20 de Junio, 2010
Kim Himchan y Bang Yongguk eran los seres más felices del universo. Ambos habían sido aceptados como trainees en TS Entertainment, y posiblemente pasarían a formar parte del primer grupo masculino que tendría dicha empresa. Según ellos, era su más ambicioso proyecto, por eso buscaban a jóvenes que más se ajustaran a lo que ellos requerían, a aquellos que más se destacaran. Yongguk provenía de la escena underground del rap, tenía un estilo muy interesante, asimismo, tenía excelentes habilidades de composición. Himchan era un talentoso joven, con un extenso conocimiento de música, incluso de música tradicional coreana, y un gran carisma.
De los cientos que habían audicionado, solo habían quedado diez. Entre ellos, se hallaban estos dos jóvenes. Un mes antes de la audición final, los jueces los agruparon de a dos, según sus habilidades, y les pidieron que hicieran una producción en conjunto. A Yongguk le habían asignado a Himchan como su pareja. Se complementaban y entendían perfectamente. No tuvieron problema en combinar ambas habilidades en una gran presentación. Incluso, había sido el inicio de una fuerte amistad.
Finalmente, fueron la pareja seleccionada. Y, por supuesto, era un motivo para festejar. Un amigo en común de ambos, también trainee de TS Entertainment, les organizó una fiesta en su casa.
La casa tenía una pequeña terraza, conocida por Yongguk, ya que él ya había ido a la casa de aquel amigo. Y allí estaba él, en soledad, como en muchas oportunidades había estado, pero con una gran sonrisa esbozada en su rostro. Realmente no creía que llegaría tan lejos en esa audición, no es que tuviera una gran confianza en sí mismo.
-Hey, ¿qué haces aquí tan solo? ¡Vamos a celebrar!- reconoció esa voz, era su amigo Himchan. Le tomó por sorpresa, por lo que se le quedó mirando un rato antes de responder.
-Lo estoy celebrando a mi manera- respondió, aun sonriente.
Himchan rodeó sus ojos. La fiesta realmente estaba muy divertida. El ex ulzzang se sentó al lado de su amigo. Yongguk le miró de reojo, notó que tenía un trago en la mano.
Allí estaban, dos chicos que estaban comenzando a vivir el sueño de sus vidas. Hablaron de muchas cosas esa noche, la cual se hacía cada vez más oscura. Solo les iluminaba la tenue luz de la luna llena.
Entonces nadie lo vio. Himchan estampó suavemente sus labios en los de Yongguk, quien no lo detuvo. Nadie fue testigo de eso, de eso que se hacía cada vez más profundo.
15 de Septiembre, 2013
El ensayo había terminado, podían irse. Los seis chicos de B.A.P estaban exhaustos, habían trabajado duro ese día, como todos los días, y eso nadie podía negarlo. Se alegraron al saber que podían irse, sin embargo, alguien anunció que se quedaría. El maknae dijo que permanecería en la sala de ensayos unas horas más, pues según él, debía seguir trabajando y practicando. Usualmente, quien se quedaba era Yongguk. Estos detalles pasaron casi desapercibidos para los demás del grupo, menos para Himchan.
El joven, ahora con su cabello castaño, había notado que en los últimos meses, Yongguk y Zelo pasaban mucho tiempo juntos. No era como hace dos años, que estaban casi obligados a estar juntos, porque formaban una sub unidad. Ahora, un vínculo especial parecía unirles. No había nada de malo en ello, la verdad era que, a pesar de la edad, ambos tenían mucho en común. Pero Himchan también había percibido un cambio de actitud de parte de Yongguk para con él. No hablaban tan seguido, el mayor solo se limitaba a permanecer callado, mientras Himchan era el único que hablaba en el cuarto. Antes, Yongguk al menos solía contarle cosas personales cada tanto. Ahora, eso no sucedía.
El problema era que, si bien todos eran amigos, el vinculo que tenían Himchan y Yongguk era más fuerte. Y al parecer, se estaba debilitando, mientras otro se estaba fortaleciendo de igual forma.
El visual del grupo asimiló ambas situaciones, y había llegado a una conclusión: Yongguk le había reemplazado por Zelo.
Por eso, y aunque n sabía bien qué haría ni qué pretendía, Himchan decidió quedarse con Zelo esa vez.
El maknae solo repetía la misma secuencia varias veces. El visual le había acompañado las primeras veces, pero la verdad era que estaba muy cansado. Solo se dedicó a observarle. Zelo detuvo la música para descansar, tomó una botella de agua y se sentó al lado de Himchan. Éste le dedicó una sonrisa.
Himchan le hacía comentarios de lo bien qué le salía aquella coreografía, pero Zelo insistía en que no era como él quería. Un rato se la pasaron hablando de eso, el visual, cada tanto, aconsejando al menor de no sobre exigirse demasiado.
-Hyung… ¿Cree que Yongguk hyung estará bien?- dijo el más pequeño del grupo, sorprendiendo a Himchan. No sabía de lo que estaba hablando.
-¿Ah? ¿A qué te refieres?- preguntó sorprendido.
En ese momento, Zelo quiso decir algo pero no lo hizo, como si se detuviera a pensar lo que iba a decirle. – ¿No sabes lo de su charla con el CEO…? –cuestionó cuidadosamente. Zelo se dio cuenta del error que había cometido.
Himchan le miró un momento y desvió su mirada, negando con expresión de desconcierto. Zelo no tuvo más remedio que contárselo, no podía ocultarle algo a su hyung, y si ya se había metido en ese tema, tenía que arreglárselas.
-Pues… ¿Recuerdas la canción que Yongguk venía haciendo hace meses? Hace una semana creo, se la mostró al CEO y al equipo. Al parecer, la modificaron totalmente. Incluso le censuraron ese verso que hablaba del consumo y la hipocresía que trae…
“¿Qué verso?” pensó Himchan, quien estaba procesando lo que el maknae le contaba. Pero ya entendía todo.
Claro que recordaba esa canción, aunque nunca llegó a saber de qué trataba. Siempre que le cuestionaba eso a Yongguk, éste le respondía que era “lo que él siempre escribía”, y que luego le contaría. Pero Zelo lo sabía, y al parecer la conocía muy bien. Himchan sabía perfectamente cómo Yongguk odiaba el hecho de que cambiaran sus producciones, hasta censurarle algunas partes. Aunque siempre pasaba y estaba acostumbrado, parece que esta vez había sido tal el cambio en la letra, que los ánimos de Yongguk habían decaído.
Himchan también había notado que Yongguk había estado más serio de lo usual esos días, se notaba su depresión cuando ambos estaban a solas en el cuarto. Pero, nuevamente, cada vez que el visual le preguntaba qué le sucedía, este le evadía la respuesta, diciendo que no pasaba nada, o que estaba muy cansado. Pero Zelo también estaba enterado de lo que realmente pasaba.
“¿Acaso le hice algo?”, pensaba mientras caminaba solo hacia el edificio donde vivía con los demás, pues Zelo ya se había marchado antes. “¿Qué le pasa conmigo? ¿Por qué me oculta estas cosas que le hacen sentirse mal? ¿Ya no confía en mi?”. Himchan estaba destrozado. Él y Yongguk eran mejores amigos, y Himchan era siempre el primero en enterarse de las cosas que preocupaban al mayor, e incluso con más detalles. Así como también, cuando algo aquejaba a Himchan, al primero que éste recurría, era a Yongguk. Intentaba hacer memoria y recordar si había hecho algo que quizás le molestara. Pero no lograba dilucidar la razón de todo esto. No pudo evitar molestarse. En su camino, pensaba cómo podría decirle a Yongguk todo esto, cómo preguntarle qué le pasaba, o por qué no le había contado nada de lo sucedido con el CEO. Sin embargo, al entrar al cuarto y ver a Yongguk completamente dormido, decidió que no diría absolutamente nada.
------------------------------
Himchan había tomado la determinación de alejarse. Si Yongguk no quería estar con él, ni hablarle, pues él tampoco lo haría. Podría hablar del tema con él, pero no pensó que eso funcionaría, por lo que desistió totalmente. Esperaría a que el líder del grupo le dijera algo al respecto.
Sin embargo, los días pasaban y eso no sucedía. Yongguk seguía igual, y solo era cuestión de tiempo para que Himchan explotara.
-Hey, ¿esa no es mía?- decía Yongguk a Himchan, refiriéndose a una remera que el menor estaba colocando en su valija. Se estaban preparando para un concierto en Japón.
Himchan solo tomó la prenda y la tiró dentro de la valija del líder, sin siquiera mirarle. Yongguk notó aquella actitud, en realidad, había notado su alejamiento. Y sabía que era porque él se había apartado primero.
El líder continuó ignorando la situación, y siguió en la suya. Pero Himchan no lo soportaba. Se dio la vuelta bruscamente para ver a Yongguk, quien también le estaba dando la espalda.
-¿Qué demonios te pasa conmigo? ¿Te hice algo malo?- preguntó, con mirada fulminante, en un tono de voz que asustaba.
Yongguk se dio la vuelta para verle. Le miró un momento antes de responder. –No, no pasa nada- dijo dando un suspiro al final.
El visual le miró estupefacto. -¡Deja de mentirme ya! Sé que estas mal por lo del CEO, porque ha cambiado tu canción casi por completo. ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué se lo dijiste a Zelo y no a mí? ¿Acaso ya no confías en mi? ¿Ya no te agrado? Vamos, dímelo. No recuerdo haberte hecho nada malo como para que me ignoraras y te alejaras por meses. ¿Crees que no me doy cuenta? Dime, ¡¿qué rayos te sucede Bang Yongguk?!-.
El líder le escuchó en silencio, e incluso ni siquiera le miraba a los ojos. Pero cuando terminó, desatendió el armado de su valija y se le acercó. -¿Quieres saber qué me pasa? Me pasa que eres un maldito indiferente, eso me pasa.
Himchan frunció el ceño ante la acusación. -¿Indiferente? ¿Yo? ¡Tú eres el que ha sido un indiferente todo este tiempo!
-¡Y TÚ LO HAS SIDO POR AÑOS! ¿Qué ya no lo recuerdas? ¿Estabas ebrio ese día? Yo sé que no lo estabas.
-D-de que rayos hablas…
-¿Ves? – dijo con una sonrisa irónica. –Ni siquiera significó algo para ti.
En realidad, Himchan lo recordaba perfectamente. El beso en aquella terraza, hace tres años. Ellos nunca habían hablado del tema, simplemente hicieron de cuenta que nada sucedió, y su amistad pudo seguir de forma normal, o al menos eso parecía. En realidad, algo había cambiado desde ese día, la relación entre ellos no era solo de “amistad”. No había besos ni abrazos entre ellos, pero si un sentimiento especial, que no podían describir, que estaba presente en cada sonrisa, en cada mirada, en cada muestra de afecto. Parecía una amistad, pero no lo era.
No obstante, para Yongguk, esas cosas no eran suficientes. Era un tema pendiente entre ellos.
-¿Por qué lo hiciste?- cuestionó el líder bajando la voz, sin mirarle.
Himchan volvió a callar un momento. –No deberíamos hablar de eso…- dijo en un susurro. Y es que el visual temía lo que cualquiera en su situación podría temer. Ambos eran idols, ambos eran hombres. Y Yongguk supo que era así, pero por un momento, quiso mandar todo eso a la mierda, y quería que Himchan también lo hiciera.
El líder solo se dio la vuelta decepcionado, y se sentó al borde de su cama. Era otro intento fallido para aclarar aquella situación, mejor dicho, el único intento.
-No es que fui indiferente… No quise…-
Yongguk no le miraba, pero le escuchaba expectante de lo que diría.
-Temía mucho que aquello arruinara nuestra amistad, ¿sabes lo arrepentido que estuve esos días? Quería matarme, no podía verte, pues tú no habías dicho nada luego que eso pasara, entonces tuve mucho miedo. Pero al ver que tú también parecías ignorar lo sucedido, y las cosas seguían igual, solo quise mantener esa situación. Lo sé, soy un cobarde. Perdóname, Yongguk, enserio.- confesó, abatido por la situación, y realmente arrepentido. Viendo el silencio del otro, continuó, consciente de que esto podría llegar demasiado lejos. –No, no estaba ebrio ese día. Estaba perfectamente bien- dijo en un susurro, y fue a sentarse al lado del mayor. Se mantuvo en silencio, mirando hacia abajo. Lo que estaba planeando decirle probablemente causaría un cambio radical en sus vidas. Quizás, lo arruinaría todo. Pero él había comenzado todo esto, él le había besado aquella vez en la terraza. No podía dejar todo así, tenía que solucionarlo, o al menos intentarlo. –Lo hice porque me gustabas. Me gustas desde esos momentos juntos en mi casa, cuando armábamos la presentación de la audición final. Me gustas desde que te escuché rapear lo que juntos habíamos compuesto. También desde aquella vez que te ofreciste a trabajar en el restaurante de mamá porque uno de los meseros había faltado- comentó aquella anécdota con una sonrisa. –O cuando te quedaste conmigo aquella noche que me sentía mal por mi pelea con mi hermana. Esa vez llovía y hacía mucho frío, pero fuiste a mi casa de todos modos, porque te necesitaba. Siento haberme comportado así todo este tiempo, no sabía qué hacer. Creí que olvidarlo sería lo mejor, para ti, para mi, incluso para los chicos. Pero me equivoqué, no sabía que todo esto te estaba haciendo mal. Oh por dios, qué egoísta soy. También me siento mal, ¿sabes? Porque aún me gustas. Pero no puedo hacer nada. ¿Qué hay si todos se enteran? Nos condenaran socialmente de por vida, si es que no lo hacen legalmente. Probablemente me echarían de esta empresa, probablemente detesten a nuestro grupo. Todo porque a un imbécil como yo se le ocurrió besar a la persona que ama, pero que no debe amar.
Yongguk se mostró impávido ante la declaración. Eso asustó a Himchan, quien de algún modo, ya lo había previsto. Acababa de arruinar todo. Hubiera sido mejor si solo le hubiera dicho que estaba ebrio aquella vez, y que no había tenido intención alguna. El castaño no lo soportó y suspiró pesadamente. ¿Por qué no decía nada?
Pero en realidad, el líder estaba procesando aquello que había escuchado. Su mejor amigo acababa de declarársele. No, el amor de su vida acaba de declarársele.
Se dio la vuelta para mirar a aquel que tenía al lado suyo. Llevó una de sus manos a la barbilla del menor para elevar su rostro, cabizbajo por la situación, y que así ambos pudieran verse a los ojos. Anochecía ya, y no habían encendido las luces del cuarto.
-No eres egoísta, ni mucho menos un imbécil. Te entiendo.- le dijo en un tono comprensivo.
-Tienes ese don especial que te hace entenderme siempre…- dijo, sonriendo a medias. No sabía cómo tomar esa respuesta.
-¿Puedo pedirte un favor?
-Qué cosa…
-Deja de pensar en lo que pasará en el futuro. Siempre lo haces, siempre actúas pensando mucho en lo que dirán de ti, en lo que pasará contigo. Está bien que lo hagas. Pero te pido que esta vez, no lo hagas. Vive el momento, arriésgate. Así como aquella vez en la terraza, cuando lograste enamorarme.
No hubo ni una palabra por parte de Himchan. Se quedó congelado un momento, y, sin pensarlo ni un segundo, fundió sus labios con los del mayor. Era un beso dulce, profundo, lleno de sentimientos. El visual, rodeando con sus brazos al mayor, y éste abrazando su cintura de igual modo. Era la imagen de dos personas que se habían necesitado por años, que habían necesitado que sus almas se encontraran de una vez por todas.
Ya habría tiempo para pensar en las repercusiones que todo eso acarrearía. No estaban siendo irresponsables, ni precipitados. Solo estaban viviendo su amor, un amor que no podía mantenerse encerrado nunca más. Ese amor que siempre había buscado la manera de presentarse, en cada sonrisa, en cada mirada. Ese era el sentimiento especial que no podían describir, que no sabían qué era. O, en realidad, siempre lo supieron.
No sabían qué pasaría, pero si de algo estaban seguros, era que si no sucedía eso, se arrepentirían toda su vida por no haber luchado por eso que tanto anhelaban.