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Corazón Gitano: Relaciones Peligrosas por Mizuki_sama

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Capitulo 1

Aquella mañana las cortinas estaban abiertas dejando ingresar al sol raudo para iluminar la habitación, era bonita, decorada en tapiz azul pálido, como un sueño eterno, aunque también iluminara las ropas desperdigadas por el suelo, en especifica dirección de la puerta al lecho, de sabanas blancas que cubrían dos cuerpos desnudos… y dormidos.

Alessandro, abrió los ojos a luz del nuevo día incomodo, pero su cuerpo, relajado por el ejercicio de la noche anterior se removió satisfecho, estaba satisfecho, disfrutando de la sensación de disfrute existencial que sentía recorrerle el cuerpo, colocándose ambos brazos detrás de la nuca y mirando el techo…

Había sido una noche magnifica, su amante… abrió los ojos de par en par.

¿Qué había hecho anoche?

Dos flashes cegaron sus ojos y su memoria, unos labios rindiéndose a los suyos, un cuerpo esbelto en sus brazos, unos ojos azules…. Y una cabellera rubia como el sol.

Con ligera tensión miro a su lado, "santa virgen…" la cabellera rubia que se encontró estuvo a punto de destrozarle los nervios

Rubio… cuando afrodita tenia los cabellos color aguamarina…

Los dedos largos como los de un pianista… y las uñas sin el más mínimo esmalte

Afrodita siempre pintaba sus uñas color celeste

"esto no está pasando"

Respiro lenta, muy lentamente el cuerpo rubio se removió un poco, cambiando de pose, Alessandro casi quiso reírse y luego arrancarse los cabellos, conocía al joven.

Lo conocía, por la puta madre….

Lo conocía

Lo peor

Conocía sus ojos serenos cuando a veces se cruzaban, cuando a veces hablaban…

La alarma sonó de nueva cuenta y el italiano se sobresalto mirándola.

El cuerpo del rubio se removió un poco, sin abrir los ojos.

–Apágala –murmuro adormilado, hundiendo el rostro en la almohada y Alessandro lo hizo por reflejo ¿Qué debía hacer? ¿Qué hacer? ¿Irse? O quedarse a suplicarle que no dijera nada… se imagino los ojos de su adorable pareja si se enterara, Afrodita no se lo perdonaría… no lo haría.

Busco con la mirada sus ropas, desperdigadas en el suelo, adivinando que esa no era su habitación "mis padres salieron de viaje" le llego un susurro de la noche anterior en una fiesta que había dado Kanon en su casa, recordó que le había sorprendido un poco ver al joven allí.

"maldición, maldición" repitió su mente como un mantra mientras se cambiaba a prisa… pensando en lo que haría.

No muy lejos de donde se encontraba Alessandro, Afrodita disfruto el aroma a rosas de su habitación sin abrir los ojos, y miro le techo con adorable encanto, si alguien le hubiese visto abrir los ojos, habría caído a sus pies locamente enamorado de aquella criatura.

Afrodita extendió los brazos, desperezándose, encantador, la sonrisa apreciada en sus labios y extendió el brazo derecho atrapando el móvil con diligencia y escribiendo rápidamente un mensaje de buenos días a una persona que ocupaba su corazón.

Alessandro, el nombre paseo por sus labios, su corazón latía, quiso reír y se levantó de la cama, yendo en dirección a la ducha, amoldando sus pasos dentro de una bata de seda color azul, al cruzar contra el primer espejo observo su rostro y sonrió, deslizando el dedo índice sobre su piel, debajo de sus ojos, paseándolo a lado de la línea del mentón, era hermoso, en silencio recordó cerrando los ojos el modo en que Alessandro acariciaba su piel, y tembló, sintiendo como un escalofrió de anticipada excitación recorría su cuerpo, apretó los labios, casi desmayándose , se sonrojo,…

Aquel italiano, gustaba de jugar con los límites y siendo sinceros afrodita no le molestaba, no era tan atrevido como para ofrecerse en bandeja, pero… abrió los ojos y se miró en el espejo, los labios entreabierto completamente rojos y sus mejillas nacaradas le ofrecieron una imagen ciertamente atractiva, aparto los ojos del espejo llevándose una mano al cuello riendo avergonzado, necesitaba una ducha

Dios… corrió a la cama de nuevo, corriendo de vuelta a la cama, cogió el teléfono y llamo a Alessandro

-"contesta" pidió en voz baja y dulce, con la respiración agitada háblame, bésame…

Quería tirarse a sus brazos y que le besara, que le besara mucho.

-¿alo?- contesto la voz de Alessandro, ligeramente agitada y fría, Afrodita sonrió un poco.

-buenos días-saludo dulcemente, llevándose una mano a los cabellos- Alessandro…-se mordió el labio inferior, una mano en su cuello…- Alessandro… ¿cómo estás?

-perfectamente –la voz de Alessandro se escuchaba ligeramente seca, afrodita abrió los ojos sorprendido ¿estaba molesto? Frunció el ceño recordando si había hecho algo malo o habían reñido, pero no recordó nada- ¿necesitas algo?

-no…solo te llamaba para saludarte –contesto herido- ¿estás molesto? ¿Paso algo malo? –pregunto sentado…. Con toda la excitación y enamoramiento congelándose y unas ganas de llorar o de mandar al demonio a aquel imbécil que tenía por novio.

Alessandro apretó los labios, no muy lejos de allí, con preocupación, observando el jardín de una casa que no le pertenecía… pálido a más no poder.

-No, no ha pasado nada malo- contesto con una voz mejor modulada, aunque un poco superficial, sentía ansiedad- solo... he tenido un pequeño problema, pero lo solucionare, no te preocupes- prometió- ¿nos vemos más tarde? - pregunto ansioso, deseaba correr ahora a sus brazos, olvidar que le había engañado, luego…lo de Shaka se juro no importaba… ya hablarían- deseo verte.

-también te adoro-contesto la voz al otro lado, no tenía el mismo tinte del principio el tono dulce y enamorado se había ido… Alessandro se maldijo en silencio, sabía que era difícil que Afrodita te mandara al infierno, sobre todo ahora que su relación mejoraba, pero aun recordaba cuando ya estaban juntos- Si quieres puedes venir al mediodía, mis padres saldrán para el club…

-de acuerdo… no estás molesto conmigo, ¿verdad?

-en lo absoluto –aseguró el muchacho.

-Afrodita-dijo seriamente – nos vemos al mediodía- aseguro, rogando en silencio, que afrodita no hablara realmente con Shaka, "nunca los he visto juntos, después de todo" porque si era así….-debo colgar

Afrodita apretó los labios mirando el techo de su habitación.

-bueno… nos vemos –sonrió… - te espero –al otro lado Alessandro le colgó el teléfono y aun a pesar de que la voz de afrodita había sido encantadora, no lo fue tanto su actitud cuando tiro el teléfono hasta el otro lado de su habitación mientras un gesto de ira adornaba por primera vez en meses sus facciones y por el mismo causante de hacía meses.

Tenía unas ganas únicas de mandar al demonio a Alessandro al infierno… pero, pero no podía, le quería… y además.., seguramente había tenido una mala noche ¿su tío le daría problemas? Recordaba haber visto hacia unos días a aquel italiano, sus padres comentaban con ligera tensión sobre la cosa nostra, sacudió la cabeza y sonrió.

"no importa" se juro a si mimo… no quería pensar en eso, no dio una segunda mirada a su teléfono al otro lado y casi roto y corrió a la ducha, deseando bañarse y quitarse la tensión que tenia… y el día había empezado tan bien

El agua fría despejo su mente, se verían después y entonces todo se solucionaría.

Camus estaba en la biblioteca aquella mañana, en compañía de Milo Scorpius, el último sonreía un poco de lado, habían estado discutiendo la noche pasada si comunicarles de una vez por todas a sus padres, pero al final como siempre Camus había decidido que lo mejor era que no, después de todo están muy ocupados queriéndose como para preocuparse por ellos, había dicho.

"Milo, creo que lo mejor sería esperar, no quiero que se sientan en la obligación de adjuntarnos a sus cosas" y había sacado un libro de quien sabe donde para ponerse a leer, Milo había asentido disconforme, pero no había insistido, no quería discutir entonces y no quería discutirlo ahora, suponía que lo que Camus sentía en mayor medida era la vergüenza y había decidido callarse el comentarle que su abuelo ya lo sabía todo, tembló un poco recordando los ojos fieros del anciano que lo habían observado heladamente como si él lo hubiese decepcionado, al final aprecia haber aceptado la situación en cierta medida y eso daba por satisfecho a su nieto, que ahora miraba tranquilo a su novio, leer, saco el Smartphone y activo la cámara, dedicándose a tomarle fotos con el fondo de biblioteca.

Camus por su parte se perdía en un emocionante capitulo de la isla misteriosa, de Julio Verne cuando el flash lo cegó.

-Milo- cerró los ojos, apartando al capitán Nemo de su mente para mirar al joven peli azul que sonreía a modo de disculpa.

-lo siento-bajo el móvil observándole- pero esto no es la cita que yo esperaba.

-las nueve de la mañana es muy temprano para una cita, no entiendo como pudiste aparecerte tan temprano- se quejo apartando el libro y dejándolo sobre la mesita junto suyo para observarle fijamente.

-En mi defensa mi padre vino conmigo y no pareció incomodar al tuyo.

-están hablando de negocios- contesto el peli aguamarina encogiéndose de hombros, cómo si eso fuera lo único que le importara a esos dos- ¿no dijiste que planeabas algo para hoy? Pensé que irías solo.

-cuando digo planeo, me refiero a ambos- se encogió naturalmente de hombros el otro joven, como si aquello fuese demasiado obvio.


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