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El amor da frutos por NekoPame

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Este es un fanfic escrito por dos personas. 

Los personajes no nos pertenecen, le pertenecen a Konomi Takeshi.

Antes de que comiencen a leer debo aclarar que todo sucede una semana antes de que les llegara la invitación  de la U-17. 

¡Ahora pueden comenzar a leer! 

 

Cap 1: “Olvidando un amor”

El cielo estaba oscuro y en el brillaban escasamente unas pocas estrellas, pero aun así, eso.no afectaba su estado anímico porque se tratab de su sempai. Por esa razón, se encontraba corriendo, dado que estaba llegando tarde, rumbo al parque donde lo había citado Yanagi, su novio.

Cuando lo divisó de lejos, apresuró el paso para quedar en frente de él, tomandose su tiempo para recuperar el aire que había perdido en el transcurso del viaje.

-Akaya, llegas tarde.-dijo el castaño con un poco de enojo en su tono de voz.

-Ah, lo siento.- se disculpo el azabache apartando la mirada un poco avergonzado.

Se produjo un silencio incómodo, cosa que estaba sucediendo muy a menudo. Ahora que lo pensaba.¿Sobre qué hablarían? Yanagi rara vez lo citaba a tales horas de la noche. Capaz el castaño quería disculparse con él por la actitud que tenia últimamente, ya que casi no pasaban mucho tiempo juntos, y cuando lo estaban el castaño se mostraba distante y no permitía el contacto, así fue como fueron desapareciendo los besos para los saludos y las despedidas.

El inexperto pelinegro no hacía nada al respecto, él no había tenido parejas anteriores a Yanagi por lo cual no tenia idea de como encarar el asunto. Ademas, había oído que todas las parejas siempre pasaban por algún problema, eso lo hacía relajarse de cierta manera porque sentía que no era el único al que le ocurría esta situación.

El castaño carraspeo la garganta y comenzó a hablar.

-Akaya, seré breve. Así que por favor escucha atentamente a lo que te diré.

-H-hai..- dijo un poco inseguro. Al go le decía que tenia que huir de de ahí pero no podía dejarse llevar por sus impulsos.

-Akaya, terminamos.- soltó de golpe

-¡¿Qué?!.- dijo desconcertado, casi sin poder asimilar nada.

-Lo siento, pero me di cuenta de que quiero a alguien mas.- dice mientras abraza a su kohai en forma de consuelo, era lo mínimo que podía hacer.

-¡Sueltame!¡No me toques!.-las lágrimas sin control por sus verdeados ojos. Se alejo fe Yanagi antes de que este pudiera tocarlo.

Se hecho a correr hacia cualquier dirección, solo quería desaparecer y olvidar todo.

Yanagi sólo pudo observar como la persona que le había entregado su corazón ciegamente, se alejaba sin un rumbo fijo, se sentía una basura pero no podía seguir con esa farsa.

Minetras tanto, un rubio había ido a visitar a sus familiares, por lo cual ahora había decidido dar un paseo por el parque. Todo estaba calmado. La leve brisa de la noche desordenaba sus cabellos dorados. Parecía ser una preciosa noche hasta que, de repente, unas nubes negras empezaron a juntarse en el cielo y seguidamente comenzaron a escucharse truenos para seguidamente darle paso a la lluvia.

-¡Rayos! Ni siquiera traje paraguas! Será mejor que me apresuré en regresar...-

Eso se disponía a hacer hasta que se choco con un pequeño cuerpo que cayó al suelo como producto del impacto.

Le extendió la mano para ayudarlo a levantarse. Así fue como lo reconoció. Algo malo debió haberle pasado a aquel jugador del Rikkai para estar en ese estado.

-Lo siento, no te vi.- se disculpo, asumiendo en parte su culpabilidad por no prestar mucha atención al camino.

El azabache se paró por si solo rechazando la ayuda del rubio.

-Kirihara Akaya ¿verdad?.- pregunto esperando no equivocarse.

¡Maldecía su suerte! Primero lo de Yanagi y ahora debía soportar esto, era demasiado para su fuerza mental.

-Si.- contestó secamente intentado retener las lágrimas.- Debo irme.-dijo mientras ocultaba su mirada para que no viera sus ojos, cosa imposible porque ya era muy tarde.

-¡Espera!.- lo sostuvo del brazo.- ¿estas bien?.-

-¡Déjame ir, por favor!- su corazón no aguantaba más, sólo quería estar solo y llorar en paz.

Shiraishi sentía que debía consolar a aquel pequeño demonio, porque así era como lo veía cuando lo observaba jugar en la cancha. Sin poder evitarlo, abrazo al as del Rikkai quien ya pudiendo resistirse acepto el consuelo y se aferro al capital del Shitenhoji comenzando a llorar.

Aquello duro un buen tiempo. Así se quedaron bajo la lluvia que poco a poco disminuía hasta que paro de llover.

Shiraishi separo un poco al azabache de él, notando como este cesaba de llorar.

-Akaya ¿te encuentras mejor?.-

-...- sólo se limito a asentir.

-Me alegro.- dijo buscando la mirada del otro.-Creo que deberíamos secarnos. La lluvia nos empapó por completo y a este paso nos resfriaremos.- se explicó

-Y-yo no quiero volver a casa.- dijo con la mirada gacha.

Era verdad, no quería ni podía volver a su casa ya que les había dicho a sus padres que se quedaría a dormir en la casa de su sempai, como buenos “amigos” que eran o al menos eso creían sus padres. Si ahora volvía, tendría que inventar una excusa por la cual se habia cancelado el compromiso, y sinceramente no tenia ganas de hacerlo.

Shiraishi no podia dejar solo al pequeño demonio y el azabache no quería volver a su casa. El rubio no sabia cómo enfrentar esta situación.Debía pensar algo rápido porque al parecer la lluvia no pensaba dar tregua por hoy.

-Nee, Akaya. ¿No quieres ir a un hotel?.-

-¡¿HEE?!.- dijo totalmente sorprendido.

El rubio estaba levemente ruborizado, obviamente había dicho algo que podía malinterpretarse.

- ¡Ah, lo siento! Me exprese mal.-se apresuró en contestar.- Es que yo no vivo por aquí y rente una habitación.-

-...-

Se produjo un momento de silencio, el cual le pareció eterno al rubio mientras el azabache analizaba la oferta.

¡Que mas daba! No quería volver a su casa por lo cual acepto la invitacion.

Así fue como llegaron a un hotel donde Shiraishi había rentado una habitación.

-Toma.- le extendió unas toallas para que pudiera secarse.

-Gracias, Shiraishi-san.-

-Bueno, aquí tienes algunas ropas para que te cambies. Ah, te quedarán un poco grandes.- dijo amablemente.

-Gracias...-

Se produjo un silencio incomodo que fue interrupido por el rubio.

-Mmm yo dormiré en el sofá y tu en la cama. ¿Te parece bien?.-

-Si.- dijo sin muchos ánimos de hablar.

Ambos se cambiaron sus atuendos por otras más cómodas y secas . Obviamente la reacción de Shiraishi no se hizo esperar.¿Y quien no lo estaría si ves a un Akaya completamente indefenso con una piyama que le quedaba muy holgada haciéndolo ver más adorable de lo que era?

Apagaron las luces y se dispusieron a dormir.

Aquella noche durmieron con muchos sentimientos descubiertos. Por parte de Akaya, con una tristeza inmensa que embargaba su inocente corazón, y Shiraishi, no sabe por qué, su corazón no paro de latir con fuerza toda la noche.

A la mañana siguiente, cuando se levantó se dio una ducha y vio que Akaya todavía seguía dormido y que tenía los ojos levemente hinchados. Seguramente siguió llorando en silencio por la noche. Luego, salio a comprar el desayuno a una cafetería. Al regresar se encontró con un azabache totalmente deprimido recostado en la cama.

-Buenos días, Akaya.-dijo con una sonrisa.

-Buenos días, Shiraishi-san.-dijo apresurado , levantándose de golpe, no se habia dado cuenta de la presencia del rubio.

Mientras desayunaban, Akaya pensaba profundamente en sus sentimientos.

Debía superarlo.¡Yanagi fue muy cruel y no merecía que siguiera llorando por él! Con ese sentimiento se propuso a olvidar a su primer amor y seguir con su vida. Ahora dedicaría su vida a ser el mejor jugador de Japón.

Pero primero era lo primero. Tendría que disculparse con Shiraishi por el comportamiento tan extraño que había tenido anoche y agradecer la hospitalidad.

-Etto....¡Gracias por todo!.- dijo repentinamente asustando al rubio que casi se atraganta con el pan.

-ah..d-de nada..¿Te encuentras mejor?.-

-Si, Shurashi-san.- dijo sonriendo, esperando que Shiraishi no le preguntara por su estado anímico de antes.

-¿Puedo preguntar porque estabas llorando ayer?.-

¡Ahí estaba esa maldita pregunta! Bueno, debía responderla, al menos eso era lo mínimo que podía hacer para agradecerle todo lo que había hecho por él.

-Claro. Bueno, verás...Ayer termine con mi...n-novio.- dijo nervioso.

-Ah, ya veo...Espero que lo superes...-dijo esbozando una sonrisa que automáticamente se borro cuando analizó mejor lo que había dicho Akaya.-¡¿Novio?! ¿Osea que salías con un chico?.-

-..-el azabache sólo asintió.

-Igual lo lamento. Hombre o mujer esa persona debió haber significado mucho para ti.-

-Si, pero lo superare. Después de todo, ahora solo me dedicaré a convertirme en el mejor jugador de tennis de Japón!.-dijo con una gran sonrisa decidida recuperando su carácter habitual.

-Si te esfuerzas capaz lo logres.- dijo sonriendo.

La verdad es que no conocía muy bien a aquel Akaya tan triste con el que se habia topado anoche pero definitivamente le agradaba mucho más el alegre Akaya que tenia frente a sus ojos.

-¡Claro que me esforzare!.- dijo haciendo puchero.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Si bien Atobe no era conocido por dejarse llevar por sus impulsos, cuando se trataba de su pareja, se podía decir que dejaba analizar sus acciones.

El caso fue que vio a Jirou hablando amenamente con Marui, aquel jugador del Rikkai que emocionaba mucho, demasiado como para su gusto, a Jirou.

Hasta ahí podía soportarlo pero sus celos comenzaron a actuar cuando vio a Marui acercarse amenzadoramente a los labios de Jirou.

¡Oh! Eso era lo máximo que Atobe Keigo podía soportar.

Posteriormente se dirigió hacia esos dos. Miro a Marui como si pudiera matarlo con la mirada, y tomó a Jirou de la mano para comenzar a jalarlarlo alejándose del lugar, que tal cabe decir era un parque.

Obligó al menor a entrar al auto y condujo hasta su casa. Durante todo el transcurso de llegada, el pelinaranja le preguntaba qué pasaba.

No tardaron mucho tiempo en llegar a la Mansión Atobe. Al entrar al susodicho lugar se dirigieron a los aposentos del peligris.

Una vez dentro de la habitación, soltó del agarre a Jirou.

-Kei-chan ¿Por qué me trajiste aquí? Estaba hablando con Marui-san.-hizo un puchero mientras fruncia levemente el seño.

-Jirou, no te acerques a ese diabetico maniático de los dulces.- ordenó Atobe.

-¿Por qué? Él y yo somos buenos amigos. ¡Ademas, Marui-san es muy agradable y bueno...!.-no pudo terminar de hablar ya que Atobe se le abalanzó besandolo demandantemente, quitandole todas las fuerzas al menor.

-Te dije que no.- dijo al finalizar el beso y se dirigio hacia el marco de la puerta.-¿Quieres salir a dar un paseo?.-pregunto amablemente.

-¡Atobe Keigo!.-Jirou miraba a su novio seriamente.

 

El capitan del Hyotei solo pudo suspirar cansado, sabia lo que se venia. Aunque Jirou pareciera una persona distraida y vulnerable no lo era, o al menos no siempre se mantenia sumiso a alguien. El mismo lo habia comprobado hace unos meses, cuando empezaron a salir.

Ahora el peligris volvería a presenciar el carácter de su tierno novio.

-¡Keigo, no puedes prohibirme ver a Marui-san!.-dijo haciendo un puchero.- Al menos dime por qué no quieres que me acerque a él.-

-Es que, ya no pasas tanto tiempo conmigo como antes y eso hace que me sienta solo.-dijo con angustia haciendo uso de sus dotes de actor.

Como era de esperarse, Atobe no diria que aquello que sentia cuando su novio hablaba con el diabetico de Marui eran celos. Eso solo dañaria su orgullo.

Lo que habia dicho era una mentira, ya que era evidente que el pelinaraja se la pasaba casi todo el día con él.

Obviamente ese comentario hizo sentir mal al menor, que cambio sus facciones serias por otras más tristes.

-Lo siento, Kei-chan.- el menor se acercó al mayor y lo abrazo.

Atobe correspondio al abrazo y sonrio triunfante. Ahora ese chicle gordo no se podria acercar a su pequeño.

-Pero...-Jirou suguió.-no dejaré de hablar con Marui-san. Trataré de dormir menos para pasar mas tiempo contigo. De ese modo, no habría ningun problema.-sonrió infantilmente.

El peliplateado solo sintio fingiendo estar deacuerdo. Al parecer, las cosas serian un poco mas complicadas de lo que pensaba, pero no se rendiria. Ya encontraria la manera de sacarse de encima a aquel molesto jugador del Rikkai.

-¿Kei-chan, vamos a...pasear...-Adobe sentía como el menor comenzaba a caerse mientras su débil voz iba apagándose.

Cargo al menor estilo princesa y miro su reloj. Era la hora de la siesta de Jirou. Con cuidado acosto al menor en su cama y lo dejo dormir. Jirou despertaria para la hora de la cena. Marco el número de la casa de su novio y les comunico que el pelinaranja pasaria la noche en su mansion. Mientras tanto, él terminaria algunas cosas, asi mañana tendria mas tiempo para estar con su adorable novio.

Continuará....

 

Notas finales:

¡Gracias por leer! Espero que les haya gustado. Por favor, dejen rw :D . Trataremos de actualizar pronto. Besos <tres.


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