cabeza aprensivamente.

- Te venceré – murmura al vacío- Te venceré aunque sea lo último que haga. No voy a permitir que lastimes a mi niño.

Al día siguiente Shun despierta en la cama él solo. Se sienta de golpe en la misma al ver el reloj pensando que se ha dormido cuando las palabras de Yhoga vuelven a su mente. Se tumba de nuevo arropándose hasta la barbilla alzando la mirada al cielo ahora completamente azul, limpio de nubes y brillante por la luz del sol. Al cabo de un rato decide levantarse. Se viste lentamente y baja a la planta baja para ver a Yhoga frente al ordenador buceando en busca de información a través de la red.

- Buenos días – le dice pasando los brazos alrededor de su cuello y apoyando la barbilla en la cabeza del rubio aspirando el aroma de su cabello- ¿Por qué no me has despertado?

- Necesitabas dormir urgentemente. Me quede contigo hasta el primer rayo de sol. Luego bajé aquí y empecé a buscar datos sobre los vampiros. Hay mucha paja, pero he podido sacar algunas cosas en claro.

- ¿Cómo cuales? – le pregunta sentándose a su lado y mirando las hojas que ha impreso.

- Tus sentidos ¿han cambiado en algo?

- ¿Cambiado? – le mira extrañado para abrir los ojos todo lo que puede- Ahora que lo dices, percibo sonidos que antes no escuchaba, oigo la caída de un diminuto alfiler sobre la alfombra al otro extremo de la sala y mi vista es más aguda, veo a más distancia que antes.

- ¿Te molesta la luz del sol más que antes?

- No, eso no. Me sigue gustando tanto como antes sentir el sol en mi rostro.

- Eso nos da más tiempo... ¿Te hizo probar su sangre?

- No. ¿Es eso importante?

- Para la transformación completa la víctima tiene que beber la sangre del vampiro.

- No haré eso nunca... aunque me torture cruelmente... te prometo que no lo haré Yhoga.

- Lo se mi amor, no te preocupes no dejare que las cosas lleguen a ese punto.

Shun se queda pensativo mirando a Yhoga pasar de una pantalla a otra rápidamente durante un rato al cabo del cual rompe el silencio.

- ¿Y tu trabajo? ¿Qué les has dicho para no ir hoy?

- No te preocupes por eso, me deben dos semanas de vacaciones.

- ¿Crees que en dos semanas lo habremos solucionado?

- Por supuesto que si, dime ¿podrías llevarme al lugar exacto donde te atacó?

- Si, desde esa noche no he vuelto a pasar por el parque.

- No te pasará nada, es de día y yo estoy contigo.

- Lo se... se que no permitirás que me dañe y eso es lo que más miedo me da.

Sin una sola palabra más ambos se ponen sus cazadoras y salen hacia el parque. Es primavera y esta lleno de flores de vistosos colores, la hierba es de un verde oscuro impregnado por diminutas gotas de agua procedente del riego de la misma. Después de andar un rato llegan a un claro junto a un pequeño lago artificial con cisnes. Shun se detiene frente al mismo y señala el pequeño camino de tierra que pasa por el lado izquierdo del lago para ir a fundirse a sus pies con el mismo donde se encuentran.

- Fue allí – murmura agarrándose fuertemente al brazo de Yhoga- nunca podré olvidarlo. Salto sobre mí desde ese enorme árbol...fue algo horrible.

Yhoga se suelta con suavidad y se acerca al lugar que señala Shun con un dedo tembloroso. Examina atentamente el lugar sin encontrar nada que pueda darle alguna pista, cosa que ya esperaba por el paso del tiempo. Con un suspiro se acerca de nuevo a Shun y le coge de la mano para continuar atravesando el parque.

- Tenemos que hacernos con un mapa de la ciudad – le dice mientras andan- Si se ha fijado en ti ha tenido que observarte con anterioridad al ataque, lo cual significa dos cosas: que tiene su guarida cerca de aquí o bien cerca de la universidad.

- ¿Y para que queremos un mapa?

- Para encontrar cualquier sitio oscuro y olvidado que le sirva de guarida.

- En la biblioteca de la universidad hay un mapa que quizás pueda valernos. Tiene registradas todas la obras y canalizaciones que se han hecho desde el siglo pasado. Solo tenemos que pasar con mi carnet de estudiante y sacarle.

- ¿No te pondrán objeciones por ser un estudiante de medicina y no de ingeniería?

- No te preocupes por eso, en el carnet no pone lo que estudiamos.

- Genial, vamos allá cuanto antes.

Cuando llegan acceden al mapa sin ningún contratiempo y lo extienden rápidamente sobre la mesa de lectura más grande que encuentran para primeramente localizar el parque y la universidad y a partir de ambos lugares buscar cualquier sótano, pasadizo, aljibe, cisterna, canalización, alcantarillado... en un gran abanico alrededor de ellos. Yhoga los busca y Shun apunta las direcciones en un cuaderno cuidadosamente. Cuando terminan es la hora de comer, por lo que devuelven el mapa y en la cafetería del campus toman el plato del día. Al terminar entre los dos se disponen a organizar por calles los lugares encontrados. Una vez han terminado se dirigen a una extraña tienda que el rubio a localizado en internet.

- No me gusta este sitio – dice Shun pegándose a su compañero todo lo que puede.

- A mí tampoco, pero tienen lo que necesitamos.

Un hombre muy pálido se acerca a ellos para preguntarles cortésmente que desean.

- Necesitamos un equipo para cazar y matar vampiros.

- Una petición extraña – responde el hombre mirándoles desconfiadamente- Hoy en día nadie cree en ellos.

- Nosotros si, y queremos dar muerte a uno.

- Muy bien, síganme por favor.

Los dos chicos siguen al hombre a una habitación trasera. Una habitación oscura y fría como un mausoleo. A lo largo de las paredes pueden distinguir colgadas ballestas con sus correspondientes virotes, estacas de afiladísima punta, cruces de diversos tamaños, pesados mazos y grandes guadañas. Sobre una mesa que se encuentra en mitad de la misma hay dagas de plata con la empuñadura finamente labrada, revólveres con juegos de 6 balas cada uno igualmente de plata, frascos de agua bendita así como delicados y precisos escalpelos de cirugía.

- Aquí tienen lo principal, elijan lo que más se adapte a sus necesidades.

Yhoga comienza a recorrer las filas de armas lentamente, examinándolas minuciosamente mientras Shun se dedica a mirar la mesa. De pronto algo llama su atención: una sombra se desliza por la única puerta que hay en la habitación. Se acerca a ella y antes de que pueda reaccionar esta se cierra bruscamente ante sus narices pillando incluso algunos de sus largos cabellos verdes.

- ¿Qué ha pasado? – grita Yhoga girándose hacia él en una oscuridad total.

- Alguien ha cerrado la puerta – contesta Shun intentando abrirla sin conseguirlo- ¿Dónde esta el dependiente?

- No lo se... no te muevas de la puerta voy a ir hacia ti.

El rubio muchacho comienza a andar lentamente con los brazos extendidos y siguiendo con una mano la pared. Cuando casi ha llegado se detiene al escuchar un escalofriante grito que inunda la habitación provocando que ambos muchachos se tapen los oídos con las manos por el volumen del mismo.

- ¡Shun! ¡Shun! – grita Yhoga- ¡Háblame! ¿Estas bien?

- Si – responde con voz temblorosa- pero tengo miedo... quiero salir de aquí...

- No dejes de hablar, necesito escuchar tu voz para llegar hasta ti.

De pronto una abertura en la pared se abre dando paso a una esbelta figura de cabellos rosados que les mira divertido mientras se lame los labios.

- Vaya, vaya... no solo has venido a buscarme sino que me has traído a otro humano para alimentarme como ofrenda. Eso me alegra, lo compartiré contigo hermoso Shun.

- Antes tendrás que cazarme, bicho asqueroso- exclama Yhoga.

Este descuelga de la pared lo primero que sus dedos tocan: una ballesta que velozmente carga para apuntar y disparar al corazón del vampiro. Pero el virote en vez de salir disparado cae a sus pies librándose por unos escasos centímetros de que se le clave en ellos. Escucha los gritos de Shun así como el ruido de la lucha que mantiene con Escila para evitar ser mordido por segunda vez y sin reflexionar en nada coge los virotes y se lanza a la carrera hacia el lugar de la refriega clavando uno de ellos en el primero que encuentra provocando un alarido de dolor en Shun.

- ¡Me has clavado a mí! – gime débilmente-

- ¡Dioses! No dejes de hablar... no veo nada en esta maldita oscuridad. Habla para que pueda saber que eres tú.

El chico comienza a recitar una oración que aprendió en su tierna infancia mientras trata de mantener alejado de su cuello el rostro de Escila lográndolo a duras penas. Yhoga consigue clavarle otro de los virotes en un costado al vampiro y como respuesta recibe un empujón que lo lanza a través de la habitación contra la mesa que detiene su vuelo rompiéndola y cayendo al suelo entre un mar de cristales y afiladas armas.

- ¡Maldito bastardo! ¡No le toques! – le grita levantándose mientras cierra su mano derecha en un pequeño vial de agua bendita que lanza contra ellos.

El vial se estrella contra la pared por encima de sus cabezas rociándoles a ambos causando distintas reacciones en ellos: Shun estira el rostro hacia la pequeña lluvia de agua tratando de llevar las gotas que caen sobre él con la yema de los dedos a su cuello mientras Escila se cubre el rostro con los brazos gritando de dolor por las vejigas que le brotan en los lugares donde el agua le roza la piel. Yhoga aprovecha ese momento para lanzarse contra el vampiro y alejarlo de Shun todo lo deprisa que puede.

- ¡Shun, rápido! – le grita mientras lucha con el vampiro- ¡Corre hacia la abertura de la pared! Tiene que haber otra salida al final, búscala y espérame en la calle a pleno sol.

- ¿Pero y tú?  - pregunta acercándose a la pared- ¡No podrás acabar con él tú solo!

- No te preocupes por mí y sal de aquí cuanto antes.

Con una última mirada llena de dolor Shun sale corriendo por el pasadizo apartando con las manos las telarañas que se encuentra en su camino así como las lágrimas que enturbian su mirada. De pronto su carrera se detiene en medio de una habitación excavada en la tierra. En el centro de la misma hay un ataúd de roble forrado en delicado satén blanco con un almohadón de plumas forrado de igual manera. Comprende que se trata del lugar de descanso de Escila y se abalanza sobre el mismo para desgarrar el interior, arranca la tapa y la estrella contra el suelo para hacerla pedazos saltando sobre ella y por último lanzar el resto contra la pared haciéndolo añicos. A continuación busca con la mirada otra salida sin encontrar ninguna por lo que empieza a tantear por la pared cuidadosamente buscando algún resorte oculto o algún saliente que active una puerta secreta o algo parecido.

Yhoga continúa luchando con el vampiro quien ha conseguido desgarrarle el costado derecho con sus afiladas uñas abriendo cinco profundos surcos que no dejan de sangrar. En un último intento de liberarse de sus garrar de acero que presionan su garganta estira el brazo derecho tanteando por la pared hasta que encuentra el mango de un mazo que agarra fuertemente para descargar seguidamente y con todas sus fuerzas sobre la cabeza del vampiro que cae inconsciente sobre él. Se queda en el suelo respirando agitadamente durante unos minutos para salir de debajo del vampiro arrastrándose. Una vez esta libre de él se endereza sujetándose el costado para encaminarse muy despacio hacia el pasadizo. Antes de recorrerlo cierra la puerta que da acceso al mismo y comienza a andar arrastrando los pies y llamando débilmente a Shun.

Por su parte Shun ha encontrado una palanca oculta tras una especie de tapiz y presionándola consigue abrir una puerta que da a un callejón oscuro y maloliente. Asoma la cabeza con precaución pero no ve nada raro por lo que sale y lo recorre hasta la calle principal que hay al otro lado levantando el rostro al sol y respirando profundamente aire limpio.

Yhoga llega a la habitación y se asusta al ver los destrozos causados por su niño amado por lo que a pesar del dolor y la perdida de sangre acelera sus débiles pasos hasta recorrer el resto del pasadizo y ver a su amor parado al otro lado del callejón con el rostro estirado al sol y los ojos cerrados.

- Shun – le llama cuando sale a la calle apoyado contra la pared y estirando una mano hacia él- Shun por favor ayúdame, apenas puedo mantenerme en pie...

Cuando oye su nombre se vuelve y su rostro pierde todo rastro de color al ver a su rubio sangrando de ese modo. Corre hacia él y lo coge en sus brazos antes de que se desplome medio inconsciente.

- ¿Estas bien? – consigue preguntarle en un susurro apenas audible- Me asuste al ver los destrozos...

- Estoy bien amor – responde- rompí el ataúd en un ataque de furia, estaba muy asustado y enfadado...

No puede continuar hablando porque Yhoga pierde el conocimiento. Para un taxi y lo lleva a un hospital donde le curan las heridas y le ponen una botella de sangre para reponer la que ha perdido. Los médicos interrogan a Shun sobre las heridas, ya que parecen zarpazos de un gran animal, pero este no contesta, solo les dice que le encontró así en el jardín de su casa al llegar de comprar algunas cosas. Los médicos no insisten pero ponen una nota en el expediente del rubio por si vuelve a aparecer con heridas semejantes para dar la voz de alarma al resto de la ciudad sobre un animal salvaje en libertad por las afueras.

- Hola – le dice el peliverde cuando despierta en el hospital- Me has asustado mucho, no vuelvas a enfrentarte tú solo con ese monstruo. He pasado un miedo atroz pensando en lo que podría hacerte y luego aquí en el hospital, imaginando que no ibas a despertar nunca...

- Tranquilo mi niño, estoy bien. No ha sido nada, solo algunos rasguños sin importancia.

- ¿Rasguños sin importancia? Han tenido que darte quince puntos en cada uno de ellos por la profundidad de los mismos y ponerte una botella de sangre.

- Que exagerados estos médicos, pero ¿y tú? ¿Estas bien amor?

- Si, no me mordió pero su fuerza es enorme, no se que pasará la próxima vez que me ataque si estoy solo, no creo poder controlarle.

- No estarás solo y procuraremos que no haya otra vez. Vamos, ayúdame a levantarme, tenemos que hacer una visita a ese pálido dependiente.

- ¡No puedes moverte de la cama! Los doctores dijeron que necesitas reposo y tranquilidad durante un par de semanas...

- Justo el tiempo que no tenemos. Vamos, vamos, soy fuerte, esto no es nada.

Sin hacer caso de sus protestas Yhoga se levanta y comienza a vestirse muy lentamente hasta que Shun se acerca con una sonrisa y una mirada indicándole que es imposible y le ayuda para sacarle de allí apoyado en su brazo. En un taxi se encaminan a la tienda y la encuentran totalmente abandonada. Entran con mucha cautela pero esta vacía. En la habitación trasera a la que les llevó todo esta tirado por el suelo y revuelto pero ni rastro del vampiro o del dependiente.

- Parece que los pájaros han volado – dice Yhoga sentándose en el suelo y mirando todo aprensivamente- La cacería empieza de nuevo. ¿Dónde podrán haberse escondido? Muy lejos no pueden haber ido a causa del sol por lo que han de estar en algún lugar cerca, ¿pero cual? Shun tenemos que buscar por todas partes algo que nos de una mínima pista de donde seguir buscando. Ha sido inteligente ese Escila escondiéndose en un lugar como este.

- ¿Por qué? – pregunta intrigado Shun .

- Porque a nadie se le ocurriría buscar a un vampiro en una tienda donde venden todo lo necesario para exterminarlo, si muy inteligente, pero nosotros lo somos más.

Ambos muchachos comienzan a revolver en los armarios, mesas, mostrador y todos los muebles buscando cajones secretos sin encontrar nada hasta que al cabo de un par de horas de intensa búsqueda Shun lanza una exclamación de sorpresa.

- Yhoga mira lo que he encontrado, quizás pueda valernos de algo. Es una hoja arrancada de un callejero con marcas.

- Déjame verla – le dice arrancándosela prácticamente de las manos- Si... mira este punto es la tienda en la que estamos, y mira aquí, dos manzanas más arriba, junto a otro callejón, esta marcado de igual manera. Perfecto, esta noche saldremos de caza mayor. Cojamos todo lo que pueda servirnos de este lugar y volvamos a casa. Dormiremos hasta la noche para estar despejados.

Los dos muchachos comprueban las ballestas antes de decidirse por ellas para asegurarse de que no les fallaran en plena batalla, cogen todos los virotes que pueden, así como un par de afiladísimas estacas, todos los viales de agua bendita que encuentran intactos y varias dagas. A continuación vuelven a su casa y se meten en la cama tras bajar las persianas de la habitación para dormir o al menos descansar hasta que la oscuridad lo inunde todo.

Por fin la noche ha llegado. Se levantan y se visten con ropa muy cómoda y zapatillas que les permitan correr bien. Preparan los cinturones de modo que puedan llevar los virotes en los mismos y cogerlos con gran facilidad según los vayan necesitando. Los viales se los reparten y se los cuelgan al cuello, Shun se rocía totalmente el cuello con uno de ellos y no puede reprimir un pequeño gesto de dolor cuando las gotas bañan las diminutas heridas de su nuca. Las estacas las llevan colgadas a la espalda al igual que las ballestas, por último cogen dos enormes linternas para alumbrarse en su guarida. Después de besarse apasionadamente y jurarse que no se separaran uno del otro salen de la mano dispuestos a la cacería nocturna.

- Hemos llegado – murmura Yhoga mirando la casa señalada en el mapa- ¿Estas listo?

- Si, quiero acabar con esto de una vez. Esta noche uno de los dos morirá: el o yo.

- Será el, te lo prometo Shun, te juro que acabare con su vida aunque sea lo último que haga.

Ambos entran en la vieja casa por una desvencijada puerta principal. Se detienen en el pasillo escuchando atentamente sin percibir ningún ruido extraño. Se encaminan hacia el salón iluminándolo totalmente con las linternas. Pasan los haces de luz cuidadosamente por todos los rincones y muebles llenos de telarañas para no ver nada raro.  De pronto el cuerpo de Shun se tensa y su mirada se detiene en un punto del techo.

- ¿Qué ocurre? – pregunta alertado Yhoga.

- ¿No lo oyes?

- ¿Oír el que? No oigo absolutamente nada aparte de nuestras respiraciones.

- Ahí arriba hay algo que no me gusta nada... algo que se arrastra por el suelo silenciosamente... algo que

De pronto un fuerte crujido justo encima de sus cabezas les hace apartarse hacia los lados bruscamente. El techo comienza a caer sobre ellos y una enorme sombra desciende para quedar entre ambos totalmente erguida. Se trata de una lamia: un ser mujer de cintura para arriba y serpiente de cintura para abajo. Gira el rostro hacia ellos alternativamente con los ojos cerrados, sacando una legua bifida que agita en el aire para captar su olor.

- ¡Shun! – grita Yhoga- ¡No la mires a los ojos o morirás! Hay que evitar que los abra.

- De acuerdo – contesta el muchacho preparando su ballesta lo más rápido que puede.

La lamia se lanza en la dirección de Yhoga con las manos extendidas para atrapar su cuello entre ellas y quebrarlo como si fuera una débil brizna de hierba. Su garganta deja escapar fuertes silbidos y siseos, sus ojos comienzan a abrirse muy lentamente. Yhoga la esquiva por escasos centímetros y tirándose al suelo se arrastra hacia ella con la estaca apuntando hacia su abdomen. El ser adivina sus intenciones y de un fuerte coletazo se desplaza apartándose de la trayectoria del rubio y lanzando a Shun a través de la pared a otra habitación donde una inmensa bandada de murciélagos cae sobre él desgarrando su ropa y propinándole pequeños mordiscos por todo el cuerpo para hacerle sangrar y debilitarle.

- Maldita bruja – murmura Yhoga poniéndose de nuevo en pie y cogiendo un par de virotes de su cinturón se dispone a saltar sobre ella- Voy a arrancarte los ojos, zorra inmunda.

Retrocede unos pasos y tomando impulso se lanza contra ella rodeándola para saltar sobre su ondulada cola y agarrándose al largo y crespo cabello trepar por su espalda hasta los hombros y aferrándose a ellos con las piernas y los pies intentar clavarle los virotes directamente sobre los ojos. Consigue acertar con uno de lleno, lo que provoca que esta se mueva alocada y furiosamente en todas direcciones, gritando y siseando con toda la fuerza de sus pulmones, las manos aferradas a la cintura del muchacho en un intento de romperle la columna, presionando cada vez más. Yhoga grita de dolor pero no se deja derribar, enreda la mano que ahora tiene libre en el espeso cabello de la lamia hasta el hombro de forma que su cuerpo queda totalmente pegado a su cabeza, la sangre que sale en chorro de su ojo herido le salpica quemándole la piel donde cae. Con un gran grito levanta el virote que le queda y a pesar de los movimientos convulsos consigue clavarlo en el mismo centro del ojo sano que aún le quedaba. El ser cae al suelo de frente retorciéndose agónicamente de modo que Yhoga tiene que arrancar de un inmenso jalón los cabellos a los cuales esta aferrado sino quiere terminar aplastado por sus convulsiones. Una vez libre retrocede unos pasos y en un gesto decidido atraviesa con otro virote, esta vez disparado desde la ballesta, la nuca de la lamia dejándola clavada en el suelo al salir la punta metálica por la garganta de la misma.

- ¡Shun, Shun! – grita después de unos escasos segundos que se regala para tomar aire profundamente y salir corriendo hacia el boquete en la pared- ¿Dónde estas Shun?

Cuando entra en la habitación contigua solo encuentra jirones de ropa del muchacho y manchas de sangre esparcidas por el suelo. Furioso comienza a seguir el rastro de la sangre saliendo nuevamente al pasillo y descendiendo por unas escaleras hacia un profundo sótano. Según se va acercando escucha los gemidos de Shun lo que le da fuerza para avanzar más de prisa.

Shun ha sido empujado por los roedores voladores hacia el sótano, al tratar de defenderse de sus mordeduras ha caído rodando por las escaleras y se ha golpeado la cabeza haciéndose una brecha quedando momentáneamente atontado. Una vez abajo y aprovechando ese fortuito atontamiento ha sido cogido por las fuertes manos del hombre que les atendió en la tienda y tumbado en una mesa con forma de aspa en la que ha atado con cadenas sus brazos y piernas totalmente extendidos y separados.

- Nadie se opone a mi maestro – le susurra pasando una áspera y sucia lengua por su mejilla- Serás su compañero y beberás la sangre de tu amigo para saciar tu sed de vida eterna.

- ¡Nooooo! – grita Shun asustado- ¡No quiero! ¡Suéltame! ¡Yhoga, Yhoga... ayúdame!

El criado se aleja dejándole en esa situación para salir al encuentro de Yhoga. Cuando le ve acercarse sonríe feliz relamiéndose los labios por el banquete que le espera. Lanzando un aullido comienza a transformarse en un licántropo para una vez terminada la transformación lanzarse sobre él aullando fieramente. Yhoga consigue retenerle atravesando la estaca de madera para parar sus afiladas garras ante su cuerpo, pero al cabo de unos minutos el hombre lobo la parte como si fuera un simple palillo. Consigue lanzarle un zarpazo que le desgarra el pecho dejando al descubierto alguna de sus costillas. El animal se lleva la zarpa a la boca para lamer la sangre y tragar los pedazos de carne que se han quedado adheridos a la misma con una reluciente mirada de triunfo y placer. Yhoga por su parte se arranca lo que le queda de camisa y se la ata alrededor de la herida lo mejor que puede entre gemidos de dolor y lágrimas que se deslizan incontroladas por el mismo. Se recuesta en la pared respirando agitadamente examinando a su contrincante escuchando los gritos de Shun llamándole desesperadamente.

- Te matare – murmura con los dientes muy apretados- ¡Prepárate a morir!

Se lanza contra el animal sujetando con fuerza una de las dagas de plata que lleva y resistiendo sus golpes y desgarros consigue abrirse paso después de varias intentonas hasta su pecho y clavársela hasta la empuñadora en el corazón. El animal se derrumba lanzando terribles aullidos de dolor y tratando de arrancársela sin conseguirlo para al cabo de un escaso cuarto de hora morir entre violentos espasmos. Con el último suspiro que da vuelve a convertirse en el hombre pálido que les atendió en la tienda, pero ahora, lejos de la expresión fría y distante una expresión de inmensa felicidad y descanso se forma en su inmóvil rostro.

Velozmente entra en el sótano para ver a un silencioso Shun con el rostro vuelto hacia la puerta inundado por las lágrimas y una gran tristeza en sus ojos. Un reguero de sangre se desliza desde su boca entreabierta mezclándose con otro que brota de su cuello hasta su pecho siendo lamido a la altura de los pezones por la voraz lengua de Escila que también tiene una mano en su sexo, estimulándole vorazmente.

Por un momento Yhoga se queda congelado en la puerta al ver esa imagen para estremecerse de asco al ver el rostro del vampiro alzarse hacia él con una expresión de triunfo absoluto en el mismo así como los dientes y los labios totalmente enrojecidos por la sangre de su niño. Coge uno de los viales que lleva y se lo lanza con un grito preñado de rabia y odio al rostro tan rápidamente que no le da tiempo a cubrirse del todo, por lo que la frente se le convierte en una enorme vejiga. Por otro lado las gotas que caen sobre Shun le hacen gritar de dolor y estremecerse débilmente.

- Como ves has llegado tarde – le dice Escila apartándose del chico atado- Ahora ya es mío, la transformación será total en unos minutos más. Entonces nada podrá separarnos y tú serás su bautizo de sangre, tendrás el gran honor de ser su primera comida.

- Ni lo sueñes, Shun es mío, yo soy el único que tiene derecho a tomar su cuerpo, el único al que pertenece su corazón...

- Jajajajaja, pobre ingenuo. ¿Acaso piensas que podrás vencerme a mí también? ¿Acaso piensas hacerlo con esa miserable ballesta? Ni siquiera sabes usarla, y en cuanto a la estaca, mi sirviente la ha destrozado, la daga la has usado igualmente con él, y el agua bendita ya lo has gastado sin olvidar el hecho de que estas malherido, dime entones débil humano ¿cómo piensas derrotarme?

- Te has olvidado de algo – contesta Yhoga acercándose a Shun para acariciarle dulcemente la fría mejilla y comenzar a soltarle con toda la delicadeza de que es capaz- algo que es mucho más fuerte y poderoso que cualquier arma: el amor que nos profesamos mutuamente. Nada ni nadie podrá separarnos nunca y mucho menos un ser repugnante como tú.

Se gira hacia el vampiro con la última palabra reverberando en el espacio para clavarle un puñado de virotes en el pecho. El vampiro retrocede enseñándole amenazadoramente los colmillos para quitárselos sin ningún esfuerzo y lanzarlos al suelo hechos pedazos. En un veloz movimiento se acerca a Yhoga y le sujeta del cabello haciéndole inclinar la cabeza hacia atrás hasta que escucha los huesos de su cuello crujir peligrosamente. Abre la boca y acerca los colmillos a su blanca piel y justo cuando va a morder el rubio consigue estrellarle un nuevo vial de agua bendita en la cabeza. El vampiro lejos de soltar su presa le sujeta mucho más fuerte y con la mirada totalmente enrojecida por la furia que le recorre el cuerpo le levanta en el aire para lanzarlo contra la pared del otro extremo de la habitación. El muchacho se golpea la cabeza contra la misma y cae al suelo desmadejado como un muñeco de paja para quedarse totalmente quieto, respirando agitadamente, con una mancha de sangre que se extiende rápidamente por el lado izquierdo de su rostro cegándole la visión por ese lado y con el abdomen totalmente empapado en la sangre que brota de los desgarros del licántropo. Al cabo de unos minutos trata de levantarse pero no puede, las piernas se niegan a sostenerle y a través de un velo rojizo ve acercarse al vampiro hacia él. Lo único que se le ocurre es aferrar fuertemente el crucifijo de piedras preciosas que su madre le regalo cuando era un niño y enfrentarle al vampiro. Pero este lejos de retroceder se lo arranca de las manos fácilmente riendo sin cesar. Una vez esta a su lado le levanta agarrándole nuevamente del cabello hasta tener el cuello a la altura de sus colmillos. Justo cuando va a clavárselos algo le atraviesa por la espalda. Deja caer a Yhoga al suelo y se vuelve con los ojos totalmente abiertos y llenos de sorpresa para ver a Shun sujetando entre las manos la estaca que ha extraído nuevamente de su cuerpo y goteando sangre.

- No dejare que le toques – le dice lleno de odio y rabia- No dejare que le hagas daño... a él no.

- Pero... ¿por qué? ¿Por qué te preocupas por ese humano que esta medio muerto? – pregunta sin poder creer lo que esta oyendo- Tienes la vida eterna, el mundo a tus pies, ser un dios para ellos... ¿por qué preocuparse por ese despojo?

- Porque le amo, sencillamente por eso. El es el único dueño de mi corazón, y no permitiré que le mates o le hagas lo mismo que a mí.

Antes de que Escila pueda reaccionar Shun eleva los brazos y clava por segunda vez la estaca en su corazón, atravesándoselo para salir por la espalda y de ese modo clavarle con su nueva fuerza sobrehumana en la pared como si fuera un escarabajo disecado. Se acerca a Yhoga que esta en el suelo mirándolo todo a través de su único ojo despejado.

- ¿Estas bien? – pregunta cogiéndole dulcemente en sus brazos para sacarlo de allí y subirlo a la planta de arriba dejándole sobre un viejo sofá lleno de polvo que encuentra.- Te pondrás bien, yo cuidare de ti...

- Shun, lo siento... te prometí que te salvaría y no pude hacerlo... por favor perdóname...

- Shhhhhhh... no digas nada amor, estas malherido. Tienes que ahorrar fuerzas. Te llevare a un hospital y todas las noches iré a verte, lamentablemente ahora no puedo salir a la luz del sol.

- Es inútil Shun, no tengo salvación. Mi pecho esta totalmente destrozado, mis pulmones anegados en sangre, apenas puedo respirar, si he llegado hasta aquí ha sido solo por el deseo de ayudarte... tengo tanto frío... Shun quédate conmigo hasta el final... no me dejes solo amor mío.

- Yhoga no quiero que mueras... no puedo imaginar una vida tan larga como la que me espera sin ti... por favor espérame al lado del Estigia, me reuniré contigo inmediatamente...

- No mi amor, no lo hagas. Aprovecha esta oportunidad para ayudar a los demás como siempre has deseado... seguro que encuentras la forma de hacerlo...

- No sin ti... Yhoga ¿es que no entiendes que mi alma esta encadenada a la tuya? Si tú mueres yo muero contigo... a no ser que me permitas...

- ¿Permitirte qué amor? – susurra Yhoga mirándole con su único ojo intensamente- ¿Es lo que estoy pensando?

- Si, déjame convertirte, déjame hacerte como yo.

- Ser como tú... pasar la eternidad a tu lado... de acuerdo Shun, no quiero morir, no quiero alejarme de ti, no quiero ni puedo perderte...

Yhoga cierra los ojos y se relaja en los brazos de su amado niño mientras espera la presión en su cuello que dará paso al dolor del mordisco. Pero lejos de sentir dolor, solo siente unos suaves pinchazos en su vena para percibir como la sangre pasa dulcemente al cuerpo de Shun.  Un estremecimiento de placer recorre su cuerpo, sus débiles manos se aferran a la cintura de su amado. De pronto siente como le separan los labios y un líquido caliente y espeso se desliza por su garganta. Abre lentamente los ojos y ve a Shun con la muñeca desgarrada dejando caer su sangre en su boca.

- Bebe, bebe hasta saciarte – le dice con una gran sonrisa.

Después de un buen rato Shun retira su mano y la lame para cerrar la herida. Observa como el cuerpo de Yhoga se regenera lentamente hasta quedar totalmente intacto, como si nunca se hubiera enfrentado a esos seres de pesadilla. Con una gran sonrisa le ayuda a incorporarse y se abraza a él hundiendo su rostro en su pecho suspirando felizmente.

- Shun, juntos para siempre.

- Si amor, juntos para siempre.  ¿Pero como vamos a alimentarnos? Yo no quiero lastimar ni atacar a nadie...

- Nos alimentaremos con sangre de animales y bolsas de transfusiones médicas. Podemos adquirirla con el pretexto de alguna enfermedad que requiera de ellas periódicamente...

- Me parece una excelente idea amor. Y ahora que te parece si salimos de este horrible lugar y vamos a disfrutar de nuestros aguzados sentidos y de la noche...

Como única respuesta Yhoga le atrae hacia si y le besa apasionadamente, descubriendo sus nuevos colmillos con su lengua y explorándolos al tiempo que él hace lo mismo con los suyos. Se separan con una gran sonrisa y cogidos de la mano se disponen a volver a casa andando planeando que harán aparte de amarse con todo el tiempo que tienen ante si.

 


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