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La peor traición por minima

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Notas del capitulo: Como en mi pequeña búsqueda de inspiración (muchas veces involucrando buscar fanarts o música, otros fics, libros, etc.) no encontré muchos fanarts de este par, decidí hacer unos cuantos fanarst de ellos, los pueden encontrar en Youtube con el nombre Toffee x Marco
https://www.youtube.com/watch?v=jRl3FlxiJQ8
~5~

~Hay que estar consiente de nuestro pasado para no cometer los mismos errores, pero también no debemos estar atrapados en este para poder continuar hacia nuestro futuro~

Mewni hace muchos años atrás…

Era una tierra prospera con sus habitantes, creaturas que se habían adaptado a los ambientes tan diversos como peligrosos. Las tribus de los pueblos indígenas de esta tierra eran tan diversas como su entorno, de características únicas, tradiciones y costumbres.

En esos tiempos en que la magia de portales entre dimensiones apenas estaba surgiendo en diferentes dimensiones Mewni no era tan avanzada como otras culturas, pero eso no quería decir que en ella existía gente ignorante.

A pesar de algunos desacuerdos o enfrentamientos entre las tribus de vez en cuando, se vivía un ambiente de paz en estas tierras, cada quien respetaba sus territorios y el comercio entre ellos era fructífero.

Hasta que un día eso cambio.

Llegaron a través del mar con barcos tan grandes como una isla pequeña, llegaron surcando los grandes ríos atravesando los caminos de este país desconocido para ellos, llegaron y vieron lo que había y les gusto, llegaron creyéndose con el derecho de tomarlo todo pensando que no habría consecuencias.

¿Quiénes eran estos extranjeros? ¿De dónde habían venido? ¿Qué era lo que querían?

Muchas dudas surgieron junto al temor y el dolor a la llegada de estos seres tan extraños a ellos. No tenían piel gruesa o escamas, plumas o espinas en su cuerpo, no tenían garras, colmillos o tan siquiera colas, no parecían tan amenazantes a la vista, pero con sus armaduras, escudos y armas sembraron terror y muerte.

En esos tiempos Toffee era apenas un cachorro, ajeno a los peligros que amenazaban su mundo como muchas otras creaturas y tribus apartadas de las masacres de los invasores.

Toffee era un cachorro joven y feliz, su gente vivía entre los pantanos más profundos, como las selvas oscuras o incluso los rincones del desierto, su gente era una de las tribus que mejor se adaptaba a su entorno, eran prósperos y mantenían buenas relaciones con las demás creaturas de Mewni.

Su familia aunque pequeña era parte importante de la tribu, su padre era soporte para muchos en busca de consejo y guía, incluso para el grupo de ancianos que servían como figura de consejo de líderes dentro de su tribu. Su madre era especialista en remedios y conocía algo de magia, por lo que tenía papel como una de las curanderas del pueblo.

Sus padres, sus guias en esta vida, le enseñaron lo que sabían, inteligencia, paciencia y observación, como tomar las buenas decisiones, entre otras cosas.

Cuando la noticia de estos invasores llego a su pueblo su padre supo que esto solo era el comienzo, cualquier creatura que se atreviera a quitar la tierra de un pueblo de buenas a primeras sin siquiera negociar o intentar llegar a un acuerdo era obvio que eran seres irracionales, agresivos y hasta desesperados para conseguirlas, solo quería decir que no tenían buenos corazones, combinadas estos factores presagiaban solo cosas malas.

Como cachorro apenas comprendía todo lo que decían los adultos, pero sabía cuál era el mensaje, malas noticias, cosas malas habían llegado a su mundo y cosas malas iban a pasar si estos se quedaban.

Y así fue como paso, los días pasaron y las noticias seguían llegando a su aldea de como pueblos que luchaban contra los invasores caían, la pequeña tribu que habito el primer prado que invadieron había solicitado ayuda a aliados suyos y al no poder regresar por donde vinieron a los invasores ellos solos pidieron a su vez ayuda a otros más.

No solo conformes con ese pedazo de tierra hurtada los invasores enviaban a sus hombres a explorar más allá de su territorio y cuando veían algo que les agradaba lo tomaban, lo hicieron así con árboles y plantas, talándolos para construir casas y crear campos de cultivo, lo hicieron así al atrapar a varias bestias salvajes para comer o domar, como con las cabras jabalí o los unicornios de los bosques.

A este paso los monstruos de Mewni que aun conservaban sus tierras sentían que su territorio seria el próximo en ser profanado y su gente en ser atacada.

¿Qué clase de seres eran estos invasores que no podían respetar la propiedad de los demás? ¿Acaso no tenían corazón para apiadarse de la gente que estaban haciendo sufrir?

Fue cuestión de tiempo para que su aldea también la buscaran para pedir ayuda, las opiniones de la gente estaban divididas entre no intervenir e ir en auxilio de sus vecinos. Si no intervenían pondrían en tensión las buenas relaciones que tenían con las otras tribus, si intervenían había el riesgo de terminar como muchos otros con varias bajas por parte de ellos y heridos, incluso podían perder su territorio, pero si no intervenían igual corrían el riesgo de perder sus tierras si estos invasores seguían avanzando como aparentemente tenían la intención de hacer.

Se decidió auxiliar a su próximo, involucrándose en esta guerra que nadie pidió.

Toffee era un cachorro, pero al igual que muchos cachorros en ese entonces tuvo que madurar rápido.

Su madre tuvo que ir junto a otros de su tribu a ayudar a heridos y enfermos en la guerra, dejándolo con su padre en la aldea. Ella nunca regreso después de eso.

Padre e hijo lloraron su perdida, como muchas otras familias antes que ellos, había sido una gran compañera, una hembra fuerte y sabia, una buena madre.

Odio a los invasores desde ese momento, si estos no hubieran venido su madre y muchos otros padres seguirían con sus familias, pero vinieron y causaron tanto sufrimiento. Su padre, tan sabio como era, le dijo que no se aferrara a estos rencores, se haría justicia, pero no debía dejarse consumir por ese odio.

A veces era difícil seguir esas palabas sabias, cuando el dolor era tan fresco y punzante en su joven corazón.

Esta guerra no duro de un día para otro, pero tampoco tuvo una extensión de mil años o cien, eso no le quita su importancia en el corazón de cada creatura o ser que la vivió en carne propia. Por parte de los invasores y los monstruos, por parte de los invasores o los indígenas, por parte de las víctimas de ambos lados.

Hubo un punto en que todo el mundo era consciente de que esto no llegaba a ningún lado, incluso la tierra parecía resentir tanta muerte y sufrimiento manchada de sangre y muerte. Campos verdes parecían áridos, ríos cristalinos se habían vuelto turbulentos, la tierra tendría un tono teñido de la sangre de los caídos en esta guerra, pronto no habría tierra por la cual luchar o alguien que la reclamara si seguían así.

-¿Es necesario que vayas?- le pregunto a su padre cuando este le conto lo que tenía planeado hacer junto a las otras tribus.

-Así es hijo-

-¿Por qué?-

-Ya hemos tenido esta conversación cachorro, con estas conversaciones la guerra dará el primer paso para que por fin termine- esas eran las palabras de su padre y quiéralo o no de nuevo había tenido razón en sus predicciones.

A falta de madre, padre e hijo se habían refugiado en el uno y en el otro por el dolor de la perdida, eran la única familia que tenían entre ellos, y el joven cachorro temía desde sus escamas hasta su corazón no tener a su padre cerca y más cuando marcharía para estar enfrente de esos crueles invasores, aun y cuando le dijeran que esta vez no habría hostilidad sino eran pláticas de paz.

El temor de perderle era palpable en cada fibra de su ser, n importaba las palabras de esperanza y paz que le brindaban su padre y demás adultos de su tribu.

-Volveré pronto hijo, y esta vez con buenas noticias sobre los tratados- consoló su padre abrazándolo ante la inevitable despedida.

Si hubiera sabido que esa sería la última vez que vería a su padre lo habría abrazado con todas sus fuerzas intentado mantenerlo a su lado, aunque fuera por unos momento más. Pero como un antiguo filosofo dijo, él hubiera no existe.

Lo que sucedió se quedaría grabado en la historia con dos títulos que marcaban las versiones de los ganadores y los perdedores.

Por qué aquella platica de paz solo era una fachada, una trampa bien maquinada por una reina que no temía usar a su gente como simples peones y sacrificar inocentes en base de un engaño.

“El día de independencia de Mewni” o “El día de la masacre de los monstruos”

Y los hechos con este título cambiaban, pero la esencia era la misma, los monstruos perdieron, los “habitantes” de Mewni ganaron, o los supuestos “habitantes”. Y el reino de la familia Butterfly comenzó en esta tierra que proclamó suya.

Su padre no volvió después de ese día, muchos otros no volvieron tampoco. Los líderes de cada tribu, monstruos sabios y valientes, hombres que buscaban la paz para su gente, se perdieron y con ellos aquella paz que buscaban para su gente.

Sin estos líderes, las tribus se encontraron pérdidas entre ellas, este que era su hogar había sido robado y lo que queda es quedarse y sufrir la supresión de los invasores o buscar un nuevo lugar para vivir.

Toffee se encontraba tan perdido.

¿Qué pasa con los niños que se pierden en el dolor sin nadie para guiarlos fuera de ese dolor? Crecen en este y se convierten en adultos que viven en un dolor constante.

No teniendo más familia amigos de su padre se hicieron cargo de él por un tiempo, aún estaba muy joven para hacerse completamente cargo de él mismo, aún demasiado herido por la perdido como para pensar que aún tenía una vida por vivir.

Algunos de los monstruos, incluyendo a algunas personas de su tribu, con altas cualidades mágicas, empezaron a crear e investigar hechizos para buscar lugares seguros para vivir, fue así como su gente invento su propia manera de viajar a través de dimensiones.

No necesitaban herramientas o gemas catalizadoras, como muchos otros mundos las utilizaban en esta clase de magia, solo su propio poder.

Cuando llegaron a un mundo donde una esperanza selva existía y donde no parecía haber grandes amenazas se asentaron ahí, otros se habían ido a otros mundos, a otras dimensiones, buscando de alguna forma el hogar que habían perdido. Mientras otros se quedaron, tal vez por terquedad, de defender el ultimo pedazo de orgullo y tierra que tenían aun cuando esta era más estéril y hostil con los que vivían en ella, tal vez porque ya no tenían energías para buscar algo mejor, o no sabían ya que hacer sino vivir con lo poco que tenían.

En su profunda depresión algo seguía vivo en llama viva luchando contra las mareas de tristeza y soledad que había en su interior, como un carbón ardiente que quemaba por dentro su odio aún seguía existiendo, su odio hacia aquellos que le quitaron y lo dejaron sin nada.

Y ese odio se volvió en el combustible de su existencia, la familia que lo acogió trato de hacer que creciera dejando ese sentimiento tan venenoso atrás pero él se negó, no quería y no podía dejar hacer todo el daño que hiso aquella maldita realeza como los demás, como lo trataban de hacer, sabía que muchos otros también sentían lo mismo que él pero no se arriesgarían a perder lo poco que tenían por una venganza claramente infructuosa, cosa que no temía, ya que ya no le quedaba nada más que perder.

-Aun tienes tu vida, eso es lo más valioso que te pudieron legar tus padres, no la desperdicies- esas fueron las palabras del amigo de su padre el día en que decidió dejar aquel asentamiento y viajar por su cuenta ya teniendo la edad suficiente para cuidarse el solo, no era necesario que le dijera que ese viaje era para saber cómo tomar venganza sobre los Butterfly.

-No lo hare- le respondió con determinación, dedicaría su vida a ver cumplida su meta y solo descansaría hasta verla hecha.

Con el tiempo supo que no era el único con deseos de vengarse contra aquellos invasores, los autoproclamados dueños de Mewni, especialmente que desde el primer aniversario de la masacre de los monstruos, el aniversario de la muerte de su padre y muchos otros, la reina mando hacer una fiesta que representaba y festejaba su victoria, con exageradas mentiras y ridiculizando a los monstruos que fueron engañados y valientemente pelearon por la paz y una vida mejor para sus hijos.

¡Qué sentido del humor tan cruel e hipócrita podían ser aquellos seres!

Pero ahora con menos monstruos en condiciones de luchar, inexpertos o demasiados desesperados los intentos eran fácilmente despedidos con algunas bajas de los monstruos y un mínimo de daño a los soldados de la reina, los ex granjeros y gente humilde que habían estado al servicio de su monarca transformados en máquinas de matar.

Sin un verdadero plan era obvio que fracasarían constantemente.

Por eso se preparó tanto física como mentalmente, se ejercitó y estudio a su enemigo aunque fuera de lejos, por mucho tiempo pensó que si al menos obtenía la cabeza de la reina entre sus manos este dolor se apaciguaría.

Y cuando se creyó completamente preparado, una noche se logró escabullir en las profundidad de ese exagerado castillo, debido a que sus enemigos fueron en su mayoría subyugados y aplacados la seguridad era un poco pobre, por lo que fue sencillo para el entrar en este, ahora que lo piensa fue demasiado sencillo.

Estas personas no temían que alguien entrara a sus actuales dominios como una amenaza, como lo vivieron constantemente su gente y vecinos a lo largo de esos años de invasión.

Este pensamiento alimentaba más su rabia.

Llegando a lo que creyó los aposentos reales fue sigiloso y cuidadoso, atento a cualquier ruido, atento a su alrededor, ya podía sentir la sangre de su enemigo en sus manos.

Pero eso nunca paso, a pesar de toda su preparación había muchas cosas que desconocía de la reina y el alcance de su poder, o mejor dicho de su magia.

La reina parecía que descansaba en una suntuosa cama, tan cómoda y descuidada, como si el peso de sus crímenes no le pesaran para nada en la conciencia.

Esto era el colmo.

Se abalanzó con daga en mano listo para terminar su trabajo cuando un murmullo salió de los labios de la reina y un rayo de luz choco contra él.

¿Qué había pasado? ¿La reina había estado despierta todo ese tiempo?

No, pero al parecer tenía el suficiente instinto como para percibir el peligro en su persona aun dormida y arrojar un hechizo.

Había lanzado un rayo de energía que lo había lanzado contra la pared, el sonido del choque y el grito de dolor habían sido lo suficientemente fuerte como despertar a la monarca, aun cuando su desventaja aumento no se rendiría.

La reina lo miro sorprendido y hasta horrorizada por su invasión.

-¿Pero cómo se atreve una asquerosa creatura como tu invadir mis aposentos?-

-De la misma manera que tú y tu gente se creyó con todo el derecho de invadir nuestras tierras y matar a nuestra gente-

Le gustaría decir que ese enfrentamiento fue una pelea épica, sin lugar a dudas Toffee fue el primer y único monstruo en llegar tan lejos en un atentado contra su “majestad”, pero no tenía suficiente defensas para la infinidad de trucos con los que contaba esa maldita varita mágica.

Rayos de energía, explosiones y avalanchas de pequeñas y no tan pequeñas creaturas dañinas le atacaron, estaba destrozado después de esos ataques, literalmente, ya que el mismo tenía un poco de magia defensiva o su capacidad de regeneración, pero eso no lo ponía para nada en ventaja y apenas lo ayudaba a defenderse.

Luego llegaron guardias y escapo.

Un gran fracaso, una gran decepción, estuvo tan cerca, pero no lo logro.

Se escondió en lo profundo del bosque negro esperando a que terminaran de curarse las heridas; había perdido la cola, tenía huesos rotos, y un brazo esfumado, tardo mucho su tiempo en recuperarse por lo débil que estaba, llego a pensar que iba a llegar a morir, y pensar que tendría que encarar el rostro de sus padres después de la muerte lo avergonzaba.

Simplemente no podía encararlo ahora con este fracaso, y fue por eso que reunió energías donde ya no tenía para sobrevivir después de ese ataque.

Había recuperado y curado la mayoría de su cuerpo, excepto un dedo en su garra derecha. Eso sería el constante recordatorio de su imprudencia juvenil y su fracaso en su venganza.

Reflexiono profundamente sobre sus fracasos y llego a la conclusión que le faltaba información de su enemigo para contraatacar, especialmente sobre esa varita, dudaba que sería fácil conseguirlas, especialmente que no estaba seguro donde buscar, adentrarse ahora al castillo sería una jugada tonta, seguramente ya sabrían cuáles eran las entradas que había usado, o que trucos pudo utilizar para infiltrarse y los bloquearían.

Fue cuando se puso a pensar en los caminos, y en específico el camino por el cual habían llegado estos invasores, realmente no sabían nada del pasado de estos antes de que llegaran a sus tierras, y si buscaba sus origines quizás descubriría al menos una pista para la forma de derrotar a esa reina y su varita.

Haría pagar por los pecados que cometieron en su tierra aunque le tomara más años.

Aun que con el tiempo se enteraría que este no fue el único pecado de esta familia Butterfly.

*~*~*

Star había salido de su habitación obligándose a salir a respirar un aire que no estuviera inundado con sus propias lágrimas y miseria. Pasear por los pasillos del castillo de su familia no le animaba, y trato de recordar que era lo que siempre la ponía de buen humor en su hogar, ir al bosque a montar unicornios salvajes, hacerle travesuras y meterse con los monstruos que vivían cerca del pueblo, escabullirse de sus lecciones de etiqueta real a buscar una aventura o algo lo suficiente entretenido para distraerse, entre otras cosas.

Ninguna de esas ideas le animaba.

¿Qué había pasado con esa chica atrevida, despreocupada y alegre de la cual estaba orgullosa de ser? Simplemente había chocado con la realidad que no todo podía salir como ella esperaba o quisiera, se había topado con la realidad como una colisión de un jinete a todo galope contra una montaña, ella había sido el jinete y la realidad la dura y fría montaña, si es que no había quedado claro.

Tuvo tiempo de reflexionar en ese tiempo, de que cosas hubiera hecho en esos días que hubieran cambiado su situación actual. Si hubiera accedido a la destrucción de la varita, Marco seguiría a su lado como el buen amigo que era, ¿pero a qué precio? La destrucción de una reliquia familiar muy poderosa, el tesoro de su familia.

Desde que su madre le conto la antiquísima tradición de legar la varita mágica a la princesa sucesora de la reina actual vivía emocionada con la sola idea de la llegada de su décimo cuarto cumpleaños y tener en su poder la magia y hacer lo que quisiera con ella, literalmente había babeado momentos antes de que su madre le entregara la varita importándole poco la ceremonia y protocolo que debía que seguir para recibirla, supuestamente debía actuar educada y mesuradamente en aquel momento, como miles de veces le repitió su madre, pero en su lugar actuó tan emocionada que le importo poco, como siempre, que la corte real la viera en su momento de euforia.

¡Y como se había emocionado al usarla!

Aunque tenía uno que otro accidente al usarla, como quemar un par de casas, explotar el pozo de la aldea de Mewni, crear arcoíris que se incendiaban lo cual causo un par de incendios. ¡Como había sido emocionante y divertido!

Pero sus padres no opinaban que sus recientes proezas fueran “divertidas”, por lo cual fue asi que termino en la Tierra y conoció a Marco.

Su amistad era… fue muy valiosa para ella, aun cuando causo algunos accidentes, como desaparecerle su cuarto en un hoyo negro o incluso hacer que una nube de lluvia lo persiguiera por el resto del día que lo conoció, al final lograron ser buenos amigos.

Desde hace poco se había dado cuenta que realmente se había vuelto muy dependiente de la magia de la varita, de usarla en realidad con cualquier excusa, vivir en la tierra lejos de las miradas de sus padres le daba aquella libertad de usarla a su antojo sin temor a los sermones, regaños y miradas severas de sus padres, especialmente su madre.

¡La magia era fabulosa! Su madre siempre era estricta en usarla, pero sin ella para que la regañara usaba descuidadamente su nuevo poder.

Mirando hacia atrás pensó que quizás muchas veces Marco fue realmente paciente en varias de sus experimentaciones con la magia. Le había tocado ver a Marco enfurruñado, histérico, divertido, bromista, serio, varias facetas de este chico terrícola, y aun cuando se malhumoraba un poco con ella por algo que hiso, siempre la perdonaba, ahora era obvio que no lo haría.

Apretó la varita en su mano, ¿las cosas podrían ser como antes?

Sus pasos la llevaron a la sala del trono frente a la entrada del castillo, ahí donde su madre y padre se sentaban sobre sus tronos y gobernaban el reino.

-¿Podría alejar esa hacha? Me está poniendo un poco nervioso- una voz dijo con tono tartamudeante y tembloroso, esa voz le parecía muy conocida.

Volvió la vista a la entrada y se encontró a un grupo de personas que no esperaba ver en su castillo, menos ahora.

-¿Ferguson? ¿Alfonzo? ¿Qué hacen aquí?-

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