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La peor traición por minima

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~2~

Más temprano ese día en el castillo de los reyes de Mewni, cierta princesa se enfrentaba a sus padres mientras aun recordaba los rostros de los señores Díaz cuando les conto donde estaba Marco ahora, les había roto el corazón.

El señor Díaz tan fuerte y alto como se veía fue el primero en derrumbarse y romper en llanto, y al igual que ella se tumbó en el piso de cristal y empezó a golpear dicha superficie llamando a su hijo una y otra vez, su esposa después de caerse del unicornio se unió a su lado y trato de calmarlo aunque ella también se encontraba llorando.

Quizás por primera vez en su vida se dio cuenta que tan egoísta era.

Era una princesa y en su mundo, e incluso otras dimensiones, no tenía que contestar a nadie a excepción de sus padres, y si causaba algunos problemas normalmente eran sus padres los que lo arreglaban, pero esta vez no había solución alguna con magia o sin ella.

En la Tierra pensó que tendría más libertad, ya no tendría que preocuparse por sus padres diciéndole constantemente la forma correcta de ser una princesa, ciertamente estaba triste por dejar su tierra natal atrás, pero tomo esto como nueva aventura.

Supuestamente la Tierra no tenía magia o monstruos, pero eso no quería decir que dejaba de ser tan sorprende con sus cosas e inventos, lo mejor es que podía usar libremente a su amada varita mágica, claro, se metía de vez en cando en problema y podía meter la pata, pero nada que no pudiera solucionar con otro poco de magia y Marco… el cual ya no estaba con ella.

-Star- la voz de su madre la saco de sus pensamientos, arriba en su trono junto a su padre se veía como siempre imponente, y también fría y distante –tenemos que hablar de lo que pasó hoy-

-Si madre-

-Lo que ocurrió fue imprudente, arriesgado, y las consecuencias…- con cada palabra la reina iba descendiendo los escalones de su trono hasta posicionarse ante su hija –lo señores Díaz jamás se podrán recuperar de su perdida- murmuro estando ya frente a su unigénita.

-Lo sé- Star miraba al suelo sintiendo una nueva ola de lágrimas, dolor y vergüenza invadirla.

-Yo también lo sé, después de todo no soy solo soy una reina, también soy tu madre- en un gesto poco habitual en su real majestad esta extendió sus brazos y abraso a su hija –me alegra que estés viva-

Star estaba sorprendida pero devolvió el abraso, su madre no era muy dada a las muestras de afecto o a salir de su papel de sofisticada monarca, pero le agradecía que le mostrara este afecto, realmente lo necesitaba.

-Hija, a veces uno debe tomar importantes decisiones, especialmente nosotros por nuestro cargo de la realeza, ya que bajo nuestro mandato tenemos la responsabilidad de todo un reino. Como princesa no solo es tu derecho portar la varita, sino también tu responsabilidad protegerla y usarla sabiamente- A su forma trato de reconfortarla, pero esto solo hiso sentir más culpable a Star.

Había hecho lo necesario para proteger la varita, ¿no es así?

Había estado dispuesta a renunciar momentáneamente a ella pero no a destruirla ¿verdad?

¿Valió la pena?

Abrazo a su madre un poco más fuerte y lloro nuevamente, ese día aprendió que tendría que vivir con las consecuencias de sus acciones.

Tal vez no era el mejor momento, ni tampoco la hacía una mejor persona, sino una terrible, pero en cierta parte en el pecho de la reina Moon Butterfly le dio cierto orgullo que su hija protegiera la varita tan bien ante una amenaza como esta, y aunque había una triste perdida, con esto su hija iba madurando, ahora pensaba que realmente algún día se volvería en el tipo de gobernante que ella esperaba.

*+*+*
~No siempre es un adiós, sino un hasta luego, ya que algún día nos volveremos a encontrar~

Angie Díaz sentía que su corazón estaba hecho añicos, sentía que podía morir de dolor o en el próximo suspiro, estaba junto a su marido frente a la enorme roca que habían logrado sacar del suelo, un pedazo rectangular de maciza piedra coronada en cada esquina con extraños cristales, esa cosa había sido la celda de Marco, ahora era la tumba de su hijo.

Como no se había podido romper el cristal se decidió hacer la segunda mejor opción, extraer el lugar en donde había estado Marco para luego hacer los preparativos.

Su esposo no estaba en mejores condiciones que ella, Rafael Díaz a pesar de un aspecto algo rudo era todo un corazón blando en el interior, su “corazoncito de pollo” era una de las razones por la que se había enamorado de él y decidido casarse más adelante, ahora este bello y amoroso corazón latía con tanto dolor como el de su esposa.

Ambos habían dado a luz a un hermoso niño, como pareja intentaron criarlo de la mejor manera posible, con amor, cariño, inculcándole los valores que sus propios padres les enseñaron a ambos, enseñándole de donde venía su familia, su historia, sus tradiciones, estaban tan orgullosos de su niño, su joven muchachito.

Su niño había crecido para ser un chico un poco tímido en algunas ocasiones, un chico precavido y cuidadoso también, eso no quería decir que era cobarde o miedoso, solo que era un chico que pensaba más las cosas antes de actuar, era un chico inteligente, uno de los más listos de su clase, también paciente y tolerante, tomando en cuenta que sus padres habían decidido ser una familia de acogida para estudiantes de intercambio, o sea tener cada cierto tiempo a un extraño viviendo con ellos por un tiempo su hijo tomaba muy bien la situación, no siempre se hacía amigo de todos ellos, pero los trataba con respeto y trataba que se sintieran lo mas cómodos posibles.

Como lo hiso con Star.

Cuando les dijeron que tenían que acoger a otra niña en su casa se mostraron animados como siempre, amaban conocer a gente nueva, y luego resulto todo muy sorprendente cuando descubrieron que dichosa niña provenía no de un país diferente sino de una dimensión diferente, además de que ella podía utilizar magia, como en las mayorías de las ocasiones vieron el lado positivo de esta situación tomándola como una nueva experiencia emocionante.

En poco tiempo los señores Díaz vieron los cercanos amigos que se volvieron ambos, Star y Marco, lo cual tomaron de maravilla.

Pero ahora se daban cuenta que habían sido descuidados, por momentos pensaron que cuidar a una chica con poderes mágicos y de otra dimensión no sería tan diferente que cuidar a otro chico o chica que habían acogido, por no ser por la sorpresa ocasional de los resultados de los poderes mágicos de Star, como por ejemplo la media docena de cachorros adorables con rayos láser en los ojos, o que su sala terminara convertida en una jungla o parque acuático algunos días.

Pensar como seria sus vidas ahora, el día de mañana o incluso el minuto siguiente sin él les parecería una eternidad de sufrimiento.

-Señores Díaz- la voz del rey River Butterfly se escuchó a sus espaldas, pero no alzaron la vista, no querían apartar la mirada de aquella roca, como esperando que en cualquier momento su hijo saldría de esta y diría que todo estaba bien –señores Díaz, en nombre de mi familia quiero decirles de todo corazón que lamentamos mucho su perdida-

Rafael dio un gemido y soltó un pequeño sollozo y Angie se abrazó a su esposo, aun no aceptaban esto, aun no podían.

El rey se acercó más a ellos hasta posar una mano en el hombro del padre, si a él le hubiera pasado lo mismo que a ellos con su preciada hija perdería todas sus fuerzas.

-Eh venido también para decirles que honraremos a su hijo, haremos una ceremonia en honor a él digna de un héroe- ofreció sinceramente, esta había sido idea de su esposa en consideración de la perdida reciente de los señores Díaz, en un intento retribución quizás, en un intento de consuelo trayéndole honor a esta familia tratando al hijo perdido como a un héroe en una ceremonia en donde todo el mundo se enteraría de su sacrificio, o al menos hacerlo parecer así.

-No- fue la rápida y rotunda respuesta de Angie –ir a casa, solo queremos ir a casa- la idea de despedir a su hijo en un lugar que no era su hogar era inaceptable.

Su hijo tenía que volver a casa junto a su familia, esa era la manera que debía de ser.

El rey River no se mostró ni remotamente molesto o insultado, reaccionaria de la misma manera si le dieran la opción de oficiar una ceremonia como esta en un lugar extranjero o en su propio reino en honor a su propia sangre.

-Entonces les ayudaremos a escoltar los restos de Marco a su hogar-

-Se lo agradecemos-

Esa tarde llevaron la roca a su dimensión dejándola en la sala de su casa siendo el lugar con más espacio, viéndola de cierto modo era como un especie de féretro, lo cual era adecuado si pensaban que ahí estaban los restos de su hijo.

Rafael no se apartó de esta en ningún momento, solo Angie lo hiso por escasos minutos para ir por veladoras y una de las fotos de su hijo, era todo lo que podían hacer con las fuerzas que tenían en esos momentos, se quedaron ahí llorando, rezando para que esto solo fuera un sueño, así estuvieron hasta que el cansancio les gano y se durmieron abrazados en el sofá aun llorando en sueños, por lo que cuando escucharon la voz de su hijo pensaron que aún seguían soñando.

-¿Mamá? ¿Papá?-

En sus sueños lo escuchaban llamarlos, se escuchaba tan cerca pero no lograban verlo.

-¿Qué hacen aquí? ¿Mamá? ¿Papá?-

Rafael levanto sus parpados que se sentían pesados como cemento, ante sus ojos bajo la luz casi espectral de las velas iluminando la sala vio a su hijo frente a él, no traía puesta una de sus amadas capuchas rojas sino una de las usuales camisas que usaba bajo estas junto a sus jeans y convers favoritos.

¿Acaso era el alma de su hijo visitándolo para despedirse?

-¿Papá? ¿Otra vez se quedaron dormidos viendo viejos álbumes en la sala?-

Eso es algo que Marco diría, preocupándose siempre por sus padres o la seguridad de las demás personas, y luego diría algo de que dormir en otro lugar que no eran sus propias camas o sin una cobija enzima podría hacer que se resfriaran.

–Al menos debieron traer una cobija, pueden pescar un resfriado-

Sí, exactamente eso diría su hijo.

-Dejar velas encendidas en la noche, aunque siempre eres muy romántico con mamá papá, podría causar un incendio-

Exactamente el tipo de cosas que diría su hijo, no por nada lo escogieron en su escuela como el chico seguridad.

Algunos padres hubieran querido un hijo atleta, otros que su primogénito fuera una copia mejorada de ellos, que amara las mismas cosas y en donde fracaso que su hijo tuviera éxito, incluso había padres que exigían a sus hijos ser unos ganadores, chicos populares, pero Rafael no quería ni esperaba nada de eso. Amaba a su pequeño tal como era.

-Oh Marco, ya te extraño- gimió Rafael ya sintiendo nuevas lagrimas salir de sus ojos.

Si este sueño realista era una especie de despedida de su hijo entonces no quería que jamás terminara.

Marco lo vio totalmente sorprendido, no era la primera vez que veía ver a su papá llorar, gracias a eso tenía la certeza que no era de débiles llorar si la situación lo ameritaba, en el caso de su padre este lloraba cuando veía algunas películas, especialmente esa película mexicana de un tal Pepé el toro o algo así, pero juntando esas lagrimas con la reciente frase no entendía que era lo que había causado a su padre reaccionar así.

-¿Papá que pasa?- Marco tomo del hombro a su padre y fue como si su padre lo mirara por primera vez después de un largo viaje, su cara de asombro le desconcertaba.

-¡Marco! ¡Realmente eres tú!- en un segundo tenía entre sus en un fuerte abrazo a su hijo.

-¡Ughh!- Si ser aplastado por un techo no había roto algún hueso de su cuerpo el fuerte abrazo de su padre lo estaba logrando.

-Querido ¿Qué pasa?- Angie estaba despertando por el grito de su esposo, le dolía la cabeza y los ojos de tanto llorar, pero nada comparado con el dolor de su corazón, mismo corazón que pareció detenerse al ver a su hijo entre los brazos de su esposo -¿Marco? ¡MARCO!-

Uniéndose al fuerte abraso de oso Angie envolvía el torso de su niño, sentía que años de vida regresaban a su cuerpo al sentir el pequeño y cálido cuerpo de su hijo, ¡ERA REAL!

-Emm mamá, papá, pueden dejar de aplastar tanto, creo que no puedo respirar- logro gemir Marco, ¿era su imaginación o ese abrazo se estaba volviendo más fuerte?

Ambos padres aflojaron el agarre pero no se apartaron, ambos lloraban nuevamente pero de felicidad infinita por tener entre sus brazos al hijo que habían creído perdido para siempre.

-Oh hijo, estas aquí, estas aquí- repetía Angie tomaba de las mejillas a su hijo y lo acercaba a su rostro y le repartía besos por toda la cara.

-Es un milagro- no pudo evitar decir Rafael mientras ahora abrazaba a sus dos amores de la vida, su esposa e hijo, en un nuevo abraso de oso.

-A mí también me da gusto de verlos- Marco concluyo que siendo que había desaparecido por casi un poco más de un día sus padres se enteraron de su ausencia y se habían preocupado enormemente.

Sorprendentemente quien le había devuelto de nuevo a su hogar fue el mismo que se encargó de llevarlo lejos de este, después de su pequeña charla Toffee en esa manera calmada de hablar le dijo que ya era momento que regresara a su propia dimensión y un portal se abrió al lado suyo, no recordó que en alguna de sus extremidades, incluyendo su cola, hubiera cargado con alguna tijera dimensional para cortar y abrir ese portal, por lo que le extraño un poco, o quizás había estado muy distraído, prueba de ello es que no se había dado cuenta tan sorprendido por la aparición del reciente portal que la cola mencionada con anterioridad lo envolvió en un fuerte apretón y lo arrojo a su propia dimensión, específicamente en su patio delantero, al menos no había caído sobre los cactus.

Al entrar en casa todo estaba a oscuras a excepción de la sala donde unas cuantas velas terminaban de derretirse sobre lo que supuso en la oscuridad era la mesa del café, estaba cansado por lo que no noto que esta no era la dichosa mesa, pero si noto inmediatamente a sus padres acostados en el sofá.

A lo cual nos lleva a este actual momento de reencuentro familiar.

-Creímos, creímos que te habíamos perdido para siempre-

-¿Qué?-

-Pensamos que habías muerto-

-¡¿Qué?!-

Con razón sus padres reaccionaban de esta manera.

-Está bien, ya estoy aquí, estoy vivo- les reconforto devolviéndoles el abrazo y repitiendo esas mismas palabras una y otra vez, no solo para ellos sino para él mismo también.

Toffee le había parecido un villano más, más listo que Ludo, pero que seguía buscando lo mismo, resulto que ahora no podía verlo de la misma manera que Ludo o los malhechores con los que alguna vez se había enfrentado, no le perdonaba que lo hubiera secuestrado u amenazado de muerte, pero después de escuchar su relato podía comprender un poco por que había llegado a esos extremos.

Toffee jamás busco su muerte, solo de la varita.

De hecho, viéndolo de una manera más fría, Toffee bien pudo haber actuado de peores maneras, no solo dejándole morir sino también yendo primero antes que nada con el objetivo de la destrucción de Star, pero en lugar de eso solo había ido tras la varita o más bien la destrucción de esta.

Esto tal vez sería mejor analizar a fondo con todo y su trasfondo psicológico y todo lo que diera su cerebro cuando estuviera más descansado.

Ahora era momento de estar junto a sus padres.

Se quedaron dormidos un par de horas en el sofá todos abrazados, los padres prácticamente aplastando a su hijo con cariño temiendo aun en sueños que si lo soltaban este desaparecería de su lado.

Despertaron a la salida del sol cuando los cachorros no dejaron de raspar la puerta para pedir salir al patio a hacer sus necesidades, dormir precisamente todos juntos apretujados en el sofá los había dejado un poco adoloridos pero eso no importaba mucho ya que los señores se dedicaron a atacar a su hijo con besos y abrazos y agradeciendo a Dios y a la Virgen que realmente su hijo estaba con ellos y no había sido un sueño.

En el desayuno le explicaron a Marco como es que se habían enterado de su desaparición.

-Entonces cuando Star se fue sin nosotros rápidamente empezamos a pensar que podíamos hacer para ir tras ella y por ti, y como en auto no podíamos ir decidimos buscar en el cuarto de Star algo que nos ayudara- explicaba Rafael mientras terminaba de hacer sus famosos hotcakes con chispas de chocolate y arándanos con tocino a un lado.

-Sabemos que invadimos su privacidad pero era necesario. Además recordaba cierto espejo que le servía como video llamada para hablar a través de él, así que lo terminamos usando, aunque terminamos hablando antes que con el padre de Star con un hombre con cara de Toro y con una sirena, creo- continuo Angie sentada al lado de su hijo en la mesa de la cocina.

-Fue el padre de Star que vino por nosotros y fuimos a buscarte, pero, pero…-

-Solo encontramos a Star. Ella creyó que te habías… ¡pero estas aquí!, no sé cómo, pero estas aquí, es cierto ¿Qué paso?- admitir en voz alta que creyeron a su hijo muerto era como echar sal a la herida así que Angie no lo dijo.

Marco miro a sus padres viendo la expectación en sus caras de lo que iba a decir, el problema era que realmente no sabía que decir, o como decirlo, se orilló por lo más sencillo, decir la verdad, o parte de ella, no quería preocupar más a sus padres.

-Cuando me secuestraron estaba este tipo llamado Toffee-

-¿Toffee?-

-¿Cómo al caramelo?-

-Sí, suena igual. Bueno, estaba este tipo Toffee que era el cerebro de este plan. No sé qué tanto les conto Star, ella entro después de unas horas que estuve ahí, se enfrentó a los a todo el mundo dentro de la sala, pero hubo un momento en que…- Marco tomo un respiro profundo, recordar lo que hiso Star le traía tanto dolor y sorprendente para él también rencor.

Por un momento pensó a sus padres en una realidad donde realmente hubiera muerto, ellos hubieran estado destrozados, los conocía tan bien que no sería fácil para ellos superar la perdida.

Ellos mismos le contaron que por mucho tiempo habían intentado tener hijos, amaban a los niños, una de las principales razones por las que aceptaban estudiantes de intercambio, si fuera por ellos tendría ya una docena de hermanos y hermanas, pero por ciertos temas de fertilidad y salud no habían podido, hasta que lo concibieron a él. Su madre arriesgo incluso su salud para tenerlo, ya que durante el embarazo sufrió problemas de presión cardiaca.

Era su pequeño milagro, ellos lo amaban tanto y él a ellos. Pensar en sus padres llorando, destruidos por su perdida simplemente lo ponía enfermo, y eso realmente hubiera pasado si Toffee realmente hubiera tenido intenciones asesinas.

Si realmente Toffee lo hubiera querido muerto después de que Star no destruyo su varita simplemente ya no estuviera ahí.

-¿Hijo?-

-Decía, hubo un momento en que se le pidió hacer algo a… Star, y yo pensé que iba a morir. Y no lo hiso… lo siguiente que supe es que desperté en una cabaña en un pantano, Toffee me había sacado de mi celda a ultimo momento-

-¿Toffee? ¿Estás seguro de eso?-

-Sí, él estaba ahí cuando desperté, el solo me quería como rehén para obligar a Star a hacer lo que quería, cuando vio que ella no lo haría ya no le servía para eso- vio la cara de extrañados de sus padres, era un comportamiento extraño, fuera de lo usual para alguien que consideras el villano, alzo los hombros, él también pensó lo mismo.

No se atrevía a decir que conocía al hombre lagarto también como para decir con certeza cual era su manera de actuar o pensar, pero intuía que en sus planes jamás entro su muerte, solo de la varita, cosa que al final no consiguió.

¿Qué hubiera pasado si Star hubiera aceptado destruir su varita?

Quizás no se habría enterado de todas las cosas que sabía ahora de Mewni, muchas más de las que sabía del par de meses conviviendo con esta chica que pensó su amiga. Quizás lamentarían la perdida de magia, pero conocía a Star para saber que igualmente idearía maneras para entretenerse sin ella o meterse en problemas. Quizás jamás se hubiera enterado de lo egoísta que podía ser una princesa.

Esos eran demasiados quizás.

-Oh hijo, debió ser muy duro para ti-

-Estoy bien mamá- al menos en parte, ya estaba de regreso a casa, eso era lo que importaba, se decía.

-Ese tal Toffee, no suena de lo más convencional, no es que conozca a muchas personas malas en persona o villanos, pero al menos podemos agradecer que no terminaste como tortilla- trato de bromear Rafael sirviéndole una montaña de hotcakes en el plato –ahora la duda es ¿Qué hacemos con la nueva mesa de la sala?-

Oh si la roca, cuando vio bien la “mesa” se dio cuenta que era su ex –celda y le dio un pequeño escalofrió, al parecer habían quitado parte del piso del castillo de Ludo pensando que ahí estaban sus restos, y las velas eran en realidad veladoras sobre ella. Simplemente algo escalofriante.

-Podemos tratar de moverla al jardín, o quizás tu querido puedas utilizarla para alguno de tus proyectos artísticos- sugirió su madre.

Rafael tenía un talento innato para las artes, podía sacarle más adelante provecho a esa roca, aunque tendrían que pensar una buena forma para moverla, se había necesitado como cuatro o seis caballeros fuertes para cargarla.

Marco tomo un buen bocado de tocino, estaba en casa, con su familia, eso era lo que importaba en ese momento.

~*~*~
~Todos los actos tienen consecuencias~

Tal vez el negro es el color universal para expresar luto, sea cual sea tu dimensión, al menos esa fue la leve cavilación que tubo Star mientras miraba las telas de su vestido negro.

Se miró en el reflejo de la ventana del carruaje real de su familia, su nariz roja y ojos hinchados indicaban que estuvo llorando mucho, usaba una diadema negra como todo su atuendo, no había nada colorido resaltante en el como siempre estaba acostumbrada a utilizar.

No había ido con los señores Díaz cuando regresaron a su casa, no podía, no podía verlos a la cara y ser testigo de su dolor si de por si no podía aguantar el suyo propio, en su lugar se encerró en su cuarto a llorar hasta dormir hasta que su padre la despertó a la mañana siguiente y le comunico que irían a la Tierra a rendir sus respetos a los padres de su mejor amigo.

Sintió algo de miedo con esa noticia, ella que era capaz de enfrentar monstruos y creaturas espantosas sin que le temblaran las rodillas, ahora tenía un temor por ver aquella familia que le acogió y la trato tan bien, miedo que esos rostros que siempre le sonrieron ahora la miraran en su profundo dolor y que la acusaran con sus ojos de su actual tragedia.

Tenía miedo de saber con certeza que ahora los señores Díaz la odiaran.

-Es lo menos que podemos hacer ahora que su hijo no está- dijo su padre después de darle la noticia y ella estuvo de acuerdo aunque por dentro sentía que sus tripas y corazón se retorcían por los nervios, preocupación y miedos.

Sentía que algo malo iba a pasar, pero más malo de lo que ya había vivido no creía que pudiera ser.

Así que por eso ahí estaba en esos momentos sentada en el carruaje vestida con ropa de luto junto a su familia y en camino a visitar la casa de los señores Díaz.

Atravesaron el portal que el cochero hiso y estacionaron el carruaje en la calle, al ver la casa sintió que no había estado en ella desde hace años siendo en realidad que hace prácticamente un día que no la había visto. Trago fuerte y se preparó mentalmente para lo que podría llegar a ver, familiares llorando, personas de luto, un ambiente lúgubre y pesado, incluso podía imaginar a amigos de la escuela dando condolencias y dando sus respetos a los restos de Marco.

Ya sentía el escozor de las lágrimas en el borde sus ojos.

Cuando su padre toco a la puerta contuvo el aliento esperando a que la abrieran, de nuevo su mente dio a dar vueltas en una escena lúgubre y sombría de lo que podía encontrar dentro de la casa, no se esperaba ver a un señor Díaz sonriente como todos los días.

-¡Oh! Señores Butterfly, que sorpresa, buenos días- saludo el latino prácticamente radiante con su sonrisa.

Esto era muy diferente a lo que Star o sus padres se esperaban encontrar, se esperaban encontrar a unos padres destrozados aun llorando mares de lágrimas, no a este hombre sonriendo delante de ellos y saludándolos de esa manera.

¿Acaso esta era la manera en que llevaban el luto en la Tierra? Tenían costumbres muy extrañas en este mundo.

-Buenos días señor Díaz, venimos a ofrecer nuestros respetos- informo el rey River en nombre de toda su familia.

-¿Respetos? Oh, Oooohhhh lo siento, lo siento, es que paso tan rápido que apenas nosotros mismos terminamos de creerlo- empezó a decir dándose cuenta de la manera en que iban vestidos los reyes y princesa –se nos olvidó avisarles- se disculpó algo apenado, pero sus interlocutores no entendía lo que pasaba.

-¿Señor Díaz?-

-Pasen, aún tenemos algo de desayuno para que coman si gustan-

-Eh, ¿Señor Díaz, se encuentra bien?-

-Me encuentro muy bien-

El latino se hiso a un lado y dejo pasar a unos muy extrañados Butterfly dentro de su casa.

La casa se encontraba más vacía de lo que esperaban, no había velas, gente llorando, incienso u flores en memoria del difunto, Star la encontraba demasiado “normal”, lo cual era lo más inesperado de encontrar.

¿Acaso los señores Díaz se encontraban en negación?

Ya adentro escucharon un par de ruidos, platos y agua y también perros ladrando en la cocina.

Esto era demasiado normal, ruidos muy cotidianos en la casa de los señores Díaz para el gusto de Star.

-Tenemos visitas- anuncio con voz alegre el señor Díaz dentro de la casa, rápidamente los cachorritos fueron los primeros en llegar excitados por la llegada de nuevas personas a la casa con nuevos olores sobre ellos.

-¿Ese perro acaba de lanzar rayos laser por los ojos?- pregunto la reina viera a uno de esos perros incendiar una de las plantas dentro de la casa.

-Ehhh- Star desvió la mirada evitando la de su madre. A su madre no le gustaba que utilizara irresponsablemente su varita, y hacer que cachorros caninos lanzaran rayos laser por los ojos podía tomarse claramente como un acto irresponsable.

Antes de cualquier reprimenda o sermón, la familia Butterfly se quedó congelada de la sorpresa ante lo que sus ojos veían.

Saliendo de la cocina y caminando hasta el recibidor salía la señora Butterfly con una sonrisa, su rostro estaba algo cansado pero su sonrisa casi nunca inseparable reinaba en su rostro. Eso no fue lo que los sorprendió, sino al chico que tenía abrazado a su lado acompañándola hasta la entrada.

Un chico de piel morena, ojos café y cabello castaño, con un curioso y lindo lunar sobre su mejilla abajo en la esquina de su ojo izquierda.

-Imposible- logro susurrar el rey River en su sorpresa expresando la incredulidad que vivía en esos momentos su familia.

-Fue algo que nos sorprendió tanto y nos alegró que nos olvidó avisarles- decía Rafael Diaz tratando de explicar por qué no les había contado lo que les había pasado, pero Star no le escuchaba.

¿Cuántas veces había visto ese rostro en los días que paso viviendo en la Tierra? Lo conocía tan bien, o creía conocerlo casi perfectamente como la variedad de expresiones que era capaz de hacer. Sonrisas, muecas, risa, asombro, pucheros, enojo, incluso expresiones después de recibir una explosión mágica en plena cara, conocía todas ellas, y no podía diferenciar ninguna diferencia del rostro que conocía con este que tenía enfrente.

-¿Marco? ¿Eres tú?- dijo con la voz temblorosa, esto probablemente era una ilusión de su mente, quizás estaba soñando, debía ser una especie de truco o algo.

-Star-

Incluso tenía la misma voz. Ese era Marco.

-¡Marco!- dio tremendo grito mientras saltaba nada elegantemente hacia su amigo para tirarlo en un abrazo estrangulador, un comportamiento nada adecuado para una princesa seguramente diría su madre, y normalmente tenía un poco de cuidado en comportarse delante de ella, ¡pero que importaba! -¡Marco, Marco, Marco! ¡ESTAS VIVO!-

Los padres solo veían la explosión de felicidad de la anteriormente deprimida princesa con algo de asombro y simpatía, un par más de asombro que simpatía y otro con más simpatía que asombro. Ya podrán imaginar cual es cual.

-Esto es… ¿Pero cómo?- pregunto la reina mirando al muchachito con el que había vivido su hija en sus días en la Tierra, ya lo habían dado por muerto pero ahí estaba.

-Es lo mismo que nosotros nos preguntamos cuando lo vimos-

-¡Marco, Marco, Marco, Marco! ¡ERES TÚ! ¿Eres tú y no un zombie o un clon roba caras verdad?- se separó un poco para ver el rostro con ligera tonalidad azul en el rostro del humano, con ese fuerte abrazo no lo dejaba respirar bien.

-Siiii, soy yo- gimió el joven humano –deja de apretar tanto-

-Ups jejejeje pero, ¡Marco, realmente estas aquí!- volvió apretujar más fuerte mientras que el humano luchaba para que algo de oxigeno llegara a sus pulmones.

-Star, querida, creo que Marco necesita algo de oxigeno- llamo la señora Díaz.

-Oh, si jejeje- ahora si Star se apartó de Marco dejándolo de estrangular haciendo que el latino diera un suspiro de alivio, casi se desmalla por falta de oxígeno.

-De nuevo, ¿pero cómo esto es posible?- volvió preguntar el rey River mirando con asombro a los padres del niño humano.

-Regreso en la noche, después de que regresamos a casa mientras dormíamos. Al parecer ese tal Tofu-

-Toffee, mamá-

-Oh si, Toffee. Ese tal Toffee lo liberó de su celda antes de que fuera demasiado tarde y entonces es por eso que está aquí ahora con nosotros- dijo la señora Díaz abrazando ahora ella a su pequeño.

-¿QU…?- las expresiones de asombro de la familia real no tenían precio.

Esa era otra cosa que jamás esperaría Star en ese día, que uno de sus enemigos, un monstruo, un villano, perdonara la vida de su mejor amigo siendo que el mismo amenazo con acabarla.

-¿Es eso verdad?- pregunto la princesa al humano aun no creyéndolo.

-Si-

-Pero él es un vil villano, ¿estás seguro que no hubo por ahí un héroe que no vimos y te rescato?-

-No, Star- gruño su respuesta el castaño, las cosas que dijo y como lo dijo le irritaban. Como si no tuviera fé en que un monstruo podía ser otra cosa que un villano.

-¿Estás seguro?-

-Si-

-Rarooo-

Luego de eso Star se dio cuenta que Marco no le devolvía la sonrisa o que estuviera alegre de verla, en realidad tenía esa mescla de expresión seria y fastidiada que ponía cuando estaba irritado pero aun trataba de ser cortes y/o tolerante. La usaba mucho cuando tenia que aguantar al niñito rico de su clase de karate que siempre lo molestaba.

-Uh, ¿Marco?-

-Lo siento señores Butterfly, pero me siento algo cansado. Mamá, papá, iré a tomar un pequeña siesta en mi cuarto, no he dormido mucho- se disculpó Marco mientras apartaba la mirada de la princesa y miraba a sus padres con su mejor expresión cansada.

De verdad estaba cansado, pero la razón por la que quería ir a su cuarto en esos momentos era que no quería estar más tiempo en presencia de Star.

-Oh, está bien hijo, nosotros atenderemos a los padres de Star- acepto Rafael, su esposa y él también estaban cansados por lo que comprendía como debería estar de cansado su hijo.

Rápidamente el peli castaño subió las escaleras de su casa seguido de los cachorros, cerró la puerta de su cuarto y se arrojó a su cama seguido de unos juguetones cachorros que se habían acostado a sus lados y encima de él.

No quería ver a Star a la cara en esos momentos, pero sus deseos no serían escuchados.

Ni cinco segundos estuvo acostado en la cama cuando el contaste toqueteo de la puerta después de un intento infructuoso de abrir la puerta porque estaba con seguro le hiso saber que la última persona que quería ver a la cara en ese momento estaba en la puerta tocando.

Algo le decía que se arrepentiría después de esto, pero bueno, era imposible retrasar lo inevitable.

Gimiendo y gruñendo se levantó de su cama y fue a abrir la puerta para encontrar a Star sonriéndole nerviosamente.

-Marco, ¿realmente estas bien?-

No, no lo estaba bien del todo, estuvo a punto de morir pero lo que más le había dolido es que ella había escogido su varita sobre su vida.

-Si-

-Es que no pareces que estés muy bien-

¿Entonces para que rayos preguntaba si estaba ya la respuesta escrita en su cara?

-Estoy casado Star, necesito dormir un poco-

-Yo… Marco yo realmente me alegra que estés devuelta, me sentí muy destrozada al pensar que había perdido a mi mejor amigo-

Eso había sido el colmo. ¿Cómo se atrevía?

-Star. Tú y yo ya no somos amigos-

Algo se rompió, algo dentro del pecho de Star con esas palabras.

-¿Qué acabas de decir?-

-Star, lo que me hiciste… eso no hacen los amigos-

-Espera Marco, sé que fuiste secuestrado por mi culpa y es molesto, pero fui a rescatarte, trate de salvarte, yo…-

-¡No estoy molesto por eso Star! ¡Ser secuestrado es la menor cosa por la que estaría molesto en estos momentos. Por un momento realmente pensé que iba a morir, pero tenía fé, esperanza de que me sacarías de ahí… y luego tuve la certeza que realmente moriría, me diste a entender que cosas son más importantes para ti. Incluso más importante que mi propia vida-

Las palabras eran frías, y hasta crueles, porque todo lo que decía era verdad. Star lo sabía, y eso era lo que más le dolía, en el momento más decisivo, no escogió a Marco.

-Marco, por favor comprende…-

-Siempre te he tratado de comprender, y ya estoy cansado… déjame dormir Star- finalizo y cerró la puerta frente a una incrédula y herida Star Butterfly, sus ojos eran tristes y acuosos, seguramente estaban a punto de llorar, pero no le importó, por primera vez no le importó que es lo que sentía otra persona antes que él.

No era ningún orgullo hacer llorar una chica, pero estaba cansado tanto física como emocionalmente como para importarle.

Cuando se acostó no se sintió orgulloso de sus palabras, pero era necesario que ella entendiera como se sentía, esto no se perdonaba tan fácilmente, esto no se solucionaba de un día al otro y se olvidaba para seguir con sus vidas.

Las decisiones que ella hiso tuvieron consecuencias, tenía que vivir con ellas.
Notas finales: Es un nuevo año, mi internet esta lento, estrene unas acuarelas y he estado practicando. Regresare a clases pronto, buscare un trabajo, me preocupare por acabar esta carrera que parece interminable, e empezado a probar a hacer videos con dibujos sencillos y subirlos a youtube, si alguien le interesa verlos están https://www.youtube.com/watch?v=4pO5KFTjQRc. Esas son las cosas que han pasado… aun pienso que este puede ser un año prometedor.

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