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Mil dudas y una respuesta. por neblinadesol

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Notas del fanfic:

Eeeeh ...Que estoy escribiendo mientras leen este, los otros capitulos de los fics  :3.

Puede que en los proximos capitulos haya lenguaje vulgar o bruto  :D, ¿Si hay lemon? la advertencia está, pero voy a esperar unos cuantos capitulos,:B

Notas del capitulo:

18-10-2015  Holis.  Aquí dejandoles otro de mis fics, segun yo es el cuarto de los que comencé a escribir y el tercero en subir, waaaa, no se mareen con lo dicho antes...

ya, ya, que estoy en esa fase en que la idea ( en ambos fics) está pero no puedo aun plasmarla correctamente (o como yo deseo), asi que mientras tanto les dejo el primer capitulo de éste.

 

Los personajes son de Naruto de Masashi Kishimoto sensei

Sin mas, a leer--->

 La espuma bajaba del vaso en forma de tubo, beber cerveza no era su mejor opción pero el dos por uno le resultó tentador a su amigo de cabellos castaños que ya llevaba más de treces veces lo que él tomó y yacía inconsciente con la cabeza a un lado y los brazos extendidos recostado en la mesa que ambos compartían, vestían trajes de oficina y sus maletines estaban en el piso, él había dejado su saco en el respaldo de la silla y arremangado las manga de su camisa, mientras su compañero aun lo llevaba puesto y ya arrugado, debería cargarlo hasta una parada de taxi, rodó los ojos y se masajeó la sien, bueno luego de que se le bajara el pequeño mareo.

Estar ahí bebiendo era su pobre excusa para verle, aunque ese día llegaron bastante temprano. Él estaba sentado estratégicamente para poder observar tras el ventanal del bar al local de enfrente de comida sana, esa nueva moda de comer vegetales y cosas orgánicas que dudaba algún día entrar para  reemplazar su adorado ramen, y por eso se hallaba sentado allí esperando pacientemente a que cerrara y verle salir. Observó de reojo el local en el que estaba, el cantinero servía buenas bebidas y conversaba con su ayudante, la música baja era apacible,  lo que tornaba relajante al lugar, la moza vestida con su típico uniforme de camarera con delantal y de largos cabellos dorados atada con una coleta se acercaba a los nuevos clientes con su sonrisa de cortesía, no fué la misma sonrisa que usó para intentar sacarle su número de teléfono, qué mala suerte, si le gustara un poco se lo daría pero estaba embelesado por el joven doncel  de cabellos negros del otro local.

Miró a su adormilado amigo una vez más y le arrojó un par de maníes en la cara, el otro ni se dio por enterado. Ya tenía una pequeña montaña en la nuca, que más daba un poco más de adornos para completar los triángulos tatuados de color rojos que tenía en las mejillas.

El primer día que le vio fue de casualidad, pues al salir del mismo bar a primeras horas de la mañana tras desahogarse de su ultimo amor,  todo a su alrededor desapareció, incluso el dolor de la ruptura que trataba de olvidar se fue como en un abrir y cerrar de ojos y vaya que su sola presencia lo logró, el joven estaba abriendo su local levantando la persiana. Se quedó allí duro ante tal visión, el joven lo vio también. Incomodo miró a su alrededor y luego de un rato comenzó a caminar de regreso a su hogar rememorando aquella silueta que al verle le frunció el ceño y se había dado la vuelta para continuar con lo suyo ignorando su presencia.

 Mentiría que eso no fue amor a primera vista, aunque unilateral.

—Oh!—Se paralizó y miró su reloj de muñeca — Está cerrando temprano…— murmuró y esto lo puso en alerta y nervioso a la vez… ¿Ya se va? ¿Qué hago?, ¿ir y presentarme?... No sería  apropiado. …¿Paso, le saludo y sigo como si nada?... Somos dos desconocidos ¿Quedarme viéndolo irse?... Suspiró y agachó su cabeza…soy un cobarde sin dudas… se dijo a sí mismo, siempre los mismos pensamientos pero nada más que eso.

Observó triste como las persianas bajaban y cubrían las ventanas adornadas de letreros con las ofertas del día, las luces se apagaban y la persona que acosaba casi todos los días salía y cerraba la puerta enfundada en ropa oscura, miró a ambos lados de la calle y se levantó el cuello de la gabardina. Comenzó a alejarse a paso veloz.

—Precavido como siempre—asintió seguro y sonrió, hoy el pronóstico del tiempo anunciaba descenso brusco de la temperatura, atípico para el mes octubre,  apoyó el codo en la mesa y lo contempló como  un  idiota caminar hacia una de las esquinas, le vio cruzar la calle y estaba a punto de bajar la vista, suspirar otra vez, tomar el vaso y brindar por otro día más por verle sino fuera porque le llamó la atención los dos individuos más altos que al pasarle al lado se volvieron y comenzaron a seguirle.

Rápidamente se levantó de su asiento causando que éste cayera  llamando la atención de los clientes más cercanos y salió disparado dejando a su dormido amigo en el local, su saco, maletín y la cara de desconcierto de la moza y demás por su acción repentina.

Al salir corrió hacia la calle donde les vio por última vez, pero se dio cuenta de que ya no había nadie allí.

— ¡¿Dónde, donde?!—Se jaló de los cabellos dorados y giró su cuerpo buscando en todas las direcciones algo que le ayudase a encontrarlo.

Unos ruidos lo alertaron, dirigió su vista a la calle oscura a su lado y corrió al ver movimientos.

— ¡¡¡Aarg!!¡SUÉLTENME!

— ¡Sujétale bien!—Unos de los sujetos le apresaba de los brazos en el suelo y el otro un poco más grande trataba de atraparle las piernas, el pelinegro se removía dando patadas, la cual atinó a darle de lleno a uno de ellos, que se tomó el rostro y se alejó un poco— ¡Esto apesta!

— ¡Mierda, gatito malcriado!—El otro logró apresar ambas manos y con la que dejó libre comenzó a desabrochar y bajarle el pantalón. El rubio sintió que la sangre le bullía, llegó a tiempo para evitar lo que suponía estaba por ocurrir, y de un solo movimiento le dio una patada voladora en la mejilla causando que el que estaba encima del pelinegro cayera inconsciente en el acto y se giró echando humos de la nariz mirando con ojos desorbitados al otro grandullón.  

¡Lo siento, no quería! ¡El me obligó!—El chico cuyo cabello apenas pudo distinguir se levantó retrocediendo y luego corrió alejándose. Se extrañó de que a pesar de que fuera bastante grandote se esfumara de allí, movió sus hombros restándole importancia y se giró de nuevo, el joven  trataba de vestirse aun en el suelo, caminó  cauteloso hacia él, el doncel al verle retrocedió arrastrándose.

— ¡N-no te acerques! —Le gritó.

—N-no...Quiero hacer-te…da-daño…—Alzando las manos hacia su cabeza,…¡mi primera conversación!...— ¿E-estas bien?

— ¿Cómo quieres que esté bien, si trataron de violarme?— Y le dio una patada a su frustrado violador desmayado a su lado.— ¡Maldita sabandija!

— ¡Vo-voy a llamar a la policía! — Pero recordó que no traía su saco, el celular y su billetera estaban allí. Casi se da un golpe de cabeza contra la pared. Entonces comenzó a caminar rápido hacia la salida de la calle

— ¡No me dejes con ese!—El rubio se detuvo y se volvió asombrado.

— ¿En-entonces qué hacemos-ttebayo?—Revolvió sus manos juntas regresando, ya no sabía qué hacer y miraba a ambos lados. El pelinegro se levantó y luego de arreglarse las ropas, casi corrió hacia él, alzó la vista para verle el rostro a aquel que le salvó, le miró serio para luego bajarla y colgarse de su brazo derecho, el rubio se sonrojó por tal acción e infló el pecho, se sentía estupendamente  genial ser un héroe.

—Vámonos.

—Pe-pero...— el tartamudeo de su nerviosismo le pateó tirándolo de su pedestal imaginario.

—Vámonos, no quiero tener que pasar toda la noche llenando papeles para una denuncia.

—Pe-pero…

— ¡Por favor! —Sintió que le sujetaba más fuerte del brazo y lo jaloneaba intentando salir de allí. Naruto asintió, …¡me abrazó!, ¡estoy a su lado, estamos juntos! …y ambos salieron a pasos apresurados de la callejuela mal iluminada. Caminaron un buen tramo, miró de reojo al pelinegro que con la cabeza gacha le seguía tironeando, mmm…huele bien…

—Uhm… ¿a…a dónde vamos? —Le preguntó nervioso, trataba de no estar tan cerca de su obsesión ya que el aroma de la colonia que llevaba lo hacía sentir en las nubes y las neuronas dejaban de hacer su trabajo. En fin, estaba quedando embobado a su lado.

—A mi casa.—Naruto no lo podía creer, se quedó con la boca abierta mientras era arrastrado. Si caminaron muchas cuadras, no las contó y no se percató del tiempo. Le volvió a mirar, para ser un doncel era bastante alto comparado con el promedio y él solo le ganaba  por unos centímetros solamente, si tuvieran hijos de seguro serian contratados como modelos, …waaa…y aun no hice nada-ttebayo…era bastante delgado, su cabello estaba algo desordenado por la anterior situación y  esos mechones danzaban  cubriéndole buena parte de la cara a cada paso que daban y no le dejaban ver por completo. Aunque ya lo había visto, una miradita más de cerca seria su nuevo elixir.

— ¿Quieres pasar?

— ¿Eh?—Ambos estaban parados en frente de una pequeña casa mal iluminada, pero pudo ver que las  paredes eran blancas y las tejas rojas, casi salida de cuento, pues las  casas vecinas eran de arquitectura moderna, más altas y de colores opacos. No se dio cuenta de cuando llegaron. Asintió tontamente. Entraron y  fueron hasta el living. El pelinegro le miró de reojo.

 — Puedes sentarte. Me pondré algo más cómodo. ¿Quieres algo de beber?

—Un…café…por  favor —Y se rascó la nuca nervioso. El otro asintió,  le indicó el sofá y se perdió por un pasillo, Naruto se dejó caer en él. Miró a su alrededor con las manos juntas en sus rodillas, la sala tenía una chimenea de fantasía, varios muebles de madera labrada a su alrededor con algunas fotos de paisajes tropicales decorando las paredes y dos sillones más del mismo color gris que en el que estaba sentado. La mesa ratona con un pequeño mantel blanco bordado… ¡Estoy en su casa! ..Y sus manos se formaron en puños.

…¿Y ahora qué hago?, ¿qué le digo?, ¿de qué le gustaría hablar? ¡Oh! ¡No le dije mi nombre y no sé el suyo!...

—Toma.—Ahí lo vio parado en frente suyo y quedó obnubilado de nuevo. Llevaba una remera negra bastante ceñida al cuerpo marcando las curvas doncelescas , pantalones holgados del mismo color y un par de pantuflas con formas de pies gatunos—No sé si está bien para ti.

—¡No!, ¡está genial-ttebayo!—Naruto aceptó la taza de café con una sonrisa y la bebió torpemente mientras su anfitrión  le miraba serio. El pelinegro se sentó a su lado haciendo que el rubio diera un brinco, por lo que le miró ceñudo.

—Si no quieres estar conmigo por lo anterior, lo entiendo—Ocultó su cara con sus largos mechones oscuros y se refregó las manos.—Solo quería…agradecerte.—susurró.

— ¡NO ES ESO!—Naruto tiró la taza levantándose de un sopetón de su lugar, la cual cayó rompiéndose en varios pedazos. El pelinegro se agachó a levantar los trozos al igual que Naruto, chocando ambas cabezas.

—¡Ugh!

—¡Perdón!

La habitación quedó en silencio, ambos se quedaron quietos y no se miraban más allá de los hombros.

Naruto comenzó a sudar y no era por el calor, aumentaba a tal punto de querer tirar a su anfitrión encima de la pequeña mesa ratona y despojarle de sus ropas, ¿Qué otra oportunidad tendría? De todas maneras ya pudo comprobar que mucha resistencia no tendría de parte del otro.

…Uuugh… qué pervertido soy…

—Ehm… ¿y…cuál es tu nombre?—Le preguntó el joven luego de levantar los trozos de la taza y ponerlas sobre la mesita, desviando la mirada sutilmente, el rubio abrió la boca como pez al verle los movimientos tan timidos,….¡Qué lindo!.....¡¡AAH!!¡¡ No le dije mi nombre!!....

—Aah, Naruto Uzumaki Namikaze, trabajo en las oficinas administrativas de tránsito, mi madre es pelirroja y dicen que tengo su carácter y de mi padre saqué su apariencia, me gradué en la universidad de Konoha con un promedio aceptable, no tengo hermanos, tengo un perro de nombre Kurama que saco a pasear todos las mañanas, me gustan los niños, amo el ramen, adoro leer novelas policiales, veo poca televisión, me gusta el color naranja, pasearporlastardestomadosdelasmanos ¿quieresserMINOVIO-TTEBAYO? — Jadeaba de gastar todo el aire para terminar la última frase. El pelinegro le  miró sorprendido, además de que mientras Naruto relataba su corta hoja de vida, se le había encimado y lo tenía acorralado entre el sillón y su cuerpo. Suspiró y le dijo:

—Me…llamo…uhm...Sasuke,….y…. vivo…. solo,— la mano derecha la apoyó en el pecho del rubio y comenzó a empujarle hasta dejarlo sentado en su antigua posición.

—Uhm… no me gusta el ramen,—Naruto hizo un puchero —tengo un hermano mayor  y un padre…uhm… estricto, de mi madre tengo su apariencia, me gusta el color azul, …ehm…leo novelas dramáticas, no veo mucha televisión, …me gusta correr por las mañanas — con voz dulce y una sonrisa sutil dijo —...Y… me gustaría ser… tu novio.

…¡¡¿Dijo que si?!! ¡¡¡QUE SI!! …Y luego sonrió de oreja a oreja produciendo en Sasuke la misma reacción aunque no tan evidente, el pelinegro acarició la mano  trigueña y Naruto sintió el calor de la piel de su ahora novio. … qué suavecitos…

—….Tan simple…—Naruto llegó a oír eso de los delicados  labios  rosados… Ah… ¿qué quiso decir?…Pero sintió  otra vez el calor recorrer su cuerpo y algo más que le ardía y no eran las manos precisamente.

— Aaahm…No quiero arruinar el momento tan lindo...pero..., puedo pasar a tu baño, ¿por favor?

El azabache asintió con una sonrisa—Ven. —El rubio le siguió hasta las escaleras, se apretó inconscientemente la entrepierna con su mano,… ¡Esta duro! ¡Qué vergüenza!.. Se recriminó y se sonrojó más, y  más si veía semejante espectáculo del sensual  cuerpo delante suyo contoneándose mientras subían por  ellas.

…¡¡Oh, maldición ya no puedo más!! …habían llegado al primer piso ¡¿Dónde está el baño-ttebayo?!—Y el pelinegro le señaló con un delgado  dedo  índice una puerta alejada del resto y se hizo a un lado, Naruto agradeció con una mueca de sonrisa nerviosa y corrió despavorido abriendo y adentrándose a una habitación que no tenía nada que ver con la que buscaba. …¿Dónde está el inodoro, la tina, la ducha, el espejo?,… ah, hay un espejo de cuerpo entero…qué raro… vio una cama y muebles de color caoba, no entendía nada, ¿el chico se equivocó en la indicación o en su desespero abrió la puerta equivocada?

—No te has equivocado, Na-ru-to…— el azabache estaba detrás suyo y lentamente cerraba la puerta, el aludido se giró y vio como Sasuke tiraba la llave a algún lugar y se quitaba la remera, quedando semidesnudo.

—Estaba esperándote—La única neurona que aun trabajaba en el interior del rubio sufrió un ataque catatónico al ver ese inmaculado torso.

Siempre viéndote al otro lado sin cruzar,—Sasuke comenzó a hablar melosamente mientras se acercaba deslizando su mano por su pecho acariciando un rosado pezón y con la otra mecía sensualmente la remera en un vaivén hipnotizante.

—…me estaba cansado de esperar

—…no soy una princesa a salvar…—A Naruto se le caía la quijada.  Sasuke le rodeó el cuello con la remera atrayéndolo a su cara y rozó los labios semiabiertos del rubio con la punta de su nariz.

A veces la mentira funciona…

—…en aquello que… “……..”…

Naruto ya no oía nada, el azabache le dio lentamente una lamida desde el mentón hasta la base de la nariz trigueña.

 

 

 

 

 

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii………………………………………….

 

 

 

 

 

Kiba fue despertado a la hora de cerrar. Cargar con las cosas del rubio más la paga no era el buen comienzo del fin de semana. Mataría a su amigo por eso.

 

 

 

Naruto se desperezó, y abrió lentamente sus ojos celestes, estaba en medio de la cama con los brazos abiertos y una gran erección producto del despertar masculino, no era mediodía, no había despertado  por el ruido del reloj de su celular que no tenía, sino porque escuchaba de forma ininterrumpida fuera de la habitación donde descansaba  el ruido del movimiento de muebles y voces de personas. Se frotó la entrepierna y se dio por enterado que estaba completamente desnudo, se levantó y encontró con la mirada somnolienta sus pantalones y ropa interior  tirados al lado de la cama, los tomó y se los puso torpemente, se levantó y rascándose la nuca a medio sonreír por la gran noche pasada,  caminó hacia la puerta y la abrió encontrándose con....con personas vestidas de overol, dos llevaban un pequeño mueble hacia la escalera y otros  sacaban de las paredes los bonitos cuadros que adornaban el pasillo, más allá otro joven  guardaba en cajas  algunas cosas que sacaba de otra habitación, un par se giraron a verlo y siguieron con lo suyo, Naruto no entendía nada, ¿qué estaba ocurriendo allí?

Al pasar un joven con una caja a su lado le  detuvo dudoso:—¿Disculpa…?

El chico le miró de arriba abajo, deteniéndose en contemplar ese nido de loro dorado en su cabeza, levantó una ceja— ¿Si?

— ¿Qué sucede aquí? —Preguntó Naruto mirando a todos lados, el joven lo miró con desdén

— ¿Usted vive aquí?—El rubio negó con la cabeza.

—…Bueno, tiene que marcharse. La casa será demolida, estamos trasladando todo a un almacén.—Naruto quedó boquiabierto.

…¿Qué? ¿Qué quiso decir?... Se dio la vuelta y se apresuró a buscar su camisa, calzados y vestirse, ahora que lo pensaba no había rastros del bombón pelinegro, salió de la habitación y bajó las escaleras, vio a otras dos personas trasladando uno de los sillones hacia la entrada, Naruto se quedó en medio de la sala y su confusión aumentó cada vez más. …¿Realmente aceptó ser  mi novio? ….¿O fue solo una… noche?...

 

 

….¡No, no ,no ,no. NOOO, esto no puede estar pasándome!...gritaba mentalmente mientras se tironeaba de los cabellos y veía afligido como unas grúas con grandes esferas metálicas golpeaban las paredes derribando la pintoresca casa en la que había tenido el mejor sexo desde…

Un momento…

…¡ME DESVIRGÓ-TTEBAYO!..

Naruto cayó sentado en la vereda con un completo sonrojo, apenas fijándose en los escombros donde vivió su polvosa realidad.

 

 

Más calmado, corroboró por uno de los capataces que la vivienda estaba fechada para ser demolida ese mismo día, ese doncel de labios lujuriosos  sí que le había engañado…

 

—Ya entiendo lo que quiso decir-ttebayo...—recordando el suave susurro y las palabras en su canción.

 Ahora que por fin había podido acercarse, hablar, conocerlo, y estar juntos, muy juntos… ¿Por qué hizo  todo eso-ttebayo?... Ladeó su cabeza  y se cruzó de brazos y piernas sentado en  medio de la arena de juegos de una plaza bastante concurrida, los niños  de entre cinco y siete años a su lado construían una muralla a su alrededor con baldecitos de colores, encerrándolo. De lo que estaba seguro es que ese tal “Sasuke” si ese era su nombre verdadero le debía una MUY buena explicación. Ladeó su cabeza para el otro lado.

—¡Viejo, quédese quieto! —Naruto miró la cara del niño que estaba delante suyo con el ceño fruncido.

—¡¿Ah?!¿A quién le dices viejo-ttebayo?,¡ tengo 22!—Pero el niño de bracitos regordetes puso sobre su cabeza un baldecito lleno de arena.

—¡AAAAAAh!

—¡El castillo esta terminado!.

 

 

Un alto y apuesto doncel de cabellos azabaches de azulados reflejos al sol, con ropa deportiva adaptada a su esbelto cuerpo corría por el inmenso parque, dos personas, uno alto y fornido, el otro bajo y delgado, ambos vestidos con ropa holgada de colores oscuros lo esperaban apoyados en bicicletas. El ojinegro los vio y se acercó de inmediato.

— ¡Si algún día me lo cruzó se lo devolveré! — se quejó el chico de pelo celeste, lucía un gran moretón en la mejilla. El grandote se reía suavemente

—Sobreactuaste y  te lo mereces. —Le dijo Sasuke que le miró divertido.

— ¿Y… qué tal? —Preguntó el más delgado.

—Mmmm, —se rascó pensativo la barbilla lampiña y una sonrisa comenzó a formarse en su cara— Al principio algo torpe,  pero luego fue mejor de lo que esperaba.

— ¡Oh! —Dijeron ambos. Sasuke sonrió con las mejillas sonrojadas, tenía que ser sincero con ellos, pues era su equipo, rebusco en su bolsito tipo riñonera.

—Aquí está lo acordado de esa vez—Y le entregó a ambos, sobres bastante abultados.

—JEeeee, y creo que valió el moretón. —Los tres se rieron divertidos, pero el rato ameno se acabó y hubo un silencio roto por la voz de  más alto que carraspeó:

— ¿Entonces…?—A lo que él azabache asintió serio.

—Seguiremos. Juugo, Suigetsu, ya saben qué hacer. —Suigetsu pasó un brazo por los hombros del doncel y sonrió agitando el sobre cerca de la pálida faz.

—Siempre contarás conmigo. —Y Juugo asintió con una mirada cómplice.

—Uhm…

Los tres amigos caminaron juntos  hasta salir del parque y luego de despedirse cada uno tomo una dirección distinta, debían preparase otra vez, porque el tiempo corría.

Notas finales:

Bueno gente este fic surgió luego de ver el video de uno de mis cantantes favoritos. Es solo la idea, este es el video subtitulado picha si quieres verlo Besitos narusistas :3.

¡Y sean pacientes que soy lenta!

¿que les pareció?

 


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