Echizen Ryoma, ese es mi nombre, aunque en realidad todos me hablan únicamente por lo que se refiere al tenis, los amigos que tengo, únicamente se relacionan con ello, no hay nada más triste que conocer a alguien y no saber nada de este, mirarle y que no sepa más que lo que todo el mundo sabe “Es bueno jugando tenis”.
A decir verdad, por un momento pensé que él no era así, que era muy diferente a los demás, que veía en mi lo que la mayor parte de las personas no ve, pero mi brillante capitán sólo me ve como su sucesor, a quien va a dejarle su puesto de pilar.
-Conviértete en el pilar de Seigaku-
Intenté muchas veces decir que eso no era lo que yo quería, pero su mirada fría me hizo pensar que talvez estaba escondiendo su orgullo para decirme aquellas palabras, así que le prometí hacerlo.
Fuji es un poco diferente, a él ni le va ni le viene, para él todo es la nada, y la nada es todo, aunque ese todo tiene nombre, su nombre es “hermano”. Momo es… bueno, para que molestarme en decir como es, si sólo me presiona para que salgamos a jugar, me deja abandonado cuando ya me he cansado de jugar con él.
-A últimas fechas pareces muy distraído Echizen- Quisiera que no me dijera semejantes palabras, porque hace que quiera llorar en frente de los demás –Imagina capitán-.
Sabía mejor que nadie que eso no era lo que yo quería decir, y entonces pasó; Kaoru-sempai es un poco… bueno… serio, aunque extrañamente parece ser tímido, pero es amable conmigo. Ese día íbamos compitiendo para ver quien llegaba primero a la meta y una pelota fue lanzada, cuando Akutsu quería un duelo conmigo, solía ir a buscarme y hacer eso.
Todo pasó rápidamente, la pelota le dio un pequeño golpe a una caja de pelotas que estaba mal puesta, Kaoru no me dice nada con respecto al tenis, y evita buscarme para eso, aunque no tenga una razón especial, al menos quería agradecer ese simple hecho, y cómo él estaba cerca de las cajas cuando iban a caerse traté de detener la caída de las cajas con mi mano izquierda, por dentro me estaba muriendo, pero no me quedó de otra más que guardar silencio, y no decir nada.
-Echizen… ¿estás bien?- Si su mirada no se hubiera visto tan preocupada, le habría dicho la verdad, pero… -Si, no pasó nada- moví los dedos para disimular frente a él, tan sólo para considerarlo como mi único amigo real.
Cuando llegué a casa, cerré mi cuarto con llave, y Karupin bajó de la cama para acercarse a que lo acariciara, sin embargo, me quité la chamarra y la inflamación fue notoria, mi gato empezó a lamer mi mano para que ya no me doliera, se lo agradecí con todo el corazón, esperando que el dolor se fuera rápidamente.
-¡Ryoma…! ¡Ryoma…! ¡¿Vamos a jugar?!- Mi padre gritaba emocionado con lo que decía, pero no quise salir de mi cuarto diciéndole que al día siguiente tendría exámenes y quería estudiar, es una excusa que ni un tonto se creería, pero era el colmo, él si se la creyó, al menos me sirvió para quedarme solo.
Al día siguiente me fui a la escuela, y al llegar al salón, verdaderamente teníamos examen, de inglés, por eso no me preocupaba, por eso no me acordaba, y lo terminé perfectamente, me di la vuelta y salí a descansar.
Entonces llegó el momento de la verdad, tendríamos un partido de práctica y me tocaba un duelo con Kawamura-senpai, entonces, no podría jugar más que con mi mano derecha o arriesgarme a empeorar las cosas.
-No sea tan duro conmigo- ¿Para qué lo dije? Ya sabía que no me haría caso, y perdí el encuentro porque me negué a jugar con la izquierda.
-No vuelvas a menospreciar la habilidad de los demás-
Sus palabras me lastimaron profundamente, mi corazón no era correspondido, Tezuka buchou siempre sería serio, distante y frio conmigo, sin importar si la estaba pasando mal.
-Echizen… te espero después de la salida-
Kaidoh me dijo esas palabras, me sorprendió demasiado cuando las dijo que no supe contestarle en el momento, estaba tan consternado, que incluso le pregunté si me había dicho lo que yo había escuchado.
-No sueñes despierto, claro que te las he dicho- Se puso tímido ante aquel acto, y después volvió a ser el mismo de siempre.
Las horas de clase se pasaron rápidamente, las del entrenamiento más, me quedé sentado en una de las bancas, esperaría a que todos se fueran para saber lo que él quería de mí.
-Kaidoh-senpai ¿Qué es lo que deseaba decirme?- Sus manos tomaron mi brazo izquierdo y me contestó lo más rápido que pudo –No jugaste con este brazo el día de hoy- me puse nervioso por su comentario y le respondí –Quería saber hasta dónde podía llegar con sólo un brazo, eso es todo…- No contaba con lo siguiente, es decir, no contaba con que me apretara la muñeca justo donde me dolía –Tal como lo imaginé, en aquel momento… te lesionaste-
Me llevó en contra de mi voluntad a un hospital, donde me revisaron y me advirtieron que no debía jugar por 1 semana para recuperar mi mano naturalmente y no continuar lastimándome, estaba frustrado por eso, pero también agradecido porque me darían unas vacaciones.
-Echizen, tendrás un partido con Kaidoh- Pensé en obedecer al doctor, pero mi capitán me estaba ordenando que me enfrentara a mi superior, y no me quedaba más que aceptar el reto.
“¿Echizen… estas seguro de no contarle a nadie?” –Yo creo que…- y dije rápidamente –sí, estoy muy bien- Dadas las circunstancias habló fuerte y claro –Tezuka buchou, Echizen tiene un aspecto muy malo, cansado y enfermo, ¿no sería mejor dejarlo ir a descansar? Yo diría que unos 3 días- adoraba que me tuviera consideración y que sobre todo supiera mantener la calma demostrando lo capaz que es de contestar lo adecuado en momentos como este, en el que todos me acorralaban.
-No había notado que estaba cansado… termina este encuentro y después puedes ir a descansar, y ya que Kaidoh lo ha sugerido, sería buena opción para ti darte esos días- Después de todo, no funcionó como los dos esperábamos, pero… él si sabía que me pasaba y entonces me dijo casi en un susurro que sólo yo entendí –Por consideración a tu… ya sabes, no usaré ninguno de mis golpes especiales, que sea un juego limpio- ¡Alguien me había escuchado!
El set se llevaba con calma, estaba interesante este juego, no me la puso tan fácil o sería notorio, pero al final gané con sólo la derecha en un interesante “7-6”, los demás se sorprendieron mucho de vernos jugar así, y entonces el capitán volvió a acercarse a los dos diciéndonos –Me parece bien que midan sus habilidades, pero no lo hagan en épocas de torneos…- Su discurso no terminaría nunca, era doloroso para mi verlo tan distante, pero al final, no podía odiarlo, porque él era la persona que yo más amaba, y si tengo algo más que agregar, únicamente debo observarlo desde la distancia, aunque ni hoy ni nunca sepa “Como me siento en realidad”.