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Extraño Segundo amor por Kazumi Andy

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de Kuroko no Basuke pertenecen a Fujimaki Tadatoshi.

-          ¡Llegaremos tarde otra vez! – Exclamó un pelirrojo mientras corre por las escaleras, a ese ritmo en verdad se ganarían otra reprimenda de su profesor. – Por tu culpa.

 

-          ¿Te puedes calmar? La universidad no queda muy lejos. – Le sigue los pasos otro pelirrojo más bajo. – Aún queda tiempo para desayunar e irnos.

 

 

-          Si su alteza quiere comer, que lo haga, si llego tarde una vez más me sacaran del equipo de básquet. – Eso no estaba en los planes de Kagami, por lo que al llegar a la sala solo se despidió rápidamente de un pelimarrón y fue directo a su auto.

 

Masaomi Akashi, padre de Akashi Seijuuro y tío político de Kagami Taiga. La prima de Masaomi se había casado con Tora Kagami, el padre de Taiga. Esta falleció cuando el pelirrojo tuvo once años, por lo que solo se había quedado con su padre; pero por razones de trabajo Tora le pidió a Masaomi que acogiera a Taiga, de eso ya habían pasado cerca de cinco años. Las empresas Akashi y Kagami tenían una alianza muy bien reforzada, sus acciones ya se iban repartiendo entre los futuros herederos. Además, su relación fuera del ámbito laboral era muy amena, por lo que no dudó ni un momento en aceptar al pelirrojo.  

 

Con diecinueve años, Taiga y Seijuuro asistían a una de las mejores universidades de Tokyo, ambos estudiaban administración de empresas y entre otros cursos que les ayudaría, Kagami asistía a la estación de bomberos como voluntario cada que se le presentaba la oportunidad. Su relación con Seijuuro era algo complicada, a veces discutían, otras solo intercambiaban pocas palabras, no eran amigos ni enemigos, simplemente primos.

 

-          Buenos días padre. – Seijuuro fue hasta la mesa del comedor para terminar de acomodar su maletín.

 

-          Otra vez tarde. – se limitó a contestar. – Seijuuro, si puedes, dile a Taiga que llegaran dos nuevos empleados hoy, dentro de unas horas.

 

 

-          ¿Más? Creí que ya teníamos suficientes.

 

-          Tres renunciaron la semana pasada, no toleran mucho sus discusiones. – Masaomi claramente se acordaba de los gritos de los jóvenes a eso de las tres de la mañana. – En todo caso, espero que los reciban de la mejor manera, tienen casi su misma edad.

 

Akashi asintió y se despidió de su padre sin decir algo más. No tenía por qué interesarse en ese tipo de cosas con todos los problemas que aún llevaba consigo. Cuando salió a la cochera, prefirió usar su auto; notó que el de Kagami tampoco estaba. Suspiró. A pesar de encontrarse en la misma clase casi ni se hablaban o dirigían la mirada, ese día sería una excepción.

 

Ingresó al auto, encendió el motor y partió con dirección a la universidad.

 

Sería un día muy largo.

 

~~**~~

 

Entró sin decir nada. Como se esperaba, Akashi llegaría más tarde, de todos modos no tiene ganas de lidiar con él. Recordó lo que mencionó antes de comenzar la primera clase, no entiende la necesidad de colocar más empleados en su casa, con los que tenían actualmente bastaban y sobraban; aunque siendo realista, a veces si necesitaban algo de ayuda. Se preguntaba cómo serían los nuevos, no le dio  muchos datos o más bien, no escuchó del todo al correr a su asiento antes de que el profesor llegara.

 

-          ¿Kagami-san? – Levantó la mirada y se encontró con un castaño más bajo que él, sintió que ya lo ha visto en otro lado. – Mucho gusto, soy Furihata Kouki, muchas gracias por dejarme a mí y a mi hermano trabajar aquí.

 

 

-          Eh… sí. – pero ha sido mi tío quien nos ha dicho que ustedes llegaban hoy. –eso último era innecesario comentarlo. – ¿Dónde está…?

 

-          Mi hermano está en la segunda planta. Uno de los mayordomos le está explicando otras cosas. – Contestó con una pequeña sonrisa. – De nuevo, muchas gracias, si me disculpa debo retirarme a la cocina. – Furihata dio  una pequeña reverencia y se fue por una puerta a la derecha.  

 

Kagami solo se queda por un momento pensativo, de verdad parece que ya ha visto a ese chico antes, aunque no recuerde de dónde. Prefiere no darle más vueltas al asunto, empezó a subir por las escaleras, el rellano se había vuelto un poco más estrecho conforme pasaba el tiempo; debía decirle a su tío para que remodelaran. Cuando llegó al segundo piso, dio un sobresalto al ver que las luces se encendían. No tenían automáticas. Se acercó hasta su habitación y escuchó una puerta abrirse tras de él.

 

No había nadie. Se comenzó a asustar.

 

Lo más sensato en su mente era no ir a investigar en esa habitación; pero era la habitación de Akashi, si algo malo pasaba lo culparía a él de inmediato. Se acercó lentamente y empujó un poco más la puerta para poder entrar. Todo estaba tan ordenado como siempre, nada fuera de lo común.

 

-          Buenas tardes. – Soltó un grito no tan masculino cuando escuchó eso a su lado derecho. – Lamento las molestias.

 

-          N-no te preocupes. – logró mencionar. - ¿Quién eres tú? ¿Eres el hermano de… Furihata? – 

 

El de menor estatura asintió.

 

-          Kuroko Tetsuya. – hizo una reverencia y volvió a su posición original. Kagami solo se quedó mirándolo por un momento.

 

Era bajo y delgado, su cabello era color celeste y lo tenía como si acabara de levantarse, sus ojos eran del mismo color que su cabello, sentía que podía ver el océano en ellos. Llevaba puesto una camisa color blanca con un pantalón de chándal negro. En sus manos tenía un libro. Ahora que lo veía bien, no encontraba mucho parecido con el castaño que encontró momentos atrás.

 

-          Es Kagami-san ¿Cierto? – asintió. – Gracias, Kouki-kun y yo estamos agradecidos por este trabajo.

 

-          No hay de qué. – contestó, no sabía porque; pero quería mantener la charla con el menor. - ¿Qué hacías aquí?

 

 

-          Shika-san me mandó a limpiar los cuartos; pero primero tenía que depositar esto en la biblioteca; entré aquí por accidente. –

 

-          Entiendo, si quieres te puedo llevar a ella. –

 

Por un momento creyó ver una sonrisa en el rostro del peliceleste.

 

-          Gracias Kagami-san.

 

-          Así dile a mi padre; solo Kagami está bien. – notó cierta incomodidad en la expresión del menor. Se sintió dolido de alguna forma. – V-Vamos…

 

Kuroko no dijo nada después de eso; no tenía la intención de seguir conversando.

 

Mientras tanto Seijuuro acababa de estacionar su auto en su cochera trasera cuando notó que algo o alguien, caía entre los arbustos del lado izquierdo del jardín. Salió del auto y se acercó lentamente hasta toparse con una cabellera castaña que sobresalía entre el montón de lirios, podía decir que combinaba a la perfección. Analizó al chico que estaba frente suyo.

 

Compleción delgada, casi de la misma altura. Su cabello era castaño oscuro y sus ojos del mismo color aunque un poco más claros. Llevaba una camisa blanca, tres botones abiertos y un pantalón de color negro. Supuso que eran uno de los chicos que su padre había dicho que llegarían ese día. No sabía por qué aún lo seguía observando.

 

Kouki mostró una pequeña sonrisa.

 

-          Lo siento mucho Akashi-san. – Se disculpó. – Tropecé con una de las raíces y no detuve mi caída.

 

Kouki se levantó con algo de dificultad y limpió levemente su pantalón, agradeció que no se había ensuciado mucho con la tierra. Después salió del arbusto e hizo una reverencia.

 

-          Mucho gusto, soy Furihata Kouki, gracias por dejarnos trabajar en su hogar. – Comprobó que evidentemente, tenían casi la misma estatura, Akashi era mayor por unos tres centímetros.

 

-          ¿Te encuentras bien? – Fueron las únicas palabras que salieron de sus labios. Notó que el castaño tenía dificultad al dar un paso.

 

 

-          Sí, es solo un pequeño golpe, con su permiso debo terminar de limpiar. – Volvió a hacer una reverencia y conforme trataba de caminar con normalidad, su pierna derecha temblaba y una expresión de dolor se formaba en su rostro.

 

Akashi lo notó.

 

Colocó un brazo alrededor de su cadera y el brazo del castaño por sus hombros. Antes de que el otro reaccionara, ya estaban entrando a la mansión.

 

-          Gracias… - susurró Kouki con una sonrisa y un sonrojo notorio a los ojos del pelirrojo. Seijuuro sintió la necesidad de verlo así todo el tiempo.

 

Al llegar al salón principal, notó que Kagami ya había llegado. Escuchó su voz en la biblioteca, recostó a Kouki en uno de los sillones y en eso el pelirrojo mayor salía acompañado de un chico peliceleste, quien al ver al castaño, cambió totalmente su expresión.

 

-          ¡Kouki-kun! – exclamó Kuroko. - ¿Otra vez volviste a caerte? No ha pasado ni un día.

 

-          En la mañana solo tropecé, no me caí como esta vez. – Refutó Furihata mostrando un leve puchero con su labio inferior. Cosa que Seijuuro no pasó desapercibido. – Estaré bien Tetsuya, tranquilo.

 

 

-          Ojala, lo mismo dijiste la última vez y casi te llevamos al hospital. – Ambos chicos sonrieron por aquel recuerdo, olvidando que dos pelirrojos los miraban con curiosidad. Por más que los analizaban. No les encontraban un parecido alguno.

 

Tanto en cabello, ojos o rasgos faciales, eran completamente diferentes lo que les hacía dudar con respecto a su parentesco. Tal vez solo se trataban como hermanos, aunque su relación lucía muy estrecha. Para ese momento, la entrada principal se abrió mostrando al dueño de todo aquello.

 

-          Buenas tardes Taiga, Seijuuro, Kouki y Tetsuya. – Dijo con una expresión más tranquila. – Ya veo que se conocen, eso es bueno. – Una ligera sonrisa apareció en su rostro. – Taiga, Seijuuro, ellos, como ya deben de saber, son los nuevos empleados Kouki y Tetsuya, estarán viviendo y trabajando aquí. 

 

Los chicos se sobresaltaron cuando el mayor dijo la palabra “vivir”. ¿Lo decía en serio?

 

-          No me miren así por favor. – Lo mencionó más para el castaño y peliceleste. – No fue un pedido de su madre, yo mismo le ofrecí esa propuesta, además, sus cosas estarán llegando mañana temprano. A parte de otras que les servirá cuando vayan a la universidad.

 

-          ¿E-En serio? Pero esto…

 

 

-          Akashi-sama nosotros no podemos aceptar eso. – Kuroko tomó la palabra. – Nosotros solo solicitamos en empleo, nunca pedimos-

 

-          Lo sé; pero su madre era una gran amiga de Shiori, creo que ella hubiera querido esto después de ver todo el esfuerzo que han hecho estos años. – Volvió a sonreír. – Su cuarto está en el segundo piso, espero no les incomode; sus clases son en las tardes y pueden descansar los fines de semana.

 

Kuroko y Furihata no sabían que decir, estaban realmente sorprendidos. Lo único que hicieron dos semanas atrás fue solicitar el empleo mediante una recomendación de su madre, nunca esperaron llegar hasta ese punto. De alguna manera, sintieron que un gran peso bajaba de sus hombros para darles la oportunidad de darse un respiro. Las cosas no habían estado muy bien en sus vidas, aquel giro, fue lo mejor que les pudo haber pasado.

 

-          ¡Muchas gracias Akashi-sama! – Tanto Kagami como Seijuuro se quedaron observando la sonrisa de ambos chicos, mostraban una sinceridad e inocencia que no se veía en cualquier parte. Como necesitaban una cámara.

 

-          Perfecto, me alegra que aceptara… Taiga, Seijuuro cierren la boca. – Masaomi volvió a su expresión seria. – Espero se sientan cómodos, si tienen algún inconveniente infórmenlo por favor.

 

 

Asintieron y Masaomi se fue en dirección a su estudio con la idea de mantenerlos vigilados un poco más, parece que tendría problemas controlando a ambos pelirrojos con la llegada de ambos jóvenes a la mansión.

 

-          Vamos Kouki-kun, te pondré una pomada y descansarás por hoy. – Mencionó Kuroko.

 

-          De eso nada, estaré bien Tetsuya, no es para que me sobreprotejas. – Contestó el castaño. – Ya voy a tener dieciocho años…

 

-          Pero te sigues comportando como un niño. – Suspiró, no tenía ánimos de seguir con esa ridícula discusión. – Mañana podrás hacer lo demás.

 

-          Mañana es sábado genio. –

 

-          A eso me refiero. – Kouki soltó  una carcajada, a veces Kuroko jugaba muy bien con él en esos casos. – Por favor Kouki-kun.

 

El castaño solo lanza un suspiro como última respuesta y asiente. Kuroko lo ayuda a levantarse; el peliceleste es más bajo que él, por lo que le sería complicado llevarlo un piso más arribas. La mirada ojiazul pasa directamente al pelirrojo mayor.

 

-          Kagami-san disculpe las molestias y el atrevimiento; pero ¿Podría ayudarme a llevar a Kouki-kun a nuestro cuarto? – El pelirrojo se sorprende; mas asiente al ver el rostro de Kuroko, en verdad estaba preocupado.

 

-          Seguro. – contesta. – Sube Furi.

 

Aquel diminutivo no pasa desapercibido por ninguno; Furihata no muestra molestia alguna por ese apodo, más bien sonríe y agradece mientras se recarga en la espalda de Kagami. Kuroko vuelve a agradecer por la ayuda dada. Mientras que Akashi solo se limita a acompañarlos en silencio. No entiende porque ha sentido decepción al no ser de mucha ayuda. A parte de la molestia por haber notado el leve sonrojo en el rostro del castaño.

 

-          Así que ¿Realmente son hermanos? – preguntó Kagami para tratar de calmar ese ambiente algo tenso. – Porque no tienen un gran parecido.

 

-          … - Ninguno contestó. Kuroko sigue con su inexpresión, mientras que Furihata solo se ha limitado a cerrar los ojos. Es un secreto que ambos comparten, aún no están listos para decir algo respecto a eso. – Kuroko es más parecido a nuestra madre y a nuestro padre. –

 

 

El peliceleste asintió mientras abría la puerta de su nueva habitación. Se quedan sorprendidos. Había un camarote del lado izquierdo, una ventana con vista al jardín. El escritorio estaba del lado opuesto al camarote y hay otra puerta junto a este, suponen que es el baño. Un armario muy amplio y una mesa de noche apegada al escritorio. Las mantas eran color canela y había una laptop  en cada cama.

 

-          Es…

 

-          Perfecto… - Furihata bajó de la espalda del pelirrojo e ingresaron ambos con cierto temor. - ¡Pido la cama de arriba!

 

A penas mencionó eso, ya estaba tratando de subir aunque su tobillo le siguiera doliendo. Kuroko reaccionó segundos más tarde antes de también ir contra él. A ambos pelirrojos les sorprendía aquella reacción por parte de los otros dos, era como ver a un par de niños. Kagami se sonrojó un poco al ver que también se tocaban sin pudor alguno, como si lo hicieran apropósito. Akashi solo se mantenía como observador, en realidad no sabía que hacer o decir.

 

-          ¡Gané! – declaró el castaño con una sonrisa. A pesar de tener media camisa fuera y estar más despeinado de lo normal. Seijuuro cerró los ojos.

 

-          Solo te lo dejé fácil porque estás mal. – contestó Kuroko. – Bueno. – Suspiró y se acomodó su traje antes de volverse a encarar a los mayores. – Kagami-san, Akashi-san, bajaré dentro de un rato a hacer lo que falta, si me disculpan tengo que atender a mi hermano.

 

-          ¿Soy yo o nos está echando? – Pensó Kagami al ver la seriedad en los orbes azules. – E-Entendido.

 

-          Si gustas yo puedo cuidar de Kouki mientras tú sigues con los labores, Tetsuya. – Tanto el peliceleste como el castaño se sobresaltaron de sobremanera, nadie antes, a parte de su madre, les había llamado por sus nombres. Kagami también se mantuvo sorprendido por lo que dijo Seijuuro.

 

Kuroko negó al momento de que la sorpresa pasara.

 

-          Lo siento… Akashi-san; pero no estaría bien, gracias de nuevo y les pediría que por favor se retiraran. – Literalmente, Kuroko empujó a los pelirrojos fuera de la habitación. Cerrando de un portazo segundos después.  -  Te dejo a ti con Akashi-san, creo que Kagami-san me cae mucho mejor.

 

Kouki estaba sentado al borde de la cama cuando pasó todo eso. Podía notar cierta molestia en los ojos de su hermano. Suspiró, a veces Kuroko en verdad era algo sobreprotector en ese aspecto, hasta el punto de olvidarse a quien se dirigía.

 

-          Sabes que no tienes que molestarte por eso ¿No? – declaró el castaño. No le incomodaba mucho ser llamado por su nombre de pila. -  Es solo la actitud de Akashi-san…

 

-          No lo conoces.

 

-          ¿Es el chico que mencionaste aquella vez en secundaria? Me sorprenda que no se acuerde de ti.  –

 

-          Kagami-san tampoco parece recordar que te conoció. – Furihata volvió a reír, quería ver cuánto tardaban esos dos en reconocerlos.

 

Kuroko había sido inscrito en Teiko cuando cursaba su último año en secundaria, solo había tratado con Akashi unas pocas veces en los pasillos o cuando este último pasaba por la biblioteca. Después, la relación que tenían dentro de su equipo de básquet era diferente, solo era eso, compañeros de equipo. En ese tiempo logró conocer la otra faceta del pelirrojo, una que esperaba no volver a ver. Mientras que en el caso de Kouki, había estado un año estudiando en la misma escuela que Kagami; pero debido a una serie de incidentes, el castaño cambió de escuela a mitad de año; al mismo tiempo que pasaba a vivir con Kuroko. Su relación con Kagami tampoco era muy estrecha, uno que otro saludo y un intercambio de palabras si era necesario.

 

Su sorpresa fue grande cuando vio que se trataban de las mismas personas que ellos habían conocido; pero decidieron no decirles nada. Por ese momento prefirieron solamente guardar las apariencias, además, no era como si estuvieran interesados en ellos o algo así. Lo más importante era trabajar y estudiar, nada más.

 

-          ¿Ya te inscribiste en algún taller? – preguntó Kuroko. – Sabes que los créditos serán necesarios este curso.

 

-          Lo sé; decidí apuntarme en Escritura narrativa, me llamó la atención. – Kuroko lo miró interrogante esperando más detalles. – Había entre ese o dramático y lírico, preferí narrativo ¿Tienes algo en contra?

 

 

-          Nada, lo siento. Ahora baja con cuidado para ayudarte con ese tobillo Kouki-kun. –

 

El castaño asintió mientras el otro lo ayudaba, sería muy entretenido todo lo que estaba por pasarles desde ese momento, contando el hecho de haber conocido a ese par de pelirrojos que aún seguían detrás de la puerta sin poder oír nada, solo sorprendidos por la reacción que tuvo el peliceleste. Había sido algo inesperado en todo caso.

 

-          Interesante. – dijo Akashi con una leve sonrisa. – Avísame cuando esté la cena.

 

-          Como quieras. – Kagami fue en dirección contraria.

 

Para estos primos y hermanos, las cosas estaban por cambiar muy pronto, tanto en su entorno como en sus propios sentimientos. Y los únicos responsables serían los jóvenes que estaban en el lado contrario de esa puerta.

 

~~**~~

 

Kouki se había despertado a las dos de la mañana.

 

Un vaso de agua se había interpuesto entre él y su sueño, para su suerte, su tobillo ya no le dolía tanto por lo que pudo bajar si dificultad, vio innecesario despertar al peliceleste. Después de todo, ese día había hecho los labores de los dos para compensar el incidente de la tarde.

 

Ahora bien, no recordaba por donde quedaba exactamente su habitación. Tenía un vaso en la mano y trataba de hallar el camino correcto, solo sabía que estaba en el segundo piso; pero le costaba encontrar el pasillo correcto en la oscuridad. Era más fácil al momento de bajar, caminó un par de pasos cuando una puerta se abrió frente a él. Se sobresaltó; pero logró que el vaso no se cayera de su mano. 

 

-          ¿Kouki? – Era Seijuuro.

 

-          Lo siento Akashi-san ¿Lo desperté? – preguntó. – Fui por un vaso de agua; pero no recuerdo donde estaba la habitación, aunque esto pasa siempre, recuerdo que de pequeño solía perderme mucho. – Kouki se sorprende a sí mismo al notar todo lo que ha dicho. Tenía esa mala costumbre de hablar de forma rápida cuando estaba nervioso.

 

Seijuuro solo atina a reír levemente al notar lo exaltado que parecía estar el castaño. Le provocaba cierta gracia ver las reacciones del otro. No sabe por qué; pero no necesita comprenderlo.

 

-          Tranquilo Kouki, no me despertaste. – respondió. – Según recuerdo debías de ir a la izquierda, no a la derecha; por eso debiste terminar aquí.

 

-          Oh vaya, soy un idiota. – suspiró y acomodó un poco el flequillo que le cubría la frente. – Gracias Akashi-san, lamento las molestias de todas formas. 

 

-          No te preocupes; por cierto ¿Cómo está tu tobillo? –

 

-          Mucho mejor, Tetsuya me untó una crema y me colocó un pequeño vendaje, aunque creo que exageró con eso último. – vuelve a soltar una pequeña risa recordando todas las veces que el peliceleste ha sido más como una madre que como su hermano.

 

El pelirrojo logra notar la pequeña sonrisa de Furihata a pesar de la oscuridad.

 

-          Disculpa que vuelva a preguntar; pero… ¿Ustedes realmente son hermanos? – Kouki se ha tensado por esa pregunta, esperaba que no tuvieran que tocar el tema nuevamente.

 

-          L-Lo siento Akashi-san, debo irme, mañana Tetsuya y yo tenemos mucho que hacer. Descanse. – Media vuelta, y va con rumbo a su habitación dejando a un Akashi completamente sorprendido, ha ignorado la pregunta. Sabe que es malo indagar en cosas que no le convienen; pero algo le hace interesarse mucho por Kouki, más de lo que debería.

 

Por su parte, Kouki no sabe cómo sentirse al respecto. El secreto que comparten Kuroko y él ha sido siempre de ellos, ignorando a la madre del peliceleste. Los demás, no saben nada de eso. Se detuvo y recordó que dentro de poco se cumplirían siete años desde que pasó el accidente. No ha tenido el valor suficiente, pueden llamarlo cobarde o como quieran; pero no cambiaría su decisión. Kuroko lo ha ayudado muchas veces; pero aún no es capaz de ir y afrontarlo, simplemente no puede.

 

También tiene presente que tanto Kagami como Akashi seguro continuarían con las preguntas con respecto a los lazos que tenía con el peliceleste; pero ya tendría tiempo de inventar más excusas, de momento solo continuaría como siempre hasta que, de algún modo, se descubriera la verdad.

 

Esperaba que ese día jamás llegara.

 

~~**~~

 

-          Vas a llegar tarde. – mencionó Kuroko mientras terminaba de acomodarse su camiseta. – Recuerda que esta vez no podré acompañarte.

 

-          Tranquilo, aún tengo tiempo antes de mi primera clase, el profesor suele llegar más tarde de lo normal. – Kouki sigue frente a su laptop terminando una tarea de Escritura narrativa.

 

Para sorpresa de ambos, han pasado cuatro meses desde que empezaron a trabajar en la mansión de Akashi Masaomi. Por sus mismos estudios y trabajo de fin de semana, son pocas las veces que encaran a los pelirrojos por lo que se ahorran situaciones incomodas como lo que pasó semana atrás cuando por “accidente” Kagami había entrado a su habitación sin permiso encontrando a un Kuroko semidesnudo, desde ese momento pusieron un pequeño cartel en la puerta. Además de que Kouki notaba que el peliceleste se sonrojaba cada vez que hacía mención al nombre de Kagami. Incluso parecía distraerse. De vez en cuando pasaban a visitar a su madre; pero ella insistía en que no tenían que preocuparse y si los volvía a ver por ahí los iba a botar.

 

-          Entonces adiós, ten cuidado al regresar por favor. – Kuroko cerró la puerta tras de sí y el castaño se relajó un poco. Con su habitación en silencio podría terminar de escribir el relato que tenía pendiente. Solo 2300 palabras más y tenía quince minutos. Debía apurarse.

 

Elegir una carrera como Lingüística era algo que realmente le animaba a continuar, no había destacado mucho desde un principio; pero le llamaba la atención, al punto de esforzarse y dar todo de sí en cada clase. No iba a negar que tenía sus bajas, demasiadas; pero también tuvo esos momentos donde una sonrisa y una felicitación se hacían presentes. La pantalla del ordenador estaba llena de párrafos y unos pocos guiones que resaltaban como diálogos, no encontraba la manera de seguir. Un bloqueo de último momento nunca significaba algo bueno.

 

Como escribir sobre el amor cuando no sabes lo que eso conlleva.

 

Había tenido en total tres, relaciones en su vida, terminaron igual de mal; aunque una más que la otra. Su primera novia se fue a otro país, lo intentaron a distancia; pero como siempre, no resultó. La segunda duró más que la primera; pero el resultado fue peor. Y la última...prefiere no recordarlo si está a punto de la escribir la escena más emotiva de todo el relato. Se frotó los ojos un par de veces y resopla creyendo que la respuesta está en el techo de su habitación. No se imagina nada, no puede. Decide enjuagarse un poco el rostro antes de que sus neuronas terminen por incendiarse, solo eran unas palabras más, solo unas más.

 

Akashi ve la puerta entreabierta y decidió entrar, fue más un impulso que un pensamiento racional teniendo en claro la opinión que le daba el peliceleste con eso de entrar sin permiso. No encontró a nadie para su suerte; pero sí un documento abierto en una laptop sobre el escritorio. Sabía que no era correcto hacer ese tipo de cosas; pero no le haría daño a nadie, o eso esperaba.

 

“… - Me gustas y no te estoy obligando a aceptarlo, solamente te lo digo. – Confesó sin alguna expresión en su rostro. Solo con esa sonrisa torcida que tanto odiaba. – Tomarnos de la mano o algo parecido no es de mi agrado y creo que del tuyo tampoco ¿Te parece si hacemos algo diferente? Como uno que otro insulto y una mirada de desprecio. –

 

Si había algo que odiaba más que su sonrisa, era el sarcasmo que creía tener al momento de hablarle…”

 

-          ¿Akashi-san? – La voz del castaño lo interrumpió. Notó que este lo miraba primero a él, luego al documento y otra vez a él. Bajó la mirada. - ¿Q-Qué le pareció?

Se sorprendió, esperaba algún reclamo; pero Kouki parecía solo querer una opinión.

 

-          Solo leí un fragmento, me parece… interesante… - Kouki cerró aún más los ojos. Estaba errado en todo.

 

-          Lo imaginaba. – Resopló y volvió a sentarse colocando sus manos en el teclado. – Gracias; pero un “interesante” no es lo que busco realmente.

 

Kouki sabía que Akashi solo había tratado de ser amable; pero eso no le bastaba. Necesitaba algo más, algo que realmente impactara no solo de esa forma. Se sentía decepcionado de todo y lo peor era que no sabía la verdadera razón como para sentirse así. Volvió a colocar sus manos en la silla. Tendría que terminar el relato en clase.

 

-          Lo siento. – Murmuró por lo bajo, viendo que el otro no respondía decidió continuar. – No quise contestar así, de nuevo lo siento; pero… es frustrante… – Sintió una  mano en su cabellera, como si fuera caricia, una caricia que ardía como el infierno.

 

-          Sé lo que es la frustración Kouki. – comentó el pelirrojo. – No tienes por qué sentirte así. Está interesante porque llamó mi atención, solo debes explotar un poco más el talento que tienes oculto.

 

El castaño levantó la mirada. ¿Desde cuándo Akashi se veía tan bien? Sus facciones, su cabello rojo, sus ojos, todo en él le parecía una escultura moldeada para sobresalir entre los mortales. Se sonrojó fuertemente, debía dejar de leer tantas cosas y volver al mundo real. No podía tener ese tipo de pensamientos ¿O sí? Ya se había dado ese lujo semanas atrás, cuando por accidente ambos terminaron mojados por la manguera del jardín. Desistió de sus pensamientos.

 

-          Yo… gracias. – Sonrió y se levantó de su asiento. Sin querer tomó la mano del pelirrojo entre las suyas.

 

Esta acción sorprendió a ambos; pero no evitó a que se separaran. Más bien, Akashi rodeo la cadera del castaño y lo atrajo contra sí. Kouki no hizo movimiento alguno para oponerse, sentía la cercanía del otro tan cálida que quiso quedarse así más tiempo. Era la primera vez que de verdad sentía eso, el frío y el calor combinados al mismo tiempo en un solo cuerpo.

 

Realmente no sabía que era Akashi Seijuuro para él, un amigo tal vez o quizás no, no lo sabía; pero quería averiguarlo. Sería tonto decir que se estaba comenzando a enamorar, aunque era un poco cliché si contaba el tiempo que se venían conociendo; pero una persona como él era de caer fácilmente en las telas del amor, y le costaba mucho salir. Trató de ignorar esos pensamientos, solo trabajaba ahí, pronto se iría con Kuroko a algún otro departamento. Nada más era cuestión de tiempo. El agarre se hizo más fuerte y sintió que ya tenía la escena perfecta de su relato.

 

Para Seijuuro tampoco era fácil. Sí, se había enamorado del castaño en ese tiempo. Sus expresiones, todas las facetas que mostraba y todo él le habían dado directo a su persona. No podía definir bien en qué momento se dio eso; pero no le importaba en absoluto. Tampoco a su otra personalidad. Esperaba el momento para ser él mismo quien estuviera con Kouki y mostrarle algo más que un abrazo. Pero tenía que esperar, solo un poco más.

 

Esa sensación cálida que le era brindada, la respiración acompasada que sentía en su pecho, las hebras castañas que le provocaban una sonrisa contra su barbilla. Kouki. El amor es tan desgraciado cuando no puedes decirlo que realmente sientes. Movería un poco más rápido las cartas, mientras más pronto pudiera estar tan cerca del castaño, mucho mejor sería y no tendría más dudas o problemas cuando eso pasara. Ya no los habría.

 

Ambos soltaron un suspiro, el otro no lo escuchó. Seijuuro iba pensando y relajándose poco a poco por tener a Kouki entre sus brazos; mientras que el otro solo buscaba una buena excusa que tendría que decir en la universidad al recordar que llegaría más tarde de lo que pudo prevenir. Me gusta; pero es algo irracional.

 

Mientras tanto, Kuroko iba bajando apresurado. Se aseguró de recordar la lista de pendientes que tenía, ya había hecho todos los labores en la casa por lo que no había problema en ese punto; pero lo que había olvidado era estudiar para su examen de inglés. Paró en seco cuando se dio cuenta de eso, no podía reprobar, su beca estaba en juego a causa de esa calificación. No se dio cuenta que cierta persona lo observaba curioso. Kagami solo sonrió de lado, por fin podía tener un poco de tiempo con el peliceleste.

 

-          Hey, Kuroko ¿Cómo te va? – preguntó acercándose. No obtuvo respuesta. - ¿Estás bien?

 

-          ¿Eh? Sí, sí Kagami…-kun. – Kagami sonrió cuando notó que el menor lo llamó así, estaba progresando poco a poco. – Olvidé estudiar mi clase de inglés y trataré de repasar en el camino.

 

 

-          Es peligroso  si vas leyendo un libro sin mirar el camino, si quieres yo puedo llevarte y te enseño un poco. – sugirió como quien quiere la cosa. – Estuve un tiempo en Estados Unidos, creo que eso bastaría para ayudarte un poco.

 

-          ¿De verdad? – Kuroko notó como Kagami asentía y sin querer sonrió. – Eres muy amable Kagami-kun, gracias.

 

Su rostro y su cabello competían para ver cuál era el más rojo en aquel momento. Asintió nuevamente y guio a Kuroko hasta el estacionamiento. No sabe muy bien porque su reacción al ver las pocas expresiones que el menor podía mostrarle, netamente, habían pasado cuatro meses y seguía sin entenderlo. Cada vez que pensaba en el peliceleste, sonreía sin querer o sentía la necesidad de buscarlo y verlo aunque sea por diez segundo. Desde que había llegado, hasta las pocas veces que lograron charlar; descubriendo que tenían mucho en común, se dio cuenta que sentía algo más allá de una amistad.

 

Podía suponer que era poco tiempo para llegar a tales conclusiones; pero no era idiota, no tanto, sabía que para tener esas reacciones debía de ser por algo. Al punto de preguntarse si era en verdad lo que sentía o, principalmente, si Kuroko correspondía sus sentimientos. Dejaría pasar un poco más de tiempo, tal vez salir un poco más con él. Poder llamarse “amigos” antes de “enamorados” o algo parecido. Sí, solo debía dejar que las cosas siguieran con calma.

 

Aunque por otro lado, Kuroko también tenía sus dudas con respecto a Kagami. Iba escuchando todo lo que el pelirrojo le explicaba con respecto a los verbos en futuro; pero su mente estaba divagando en otros pensamientos. Técnicamente él era solo un empleado más, no sabía si podía definir ser amigo de Kagami Taiga, tal vez sí de Akashi; pero esa era otra historia. Tenía que concentrarse solo en un pelirrojo. Aquel que venía conduciendo y siendo causante de sus distracciones.

 

En tan solo cuatro meses, cosas cambiaron. Kouki y él tenían su propio mundo, uno al cual casi nadie podía entrar, o más bien no los dejaban. Desde sus problemas en preparatoria, hasta todo lo que vino después; se les fue difícil tratar de mantener una amistad más allá de sus personas. Les era complicado, su madre también se preocupaba por ellos; pero solo los dejaba ser sabiendo que era lo mejor. No iba a forzar nada. Ahora bien, esos dos chicos aparecieron de repente invadiendo cualquier espacio que trataran de ocultar de su ser. Era tan extraño y a la vez tan distante. Kuroko quería comprender esos sentimientos, sentía la necesidad de saber por qué pensaba en esa persona, y no de la forma más decente.

 

Porque sí, incluso una persona como Kuroko sufría de esos sueños húmedos que lo hacían escaparse al baño y esconder el problema que lo molestaba de vez en cuando en las mañanas. Imaginarse al pelirrojo sobre él, desnudos. Sí. Eso había pasado por su mente más de una vez. Tantas situaciones, escenarios, siendo ellos lo protagonistas. Kuroko sentía que podía darle mucho material a Kouki para que escribiera sus narraciones. A veces escuchaba sus propias palabras, repetía sus sueños, pensamientos y todos los hacía querer golpearse contra una pared o tirarse desde el último piso de la mansión.

 

Aclararse era el primer paso; pero era complicado. Y una mierda, realmente se sentía frustrado por tener que repetir la misma historia. El amor era una mierda, en todo sentido de la palabra. Caer en la misma trampa siempre sería insoportable. Le había pasado en la preparatoria, se hundió, lamentó; pero logró salir por su cuenta, y claro que con Kouki y su madre de apoyo; sin embargo, no juró venganza o algo como no enamorarse nunca más, simplemente quería que pasara más tiempo antes de cambiar de libro; porque dar vuelta a la página ya era muy repetitivo.

 

 Y no fue el único, Kouki también tiene su historia; pero eso era otro punto. Uno que el castaño odiaba recordar, aunque sea demostró verse más fuerte que sí mismo. Era una de las pocas cosas que envidiaba al castaño. Aun así, no podía lamentarse, todo pasaba por algo. Miró de rabillo a la calle, todo se notaba tan tranquilo, esperaba que Kouki no llegara tarde, esperaba que ese día no hubiera problemas, esperaba de mil maneras encontrar algo para odiar a Kagami en vez de sonreír como idiota cada vez que este hacía cosas como esas por él.

 

Habiendo llegando a la universidad, asintió a lo último que Kagami le decía. Cualquier cosa que fuese no le prestó atención. Hizo el ademán de bajar; pero la mano del pelirrojo sobre la suya lo detuvo. Sintió un roce en su mejilla y después notó el rostro del mayor alejarse. El sonrojo era de esperarse. Una despedida rápida, un agradecimiento y salió rápidamente del auto. Se alejó sin voltear, una mano llegó hasta el lugar donde Kagami le había dado el beso. Suspiró.

 

El amor de verdad era una mierda. 

Notas finales:

Llevo teniendo esto en mi cabeza, si no lo escribía iba a explotar </3 No sé preocupen, tendrá de dos a tres capítulos y ya xD osea que el próximo tal vez terminé. 

No sabía si ponerlo como un Two-shot porque ni idea si saldrá para un tercer capítulo, ya veré y después cambio el resumen <3 Espero les guste. Son mis dos parejas favoritas, mis OTP forever <3 

Además, esto es como un pequeño regalo para Akai-chan, linda sé que tu cumpleaños era el 27; pero no me dio tiempo de subirlo o acabar la primera parte *cries* Más tardar el martes subo el segundo cap <3 Espero te guste~ 

Y para mis otros fics mañana actualizo "¿Y si...?" Con un MidoTaka zukhulento 7u7 Y el miércoles "365 días para el amor" Jueves "Después de un siglo la palabra amor" y el sábado"Amor en altamar". 

Esto es raro porque literalmente esta semana encontrarán puros fanfics míos rondando por aquí x'D pero ya debo actualizar. Mis dramas son los mismos, el tiempo lo saco de no sé donde para cumplir con todo lo que debo, administrando varias páginas de ships y esto... es algo complicado; pero debo cumplir a lo que me comprometo, eso lo tengo presente <3 Además, me gusta, no lo negaré, me gusta estar detrás de la pantalla sabiendo que le saco una sonrisa a alguien por cada wea que publico o escribo (aunque la mayoria de veces son lágrimas xD) 

Gracias por todo~ <3 (Me pongo marica porque sí) 

Kaz.


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