Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Camino al cielo por Aomame

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Camino al cielo


Km 2

—Por favor, por favor, por favor.

—¡No! ¡Ya déjame!

Tatsurou se ha pasado los últimos 15 días flotando alrededor mío rogándome que vaya a buscar al tal Sakurai una vez más.

—De todas maneras, si ya te confesaste, ¿por qué demonios sigues aquí?

Tatsurou se detuvo y con un dedo sobre los labios pareció estar sumido en profundas reflexiones. Mientras yo lo miraba con resentimiento—aún no olvidaba la manera en la que tomó mi cuerpo para hacer de las suyas—, él tronó los dedos y hasta creo que vi que se le prendía una vela sobre la cabeza, porque para foco le faltaban como cien reencarnaciones.

—¡Ya sé, Hyde chan! No he podido ir al cielo porque no sé su respuesta.

—¿Qué respuesta?

—Yo me confesé, pero él no dijo si salía conmigo o no.

—Tatsurou —estaba a punto de explotar—, ¡estás muerto! ¡Él no puede salir contigo! Y además, ni te conoce ni lo hará.

—Hydeee chan —lloriqueó —por eso tienes que ir y pedirle que me responda.

—No, no, y no. Me moriré de vergüenza. Él seguramente pensará que soy un acosador o algo así.

—Pero, pero…yo quiero ir al cielo —Tat chan se sentó en el piso e hizo un puchero, parecía estar a punto de llorar.

No era justo, y yo lo sabía. Toda alma merece encontrar la paz y él era mi amigo, yo debía ayudarlo para que tuviera un descanso. Así que suspiré, me arme de paciencia y asentí.

—Está bien, te ayudaré.

—¡Eres genial, Hyde chan! —iba a abrazarme, pero encontró algo más interesante en el periódico que yo había dejado a medio leer —Mira, Hyde chan, es él.

—¿Uhm?

Bajé la vista y efectivamente, había una nota del periódico acompañada de su fotografía. La nota decía que tocaría esa noche un par de piezas de piano de Beethoven como marco de festejos al compositor. Realmente no creí que fuera alguien famoso, aunque, ciertamente, la música clásica no es mi fuerte.

—¿Qué tal si vamos, Hyde chan?

—Supongo que, puede ser buena idea. Intentaré hablar con él después del concierto.

Tatsurou dio un par de volteretas en el aire, entusiasmado como si fuera una novia a punto de casarse.

+++

El boleto para el concierto me salió en un ojo de la cara. Afortunadamente, Tatsurou no pagaba porque si no me habría quedado irremediablemente pobre. Y bueno, el recinto estaba a reventar también. Yo no sabía que el piano atrajera tanta gente, caray.

Tomé asiento, me tocó en la parte superior del auditorio, y Tat chan se instaló a mi lado flotando como siempre, parecía que se divertía.

—Hay mucha gente, Hyde chan. ¿Crees que si podamos hablar con él después?

—Espero —dije, cubriendo mi boca con una mano y hablando en voz baja.

Las luces se apagaron lentamente, mi amigo dio un gritito de expectación y todas las voces que antes charlaban animadamente se detuvieron. Al centro del escenario una luz tenue se enfocó en el piano de cola que estaba al centro. Segundos después, Sakurai Atsushi hizo su aparición. Vestía un frac negro que le quedaba perfecto, era tan elegante, con un porte tan sobrio que hasta me dolieron los ojos. El pianista se inclinó ante la multitud, que le aplaudió hasta que tomó asiento frente al piano.

El silencio se hizo abrumador, por un momento. Pero, luego, el sonido del piano inundó la estancia. Y tengo que aceptar una cosa, me sobrecogió. Nunca había sentido esa sensación. Era como si las notas músicales que él tocaba se filtraran por los poros de mi piel, me erizó los vellos de la nuca y de los brazos, e hizo que mi corazón latiera fuertemente. Era maravilloso, amo la música, pero nunca la música me había amado tanto. No exagero, al finalizar la primera pieza, yo había tenido una especie de orgasmo. Me olvidé de todo, incluso de  Tat chan. No fue hasta que el silencio volvió que me di cuenta que él también se encontraba extasiado. No dudo que toda la sala estuviera en mis mismas condiciones.

El concierto constó de cuatro piezas en total, con un intermedio muy breve. Al finalizar, me sentía tan exhausto física y emocionalmente, que pensé que no me podría levantar del asiento. Pero, llevado por mi deber de amigo, me apresuré a salir. La prensa estaba acechando abajo, y yo me colaría ahí para poder hablar con él.

—¡Hyde chan, apurate! —me gritó Tat chan, para él era sencillo: podía flotar por encima de las cabezas de todos los reporteros que tomaban fotografías una y tras otra, mientras el pianista sonreía amablemente con un ramo de flores en las manos.

Cuando yo llegue él iba bajando los escaloncitos del escenario, recibió felicitaciones y apretones de manos. Así que, simplemente, me puse en la fila.

—Felicidades, Sakurai sensei —le dije cuando llegó a mí y le tendí mi mano— fue una interpretación maravillosa.

Él no me respondió de inmediato, me miró fijamente y luego, me tendió la mano lentamente. Estuve seguro de que me había reconocido.

—Sakurai sensei, ¿podríamos hablar? Quisiera explicarle, lo del otro día.

—No hay necesidad —me dijo con claridad. Y sí, tal vez para él gustarle a las personas era cosa normal y cotidiana.

—Pero es que de verdad, yo si necesito hablar con usted. Por favor, sólo serán unos minutos se lo prometo.

Me miró por un segundo que me pareció eterno. Y tal vez porque tenía que atender a los periodistas y demás personas que se arremolinaban para saludarlo, asintió, para librarse pronto de mí.

—Está bien —me dijo —, espéreme en la salida del estacionamiento dos. Tardaré un poco así que…

—No, no importa. Esperaré… y gracias.

El hizo un suave movimiento con la cabeza y siguió su camino.

—¡Te amo, Hyde chan! —escuché a Tat chan en mi oído.

En tanto yo, sentía las tripas retorciéndose violentamente dentro de mí.

+++

—Hace frío.

—¿en serio? Yo no siento nada.

—Porque estás muerto, tarado.

Esperábamos justo frente a la puerta de la salida al estacionamiento número dos. Justo ahí, para que no se nos escapara.

—Hyde chan, si él acepta mi declaración, ¿me dejas usar tu cuerpo?

—Mi cuerpo ¿para qué? Como sea, será un no, se siente horrible.

—Pues al menos quiero tener sexo con él, ¿eh, me dejas?

—¡Por supuesto que no! Es más, te quiero a un metro de distancia de mí. Si te me acercas, aunque sea un poco, me iré, no le diré nada y  te quedarás aquí para siempre.

—Buuu, Hyde chan, eres malo.

Si tuviera cuerpo, lo golpearía.  Pero, justo entonces, la puerta del estacionamiento se abrió. Sakurai Atsushi salió solo, enfundado en un abrigo negro de cuello alto; lo llevaba abierto, así que pude notar que había cambiado el frac por un traje sencillo y una corbata roja. Debo aceptar que se veía aún mejor que con el frac.

—Buenas noches —dijo al tiempo que avanzaba hacia mí —. ¿De qué desea hablar conmigo?

Y yo tragué saliva, hasta ese momento noté que me sudaban las manos. 

Notas finales:

Wola! espero que les haya gustado. 

chan, chan, chan...

 continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).