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No es un deseo, es una necesidad por Velvetsama

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Cada día se vuelve más pesado tener que atender los deseos de las personas y seres que llegan a la tienda, cada día se hace más fácil comprender las cosas que antes no solía entender acerca de este mundo y lo inevitable, cada día la ausencia de Yuko me es deprimente y mi dolor se vuelve palpable, cada día es monótono y a la vez diferente, pero cada día su compañía en mi vida se vuelve más importante.



Es de gran utilidad.

Es buen cebo.

Es lo que quise que fuera.

Es... una mentira lo que he dicho.

Por qué yo en realidad...



— Me necesitas, ¿Verdad? — Miraba a la distancia con su típica expresión que no expresaba nada.

— Por supuesto, ya que no puedo salir de aquí.

Eso era la verdad y la mentira y el habito que termine desarrollando con el  tiempo. Esa mujer aprovechada fue mi mejor y gran influencia y ahora solo podía utilizar esas artimañas suyas y convertirlas en las mías propias.


— No en ese sentido —Volteo a verme.

— Que complicado el tema que elegiste de conversación hoy, Doumeki —Me atreví a sonreírle algo altanero. — Por estas cosas no eres grato aquí.

— Por eso vengo y no me cambies el tema.


No tiene caso decirlo si ya lo sabes, pero lo entiendo, eres más engreido y si fuera al revés yo también desearía escucharlo miles de veces de ti.


— No hay nada que cambiar Doumeki

 

Sin embargo, estas empecinado como una mula en seguir esto hasta el final. Aun si pagas alguna consecuencia, por que lo que yo pueda perder tú lo pierdes al doble.


— Eres todo un zoquete —Se acercó más a mi rostro.


Tal vez, pero por eso estas aquí y por eso me haz besado y yo a ti. Aun si me empujas al suelo y me obligases a hablar, no quisiera decir la verdad de ello.


— Ah... —Solté un leve gemido sin oportunidad de retenerme.


Quien sabe desde cuando me di cuenta de todo esto contigo, pero que tus manos acaricien, jueguen o se vuelvan crueles es uno de los encantos que me pierden en los lejanos parajes del placer. Deslizar mis manos en tu espalda y luego rodear tú cuello con mis brazos son la señal de permiso e impaciencia que te muestro en cada encuentro.


— Yo si te necesito —susurro sobre mis labios para luego fundirlos en un beso apasionado.


Idiota ¿qué ganas con decirlo? ahora yo siento el impulso de responderte y a  eso solo puedo llamarlo TRAMPA. Pero ganaste, mis mejillas arden y ya lo notaste antes de si quiera intentar ocultarme y tu como buen abusivo que eres ya me aflojas las prendas y acorralas en la madera de la habitación.


— Dou...meki... —Logre decir y mi voz ha sonado excitada aunque trato de detenerte.

— Dilo

— ¡No! —Dije un poco más firme.

— ...

— ...

— Watanuki —mordía y lamia en mi cuello.


Es terco. Es un bruto. Es insistente pero sobre todas las cosas él es una gran debilidad.


— T...te n..necesito... Doumeki..—


Al fin veo otra vez tu rostro sorprendido y ese brillo de alegría que los niños tienen al comprarles el dulce que querían. No debía decirlo si te iba a ver con esa expresión tonta aunque tierna, debí seguir negándome para que tus besos no se volvieran más cariñosos de lo que me parecían, para que tus caricias no se volviesen tan delicadas y sobre todo para que no terminases de librarme del amarre del obi ni del cierre de tu pantalón.


Yo no puedo salir, eres injusto. Cuando tengas que irte yo estaré solo aquí y necesitándote más que nunca.


— Tranquilo, siempre regresare por ti — Dijiste con una pequeña sonrisa que otra vez se cuela en mi corazón.


Sin embargo, Doumeki, si que eres buen adivinador. Asi que espero que sepas de antemano quien está sospechando de esto y que en realidad ya no le da ninguna importancia y no termines alejándote.

Por que de momento... y solo de momento me basta con el contacto de tu piel, tus fuertes brazos, tus húmedos besos, tu gran espalda y por sobretodo del gran placer que me brindas y que se me nota en toda mi cara, mi voz y mi cuerpo el cual enciendes solo tú.


— ¡Ah! Watanuki...


Al que permito que llenes de ti, mientras tú solo me haces ensuciar más ropa.  Mi deseo no ha cambiado en todo este tiempo y no lo hará ahora, sin embargo reconozco esto bien, lo que me pasa y lo que quiero. Así que te lo dejare claro un día más calmado; esto no es un deseo, es una necesidad. Aunque creo que me haz escuchado telepáticamente si me miras con cara de entenderme todo sin decirlo y eso tal vez se deba a que...


— Las coincidencias no existen... —Murmuraste viéndome a los ojos.

— ...solo hay lo inevitable... —Complete yo con felicidad.

Notas finales:

Espero que les haya gustado!


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