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Por una Caja de Chocolates por carina_mew12

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Notas del fanfic:

JUNJOU ROMANTICA Y TODOS SUS PERSONAJES PERTENECEN A SHUNGIKU NAKAMURA

ESCRITO DE FAN PARA FANS

ESTE FANFIC PUEDES ENCONTRARLO SÓLO EN ESTA PÁGINA Y SÓLO POR ESTA CUENTA, SI LO VES EN OTRO SITIO, DENUNCIA

Notas del capitulo:

pues antes que nada, hola owo soy nueva escribiendo en este fandom; me encanta la pareja de Hiroki y Nowaki, así que decidí hacer este pequeño escrito sobre ellos, ojalá lo disfruten

Está escrito en primera persona, no soy buena escribiendo de es manera pero me esforcé (?) los dejo con el fanfic

Por una Caja de Chocolates

 

**One Shot**

El día de San Valentín llegó a la universidad Mitsuhashi un par de días antes,  y todo porque la fecha oficial quedó en fin de semana este año. Los alumnos no quisieron desaprovechar su viernes antes de San Valentín y comenzaron a repartir chocolates, flores y regalos desde temprano en la mañana, no sin perder oportunidad de confesar su amor a esa persona especial… yo no podría hacer algo así jamás; ni siquiera recuerdo haberlo intentado cuando era joven, sería una estupidez que un hombre de veintitantos actuara como colegiala enamorada.

En fin, antes de ir a casa recordé que necesito algunos libros para una investigación, así que me dirigí a la oficina; puede ser bastante pesado, pero el profesor Miyagi tiene una colección respetable de bibliografía, seguramente él tenía el material que necesitaba.

—Soy Kamijou—anuncié antes de abrir la puerta, mas al hacerlo el cuerpo se me paralizó al ver al profesor en el suelo con un chico encima de él. Al verme, el muchacho frunció el ceño y se levantó deprisa después de ser empujado por las manos del profesor, tomó sus cosas y se marchó, no sin antes dedicarme una mirada de odio… creo que ya lo había visto antes…

—¡Kamijou, no es lo que parece!— el profesor se levantó asustado, agitando sus manos en el aire como delincuente que acaba de ser descubierto haciendo sus fechorías— ¡Estábamos discutiendo y nos tropezamos! ¡No hice nada de lo que deba avergonzarme!—

—No me interesa su vida personal, pero si se va a poner cariñoso con un estudiante preferiría que escogiera otro sitio —mientras él insiste en contarme su versión yo comencé a buscar los libros que necesito entre las pilas de libros que solemos tener. Al hacerlo no pude evitar mirar el escritorio del profesor; tenía unas cuatro o cinco cajas de chocolate, algunas ya abiertas¬—Incluso se molestó en traerle chocolates, los adolescentes siempre son así

—Oh, esos no son de él, me los obsequiaron algunas alumnas—decía orgulloso a la vez que tomaba un pequeño chocolate de una caja y se lo llevaba a la boca—¿No te dieron a ti? Eres bastante atractivo—le miré con desagrado, el que me calificara de atractivo me resultaba un tanto desagradable viniendo de su parte—Y lo serías más si dejaras de fruncir el entrecejo

—Deje de fastidiar—no perdí oportunidad de arrojarle el primer libro que tuve a la mano, aunque con los años se había vuelto experto en esquivar mis ataques—No me interesan las golosinas

—¿Sabes por qué eres el único profesor que no recibe regalos en San Valentín? Porque temen que les grites o los golpees, Demonio Kamijou. Si tan sólo fueras más adorable seguramente te lloverían chocolates todos los días

—Dije que no me interesa—insistí y seguí buscando entre los libros—seguramente discutió con ese chico por aceptar todo eso, ¿no es así? No debería aceptar regalos de amor si ya está saliendo con alguien más

—Ya se cansará de mí—me respondió encendiendo un cigarrillo—Soy sólo un viejo, no puedo seguirle el ritmo a un chico de su edad, tampoco nos interesan las mismas cosas. Él quería hacer algo este fin de semana pero yo tengo mucho trabajo que hacer, por eso comenzamos a discutir, y luego fueron los chocolates—

—¿No le importa que se canse de usted?—pregunté sin darme cuenta, un poco sorprendido por la indiferencia del profeso

—Me interesa, pero no puedo retenerlo a mi lado si no tengo nada que ofrecerle, es mejor dejarlo ir— a veces el profesor es demasiado sabio, por eso lo respeto—¿Y tú Hiroki? ¿Qué harás este fin de semana con él?—de pronto comienza a sonreír pícaro mientras me mira—seguramente ya han planeado todo tipo de cosas cursis

—¡POR SUPUESTO QUE NO!—el sólo imaginarme con Nowaki en alguna situación melosa me causaba escalofríos; tal vez yo no he planeado nada para ese día, pero seguramente Nowaki sí.

—¡Ah! ¡Mi pequeño Hiroki está creciendo!—me abrazó de esa forma tan empalagosa con la que siempre lo hace, invadiendo mi espacio personal

—No me llame por mi nombre—me apresuré a quitármelo de encima y tomé los libros que necesitaba, guardándolos en mi maletín—Tengo que irme, no se olvide de ordenar todo cuando se vaya—salí de la universidad antes de que el profesor Miyagi comenzara con su charla otra vez. Apenas había caminado un par de cuadras hacia la estación cuando escuché la bocina de un auto junto a mí.

—Hiroki—esa voz es inconfundible, al menos para mis oídos. ¿Por qué tengo que encontrarme con Akihiko ahora? Su auto es muy llamativo y las chicas que pasan por ahí lo reconocen de inmediato; siempre llama demasiado la atención—Quería verte—me dijo casual y casi inocente, pero una corazonada me decía que tramaba algo—los obsequios de San Valentín de mis lectoras han comenzado a llegar a la editorial, me preguntaba si quieres algunos—señaló hacia el asiento del copiloto, donde las cartas y chocolates se apilaban de forma estratégica para no caerse.

—Son demasiados…—jamás había visto semejante cantidad de dulce junto, incluso sentí una punzada en las muelas—No gracias, sabes que no me agrada lo dulce, además te los enviaron a ti, consérvalos y agradece que tus fans no conocen la horrible personalidad que tienes

—No podría comerlo todo y la persona con la que vivo ya está cansada de recibir tantos chocolates. Sólo toma algunos, te ahorrarás el regalo de San Valentín de este año—de pronto comenzó a buscar en la guantera y de ésta sacó un libro—y te daré esto también

—¿Eso es…?—tomé enseguida aquella joya entre mis manos; reconocía el título, Akihiko me había mostrado unos cuantos borradores de su nuevo libro hace meses y estaba ansioso por leerlo completo

—La editorial me lo dio, saldrá a la venta en unas semanas, pero puedes conservarlo si tomas algunos chocolates—estoy seguro de que mis ojos brillaban en esos momentos; ser el primero en leer sus libros era un privilegio que gozaba por ser su amigo

—Lo hago sólo por el libro—después de examinar la portada un rato guardé el libro y estiré la mano dentro del auto, tomando una caja de chocolates, la primera que estuvo a mi alcance—ummm… Gracias…

—Vendré a verte después—se despidió con un ademán antes de marcharse en su lujoso auto rojo. Ya no había espacio en mi maletín, así que fui a casa cargando los chocolates en mi otra mano; parecían bastante costosos, Akihiko siempre recibía regalos de ese estilo.

Al entrar a casa vi un par de zapatos acomodados en la entrada, seguramente Nowaki ya había regresado del hospital. Hace días que no nos vemos, es como si fuéramos dos extraños viviendo en la misma casa. Ya sabía que su trabajo requiere de mucho tiempo pero no me molestaría que me diera algo de su atención de vez en cuando… ¡¿pero qué estoy diciendo?! Justo ahora soné como una adolescente enamorada, por suerte nadie puede escuchar lo que pienso.

—Estoy en casa—solté lo que llevaba sólo para quitarme los zapatos para poder entrar, cargar todo eso era un fastidio, mi brazo comenzaba a dolerme

—¡Hiro-san, bienvenido!—le escuché saludarme desde la cocina y pronto se asomó a recibirme con esa gran sonrisa suya, esa que me intimida a veces. Sin embargo su alegría se esfumó a los pocos segundos de verme—¿y esos chocolates? Hiro-san, no sabía que fueras popular en la universidad

—No son de la universidad, me los ha dado Akihiko—respondí sin darle importancia… hasta que vi ese gesto triste en el rostro de Nowaki—¡Ah, no es lo que crees! Son obsequios que le envían sus lectoras, prácticamente me sobornó para tomar algunos

—Ya veo—Nowaki regresó a la cocina sin decirme nada más; estaba molesto, podía sentirlo. Fui a la cocina con él y me senté a la mesa mirándole ir de un lado a otro preparando algo de comer. Esperé un rato a que me dijera algo más, pero lo único que se escuchaba era el chocar de los trastes mientras cocinaba

—¿estarás libre el domingo?—le pregunté para romper el incómodo silencio que se había formado entre nosotros—podemos hacer algo si…

—está bien Hiro-san, no tienes por qué esforzarte. Sé que no te gustan estas fechas—eso me dolió un poco, pensé que después de no vernos por tanto tiempo estaría ansioso por pasar tiempo juntos pero al parecer me equivoqué. No creí que llegaría el día en que Nowaki rechazaría estar conmigo.

¿Y si se estaba cansando de mí?

Siempre temí que su devoción por mí no fuera eterna, después de todo no tengo mucho que ofrecerle; no podemos casarnos y los anillos que intercambiamos no podemos usarlos en el trabajo, tampoco podemos tener hijos, es normal que se canse… de hecho sería extraño que no lo hiciera.

—¿Hola?— no advertí el sonido de su celular hasta que lo respondió— Ah, sí. Estoy libre… voy enseguida…—le vi apagar el fuego de la estufa con prisa—Lo lamento Hiro-san, hubo una emergencia en el hospital, necesito ir ahora. La cena ya está lista, guarda lo que sobre en la nevera cuando termines. Regresaré en cuanto pueda—ni siquiera se despidió de mí de la forma cursi en que siempre lo hace, tan sólo tomó su maletín y salió del departamento.

Es su trabajo después de todo, las emergencias son cosa de todos los días, no tendría por qué molestarme que se fuera al hospital… ¿entonces por qué lo estoy?

Es tan vergonzoso

Después de cenar lavé la vajilla y me fui a la cama, no tenía nada que hacer despierto, aunque claro que no pude dormir muy bien… esperaba que Nowaki llegase a mitad de la noche para abrazarme, hacía un poco de frío; sin embargo no apareció en la noche ni la mañana siguiente. Debían estar muy ocupados en el hospital como para retenerlo por casi doce horas, y sin siquiera hacerme una llamada o enviarme un mensaje.

Al terminar con mi trabajo en la universidad decidí salir a despejar la mente, quizá comprar algunos libros. Pero apenas puse un pie fuera del departamento me arrepentí de haber salido… había muchas parejas en la calle y las tiendas estaban abarrotadas con gente desesperada buscando el regalo perfecto para su pareja entre decoraciones rojas en forma de corazón. Aunque yo tampoco le he comprado algo a Nowaki, mirar un poco no haría daño… si tenía suerte encontraría algo que le gustase.

¿Qué debería comprarle? ¿Chocolates? La tradición decía que era el regalo obligatorio para los amantes, pero con lo que había pasado ayer no tenía ánimos de ver un solo chocolate más, mucho menos comprarlo… ¿un peluche? No, es un regalo inútil, tan sólo estorbaría en el departamento… ¿Flores? No, fue demasiado vergonzoso comprarlas aquella vez, no pienso hacerlo de nuevo… de alguna manera nada parecía adecuado para pedirle disculpas.

¿Y por qué pediría disculpas? No hice nada malo, tan sólo había aceptado unos chocolates de Akihiko, o más bien me habían forzado a aceptar, no era para que se molestara de esa manera, no era culpa mía. Aunque… si alguien le regalara chocolates a Nowaki me molestaría un poco… sólo un poco…

Bueno,  los chocolates puede dárselos cualquiera, debe haber algo que nadie más le daría… recuerdo algo que dijo Nowaki una vez, algo sobre usar un delantal… y modelarlo para él…

—¡¡DEFINITIVAMENTE NO!!—grité sin darme cuenta, ganándome las miradas de todos los que estaban alrededor. Nowaki siempre me empuja a hacer cosas que me ponen en vergüenza aún si no está presente, es un idiota.

Pero yo soy más idiota por amarlo.

Con la mirada baja y el rostro ardiendo, caminé lo más rápido que pude para alejarme de esa multitud que me miraba con extrañeza… como si no hubieran visto a un hombre gritar en medio de la calle, qué pesados.

Una vez que estuve lejos de la turba que me había visto seguí con mi búsqueda; no soy bueno dando obsequios, prefiero regalar algo útil en vez del típico ornamento que terminaría botado en algún rincón de una estantería, sería un desperdicio. Mientras caminaba un pequeño niño chocó de frente contra mí, haciéndonos trastabillar a ambos. Era bastante pequeño, tendría unos cuatro años. Cuando irguió su cabeza para buscar mi mirada y disculparse el color se le fue del rostro, como si hubiera visto un fantasma o algo. Antes de poder decirle algo siquiera el niño salió corriendo y se abrazó a la pierna de su madre mientras lloraba, quien enseguida se agachó a su altura y le cargó en brazos, borrando enseguida el miedo del niño.

No podía negarlo, tener un hijo sería un hermoso obsequio… Si tan sólo pudiera darle una familia…

Y de pronto una idea cruzó mi mente cuando vi con más atención a la mujer y a su hijo, o mejor dicho, al local que estaba frente a ellos. Ni siquiera lo medité, entré apresuradamente en busca de “eso” que pudiese expresarle a Nowaki cuánto me importaba…

_________________________

Suspiré aliviado al entrar al departamento y ver que Nowaki no volvía del hospital todavía; sería difícil entrar con su obsequio sin que me viera. Cerré la puerta de entrada con la punta del pie pues mis manos iban ocupadas sosteniendo la caja… si tan sólo no se moviera tanto no sería tan difícil…

—Hiro-san, ¿eres tú?—casi me da un infarto al escuchar su voz llamarme desde el cuarto de baño. Y al escuchar el alboroto la caja se movió con brusquedad, soltándose de mis manos; tuve que hacer malabares para no dejarla caer, no quería que se dañara- ¿Hiro-san? —Nowaki salió del baño usando solamente unos bóxer negros y una toalla rodeando su cuello. Al verme ladeó la cabeza confundido, supongo que no me veía precisamente tranquilo, tal vez me atrevería a pensar que de hecho me veía cómico en esa posición tan extraña e inestable en la que cualquier brisa podría derribarme

—No vi tus zapatos en la entrada—¿por qué dije eso? Sólo hago que todo se vuelva más extraño

—Tenían algo de lodo en las suelas, pero ya los lavé y los dejé secando en el balcón— y de nuevo me miró con ese gesto de confusión—¿Hiro-san, qué hay en la caja?—

—bue… bueno, yo…—demonios, estoy muy nervioso, mis manos están sudando. La caja se movió de nuevo, por lo que decidí bajarla al piso y discretamente empujarla detrás del sofá para que no la vea—No es nada, sólo libros

—Hiro-san—él entrecierra los ojos y me mira con seriedad; ese gesto no es muy común en Nowaki por lo que me intimida un poco… sí, incluso un demonio puede sentir miedo ante un demonio más grande. Desvié la mirada sin poder evitarlo, justo a donde estaba la caja; y realmente fue muy oportuno, pues la vi moverse de nuevo hasta que finalmente se abrió, dejando que mi pequeño regalo se escapara.

Por supuesto que entré en pánico e intenté sujetarlo para meterlo de nuevo a la caja, pero ya era muy tarde… el cachorro corrió hacia Nowaki dando saltitos y agitando su cola alegremente mientras le ladraba. Al principio Nowaki miró sorprendido al cachorro, pero esa mirada pasa rápidamente hacia mí en busca de una explicación.

—No se supone que deberías verlo hasta mañana—fue lo primero que dije. Dios, la cara me está ardiendo de nuevo, creo que me voy a enfermar—era… una sorpresa para ti, aunque probablemente no hubiera sido sencillo mantenerlo quieto toda la noche—aún confundido, Nowaki se inclinó para levantar al cachorro; es tan pequeño que cabe perfectamente entre sus manos. Ahora que los veo juntos, se parecen mucho… su pelo es de un negro profundo, tienen enormes y cálidos ojos azules y esa alegría tan contagiosa; creo que por eso escogí a ese perrito—el dueño del refugio dijo que esa raza no crece mucho, así que es ideal para tenerla en un departamento… Sé que… que no es como un bebé pero… podríamos cuidarlo juntos… o algo así…

—¡¡Hiro-san!!—de pronto lo vi venir hacia mí sin darme la oportunidad de esquivarlo. Cuando me doy cuenta su brazo libre ya está alrededor mío, apretándome como si quisiera romperme la espalda

—¡Idiota! ¡Vas a aplastarlo!—lo empujé para hacer un poco de espacio entre ambos, el pobre perro no hacía más que moverse y gruñir por el estrecho sitio en donde estaba— ¡Nowaki, suéltame! ¡El cachorro!

—Lo lamento Hiro-san, pero estoy muy feliz—no hacía falta que me lo dijera, esa enorme y radiante sonrisa hablaba por sí sola—mis padres adoptivos nunca me dejaron tener mascotas, el que hayas hecho esto por mí es… muy importante para mí, gracias Hiro-san

—No me agradezcas. Un cachorro es una gran responsabilidad y los dos tendremos que esforzarnos mucho para cuidar de él sin descuidad nuestras obligaciones. Si no podemos cuidar de él tendremos que regresarlo al refugio, ¿entendido?

—¡¡Sí!! —creo que no hay nada que me cause tanta dicha que verlo sonreír… ¿esto que siento golpeando mi pecho es… amor?

Qué pensamiento tan cursi.

—Hiro-san, ya que me diste mi regalo antes, yo te daré el tuyo—bajó al cachorro al suelo y entró a nuestra habitación. No puedo negar que estoy algo curioso, sólo espero que no sea algo tan vergonzoso como las tazas del año pasado en navidad. Al poco rato Nowaki regresó, ya con los pantalones puestos, cargando un par de bolsas que no duda en entregarme— Feliz San Valentín, Hiro-san

—Gracias—miré una bolsa y enseguida miré la otra, ¿era broma, cierto?— ¿chocolates? —la bolsa estaba rebosante de chocolates de todas las formas, sabores y tamaños imaginables

—Sí, son chocolates—responde enseguida

—pero ya tengo los…—me giré ligeramente a buscar los chocolates que me dio Akihiko con la mirada, pero éstos ya no están donde los había dejado— ha ha… ha ha ha... no importa, éstos son mejores…—cuando vi sonreír a Nowaki otra vez supe que había respondido correctamente—aún no hemos decidido qué hacer mañana, pero si quieres…

—Hiro-san—me interrumpe algo dudoso—ammm… quizá Hiro-san no lo recuerde, pero hace unos días mientras ordenábamos tus libros dijiste que querías ir a ver la película que está basada en uno de tus libros favoritos

—Yo… ¿yo dije eso?—no me acuerdo de nada

—Sí. Así que Tsumori-senpai me hizo el favor de comprar los boletos para mañana

—Bien, si ya los has comprado tendremos que ir, ¿cierto?—no me agrada mucho el cine, pero es de mi libro favorito después de todo; no me perderé la oportunidad de quejarme sobre todo lo que cambiaron y quitaron de una gran obra de arte

—Hiro-san— vuelve a llamarme, puedo ver algo de sonrojo en sus mejillas—¿podemos usar los anillos mañana?

—…—Su petición me deja sin palabras… ¡¿usar los anillos en público?! Eso sería muy vergonzoso, pero… no puedo negarme a ese rostro—¡Agh, bien! Los usaremos, es… San Valentín después de todo

—¡Gracias Hiro-san!—no pierde oportunidad para abrazarme de nuevo, y yo tampoco puedo negarme a corresponderle—Te amo Hiro-san—murmura en mi oído antes de inclinarse ligeramente hacia mi rostro, buscando mis labios.

Mi corazón palpitó con fuerza, tanto que temo que Nowaki se dé cuenta… pero sé que lo hará, a veces pienso que me conoce mejor que yo. Lo único que hago es cerrar los ojos lentamente, mirando esos bellos ojos azulados una última vez antes de que nuestros labios unan. Aún no me acostumbro a su calidez, cada beso es como si fuera el primero… tan perfecto, tan cariñoso… pronto nuestras lenguas comienzan a moverse inquietas, bailando sobre los labios contrarios, humedeciendo todo lo que alcanzan antes de invadir la boca ajena… el sabor de Nowaki es tan adictivo, dudo que haya algo similar en el mundo…

Y es sólo mío. Mi Nowaki.

—Y yo a ti…—murmuré entre el beso—te amo Nowaki—esas palabras parecen mágicas pues en cuestión de segundos nuestro tierno beso se convirtió en algo más apasionado y salvaje. Yo no puedo contener mi voz, comienzo a gemir en cuanto siento sus grandes y cálidas manos por todo mi cuerpo tratando de arrancarme la ropa; me estoy calentando demasiado—mhh… Nowaki…

—Hiro-san—muerde mi labio inferior antes de invadir mi boca de nuevo, robándome cada bocanada de aire hasta casi ahogarme—Hiro-san, quiero hacerlo

—vayamos a la habitación—antes de que siquiera podamos dirigirnos hacia allá, el cachorro comienza a morder mi tobillo y a gruñirme. Traté de quitármelo con el pie pero Nowaki se dio cuenta de eso

—Hay que darle de comer antes para que no  nos moleste, ¿dónde está su alimento?—me pregunta mientras mira al cachorro también

—Ah, eso… no he traído. No pensaba adoptar una mascota cuando salí, así que no hay nada para él. Enciérralo en la caja esta noche, mañana le buscaremos…

—mañana no habrá ningún sitio dónde comprar alimento, tenemos que ir hoy— de repente Nowaki me soltó y en cambio cargó al cachorro, dejando que éste mordiera sus manos mientras él buscaba otro par de zapatos limpios y los llevaba a la entrada para ponérselos—¡ya vuelvo Hiro-san! —me dijo antes de marcharse con el perrito.

Dejó lo que hacíamos para ir por comida para el perro.

Y me dejó a mí, a quien siempre anda persiguiendo, con un tremendo problema entre los pantalones que tendré que solucionar yo solo sino quiero que duela después. Para cuando vuelva ya no tendré ánimos de nada.

Ese perro tiene que regresar al refugio.

--FIN--

Notas finales:

gracias a todos por leerlo, agradecería mucho sus comentarios owo estoy abierta a todo tipo de opiniones. Me gustaría seguir escribiendo de esta pareja pero no sé aún si soy apta para ello, pero lo intentaré alguna otra vez èwé9

Feliz San Valentín!! <3


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