Era una hermosa y brillante mañana en Death City. Y en una residencia de la misma ciudad un joven albino de 16 años de edad salía de su humilde morada para dirigirse a recoger a su querido y mimado novio a un paseo por la cuidad. El joven lucia una camisa roja, una chaqueta negra, unos jeans azules y sus deportivos favoritos. Abrió la puerta de su casa y respiro el aire fresco dejando salir una amplia sonrisa.
-Que te vaya bien Soul. ¡Ah! y que no se te vaya a pasar la mano- dijo despidiéndolo a sus espaldas su mejor amiga y su técnico Maka
-No te preocupes Maka. Nos vemos luego- se despidió el joven para salir de la casa y comenzar a caminar entre las calles de la ciudad hasta que, llego a la casa de su querido novio. Tomo aire, se acomodo la chaqueta de forma cool y toco la puerta siendo recibido por la mayor de las hermanas Thompson.
-Hola Soul. En un momento baja Kid.
-Gracias Liz. Esperare aquí.
-Como quieras- con esa frase Liz se retiro dejando la puerta abierta dándole vista al interior a Soul, dejándole ver a su querido Kid bajar las escaleras apresuradamente, hasta llegar a la puerta.
-Nos vamos ya- dijo Soul tomando la mano del pelinegro mientras lo miraba de arriba abajo. El joven llevaba puesto una camisa botones negra, unos jeans azules y unos Converse negros, simplemente una ternura para la vista de Soul.
-S…si vamos.
Ambos chicos caminaban con sus manos entrelazadas por la cuidad contemplando todo lo que se les cruzaba por la mirada. Soul miro de reojo a su pareja y pensó que tal vez el plan que tenía para él era demasiado cruel y tal vez ya había cambiado, pero obviamente se había apresurado a las cosas porque una vez más Death The Kid haría una de las suyas.
-Soul hay que comprar un helado de fresa- dijo con una sonrisa tierna el shinigami a lo que Soul acentio con la cabeza y corrió por el helado de su amado mientras Kid esperaba en una esquina mientras observaba el cielo.
-¡Aquí esta!- grito Soul cuando volvió entregándole a Kid el helado del sabor deseado. El pelinegro miro tomo el helado y lo miro con una mueca
-Mejor quiero de vainilla.
-Pensé apresuradamente- pensó el albino con una mueca de disgusto y mientras apretaba los puños a sus costados
-No mejor volvamos ya.
Y con eso dicho ambos jóvenes se dirigían a casa del shinigami pero al llegar Liz y Patty se habían ido a la casa de Maka porque ella había organizado una fiesta de pijamas obligando a Soul a quedarse con Kid.
Soul suspiro profundamente y se sentó en un sillón de la sala seguido por Kid.
-Este es el mejor momento para poner mi plan en marcha. Lo siento Kid pero debo hacer algo para que dejes de ser tan mimado- pensó el albino para después sonreír maliciosamente
-Kid…
-¿Qué pasa Soul?- pregunto el pelinegro dirigiendo su mirada a su acompañante
En ese momento, Soul tomo a Kid de los hombros y sin darle tiempo de reaccionar lo recostó en el sofá sosteniendo su mirada y sonrisa maliciosa.
-Sabes una cosa Kid yo también puedo ser caprichoso y mimado. Y hay algo que yo quiero desde hace tiempo.
Soul comenzó a morder y lamer la oreja de Kid hasta que poco a poco comenzó a bajar por su blanco cuello dejándole algunas marcas.
-S…Soul… uhmg…p…para- La voz entre cortada Del joven shinigami hizo que Soul mirara de reojo a El pelinegro viendo la expresión de su rostro y el tono carmín de sus mejillas, no pudo parar y dejando atrás su cometido que era solo sacarle unos cuantos sustos a Kid.