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Baraja de Secretos por Ritsu2

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El cielo se tornaba anaranjado mientras el clima se enfriaba, estaba atardeciendo pero aún quedaba papeleo por resolver, notas que revisar y permisos que dar, se oía el sonido de estos siendo removidos de un lado a otro y el del choque de un bolígrafo escribiendo en ellos. Una brisa fresca se coló por la ventana provocando que una de las chicas de la sala se estremeciese. 

Una chica morena, con el pelo largo recogido en dos coletas, ojos verdes muy vivos y serenos y una expresión sonriente se acercó a la ventana y la cerró cortando así la corriente de frío que las estaba molestando, aprovechó el momento y se quedó  a observar el atardecer mientras jugueteaba con una baraja de cartas. Un silencio incómodo asaltó en la sala después de un leve suspiro por parte de la joven que no paraba de leer, escribir y firmar documentos.

Repentinamente la muchacha morena dio media vuelta y se acercó a la rubia en tres humildes pasos que la separaban de ella. Le enseñó una de las cartas que había sacado de la baraja, sonriéndole de oreja a oreja y observando su rostro detenidamente. La Presidenta sólo pudo alzar la mirada para mirar la carta y en sólo un segundo notó los labios de su compañera rozando los suyos. Fue inesperado, estaba acostumbrada a esos impulsos por parte de Nozomi pero por otro lado aún no se acababa de hacer a la idea de que aquello fuese lo correcto. Apretó los puños y se agarró fuertemente a la mesa, habiendo ya cerrado los ojos para sentir aquel húmedo beso con todo su ser.

Nozomi se había sentado en la mesa poco a poco arrastrando a Eli, obligándola a levantarse y así centrarse en aquel beso en el silencio de aquella escuela que a esas horas se hallaba semi vacía. Nozomi la apegó hacia su cuerpo con un delicado abrazo dejando la baraja de cartas en la mesa. Aquello se estaba convirtiendo en una lucha de mimos que parecía no tener fin.

-Nozomi… Tengo que-

-Ericchi~ -la interrumpió la morena acariciando los labios de la chica con sus dedos- yo sólo hago lo que me dicen mis cartas. –susurró con una sonrisa en sus labios para luego continuar con la sucesión de besos, mimando sus labios, su mandíbula y parte de su cuello con su lengua.

-N-Nozomi , para –susurró casi sin fuerzas, intentando no sucumbir más a aquellos besos y caricias que provocaban el derrumbe de los muros de seriedad y pureza que Eli había construido alrededor de sí durante tanto tiempo.

-Vale, vale –obedeció la morena, acariciándole la cara con suavidad y mirándola de reojo- Sé que es momento de parar cuando tu cuerpo comienza a quemarme al tacto –bromeó entre risas-

-Guárdate esos comentarios - respondió ajustándose la chaqueta del uniforme y el lazo del cuello de la camisa con un ligero sonrojo en sus mejillas y el rostro serio como si nada de aquello hubiese ocurrido.

-De verdad que lucho por guardármelos Ericchi, pero a veces se me hace imposible –murmuró con una sonrisa- Además… -la morena se ajustaba la chaqueta que la Presidenta le había descolocado y se incorporaba- tampoco parece molestarte mucho que te pille por sorpresa. –La joven cogía las cartas que anteriormente había dejado en la mesa ahora con la intención de barajarlas de nuevo.

-Tonterías… -replicó la rubia llevándose parte de su flequillo tras la oreja y se disponía a seguir rellenando formularios.-

-Elicchika es demasiado adorable cuando se hace la dura –esbozó una sonrisa tapándose esta con una de las carta, entretanto miraba a Eli de reojo, con un brillo peculiar.

Tras esto pasaron los minutos y en poco menos de una hora la muchacha se levantó de su asiento y estirando las piernas sonrió satisfecha del trabajo terminado a tiempo.

-Por fin acabé. Gracias por ayudarme a adelantar con la otra mitad, Nozomi.

-No hay de qué.

Ordenaron aquellos papeles en una estantería para procesarlos al día siguiente a la Dirección de la escuela, recogieron sus maletines y abandonaron aquella sala, cerrándola con llave y caminando hacia el patio exterior de la escuela para volver a casa.

Estaban caminando en silencio rozando sus manos de vez en cuando, dedicándose miradas y sonrisas cómplices cuando una de ellas inició la conversación.

-Tu abuela llegaba mañana desde Rusia ¿cierto?

-Sí. –Contestó muy seria.- Y me gustaría que… -suspiró y su rostro expresó preocupación por un corto lapso de tiempo- Nozomi…  Mi abuela es muy inteligente, siempre supo qué hacía, cómo lo hacía y cuando.

-Lo sé, me has hablado más veces de ella, me parece una persona muy admirable.

-Pero, no todo es bueno. Nozomi, tengo miedo de que se dé cuenta. De que se entere, sabes que con ese tema no puedo jugar.

-Ericchi ¿Cuándo te he obligado yo a decírselo?

-No es eso, es que ella es muy observadora, y podría percatarse de lo nuestro a menos de un minuto de vernos juntas.

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.

.

 

-Y eso fue lo que hablé ayer con Ericchi –suspiré tomando un sorbo del té que había preparado para mis invitadas.

-Vaya… -me contestó con gesto preocupado Umi, dejando escapar un suspiro.

-Por eso no puedo ir mañana a las prácticas. Al parecer su abuela nos visitará y evaluará cómo practicamos, cómo lo hacemos todo. Su abuela en su juventud también bailaba, así que sabrá darnos una buena opinión.

-Pero Nozomi. Eso es injusto. Tú tienes que venir a las prácticas como cualquiera de nosotras, seguramente su abuela no sospeche nada. No te preocupes –me intentó animar Kotori con una sonrisa que agradecí profundamente.

-¿Sabéis? Soy una persona complicada… Siempre les parezco un misterio a las demás cuando realmente no es así, soy algo impredecible sí, pero cuando se trata de Ericchi a veces me cuesta esconderlo todo. Sonreí y me dirigí a la encimera de la pequeña y ajustada cocina de mi apartamento mientras Kotori y Umi se imaginaban el aspecto de aquella nombrada señora mayor.

Fregaba las tazas cuando me detuve a pensarlo, no es que me sintiera mal, en el fondo sabíamos que teníamos que permanecer en secreto, ya fuese por la sociedad Japonesa, por Muse y la fama que estábamos tomando, o por la abuela de Ericchi que provenía de unos tiempos un tanto diferentes, era una persona mayor y probablemente no entendiese como una chica se podía enamorar de otra, aparte de que su país era muy distinto al nuestro. La ideología que en Rusia se llevaba sobre ese tema era delicada. Bien la abuela de Eli podría ser lo contrario, o no. Tragué saliva y recordé algunas noticias que leía en el periódico en mis descansos trabajando en el templo y noté cómo un leve pero molesto cosquilleo subió por mi espalda haciendo que me estremeciera.

Por una parte estaba inquieta, manteníamos una relación un tanto complicada, al igual que Kotori y Umi, que eran un gran apoyo para nosotras. Al verlas no nos sentíamos tan solas, por otra parte si Kotori y Umi podían asistir a las prácticas con Muse ¿por qué no iba a asistir ella? Eli no le había prohibido ir, pero algo en su interior la atenazaba y provocaba un nudo en su estómago. Ir sería todo un reto.

-Bien, iré. Será divertido –informé mientras me dirigía a la mesa y me sentaba con ellas de nuevo.

-¡Bien! Nozomi verás como la práctica sale genial y esa señora no se da cuenta de nada.

-Kotori tiene razón –me sonrió la otra joven- Verás como todo sale de maravilla.

-Vaya, que optimistas estamos hoy –sonreí y las miré entre risas- Parece ser que la parejita está optimista. ¿Por qué será?

-N-Nozomi –Umi desvió la mirada ruborizada.-

-Pero no te sonrojes, son cosas de la edad Umi… -volví a bromear entre risas.-  Os lo agradezco, habéis sido de gran ayuda.

-No es nada Nozomi –me comentó Kotori incorporándose y colocando la silla – Nosotras debemos irnos, ya es un poco tarde y si tenemos sueño no podremos darlo todo mañana.

-Cierto, ya es tarde. –afirmó Umi levantándose y dejando todo en su lugar- Muchas gracias por el té, estaba delicioso.

-Gracias. Volved cuando queráis.

Una vez se fueron tomé un baño e intenté no pensar mucho en el día siguiente, los nervios se apoderaron ya de mi estómago bien entrada la noche y me estaba costando conciliar el sueño y cuando estaba a punto de caer dormida mi teléfono con la melodía que tenía configurada para las llamadas de Eli empezó a sonar.

-Nozomi, tenemos problemas.

 


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