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Extraño. por Midori-Hikari1312

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Notas del fanfic:

 

Espero sus Review qwq <3

Ryuga x Kyoya

Estabas caminando por la ciudad en una calle casi desolada de BeyCity. Estabas muy calmado. El día era brillante y estaba despejado de cualquier nube que molestara tu vista hacia el cielo azul. El aura que desprendías de tu cuerpo era como si no tuvieras problema alguno con el mundo, tu rostro era serio como normalmente estaba, no lucías enojado, y eso era un alivio.

¿Por qué importa tanto el estado en el que te encuentras actualmente,  Kyoya Tategami? Bueno, esa pregunta es muy fácil. Tu, nuestro querido “Rey de las bestias”, habías estado con un repentino mal humor los últimos tres días, nadie podía dirigirte la palabras porque de inmediato ganaba un sermón tuyo o una mirada asesina que, te diste cuenta, hacia que se arrepintieran de cualquier cosa recientemente dicha hacia ti, sea lo que sea.

 Tus amigos estaban extrañados ya que tu solías ser un orgulloso, un bastardo engreído y hasta un desalmado de vez en cuando, pero esta clase de desorden emocional de un día para otro se le hacía extraño incluso a Benkey, tu mejor amigo que te conocía seguro más que a el mismo. Así que, para evitarse más problemas contigo, decidieron dejarte solo un tiempo, según ellos, el que sea necesario para que te calmes y vuelvas a ser el mismo de siempre.

Se preguntaran también nuestros lectores cuál es la causa de tu mal humor, bueno, esto va así…

-…~*Flash Back*~…-

No había pasado mucho tiempo desde que lograste ayudar a detener a Némesis, destruirlo por completo y salvar al planeta de una posible destrucción fija. Ya habías terminado de enfrentarte a todos los Blayders legendarios, tu objetivo era ganarle a cada uno de ellos y ser tu el Blayder más fuerte de todo el universo, pero ese puesto aun no era tuyo. A pesar de todo ese entrenamiento y practicar con todos los demás Blayders para que Gingka Hagane sea tu ultimo y gran triunfo para al fin llegar a tu meta, no lograste ganarle después de todo. El sólo pensar en que aún no puedes ganarle hacía que te enfadaras de inmediato, pero luego viene a tu cabeza el recuerdo de “él”.

Ese Blayder que había desaparecido después de ser derrotado terriblemente, ese Blayder que al principio de todo era el único con rotación inversa y el que ha logrado ganarle con mayor ventaja a ese molesto pelirrojo. El único que se atrevió a combatir el solo contra Némesis aun sabiendo las consecuencias. “El Emperador Dragón” Ryuga Kishatu. (1)

Sabías que él era el verdadero Blayder mas fuerte del universo, ya que Gingka sólo pudo ganarle una vez, y aún así con tu ayuda y con la de otros dos que no era necesario nombrar, o así querías tu que fuese. Pero aún siendo Ryuga el Blayder más fuerte, nadie sabía dónde estaba, si estaba vivo o muerto, por lo que el puesto iba directamente al siguiente Blayder con mayor fuerza, Gingka Hagane.

Después de perderte en tus pensamientos por un rato te diste cuenta de que estabas en un lugar de la cuidad en donde la gente no estaba acostumbrada a ir, mucho menos tu. Diste un largo suspiro cuando te diste cuenta de que estabas pendido. Tu orgullo era demasiado como para detenerte y preguntarle a alguien como llegar de  nuevo al centro de la cuidad, así que decidiste buscar el camino de vuelta tu solo. Después de unos cuantos pasos más te diste cuenta de que alguien estaba mirándote, no sabias quien era ni de desde donde era, pero tú mente te decía que de verdad alguien estaba clavando su mirada en ti. Miraste hacia atrás de inmediato pero no viste a nadie sospechoso, sólo notaste como dos chicas salían de una tienda con varias bolsas en cada mano y una gran sonrisa alejándose de ti. Volteas de nuevo aun incomodo por esa sensación. Pretendías ignorarla y seguir en tu búsqueda del camino de vuelta a la cuidad pero cuando volteaste a retomar tu camino a unos cuantos metros estaba parado un hombre, no podías ver su rostro ya que una capucha estaba sobre su cabeza y parte de sus ojos impidiendo ver bien de quien se trataba, pero estabas seguro de que este hombre era el que te estaba observando. L miraste desconfiado dando un paso hacia atrás. Cuando estuviste a punto de dar la vuelta y alejarte de él, este sonrió abiertamente, lo miraste confundido. Una de sus manos se levantó hasta su cabeza y retiró la capucha, tus ojos comenzaron a abrirse lentamente mientas su rostro era revelado ante ti.

Estabas completamente en shock, no podías creer quien era el que estaba frente a ti sonriéndote como si se estuviera burlando de tu asombro. Tu, aun sorprendido y sin poder mover un musculo viste como daba la vuelta y comenzaba a alejarse de ti rápidamente, sacudiste tu cabeza despertando del trace en el que te encontrabas cuando su espalda dejó de ser vista para ti al cruzar la esquina, no podías dejarlo ir así como así, por lo que la única reacción que tu cuerpo pudo asimilar fue correr tras él.

-¡Ryuga!-fue lo que salió de tu boca comenzando a correr para alcanzarlos. Cuando cruzaste la esquina te diste cuenta de que el también corría escapando de ti, ladeo su cabeza y volvió a sonreírte, sabías que estaba provocándote lo cual hizo que te enojaras más y aceleraras el paso.

Pasabas por varias calles, cada vez estaba más perdido pero eso ya no te importaba, querías saber cómo es que ese infeliz pudo encontrarte y por qué estaba haciendo que lo siguieras.

Cuando te diste cuenta estabas dentro de algo que parecía una clase de edificio sin terminar, con varias vigas por todo el lugar, madera, ladrillos y cemento por todos lados, no llegaba mucha luz ya que tenías encima al menos unos tres pisos de concreto. El se detuvo y tú hiciste lo mismo mientras tratabas de recuperar el aire un poco encorvado y con tus manos sobre tus rodillas. Miraste su espalda notando que él también buscaba la forma de regular su respiración. Por un impulso corriste de nuevo hacía él, lo volteaste y lo tomaste de la chaqueta que aún llevaba puesta mirándolo a los ojos buscando una explicación. La sonrisa volvió a su rostro y tomó tus muñecas apretándolas con fuerza logrando que lo soltaras, te quejaste por el dolor y trataste de forcejear cuando aún después de soltarlo él seguía apretando tus muñecas.

-¡Suéltame bastardo!- le gritaste apretando tus ojos con fuerza, de verdad te dolía.

Él te soltó al fin dándote un empujón haciendo que casi caigas al suelo. Acariciabas tus muñecas para de alguna manera disminuir el dolor, alzaste la mirada para encontrarte con Ryuga apuntando su lanzador hacía ti, reaccionaste de inmediato y tu también apuntaste hacía el. Se miraron un par de minutos más, analizándose mutuamente. Ambos lanzaron sus beys al mismo tiempo y comenzó la batalla. Tu sólo podía pensar que si le ganabas llegaría a ser el Blayder más fuerte de todos, y se lo podrás restregar en la cara a cualquiera. Lograste distinguir el bey de Ryuga dándote cuenta que no era el mismo “L-Drago Destroy”, sino que era un bey completamente distinto. Cambiaste tu jugara dejando que el atacara para poder analizar sus movimientos, encontrar un punto débil o algo que te diera la ventaja para poder ganar. Lo miraste fugazmente viendo su rostro tranquilo, su mirada sólo se concentraba en ti mientras la tuya trabada de escapar prestando tu completa atención a la batalla o más bien, al bey de Ryuga. Había veces que tratabas de atacarlo pero este sólo lo esquivaba haciéndote perder la cabeza. Estabas ya molesto porque lo hacía apropósito, le gustaba ver como enloquecías y lo sabías por esa maldita sonrisa que parecía soldada en su rostro.

-¡Maldita sea, combate! ¿¡O es que acaso tienes miedo de perder!?- sólo gritos salían de tu boca mientras tratabas de convencerlo con desesperación para que recibiera tus ataques. La sonrisa se desvaneció, viste su rostro completamente serio haciendo que un escalofrío corriera tu columna vertebral. Ya estabas arto, sólo querías terminar con la batalla e irte de una vez, por lo que tu mente sólo pudo congeniar un último ataque, tu maniobra especial. Cuando tu bey fue cubierto por esa ráfaga de viento notaste que Ryuga ni siquiera se inmutó ante tu ataque, su bey lo envolvió una clase de luz carmesí justo antes de que tu bey chocara contra el del, pero…no paso nada. Tu bey hacia el esfuerzo de mover por lo menos un centímetro el de Ryuga, lo miraste enojado pero el sólo te miraba inexpresivo.

-Ponin Dragoon (2)- escuchas decir a través de sus labios, tu cuerpo tembló cuando esa grave voz atravesó a tus oídos por primera vez en tanto tiempo. Con esas simple palabras, que dedujiste era el nombre de su nuevo bey, éste obedeció y lanzó una ráfaga de viento aún más fuerte que la tuya, haciendo que tu bey se separara de Dragoon y haciéndote cae muy fuerte contra el suelo, dando a terminar la batalla.

Te sentías humillado, nuevamente acaban de ganarte y dejarte contra el suelo adolorido. Viste como Leone estaba a tu lado casi clavado en el cemento, apoyaste tu cuerpo sobre tus antebrazos queriendo levantarte pero aun dolía tu cuerpo, así que decidiste no moverte más. Levantaste la mirada para encontrarte con un Ryuga justo frente a ti, su mirada te penetraba completamente, sentías que con sólo esa mirada él podía leer todos y cada uno de tus pensamientos.

-M-Maldito bastardo- dijiste adolorido en un hilo de voz- Vamos, burlaste de buena una vez, echame en cara que eras el más fuerte...Imbécil- apretabas tus dientes de la impotencia.

-Que boca tan sucia...- escupió para ti con cierta rabia, luego sentiste como te tomaba del chaleco levantándote hasta el punto que dejaste de sentir el suelo en tus pies y te costaba trabajo respirar, apretaste tus ojos con fuerza y entreabriste tu boca para tratar de que el aire llegue más rápido a tus pulmones.

-Suéltame…Desgraciado- dijiste con dificultad colocando tus manos sobre las de él y débilmente trataste de hacer que te soltara.

-Déjame darte una idea de con quién estás hablando- cuando escuchaste estas palabras salir de su boca sentiste algo cálido sobre la tuya que hizo que abrieras tus ojos se golpe, sus labios se movían con maestría sobre los tuyos que permanecían cerrados e inmóviles de la impresión.

Cuando volviste de nuevo a la realidad cerraste tus ojos con fuerza y tratabas con más desesperación alejarlo de ti, querías que se detuviera, ésta clase de cosas no era normal. Movías tus pies tratando de encontrar el suelo pero aun estaba muy lejos de tu alcance. Sus diente se encajaron en tu labio inferior con fuerza logrando que sangre haciendo que una corriente eléctrica recorra todo tu cuerpo. Dejaste escapar un jadeo mientras sentías como su lengua áspera lamía la herida con cierta rudeza, pero de alguna manera, no dolía, es más, te gustaba, pero no ibas a demostrárselo, por lo que seguiste forcejeando para tratar de alejarlo.

 El seguía besándote cada vez mas demandante, sentías que tus labios encajaban perfectamente con los de él y te asustaba un poco, era como si estuvieran hecho para estar juntos. Sus dientes de vez en cuando volvían a encajarse en tus labios haciendo jadear de vez en cuando, te sentías extraño pero no podía evitar hacerlo. Por fin sentiste como te alejaba de él, pero él te tiró de nuevo al suelo. Te quejaste dando un grito cuando tu espalda toco el suelo, apretaste tus puños, tus ojos y tu mandíbula con fuerza tratando de aguantar el dolor de todo tu cuerpo.

-Esto te enseñara a respetar- tras decir esto sentiste sus pasos alejarse de ti con lentitud, no te importaba a donde iba, tu cuerpo aún dolía por lo que te quedaste un rato mas en el suelo.

Cuando te dignaste a levantarte, saliste de donde estabas dándote cuenta de que el cielo comenzaba a poner gris, miraste a tu alrededor notando también que conocías el lugar donde estabas parado, estabas cerca de donde tu querías ir, por lo que retomaste tu camino hacia allá con cierta rabia, por la batalla perdida y por la humillación después de ésta.

-…*~Fin Flash Back~*…-

Sólo con recordar todo lo que sucedió ese día tu cuerpo temblaba, el recordar cómo tus labios eran devorados por los de Ryuga hacia que tus mejillas se tiñeran de un leve color carmesí. Tomaste tu cabeza y revolviste tu cabello en señal de desesperación, era tan irritante que después de ese día solo podías pensar en él, paraste casi las 24 horas de estos tres días entrenando, preparándote para enfrentarlo, aun tenías esa pequeña esperanza de volver a verlo y hacerlo besar el suelo, pero te desesperaste aun más cuando recordaste que no has podido encontrarlo.

Te sobresaltaste cuando escuchaste a alguien bufar, como burlándose. Te enderezaste analizando el lugar en donde estabas, volviste a perderte en tus pensamientos tanto tiempo que no sabias nuevamente dónde estabas parado. No era el mismo lugar donde lo encontraste a él, sin embargo sabías que era la misma zona. Cuando miraste hacia el frente volviste a verlo hay parado a unos metros como si estuviera esperándote. Apretaste tus dientes con fuerza mirando como esa maldita sonrisa se ampliaba en su rostro burlándose de ti, con dos de sus dedos hizo un ademán para que lo siguieras mientras se volteaba comenzando a correr, te estaba provocando otra vez y eso volvió a enfadarte, por lo que comenzaste a correr nuevamente detrás de él.

Ya sabías que te llevaría de nuevo a un lugar donde estén sólo los dos para combatir nuevamente, y de verdad esperabas que sólo fuera a combatir, no querías volver a pasar por esa clase de irritante experiencia y, extrañamente placentera. Llegaron a un lugar no muy diferente al que anteriormente te había llevado hace tres días. Estaba abandonado, parecía que hace años una persona no pasaba por ese lugar y mucho menos entrar a donde ustedes entraron, lleno de polvo y parecía inestable. Mirando a tu alrededor notaste que había algunos muebles en muy mal estado y algunas tablas y escombros en el suelo, era asqueroso. Cuando volteaste la mirada nuevamente hacia el que te había llevado a ese espantoso lugar te diste cuenta de que ya te estaba apuntando con su bey sin haber dicho una sola palabra, tú lo imitaste sin demora, has estado esperando esta batalla y aunque piensas que pudiste haber entrenado más, estás seguro de que le ganaras esta vez.

La batalla ya había comenzado, estabas más tranquilo que la última vez al combatir ya que conocías un poco más sus movimientos de combate, pero a la vez nervioso porque esa mirada aún estaba sobre ti, la cual estabas evitando a toda costa, ya que sabias que si lo mirabas fijamente tu cuerpo reaccionaría de una manera que no querías mostrar, mucho menos ante él. Tu rostro se volvería rojo y tus manos temblarían haciendo visible tu nerviosismo

Notaste como sus movimientos eran más rápidos y constantes, ya no evitaban tus ataques, es más, parecía que quería derrotarte lo más pronto posible, pero esta vez fuiste tú el que no se inmuto ante sus ataques. Edtabas concentrando buscando la manera de acatarlo y causarle daño, el cual lograste después de un tiempo. De un golpe hiciste que Dragoon se separara del suelo, miraste como se elevaba con una sonrisa en tu rostro, apenas cayó al suelo lo atacaste con furia, esta vez no dejarías que escapara. Estabas emocionándote, podías estar seguro de que estabas causándole mucho daño a su bey con esa gran cantidad de atacas casi al mismo tiempo. Miraste cómo él dejo su porte serio para centrarse más en la batalla. Ambos le ordenaban a su bey atacar al contrario con el único propósito de ganar, el te atacaba y tu lo atacabas de vuelta.

Viste como levantó su brazo ya harto de la batalla, supusiste que venía su maniobra especial, por lo que tú te adelantaste y la ejecutaste antes que él. Efectivamente, llamo a su bey y le ordenó hacer su maniobra. Esabas ya seguro que éste era el final de la batalla. Era como la Ruleta Rusa, quien tenía mala suerte, le tocaba el disparo.

Por desgracia, el de la mala suerte volviste a ser tú. Al chocar, sus beys tuvieron una fuerte explosión que de verdad quedaste sorprendido de que el lugar no hubiera caído sobre ustedes, te cubriste el rostro con tus antebrazos e hiciste lo imposible por no caer como la ultima vez, desgraciadamente tu bey no soportó muy bien tan carga de energía y lo escucharte caer a tu lado algo dañado y sin moverse. La ira te invadió nuevamente, viste el bey de Ryuga que aún así a duras penas lograba sostenerse sin dejar de girar. Diste un puñetazo al suelo descargando tu rabia contra este, después de todo no lograste ganarle a este infeliz desgraciado, estabas tan decepcionado de ti mismo.

Dejaste de lamentarte y te levantaste lo más rápido que pudiste cuando los pasos de Ryuga retomaron camino hacia ti como la última vez. Comenzaste a retroceder mientras él se acercaba cada vez más a ti. Entraste en pánico cuando sentiste la pared en su espalda. Cuando te diste cuenta ya tenías a Ryuga acorralándote entre su cuerpo y la pared con sus manos a cada lado de tu cabeza, tu cuerpo comenzó a moverse inquieto buscando la manera de escapar de él.

-¿Qué pasa, Kyoya?, ¿Me tienes miedo?- dijo con burla. No esperabas que dijera algo tan de repente ya que las únicas palabras que han salido de su boca desde que lo viste hoy eran órdenes para su propio bey.

Sus palabras te molestaron, principalmente porque sabias que él tenía razón.

-P-Por supuesto que no. ¿Quién podría tenerte miedo?- trataste de evitarlo, pero tu voz delataba que estabas nervioso aun negando la verdad, y para eso eres muy buen, pero al perecer, no frente a Ryuga.

-¿Entonces por qué tiemblas?- éstas últimas palabras la dijo casi un suspiro, miraste como su rostro se acercaba al tuyo lentamente. Por impulso, con tus manos lo empujaste alejándolo sólo un poco de ti mientras ladeabas la cabeza avergonzado. Con fuerza, él te tomó de las muñecas y las colocó detrás de tu espalda mientras las sostenía con firmeza en su lugar, de inmediato sentiste algo cálido sobre tus labios de nuevo. Al parecer para él, el besarte tenía que ser por las buena o por las malas, y no estabas seguro de que estas  fueran las buenas.

Volviste a sentir esos labios apoderarse de los tuyos sin compasión, aun forcejeabas tratabas de soltar tus manos pero él las sostenía firmemente y no tenía intención de soltarte. Sentiste sus dientes encajarse de nuevo en tu labio inferior con fuerza, esta vez no lo rompió pero de igual manera hizo que te sobresaltaras y soltaras un leve jadeo. El siguió mordiendo y chupando con fuerte tu labio, tu cabeza daba algunas vueltas, él sabía cómo controlarte y no te gustaba en absoluto, pero a tu cuerpo le encantaba.

Cuando su lengua escurridiza se adentro en tu boca temblaste completamente apretando con fuerza tus ojos, tu cuerpo no reaccionaba, estabas complemente perdido en los movimiento que hacía su lengua dentro de tu boca, y como invitaba a la tuya a jugar un rato. Tus manos ya no eran sostenidas, las tenías a cada lado de tu cuerpo tratando de alguna forma sostenerse de la pared. Entreabriste tus ojos mirando los parpados cerrados de Ryuga, tu cara ardía y tu cuerpo reaccionaba según sus necesitadas, tu lengua casi se movía sola al compás de la de Ryuga. Las manos de tu atacante bajaron lentamente de tu cintura hasta tomar con fuerza tu trasero y apretar tus caderas contra las de suyas, dejaste escapar un gemido sin poder separarte del beso y por un impulso tus manos se aferraron a sus hombros. El acariciaba y apretaba tu trasero descaradamente haciéndote gemir, no sólo por las caricias, sino que sus miembros se rosaban sobre la ropa haciéndote desfallecer. Trataste de tomar aire, ladeando tu cabeza hacia un lado, fue muy brusca tu acción haciendo que la saliva saliera de tu boca y se deslizara hasta tu barbilla. Casi inmediatamente el unió sus labios después de que los separaste, impidiéndote tomar mucho aire. Él deshizo el beso para atacar ahora tu cuello, por más que le pediste que parara el sólo te ignoraba.

-R-Ryuga…Aléjate- susurraste cuando su lengua recorría con total libertad tu cuello. Tus manos aún lo empujaban con la esperanza de alejarlo por tus propios medios, obviamente, sin éxito. Tu voz sonaba muy extraña, entre suspiros, jadeos y algunos gemidos, era más aguda también, y si seguías así no vas a poder detenerlo a tiempo. ¿A tiempo?, ¿A tiempo para qué?

La respuesta a esa pregunta las sabías perfectamente.

Cuando sentiste sus dientes encajarse con fuerza en tu cuello, tu cuerpo se estremeció y pudiste apenas ocultar tus gemidos, con tus dedos enredados en su cabello lo jalaste por la impresión. Aún estabas confundido de cómo es que las mordidas de Ryuga podían darte tanto placer. Y después de pensarlo un poco te diste cuenta:

Eres un masoquista.

Esa era la única explicación.

-Parece que lo suave no funcionan contigo...- su aliento caliente chocaba contra tu cuello y su voz ronca te hacía temblar, y no de miedo. Una de sus manos viajó por toda tu espalda hasta tu nuca, donde agarró tu cabello con fuerza jalándolo hacia atrás obligándote a mirar el techo, tu cuello estaba a su completa disposición el cual volvió a morder y a chupar sin delicadeza alguna- Este de aquí ya está despertando…- la mano sobrante se dirigió a tu entrepierna la cual tomó sobre la ropa y comenzó un masajearla. Alarmado, con ambas manos tomaste su muñeca tratando de parar sus movimientos. El inmediatamente soltó tu cabello y tomo tu mano izquierda para dejarla inmóvil justo a tu cara sin dejar de tocarte y siguió atendiendo tu cuello.

-B-Basta…mgh…- tus gemidos cada vez eran más fuertes, no querías hacerlo, mucho menos frente a él, pero tu cuerpo era demasiado honesto. Sus manos dejaron de sostenerte. Sentiste alivio cuando dejo de tocar ese lugar tan sensible para ti, pero su mano fue reemplazada por sus caderas que te dejaron completamente contra la pared mientras se frotaban contra las tuyas. Un gemido se escapó de tus labios por la acción recién ejecutada de manera brusca. Miraste como las caderas de Ryuga se movían descaradamente contra las tuyas, frotando sus miembros sobre la ropa.

Tu cara fue levantada por su mano y te besó nuevamente mientras comenzaba a desvestirte sin dejar de moverse, ya odiabas sus besos, ellos hacen que no puedas resistirte, que tu cuerpo no reaccione y que tu cabeza de mil vueltas, hasta olvidas donde estas parado con sólo uno de sus beso. Deslizó tu chaleco por tus brazos hasta que cayó al suelo y casi con desespero retiró tu camisa. Te sentiste más avergonzado al tener tu pecho descubierto, te sentías como una chica. Ryuga dejo tus labios y comenzó a lamer tus hombros, sus manos estaban inquieras, se deslizaban por tu torso lentamente, acariciaban tu cintura y sus uñas rasguñaban tu espalda en el proceso, tu sólo podías gemir por cada sensación de tu cuerpo, cada mordida, beso y lamida que recibías te hacían lanzarte a sus brazos en busca de más. Gemiste fuerte cuando sentiste como sus dientes se encajaban casi con delicadeza en uno de sus pezones, luego comenzó a succionarlo y pasar su lengua sobre él.

- No… A-Alto ahh…- tu voz se cortaba por el placer, pero no querías que siguiera, te sentías avergonzado, casi sentías que lágrimas saldrían de tus ojos, tus mejillas  seguían rojas y tus manos temblaban. Te sobresaltaste nuevamente cuando sentiste su cálido aliento contra tu oído, quisiste alejarlo pero él se pegó más a ti, si es que era posible.

-Quieres que me detenga pero vaya que lo estas disfrutando...- luego de susurrarte al oído mordió el lóbulo de tu oreja para luego jugar con ella- Cada vez estas más duro…- su mano volvió a tomar tu miembro, pero esta vez metió su mano dentro de tu pantalón tocándolo sin tela de por medio, tu cuerpo tembló y mordiste tu labios cuando comenzó a masturbaste de este modo.

-B-Basta mgh…M-Maldito desgraciado ahh- decías entre dientes molesto- V-Voy a matarte…Dragón Bastardo ahh- apretaste la mandíbula cuando volvió a morderte.

-Tú y cuantos más…- te susurro de nuevo, estaba burlándose de ti como siempre, pero ya no sabias si lo odiabas o te gustaba, cada vez que escuchabas su voz tu corazón latía como loco y decir esa clase de cosas con su voz grave y ronca te hacia gemir y que tu cuerpo entero temblase. Sentiste como se separaba sólo un poco de tu cuerpo mientras seguía susurrándote cosas obscenas al oído, lo insultabas una y otra vez pero como sabes, le gustaba verte tan fastidiado.

Rápidamente prosiguió a deshacer tu cinturón y tu pantalón bajo por si solo hasta caer sobre tus tobillos, para luego retirarte el bóxer color negro que llevabas puesto. Ahora estabas más que avergonzado por la penetrante mirada de Ryuga sobre tu cuerpo, parecía que fuera a atravesarte, pero aún así esa mirada llena de lujuria fijándose sólo en ti hizo que te excitaras más. El muy sin vergüenza rosó sus dedos contra tu hombría completamente despierta, era como una tortura para ti, el rose fracaso inexistente y en este momento no era lo que necesitabas. De la nada tomó tu miembro y lo apretó con su mano para luego comenzar a masturbarte, tus manos trataron de nuevo de detenerlo pero él fue más rápido y tomó tus muñecas para inmovilizarlas sobre tu cabeza. El posó su frente contra la tuya mientras te masturbaba con más fuerza, no podías callar tus gemidos, tus ojos estabas cerrados pero sabias perfectamente que estaba viendo tu rostro con una de esas malditas sonrisas.

Soltó tus manos y con su lengua dibujo una línea recta por todo tu cuerpo, desde la barbilla hasta tu abdomen, miraste como se agachaba en el suelo con su mirada fija en ti. Con sólo mirarlo tu cara ardía más. Con un ritmo lento y pausado siguió masturbándote sin quitar la mirada de ti, tomó una de sus piernas completamente desnudas y la levantó colocándola en su hombro y la mordisqueo por unos segundos, guiaste tus manos a sus hombros buscado soporte mientras lo mirabas algo curioso. Sin previo aviso engullo tu miembro por completo en su boca, arqueaste la espalda gimiendo su nombre, como siempre tu cuerpo delataba lo que tú querías esconder.

El ritmo que el marcaba era rápido y constante, sentías que te desmayarías por el placer, te aferrabas a tu cabeza buscando soportarlo mientras pasaban los minutos y tu lo único que podías hacer era gemir.

-R-Ryuga deten-te…mgh v-voy a…No muerdas mierda...ahh- intentabas decirle que estabas a punto de venirte, lo miraste casi suplicando que se detuviera, no querías correrte en su boca, no querías correrte para él, pero el auto control de tu cuerpo no existía y tu mente estaba hecha polvo, solo podías pensar en el placer. Su mirada penetrante se clavo en ti con un brillo de lujuria haciéndote dar un respingón, pensabas que tu mirada era penetrante y hacía estremecer a cualquiera, eso cambio cuando conociste la de Ryuga. Escuchabas como succionaba tu miembro con descaro, ya estabas en tu limite, cerraste los ojos con fuerza y con tu mano intentabas acallar tus gemidos. Volviste a arquear tu espalda casi gritando cuando lograste llegar al final, el delgado hilo de saliva que salía de tu boca delataba que ese fue el mejor orgasmo que tuviste hasta ahora. Respirabas con desesperación tratando de recuperar el aire, el dejo tu pierna en el suelo y casi caes del cansancio si no fue por sus manos que tu apegaron a él para que no calleras, reaccionaste y te apartaste de el mirándolo enojado tratando de regular tu respiración, a él no le molesto en absoluto y de un jalón te dejo mirando a la pared, te sonrojaste cuando te diste cuenta que separaba tus piernas y se pegaba a tu espalda.

-Que linda vista- sentiste sus manos viajar por tus muslos lentamente.

-Vete al diablo- gruñiste avergonzado, el comenzó a morder tus hombros con fuerza dejando más marcas que no se borraran en varios días. Para “callarte” el metió en tu boca algunos de sus dedos, te removiste nervioso cuando estos dedos se enredaban con tu lengua o los metía más profundo en tu garganta y los sacaba casi por completo simulando sexo oral mientras con su mano libre volvía a masturbarte. Acababas de venirte por lo que te sentías algo entumecido por sentir de nuevo sus caricias pero de igual forma se sentía bien. El sacó sus dedos de tu boca y dejo de masturbarte dándote un alivio, lo miraste por encima de tu hombro y viste como volvía a sonreírte, volteaste a otro lado sonrojándote maldiciendo en tu mente esa sonrisa por milésima vez.

Tu cuerpo literalmente dio un pequeño salto cuando esos dedos que antes estaban en tu boca ahora estaban acariciando tu entrada, escuchaste como se rio de ti y tu solo chasqueaste tu lengua. Ahogaste un quejido cuando algo comenzó a entrar en ti, uno de sus dedos cubiertos de tu saliva comenzó a moverse dentro de ti buscan expandirla, no dolía pero igual se sentía extraño. Cuando el segundo dedo entro en ti no pudiste esconder un quejido, esta vez sí dolía, siguieron moviéndose dentro de ti sin delicadeza, la lengua de Ryuga se pareo por tu nuca lentamente, te mordiste el labio evitando gemir, no sabías que eras tan sensible en esa zona, la verdad no sabías que eras tan sensible por todo tu cuerpo, o tal vez se volvía así por la presencia de tu atacante, Ryuga. Introdujo otro dedo en ti y mordió tu nuca, lograste ocultar un gemido mientras por reflejo rasguñaste la pared en la que te sostenías, no sabias si era dolor o placer. Te quedaste quiero sin emitir ningún sonido mientras sentías esos largos dedos dentro de ti, estaban explorándote, sentías la respiración de tu acompañante aun en tu cuello mientras repartía lamidas en por toda tu espalda, cuello y hombros. Cuando esos dedos tocaron un punto específico todo tu cuerpo se estremeció y soltaste un gemido.

-Es aquí ¿verdad?- escuchaste decir con malicia a Ryuga. Los dedos se movían inquietos sobre ese punto, era brusco el movimiento pero no podías negar que te encantaba, ese dolor y ese placer que te hacía sentir era la combinación perfecta- De verdad que eres sensible…- tras decir esto mordió de nuevo tu nuca con fuerza dejando otra marca que ardía y paso su lengua por la misma.

-M-Me las vas a…p-pagar…mgh- apenas pudiste decir entre jadeos y gemidos. Después de unos segundos más jugando con tu entrada, pellizcando tus pezones de vez en cuando y dejando marca tras marca de tu cuello, hombros y espalda, al fin dejo de manosearte para volver a girarte y que quedaras frente a él, su mirada se clavaba en ti mientras volvía a besarte muy demandante.

-Pongámonos serios- susurro para ti después de besarte, entendías perfectamente lo que eso significaba, te sonrojaste hasta las orejas y por una última vez intentaste escapar de sus brazos, sin excito nuevamente.

El volvió a besarte mientras te sostenía de la cintura pegándote a su cuerpo completamente, te beso por unos minutos logrando que te tranquilices. De un tirón te dejo sobre lo que parecían ser tablas cubiertas con una manta en el suelo, cerraste tus ojos quejándote por el dolor de tu espalda nuevamente, pero esa brusquedad por alguna razón te excitó, de inmediato vino a tu mente el pensamiento de que estás loco por pensar que esta clase de cosas tan sádicas como el dolor te parezcan excitantes. Cuando volviste a abrirlos tenias a Ryuga entre tus piernas abiertas, volviste a sonrojaste completamente mientras las cerrabas lo más rápido que pudiste, él casi inmediatamente te tomo de los tobillos y volvió a abrir tus piernas de par en par, cerraste tus ojos con fuerza por la vergüenza mientras sentías su miraba clavada en ti.

-Esta vista es mejor- dijo con una voz burlona que te hizo enojar más, cuando bajaste tu mirada por alguna razón que desconoces, viste que ya tenía fuera de sus pantalones su gran y erecto miembro. Tu cuerpo tembló por el miedo, de verdad no querías que metiera esa enorme cosa en ti, sabias que como mínimo te rompería en dos- Mira como me pones Tategami… espero puedas con esto- se burlo, pero la verdad que esta vez no te importo lo que dijo, tu mirada solo estaba viendo a esa “cosa”.

El alzó un poco más tus piernas posicionándola a cada lado del, temblaste sin demora cuando su miembro rozo tu entrada, mantenías tu peso sobre tus antebrazos sin perder de vista cada moviendo que hacía.

-Muy bien leoncito, por tu propio bien, quédate quieto y relájate- levantaste tu mirada para ver como clavaba su mirada en la tuya, esa mirada que en ningún momento dejo de tener ese brillo de lujuria y deseo. Y ahí paso. Comenzó a hundirse en tu interior con lentitud, casi como si estuviera torturándote, arqueaste tu espalda y no pudiste contener más las lágrimas, esta vez no era de placer o de vergüenza, era de dolor. Tus manos con desesperación buscaban algo de donde aferrarse, encontrando los fuertes brazos que se aferraban alrededor de tu cintura sosteniéndote con firmeza mientras se fundía contigo, clavaste tus uñas en sus brazos causando con un leve hilillo rojo apareciera de las heridas. Tu boca solo podía articular gemidos y algunos jadeos de dolor y aunque tenías tus ojos cerrados con fuerza las delgadas lágrimas aun salían a la luz. A pesar de que el dolor era insoportable tu cuerpo reaccionaba ante él de otra manera, ese dolor te daba  de alguna manera el mayor placer. Querías más dolor, que te rasgara por dentro. Te tenías miedo a ti mismo por la forma tan sínica en la que piensas, no te reconoces a ti mismo.

Cuando por fin sentiste que se detuvo trataste de recuperarte desesperado, tu respiración era muy corta y rápida y solo tratabas de relajarte.

-¿Lo sientes? Esta hasta el fondo, eres un muy chico- susurro en tu oído, escuchaste como la voz salía entre cortadas, como si le costara hablar, estas apretando demasiado y solo pensaste que debe ser por eso-¿Estás bien?- te sorprendiste cuando pregunto eso, nunca pensaste que se preocuparía por tu estado en una situación como esta.

-Acaso vez que…estoy b-bien- dijiste entre cortadas. Ya es dolor estaba pasando y comenzaste a sentir como el calor del cuerpo de Ryuga ya no te era de molestia, el alzó su cuerpo y con un rápido movimiento se quito la camisa para estar más cómodo dejando ver su torso. Su abdomen era mucho más trabajado que el tuyo y tus brazos tenían mejor tamaño por lo que te sentiste inferior, pero aun así no podías despegar tu vista de él.

- ¿Qué pasa Kyoya? ¿Te gusta lo que ves?- soltó una leve risa después de decir esto.

-D-Deja de decir estup-mgh- tu voz fue callada por un beso mientras las leves embestidas comenzaron a sentirse, tus manos se aferraban a los hombros ahora desnudos de Ryuga, el comenzó a masturbaste mientras el leve movimiento no parada, era pausado por lo que no dolía casi nada, pero querías que fuera más rápido. Sentías como aumentaba la velocidad y el dolor de alguna manera se convertía en placer, pudiste separarte del beso y comenzaste a gemir bajo por las embestidas que cada vez era más rápidas, tu mirada se centro en como el miembro de Ryuga salía y entraba de ti ya sin dificultad alguna.

-R-Ryuga…- sin quererlo entre tus gemidos de puro placer mencionaste a tu atacante cuyo cuerpo lo tenias completamente preso entre tus brazos impidiendo que se aleje de ti.

-¿Pasa algo? ¿Es demasiado bueno para ti?- susurro en tu odio.

-P-Puedes callarte de…ahh una vez ahh- fastidiado lo tomaste del rostro y por primera vez fuiste tú quien lo beso. El no se negó ante el beso, lo correspondió sin basilar mientras sus manos alzaban tus piernas y trataba de llegar más profundo. Volviste a separarte del beso para poder gemir y lo sentiste respirar contra tu cuello.

-Kyoya…- tu cuerpo se estremeció cuando Ryuga mencionó tu nombre con esa voz ronca y sensual que solo él podía tener.

-No…Digas mi…n-nombre- cerraste tus ojos tratando de concentrarte solo en el placer inconscientemente.

-¿Por qué?- susurro esta vez sobre su oído con un tono divertido y aumentando la velocidad de las embestidas.

-Solo… No lo h-hagas- te mordiste el labios cuando el mordió tu oreja con cierta fuerza, cuando sus dientes dejaron de presionar tu piel el comenzó a lamer la herida que ahora ardía placenteramente, por lo que sabías que estaba sangrando al igual que otras que estaban en tu cuerpo-A-Ahí Ryuga…- sin poder evitarlo dijiste algo de lo que te arrepentiste de inmediato y tapaste tu boca con tus manos completamente rojo. Ryuga había llegado a tocar de nuevo ese punto que encontró antes que te volvía loco. El dejo ver su rostro que te miraba satisfecho con una sonrisa algo sínica, no te dio tiempo de quejarte o excusarte por lo que acababas de decir cuando volvió a embestirte con fuerza sobre ese punto una y otra vez. El volvió a gemir tu nombre y tu el suyo mientras te aferrabas a su cuello, sentías las lágrimas bajar de tus ojos y ese leve hilo de saliva salir de la comisura de tus labios, además de que de vez en cuando arqueabas tu espalda.

-Vaya…debe sentirse muy bien ¿he?- burlándose de nuevo de los sentible y honesto que tu cuerpo era.

-C-Claro que…no- lo miraste a los ojos frunciendo el ceño- No hay…r-razón para que mgh… se s-sienta… bien ahh- lo negabas y no lo dejarías de hacer por nada del mundo.

-Mentiroso…- pego sus frentes antes de volver a besarte. Durante el beso roso sus dedos contra la base de tu miembro y lentamente subiendo hasta la punta- Aquí ya esta goteando…- susurro mirando como las gotas de pre semen comenzaban a salir de tu miembro y caían sobre tu abdomen. Avergonzado solo tapaste tu rostro con tus brazos sintiendo como te masturbaba de nuevo.

-D-Déjalo…Si sigues voy a… ahh!- no en todas las embestidas daba contra ese punto, pero cada vez que lo hacía te acercabas más al final- R-Ryuga...B-Basta ahh…voy a mgh v-venirme- colocaste tus manos sobre su pecho empujando para tratar de detenerlo, pero el seguían embistiéndote cada vez más fuerte. Sin poder soportar por más tiempo sus caricias te corriste gritando su nombre, arqueaste tu espalda, tu mirada se nublo y tu cuerpo temblaba por completo.

Ninguno de los dos se movió por unos segundos, tu respiración se cortaba y temblaba igual que tu, eso fue demasiado para ti, pero no para Ryuga. Él ni siquiera se había corrido aun, por lo que de un solo movimiento te tenía sobre su regazo, sin darte tiempo de reaccionar comenzó con las múltiples embestidas de nuevo, volviste a aferrarte a su cuello mientras lo sentías hacerse más grande dentro de ti, esta vez dolía un poco, pero de nuevo esa combinación de placer y dolor te enloquecía.

Ryuga clavo sus uñas en tus caderas empujándote hacia abajo justo antes de correrse, ambos ahogaron sus gemidos en un beso, el semen de Ryuga dentro de ti se sentía extrañamente placentero, cálido y húmedo.

Se separaron del beso después de unos segundos, se miraron directo a los ojos, sus manos te tomaron de la cintura y te pegaron más a él dejando sus caras casi juntas, el te sonrió mostrando sus blancos dientes, tu frunciste el ceño sintiendo tu cara arder.

-¡Eres un bastardo pervertido! ¡Haciéndome esta clase de cosas de la nada! ¡Y en un lugar como este! ¡¿Estás loco?!- dijiste volviendo al Kyoya enojón y orgulloso.

-Tategami eres demasiado ruidoso… Hace rato no te quejabas para nada- te miro con cierta picardía por lo que bufaste molesto.

Te separarte de él para levantarte sacando su miembro de tu entrada, cuando ya estaba todo fuera diste un suspiro, pero apenas lo hiciste sentiste algo correr por tus muslos que hizo que temblaras un poco, cuando bajaste tu mirada viste que el semen que antes estaba dentro de ti se deslizaba libremente por tus muslos.

-E-Está saliendo- dijiste avergonzado y asqueado por la nueva sensación- Se siente…asqueroso- dijiste apretando los ojos aun sintiendo como se deslizaba lentamente hasta llegar al suelo. Escuchaste como Ryuga trataba de aguantar las ganas de reírse de ti. Desesperado por parar esa desagradable sensación tomaste lo primero que tus manos tocaron, que al parecer era tu propia camisa y comenzaste a limpiarte. Cuando terminaste solo lanzaste la camisa a cualquier lado.

Estuviste a punto de separarte por fin de él, ir a vestirte y salir de ahí como si nada hubiera pasado; pero te tomo de la cintura alzándote un poco, y cuando te diste cuenta tu cara estaba contra la manta que cubría las tablas donde aun estaban.

-¡¿Q-Qué demonios te pasa?!- le gritaste avergonzado ya que el resto de tu cuerpo estaba levantado, sentiste sus manos recorrer tus muslos y eso hizo que tu piel se erizara.

-Quiero verificar que de verdad salió todo- de una forma picara y casi en el susurro te respondió, te removiste nervioso mientras sus manos subían cada vez más por tus muslos hasta que llego a tu trasero. De repente sentiste como sus dedos se adentraban nuevamente en ti haciéndote gemir y apretaste la manta debajo de ti. Sus dedos se movían nuevamente con maestría sacando el semen restante dentro de ti. Arqueabas de vez en cuando tu espalda cuando apropósito tocaba ese punto y a veces lo maldecías por ser un pervertido depravado sexual.

A pesar de que ya no sentías que había semen dentro de ti él seguía tocándote, y sin quererlo el deseo de volver a tenerlo dentro de ti apareció de la nada, tan solo querías ignorarlo pero como si hubiera leído tu mente, Ryuga volvió a introducir su miembro en ti, lo hizo de una sola estocada llegando de nuevo hasta el fondo, el se quedo quiero solo unos segundos mientras tu temblabas de placer, esta vez solo fue placer desde el comienzo hasta el final.

Cuando te diste cuenta ya te habías corrido y el también, no volvió a importarle y volvió a correrse dentro de ti llenándote nuevamente con su esencia.

Te volteo de nuevo y de la nada sus brazos te envolvieron mientras volvía a besarte, esta vez el beso no fue demandante y tosco, fue más bien lento y suave.

Ese beso los dejó a ambos sin aliento, al separarse del todo se miraron mientras trataban de recuperar el aire, ámbar contra zafiro, colores muy opuestos. Los ojos de Ryuga estaban tan cerca, era la primera vez que los detallabas tan a fondo, no eran fríos, ni odiosos, ni burlones, de alguna manera te parecieron… ¿Hermosos? En ese momento una clase de sentimiento comenzó a crecer dentro de ti, no sabias lo que era pero no le diste importancia, mucho menos en este momento.

De la nada comenzó a llover muy fuerte, ambos dejaron de mirarse para inconscientemente mirar hacia la entrada donde las gotas de agua entraban rápidamente y con fuerza al lugar. Ryuga sin mirarte se levanto ya que estaba sobre ti, tomó su camisa y su chaqueta que no te diste cuenta cuando la tiro al suelo y se alejo de ti hasta quedar cerca de la puerta mirando como las gotas caían y se estrellaban contra el suelo.

Por un momento observaste como se encontraba tu cuerpo, estaba lleno de moretones, marcas de beso y mordida que apenas dejaron de sangrar, seguro no se quitaran pronto, ahora dolían un poco, pero en su momento eran placenteras. No te importo el semen que aun estaba dentro de ti y comenzaste a vestirte, por un momento notaste el leve dolor en tu zona baja pero lo ignoraste y seguiste con lo tuyo. Tu camisa estaba sucia y solo tenias tu chaleco y comenzaba a hacer mucho frio, el viento entraba con fuerza haciendo que el lugar cada vez sea más frio, pero qué más da, te colocarías tu chaleco y ya.

Al terminar de vestirte dudaste un poco de ir al lado de Ryuga que no se había movido de su lugar, pero eres Kyoya Tategami, haces lo que se te venga en gana así que caminaste hasta el mismo lugar en donde él estaba y te sentaste a unos cuentos pasos de el mirando también hacia afuera. Ninguno de los dos decía nada, o tal vez era que no había nada que decir.

 Este clima te ponía realmente melancólico, comenzaste a recordar esas noches frías y lluviosas que pasabas tu solo en la bodega con insomnio, no es como si no tuvieras una cama donde dormir, era solo que de alguna manera ese lugar se te hacía más reconfortante que tú propia casa, estar en las calles era la forma en la que te sentías bien, el lugar donde mejor te acogieron según tu, donde hubo muchos pros y contras pero para serte sincero a ti mismo, no te importaba, ese era como tu segundo hogar.

El viento se volvió más fuerte afuera al igual que cuando lograba entras trayendo gotas de agua que lograban alcanzarlos, tu no estabas bien tapado por lo que sentías más el frío, pero como eres tu un orgulloso, disimulaste por completo que el frío te atravesaba los huesos.

Por el rabillo del ojos viste como Ryuga extendía su chaqueta hacia ti, volteaste tu cabeza y la viste, era esa chaqueta que siempre usaba como su fuera una capa, cuando la veías pensaba que era ridícula. Para ti era realmente estúpido que alguien como él, con apariencia ruda y despiadada usara algo que normalmente usaría un niño de 5 años imitando a su súper héroe favorito. Alzaste tu miraba hacia su rostro, te miraba fijamente y no decía nada esperando a que la tomaras, algo dudoso alzaste tu mano y tomaste la chaqueta que él te ofrecía, te la colocaste de inmediato aun con su mirada fija en ti, te quedaba bastante grande, no tapaba tanto el frío como esperabas ya que la tela era algo delgada, pero estabas 100% seguro de que era mejor que tu pequeño chaleco. Volviste a mirarlo y él te regalo una sonrisa, volteaste a otro lado de nuevo para ocultar tu sonrojo.

Escuchaste algo extraño, como algo arrastrándose, volteaste hacia Ryuga y cuando te diste cuanta literalmente estaba pegado a ti, te sobresaltaste un poco y trataste de alejaste pero el te tomo del brazo impidiendo que te alejaras, otra vez sin decir nada te miraba fijamente.

-¿Tengo algo en la cara?- dijiste algo fastidiado por esa penetrante mirada sobre la tuya, llevaba rato mirándote sin decir nada y eso comenzaba a irritarte. El soltó tu brazo y guio su mano hasta tu barbilla la cual levanto, te diste cuenta de que sus manos estaban muy frías, lentamente comenzó a acercarse a ti. Iba a besarte de nuevo. Te apartaste un poco por defensa, pero el solo volvió a tomarte de la barbilla y siguió acercándose hasta besarte, lentamente volvió a dejarte contra el suelo, este beso también fue algo suave, viste en su mirada un toque de melancolía, al parecer no eres el único a quien le afectan los días lluviosos.

Se separo de tus labios y estuvo a punto de alejarse de ti como la ultima vez, por puro reflejo lo tomaste de la camisa para que no se alejara, ese sentimiento extraño para ti volvió a hacerse presente, la mirada que te estaba dando en ese momento era difícil de descifrar, así que, algo incomodo lo soltaste  y miraste a otro lado.

-Eres mío…- susurro sin apartar su mirada de ti. Tus ojos se abrieron sin poder crees que lo tus oídos acababan de escuchar, sentiste tus ojos dilatarse por alguna razón y un calor lleno tu pecho, te sentiste estúpido en ese momento y aun no sabias por qué, así que no dijiste nada- Solo mío…- Ryuga bajo su cabeza hasta dejaste sobre tu pecho y paso sus brazos por detrás de tu espalda. Era realmente extraño escuchar a Ryuga decir eso, y más después de que lo que acababa de pasar entre ustedes. Portarse tan pervertido y sádico contigo, aparte de la aptitud egocéntrica, odiosa, orgullosa y necia que llevaba siempre frente a todos, ahora es alguien que de alguna manera podría llamarse dulce y gentil. Con cierta indecisión alzaste tu mano y la colocaste sobre tu cabeza, el no se movió incomodo, más bien se aferro más a tu espalda- Mío…- susurro casi inaudible.

 Después de eso Ryuga no volvió a moverse ni a decir nada, su espalda se movía con calma y sentías su cálida respiración traspasar la tela de la chaqueta hasta tu abdomen, tu seguías por alguna razón acariciando su cabello. Lo llamaste por su nombre un par de veces para confirma que se había dormido y tu solo seguías viendo el agua caer, no parecía que fuera a cesar de llover muy pronto por lo que te dio mucho tiempo para ordenar tus pensamientos. Después de todo, ese día pasaron muchas cosas que jamás pensaste que pasaría, y menos con Ryuga Kishatu, el hombre que supuestamente te odiaba y tu a él, pero después de lo sucedido de verdad nos sabes que pasara con ustedes, así que decidiste no darle más vueltas al asunto y pensar en cualquier cosa trivial que te ayude a pasar el tiempo mientras Ryuga descansa en tu regazo y tu vez como las gotas siguen cayendo rápidamente y con fuerza sobre el pavimento.

-…*~FIN~*…-

Notas finales:

 

Y bien??? owO

Les gusto?? >w<

Reviews??? QwQ

Ok xD

Esta es mi pareja favorita, la amo! QwQ Soy de las pocas personas que les gusta verlos justos qwq

Perdón por el vocabulario de mí querido Kyoya, -w-U

Sé que debería lavarle la boca con jabón por tales palabras pero es que me pareció más Tsundere de lo que ya es cuando insultaba mucho a Ryuga, así se pone cuando está nervioso o avergonzado uwu O solo molesto :v

Ahora, las aclaraciones >wo

(1): Para mí, el apellido de Ryuga-sama es “Kishatu”, algunos prefieren llamarlo con el apellido “Kowalski” o solo Ryuga, pero en mis fanfics ese es su nombre :v xD

(2): El Beyblade que Ryuga-sama está usando en este fanfics, es el que de Sakyo Kurayami de Metal fight Beyblade Zero-G ya que soy una fiel creyente que Sakyo en realidad es Ryuga-sama disfrasado tratando de trolearnos QnQ

 

Por ultimo, muchas gracias por leer qwq

Y es posible que tenga una segunda parte ewe

Depende de ustedes uwu

Besos <3


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