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La peor traición por minima

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Notas del capitulo: Pues los invito a leer mis otros fics y a ver algunos videos que e empezado (lo que quiere decir que no son muy buenos) en youtube con el nombre de iranea barrera (son los videos con dibujos), tal vez puedan sugerirme algunas cosas también.
https://www.youtube.com/watch?v=pbE_P4pRl6M en este video pues podrán ver un par de dibujos fanarts y otro par que hice de Johnny Test y Star vs las fuerzas del mal.
~4~

Los señores Díaz estaban que los mataban los nervios, Marco no había regresado a casa.

El día de ayer el director de la secundaria les comunico que su hijo había ido junto a la madre de Butterfly a atender unos asuntos de suma importancia, los señores Díaz se mostraron un poco sorprendidos pero sabían que con el carácter amable y servicial de su niño este no se negaría a ayudar a quien lo necesitaba, así que lo esperaron en casa, pero pasaron las horas y este no regresaba, incluso llegaron los amigos de su hijo de visita, al no encontrar a su amigo decidieron quedarse para ver si Marco regresaba en algún punto de la tarde pero callo la noche, los niños tuvieron que regresar a sus casas, pero su hijo no regresaba.

Intentaron marcarle a su celular pero decía que estaba fuera del área de servicio. ¿Los celulares funcionaban a través de dimensiones? Al parecer no.

Fue cuando se les ocurrió la única cosa que conocían dentro de la casa que les serbia para comunicarse a través de dimensiones, el espejo de Star.

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?-

-¿Crees que nos hayamos equivocado de nuevo de teléfono querida?-

-Ni idea, aun no estoy segura de cómo funciona esta cosa-

Ambos estaban parados frente al espejo pero solo veían su reflejo, cosa que no querían que hiciera en esos momentos, querían ver una cara conocida pero no las suyas.

Se empezó a escuchar un pequeño sonido como cuando causas interferencia en una televisión, y ahí un rostro de pelo rubio y ojos azules.

-¿Hola? ¿Quién habla a estas horas?-

-¿Rey River?-

-¡Oh! Señores Díaz. Que sorpresa, ¿a qué debo esta llamada?-

-Marco- dijo Angie con el semblante de una madre preocupada.

-Nos contó el director de su escuela que lo fueron a buscar, creo que dijo que su esposa, para algo importante. Quizás para saber algo de quien lo secuestro-

-Oh sí, eso. Ya saben cómo es esto con tener enemigos, debes saber todo de ellos para luego atacar adecuadamente. Al menos es lo que piensa mi esposa, en lo personal yo prefiero atacar y luego preguntar, es mucho más emocionante, aunque eso es difícil si no sabes dónde está el enemigo-

-Eh, claro. Entonces ¿Fueron por Marco para saber dónde está Toffy?- pregunto Rafael no estando para que querían con su hijo.

-Toffee querido- corrigió Angie.

-Pues sí señor Díaz, pensamos que Marco podría tener alguna información o pista sobre ese criminal, mi propia esposa se está encargando de interrogarlo para saber si algo de lo que vivió nos puede decir un poco más sobre nuestro enemigo-

-¿Y cuánto tardara eso?- pregunto Angie estrujado sus manos preocupada, no tener a su hijo cerca después de lo vivido le ponía nerviosa.

Quería a su niño cerca, o al menos en esta dimensión, en este planeta, en esta ciudad para tener la seguridad que estaba cerca, y no a cientos o miles de millones de kilómetros de distancia o quien sabe cómo se medían las distancias entre dimensiones, quería a su hijo en su hogar.

-Eso depende de que tanto nos podrá decir, tomando en cuenta que estuvo en mayor contacto con el criminal nos puede decir información valiosa-

-¿Entonces será tardado?-

-Sí, eso creo. No se preocupen, cuándo esto termine lo enviaremos de regreso-

Antes de que los señores Díaz pudieran preguntar más, como si cuando tardaría, o si podían ir ahí para estar cerca de Marco, o si ese mismo día vendría.

*~*~*

~Frio, frio corazón~

Star seguía en su cuarto en un mar de sabanas, cobijas, almohadas y peluches, literalmente, con su varita había transformado su habitación en un mar de todos esos elementos y más. Había pasado tres días desde la última vez que vio a Marco y regreso a su castillo, tres días en que estaba en un estado deprimente de autocompasión y tristeza.

Se veía patética, lo sabía porque así se sentía, pero era algo que no podía evitar, perder a Marco de esta forma era doloroso, quizás más en lugar de saberlo muerto, ya que ahora sabía que en vida ya lo había perdido como amigo.

Inusualmente su madre había sido comprensible con su estado y la había dejado estar en su habitación desde que regresaron a Mewni, su padre la visitaba de vez en cuando asomándose a su cuarto de vez en cuando para saber cómo estaba procesando esta nueva clase de duelo, ni siquiera cuando rompió con Tom se había sentido así de deprimida.

Bueno, las cosas eran diferente, se había alejado de una relación con Tom ya que este era muy controlador y tenía unos problemas de ira terrible, además de que su mejor amiga Pony Head la había ayudado a superar el trago amargo, pero ahora era ella quien había arruinado una de las mejores amistades que había tenido y Pony Head seguía en Santa Olga seguramente siguiendo luchando contra las figuras de autoridad de dicha institución, y la culpa la seguía carcomiendo desde adentro.

Mientras se comía su enésimo tazón de helado gigante cargado con crema batida y crispas de arcoíris se preguntó no por primera vez ¿Qué es lo que estaría haciendo Marco en esos momentos?

Mientras sus pensamientos divagaban hasta el planeta Tierra y a la secundaria que asistió y la casa en la que estuvo esos meses, la princesa desconocía la verdadera ubicación de Marco Díaz, quien estaba mucho más cerca de lo que ella creía.

Justo en ese mismo castillo en el que creció.

Mientras que ella descansaba en un lecho más suave que las mismas nubes otro reposaba en un frio y húmedo suelo tan helado como hielo.

¿Y se preguntaran como un chico termina en los calabozos del castillo de Mewni si ningún crimen ha cometido? Pues como la mayoría de las injusticias ocurren en la vida, empiezan con actos egoístas.

Mientras que la princesa estaba procesando su depresión, una reina se había dedicado esos últimos días a atender de manera seria el atentado contra la familia real y la varita mágica de esta.

Moon Butterfly era una monarca seria y responsable, muchas veces anteponiendo sus obligaciones reales sobre sus gustos o incluso las opiniones de su propia familia, ella sabía que como reina tenía un deber muy importante, eran el ejemplo de la perfección ante su pueblo, lo cual trataba de recordar tanto a su marido como a hija que parecían dedicar su vida a fastidiar la imagen que le habían inculcado mantener siempre como gente de la realeza, también sabía que entre las labores de su clase social conllevaban grandes responsabilidades como defender la seguridad de su reino, y específicamente entre reinas y princesas de su familia estaba el derecho como la obligación de portar y cuidar la varita mágica de su familia.

La varita mágica era el objeto más poderoso en su dimensión y reino, un objeto que podía adaptarse de acuerdo la naturaleza de su dueño, por lo que podía ser fácilmente influenciado por la persona que lo portaba y a su vez esta realzaría tanto las cualidades más fuertes de su dueño. En otras palabras si una persona buena la tenía la varita reflejaría en su aspecto bondadosos adecuados al carácter y gusto de la persona, e influiría en que realizara buenos hechizos con esta; si una persona tenia malas intención o tenía un corazón malvado la varita reflejaría en su aspecto la maldad dentro del corazón de la persona y alentaría a su portador a realizar hechizos destructivos.

Durante la tierna infancia de Star su madre trato de inculcarle estos conocimientos, si la varita caía en manos equivocadas que no fueran de la realeza, los miembros de su familia, cosas malas pasarían. Como su madre antes que ella le estaba repitiendo con diferentes palabras, “la realeza es buena”, pero lo que quizás debieron decir era “la realeza debe ser buena”.

Gente de su posición debía tomar importantes decisiones debido a su cargo, algunas que otra gente ajena podría cuestionar, pero eran necesarias.

Moon Butterfly había tomado una de esas decisiones hace poco.

Después de cuestionar un poco a su hija tratando de ver que tanto sabia sobre el terrible monstruo que le ataco a ella y quiso destruir la varita de nombre “Toffee”, supo que no sabía mucho más que solo su aspecto y su deseo de destrucción hacia el objeto tan preciado para su familia, la varita. Y luego recordó al muchachito hijo que actuaban como tutores de su hijo en la Tierra, y que este paso más tiempo con el monstruo que su hija, así que se le ocurrió interrogarle después de enterarse que si había sobrevivido al atentado.

No iba a llegar a este punto, no pensó que llegaría tan lejos para sacar un poco más de información, Marco Díaz era un chico cortes y con modales, se mostró cooperativo desde el principio, le dio un poco más de información que su propia hija como esperaba, poda darse por satisfecha, con un poco de sentimentalismos como era que se sentía después de casi morir y algo de que creía que no podría ser amigo. Obvio no podían, eran de clases diferentes, ella una princesa y el un muchachito humilde de otra dimensión, pero se guardó el comentario.

Y luego tuvo que preguntar.

-¿Dijo algo importante mientras te tenía capturado?-

Ahí noto cierto nerviosismo, algo que tomo muy sospechoso. Aunque si hubiera tomado en cuenta que ese interrogatorio había transcurrido en los calabozos no tomara tan sospechoso que el chico se pusiera nervioso, ya llevaban un par de horas ahí y todo empezaba a ponerse más oscuro, pero ella pensaba que este era el mejor lugar para esta clase de cosas.

Así le habían enseñado.

-Disculpe, pero ya llevamos horas aquí. ¿Cuánto más tardara esto?-

Típico de la plebe, ¿es que no entendían lo importante que era su trabajo?

-Solo contesta un par de preguntas más, Marco Díaz. Lo que digas nos ayudara a encontrar más fácilmente a ese ruin criminal-

-Después de lo del castillo ya le conté que desperté en una especie de cabaña en un pantano, no sé en qué lugar era la verdad-

-¿Pero dijo alguna cosa?- volvió a repetir, y odiaba tener que repetir cosas.

-Me conto un poco de historia cuando pregunte ¿Por qué lo hacía?-

-¿Historia?-

-Sobre el día de la masacre de los monstruos-

-El día de independencia de Mewni, queras decir- corrigió rápidamente, odiaba mucho ese otro título tan bárbaro para una de las festividades más celebradas en su reino.

-…- Marco se le quedo viendo sin llegar a mostrar irritación, a pesar que por dentro ya le estaba cansando todo este escenario sacado de película de detectives o de mafiosos.

-¿Eso fue todo?-

-Star ya me había contado de ese día, Toffee… me conto otra versión-

-Pues que sarta de mentiras te habrá contado-

-No estoy seguro si sean mentiras lo que me dijo- bien pudo ser que todo lo que le conto esa noche pudo haber sido una mentira muy elaborada pero innecesaria, pero la mayoría dentro de él creía que era verdad –me conto sobre la colonización, de la llegada de su antepasado, la primera reina de su familia en Mewni. De cómo había personas viviendo esas tierras antes que ellos, y como se pelearon entre los colonizadores y los indígenas de estos lugares-

-¡Tonterías! Aquí no había ninguna persona en estas tierras antes de la llegada de mi antepasado y sus súbditos-

A Marco jamás le agrado la gente presuntuosa o que se creía mejor que los demás solo porque había nacido con cuchara de plata en la boca, cosa que parecían tomar como derecho para tratar de la peor manera a quienes le rodeaban y eran más humildes que ellos, por algo no soportaba a su compañerito de karate. Esta reina frente a él mostraba no ser tan diferente.

-Tal vez no los consideraban como tales… estoy hablando de los monstruos, ellos vivían aquí antes, ellos son originarios de aquí antes de ustedes- Marco pudo ver como la reina fruncía el ceño en claro desagrado, obviamente no le agradaba lo que le decía, pero continuo hablando –me hablo como su gente los despojo de sus tierras, como pelearon… como los engañaron. Se supone que tendrían unas pláticas de tregua entre ambos bandos, pero aquel día la reina engaño a los monstruos y…-

-¡Basta!- alzo su voz la reina de Mewni, irritada y asustada, aunque eso segundo jamás lo admitiría en voz alta.

Por cientos de años, generaciones de la plebe, los aristócratas y princesas creyeron ciegamente en la versión de los libros del día de la independencia de Mewni, la más conveniente y más fácil de creer. Ella alguna vez fue una de las tantas ingenuas mentes que creían que estas tierras eran en todo derecho por falta de otros habitantes dignos de propiedad del reino dueño de la realeza Butterfly. De hecho aún lo creía, los monstruos era monstruos, a sus ojos sus ancestros solo hacían lo mejor ya que estos no aprovecharían correctamente estas tierras y su antepasados la necesitaban mucho más que estos.

Llegada la edad adulta, las princesas maduran para convertirse en mujeres, en reinas dignas de su linaje que atenderían con su puesto deberes y también secretos, ya que de la anterior reina no solo aprendían los secretos mejor guardados de la varita mágica de su familia, sino también de su propia familia.

Uno de estos el día de independencia de Mewni, eran pocos aparte de la familia real que conocían la verdadera versión.

Pero era necesario, esas bestias sin cerebro si no eran aplacadas habrían eliminado la oportunidad de prosperidad de su gente. Era ya historia antigua.

¿Cómo este niño terrícola sabia de esto? ¿Cómo ese monstruos Toffee o como se llame sabia?

Era obvio que los monstruos tenían su propia versión, pero estaban estos detalles que muchos de los monstruos habían olvidado.

Ejemplo de perfección y liderazgo, algo para admirar y respetar, eso era la familia real, es lo que le enseñaron. Debían tomar decisiones difíciles e importantes, otras personas que no compartían el mismo rango no lo comprenderían, por eso era mejor que lo olvidaran.

Ahora este niño sabía.

¿Cómo se atrevía ese monstruo a divulgar estas cosas? ¿Por qué?

Miro al muchachito delante de ella, que la miraba asombrado y algo asustado seguramente por su reciente exabrupto. Un niño que no debería saber pero sabía.

Decisiones difíciles, muchas veces que afectaban fuertemente a terceros.

Sin decir nada la reina Moon Butterfly dio media vuelta hacia la pesada puerta de madera del calabozo, dio un ligero golpe y esta se abrió inmediatamente por el guardia al otro lado de esta, antes de que Marco reaccionara y se daba cuenta que esta iba a salir este se paró y camino tras ella pensando que quería que la siguiera afuera, error, ya que la puerta una vez la reina cruzo al otro lado se cerró de golpe con él aun dentro del calabozo.

-¡Espere! ¡No puede dejarme aquí! ¡Oiga tengo que regresar a mi casa!- empezó a gritar, empezó a golpear la pesada puerta de madera, incluso a patear esperando una respuesta, una explicación, pero esta nunca llego, solo el silencio.

¿Por qué reaccionaba así? ¡No tenía ningún derecho de dejarlo encerrado ahí como vil criminal por muy reina que fuera! ¡No había hecho nada malo!

Solo había dicho la verdad como ella quería.

Al parecer esa verdad era algo que la reina Butterfly era algo que no podía soportar.

Una vez que se cansó de golpear y gritar término muy exhausto y hambriento, después de todo no había terminado su almuerzo aquella tarde y de eso ya habían sido horas.

Se recargo en una de las paredes de piedra y trato de descansar. En algún momento la reina, el rey o incluso Star, o alguien vendría a sacarlo de ahí ¿no? No lo podían dejar ahí para siempre ¿verdad?

Al menos esa celda era mucho más espaciosa que la que Toffee uso, por otra parte incluso el hombre lagarto había tenido la amabilidad de ofrecerle algo de comer en su cautiverio.

Mientras se quedaba dormido pensaba en que tal vez hoy no regresaría a casa tampoco.

En la noche, mientras Moon Butterfly se arreglaba para una noche de descanso, trato de serenarse con estar abrumantes y recientes preocupaciones.

A veces sentía que las preocupaciones de una reina jamás terminaban.

Mientras arreglaba su cabello para descansar, porque este bello cabello no se mantenía solo, observó el pequeño arreglo, una joyita que había mandado a hacer al saber que pronto heredaría su varita a su hija como la tradición decía, una réplica de su propia varita hecha de diamante.

La mayoría de las personas dijeron que cuando tomo la varita por primera vez y esta se transformó la forma de corazón en la punta brillaba como el más hermoso de los diamantes, digno de la realeza, el corazón esculpido a magia que personificaba su carácter. Más bajo otra perspectiva el corazón que parecía un diamante podía parecer una cosa muy distinta, un hielo pulido con bordes afiliados y carentes de cualquier calor.

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