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Ayudame a recordarme por Shiochang

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Ayúdame a recordarme

Draco se cambió de bando sólo por amor, sin embargo, al terminar la guerra, no le había confesado a la persona a la que amaba lo que sentía y cuando desapareció, decidió tomar sus sueños como suyos y entró a la Academia de Aurores, pese a la oposición de su familia y es uno de los mejores, pero su vida sentimental es un completo fracaso, nadie ha podido llenar ese vacío que le ha quedado desde que terminó la guerra y le perdió.

Prólogo

Amanecía, hacía ya cinco largos años desde que el mundo mágico se vio liberado para siempre del malvado Lord Voldemort, sin embargo, en este triunfo se había tenido que pagar un alto precio, las vidas de muchos de los aurores habían sido arrebatadas aquella noche, pero una en especial dolía más que las otras.
Draco se sentó junto a la ventana viendo como la noche le cedía el paso a la luz del amanecer, pero en su corazón la oscuridad había querido perpetuarse, en especial porque él había sido el último en ver con vida a su amor aquella terrible madrugada, pero no se lo había dicho, quería esperar que estuviera contento del triunfo para tener mejores posibilidades de que aceptara sus atenciones, que no le rechazara, pero el tiempo se había encargado de arrebatarle esa oportunidad.
- Te has levantado temprano, Malfoy - se burló su compañero.
- ¿Qué es lo que quieres, Keller? - dijo sin apartar la mirada del paisaje.
Ian Keller era un muchacho castaño, de aspecto un tanto tosco y de baja estatura, sin embargo, era uno de los mejores novatos. Era más bajo que el propio Draco y de complexión más gruesa, lo que lo hacía parecer un tanto torpe, pero el rubio sabía que no era así, por algo había conseguido terminar con honores la academia, cosa de las que no muchos podían presumir.
- Bueno, desde que te conozco que este día lo amaneces sentado junto a una ventana con la vista perdida en el horizonte, deberías dormir, es un día festivo, al menos para el mundo mágico.
- No puedo hacerlo, tengo pesadillas - suspiró volviendo la mirada.
- Bueno, si no puedes dormir, quizás podamos hacer algo divertido hoy.
- Keller, no estoy de humor - le dijo volviendo a su posición original - para mí este día no es de alegría, al contrario, en este día le perdí.
- No hablas nunca de eso ¿Es cierto que tu viste morir a quién tu sabes?
- Fue una terrible pelea, sus varitas se conectaron, desconozco el motivo, pero Potter obligó a la del malvado a escupir en orden inverso sus encantamientos, vi las sombras de aquellos que habían muerto por su causa y luego rompió el contacto - suspiró - Voldemort le lanzó una maldición, pero Potter fue más rápido y le lanzó un hechizo, no recuerdo cual, sólo sé que este hizo que él se convirtiera en cenizas, pero quedó cubierto de graves heridas, vi la luz que le rodeaba mientras su sangre seguía brotando, quise ir por él, pero su varita me lanzó lejos y sentí una horrible explosión. Cuando al fin pude levantarme, sólo había una enorme mancha de sangre y pedazos de su desgarrada túnica.
- Con razón tienes pesadillas - dijo asombrado.
- Y para colmo los primeros en encontrarme no fueron precisamente nuestros aliados, fueron los últimos mortifagos, así que me vi obligado a luchar por mi vida y nunca supimos en realidad que fue del Salvador del mundo mágico, pero todos aseguraron que estaba muerto pues no había rastros de él en kilómetros a la redonda, con excepción de las manchas de sangre.
- Así que perteneces al grupo que honra su memoria.
- Bueno, los Weasley eran casi su familia, se hicieron sus amigos aún antes de entrar a Hogwarts, los podías ver a su lado siempre, apoyándolo, ayudándolo y compartiendo sus problemas, otros eran sus amigos y le apreciaban mucho, así que es doloroso para mí, ya que no fui ni lo uno ni lo otro - cerró los ojos, un Malfoy jamás lloraba, pero era en ese día que se lo permitía - lo amaba más que a mi vida, pero tontamente me hice su enemigo, busqué por todos los métodos desacreditarlo ante todos, hasta caí en las creencias de mi padre con tal de llamar su atención y me convertí en espía para estar con él.
- He escuchado decir muchas cosas de ti...
- ¿Qué tengo la marca de los mortifagos?
- Si, y que por eso no nadie quería hacer las veces de tu compañero de labores.
- Es cierto que tengo la famosa marca - se tocó el brazo izquierdo - incluso me vi obligado a traicionarle para poder entrar en las bases de Voldemort ¿sabes que, cuando fui a juicio, consideraron encerrarme en Azkaban?
- Muchos dicen que eres el más temible de nosotros.
- Ser auror era su sueño, lo sé, lo otro habría sido ser el mejor buscador del mundo, lo hubieses visto montado en una escoba. Recuerdo la primera clase de vuelo, nunca había estado sobre una escoba y volaba como los mejores, fue el buscador más joven del colegio en 100 años.
- Así que te adueñaste de sus sueños y los has cumplido.
- Es lo único que pude hacer por él - se bajó de la ventana - aunque me hubiese gustado poder decirle lo que sentía por él y saber si tenía alguna oportunidad.
- Entiendo, así que este es el día en que te permites sufrir.
- Y por eso es que prefiero estar a solas - le dijo y se dirigió hacia su habitación.
"Es el día de la melancolía y el llanto" se dijo en silencio cerrando la puerta de su cuarto con un hechizo de bloqueo y de silencio, nadie sabría qué pasaba en su habitación. Se sentó en la cama y tomó el álbum de fotos, comenzando a recorrerlas una a una, en ellas estaba siempre su amado, en las primeras volando y atrapando la esquiva snitch, era de un chiquillo pequeño de once años, pero de hermosos ojos verdes, pasó a la siguiente, era del partido en segundo año cuando la buggler loca le quebró el brazo, bastante le había costado arrebatársela a Creevey ese año, la de tercer año alzando la copa, la de cuarto año esquivando al cola cuerno húngaro, en quinto año recorriendo los jardines con su escoba al hombro, de allí las fotografías comenzaban a repetirse, varias de ellas se las había quitado a los hermanos Creevey y a otros de sus admiradores cuando estaba en la patrulla inquisidora, su Harry había comenzado a florecer y su obsesión porque él lo mirara había comenzado a multiplicarse.
- Que hermoso eras, Harry - dijo comenzando a dejar caer las lágrimas al pasar a la siguiente hoja ¿por qué la tenía? No lo sabía, pero allí estaba su querido Harry besando a la tonta de Cho Chang en San Valentín. Trató de sonreír, esa relación había sido un rotundo fracaso de principio a fin, así que no debía sentir celos, pero las siguientes le dolían mucho más. Esas las consiguió en sexto año, un año fatal para todas sus pretensiones. Voldemort lo había llamado a su servicio y no pudo oponerse, su familia corría peligro, y su misión era la matar a Dumbledore, el máximo protector de Harry, al principio se había sentido orgulloso y honrado, se había sentido en las nubes cuando descubrió que Harry lo vigilaba y que no le prestaba más atención que a nadie, pero poco a poca comenzó a volverse su pesadilla, se enteró que Harry le daba toda su lealtad al anciano director, así que si lograba su objetivo, él le odiaría a morir. Miró las fotografías, Harry en el entrenamiento con el grado de capitán de su equipo, corriendo por los pasillos haciéndole un gesto a la cámara, sentado en la sala común haciendo algún trabajo, echado sobre la cama leyendo un libro, saliendo de la ducha envuelto apenas en una toalla (esa era su favorita), y la mejor de todas, dormido profundamente acostado sobre el sofá de su sala común con el gato de Granger.
- ¡Oh, Harry! ¿Qué sería de nosotros sí siguieras aquí? - dijo apartando las fotografías abriendo el cajón junto a su cama, sacó un estuche y se recostó en la cama - es lo que me quedó de ti ¿por qué te fuiste sin mí? - abrió la cajita y miró los anteojos manchados de sangre, su sangre - me dejaste sólo el dolor.
Y comenzó a sollozar suavemente hasta que el dolor hizo presa de su alma y las lágrimas corrieron como ríos por su cara.

Eran las seis de la tarde cuando al fin salió de su habitación, se había bañado, afeitado y perfumado para estar presentable para esa noche, había sido su promesa a Harry, ir a ponerle flores a la tumba de sus padres cada año y prefería hacerlo ese día, no para el 31 de octubre como hacía Weasley y su señora, primero que nada para no tener que toparse con ellos y segundo, porque sentía que ellos le podían hacer llegar sus mensajes a Harry en el otro mundo.
- Veo que vas a salir - le dijo Keller - recuerda que esta noche hay cena de recibimiento para los aurores extranjeros en el ministerio.
- Lo sé, no necesitas recordármelo - suspiró - como si estuviera de humor para asistir a una de esas fiestas esta noche.
- ¿Cómo sabes si encuentras a quien haga latir tu corazón?
- Nadie ocupará jamás el lugar de Harry - le dijo molesto y salió del departamento.
Keller era un buen muchacho, lo admitía, pero a veces lo sacaba de sus casillas, quizás lo soportaba porque le habría gustado tener un hermano o alguien tan cercano, pero él no parecía entenderlo. Y era su compañero única y exclusivamente porque nadie más quería serlo, gracias a Ronald Weasley, quién se graduó un año antes que él en la academia porque tuvo que tomar nivelación para poder entrar, odiaba a la comadreja desde un principio y nadie se lo iba a quitar jamás, que había divulgado que había sido mortifago.
Caminó un par de cuadras lejos del edificio en que vivían los aurores recién recibidos, ahora eran apenas cuatro ya que los estudios eran muy complicados y pocos de los que entraban terminaban sus estudios, muchos tiraban la esponja antes de conseguirlo, antes de concentrarse y desaparecer.
Apareció en la entrada del cementerio y miró las flores que traía, le hubiese gustado poder dárselas a Harry, pero como no hubo cuerpo, tampoco hubo una tumba, sólo una placa en la de sus padres recordando su sacrificio. Se agachó limpiando las flores viejas con su varita.
- Sé que Harry no está aquí, vaya a saber dónde esté, pero espero que le puedan traspasar mis mensajes - empezó colocando las flores en un jarrón - le echo tanto de menos, quizás al principio creí ilusamente que con el tiempo superaría el dolor de haberlo perdido antes de poder decirle que lo amaba, pero me he dado cuenta que no lo consigo, el dolor es cada vez peor - suspiró sentándose en el suelo - quisiera volver a verle, decirle lo que siento, aunque sé que jamás me podrá dar lo que quiero, si pudiera amarme - sollozó.
Las lágrimas corrieron en silencio una vez más, pero las limpió con un puño bruscamente.
- Harry hoy cumpliría los 22 años, de seguro sería un joven muy guapo, pero al parecer los Potter fueron malditos y las dos últimas generaciones no alcanzaron esa edad - dijo sin dejar de llorar - sólo quisiera desearle un cumpleaños feliz y que donde esté, sea donde sea, piense en los que quedaron aquí ¿se lo podrían decir? Yo le amo y le amaré siempre - dijo finalmente poniéndose de pie - volveré el año próximo, igual que siempre - se despidió y se sacudió la ropa antes de retirarse del campo santo.

No le gustaba la idea de ir a una fiesta, era cierto que le alegraba que lo recibieran bien, pero ¿era necesario hacer ostentación? Se paseó por la habitación del hotel, le dijeron que era de gala, así que había tenido que ir al callejón Diagon a comprarse una túnica adecuada, como si su sueldo le diera como para realizar tales gastos.
Heinrich se había graduado apenas el año anterior como auror, así que su sueldo apenas y le alcanzaba para vivir, en especial porque le mandaba a su madre una parte del mismo, pero desde que su padre falleció no tenía otra entrada. Y la mayor parte del dinero que ellos tenían antes ahorrado se había ido en recuperar sus facciones luego del terrible accidente que había tenido cuando cumplió los 17 años, el mismo en el que perdió su memoria.
Suspiró sentándose en la cama, debía de esperar que un automóvil del ministerio llegase a buscarlo, no sabía a donde debía ir y no quería perderse, aunque tenía la ligera impresión que conocía Londres.
Recordaba su primera visita al ministerio, todo el mundo lo había mirado con curiosidad, le seguían con la mirada por todos lados, tanto que lo habían puesto nervioso. Se había topado son un funcionario del mismo y le dijo que era asombroso, el color de sus ojos, que no había visto ese color desde hacía bastante tiempo.
- "Tienes los ojos de Lily" - le pareció recordar a alguien diciéndoselo, pero no recordaba a quien se lo dijo y no sabía quién era la tal Lily.
Pero no le preocupaba mucho, ojalá que pudiera encontrar a alguien con quien pudiera trabajar a gusto, alguien que no lo mirara extraño, que no se asustara si lo escuchaba hablar parsel, que no se pusiera envidioso si le mostraba la escoba de carreras o demostraba ser mejor haciendo magia.
- Joven Töpfer - le dijo un hombre mayor, era el mesero del caldero chorreante - el auto del ministerio lo espera.
- Gracias - le dijo y se levantó poniendo su varita en el bolsillo interior de su túnica, incluso ella llamaba la atención y no sabía por qué.

Draco había tenido que lavarse bien la cara otra vez, no era común que saliera en ese día, pero no podía faltar a una de las fiestas programadas por el ministerio, en especial cuando eran del departamento al que pertenecía, pero si hubiese podido, habría dado su brazo derecho para no ir.
- Anímate, Malfoy, dicen que viene a integrarse a nuestro grupo un auror extranjero, creo que alemán ¿crees que se fije en mí?
- Nadie en su sano juicio lo haría - le replicó.
- Por eso te quiero tanto - le dijo un tanto molesto siempre me levantas la moral.
- Keller ¿a cuántas y a cuántos les has pedido que sean tus novios y te han rechazado? - le recordó - no es por ser pesimista, pero, pon los pies en la tierra, sé que eres especial, pero nadie se da el tiempo para conocerte.
- Tienes razón - suspiró - pero me gustaría conocer esa persona especial.
- Paciencia, ya llegará - sonrió a medias - y no lo dejes escapar.
- Sigues triste ¿verdad?
- Hoy estaría de cumpleaños, si apenas y tenía l mayoría de edad, no terminó ni la escuela - suspiró fuerte - no me hagas pensar más en él ¿quieres?
- De acuerdo - suspiró - pero me gustaría que me hicieras gancho con alguna chica, siempre llamas la atención de ellas.
- ¿Con Weasley presente para decirles que fui mortifago? No te hagas ilusiones.
- A mí me parece que el pelirrojo no es tan mala tela - le dijo.
- Lo conozco de la escuela - le replicó - era uno de sus mejores amigos ¿sabes?
- Con más razón deberías apreciarlo, él le conoció muy bien.
- Nunca podré hacerlo, por su culpa Harry despreció mi amistad y no puedo perdonárselo - entraron en el salón donde era la fiesta - y él le dice a todo el mundo que fui un despreciable mortifago y que debí ir a Azkaban, por mucho que yo haya limpiado mi nombre y convertido en auror. Además, por si no lo has escuchado, suele culparme de su muerte, como si yo hubiese querido perderlo.
- Lo dice sólo porque no sabe lo que tú sentías por él - le dijo.
- Ni quiero que se entere jamás - lo amenazó - si llega a saberlo...
- No te enfades, era sólo una idea, quizás te dejara en paz.
- Se burlaría de mí el resto de mis días - negó con la cabeza - prefiero que me odie a tener que soportar que me refriegue que él sí fue alguien en la vida de Harry y que yo no - suspiró - parece que ya empezaron.
- Quiero darle la bienvenida a los cuatro nuevos aurores - decía el jefe del departamento - que hoy se unen a nuestras fuerzas, y en especial a nuestro integrante extranjero, Heinrich Töpfer - hizo una seña y el joven se puso junto a su superior.
Draco lo miró extrañado, tenía los ojos más verdes y llamativos que no había visto nunca desde... desde la noche en que Harry desapareció, tenía el cabello moreno un tanto desordenado, pero largo por la espalda sujeto en una coleta, era casi tan alto como Weasley, según pudo apreciar, pero era diferente, un chico guapo, debía admitir, pero nada en comparación al guapo moreno de ojos verdes que se adueñó sin saberlo de su corazón.
- Guten Nach - sonrió - buenas noches, gusto conocerles.
- Que sonrisa se gasta - suspiró Keller - ¿con quién se estará quedando?
- Töpfer será asignado al grupo que sale de los novatos y como aún no tiene su propio hogar, se quedará en los departamentos a cargo de Draco Malfoy.
Draco se quedó de una pieza mientras Keller le hacía una seña al alemán señalándolo como la persona a quien mencionara el jefe.
- ¿Ustedes son? - preguntó sonriendo aún más ampliamente mientras Keller se ruborizaba profundamente.
- Draco Malfoy - le dijo el rubio con frialdad - y mi compañero, Ian Keller - sacudió al castaño - es un buen elemento, cuando deja de hacer de idiota.
- Malfoy - le reclamó saliendo de su estupor.
- Mucho gusto - les sonrió a ambos - ¿De casualidad no nos hemos visto antes?
- No lo creo - le dijo el rubio con frialdad.
- Todo el mundo le coquetea a Malfoy - se quejó Keller.
- No le estoy coqueteando - le dijo el moreno muy serio - hace cinco años tuve un accidente y perdí la memoria, no recuerdo a nadie de mi pasado, los conjuros, hechizos y maldiciones, sí, pero dónde, cuándo y quien me enseñó, no lo sé.
- Pues cualquiera pensaría que lo coqueteas, es un chico guapo.
- Bueno, creo que tú también lo eres - le dijo malicioso y el castaño se ruborizó.
Draco se atragantó, ese muchacho sí era coqueto, pero a él no lo iba a conseguir, su corazón sólo le había pertenecido a Harry y no iba a cambiar eso por mucho que este muchacho tuviese los ojos muy parecidos a los suyos. Sin embargo, lo observó alejarse presentándose con todos los demás miembros del departamento y apretó los dientes al verlo junto a Weasley, pero no dijo nada.
El moreno apretó la mano del pelirrojo y le sonrió a su esposa.
- Mucho gusto - les dijo.
- Me extraña que te dejaran con Malfoy, es un tipo peligroso - le dijo Weasley.
- Si, ya me lo han dicho - sonrió - no se preocupen, lo mismo dicen de mí, en casa la mayor parte de mis compañeros se alejan de mí, dicen que soy peligroso.
- ¿Sí? - le dijo ella mirándolo atentamente, no sabía por qué, pero le recordaba a alguien, su mirada, su actitud, su sonrisa.
- En fin, dudo que me suceda algo malo, si puedo repeler a un dementor con facilidad, perfectamente puedo repeler otro mago ¿no?
- ¿Puedes repeler a los dementores? - le dijo Keller poniéndose a su lado.
- Sí, mi patronus es lo bastante fuerte para rechazar a varios de ellos - sonrió - vieras la cara que puso mi jefe cuando lo hice.

Draco estaba aburrido, estaba cansado ya que la noche anterior no había podido dormir nada, así que le hizo una seña a Keller y a Töpfer para que se fueran a casa a descansar. Hubiese querido no prestarle mayor atención al moreno, pero no pudo dejar de notar que llamaba mucho la atención, sabía más que cualquiera de ellos de defensa contra las artes oscuras, pese a que apenas y llevaba un año siendo auror. Y lo otro era que aquel tenía un patronus corpóreo.
- Este es nuestro departamento por el momento - le dijo Draco - sólo vivimos cinco personas en el edificio, así que compartirás el departamento con nosotros, ya que nos queda una habitación y el resto de los departamentos están en pésimo estado, te tomaría mucho tiempo ponerlo habitable.
- De acuerdo - asintió - dime cuál será mi habitación y solicitaré que me manden mis cosas de inmediato.
- ¿Dónde estás alojado? - le dijo Keller.
- En el Caldero Chorreante, Her Keller - le respondió.
- Comprenderás que no tenemos servicio doméstico aquí - le dijo Draco - y tendrás que perdonar el desorden.
- No se preocupe, her Malfoy - le respondió - me puedo hacer cargo de las tareas domésticas - sonrió.
- ¿Te gusta ordenar? - le dijo Keller.
- Mein Mutter dice que tengo complejo de elfo doméstico, her Keller.
- Así que también debes saber cocinar.
- Ella dice que no sabe dónde lo aprendí - sonrió divertido - pero debo decir que son comidas demasiado muggles.
- No importará mucho, después de todo ni Keller ni yo sabemos hacerlo y la comida del casino no es muy buena que digamos, ni nos alcanza el dinero como para comprarlas preparadas - le dijo Draco.
- Bueno, no esperen comidas de gourmet ni nada parecido, sé cocinar, pero no soy un genio de la cocina ¿eh?
- ¿Los Weasley no9 te dijeron nada de Malfoy?
- Bueno, sólo que era peligroso, pero yo les dije que también me consideran así - se encogió de hombros - por eso me enviaron a mí de Alemania, nadie quería trabajar conmigo porque me tienen miedo.
- ¿Quién le tendría miedo a un chico tan guapo como tú?
- Porque hablo parsel - le dijo sentándose en uno de los sillones de la sala ordenando los cojines - y muchos recuerdan que él lo hablaba.
- Harry Potter también lo hablaba - le dijo Draco - no es algo tan terrible.
- Pues deberías decírselo a ellos, cada vez que nos topábamos con alguna y me detenía a hablar con ella, empezaban a gritar como locos que yo era el sucesor del lord oscuro - hizo un gesto.
- Es que el parsel es el idioma de los descendientes de Slytherin - le dijo Keller.
- Lo sé, pero yo no soy descendiente de él, si bien mis padres eran magos, ambos lo eran de segunda y tercera generación, por lo tanto, no puedo serlo ¿nicht Wahr? Dicen que él estaba obsesionado con la pureza de sangre.
- Y sus descendientes también lo estaban - dijo Draco - así como sus seguidores, aunque hubo quien manchó su sangre por allí.
- Gut, espero que no les molesto, les aviso por si nos encontramos alguna vez.
- Me encantaría tener algún don en particular - suspiró Keller.
- Los dones traen problemas, her Keller - le dijo sonriendo.
- Bueno, es hora de dormir - les ordenó Draco molesto - ya mañana podrán contarse otras cosas.
El moreno sonrió conteniendo un bostezo y se acercó a la chimenea, sacó del bolsillo un saco de polvos flú y desapareció entre las llamas verdes, ya se aparecería en su nueva casa en la mañana.

Draco se despertó más descansado esa mañana, pero le seguía rondando aquello del nuevo, tenía los ojos verdes, hacía un patronus corpóreo y, para terminar, podía hablar parsél tal como su querido Harry, no podía ser simple coincidencia ¿verdad? Pero no se le parecía en nada más que en unas cuantas cosas, no era el mismo rostro, ni la misma voz, era más alto y musculoso. No, no se le parecía en nada a su amado. Se sentó en la cama y se desperezó antes que sus sentidos fueran asaltados por un rico olorcito que venía de la cocina.
Se vistió a la carrera y de inmediato encontró a Töpfer preparando el desayuno tan concentrado que lo pudo observar a sus anchas, antes había notado que era alto y delgado, pero ahora, sin la túnica, podía ver sus hombros anchos y sus caderas estrechas, sus brazos musculosos y sus piernas bien formadas ¿practicaría algún deporte? Porque tenía muy buenos músculos.
- Gutter morguen, her Malfoy - le dijo volviéndose hacia él con una sartén con huevos revueltos con jamón - espero que le guste el desayuno.
- Generalmente no desayuno - le dijo él sentándose a la mesa mirando a su alrededor - has limpiado todo ¿a qué hora te levantaste?
- Estoy acostumbrado a levantarme de madrugada, así que decidí matar el tiempo limpiando un poco - sonrió - sólo me falta lavar la ropa, excepto que no queda jabón ni el resto de la mercadería, esto lo compré en la panadería hace un rato, pero van a tener que ir de compras y abastecer la cocina.
- Ni Keller ni yo sabríamos qué comprar - le dijo sirviéndose un poco de lo que el moreno había preparado - esto está delicioso.
- ¿Has preparado el desayuno? - dijo Keller mirando ansioso la mesa.
- Sírvase, her Keller - le sonrió.
Los tres comieron en silencio cuando una lechuza golpeó con el pico la ventana y el moreno le abrió y tomó el mensaje que esta traía.
- Es del ministerio, tenemos un caso de un mago que está causando estragos en un centro comercial muggle - les dijo.
- Pensé que esos tiempos habían quedado atrás - se quejó Keller.
- Aún hay magos que encuentran divertido atormentar a los muggles - le dijo Draco - no piensan que ellos no se pueden defender de la magia.
- Los muggles han llamado a la policía - les dijo Heinrich - debemos irnos.
- Pero deja de llamarme her Keller - le dijo este - llámame Ian.
- Gut, her Ian - le respondió y este movió la cabeza - ¿le puedo llamar her Draco?
- De acuerdo - le dijo el rubio sin inmutarse - vamos andando.

El centro comercial era una auténtica locura, las escaleras mecánicas subían y bajaban sin ton ni son, las puertas de los ascensores se abrían y cerraban en el momento menos esperado e inoportuno, las ropas salían disparadas de las tiendas y muchos artefactos saltaban por todos lados.
- Lo que nos faltaba - dijo Draco acercándose a una de las escaleras - debemos revertir los hechizos y llamar al equipo desmemorizante.
- Un encantamiento confundidor - dijo el moreno poniendo su varita en el mecanismo de la escalera y las escaleras comenzaron a funcionar correctamente - en una persona, este hará que no sepa dónde dirigirse, pero en las máquinas muggles hace que funcionen sin control - señaló el ascensor - tendremos que acercarnos a él y encontrar el mecanismo que lo controla.
- ¿Y cómo acabaremos con el desparramo de cosas? - señaló Keller mirando suspicaz la escalera mecánica.
- Se nota que algo fue hechizado para que lanzara las cosas - dijo Draco - tú entra en las tiendas y deshaz magia intentando que los muggles no te vean, yo me haré cargo de los artefactos muggles mientras Töpfer se hace cargo de los ascensores - les dijo - aunque debería ser el departamento de uso indebido de artefactos muggles quienes se encargaran.
- No hay tiempo que perder - dijo Heinrich - podría ocurrir un accidente y debemos descubrir quien causó todo esto.
- Vaya trabajo para los aurores - dijo Keller molesto y cumplió la orden.
Al poco rato los tres estaban en la planta más alta del centro comercial, la magia venía desde allí, así que la siguieron hacia allí con mucho cuidado.
- Está usando una poderosa magia negra - dijo Heinrich sacando su varita - manténganse alerta, podría ser peligroso.
Abrió con mucho cuidado la puerta y apenas consiguió esquivar un rayo de luz que le rozó la cara apenas dejando un delgado corte.
- Mm, una maldición rebanadora - dijo Draco mirando el rostro del moreno - entraré yo, usaré un hechizo escudo.
Draco se agachó y abrió la puerta de nuevo entrando en el escondite del malvado esquivando por los pelos el hechizo, detrás de él, Heinrich echó otro.
- Rictus sempra - dijo y dio de lleno en el atacante que se dobló de la risa debido a las cosquillas, lo que le permitió al rubio desarmarlo y aturdirlo.
- Pero ese es un maleficio de cosquillas - dijo Keller preocupado.
- Pensé que podía darle a Her Draco - le dijo - y fue muy útil ¿nicht Wahr?
- ¿Quieres dejar de hablar en alemán? - le dijo el rubio molesto. Conocía ese ataque ¿no había sido el mismo que Harry le lanzó en segundo año en el club de duelo? Y eso que tenía sólo doce años y había sido muy efectivo. ¿Cómo era posible que ese muchacho conociera las mismas cosas que Harry? Esto ya no parecía una coincidencia - este ¿no te hizo un corte en la cara?
- Ah, sí, pero tengo un conjuro reparador desde el accidente, al principio tomó mucho tiempo para que surtiera efecto, pero ahora es automático.
- ¿Cuál accidente?
- No lo recuerdo, sólo sé que fue cuando cumplí los 17 años, desperté dos días más tarde en el hospital y no recordaba nada, mi cara y gran parte de mi cuerpo eran sólo una masa de huesos rotos, el resto del cuerpo se recuperó con las pociones que me dieron, pero mi rostro... era una masa informe, así que debieron reconstruírmela con cientos de hechizos, cada cual más doloroso que el anterior, lo único bueno de eso es que me mejoré de la miopía.
"Por Merlín" gimió Draco en silencio, eso ya era mucho, ¿sería posible que ese muchacho fuera Harry Potter y que simplemente, por haber olvidado quién era, una familia lo adoptase y estuviera tan diferente?

Continuará...

Bueno, es sólo el prólogo, por eso tan cortito, espero que les guste y voy a tratar que use menos expresiones del otro idioma, no es que no me guste, pero casi no lo hablo y detesto pegarme al diccionario ya que no sé si están bien usadas las expresiones. En fin, se hace lo que se puede.
Algunas de las palabras en alemán
Töpfer: Alfarero (Recuerden que eso significa Potter en inglés)
Guten Nach: buenas noches
Her: señor, don.
Mein Mutter mi madre
¿nicht Wahr? : ¿Verdad?
Gut: Bueno.
Gutten morguen: buenos días.
Espero que hayan disfrutado del fic y me dejen comentarios y me posteén en mi fotolog: www.fotolog.com/shio_wing
Shio Chang.

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