Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Blood Ties por Akai-chan

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola gente.

Este es el primer fic que escribo de Owari no seraph pero tengo otros como Atracción por lo prohibido de Uta no prince-sama, o El dolor y la muerte es todo un arte (que pronto cambiaré a Curse to Damnation).

Este capitulo es introductorio y mezcla mucha acción pero pronto habrá también mucho romance.

Espero que os guste y que podáis seguirme.

A pesar de estar en pleno día, el cielo permanecía nublado y ocultando los débiles rayos del sol que a duras penas intentaban filtrarse entre la densidad de las nublos, tan negros y lóbregos que resultaba imposible pensar que predecía algo bueno.

Había estado huyendo durante horas, corriendo sin cesar hasta perder el aliento entre las estrechas y abarrotadas calles de aquel pueblecito ante las atónitas miradas de la muchedumbre que circulaba.

Un joven, de cabellos oscuros color azabache y ojos verdosos, lloraba en una pequeña esquina al abrigo de la intensa lluvia que acababa de desatarse sobre el pueblo. Era un hueco tan pequeño que incluso su menudo cuerpo podía quedarse estrecho entre pared y pared. Permanecía con las piernas arropadas por los brazos, y el rostro hundido entre sus rodillas como si desease que nadie viese que estaba llorando con la rabia y la desolación de haber sido obligado a abandonar su hogar. Ahora que no le quedaba nada, ¿qué sería de él? ¿Acaso había sido condenado a tener una vida corta?

Maldecía para sí mismo su cruel destino que le había penado con una vida que dejaría en sus manos el futuro del mundo tal y como lo conocía, aunque por supuesto, era algo que él aun no sabía.

No fue casualidad que aquel día, una persona de mediana edad le tendiese una mano y le dijese en un susurro que todo estaría bien si le acompañaba. No le quedaba nada y sólo accedió sin pensar.

A partir de ahí sus recuerdos sólo habían recobrado su color, y un brillo que parecía que había perdido. Había sido guiado hasta un orfanato, donde llevaban a los niños olvidados o que habían perdido a sus padres, en su caso, se podría decir que habían sido las dos cosas. Muchos más niños en su misma situación, aparecieron rápidamente en el vestíbulo del edificio para darle una cálida bienvenida que enseguida rechazó.

Una nueva familia, si pensaban volver a abandonarle de aquella forma, no la necesitaba. Eso pensó pero la calidez que por primera vez había hallado, pudo más que su odio reprimido hacia su antigua vida. Esa… era la vida que tanto había estado deseando.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Yuu se había despertado cuando el sonido de alguien golpeando la puerta le molestó de su apacible sueño. Se removió en la cama tratando de volver a acomodarse entre las sábanas y seguir durmiendo quizá durante una media hora más. Sin embargo, la misma persona molesta que había estado llamando incesantemente a la puerta, ahora se había colado en el interior de la habitación y había saltado encima de su cama para despertarlo.

— Yuu!!!! Vamos, ya es hora de levantarse, llegarás tarde!!

 

Un chico de cabellos rubios y ojos azul celeste había comenzado a rodar sobre la cama de Yuu, tratando desesperadamente de que se levantase de una vez.

 

— ¿Hm?... Mika no… molestes… — ignoró todas sus acciones haciendo como que se había dormido de nuevo. —

 

— No te dejaré dormir, siempre llegas tarde — aventó las sábanas, logrando destapar al muchacho por completo.

 

Automáticamente, el contrario abrió los ojos como platos al mismo tiempo que se levantaba de la cama para agarrar la sabana y empezar a tirar de ella en su propia dirección a fin de volver a taparse.

 

— ¡Mikaaaa, maldito!  — al darse cuenta de que no le dejaría dormir en paz, simplemente decidió dejar de intentarlo. Se lanzó encima del otro con la intención de hacerle cosquillas como castigo por no dejarle seguir durmiendo.—

 

Mika se comenzó a reír de forma sonora entre que agarraba las manos del contrario para romper su acción malintencionada. Con un pequeño empujón, los dos acabaron cayendo contra el suelo, justo al lado de la cama. La espalda de Yuu chocó contra el duro suelo, emitiendo un leve gemido que hizo que dejasen de reír.

 

— Ahh! Yuu, ¿estás bien? — el rubio miraba preocupado al contrario corroborando que no se había hecho daño en algún sitio. La repentina risa del oji-verde le hizo suspirar relajado.—

 

Mika realmente no cambia, sigues siendo igual de amable que siempre.

 

— Y Yuu-chan sigue siendo igual de crío que siempre — susurró en voz baja, ligeramente molesto por preocuparse tontamente.—

 

­Al final, ambos se prepararon para salir del dormitorio e ir al desayuno. A pesar de que les dijeron explícitamente que no llegasen tarde el primer día, parecía que iban de camino de romper la primera regla.

 

Guren, se ocupó de darles una charla por llegar tarde. Él fue quien se encargó de darles un hogar cuando no tenían a donde ir. Habían estado dando vueltas en la vida, fueron tantas que su vida era una noria. Sin embargo, siempre agradeció haber conocido a su actual familia, es lo único que le había servido de consuelo para no tirarse por un puente. Yoichi, Shinoa, Kimizuki…. Todos estaban ahí a pesar de todo lo ocurrido. Quizás, el hecho de que ellos habían sufrido, unos más que otros, era lo que más los alentaba a seguir juntos. Era su nueva y única familia hoy por hoy.

Mika y Yuu, se unieron al resto donde desayunaban todos juntos. A esa hora, ya no quedaba nadie más a parte de ellos. Se habían reunido en una mesa grande de madera con el desayuno en una bandeja de plástico tipo bentou. Yuu miró el desayuno fijamente por un momento, pensando que no le gustaban las verduras. Mika pudo leer perfectamente en lo que estaba pensando y antes de que el de cabellos oscuros dijese una sola palabra, señaló el plato ajeno con el tenedor.

 

— Vamos Yuu, cómete las verduras.

 

 

— ¿Ehh?! ¡Pero no quiero comerme eso! ¡Mika ayúdame a comerlas! — Yuu arrastró el plato hacia la derecha, justo donde estaba sentado el rubio. —

 

Mika sabía de sobra que estaba intentando evadir comerse las verduras, pero no tenía pensado hacerle ese favor. El rubio pinchó un trozo de zanahoria con el tenedor y aprovechando la distracción del contrario, llevó aquel pedazo hasta los labios de Yuu. El pelinegro agarró rápidamente la muñeca del contrario, casi al mismo tiempo que echaba la cabeza hacia atrás.

 

— ¡No quiero!

 

— ¿Eh? Pero me dijiste que te ayudase a comerlo. Vamos sé un buen chico y abre la boca~

 

— ¡Que no quiero! ¡Mika idiota! — continuó oponiendo resistencia ante la insistencia del rubio, que no era poca—

 

Los demás ya acostumbrados a verlos así, continuaron comiendo a su bola como si no importase. Sólo cuando ya pasaron varios minutos e iban retrasados, Kimizuki les dio una llamada de atención

 

— Oye vosotros dos… ¡¿queréis dejar de jugar y alistaros ya?!

 

Ambos se quedaron paralizados al escuchar la voz de Kimizuki. Mika sosteniendo un tenedor con una zanahoria, y tapándole la nariz a Yuu, y éste agarrando la muñeca del rubio con el tenedor mientras le empujaba por el rostro para apartarlo. Tenían una divertida imagen.

 

Shinoa, quien en esos momentos sólo era una compañera más, se levantó de la mesa y se acercó a Yoichi para quedarse tras él apoyándose en su hombro. Al ser el más bajito, tenía el tamaño adecuado para ella.

 

— Ohhh puede ser puede ser… que ¿Kimizuki-kun esté celoso? No puede ser, ¡qué dilema! — por supuesto estaba actuando y todos los demás lo sabían —

 

— ¿Ah? ¿Qué narices estás diciendo? ¡Deja de inventarte las cosas! — el rostro de Kimizuki era todo un poema.—

 

Mitsuba colocó sus manos tapando su boca mientras miraba al chico con la falsa cara de sorpresa. Shinoa en esos momentos trataba de morderse los labios para no reírse.

 

— ¿Eh? No sabía que Kimizuki tenía esos pensamientos… Ahhh pero son dos chicos… Tranquilo, tenéis nuestro apoyo — al momento hizo un gesto de levantar el dedo pulgar como si diese su aprobación, y automáticamente Shinoa la imitó—

 

¡¿Pero quien se enamoraría de ese idiota?! — señaló despectivamente con el dedo a Yuichiro, quien lo miró frunciendo el ceño—

 

Yuu abrió la boca y se fue a inclinar para contestarle, pero repentinamente Mika le abrazó con fuerza, impidiéndole la acción de moverse.

 

— ¡Claro que no! ¡El amor de Yuu es solo mío! Kimizuki, es mejor que lo olvides, nunca te corresponderá — a pesar de que los demás lo tomaron a broma, Mika comentaba aquello con total seriedad sin soltar a su amigo de entre sus brazos —

 

¡¿Ehhhh?! ¡¿Tú también, Mika?! — la cara de Yuu se tornó ligeramente roja al verse entre la espada y la pared.—

 

¡¿Pero qué narices?! ¡Estáis todos locos! — el rostro del pelirosa tenía en esos momentos el mismo color que el de Yuu, realmente se estaban divirtiendo a su costa—

 

Cuando finalmente acabaron todos de desayunar, se dirigieron rápidamente en dirección a la clase. Shinoa fue la primera en entrar. Abrió la puerta despacio con la intención de no hacer ruido y se asomó por la ranura de la puerta para comprobar que no había peligro.

Guren estaba en la clase sentado en la mesa del profesor con los pies estirados a lo largo de la  mesa y echado cómodamente hacia atrás en la butaca. Una revista abierta cubría su rostro, como si se hubiese quedado dormido. Era algo común en él.

El grupillo empezó a atravesar la habitación de puntillas y ligeramente inclinados para no ser escuchados ni vistos. El resto de la clase los observaba extrañados al mismo tiempo que comentaban entre ellos. El grupo de Shinoa se detuvo en seco nada más escuchar la voz del durmiente Guren que en realidad no había caído víctima de morfeo en ningún momento.

 

— ¿Os habéis estado divirtiendo hasta ahora?  — se apartó la revista de la cara mientras se comenzaba a incorporar en el asiento —

 

Vaya, vaya…. Haha…  ¿ha sido tan obvio? — la chica del pelo morado se encogió de hombros con una risa falsa, como si evadiese el tema —

 

— No me digas, ¿de quién ha sido la culpa esta vez?

 

El moreno se puso en pie dejando la revista a un lado de la mesa. Vestía su típico atuendo de general, en color negro con detalles en rojo y dorado. Debía admitir que le sentaba como un guante. Siempre llevaba consigo una katana en la cadera izquierda.

Se acercó hasta Yuichiro y sin previo aviso le dio un golpe en la cabeza con el puño cerrado. El chico de ojos verdes soltó un quejido justo antes de despotricar contra el mayor.

 

— ¡¿QUÉ COÑO ESTÁS HACIENDO, GUREN-IMBECIL?!

 

— Oye oye, un respeto a tus mayores, mocoso. — le propinó otro golpe igual al anterior — Seguro que la culpa ha sido tuya. ¡Madura de una vez!

 

— Maldito Guren, ¿por qué todo tiene que ser culpa mía? — el chico frotó su cabeza con las manos, sintiendo su nuca dolorida del golpe—

 

— ¡Oye tú, no lo toques!

Enseguida el rubio saltó a escena agarrando al general por las solapas de la chaqueta, tironeando de las ropas a modo de protesta. El mayor agarró el brazo de Mika y lo barrió hasta que acabó descansando sobre el suelo. Emitió un leve quejido de dolor al golpearse la espalda al caer de improviso. Al momento Yuichiro reaccionó acercándose a Mika para ayudarle a levantarse sin dejar de bañar a Guren a base de insultos que ni siquiera les dio importancia.

 

— ¡Si ya han dejado de perder el tiempo, sentaros en vuestro sitio de una vez! — el mayor se pasó los dedos por sus oscuros cabellos, echándose el flequillo hacia atrás, acompañando la situación con un suspiro de pesadez—

 

Todos los demás dejaron de gruñir y acabaron por hacer caso a la orden. A pesar de que habían llegado tarde podían decir que tuvieron suerte de no haber escapado peor. Nada más tomar asiento en sus respectivos sitios, Mika y Yuu se colocaron los brazos por delante del pecho manteniendo el ceño fruncido. El enfado les duraría por varias horas.

 

Las lecciones como era costumbre, seguían resultando una pérdida de tiempo. Yuichiro enseguida se ponía nervioso cuando veía que la cosa avanzaba al paso de las tortugas. Sentía la necesidad de volverse más fuerte lo antes posible, no podía esperar más tiempo para matar a todos aquellos vampiros que destrozaron su vida y la de su actual familia.

La tarea de Guren de ese día fue dormir, o descansar la vista como en ciertas ocasiones se podía decir de manera fina, y por último irse  antes de tiempo a comer. ¡No podía ser más productivo!

 

El moreno de ojos verdes salió con los brazos cruzados por delante del pecho y el ceño aun fruncido. De vez en cuando despegaba el pico sólo para despotricar en contra de Guren y de la mierda de día que había tenido. Yoichi que caminaba a su lado, trataba de calmarle sin mucha suerte mientras que los demás iban a su bola bromeando los unos con los otros.

Como era la hora de descanso, decidieron ir todos juntos en dirección al otro edificio. Allí habían habitaciones disponibles que les permitía reunirse, era algo similar a las habitaciones de los clubes estudiantiles aunque en realidad no pertenecían a ninguno.

La voz de alarma saltó repentinamente, dando aviso de que había alguna irregularidad. Los altavoces comenzaron a emitir la orden de huir de la zona en dirección a una de las zonas seguras del campus. Enseguida comenzó a crearse el caos.

 

Una gran multitud de jóvenes corría en todas direcciones y a toda velocidad, víctimas del pánico. El grupo de chicos se quedó paralizado en el centro de todo aquello sin saber lo que estaba ocurriendo, y mucho menos, sin saber lo que debían hacer.

Shinoa como respectiva líder del grupo, señaló uno de los edificios al otro extremo para que todos se dirigiesen a la zona segura más cercana. La mirada perdida de Yuichiro se mantuvo fija en un equipo formado de cuatro soldados, totalmente equipados y en dirección contraria. Aquello era una señal de que algo gordo relacionado con vampiros estaba ocurriendo.

Haciendo caso omiso de las sugerencias de Shinoa, Yuu se lanzó a la carrera siguiendo al pequeño grupo que se dirigía en dirección al peligro. Él lo sabía, y eso le creaba una dulce emoción que sólo sentía cuando sabía que podía lucirse.

La voz de Mika le llamó a gritos pero él ignoró su llamada, centrando toda su atención en su nuevo objetivo.

Se echó a la carrera tras los sujetos pero manteniéndose a una distancia prudencial, como si le preocupase que fuese captado, pues sabía que le dirían que volviese.

Enseguida, un grupo comenzó a juntarse alrededor de la misma zona, como si algo importante estuviese a punto de suceder. Todos los combatientes estaban a la espera, y totalmente preparados. Yuu se mantuvo oculto por detrás de la pared de un edificio cercano, observando con detenimiento toda la escena. El roce sobre su espalda, le hizo emitir un leve grito justo antes de girarse para encontrarse cara a cara con Mika, quien le miraba con el ceño fruncido.

 

— ¡Yuu! ¡No puedes ir por ahí tu solo a tus anchas, los demás están preocupados por ti! — Yuu en respuesta, simplemente respiró con alivio—

 

— Mika por dios… Me diste un susto de muerte. Menos mal que sólo eres tú.

 

— ¿Ah? Tienes suerte de que los superiores no te hayan visto por aquí. Tendrías problemas si Guren se entera. — comentó al mismo tiempo que cruzaba sus brazos por delante del pecho—

 

— ¿Qué importa? Mika mira, aquí está ocurriendo algo extraño. Es imposible que no venga a meter las narices en esto.

 

— No digas tonterías, es una alerta. — ignorando los deseos de Yuu, el rubio tomó al contrario por el brazo y tiró de él para llevárselo a rastras si era necesario — Vámonos de aquí. Todos los demás nos están esperando.

 

Yuichiro tiró con fuerza del brazo, liberándose del agarre de Mika. Eran amigos y familia, pero eso no quería decir que pudiese decidir sobre lo que debía o no debía hacer. ¿Acaso ya había olvidado lo que ocurrió? Si así era, él aun no lo había olvidado. Sus ojos de color verde brillaban con un intenso color esmeralda cada vez que se decidía fervientemente por algo, y Mika, bien sabía que cuando Yuu decidía algo, era imposible hacerle cambiar de idea.

 

— No me voy a ir de aquí Mika. — susurró en voz lo bastante baja para que sólo ellos escuchasen la conversación — Esta es mi oportunidad de acabar con todos esos bastardos que mataron a nuestra familia…

 

El rubio acabó suspirando con resignación, como si se hubiese convencido, al menos en una parte. Inconscientemente acabó mostrándole una sosegada sonrisa que logró relajar el ambiente.

 

— Está bien, está bien. Nos quedaremos a esperar, pero nos iremos enseguida. Nada de peleas.

 

— ¿Eh? — se exaltó al momento, subiendo el tono inconscientemente — ¡Pero yo he venido aquí a luchar!

 

— ¿Pero qué locuras dices? ¡Si sales al campo de batalla podrías morir, Yuu-chan!

 

— ¿A quién le importa? ¡No permitiré que esas criaturas sigan vivas para matar a todos los que quiero!

 

Entre toda la discusión, un fuerte estruendo logró que ambos se quedasen callados. El suelo temblaba con cortos pero intensos temblores sísmicos, similares a un terremoto. Ambos jóvenes se miraron fijamente con la mirada perdida entre la confusión y el pánico. Los temblores se hacían cada vez más continuos y fuertes, fue entonces cuando se dieron cuenta de que algo se acercaba.

 

— ¡ATRÁS! ¡REGRESAD DE NUEVO! ¡ES PELIGROSO!

 

Una extraña voz de uno de los integrantes del equipo de soldados alertaba al resto del escuadrón. Todos permanecieron paralizados sin moverse, sin saber si debían alejarse o seguir las órdenes. Sin darles tiempo a pensar, el muro que separaba la pequeña ciudadela del exterior, se vino abajo con un fuerte estruendo, haciéndose escombros sobre algunos de los soldados que tuvieron la mala suerte de acabar sepultados debajo. 

 

Un par de vampiros de bajo nivel se habían colado en el interior, atravesando el muro como si estuviese hecho de papel. Ya se habían encontrado con esos seres en más de una ocasión. Eran débiles pero debido a su fuerza y tamaño podían resultar peligrosos si no sabes como combatirlos.

Todos los presentes decidieron meterse en la lucha, al menos los que habían quedado de la primera oleada.

Los dos jóvenes que se habían mantenido ocultos observando la escena, se mantuvieron escondidos hasta que Yuu se lanzó en dirección al peligro. Mika trató de detenerlo y de nuevo volvió a fallar.

 

— ¡Yuu-chan! ¡Espera! — sin quedarle otro remedio, tuvo que ir detrás de él en su busca —

 

El joven pelinegro siempre llevaba consigo una katana que Guren le había facilitado. Era una espada con un buen filo que era muy eficaz con aquellos seres de bajo nivel. Siempre pensó que todos y cada uno de los vampiros que se cruzasen en su camino, acabarían víctimas de su indeleble filo. (Nota: En esta parte de la historia, aún no había conseguido obtener un arma demoníaca).

Con la intención de lucirse, corrió en dirección a uno de los vampiros mientras desenvainaba su espada por el camino. Rápidamente detectó al monstruo más cercano y de un solo tajo, cortó al primero por la mitad, haciendo que éste se hiciese polvo en cuestión de segundos.

Tres más de esos seres dieron su entrada, y todos los presentes retrocedieron un par de pasos hacia atrás como medida de seguridad.

Uno de los vampiros de mayor tamaño, lanzó un golpe al azar que mandó a volar a un par de soldados que se encontraron en su camino. El ser soltó fuerte alarido, que les hizo estremecerse.

 

Repentinamente como caído del cielo, el capitán Guren apareció por la puerta grande embistiendo contra los vampiros de tal forma que de un solo golpe, todos los que habían, cayeron en el campo de batalla. Aquel ataque, logró que Yuichiro emitiese un fogoso brillo en sus ojos que decía “yo también quiero ese poder”. Pudo observar ante sus ojos, y sin que estos le engañasen, que de la espada emergió un extraño humo negro que nunca había visto.

Todos los presentes respiraron aliviados al ver que la alerta de peligro ya había pasado y enseguida se dispusieron a atender a los heridos.

 

Mika corrió en dirección al menor y justo cuando al fin lo alcanza le agarró con fuerza por el brazo, como si pensase que se  le volvería a escapar de igual forma que la arena se escurría entre sus dedos. Estaba muy molesto porque no le había hecho ningún caso cuando le sugirió que volviesen con los demás.

 

— ¡Yuu-chan! ¡Te has arriesgado demasiado! ¡Podías haber muerto!

 

Yuichiro no respondió a ninguna de sus regañinas pues sabía que en cierto modo tenía razón. Simplemente se limitó a sonreírle levemente justo antes de depositar su mano libre sobre la cabeza de Mika para despeinar sus rubios cabellos.

 

— Todo está bien, Mika. No me va a pasar nada.

 

El capitán se acercó hasta ambos jóvenes y antes de que el pelinegro se diese cuenta, le había dado un golpe con el puño en la cabeza. Bien era cierto que al capitán Guren no se le escapaba ninguna.

 

— ¡Estúpido! ¡¿Qué entiendes tú con la voz de alarma?! ¡Debí dejar que te liquidasen!

 

— ¿Ah? ¡Tal vez si no hubieras aparecido me habría ocupado yo solo de esos vampiros! ¡Aquí eres tú el que sobra, estúpido Guren!

 

— ¡Aquí tú eres el único estúpido, maldito mocoso!

 

Y de nuevo empezaron a discutir como dos críos. Viéndolos de aquella forma se parecían mucho. Para Yuichiro, Guren era también parte de su familia. Era la figura paterna o de hermano mayor que nunca tuvo. A pesar de que se trataban mutuamente así, ambos sabían que eran importantes el uno para el otro.

 

Un nuevo sonido sutil, hizo que el mayor se callase de repente. Era un sonido lejano que por momentos se podía escuchar más fuerte. Todos echaron la vista al cielo y desde lo lejos pudieron observar, que varios jets en color plateado, se dirigían directamente hacia la base.

La voz del general alertó a todos los presentes quienes se empezaron a poner de los nervios.

 

— ¡Vienen los vampiros! ¡Rápido, hay que volver!

 

Todos los presentes empezaron a correr en dirección contraria de donde venían los Jets, mientras que Yuu se quedó parado en seco en medio del camino. El rubio tiraba de él con fuerza, arrastrándolo consigo en la misma dirección que corrían las masas. Aquellos eran vampiros de nivel alto, y eso significaba que eran peligrosos.

 

El sonido de la alarma cambió a un tono distinto, como si el nivel de alerta hubiese cambiado a uno más alto. Emergieron de cada uno de los edificios, jóvenes que estudiaban allí y soldados que se mantenían a la espera de nuevas órdenes.

Entre medias del camino, los dos jóvenes se encontraron con los demás que les estuvieron esperando hasta su regreso.

 

— ¡Yuu-chan! ¡Por aquí! — Yoichi los llamaba lo más fuerte que podía entre aquel escándalo —

 

Ellos dos se encontraron con el grupo y antes de sacar conclusiones, corrieron hacia la salida subterránea situada al otro lado.

Los vampiros habían encontrado una de las bases de los humanos y se disponían a atacar con todas sus fuerzas. Aquello solo podía significar que se había desatado una nueva guerra entre humanos y vampiros, y que en ella se estaban jugando sus vidas.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Notas finales:

¿Os ha gustado el primer capítulo? Espero que si porque a mi me parece que está interesante. Informo que actualizo cada dos semanas por ahora ya que llevo otros fanfiction más.

Si queréis podéis seguirme por twitter (donde siempre informo de todas mis actualizaciones) en este enlace:

https://twitter.com/shizuo_hem14

Me podeis encontrar en Facebook con el nombre de Lauriel Byrne:

https://www.facebook.com/profile.php?id=100004776944987

Y… también podéis seguir todas mis historias en wattpad:

https://www.wattpad.com/user/LaurielByrne

Un saludito a todos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).