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Un día de locos por Xerxes Uryu

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Notas del fanfic:

Mis habilidades para poner títulos pedorros no dejan de sorprenderme *niega lentamente con la cabeza*


Bueno, ustedes querrán matarme por hacer este one-shot y no actualizar Shattered Glass, pero el manga de Bleach está acabando conmigo T^T. No quería hacer más drama así que hice... esto (que no sé si sea peor).

Notas del capitulo:

Disclaimer: No, no soy japones ni Bleach pasó a ser un manga yaoi hard donde Uryuu es el protagonista. Todo sigue siendo de Tite Kubo.

Advertencia: Sentido del humor tonto, historia para nada profunda y que no cambiará tu vida y ligero OoC en Ishida.

¡Ya están advertidos!

Ishida Uryū no creyó que la semana cultural del Instituto Karakura acabaría de esa manera tan surreal y hasta bizarra, con él entre los musculosos brazos de Kurosaki Ichigo, su mayor enemigo.


Se suponía que todo debió ser normal, que nada de esto debió de pasar, ¿qué fue lo que salió mal? Lo mejor era recapitular.


Todo comenzó como todo día normal en clases; varios alumnos hablaban sobre trivialidades, Tatsuki le enseñaba a Orihime sobre algunos movimientos de autodefensa por si algún día los necesitaba, Keigo intentaba convencer a Ichigo en salir a conocer a algunas “pollitas” (en palabras del propio Keigo) y Kurosaki se rehusaba energéticamente ante las peticiones de su excéntrico amigo mientras que Sado y Mizuiro solo se limitaban a observar tan cómica escena y Uryū, como siempre, leía un libro, pidiendo para sus adentros que sus amigos no fueran tan ruidosos.


— ¡Un poco de su atención, chicos! —solicitó la maestra y todos en el salón quedaron callados, atentos a lo que iba a decir —. Como verán, dentro de poco será la semana cultural —el júbilo de los alumnos no se hizo esperar y la maestra tuvo que exigir de nuevo orden —, así que ¿tienen alguna idea sobre lo que haremos?


Las sugerencias de los estudiantes no tardó, y todos tenían alguna idea: unos querían hacer una casa embrujada, otros optaban más por poner un puesto de juegos y los demás se inclinaban por hacer el tradicional maid café.


Chizuru era una de las que apoyaba esta última idea.


—Vamos chicos, la casa embrujada es muy aburrida y los puestos de juegos ya lo habrán hecho varias personas, ¡mejor algo en lo que podamos participar todos! —la pelirroja tenía el don de la palabra si se lo proponía, pues la mayoría del salón se vio convencida (principalmente también porque Tatsuki estaba de acuerdo con la idea de Chizuru, y nadie quería recibir un golpe por parte de la pelinegra).


—Está bien, entonces Chizuru; te asigno a ti la organización del evento —podría dejárselo al presidente escolar, pero sabía que Uryū no tenía la paciencia ni el interés de hacerlo, sin embargo parecía que Honshō estaba más que dispuesta.


Los ojos de la pelirroja brillaron y una sonrisa torcida adornó su rostro.


—Me alegra que me asigne como la organizadora, porque casualmente tengo una muy buena idea para el tema que usaremos en nuestro restaurant.


Todos temblaron ante lo dicho.


 


— ¿¡¡Qué clase de disfraz es este!!? —el potente grito del Shinigami de seguro se escuchó por toda la escuela.


—Oh, vamos Ichigo, no es para tanto —habló calmadamente Chizuru, quien usaba un traje de gato de color rosa, sin verse afectada por la mirada asesina que le dedicó el Sustituto —. Hicimos una encuesta sobre quién era el más atractivo del salón ¡y tú ganaste!, así que te diseñamos este disfraz especialmente para ti~


— ¡No me jodas, esto ni siquiera puede considerarse como un disfraz!


Y en parte tenía razón, pues el “disfraz” sólo consistía en un bóxer demasiado apretado para su gusto unido a una delgada cola, sus uñas las sustituyeron por garras, sus dientes les pusieron colmillos postizos (y la fresa sobre el pastel), sus orejas fueron cubiertas por las de un felino, de ahí en más todo su cuerpo estaba cubierto por una fina capa de pintura naranja con algunas rayas negras, dejando a la vista el musculoso torso que poseía; era la visión de alguien salvaje, pasional y sexy (en palabras de Chizuru).


—Y mira, el disfraz hace juego con el color de tu pelo.


—Sí, pero…


—Ya deja de quejarte, Kurosaki —pidió hastiada una voz detrás de él.


El mencionado volteó, encontrándose aun Ishida mortalmente serio, pareciendo que incluso mataría a cualquiera que se atreviera a acercársele. El traje de vestir negro, la camisa blanca y la corbata azul marino realzaban la elegancia y atractivo del que su portador hacía gala y que lo hacía ver terriblemente bien, sin embargo lo más destacable de su vestimenta eran las largas orejas de conejo (una de ellas estando doblada), el rabo esponjoso y los guantes que simulaban ser patas de conejo. Así el Quincy no parecía ser el letal guerrero ni el muchacho borde que conocía, era más bien parecía ser alguien tierno.


Muy, muy tierno.


—Podrías estar como yo.


—No seas tan negativo, Ishida —apareció Tatsuki, quien representaba a un águila —, recuerda que esto lo hacemos para divertirnos principalmente.


El de orbes azules masculló por lo bajo.


Sí, ¿pero no pudieron dejarlo mejor en la cocina? Por lo que sabía, a los que les había tocado la suerte de estar de cocineros no tenían que vestirse de esa forma tan ridícula, envidiaba a Yasutora y a Kojima por haber conseguido tal privilegio.


— ¡Yo me estoy divirtiendo mucho! —la animada voz de Orihime se hizo escuchar


Todos los presentes se quedaron de piedra por ver cómo iba vestida: llevaba un conjunto hecho de cuero, demasiado ajustado para el gusto de todos, guantes de color negro y lo que parecía ser… ¿¡una fusta!?


Arisawa no tardó en encarar a Honshō, mirándola como si la peor escoria se tratara.


— ¿Se puede saber por qué demonios lleva eso Orihime?


—Eso es fácil —la pelirroja no parecía asustada por el aura homicida que tenía la pelinegra —, como esto es un zoo necesitamos de alguien que imponga el orden cada vez que uno de nosotros nos portemos mal. ¡Orihime-chan, castígame~! —fue recibida por un certero puñetazo en el rostro por parte de la pelinegra.


— ¿Cómo se te ocurre pensar eso de ella? ¡Mírala!


La pelirroja obedeció la orden y observó a Inoue, quien movía la fusta como si de una vara cualquiera se tratara, con una expresión de infantil felicidad que distaba por mucho con su atuendo provocador.


Debía que admitir que Arisawa tenía un punto.


 


Ya sin mayores preámbulos todos comenzaron a realizar sus labores, siendo que los que estaban disfrazados serían los meseros y los que no permanecerían en la cocina; para horror de Keigo, que se estaba quejando de por qué desperdiciar su atractivo estando en la cocina y no aprovecharlo afuera ligando con una chica linda.


El restaurant estaba dando resultado, y era de esperarse debido a sus dos estrellas principales: Kurosaki e Inoue, gracias a sus atuendos tan reveladores. Aunque claramente se notaba la diferencia de quién se estaba llevando lo peor.


Orihime destilaba un aura tan encantadora y alegre que los hombres ahí reunidos no se atrevían siquiera a intentar algo con ella. La veían como una divinidad en la tierra y a ellos mismos como unos simples mortales que lo único que podían hacer era adorarla desde lo lejos.


Sin embargo en el caso de Kurosaki era totalmente lo contrario.


No sabía por qué, pero en vez de que su figura fuera intimidante para las mujeres parecía que las incitaba a acosarlo, ¡demonios! Si hasta creía tener un cartel pegado a su cuerpo que decía con luces de neón “viólame”. Cada vez que se acercaba a alguna mesa para dejar los platillos lo hacía con más precaución de lo que hizo con Aizen, y es que en toda su experiencia de guerrero nunca llegó a pensar que algún día se enfrentaría a un grupo de revoltosas chicas que lo veían cual trozo apetitoso de carne.


Vaya que las mujeres se han vuelto más desenfrenadas que los hombres” pensó con asombro Ishida, viendo que Ichigo desesperadamente apenas  alcanzó a escapar de las garras de las alocadas jóvenes. Sin embargo no escapó invicto, pues una mano traviesa logró colisionar contra el trasero del Shinigami; el color de su rostro competía fuertemente con el de la cabellera de Renji.


Bueno, al menos no soy yo” se mofó el Quincy con una sonrisa de satisfacción.


Sin embargo a Uryū se le olvidaba que en la vida existe algo, especialmente para bastardos como él, llamado karma. No fue hasta que escuchó el potente grito de Asano decir: “¡¡¡ya no puedo soportar más!!!”, escuchar el sonido de la puerta siendo fuertemente abierta y desgraciadamente estando él frente a ella. Después de eso todo pasó en cámara lenta para el chico de ojos azules: él cayendo, él esperando el impacto contra el frío suelo, él impactando pero contra algo firme pero suave y unos poderosos brazos rodearle la cintura.


—Te tengo —escuchó una grave voz, así que levantó su cabeza para encontrarse con unos orbes ámbar mirándolo directamente.


—K-Kurosaki —susurró sintiendo su cara arder insoportablemente.


Ishida maldijo a su suerte (y al karma), pues esta era la típica escena en la cual los dos protagonistas descubrían que se amaban en todo anime shōjo genérico. No, simplemente repulsivo.


Y para empeorar su mala suerte, todas las féminas que estaban en el salón  parecía que pensaron lo mismo que él, pues no tardaron en lanzar un grito de emoción y sin siquiera notarlo ya eran el centro de atención de todo el lugar.


Uryū se separó de Ichigo como si la peste fuera, tratando desesperadamente de explicar el malentendido. Sin embargo las chicas de ahí no parecían hacerle caso, pues continuaban gritando y exigiendo que el de piel nívea volviera a los brazos de su amado.


—Kurosaki, nos estoy defendiendo solo.


El aludido se encogió de hombros como si la situación no le importara.


—No es lo que parece.


Gracias por la gran ayuda” pensó sarcástico mientras fulminaba al de pelo naranja con la mirada.


Logró ver la cabellera roja de Honshō entre la multitud e Ishida pensó anhelante que ella pondría orden a este caos, mas sin embargo la sonrisa que ésta le dedicó le hizo saber al arquero que su suerte estaba más que jodida.


Y así es como esta situación se dio, estando ellos dos en medio del salón con las mesas rodeándolos para que las clientas (y uno que otro cliente) disfrutaran del espectáculo, con Kurosaki aprisionando a Ishida entre sus brazos y este último pensando seriamente en mandar a la doctrina Quincy al averno y dispararle a toda persona presente con tal de salir con su orgullo bien librado.


Sentía todo su cuerpo tenso, la incomodidad de tener el cuerpo semidesnudo de Kurosaki contra el suyo y también el ser devorado con la mirada de todas las jóvenes de ahí, que los veían casi como los romanos lo hacían en un coliseo, pero lo que había en sus ojos no era la sed de sangre, sino un terrible destello de morbosidad y lujuria que lograban poner a Ishida más alerta que en la mismísima Guerra de Invierno.


— ¡Ishida-san, dile senpai a Kurosaki-kun! —pidió una mujer a la cual otras comenzaron a secundarla, coreando “senpai” (como si de porristas apoyando a su equipo se trataran), para hacer que el arquero lo dijera.


—Primero tendrán que matarme antes que decir eso —apenas articuló palabra debido a la inmensa frustración que estaba sintiendo.


—Ishida-kun~ —los vellos de la nuca del Quincy se erizaron cuando escuchó a Chizuru llamarlo cual espectro en película de terror.


El aludido suspiró derrotado, no hacía falta ver a Honshō para saber que ella estaba entre la oleada de pervertidas, mirándolos cuales manjares. Sin embargo, podía notar que la mirada de la pelirroja tenía un brillo que le supo a advertencia.


Chistó con molestia, le ponía de mal humor cuando le obligaban a hacer cosas que no quería. Justo como ahora tenía que decir cursilerías que ni estando en el más remoto estado de ebriedad se atrevería a decir, y sin embargo se encontraba diciéndolas como si fuera de esos acaramelados novios que tanto aborrecía.


—S-Senpai —apenas alcanzó a decir; con su cara mortalmente pálida y su rostro arrugándose, pareciendo que pronto devolvería lo que había desayunado.


A pesar de su extraña expresión a todas las chicas les fascinó, pues no tardaron en chillar de la emoción.


— ¡Oh Dios mío, eso fue tan uke! —varias secundaron con la idea.


Ishida rechinó los dientes.


Esa era otra de las cosas que lo molestaban. No estaba familiarizado con las terminologías que usaban las chicas como ellas, pero de lo poco que sabía era que el “uke” era el amante que solía desempeñar el rol pasivo de una relación homosexual. Está bien, el de orbes azules admitía que estar al lado de alguien tan rebelde y masculino como lo era Kurosaki no ayudaba en favorecer su lado “dominante”, vale que también los accesorios de conejo tampoco le eran de mucha ayuda, ¡pero él también podía ser el activo de la relación!


Por supuesto que podía… ¿verdad?


Ishida salió de sus cavilaciones al sentir unos dedos posarse en su barbilla para obligarlo a levantar su cara. Se encontró a sí mismo a pocos centímetros del rostro varonil de Ichigo, sintiendo el aliento contrario chocar contra su cara, y los ojos ocres viéndolo intensamente. Ishida creía que pronto hiperventilaría y que su corazón saldría abruptamente de su pecho. Agradecía a Kurosaki por todavía tener su brazo rodeando su cintura, pues ya no confiaba en la fuerza de sus propias piernas.


Parecía que quería darle un beso.


Ante ese pensamiento el Quincy sintió que toda la sangre de su cuerpo subió a su cara. El estallido de aullidos no se hizo esperar, y tales palabras como: “Ishida-kun se ve tan adorable”, “hacen una hermosa pareja”, “quisiera que alguien me abrazara con tanto amor como a él” o “¡Kurosaki, ya viólatelo!” se escucharon por todo el salón.


El arquero se preguntó cuánto más podría aguantar su paciencia. ¡Si todo esto era tan humillante! Casi podía sentir el orgullo Quincy del que tanto se jactaba irse al caño.


Pero lo que más le desesperaba era sin lugar a dudas Kurosaki.


Desde que comenzaron con ese triste teatrito el Shinigami no ha mostrado ningún signo de sentirse afectado. El pelinegro no sabía cómo es que Kurosaki podía mantener la calma si hace una hora era él el que tenía la cara roja como un tomate.


¡No era justo que ahora fuera él el único que colapsaría por una crisis nerviosa!


Todo era culpa de Kurosaki, si no hubiera sido por él y su estúpida amabilidad el Quincy no estaría en esa penosa situación, sintiéndose avergonzado por estar a la vista de varias depravadas, ¡y Kurosaki tenía el descaro de permanecer impasible aún y cuando era su culpa por estar en esta situación!


Pero no lo iba a dejar así, por su maldito orgullo que no quedará así.


Sintiendo la determinación correr por sus venas se deshizo del agarre de Kurosaki y ahora fue él quien apresó al chico de pelo naranja entre sus brazos. Todos en el salón quedaron callados por un momento, pero pronto todas ahí ovacionaron por ver que Ishida ahora era el que tenía el rol dominante. El pelinegro sintió su maltrecho ego emerger cual fénix, y más al ver la cara de asombro que le dirigió.


Sonrió con superioridad, sin embargo poco le duró el gusto. Kurosaki de inmediato entendió las intenciones del Quincy, y aprovechando el pequeño descuido del más bajo lo agarró de la pierna y lo levantó para quedar a la altura de su cadera, en una pose muy íntima y más cuando la mano descarada del Shinigami recorrió los muslos del arquero.


Ishida dio un respingo y todas las chicas rugieron presas de la excitación por ver que las cosas comenzaban a “subir de tono”.


“Maldito Kurosaki” pensó con rabia Uryū por verse de nuevo en desventaja y ver la mirada arrogante de Ichigo, pero claro que no lo dejaría ganar.


Vaya, hasta en eso competían.


Ishida quitó su pierna, y con fuerza estampó el cuerpo de Kurosaki contra el muro descubierto, para después poner sus brazos a los lados de la cabeza del pelirrojo, entrometiendo peligrosamente su rodilla entre las piernas ajenas, haciendo que el contrario diera un respingo.


Las presentes suspiraron, sabiendo que estaban viendo lo que muchas más matarían por ver: a dos chicos guapos toqueteándose descaradamente en público. ¿Podía ser mejor?


Pronto se dieron cuenta cuando el de ojos ocres, aprovechándose de su fuerza y estatura, aprisionó al más bajo en un abrazo. Sin embargo venía con un truco, pues al estar expuesto Ichigo mordió el cuello de Ishida, causando que este último dejara salir un quejido.


¿Estaba comenzando a hacer calor o era él?


Todas gritaron por la escena tan erótica que estaban mostrando: Ichigo reteniendo a Ishida entre sus musculosos brazos y mordiéndolo seductivamente, mientras que Uryū estaba completamente rojo al sentir el plástico incrustarse en una zona tan sensible para él.


Se odió así mismo por desear que fueran los verdaderos dientes de Kurosaki los que lo mordieran.


El Quincy sintió que los colmillos de plástico dejaban ir su piel, a la vez que el cuerpo de Ichigo se alejaba poco a poco del suyo. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo cuando vio en la mirada color ámbar un sentimiento que el arquero no supo identificar, pero era tan intenso y pasional que sentía quemarse abrasadoramente.


El grito de emoción sacó al Shinigami Sustituto de sus pensamientos, haciendo que se alejara poco a poco de Uryū. Sin embargo, el de ojos azules todavía estaba en trance, viendo a Ichigo partir. No podía dejarlo ir así, debía pagar por todas las veces que lo hizo sonrojar mientras que él siempre mantuvo la calma. No era justo.


Su raciocinio lo había mandado desde hacía mucho al averno, por primera vez se guiaba en base a sus instintos, en ese estado no le preocupaba lo que pudiera pasar ni las consecuencias que sufriría. En lo único que podía pensar era en cumplir con su objetivo.


Sin dudarlo agarró el brazo de Kurosaki y usando toda su fuerza lo atrajo para así poder estampar sus labios con los ajenos. Ishida estaba tan absorto en el beso que no notó cuando todo el salón quedó en completo silencio. Y no fue hasta que se separó del Shinigami y vio la cara de asombro de éste y de todas las chicas que se dio cuenta de lo que había hecho.


Y fue el rugido de las presentes que le dieron a entender a Uryū que la había cagado y que desde ese día hasta su graduación no tendría un momento de paz.


En esos momentos no le importaba que un Hollow lo atacara de repente y se lo comiera.


 


— ¡Muy buen trabajo chicos~! —felicitó Chizuru a lo cual todos la apoyaron con aplausos y gritos de emoción —. En especial tú, Ishida-kun —dijo con especial malicia.


El aludido se encontraba sentado un rincón con un aura deprimente y con el “agradecimiento” de Honshō no hizo más que hundirlo más. Esto no pasó desapercibido bajo la atenta mirada de Ichigo.


 


—Hasta luego, Ishida-kun —se despidió dulcemente Orihime a lo cual el Quincy respondió con un movimiento de manos.


Cuando vio que la energética joven se reunió con su amiga, el pelinegro decidió por irse dando un pesado suspiro, rememorando todo lo acontecido en ese día y sonrojándose en el acto.


— ¿Tan malo fue besarme?


El de orbes azules dio un pequeño respingo al escuchar la grave voz de Kurosaki a sus espaldas.


Uryū hubiera dicho que no lo fue, pues en primer lugar nadie le había obligado hacerlo sino un extraño impulso que le hizo juntar sus labios con los del Shinigami Sustituto. Pero obviamente que no le iba a decir por el orgullo y la vergüenza.


—No sé a qué te refieres —optó por hacerse el desentendido, todavía sin atreverse a verlo.


—No mientas, que eres pésimo en eso, ¡y mírame cuando te hablo, con un carajo! —Ishida decidió acatar la orden pues con los gritos de Kurosaki no quería atraer a indeseados, al hacerlo se encontró con el semblante mortalmente serio del Shinigami —. Si tanto te desagradó, ¿por qué lo hiciste?


Ishida no sabía qué hacer, estaba atrapado entre la espada y la pared. Por un lado quería evitar hablar del tema pues era algo muy vergonzoso que su orgullo le impedía que hablara al respecto; pero sabía muy bien que Kurosaki podía llegar a ser muy persistente —por no decir terco—y sabía por experiencia propia que no se rendiría hasta quedar satisfecho con su respuesta. A parte, y aunque le disgustara admitirlo, podía ver que detrás de toda esa seriedad que trataba de mostrar Kurosaki había un deje de dolor y eso era de las pocas cosas que podían desarmar por completo a Ishida.


Suspiró derrotado, no le quedaba de otra.


—Ni yo mismo lo sé —ante la mirada de confusión del más alto decidió explicarse: —. Creo que era tu actitud tan calmada frente a esa situación que llegabas a desesperarme, por lo general soy yo el que mantiene la cabeza fría, pero es realmente difícil hacerlo cuando tu cuerpo está tan cerca del mío que logras confundirme y a hacer cosas que nunca haría.


De repente calló, pues apenas se dio cuenta de lo que acababa de decir. En serio, ¿qué le estaba pasando este día? Apenas y se reconocía.


—Entonces, ¿mi cercanía te confunde? —preguntó pícaro acercándose al de lentes.


—No seas idiota, Kurosaki —intentó alejarse, sin embargo el Shinigami lo agarró del brazo y lo trajo hacia su cuerpo para abrazarlo fuertemente —K-Kurosaki.


Ahí estaba otra vez ese calor que le embargaba todo su cuerpo y lo hacía sonrojarlo poderosamente.


—Ishida, la verdad es que contigo siempre me siento calmado y seguro; ya sea en el campo de batalla, en la escuela o inclusive en nuestras peleas. Siempre que estés cerca de mí siento que podré contra cualquier adversidad.


Ishida quedó mudo por la declaración tan sincera de Ichigo.


Maldito Shinigami pensó avergonzado, pues ahora tenía la imperiosa necesidad de volver a besar a Kurosaki, así que actuando otra vez por sus impulsos decidió por sellas sus labios con los de Ichigo siendo correspondido de inmediato por éste.


Estaban tan inmersos en su mundo que no notaron como una pelirroja estaba tomando fotos a diestra y siniestra y en cualquier ángulo que le fuera posible.


—Son tan hermosos juntos. ¡Las chicas estarán muy felices cuando les venda estas fotografías! —decía alegre Chizuru


Definitivamente mañana sería un día interesante.

Notas finales:

Un poquito flojo el final, pero pudo haber sido peor. 


Principalmente me inspiré en mi hermana para hacer esta cosa, pues ella es muy al estilo de volverse loca cuando ve a dos hombre muy cariñosos. Aparte de que ella ve a Uryuu como el uke por excelencia, así que quise poner los pensamientos de Ishida de cómo respondía ante eso xD


¿Ustedes creen que Ishida sí podría ser un seme? Yo digo que sí.


Hasta luego~


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