Ahora me encuentro aquí, en un sucio y pestilente bar, tomando cerveza hasta perder la conciencia de mi cabeza y dejarme a la deriva, sin ningún sentido es su sana capacidad y con una mente confusa y sin memoria ni conciencia de lo que me encuentro haciendo, algo que por cierto de sano no tiene nada, pero ese ha sido mi estilo de vida desde hace no mas de un mes.
Hundido en el alcohol, dispuesto a dejar mis sentidos tan entumecidos y vagos que ni recuerde que es eso a lo que llaman conciencia.
¿Pero, qué sentido tiene seguir adelante sin el? Sinceramente yo no encuentro la respuesta, mucho menos una razón lógica, además de que en mi estado ni siquiera soy capaz de pensar en alguna.
Supongo que para que entiendan de lo que hablo un alcohólico como yo debo remontarme un año y medio atrás.
Todo comenzó un dos de febrero, lo recuerdo muy bien, tal cual como si de ese día y ese momento, solo hubiesen pasado unos cuantos instantes, y como no lo recordaría si ese fue el día más feliz de mi vida.
Además de que cumplí dieciocho años, encontré al amor de mi vida, no, no lo encontré, solamente me di cuenta de que el era mi vida y que siempre estuvo ahí, la persona a la que amaba y me amaba, al igual que el ser con el que estaba destinado a estar el resto de mi existencia.
La persona que todo el tiempo estuvo justamente frente de mis ojos y nuca note que era la indicada, quien estaba predestinado a encontrarse a mi lado.
El que me lleno y sacio con sus emociones y sentimientos sinceros.
Sus ojos verdes y cabellos castaños eran la combinación mas hermosa que ante mis ojos se podría apreciar. Su sonrisa y mirada eran magnificas, simplemente embriagadoras... Lo que suena irónico para un ebrio como yo.
Todo marchaba tan bien, mi entorno y lo que me rodeaba al igual que él era amoroso, comprensivo, amable, cariñoso, apasionado y en sobre manera feliz.
El poder despertar a su lado y encontrarme con sus labios entre abiertos y ver sus ojos cerrados a causa del reposo y el sueño que se encontraba apoderado de su ser y su figura, sin duda todo era hermoso desde el hecho de que Makoto era lo primero que veía al despertar en la mañana y de igual manera era lo ultimo que veía al cerrar mis ojos por las noches.
Su espalda fuerte y tonificada, el resultado de unos músculos bien trabajados y sus brazos unidos a sus anchos y esbeltos hombros bien formados, fueron mi cobijo todas las noches de invierno que pasamos juntos, a su lado no existía ese malestar, sencillamente no había manera alguna de que muriese congelado acurrucado en su pecho, sintiendo su corazón latir al mismo ritmo y son que el mío, fundiéndose nuestros latidos en uno mismo, uno solo, una tonada romántica y única solo para nosotros dos.
La manera en que nos unimos para convertirnos en una fue a mi parecer perfecta, (como ya había mencionado antes fue el día de mi cumpleaños) sin apuros ni respuestas forzosas y dudosas.
+++++++++++++++Flash Back++++++++++++++++
Ya llevaba mas de un mes saliendo con Makoto, simple amistad era lo que nos rodeaba a los dos hasta ese momento.
Yo no estaba interesado en el amor en ese periodo de mi vida, a pesar de ser un romántico y sentimental hasta la medula, no era mi prioridad, amaba el amor, y lo recibiría con gusto el día que se me llegase a presentar, sin embargo todo cambio de dirección cuando se llegó el dos de febrero, porque también se dice que no hay tiempo que no se llegue ni plazo que no se cumpla.
Todo marchaba bien, era mi cumpleaños y ya tenia varias felicitaciones al igual que unos cuantos presentes por parte de mis amigos.
Pero llego él. Con un semblante serio y decidido.
–Rin, ¿Puedo hablar contigo? –se acerco el de ojos esmeraldas con toda seguridad, hasta cierto punto me dio un escalofrío al sentir su sobresaliente presencia.
–Claro, sobre que quieres hablar Makoto. Puedes decirme lo que desees.
Vi que tenia ambas manos atrás de su espalda, como si tratase de ocultar algo, pero una de sus grandes manos salio a rascar su nuca, ahora en un sentimiento de inseguridad o nerviosismo.
–Rin, antes que nada quiero que sepas que nunca mentiría con algo tan serio como esto, y mucho menos jugaría contigo.
–Ok, me estas asustando, ya dime de una vez que es lo que te pasa Makoto, te noto un tanto extraño.
–Rin... –hizo una pausa, que sentido tenia el solo decir mi nombre, ¿eso era lo importante de lo que teníamos que hablar, mi nombre? Pero todo se distorsiono dentro de mi mente cuando se inclinó para arrodillarse frente a mi y sacar a la vista de ambos lo que sujetaba con su otro brazo y tenia escondido tras de si –¿Quieres ser mi novio?
Me quede atónito, Makoto se me estaba declarando, a mi, a su amigo con el que llevaba un tiempo saliendo. No supe que responder, el ramo de rosas rojas que sostenía en sus manos, no me dejaba ver con claridad su hermoso rostro pero puedo asegurar que los dos bien nos podíamos haber metido en una competencia contra las rosas, que por cierto eran mas de treinta o eso es lo que me pareció, para ver quien de los tres ganaba el premio al rojo mas intenso, ya que nuestras caras y sobre todo, nuestras mejillas fueron embargadas por la vergüenza que se simplificaba en sangre hirviendo que se aglomeraba en esa zona de nuestro cuerpo.
– ¿Que quieres que sea qué?– fue lo único que formulo mi lengua.
–Quiero que seas mi novio, y así pueda pasar el resto de mis días contigo.
–Espera, ¿A caso eso es una propuesta de matrimonio? –genial, yo y mis preguntas estúpidas, pero me encontraba en shock, al menos no me desmaye de la impresión. Pero me vi interrumpido por su voz.
–Se que esto es muy repentino, pero es lo que siento y quiero, Rin... Te Amo ♥♥♥
Y fue cuando ya no lo soporte esas simples palabras unidas en una frase me hicieron darme cuenta que yo sentía lo mismo que el sentía por mi. –Makoto, yo... Yo también Te Amo ♥ –y sin mas me lance a sus brazos en busca de sus labios para poder besarlos, todo era amor, romanticismo y felicidad.
++++++++++++++++Fin del Blash Back++++++++++++++++
Pero como en todo cuento de hadas, los finales felices solo son historias contadas a la mitad o modificadas para parecer verdad.
No todo lo que brilla es oro. Y mi vida tomo un rumbo drástico y distinto.
Cuando por fin pude darme cuenta de que el era el motivo de mi existencia, me es arrebatada esa razón por la cual seguir viviendo. Un año y tres meses. Eso fue lo que duro mi historia de amor.