- Quiero que espíes a John.
- ¿Y por qué crees que lo haría?
- Porque te lo estoy pidiendo.-
- Valla dilema, deja anotarlo y marcarlo en el calendario para no olvidarlo.
- John está actuando extraño.-
- Ese doctor es extraño por naturaleza. Además ¿No puedes deducir lo que hace? Oh, es que te has vuelto tan pusilánime que ya no puedes siquiera deducir eso.-
Los dos hermanos se encontraban en el Diógenes Club, el mayor sentado con el periódico en las manos y el segundo de pie, con las manos metidas en los bolsillos y los labios apretados. Ninguno de los dos se sentía cómodo en esta situación.
- Sabes tan bien como yo que si te estoy pidiendo ayuda es porque no pude hacerlo.-
- Bueno ese no es mi problema… No es necesario que te diga cuál es la salida ya la conoces.
- Puedo conseguirte una cita con Lestrade.
- ¿Por qué habría de querer yo salir con el DI Lestrade?-
El pelirrojo bajo el periódico para ver a su hermano alzando una ceja inquisitoriamente mientras que el azabache sonrió con auto suficiencia, el simple hecho de que su hermano interrumpiera su lectura y le prestara atención ya era un logro, y uno muy significativo.
- Todos necesitamos un pez de colores, yo encontré el mío y deduzco que tú el tuyo. Pero eres muy cobarde para aceptarlo en voz alta.-
- Los sentimientos no son una ventaja Sherlock y en todo caso de que yo haya encontrado a “mi pez de colores”.- así es, Mycroft levanto las manos para enfatizar lo último entre comillas y continuo hablando muy tranquilo sin dejar de analizar a su propio hermano – suponiendo a que te refieras al DI Lestrade como un pez, ¿Qué te hace pensar que necesito tu ayuda para conseguirme una cita?-
Sherlock rodo los ojos con fastidio y soltó un gran suspiro – Porque soy el único de los dos que no tiembla y se pone nervioso cuando está discutiendo con Gavin, o cuando habla, o cuando acerca, o cuando sonríe ¿quieres que continúe?-
- DI Gregory Lestrade, Sherlock, su nombre es Gregory Lestrade…
- Él es el Detective Inspector y no necesito saber más sobre el asunto, ¿Entonces?
- Es suficiente… Y no. No quiero ninguna cita con nadie.- con genuina indiferencia volvió a coger el periódico y lo continuo leyendo – Puedes irte, te mandare la información de tu doctor con Anthea cuando la tenga solo vete en silencio Sherlock y no hagas nada para enojar a mamá-
- ¿Qué? ¿Cuándo la he hecho enojar yo?-
- Fuera Sherlock.-
Y aunque a Sherlock Holmes le hubiese encantado quedarse para discutir con su insoportable hermano, no lo hizo. Giro sobre sus talones con la gracia de un felino y se retiró aun con las manos puestas en el celular para escribir un mensaje.
Mycroft a pesar de que fingía que leía no lo hacía, estaba tremendamente angustiado por que su hermano sabía que sentía “cierta” atracción por el Detective Lestrade. Maldito el día que le enseño como leer a las personas y analizarlas para pasar el rato. ¿Y ahora? Tener una cita con el Detective era un sueño, un sueño maravilloso y sutil que no quería realizar ¡Malditos nervios! El podía mover montañas si así lo quería con solo mover un dedo pero ¿una cita? Eso estaba en otros parámetros, era por así decirlo incalculable.
- Anthea- murmuro y la chica apareció a su lado, era como si ya la tuviera a amaestrada, que mejor para él, odiaba tener que esperar – Dame los informes sobre las últimas salidas del doctor Watson, todo lo que hayan captado las cámaras y los espías además debo de….- Mycroft pensó más lo que iba hacer, ¿lo haría? No… aunque no perdía nada con intentarlo, como le había dicho a su hermano, si él quería una cita con el Inspector Lestrade la tendría – quiero que… – carraspeo – me concedas una entrevista privada con el DI Lestrade para esta misma tarde a las seis.
- ¿En los almacenes señor?- pregunto la morena con las manos escribiendo a una velocidad increíble en el aparato electrónico acatando las ordenes impuestas.
- Si, ahí estará bien.- el celular de la mujer vibro, seguramente ya había recibido algunas respuestas sobre el paradero del doctor Watson.
- EL doctor Watson ha estado, según nuestras fuentes, yendo a clases de tango junto con un amigo extranjero.
-¿Amigo? Bien. Quiero todos los informes que tengas de ese supuesto “amigo” cuando lo tengas completo vienes a mi oficina no dejes husmear a nadie. Puedes retirarte.-
- Si señor.-
OoOoOoOoO
Lestrade estaba desayunando-almorzando-comiendo- a las dos de la tarde cuando su celular empezó a sonar, seguramente un mensaje, lo iba a sacar en seguida pero su mirada se topó con aquel vaso desechable, se concentró en ese café y en esa grasosa rosquilla de chocolate que estaban frente de él coqueteándole sin pudor y el hombre débil cedió a sus encantos; ya miraría el mensaje después, primero estaba llenar su estómago y después... Bueno y después lo demás.
Desde que se había divorciado de su muy querida esposa las cosas le parecían más simples, menos problemas, menos discusiones, menos tensión, menos afecto, menos lágrimas, menos amor, menos salario, menos vacaciones, en fin menos de todo. Dio un trago a su café y disfruto de aquel sabor amargo y azucarado a la vez incluso serró los ojos relajándose cuando su celular sonó de nuevo pero esta vez el celular de todos los que estaban afuera de su despacho se escucharon al mismo tiempo lo que lo dejo congelado, no se tenía que ser un genio como para saber qué clase de ser podía hacer eso y si, estaba cerca de ser el mismo diablo. Sally abriendo la puerta solo reitero sus sospechas.
- el Friki les mando a todos el mismo mensaje.-
“idiota”
- ¿Que va hacer?- pregunto la china mirándolo desaprobatoriamente esperando una respuesta que su jefe claramente no tenía.
-pues… esa no es mi división.- dijo con la boca llena de dona y casi atragantándose con ella por querer hablar y tragar.
- ¡Debes pararlo! no puede llamarnos idiotas a todos cuando quiera el maldito fenómeno.-
- si supiera cuando menos como lo hace.- se excusó Greg pobremente alzando los hombros y bebiendo de nuevo café. El celular de la sargento Sally sonó de nuevo y esta al leer el mensaje solo acerco la pantalla frente al rostro de su jefe.
“Detective Inspector. Ahora.”
- Puedes retirarte, ya me encargo yo.- le ordeno a su compañera con un ligero movimiento de mano. Del bolsillo de su saco, sin levantarse de su lugar saco el celular: Dos mensajes no leídos. Abrió el primero.
“Cuidado con los teléfonos”
S.H.-
Lestrade simplemente torció los labios y levanto las cejas incrédulo no sabía lo que significaba y leyó el siguiente mensaje.
“También con los automóviles negros”
S.H.-
Pestañeo rápidamente sin entender del todo a Sherlock pero bueno, fuera de John ¿Quién era capaz de comprender a un Holmes? Así que satisfecho con su propia respuesta solo mando un “ok :) ” y guardo de nuevo el celular, sabía que el emoticón final no era necesario, pero… bha, su desayunoalmuerzocomidacena estaban muy buenos y el solo quería continuar disfrutando de su delicioso café, cuando sin previo aviso su aparato volvió a vibrar, lo saco para checarlo, era un mensaje nuevo de un remitente desconocido y cuando lo abrió de la nada su celular empezó a trabarse, se congelo, parpadeo un rato y al final se apagó.
- ¡No!- grito poniéndose de pie dejando su café y media dona de lado. Hizo de todo para hacer de nuevo funcionar su celular pero solo dios sabía que le había pasado, hizo un puchero infantil y Sally entro de nuevo pero esta vez con una sonrisa en los labios.
- ¿Ve? Ahora sí que será su división.- mostro su celular de nuevo
“Inspector ni lo intentes, el celular no va a prender. Será mejor que te compres otro pero no hoy, y en serio no contestes ningún teléfono por más que suene o me encargare de esposarte a un auto :)”
S.H.-
-¡Ay Sherlock!- se quejó Lestrade molesto llevándose una mano al rostro y la otra en las caderas – va a matarme de un coraje un día de estos… por favor comunícame con John –
Sally empezó a carcajearse y entre risas contesto – no soy tu secretaria, tengo papeleo que hacer, lo siento jefe esa no es mi división.- y la morena salió contoneándose muy feliz de la vida, Lestrade la vio con amargura serrar la puerta tras de ella. Quiso gritarle o algo pero habían prioridades, ya tendría tiempo para darle su lección con horas extra de trabajo luego.
- Maldito seas Sherlock…- murmuro tratando de marcarle a John.