Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor, amor, amor... por Nessa_Snape5

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Lo escribí para una amiga (SnapesJen) y a ella le gustó muxo. Es mi favorito con esta pareja y creo q el mejor q he escrito hasta ahora con Sev y Lucius. Me encantaría recibir sus críticas para mejorar ^^

<b>Disclaimer</b>: Vaaaale, sí, lo reconozco, ninguno de los personajes de esta historia me pertenecen...jops! Son todos de J.K.Rowling ;__; ....lo que haría yo con unos nenes así.

<b>Resumen:</b> Severus y Lucius. Sus vidas no han sido las más afortunadas... ¿hay algo que se pueda hacer para llegar a ser feliz al fin?

 


<CENTER><i>º~º~º~º~º~º~º~º~º~º... <b> Nuestra última vez</b>... º~º~º~º~º~º~º~º~º~º</i></CENTER>

Tus manos recorren suavemente mi espalda, haciéndome vibrar, haciéndome reaccionar ante el tacto de tu piel contra la mía. Las incómodas ropas desean ser quitadas. La distancia entre nuestros cuerpos es totalmente inconcebible, y tu pelo platino roza mi cara impregnándome con tu olor. Tu aristocrático olor.

Cuán inocente fui al creer que tu visita era meramente por tu hijo, porque te interesabas por él. ¿Cuándo un patriarca Malfoy se interesa por su hijo, a no ser que se trate de su concertada boda?

¡Estúpido! Mil veces estúpido por pensar que podría sacarte de mis pensamientos, por pensar que podría dejar de amarte. Por olvidarte. O por creer haberlo hecho.

Y es que cuando te vi con ella mi mundo estalló y mi esperanza desapareció. ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué si me dijiste que me amabas? Bien cierto es que yo sabía que no renunciarías pero, si algún día tuve esperanza, me aferré a ella con vehemencia creyendo que nunca lo harías. Fue mi fallo, se me olvidaron por completo las obligaciones de los Malfoy.

Me uní a las filas del Señor Tenebroso por venganza. Por venganza hacia ti. Cuán grande fue mi sorpresa al ver cómo tu padre te ofrecía como su sustituto, y como tú jurabas ofrecer a tu vástago en cuánto tuviera la edad necesaria. El Lord estuvo muy complacido por tu promesa. Y ahí empezó mi infierno.

Verte casi todos los días y no poder ni siquiera hablarte, ni rozar mi capa con la tuya, fue un verdadero suplicio. Yo mismo me lo prohibía y cada día, cada semana, cada mes, intentaba estar lo más lejos posibles de ti. Nadie nunca llegó a sospechar de mi comportamiento, hasta el Lord estaba complacido de que pudiera resistirme al encanto Malfoy ante el que todos sus súbditos ya habían caído.

Recuerdo la primera vez que el Lord me citó a solas. Frío. Así es como me mostré. Ocultando mi miedo a las palabras que aún no habían sido pronunciadas. Y entonces te vi. Tú también estabas allí. Los dos solos, otra vez. Y el Lord habló.

Tu sonrisa felina, perfecta, fue dirigida hacia mí cuando el Lord terminó de hablar. La frialdad tomó parte en mis movimientos. Mi cabeza no acababa de asimilar bien las palabras de Lord. <i>“Estoy muy contento con tu trabajo, Snape. Llevamos una semana un tanto estresante. Pero Lucius sabe cómo relajarse. Dadme espectáculo.”</i>Luego se escondió entre los gruesos cortinajes de la estancia mientras tú, mi amado demonio de ojos grises, te dirigías hacia mí con decisión.

Oculté mi amor y mis deseos por ti en lo más recóndito de mi alma. Intentando que ni un pequeño ápice de mis verdaderos sentimientos salieran a la luz. Pero tus palabras...

-<i>Apenas nos hemos conocido en este tiempo, Snape. Creo que está sería una genial ocasión.

-¿Necesitado, Lord Malfoy?.- te pregunté con fingido asombro.

-No. Sólo con ganas de dar espectáculo.</i>

El primer show, de tantos otros. Pero siempre iguales. Fogosos y salvajes. Y cuando terminábamos me invadía la tristeza de saber que sólo era un juego. Un simple juego en el que, aún resistiéndome, tus palabras me dolían y se clavaban en mí como dagas afiladas. Esas dagas que son tus ojos grises.

Pero ahora vuelvo a tenerte. Después de tanto tiempo has venido a buscarme, aunque sé que esta es nuestra última vez.

-Sev... no pienses más. Ama, sólo hazlo.- me susurras al oído, y siento que puedo morir entre tus brazos, que nada me importaría hacerlo.

Mi piel se encrespa al sentir tus finos labios sobre mi cuello, besando y mordiendo. Y yo sólo puedo gemir con anticipación enredando mis rudas manos en tu cabello de plata.

-Lucius, Lucius...- y mi voz suena tan llena de dolor que sólo quiero llorar.

-Ha pasado tanto tiempo...

-Lucius, por favor...-gimo mientras mis manos exploran por encima de tu ropa, deseando romperla en pedazos para admirar tu magnífica desnudez.

Mi túnica ya ha caído al suelo desabrochada por tus hábiles manos y la tuya empieza a ceder. Sabes que adoro rasgar tus caras prendas sólo por ver la cara que pones cuando terminamos de hacer el amor y no puedes ponerte nada encima.

Busco tus labios y los enfrento a los míos. Quiero ganar esta batalla en nuestras bocas porque sé que la que nos espera fuera de estos muros será el final.

Nuestros pasos nos llevan a la cama adornada con verdes doseles. ¿De verdad ahora importan los detalles de la habitación?

-Te amo, Lucius.

-Calla, Severus, calla.

Y aunque no sé por qué me lo pides lo hago, pero no puedo evitar que mi amor por ti salga, no puedo evitar acariciarte con devoción. Tu cuerpo, tu rostro, apenas has cambiado en estos años que han pasado, será que para mí siempre fuiste perfecto...

Tus caras ropas ceden. Sonrío y tú rompes la batalla de besos.

-Has vuelto a hacerlo.- susurras maliciosamente. Yo sólo asiento, mostrándote la lujuria que adorna mis ojos y tú también me muestras la tuya.- Pensé que te habías olvidado.

-Nunca olvido nada de lo que he hecho contigo.

Tu pasión desbordada inunda mi cuerpo en oleadas. Un dolor se acentúa en mi pecho. Dolor de amor, de quererte sólo para mí. No puedo esperar más a que tú estés listo, necesito sentirte. Amor, amor, amor...

-Ámame, Lucius.- te susurro. Es inútil intentar mantener mi orgullo frente a ti. Sabes que puedes doblegarme.- Ámame...

-Pero, Sev...-intentas pararme porque ya has visto mis ojos. Has visto mis lágrimas agolparse en ellos.

-Por favor...

Con esas dos simples palabras te suplico que me tomes, que me hagas tuyo... por favor. Es lo que más deseo en estos instantes. Es lo único que me hará luchar en la última batalla porque, cuando estemos en medio de esa guerra, no sé cuánto aguantaré en pie al ver que serás mi rival.

Te duele que te suplique, lo sé. Fuiste tú el que me enseñó a exigir... pero sabes que he pasado mucho dolor y soledad, que ya ni orgullo apenas me queda.

Aún así, vas preparándome, insertando lenta y amorosamente hasta tres dedos en mi entrada haciendo que mi respiración se vuelve entrecortada por tu intromisión. Esperas a que me vaya relajando, y retiras tus dedos. Yo solo puedo gemir con anticipación ante lo que sé que pasará ahora, pero tú callas mi voz con tus besos.

Noto como tu miembro entra en mí. Ahora me siento completo y sé que en este momento nada podría salir mal. Nada. Ahora estamos tú y yo, como tantas veces antes, desnudos, abrazados, unidos. Perfectos.

Cada una de tus embestidas hacen que las terminaciones nerviosas de mi cuerpo comiencen a trabajar, dándome escalofríos de placer. Consiguen que te ame aún más a cada segundo que pasa y, cuando ambos nos liberamos, no albergo ninguna duda de que...

-Te amo, Lucius. Créeme.

-Yo también te amo, Sev. Nunca dejé de hacerlo.

Y no puedo más que creerte porque sé que nada finges cuando estás conmigo, sé que cuando estamos juntos nos mostramos de esa manera que nunca lo haríamos ante el mundo. Y te amo por compartirlo conmigo y por hacerme tan feliz con tus palabras.

 

<CENTER><i>º~º~º~º~º~º~º~º~º~º... <b>La Última Batalla</b>... º~º~º~º~º~º~º~º~º~º</i></CENTER>

 

Sus pasos le llevan hacia el infierno en el que se ha convertido la plaza principal de Hogsmade. Allí aurores, miembros de la Orden del Fénix y mortífagos se mezclan en una batalla por la supervivencia. ¿Luz u Oscuridad? Todo depende de las fuerzas de sus portadores.

Todos luchan incansablemente sabiendo que en pocos minutos podrían estar tan fríos como aquellos que ya han caído ante sus ojos, pero no pueden evitar mirar de vez en cuando hacia la fuente de la plaza. Voldemort y Potter miden la fuerza de la Luz y de la Oscuridad en una batalla sin tregua en la que sólo uno podrá ganar.

Sus pasos elegantes le delatan entre toda la multitud. Los gemelos Weasley le interceptan y le enfrentan. Él sólo sonríe. Sabe que esos críos no son sus rivales esa noche, por eso, con un ágil movimiento de su varita, los ha desarmado y herido para continuar su camino.

Debe hacerlo, por su hijo, por... Difícil pregunta pero... ¿alguien sabe todas las locuras que puede llegar a hacer alguien por amor? Pues él esa noche realizará una de esas. Amor, amor, amor...

Sus sentidos en alerta de cualquier ataque que pudiera sufrir por la espalda. La máscara de mortífago le camuflaba el rostro perfectamente mientras buscaba al que tendría que ser su contrincante esa noche pero...

-¡Stupefy!

-¡Protego! Aparta, Draco.

-¡Nunca!

-No tienes ni idea de esto, hijo. Déjame pasar.

Odio e incomprensión en esos ojos grises, tan parecidos a los suyos que a veces creía que se miraba en un espejo cuando le veía.

-¿Por qué debería hacerlo? ¡No permitiré que dañes a Harry! ¡Destruccio!

-¡Protego!.- dijo rápidamente y el hechizo convocado por su hijo fue desviado hacia un mortífago y le hirió de lleno.

-¡Le has dado a uno de los tuyos!.-exclama Draco asombrado.

-Él no es de los míos, Draco. Tú y Severus sois de los míos.- aparta a su hijo y se dirige a los que tenían el destino en sus manos.

Draco lo sigue casi corriendo, pero está demasiado cansado para seguir luchando. Es un chico bravo y tiene todo lo necesario para ganar, pero la angustia de saber que Harry, su novio, podría morir y de que su padre estuviera del otro lado, era peor que cualquier Cruciatus.

Ha llegado su destino. Voldemort y Harry luchan y alrededor de ellos sus fieles seguidores se enfrentan. Entonces le ve. Él se acerca frío y decidido, como si de verdad no le importara nada, como si estuviera resignado ya a morir pero a vender cara su piel. Lucius se fija en su ropa: rasgada levemente y algo sucia de sangre, pero no de él, sino de los que habían caído con los movimientos de su varita. Llevaba mucho tiempo abatiendo enemigos y, aún así, le quedaban fuerzas para un último duelo.

Sus ojos se encontraron y, tras un breve reconocimiento, se fueron colocando uno a cada lado de Potter.

-Será un suicidio, Sev.

-Prefiero eso a vivir encadenado, Lucius.

-¡¿Qué hacéis?!.- grita Draco.- ¡Estáis locos! ¡No podéis hacer eso!

Lucius gira su cabeza rápidamente y mira a su hijo con orgullo.

-Un Malfoy debe luchar por sus propios ideales, Draco. Nunca lo olvides.

Las palabras pronunciadas no son de ninguna utilidad para el chico. Él no entiende qué van a hacer. ¿Van a matar a Harry? Quiere correr e impedirlo, pero sus piernas no le responden y cae al suelo, presa del llanto.

-¿Por qué hacemos esto, Sev? ¿Acaso esto salvará nuestras almas del Infierno?.- pregunta en ese tono engreído que sólo él posee. Severus sonríe. Sabe que Lucius nunca se cansará de burlarse sobre la Gloria y el Infierno.

-Lo dudo demasiado, Lucius. Sólo espero que nos quiten un par de pecados.-contesta irónico. Al menos sus últimas palabras antes de morir las ha compartido con él y ha visto su perfecta sonrisa.

Están colocados a los costados de Potter. Voldemort les mira, a su lado Bellatrix, les sonríe con malicia. Bellatrix levanta su varita y espera la orden. Voldemort asiente. Ha llegado el final.

-¡Avada Kedabra!.- cinco gritos. Una sola frase mortal.

Los hechizos salen en diferentes direcciones: uno apuntando al pecho de Bellatrix que, asombrada, hace que el suyo pierda fuerza. Severus le ha enviado a la muerte, pero él también ha sido rozado. El hechizo de Lucius se unió al de Harry para dar muerte a Voldemort... el Lord ha caído completamente. Harry y Lucius, ¿temporalmente?


<CENTER><i>º~º~º~º~º~º~º~º~º~º... <b>Desenlace </b>... º~º~º~º~º~º~º~º~º~º</i></CENTER>


Despierta en la enfermería después de varias semanas inconsciente. Un solo nombre repetido en su cabeza y la esperanza de seguir con vida.

La luz que se filtra por las ventanas les molesta al abrir los ojos pero, poco a poco, consiguen ver algo: están en la enfermería de Hogwarts y unos leves murmullos pueden llegar a oírse tras sus cortinas.

-Severus... –le llama alguien suavemente. Reconoce esa voz.

-Lucius...

-Debes despertar, amor.

-¿Estarás cuando abra los ojos?

-Siempre he estado.

El profesor abre los ojos lentamente, con miedo de que sus esperanzas se desvanezcan al instante.

Las blancas cortinas no le dejan ver más allá y, despacio, decide levantarse para correrlas. Una firme mano le detiene.

-Por fin ha despertado, profesor.- dijo una educada voz.- Nos tenía preocupados. Incluso a los Gryffindor’s.

Severus se voltea hacia su costado. ¿Lo que está viendo es una ilusión? ¿Eso es un ángel? No, simplemente es un Malfoy. Su Malfoy.

-Y eso que la señorita Black lanzó un Avada flojo.

-Eso sumado a todas las invitaciones de muerte que tuve que rechazar antes que viniera la de Bellatrix ha provocado esto.-contestó al fin.

Él sólo lo miró. Sus irises de plata líquida brillaban. Brillaban como en mucho tiempo no lo habían hecho. ¿Felicidad?

Sus labios sobre los suyos, con ese tacto que sólo Lucius poseía, en una promesa de fidelidad que nunca romperían. Amor, amor, amor...

-¿Ha pasado?

-Completamente.

-¿Seguiremos distanciados?

-Ya nunca más.

-Te amo, Lucius. Créeme.

-Te amo, Sev. Nunca lo olvides.

Y sus labios se juntaron con poderosa avidez, reclamando su parte de cuerpo del otro. Esa parte que lo era todo por completo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).