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El uno para el otro por desire nemesis

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Notas del fanfic:

Los personajes no son míos, son de Kazuki Takahashi yo solo los uso para diversion y sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Espero les guste esta nueva historia

XD

mi corazon es puppy

que se le va a hacer?

1-Sorpresa

 

 

Habían pasado 28 años desde aquel memorable día. Atem y Yugi habían tenido el duelo en que todo se había definido. El duelo había pasado a llevarse a cabo en carreras y existían academias para aprender tácticas y trucos. El mundo había cambiado de muchas maneras. Excepto en una. Los humanos seguían haciéndose la guerra los unos a los otros.

 

Uno de los organismos encargados de proteger la paz en el mundo se trataba de la ONU. Su fuerza militar y armada está conformada con militares de diferentes lados del mundo. Entre todos ellos se encontraba un muchacho que desde los 20 años pertenecía al ala aeronáutica de la milicia de la ONU. Salió de la academia con el grado de teniente y subió meteóricamente de rango. A una edad tan temprana como los 45 años su grado era el de coronel, cuando lo normal sería que fuera capitán.

 

La base en Tajikistán se encontraba en un lugar básicamente seguro aunque sus integrantes estaban sometidos a rigurosos deberes. Por eso el alto mando decidía de vez en cuando llevar espectáculos y artistas para alegrar a las tropas y elevar su moral.

 

Se acercaba el verano por lo que el acto a llevarse a cabo sería a cielo abierto en un estadio armado por los ingenieros militares en dos horas. El evento se trataba de un popular juego de cartas en versión cibernética.

 

La gente se aglomeraba para ver a los invitados estelares. Eran uno de los dueños de la compañía más grande del mundo que entre otras cosas se encargaba de virtualizar los duelos. El otro era el campeón por excelencia del juego de monstruos. Sus nombres… Seto Kaiba y Yugi Moto.

 

Mientras dos oficiales observaban el estadio que estaba terminando de ser armado con todo y las especificaciones técnicas que Kaiba Corp había mandado para el armado de la plataforma de duelos.

 

¡Oye! ¿Tú no solías competir en esos torneos?—preguntó el general del batallón decimoquinto, aerotransportado a su amigo el coronel de aviación.

 

¡Fue hace mucho tiempo!—dijo con una nostálgica sonrisa este.

 

Pues sería agradable para los muchachos tener a un representante nuestro aunque solo fuera en un duelo extracurricular de exhibición—dijo el general.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto Kaiba estaba molesto. La razón era la demora que tenían esos malditos militares. Miró su reloj. Necesitaba que todos los horarios cuadrasen para llegar a tiempo a los festejos de su compañía en Japón. Claro que Mokuba podía hacerse cargo. De hecho era un vicepresidente muy capaz pero él quería estar allá. Lo único que le atrajo de esa demente idea fue la posibilidad de combatir contra el enano que ya no era ningún enano pero que él seguía llamando así. Ahora se parecía al Faraón mucho más y por eso tal vez le caía un poco más gordo.

 

El tiempo había sido generoso con él en el sentido de que lucía poca diferencia en él excepto por su corte de pelo. Ahora su pelo estaba recortado y su flequillo lo llevaba hacia un lado y sobre la cabeza. Aún sus ojos azules eran imperiosos y en ocasiones despiadados y su carácter frío y su accionar impulsivo eran los mismos que antaño. También su afición por los duelos permanecía y su interés sumo era darle una paliza al desgraciado de Moto que se había retirado sin nunca sufrir una severa derrota. Ahora el méndigo tricolor era profesor en una universidad como su abuelo, especializado en civilizaciones antiguas y había aceptado el duelo solo por el pedido expreso de un amigo de Solomon.

 

Estaban en la pista de aterrizaje junto al lear jet que los trajera. Mientras esperaba veía al estúpido enano por el rabillo del ojo como charlaba con su esposita. Hablaban tranquilamente ignorando su incipiente mal humor lo que lo empeoraba. Solo deseaba que la espera se terminara.

 

¿Kaiba, tú también quieres un refrigerio?—preguntó Yugi.

 

¡No! ¡Quiero que esos estúpidos oficiales terminen de armar todo de una vez!—dijo el enfurruñado castaño.

 

Yugi puso cara de fastidio ante su actitud y Seto hubiera replicado si una voz no se adelantara a hablar.

 

¡Lamentamos mucho el retraso!—dijo un hombre a sus espaldas que no había oído llegar. Al volverse Kaiba vio a cuatros sujetos vestidos en trajes de gala de la milicia y de la aeronáutica.

 

No te preocupes. El señor Kaiba siempre ha sido así—dijo un recién llegado que estaba unos pasos más atrás del grupo de militares de alto rango.

 

Seto lo trató de ver bien pero el sol cegador impedía un poco la visión de todos, el sujeto era una silueta de oficial con una visera que solo dejaba visible su barbilla y sus labios que sonreían un tanto divertidamente.

 

No era ningún secreto su carácter pero por alguna razón que hablaran así de él le ponía de mal humor. Iba a decirle alguna grosería velada cuando el general a cargo de la base le repitió sus disculpas y el castaño pensó que eran aficionados y que no podía esperar más que estar a tiempo en Japón para ver el evento allá montado, que de seguro estaría mejor que ese evento de pacotilla.

 

Una voz se alzó detrás del rezagado que caminaba calmadamente intentando alcanzar el grupo.

 

¡Coronel Willer!—ese grito despertó un acto reflejo instantáneo y por supuesto involuntario en el ojos azules que desvió un momento sus ojos hacia la figura que se detuvo y se puso de costado para recibir en sus manos un pad de un oficial con una pluma digital para firmar algún documento virtual—Son las órdenes para los turnos de mañana, olvidé entregárselas señor. ¡Mil perdones!—agregó el hombre contrito mientras el empresario observaba el pelo corto que se veía en la nuca de ese coronel.

 

No podía ser él, lo sabía bien. Esa clase de apellido tenía muchos similares en todo el mundo y de seguro el desgraciado era un militar estadounidense o alemán, pero aún así ese apellido le recordaba a aquel que siempre lo atosigaba sin dejarlo tranquilo. Volvió su vista hacia el general mientras el otro firmaba el asunto.

 

¡No te preocupes, se feliz!—oyó del otro en el idioma que habían estado manejando, el inglés y ese modo de hablar despreocupado y alegre también le recordó al estúpido perro.

 

¿Todo bien coronel?—preguntó el dirigente de la base a aquel que ahora estaba más cerca mientras ellos aun le esperaban.

 

Si, mi general—dijo el otro.

 

El general no parecía tomarse muy bien que no hubiera castigado al oficial por su falta. Luego el otro general pareció querer suavizar todo hablando.

 

Hemos pensado que querríamos un duelo simulado entre un miembro de la base y uno de ustedes para lograr animar más a las tropas—dijo a los duelistas.

 

Pues yo no me pongo a duelear con principiantes. No pierdo mi tiempo tan fácil—dijo el castaño.

 

¡Yo aceptaré!—dijo alegre Yugi.

 

Debo advertirles que no es ningún principiante. Al principio de los duelos llegó a estar en el top five—dijo el general del ala aérea del ejército de la ONU. Seto se preguntó de que país sin seriedad y con ganas de hacer menos al otro. Su rostro aun no era visible por el intenso sol como el de ninguno de los oficiales. Seto y Yugi no llevaban sombrero pues se suponía que los recogerían inmediatamente, la esposa de Moto llevaba una capelina—Estoy muy agradecido de que aceptara, profesor Moto—añadió el general aéreo.

 

¡Sabía que aceptaría! ¡Es muy propio de él!—dijo el enigmático oficial. Entonces todos lo miraron.

 

Yugi preguntó--¿Me conoce?—con algo de asombro de que un oficial lo conociera aunque Seto pensó que era muy razonable si el otro se había dedicado a los duelos hacía tiempo.

 

¡Puede decirse que si… viejo!—dijo el oficial levantando su visera.

 

El rostro que dejó al descubierto no era otro que el de Joseph Wheeler.

Notas finales:

Tratare de actualizarla pronto porque ya me se gran parte de ella

espero con ansias los revs que quieran dejar

un saludo enorme

Desire Nemesis


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