El pequeño magi siempre era muy madrugador, al igual que la fanalis, no así para su candidato, al cuál dejo durmiendo de manera tranquila en lo que daba un paseo matutino, volvió después de un par de horas notando que el rubio continuaba de perezoso en la cama con el trasero apuntando en dirección al techo, a decir verdad tenía una pose muy chistosa, pero dormir tanto no es bueno, por lo que el magi sonrió, era tiempo de despertarle, tuvo una idea muy curiosa, se acercó a él, y le dio una sonora palmada en el trasero, pero de forma increíble este no despertó, intento hacerlo de manera más normal y le movió por los hombros...o el lugar donde se supone que están, en este momento es complicado saber donde termina su candidato y empieza la cama, pero seguía sin respuesta, por lo que se subió de pie en la cama y se aventó con todo su peso sobre el joven, al caer sobre él tampoco despertó, vaya que tenía el sueño pesado, se apartó del rubio cuando escucho que algo en la espalda del chico tronó, seguramente le había roto algo con tan bruto movimiento...¿y qué hizo? Lo que cualquier persona con un poco de sentido común haría, se hizo el desentendido, salió del lugar con su linda sonrisa mientras silbaba una canción alegre, fingiendo que nada de eso paso, total, aún si su candidato terminaba herido por sus acciones no había forma de que supieran que fue él.
Continuó con su caminata cuando se encontró al rey de los siete mares, tenía cara de pocos amigos y unas ojeras terribles ¡resaca!!!! El menor sonrió, había despertado con unas ganas increíbles de hacer travesuras.
-¡Buenos días Sinbad-ojisan!!!!!!!!- pronunció con la voz más aguda que pudo hacer.
-¡Por dios Aladdin me estalla la cabeza!!!!
-Lo siento no lo había notado- mentiroso- ¿Por qué te duele la cabeza?
-Creo que bebí mucho anoche.
-Deberías cambiar tus hábitos.
-Es más fuerte que yo.
Vaya, el poderoso rey de los siete mares admitiendo que tiene un némesis, aunque tal vez no sea tan buena idea que revele sus debilidades ante el pequeño, que muchas veces tiene una personalidad tan retorcida como el oráculo de Kou, no, a veces es incluso peor, pues este pequeño es un gran pervertido, y hablando de vicios, que ganas de ir a uno de esos lugares a donde le lleva su candidato, en donde se divierte en compañía de lindas señoritas al tiempo que puede tocar sus...
-¡Aladdin!!!!!- le grita su candidato alegremente.
-¡Por dios tú también Alibaba-kun!!!!- se queja el peli morado.
-Lo siento, no pensé que tuvieras resaca...¿Es la quinta esta semana?
-¡La segunda en el mes!!!!
-Bueno, al menos yo no llevo las cuentas.
-¿Estas bien Alibaba-kun?
-Oh si, gracias por el masaje, el entrenamiento con mi maestro fue tan brutal que todo me dolía, no podía ni hablar, si no hubiera sido porque te diste cuenta, no se hasta cuando habría podido ponerme de pie, muchas gracias- decía con una enorme y bella sonrisa.
-Fue un placer- decía el pequeño casi con voz de soprano por los nervios.
-Se me olvidaba decirles algo- intervenía el rey de la alianza de los siete mares.
-¿Qué sucede Sinbad-ojisan?
-Es probable que podamos formar una alianza con el imperio Kou para que ya no hayan más guerras.
-Es una muy buena noticia.
-El día de hoy vienen sus embajadores.
-¿Y quienes son?
-Me parece que son Judal, Kouha y Hakuryuu.
Ambos jóvenes se quedan mirando en silencio mientras repasan los nombres en sus mentes, Kouha, un maniático pervertido, Judal un desequilibrado mental, y Hakuryuu, tan bipolar como el solo...¿seguro que Koen estaba sobrio cuando tomo la decisión? ¿Será que todo pueda salir bien?