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Todo el tiempo por NaranjaMorada

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Notas del fanfic:

King of Fighters y todos sus personajes pertenecen enteramente a sus respectivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento.


 

Notas del capitulo:

Yo de nuevo invadiendo esta sección con mis historias random. Una pareja un poco extraña supongo, pero debo admitir que no me desagradó el resultado xD este fic va dedicado con muchísimo cariño a mi Squad, Drekaas y c62. ¡Si les gusta el yaoi de KOF, lean sus fanfics!


Advertencia de lemon. Menciones de Terry/Rock y Geese/Billy. ¡Espero les guste!

Rock tomó aire antes de abrir la puerta de aquel lugar. Por unos segundos quedó aturdido por la música y las luces, pero no tardó en acoplarse y cerrar tras de sí. Frente a él se cernía un espectáculo hasta entonces desconocido, pero ansiado durante mucho tiempo: hombres jóvenes con el torso descubierto que bailaban al ritmo de la música, otros mayores que se divertían en pareja o pequeños grupos. También había algunas mujeres particularmente altas y  bien maquilladas que le llamaron la atención, aunque cuando una de ellas le hizo un guiño optó por dejar de curiosear y ver qué más encontraba.


No era secreto para nadie que aquel sitio era uno de los más frecuentados por la comunidad gay de South Town. Siempre lleno los sábados por la noche, con la música tan fuerte que se escuchaba a varias calles de distancia y hombres que salían tomados del brazo con enormes sonrisas en sus rostros. Rock había pasado por ahí en algunas ocasiones, tanteando el terreno: ¿vería alguna cara conocida? ¿Era un sitio relativamente seguro, o tal vez muy caro?... Daba unas cuantas vueltas antes de regresar a casa, con la adrenalina a mil. Terry todavía no llegaba ya que estaba trabajando, momento que aprovechaba para tomar largas duchas pensando en aquel club, en los guapos jóvenes de más o menos su edad que había visto de lejos y uno que otro maduro al que siempre terminaba colocando el rostro de su mentor. ¿Se atrevería a entrar algún día? La respuesta fue positiva, en esa noche que se armó de valor para abrir la pesada puerta.


Se acercó a la barra, considerando que era menor tendría que beber algo que no contuviera alcohol, o al menos no demasiado. En sí era indebido que estuviera ahí, y si Terry se enteraba pondría el grito en el cielo y llamaría a Andy para preguntarle qué castigo sería el adecuado (porque no lo había castigado jamás y seguramente terminaría ocurriéndole algo demasiado suave o lo terminaría olvidando, así de descuidado era en ocasiones el mayor). Y él que había prometido que, de portarse bien, lo dejaría tomar su primera cerveza en su próximo cumpleaños… Suspiró, pensando que sería agradable recibir alguna otra clase de regalo que una simple cerveza. Tal vez al mayor de los Bogard con nada más que la gorra puesta…


Nunca podría decirle a Terry sus sentimientos, tenía eso muy claro. ¿Cómo se lo iba a tomar, si únicamente lo veía como a un hijo? No quería ni pensar en que su relación se viese afectada por aquella fantasía juvenil. No se imaginaba un mundo sin él, y si tenía que mantenerse callado para que todo continuara como siempre, iba a hacerlo. Pero eso no significaba que no buscaría alguna forma de divertirse. Tal vez podría encontrar por ahí a alguien que se le pareciera, algún hombre alto, rubio e informal… aunque claro que no sería lo mismo, pero ¿qué otra opción tenía? Terminó por tomar asiento en el primer lugar desocupado que encontró, esperando que nadie se le acercase todavía. Otro vistazo al lugar le hizo apreciar que todos andaban acompañados y no pudo evitar sentirse todavía más fuera de lugar, aunque estaba seguro que una buena copa lograría cambiar eso. Llevaba algo de dinero en el bolsillo como para una bebida, esperaba tan solo que el barman no se percatara que le faltaba todavía un poco para ser mayor de edad. Se atusó los cabellos en un intento de estar acorde al ambiente de coquetería, aunque terminó sintiéndose ridículo.


Fue entonces que se sintió observado. Su vista se encontró con la de un joven de más o menos su edad que le sonreía a unos asientos de distancia. Por instinto miró discretamente por encima de su hombro a fin de comprobar que no se confundía y lo miraba a él, ante eso el otro pareció divertido. Rock le dedicó una tímida sonrisa, sin saber qué hacer. ¿Debía acercársele, presentarse, preguntarle su nombre, invitarle a tomar algo…? El joven seguía con la vista en él, como si le estuviera esperando. Rock se mordió el labio inferior. El desconocido no se parecía a Terry, aunque no podía negar que era bastante atractivo como la mayoría de los presentes. Decidió que no tenía tiempo que perder, pero apenas iba a incorporarse cuando escuchó su nombre pronunciado por alguien más.


— ¿Rock Howard? —preguntó una voz que se le hizo familiar pero que no logró identificar. Un escalofrío le recorrió la espalda al saberse descubierto. No era posible… más importante todavía, ¿quién era su inesperado interlocutor? Tragó saliva.


 — Pero… ¿Qué estás haciendo aquí? —añadió el desconocido. El muchacho alzó el rostro para toparse con la cara del ex servidor de su padre, Billy Kane, quien lo contemplaba perplejo. Rock se quedó con la boca repentinamente seca, incapaz de apartar la vista de los azules ojos del mayor. Sin proponérselo prestó atención a la manera de vestir del contrario: traía puesta su habitual bandana, pero portaba prendas oscuras que hacían resaltar la palidez de su piel y que la  dejaban entreverla de un modo no del todo apropiado. Rock no podía creerlo: ¿por qué tenía tan mala suerte? No solamente se había encontrado a alguien conocido en el peor escenario posible, sino también a alguien indeseable. Ni siquiera pasó por su mente lo extraño (y sospechoso) de que el otro se encontrase ahí, tan sólo se levantó de un brinco de su asiento y se esforzó por responder, rehuyendo de su mirada y olvidándose por completo del chico al que se pensaba acercar.


—E-eso no te importa —alcanzó a decir antes de abrirse paso para alejarse lo más pronto posible. Se le dificultó cruzar el sitio, ignorando un nuevo llamado del mayor y resistiéndose a voltear para ver si lo seguía. La brisa nocturna al momento de abrir la puerta le golpeó el rostro pero continuó su caminata hacia la calle, cruzándola presuroso hacia el callejón por donde había llegado, un atajo que descubrió en sus pasadas visitas. Suspiró y metió las manos en los bolsillos de su pantalón. De todas las personas de la ciudad, ¿por qué debía de encontrarse precisamente con él? Debía ser alguna especie de castigo divino o algo así. Detuvo su caminar al escuchar pasos tras su espalda. El inglés estaba ahí, lo había seguido como era su costumbre.


— ¡Rock! ¿Qué se supone que hacías allí? —le increpó. El menor frunció el ceño, no tenía ningún derecho de hablarle en ese tono —.No puedo creer que el idiota de Bogard te deje ir a esos lugares, es, es… ¿qué diría tu padre sobre esto?


Rock volteó a verlo, enfadado. No sólo había insultado a Terry, sino también lo había nombrado a él.


— ¡Déjame en paz! —dijo, y Billy dio un paso atrás aunque se repuso enseguida. Iba desarmado porque esa noche la había planeado exclusivamente para su diversión, sin embargo era perfectamente capaz de defenderse si el menor decidía atacarlo, cosa que no pasó ya que Rock pareció controlarse y seguir su camino. Billy parpadeó, indeciso, pero casi enseguida fue tras él. Rock lo notó, desde luego.


— ¿Qué quieres? —volteó a verlo, con un gesto de molestia en el rostro. Ese gesto.


—N-no… —balbuceó sin atreverse a moverse, buscando las palabras adecuadas. No tenían el mismo color de ojos, el chico había heredado los de la familia Heinlein, pero aun así… —No creo que debas andar solo por aquí, es… un barrio peligroso, eres menor, y… —añadió de forma atropellada. Rock alzó una ceja, desconfiado.


—Me las arreglaré —se limitó a decir antes de hacer el ademán de largarse de una buena vez, pero se detuvo al ver como el mayor se adelantaba y llevaba la diestra al cierre de su chaqueta, deslizándolo hacia abajo para dejar ver aquel pecho bien trabajado. En el transcurso de la noche Billy había bebido lo suficiente como para que no sintiese el frío calándole en la piel desnuda, pero no pudo evitar estremecerse un poco, quería suponer que era por la temperatura y no por estar frente a él, como en los viejos tiempos… No. No, aquel muchacho no era su antiguo jefe, el hombre que lo había hecho suspirar al rememorar su tacto en las noches más frías y solitarias. Lo miró fijamente, corroborando que le estuviera prestando la debida atención.


—Yo puedo darte lo que estás buscando —dijo finalmente y sin vacilación, no podía permitirse dudar en un instante como ese. Rock se había quedado mudo, sin poder hacer nada más que mirarlo, bajando por el abdomen y los pantalones ajustados que delineaban su anatomía sin ningún tipo de pudor.


—Qué… no entiendo qué quieres decir…


—Déjate de juegos, no vas a decirme que entraste a ese lugar sólo para beber. Buscabas compañía, ¿no? —preguntó el inglés, y ante su seguridad Rock no supo qué responderle. Billy sonrió de lado, triunfal —.Lo sabía. ¿Entonces?


—Púdrete… —respondió, aunque el insulto no pareció hacer mella en el orgullo de Kane. Se limitó a acercarse al menor y dedicarle una mirada enigmática pero en la cual pese a todo se lograba vislumbrar deseo y una abierta invitación a dejarse llevar. Por mero instinto, Rock se colocó en posición de ataque. Siempre le había hecho frente a Billy Kane cuando aparecía de la nada a hablarle de su padre, ¿por qué no iba a hacerlo ahora? Debía admitir que el hombre no estaba nada mal, si tan sólo no estuviese relacionado con el pasado de su familia, tal vez… Momento, ¿en qué diablos estaba pensando?


Dio un paso hacia atrás, golpeando la espalda contra la pared del callejón. El inglés se le acercó, acorralándolo. Sólo debía lanzar un golpe… Aquella idea se esfumó en cuanto sintió el aliento caliente en su oreja, y luego los labios contrarios apenas rozando la piel de su cuello. Rock se estremeció, sujetándose del muro porque no pensaba tocar al otro. No podía hacer nada con él, tomando en cuenta que había sido el servidor de su padre, el hombre que más odiaba en el mundo. Jamás se lo perdonaría, y si Terry llegaba a enterarse… Sin embargo, no pudo seguir pensando al sentir el dedo índice del inglés deslizándose por su entrepierna. Ahogó un jadeo, no quería demostrarle al mayor que aquellos toques le estaban haciendo reaccionar. Billy tuvo que obligarse a no sonreír ante el gesto, por lo que optó mejor por bajar y arrodillarse, desabrochándole el pantalón con inesperada habilidad. Rock se quedó estático, y apenas iba a protestar (o hacer el intento) cuando sintió la diestra del inglés aferrándose a su despierta hombría.


—E-espera, qué… —no pudo continuar, ya que Billy no se lo permitió: delineó con la lengua el glande antes de que sus labios se cerraran en torno a su virilidad. Engulló la erección del menor con parsimonia, alzando la vista para contemplar sus reacciones antes de empezar a moverse con retomado ímpetu, y Rock hizo la cabeza hacia atrás. Nunca se hubiera imaginado estar en una situación así con el mayor, recibiendo esa clase de atenciones. Involuntariamente soltó un jadeo aunque enseguida se mordió el labio para acallarse, resistiéndose a demostrar abiertamente sus emociones. Tocarse en la ducha no se comparaba a aquello, a entrar y salir de la boca del inglés, a los dientes que tocaban su erección produciéndole un cosquilleo exquisito. El ritmo aumentó por lo que descendió la diestra acomodándola sobre la cabeza ajena, hundiéndola para enseguida mover las caderas simulando penetraciones. Quería controlar las succiones lo más que pudiera, llegar al fondo de aquella boca tomando en cuenta que la cabeza la daba vueltas, anunciándole la llegada del orgasmo. Billy no opuso resistencia ante aquella demostración de fuerza, apretó los párpados y se dejó hacer dócilmente, sujetándose de las piernas del menor para no perder el equilibrio. Sintió ahogarse cuando la boca se le llenó de la juvenil semilla.


—Terry… —suspiró Rock en cuanto se vació totalmente. Billy alzó la vista a la par que apartaba el pene de su boca y tragaba el salado fluido. La verdad no le sorprendía que el menor pronunciara aquel nombre en un momento como ese, era demasiado obvio lo que sentía por él. Tan sólo se tenía que prestar atención a la manera en que Rock miraba a Bogard, la forma en que lo seguía… no podía evitarlo, de cierta forma le recordaba a él: A él cuando Geese estaba vivo y a su lado. Los dos tenían en la mirada la misma expresión de devoción.


Se relamió los labios a sabiendas de lo que ahora vendría: debía esperar un poco para que el menor se recuperara y pudieran continuar. Porque no podía dejarlo así nada más, una felación no era suficiente… o al menos, para el padre jamás lo había sido. ¡Qué diferentes eran! El señor Geese era tan orgulloso, le encantaba hacerse notar… En cambio Rock había entrado al bar de forma silenciosa, deseando pasar lo más desapercibido posible. ¿Y así pensaba ligar? Debía agradecerle, Billy le había hecho un favor… pero, ¿cómo no podía hacerlo? ¿Cómo no podía querer tocarlo, si era como volver a tener un pedazo de su padre entre las manos?


Se incorporó sacudiéndose los pantalones y en silencio deslizó la bragueta junto con los interiores, mostrándole al menor una erección en su apogeo, palpitante y deseosa de atención. Se dio la vuelta para caminar unos pasos al otro extremo del reducido callejón y recargó las manos contra la pared, con las caderas lo más alzadas que podía.


— ¿Vas a quedarte ahí o vas a follarme? —preguntó el inglés, mirándolo de soslayo — ¿Sabes cómo, o también te lo voy a tener que enseñar? —completó, mordaz. No tenía ningún derecho a hablarle así, después de todo había sido Geese quien se encargó de instruirlo en todo lo necesario para complacer a un hombre, y si bien estaba seguro que al principio lo había dejado a medias debido a su juvenil inexperiencia, eso no ocurriría ahora con el menor. Se llevó la diestra a la boca, succionando con avidez un par de dedos antes de bajar a su entrada y empezar a estimularse. Se mordió el labio, tenía un tiempo considerable sin hacer aquello pero conocía a la perfección los gustos de Geese, quien disfrutaba de verlo así de necesitado y anhelante. Introdujo el índice dejando salir un espasmo, para enseguida empezar a moverlo de adentro hacia afuera. El chico lo contemplaba atónito, podía apostar que incluso sonrojado. Sonrió un poco.


— ¿Qué esperas? Quiero que me la metas —jadeó. Aquellas palabras parecieron sacar a Rock de su ensimismamiento. Inseguro, se acercó y Billy pudo constatar que padre e hijo compartían no sólo parecido físico sino también el gusto por ver a alguien más suplicando por su presencia.


—Pero… ¿cómo…? —escuchó que preguntaba, y chasqueó la lengua.


—Métela y ya… sólo apresúrate —pidió Billy, sonando más como orden. Si el otro fuera Geese ya lo hubiera castigado a su particular estilo, pero a Rock todavía le faltaba demasiado para ser como el gran señor de South Town. Sintió de pronto la punta de su pene y luego como lo demás se abría paso en sus entrañas, dejando salir un jadeo de dolor. Dios, había pasado tanto tiempo… pero la sensación era prácticamente la misma. Se apegó contra el muro y apenas estaba acostumbrándose a la intromisión cuando el menor empezó a moverse. Igual de impaciente que su padre…


Cerró las manos encajándose las uñas en las palmas mientras el rubio se sujetaba con apremio a sus caderas para embestirle. Le oprimía con tal fuerza que estaba seguro que le quedarían moratones de sus dedos, pero no pensaba quejarse. Soltó un gemido en cuanto su miembro rozó la fría pared, y el sonido pareció incentivar al chico a continuar con las estocadas, animándose a subir una mano por los muslos del mayor, rozando los testículos con la punta de los dedos, cosa que le provocó a Billy un escalofrío. Subió un poco más al abdomen y se quedó ahí, apoyándose para inclinarlo un poco más al frente y hacer las penetraciones más certeras. Billy jadeó, y la bandana terminó por caerse al suelo.


—Terry.


Ahí estaba de nuevo. Si antes lo odiaba, ahora el sentimiento de animadversión era más fuerte. Maldito Bogard, ¿por qué tenía que entrometerse siempre? ¿Por qué justamente en ese momento tenía que acordarse de él? El señor Geese nunca le haría algo como eso, él siempre estaba ahí para él, gruñendo su nombre al oído. ¿Por qué no podía ser igual ahora? Iba a protestar aunque no tenía idea de qué decir, cuando de nueva cuenta su hombría se frotó contra la pared debido al movimiento pélvico. Sintió el aliento del menor en la sien antes de que sus dientes se cerrasen en torno al lóbulo de su oreja y gimió de forma más audible. ¿De verdad el chico no tenía idea de lo que hacía? Porque lo estaba sorprendiendo.


Por su parte, Rock se concentraba solamente en las sensaciones que recorrían cada parte de su ser. El cuerpo ajeno se cerraba en torno a su pene de una forma deliciosa, entraba y salía como si estuviera adaptado perfectamente para él, para recibirlo. Por un momento olvidó completamente que el amante en turno era nada más y nada menos que Billy Kane y su mente viajó hacia la única persona capaz de producirle deseo: Terry. Si se tocaba lo hacía pensando en él, en esa sonrisa hermosa que le dedicaba cuando estaba feliz, en sus músculos delineados contra la ropa y en esa boca entreabierta del cansancio cuando hacia ejercicio de más, y que parecía incitarlo a devorarla. ¿Estar dentro de Terry se sentiría igual de bien? No, claro que no… sería muchísimo mejor, estaba seguro de ello. La mano que había depositado en el abdomen descendió a la hombría del inglés, y sin más comenzó a bombear. Un temblor le recorrió las piernas a Billy al momento de sentir eso, y no pudo evitar moverse contra él ansioso de más. A ese paso no duraría lo que tenía pensado, y estaba haciendo un esfuerzo considerable para extender el momento lo más que podía. Después de todo, ¿cuál era la probabilidad de que aquel encuentro se repitiera? Debía aprovechar. Ladeó la cabeza buscando el rostro del menor, y en cuanto lo encontró mordió sus labios, exigiéndole que lo besara. Rock obedeció y Billy pudo degustar su sabor juvenil,  percatándose de su inexperiencia: no sólo le estaba robando la virginidad, sino también su primer beso… ¿qué más podría desear? Estaría encantado de que Bogard se enterase. Lo volvió a morder a fin de que lo dejara actuar con libertad, profundizando el beso que ahora era humedad pura. Esperaba que Rock tomase nota de cómo era dar un buen beso, y la verdad no le molestaría para nada continuar con aquellas lecciones en algún otro momento… Sin embargo, tuvo que volver a la realidad cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo y gimoteó en la boca del más pequeño antes de que su semen saliera disparado hacia la pared. Por inercia se tensó completamente, cosa que provocó que Rock soltara un quejido al verse apretado y completara descargándose en el interior del inglés. Billy gimió con más fuerza ante aquellos fluidos, sintiendo como Rock acomodaba el mentón sobre su hombro para tomar aire, suspirando de nueva cuenta el nombre de su mentor. Billy frunció el ceño aunque no tuvo fuerzas para decirle algo, para reclamarle por haberse fijado en él, en el hombre que asesinó a su padre y que lo había adoptado para burlarse de su legado (¿por qué, si no?). Sin embargo no pudo hacerlo, tan concentrado se hallaba en recuperarse. Había sido más intenso de lo que esperaba tomando en cuenta la virginidad del muchacho y el hecho de que tenía mucho tiempo sin follar con alguien que le hiciera sentir más de lo habitual… alguien que le hiciera sentir como lo hacía Geese. Rock se abrazó a su cuerpo todavía inclinado por la cintura, aferrándose para no perder el equilibrio, y Billy quiso sujetarlo para que no se separaran en un intento desesperado de retenerlo contra él como hacía con el señor Howard en tiempos pretéritos. Empero, se limitó tan sólo a poner atención a los sonidos que emergían del más joven, en su respiración entrecortada y palabras ininteligibles que salían de su garganta pero podía apostar que algo tenían que ver con el imbécil de Bogard. Rock recuperó la compostura pocos segundos después y, casi asustado, se separó de él a la par que lo contemplaba con los ojos muy abiertos, tiempo que Billy aprovechó para enderezarse, dolorido de permanecer tanto rato en aquella postura. Rock se apresuró a acomodarse la ropa, acción que Billy imitó aunque con menos rapidez. Probablemente llegara corriendo a casa a darse una ducha, cosa que él en cambio pensaba postergar. No podía evitarlo, siempre le gustó conservar la esencia de Geese por todo el tiempo que le era posible, cosa que a él no le encontraba caso: prefería llevarlo a la ducha y obligarlo a tomar un baño. Cuantas veces no se lo había vuelto a hacer ahí, bajo el agua…


Creyó escuchar un “no puede ser”, cosa que le provocó un gruñido. Se agachó con dificultad hacia su bandana, pasando la diestra por encima de sus cabellos para acomodarlos.


—Despreocúpate, nadie se enterará de esto —dijo el inglés. Rock lucía tan vulnerable, tan inofensivo…sus ojos se fijaron a los de Billy y abrió la boca antes de cerrarla y darse la vuelta para salir corriendo del callejón. Billy parpadeó sorprendido para después rodar los ojos. La verdad sea dicha, no tenía ganas de seguirlo. ¿Para qué? No es como si aquel acto fuera a repetirse, desgraciadamente. Estaba satisfecho  y orgulloso de haber sido el primero, servir a su señor era su deber… Servir al hijo también lo era. Subió el cierre de la chaqueta ya que repentinamente sintió frío y salió del lugar a paso lento. Tenía tiempo para ir a algún otro bar a continuar bebiendo pero no deseaba hacerlo, más bien quería hacer lo mismo que el joven y llegar a casa lo antes posible. Terminó recargando la espalda en la pared y maldijo no llevar cigarrillos encima, entrecerrando los párpados y dedicándose tan sólo a pensar. Un nombre retumbaba en su mente, el nombre de aquel al que nunca podría olvidar.


 


II


Rock tomó aire en cuanto cerró la puerta del departamento tras de sí. La estancia estaba oscura, señal inequívoca de que afortunadamente, Terry todavía no llegaba. Recargó la espalda contra la puerta y se fue deslizando hasta terminar sentado en el suelo, con las mejillas coloreadas de un rojo igual de intenso que el de sus ojos. ¿Era verdad lo que había pasado? ¿Había follado con el sirviente de su padre, con Billy Kane? Y sobre todo, ¿había perdido la virginidad con él?


Llevó sus manos a la cabeza y mordió con fuerza su labio inferior. ¿Cómo había pasado eso? Y sobre todo, ¿por qué se sentía así, como… deseoso de más? En silencio, su diestra fue bajando hacia su entrepierna hasta sentir la calidez de su todavía fresco semen. Jadeó antes de empezar aquello que hubiese preferido, hiciera el inglés.


Esa fue la primera y única vez en toda su vida que Rock se tocó pensando en alguien que no era Terry.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, ¡gracias por leer!


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