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Irremediablemente vuelvo a caer en tus brazos por Haku1008

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Notas del fanfic:

Aclaraciones: Fanfic de universo alterno, Seishirou tiene 18 años y Subaru 16. 

Notas del capitulo:

Aclaraciones: Fanfic de universo alterno, Seishirou tiene 18 años y Subaru 16.

Tenía la idea rondándome la cabeza desde hace mucho, sin duda quería salir a la luz así que me puse a trabajar en ella n.n en lo personal me gustó mucho, creo que se asemeja mucho a como la veía en mi mente ^^ en fin, toda suya.  

Luces, música, mares de gente, gritos y euforia todo mesclado en aquel espacio que, a pesar de amplio, parece reducido al gran número de visitantes que congregados a una noche de fin de semana estallan en excesos de alcohol, sexo y una que otra cosa más para el disfrute personal.

Y ahí estaba él, perdido entre ese mar de gente, nadando contra corriente sin lograr ningún resultado, mareado y aturdido. Sus hermosos orbes verdes parecían captar sólo una pequeña parte de lo que ocurría en una pesadez extrema, los sonidos se volvían confusos, se difuminaban de manera casi graciosa pero él no tenía ganas de reír, recuerdos dolorosos calaban en su mente y en su corazón.

“Sólo fue una apuesta, él jamás se hubiera fijado en ti a no ser por eso”

“apostó que lograba llevarse a la cama a cualquiera que se propusiera, incluso a un… mojigato como tú”

 “¡y ganó! no puedo creer que cayeras tan rápido, eres todo una guarra”

Una lágrima rodo por su mejilla, la voz de su compañera resonaba de manera palpitante en su cerebro, lacerante, mordaz, acida, porque a pesar de que se negó a creerle muy en el fondo sabía que era verdad, y no pasaron ni siquiera unas cuantas horas antes de que Seishirou Sakurasuka, su hasta ese entonces novio, le anunciara con palabras simples y cortas el final de su relación, ni siquiera buscó objetarse o ser amable con aquella persona que le había entregado más que su amor, su primera vez, su cuerpo, sus miedos, su pureza…. Pero nada de esto pareció importarle a él, sus palabras fueron: “se acabó, terminamos” ¿dónde quedaban los: no eres tú, soy yo; los necesitamos un tiempo o todas aquellas frases cliché? Nada, tan sólo un “se acabó, terminamos” y ni siquiera fingió pena al decirlo, sus palabras estaban cargadas con tal indiferencia que dejaron a su paso serios estragos de dolor.  

y ahora que él ya consiguió lo que quería de ti, ya no te necesita más, ¿en verdad creíste que alguien como él se fijaría en un ratón de biblioteca como tú? Jajaja sí que eres ingenuo o muy imbécil”

Otra nueva estocada se clavó en su pecho, el sentimiento era tan agonizante que de alguna manera deseaba desaparecer, todos tenían razón, era un imbécil, un completo imbécil por creer todas las palabras hermosas con las que Seishirou consiguió enredarlo entre sus sabanas, por creer que podría ser alguien especial en la vida de ese adonis al que todas y barios en la preparatoria deseaban, por pensar que ambos compartían los mismos sentimientos, por haberse enamorado loca, ciega y totalmente de ese frio e inalcanzable corazón. 

Su mareo se asentó logrando que todo a su alrededor se convirtiera en no más que manchones de colores, detuvo sus arrastrados pasos y temiendo desvanecerse cerró sus ojos unos momentos resistiendo la terrible debilidad que menguaba sus extremidades y que por poco logra que termine tirado en el piso a no ser por unos brazos fuertes que le sostuvieron abrazándolo por la espalda.

-hey, aun no es hora de dormir, pequeño gatito- dijeron juguetonamente contra su nuca provocándole un escalofrió que le recorrió toda la espina dorsal, se forzó a abrir los ojos y girar la cabeza para encontrarse con ese chico rubio que le miraba con sus hermosos ojos color miel, ¿su nombre? No lo recordaba, pero recordaba como viéndolo totalmente fuera de lugar y demasiado cohibido en aquel antro se le acercó invitándole un trago, un trago que no le pareció muy fuerte hasta que luego de tres bebidas de lo mismo se levantó dispuesto a marcharse, entonces el mundo pareció volverse en un giro demasiado rápido que le dejó en aquel estado. –pero vámonos- le sonrió y acercándose a su oído susurró –te llevaré a la cama.

Supo de inmediato que aquellas palabras no tenían el significado que él deseaba, pero ni siquiera sentía fuerzas para protestar así que se dejó llevar por entre la pista, cerrando los ojos para intentar aminorar el mareo, cuando volvió abrirlos; tan sólo para observar a dónde era llevado; Subaru pudo distinguir entre los borrones de gente a aquel por quien ahora sentía que moría; Seishirou en su faena de casería con aquella misma compañera que le revelará la verdad a él, y Subaru tuvo que reconocer que la chica se veía realmente sexy en aquel diminuto vestido y ese escote que dejaba claro que poseía buenos atributos, y Seishirou lucía tremendamente guapo esa noche, viéndolos de esa manera eran una pareja   que encajaba perfectamente y seguramente, encajarían en todo el sentido de la palabra, se sintió morir cuando le vio besándole el lóbulo de la oreja, desvió la mirada antes de que no pudiera contener el llanto.

Una vez fuera del antro el viento le azotó sin piedad, por consecuencia su cuerpo se estremeció por completo. Continuó caminado siendo guiado y sostenido por aquel rubio hasta la camioneta de éste, fue entonces que recuperando un poco de control sobre su cuerpo frenó sus pasos y murmuró un débil “no”.

-Shhh, tranquilo gatito, voy a abrirte con dulzura ¿entiendes?

-no quiero- balbuceó apenas antes de que una nueva ola de debilidad le obligara a abandonar su cuerpo sin remedio en aquel chico rubio, podía sentir con claridad cómo era obligado a andar con facilidad sin que él tuviese fuerzas o facultad para negarse. La puerta del copiloto fue abierta para él y supo que estaba perdido, que aunque no quisiera terminaría siendo el objeto de diversión de ese desconocido aquella noche, la desesperación se apoderó de su corazón, se había entregado a Seishirou por amor y ahora un desconocido terminaría tomando sin dificultades su cuerpo para usarlo como su juguete, su alma se destrozó deseando que aquello no durará demasiado.

-amigo, me temo que llevas algo de suma fragilidad

Subaru casi sintió a su corazón saltando en respuesta de aquella sensual voz, la adrenalina que se dispersó por su cuerpo como si de una corriente se tratase le dio la suficiente fuerza para abrir sus ojos, le vio tan mortalmente sensual como era verlo a centímetros de su cuerpo, su mano se recargaba sobre la puerta del copiloto ahora cerrada interponiéndose en su pasó dándole un porte soberbio y seguro, y esa sonrisa arrogante y maliciosa ¡por todo lo eterno! Le hizo derretir ante el deseo de echarse a sus brazos, pero casi al instante cayó en la cuenta de su rompimiento, la apuesta y su rechazo.

-¿disculpa?- dijo el rubio con algo de arrogancia ante aquel que se interponía en su camino, las ganas que sentía por clavarse en aquella presa demasiado ingenua que había conseguido le hacía no poder soportar demasiado las ansias por llegar deprisa a un motel. -¿quieres quitar las manos de mi auto?

-¿quieres quitar las manos de… él?- respondió sin inmutarse o alterarse ni un poco siquiera.

El rubio y Seishirou se observaron con aire retador –no te incumbe- declaró el rubio bastante irritado.

-no, no me importa- dijo con tranquilidad –pero sé que al despertar solo en una cama de hotel, con el culo punzándole y la amnesia que le causara aquello que le diste, le va a hacer sentirse como un miserable y querrá morirse, sí, así de dramático y frágil es

-¿¡y a ti quién te dio derecho a meterte!?- gritó sorprendiendo a ambos chicos mayores que él.

-¿Subaru?- preguntó sorprendido

-¿crees que me haces un favor? ¡¡pues no quiero tus favores!!- dijo firmemente mientras lastimeras lágrimas descendían por sus mejillas -¿y qué si yo quiero irme con él? ¿acaso no puedo hacer el amor con quien me plazca tal y como tú lo haces? A fin de cuentas a ti no importa, tú mismo lo dijiste- dijo el ojiverde visiblemente dolido.

-¿hacer el amor?- dijo casi riendo –vas a que te jodan- aclaró con diversión.

-¿¡quién te dice que no quiero que me jodan!?- dijo desesperado, por qué acudía a ayudarlo para luego desvelarle en la cara que no le importaba en lo absoluto lo que le pasará –jodere con mi amigo y tú puedes regresar a divertir…- no pudo terminar porque un nuevo mareó le hizo perder las fuerzas y casi se va de bruces al suelo, tuvo que agradecer mentalmente al rubio que aún le sostenía.

-bien, ¿quieres joder?- preguntó fríamente tomándole del mentón para que volviera a alzar su mirada y encontrar a los orbes verdes que, aunque un poco desorbitados, se encontraron de forma significativa con los suyos –pues entonces jode- dijo maliciosamente antes de soltarle con nada de delicadeza.

Subaru quiso llorar, suplicarle que no le dejará, que era todo mentira, que tenía miedo de imaginarse a solas con aquel desconocido, que le pediría perdón de rodillas por todo aquello que había dicho pero que le llevará con él. Pero el chico no pudo decir nada antes de que se sintiera bruscamente jalado contra el cuerpo duro y bien constituido de Seishirou. El nuevo mareo que le atacó en consecuencia de ese brusco movimiento le hizo perder la noción por unos minutos, minutos importantes antes de abrir sus ojos y encontrase dentro del auto de Seishi.

-….

-al fin despiertas- dijo con una sonrisa en los labios.

-¿….?- se sonrojó visiblemente al darse cuenta de que ambos estaban recostados en el sillón del copiloto y que Seishirou había improvisado en una cama, el espació era tan reducido que el mayor le mantenía abrazado y sus cuerpos permanecían demasiado cerca, el no rosarse era imposible en aquella incómoda posición -¡¡…!!- intentó incorporarse pero se dio cuenta de que la debilidad de su cuerpo no había desaparecido por completo.

-¿qué pasa, Subaru? ¿demasiado asustado por tu situación?

-¿q-qué pasó con…?- no pudo terminar, recordó que no sabía cómo preguntar por alguien cuyo nombre desconoces

-nada relevante, descuida, aunque estaba un poco molesto de no poder desahogarse en ti

-y-ya veo…- dijo incómodo y sonrojado

-pero al menos tú podrás joder como tanto querías- dijo con una maliciosa sonrisa antes de alcanzar con sus labios los de Subaru uniéndolos en simples movimientos.

-¿q-qué…? ¿de qu-é…?

-querías “joder” sin importar con quien ¿no? En ese caso, ¿por qué no hacerlo conmigo?

-…..- la sangre se le escapó del rostro –yo no…- intentó abrir la puerta pero basto un simple movimiento para que Seishirou le dejará recostado completamente sobre el asiento y se posicionara sobre él a horcajadas –… por favor- suplicó.

-¿qué pasa, Su? ¿ya no quieres? Pero sí hasta hace unos momentos morías porque te “jodieran”, ¿me dirás que de repente se te han ido las ganas?- preguntó juguetón.

-….- sus ojos hablaron más de lo que él mismo pudo expresar en palabras, se vidriaron en lágrimas y en suplicas silenciosas llenas de dolor.

-¿lo ves? Tú eres demasiado frágil- declaró mientras se recostaba de costado en el sillón de manera que ambos estuvieron recostados mirándose el uno al otro.

-¿yo fui eso para ti?

-¿…..?

-tan sólo… ¿”jodiste” conmigo?- preguntó temeroso -¿fui sólo uno más en tu cama?

-yo no jodo, yo tengo sexo y es completamente diferente

-no le veo mucha diferencia- confesó con la voz quebrada -¿ganaste mucho con la apuesta?

-….. ¿quién te contó?- dijo escrutando aquellos hermosos orbes

-Tara me lo dijo- dijo desviando la mirada, quería contenerse pero fue tarde, un estremecimiento se apoderó de su cuerpo antes de que un sollozo lastimero saliera de su pecho.

-….

Continuaba estremeciéndose, sintiéndose tonto por llorar frente a Seishirou, pero sus pensamientos quedaron en blanco cuando sus labios fueron abordados por unos ajenos cuyo toque y sabor aun recordaba a la perfección, se quedó estático tan sólo permitiendo el contacto y que el mayor jugara a placer con sus labios.

-estas dopado, no llores ahora.

-….- le miró con más tranquilidad, perdiéndose en esos ojos que tantos secretos le escondían, los ojos son las ventanas del alma según decían pero las del mayor parecían ser ventanas polarizadas en todo caso, pueden observar el exterior perfectamente pero no dejan ver que hay detrás de ellos.

-me ha encantado ese lado atrevido tuyo, podemos explotarlo un poco más- dijo mientras sus manos se colaban por debajo de la sudadera que llevaba Subaru, tentando la playera hasta lograr colarse y tocar la nívea piel que se estremeció al contacto de sus manos frías y seguramente, también, estaría deliciosamente erizada. -¿quieres?

-…. ¿me dejaras mañana, no es verdad?- susurró entrecortadamente, sintiendo con escalofríos como el mayor robaba su calor corporal poco a poco -…. No importa- cerró los ojos sintiendo las mejillas arder –quiero estar contigo- dijo sintiéndose morir de vergüenza, no creía que él hubiese dicho eso aunque, realmente, era lo que quería, aunque fuese un efímero instante, quería cometer el mismo error una vez más y, continuaría cometiéndolo 100 veces más si ese error tenía el nombre de Seishirou Sakurasuka.

-hm- sonrió y con cuidado se recostó por completo en el asiento colocando a Subaru encima suyo a horcajadas –siempre eres tan impredecible para mí, puedo saber con certeza cómo reaccionaran mis presas pero tú… tú siempre me sorprendes un poco.

-…..- Continuó con los ojos cerrados, grabando con fuego la sensaciones que sentía, quizá por el efecto de la droga todo el mundo fuera de ese pequeño espacio le parecía lejano, sin importancia, todo parecía un sueño y se preguntó si en realidad era Seishirou quien entre besos se deshacía de su ropa, si en verdad eran sus manos que frías se deslizaban por su piel causándole estremecimientos, si era su lengua húmeda que ávida recorría su pecho desnudo, si eran sus dientes los que jugueteaban con sus rozados pezones o sí todo aquello era una fantasía que su mente había creado y no era más que aquel chico rubio quien le hacía todas esas cosas aprovechándose de su deplorable estado. –Seishirou- murmuró.

-…..- Seishirou sonrió y se deshizo de los pantalones y ropa interior del oji-verde –dime- lanzó las prendas por doquier, de cualquier manera en ese espacio reducido dentro del auto era bastante complicado hacer otra cosa.

Al comprenderse desnudo Subaru comenzó a temblar, no era por miedo, era más por nervios a ser visto en su entereza por aquellos ojos a los que tanto agrado tenía, no era una mirada cualquiera después de todo, era la mirada de la única persona que le importaba que le viera, porque no le importaba lo que otros pudieran pensar respecto a su cuerpo pero si del mayor se trataba entonces se sentía inseguro de la más mínima imperfección, quizá debería hacer más ejercicio, endurecer un poco más el abdomen, desarrollar más musculo en las piernas, ¿cuál sería la manera de ser perfecto a sus ojos? Esas mismas inseguridades le invadieron la primera vez que se había entregado a él, y ahora de nuevo sería suyo, porque estaba seguro que no quería ser de nadie más.

-….- sonrió complacido al verlo así, tan dispuesto sobre él, temblando y esperando pasivamente. Comenzó a desabotonar su camisa negra, ni muy impaciente pero tampoco con parsimonia. Tomó al ojiverde de la nuca y le jaló hacía sí para besarlo con experto apasionamiento, y valla que sí sabía hacerlo, no fue en ningún momento brusco y por en cambió le dio la seguridad al menor para que comenzara a mover sus labios torpemente en un intento por ser partícipe de aquella acción.

-ahh- comenzó a jadear, se sentía derretirse con las manos sinvergüenzas que se paseaban por su espalda, sus nalgas y sus muslos, y ni que decir de los pastosos besos en su cuello –mnn- se retorció levemente sobre Seishirou aguantando los gemidos que ansiaban por salir de su boca, cosa que no mejoró cuando dos dedos se entrometieron en su boca.

-dependiendo de cómo los lubriques se deslizaran, te aconsejo ser generoso- le susurró al oído mientras con su mano libre tomaba el miembro de Subaru para propinarle suaves y delirantes masajes, realmente sabía dónde tocar y cómo hacerlo.

-¡ah!- se le escapó un gemido, se reprendió mentalmente por ello mientras comenzaba a llenar con su saliva los dos dedos en su boca -¡ah!-¡ahh!- su espalda se curvo sintiendo las descargas de placer que se desprendían de su miembro hasta todas sus extremidades –n-no s-sigas- pidió apartando el rostro para poder hablar –m-me ven-dre

-¿tan rápido?

-p-para ¡ahh!- dejó caer su peso contra Seishi. El mayor continuó moviendo su mano, jugando con su miembro, elevándolo hasta sus límites, regalándole inmenso placer -¡ahh! n-no para- dijo sintiendo el calor esparciéndose por su cuerpo haciéndole sudar, los primeros espasmos llegaron como azotes de placer -¡¡ahh!!

-……- acarició la punta con un dedo, degustando como el cuerpo ajeno se retorcía en placer puro y natural, el final estaba cerca, lo presentía, y para hacerle culminar clavo uno de sus recién lubricados dedos todo lo que pudo en la estrecha cavidad trasera del chico.

-¡ahhhhhh!

-……- se detuvo en paciente espera, su mano había quedado humedecida del cálido líquido de Subaru. Se dedicó a observar el cuerpo que continuaba temblando a causa del reciente orgasmo, viendo el bajar y subir de la espalda a causa de la agitada respiración, sintiendo la opresión de la carne contra su dedo invasor, hasta que finalmente el menor estuvo más recuperado -¿continuo ahora?- preguntó divertido  

-….- se aferró al cuerpo bajo suyo y asintió lentamente con la cabeza, al poco sintió el dedo ajeno moviéndose en simuladas envestidas que le estaban causando demasiado placer, sus manos se clavaron en asiento sin que lo llegase a notar siquiera mientras su rostro permanecía oculto contra el asiento justo al lado de la cabeza de Seishirou.

Una vez que le sintió preparado abandonó la zona recién trabajada para desabrochar sus pantalones y liberar su miembro, con parsimonia lo llevó hasta la entrada del chico sobre su cuerpo, lentamente se fue introduciendo ocasionando que el ojiverde comenzara a retorcerse de placer.

-ahh…ahhh- apretó los labios no sabiendo cómo hacer para callar sus gemidos, y cuando lo sintió llenándole por completo se sintió morir, gemir no bastaba sentía la necesidad de gritar, tenía la sensación de estar a punto de rosar las nubes -¡mgmhh!

-mn…- sonrió, y con movimientos cuidadosos fue moviendo sus caderas, lento, saliendo casi por completo para luego volver a introducirse hasta el fondo elevando al otro en una tortura placentera –realmente me fascinas, ni yo mismo lo entiendo- murmuró para sí mientras depositaba besos en toda la delicada y nívea piel de los hombros ajenos.

-mnnn-ahh- un poco más, sólo necesitaba un poco más para sobrepasar el límite de su cielo, estaba tan alto que temía que de un momento a otro todo terminara abruptamente, se aferró al cuerpo bajo suyo quien para su asombro le rodeó brindándole la seguridad que necesitaba para continuar su ascenso. Y cuando al fin lo alcanzó no hubo nada más para él, soltó un grito sin voz para su fortuna, le avergonzaba demasiado los inevitables sonidos que escapaban de su garganta pero de igual forma nada le importaba ahora, ahora que las estrellas parecían estar más cerca de lo que estuvieron jamás, ahora que se sabía entre sus brazos, no importaba nada, aunque fuese a terminar todo al día siguiente y encontrarse solo, no importaba, ahora, en ese efímero instante, era feliz.

 

 

 

Abrió sus ojos lentamente, el sol matutino le invitaba a despertar, intentó moverse sintiéndose placenteramente adolorido de sus caderas y piernas, pero sintió además cierta sensación molesta en su…. sus orbes se abrieron demasiado entonces, recordando lo sucedido, ¿había sido todo real? con un extraño temor analizó el cuerpo sobre el que aun reposaba –Seishirou- susurró para sí, intentó apartarse pero dos fuertes brazos le atesoraban contra aquel antójale pecho varonil que permanecía desnudo, y ablando de desnudos -¡¡¡…..!!!- su cara ardió al percatarse de que no llevaba puesto más que la camisa de Seishirou, abierta además. Sin muchas opciones se fue recostando nuevamente sobre el cuerpo de Seishi, igual no podía moverse si él no despertaba para soltarle de su agarre. Suspiró quedamente, no lo entendía, cómo era que a pesar de todo seguía cayendo en su encanto, seguía volviendo a caer en sus brazos, y supuso que de ser posible así sería por más tiempo, lentamente Subaru cerró sus ojos de nuevo, sin saber que, pensamientos similares pasaban por la cabeza del apenas unos años mayor, tenía bastante tiempo despierto ya pero fingió dormir para permanecer más tiempo así, sin duda el ojiverde era singular para él, e inevitablemente él también había vuelto a caer en la inocencia de ese ser…. irremediablemente ambos, sin saberlo, iban a caer muchas veces más….

 

 


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