Existe una flor de pétalos blancos hermosos
que tan solo unas cuantas horas viva estará ,
bajo la plata de la noche mientras recordará
de aquella trágica historia entre seres amorosos.
Había un joven príncipe de buen corazón,
de cabello plata y ojo verde y azul,
también un burgués de muy buena intención,
de largo cabello oro y ojos de azul.
Un día el joven monarca fue al pueblo de paseo,
revisando entre su gente sonriente caminaba
cuando su mirada se cruzó con el burgués que estaba,
Sol y Luna empezaron a tener un extraño deseo.
Esa noche una blanca paloma llegó
golpeteando el cristal su presencia avisó,
el príncipe una carta atada en su pata vio
con cuidado el listón le quitó y leyó
"Perdone si interrumpo algo importante, su majestad,
en especial mi atrevimiento al no ser algo de importancia,
pero cuando vi sus ojos en el mercado de la ciudad
no he podido hacer mi día con total tranquilidad,
deseo con usted algún tipo de relación entablar
pero si le incomoda este burgués, me puede rechazar."
"Eres el joven de coleta, ¿no?
El de ojos como pedazos de cielo.
Si es así, no me incomoda conocerlo,
la verdad también tuve ese deseo."
Fue lo que al final escribió respondiendo,
a la paloma lo ató y después liberó.
"Si, ese soy yo, discúlpeme por no haberle especificado."
Fue la disculpa que recibió en la siguiente carta que llegó,
"Espero llevarme muy bien con usted y jamás fastidiarlo."
el príncipe una nueva hoja pequeña tomó y escribió
"No se preocupe, era solo algo para estar seguro
y llámeme Piko y tráteme de tú, siéntase confiado."
"Pues entonces llámame Len y trátame de tú también, Piko."
Con cartas siguió la comunicación,
por varios días y algunos meses siguió
pero no se vieron por la obligación,
aun así un sentimiento surgió.
"Perdóname mi atrevimiento, ¡simplemente no aguanto más!"
Es lo que venía en la nueva carta dirigida hacia su majestad
"Tu hermosa personalidad me ha cautivado por completo,
al igual tu bella forma de pensar, por eso este sentimiento.
Me gustas demasiado, ya no pude por más tiempo ocultarlo,
pero tú eres de la realeza, yo solo soy un simple burgués
y somos hombres, lo mejor para esta relación es terminarlo."
"¡No te atrevas a irte, que soy capaz de mandarte a buscar!"
El l príncipe escribía con su corazón latiendo con rapidez
"Tú no eres el único con ciertos sentimientos, debo confesar.
Me gustas mucho y en estos momentos me importa poco lo demás."
Cartas más pícaras se mandaron,
sin ocultar lo ya confesado
a pesar de que nunca se vieron.
Una mala nueva había llegado.
"Me han comprometido con la princesa del país que está al norte."
En su escrito el joven de la familia real anunciaba
"Intenté oponerme pero ya está hecho, me casaré el mes siguiente."
Los trozos de cielo tristes estaban mientras su mente pensaba
"Escuché un rumor de un pequeño país que está surgiendo,
se encuentra al oeste del país, casi llegando a Larantos."
El príncipe muy sorprendido preguntó: "¿En qué estás pensando?"
"Dejemos todo lo demás y huyamos a ese país, juntos."
La plata primero había titubeado,
después de todo había un pueblo abajo,
pero después se había convencido,
su hermana haría un buen trabajo.
Se cumplía un año de haberse cruzado en sus caminos,
un año de haberse visto, enamorado y amado.
Ambos habían dicho: "Ese día los dos escaparemos."
A una semana de la boda real, así lo hicieron.
La reina fue a la habitación del príncipe
ya que a este no le importa la boda,
eso a la mujer le preocupaba,
sin embargo el balcón abierto estaba
y el joven príncipe no se encontraba.
A los amantes, príncipe y burgués, empiezan a buscar,
los dos habían sido descubiertos mucho tiempo antes;
el caballo en el que iban ya estaba cruzando el puente,
un puente de un barranco hecho de madera y cuerda,
considerado peligroso al no tener una baranda.
Una bala fue lanzada hacia la luna reluciente,
el caballo en dos se alzó y tiró a los amantes,
por los movimientos provocados empezaron a caer.
Ambos cuerpos sí lograron ser encontrados,
entre ellos se encontraban abrazados;
los cuerpos sin vida juntos fueron llevados,
nunca pudieron llegar a ser separados.
El príncipe y el burgués fueron enterrados juntos,
sin embargo, este y el velorio fueron discretos,
eran vergüenza aquellos "pecaminosos sujetos".
En una noche, el cuidador del cementerio,
vio una planta que había crecido en misterio,
un hermoso y embriagante perfume floreció,
pero unas cuantas horas después está murió.
Esa bella flor, la Enamorada de la Noche,
espera todo un año para poder florecer,
mostrándose a la luna sin nada de que temer,
atesorando el contacto de aquella noche.