Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por un rato, por un momento por kurerublume

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

One-shot, sobre una amiga muy querida mía, Emma. Espero les guste, porque a mí me encantó. La verdad es que dice muchas verdades que a diario podemos sentir

Notas del capitulo:

Espero les guste.

Esta es la última vez que escribiré exactamente todo lo que entiendo de lo poco que sé de esta cosa que, exagerando mucho, podría llamar “nuestra historia”. No me gusta la honestidad, supongo. Pero hoy ha sido un mal día, ¿sabes?, y siento que a alguien tengo que decirle, aunque sea al aire, aunque sea a mis demás secretos, que tengo uno que tiene tu nombre y tu apellido y tus manos y tu voz, y que me obliga a escribir, maldita sea, otra carta que no vas a leer.

Esto va a sonar a confesión, te lo advierto, pero no lo es. Es, de hecho, todo lo contrario. Es uno de esos silencios que jamás voy a romper en todo la vida, de esos que no son muy comunes. Tú sabes bien que de esos, yo tengo dos.

Aquí va. (Pero no).

--

Te conocí hace algo más de cuatro años. Recuerdo que no fue poca cosa. Sigo pensando, aún después de todo, que no hay personas como tú. Conocerte fue como tropezar, así, de pronto y sin remedio. Creo que en todo este tiempo, nunca has sido para mí cualquier persona, incluso cuando sí lo eras.

Me gusta pensar que yo también alteré al menos un poquito tu vida cuando llegué a ella. Ciertamente, no tanto como tú la mía, pero sé que a veces me mencionabas de pasada, sé que a veces me nombrabas cuando hablabas de excepciones a la regla.

Escribí sobre ti.

Creo que alguna vez soñé contigo.

Recuerdo que buscaba hablarte, y tú eras amable, pero eras como tú eres. De vez en cuando tenía algunos minutos, alguna charla banal, alguna sonrisa. No era suficiente. Nunca lo ha sido.

No sé cuánto tiempo estuve así, pensándote hasta el cansancio, como si pudiera acabar por invocarte. Y sí, he contado los meses, sé la cantidad de días que transcurrió, podría calcular las horas… pero no sé cuánto tiempo estuve así.

Da igual. Todo suena mucho más drástico ahora.

__

Otra historia: me enamoré, lo sé porque me dolió.

¿Quieres saber otro secreto? Al principio de esa historia, todavía recuerdo algún disparo de ti, haciéndome dudar.

Se disipó.

Fue sencillo amar y dejar que me amaran. Recuerdo todo aquello con algo que ya no pasa de ser una melancolía optimista. Por fin puedo sumergirme en esos recuerdos y pensar en lo bonitos que son y en lo bien que les queda estar en el pasado.

Fui feliz durante algún tiempo, y de ese entonces sólo me queda una memoria indiferente de ti. Lo único que sé es que esa es la época en la que mejor pude estar alrededor de ti, sin más intenciones. Esa es una amistad que extraño mucho, y que sé con certeza que no volverá.

Tú también te enamoraste, lo sé porque me lo has dicho. Pensaste que era para siempre. Creíste ser feliz, y espero que de verdad lo hayas sido. Yo también creí que lo eras y me daba gusto. Fue hasta un día en el que accidentalmente hablamos de nuestros respectivos pasados que por primera vez pensé que tal vez habías sufrido, y no sentí, curiosamente, lástima por ti. Tal vez sentí todo lo contrario.

Cada una de nuestras historias terminó más o menos al mismo tiempo. La mía terminó antes, y podría casi asegurar que salí de ella más rota que tú. Tengo, sin embargo, la sospecha, de que tu corazón estaba más roto de lo que alguna vez admitirás, quizá aún no ha sanado del todo. Finges muy bien. Pero yo aprendí a la perfección lo natural que puede seguir la vida sin que nadie sepa que te mueres por dentro.

Pero no hablaré más de tu duelo. No puedo pretender conocerlo más allá de mis conjeturas. Tampoco hablaré del mío, ya no tiene caso. Sólo diré que durante todo el tiempo en que aún sentía el dolor aplastándome sin detenerse a mirar, seguía sin pensar en ti. No tenía mente para nada más que los recuerdos que intentaba traer de vuelta.

También diré que la noche del sábado de la penúltima semana de marzo fue tan helada que te oí confesar por única vez que tenías frío, y antes del amanecer ya había dejado de tener el corazón hecho pedazos, y tú estabas nuevamente clavado en él.

--

La última semana de marzo fue la de los estragos. Se cumplían exactamente cuatro años de que nos conocimos, y estábamos nuevamente juntos, bajo las mismas circunstancias, pero con mucho más camino recorrido. Tengo muy claro que esa semana es la última ocasión en la que he sido totalmente feliz desde entonces. Cómo extraño la semana de los estragos.

En lo que se refiere a ti y a mí, también esa es mi semana favorita. Cerrando los ojos puedo ver todo aquello de nuevo, tanta, tanta cercanía de todos los tipos. Te recuerdo caminando junto a mí, puedo sentir tu brazo sobre los hombros y tu mirada sobre mi alma. Recuerdo nuestras preguntas entrelazándose con las respuestas, y los dedos entrelazándose también.

Te encontré. Y bien sabemos que ha pasado mucho desde entonces que me ha hecho dudar de todo lo que creía saber de ti, pero esos días han permanecido intactos, como si ni siquiera tú pudieras destruirlos como has destruido varias otras cosas. Sigo pensando que te encontré, y quisiera añadirle a esa declaración un “o eso creía” como precaución, pero se siente como mentira. De verdad creo que algo pude ver de ti que no dejas ver a nadie más. O al menos, sé que te dejé ver cosas que eran solo mías, y eso también se sintió como encontrarte.

__

El viernes por la madrugada me arrancaste de un frágil duermevela con tus labios sobre los míos.

Yo creí no estar ahí, y a la vez dejé de ser todo lo que no fuera ese instante. Nunca vi tu cara ni intenté descifrar tus intenciones, sólo sabía que una semana antes yo era una versión rota de mí, que se había curado como de milagro y ahora estaba viviendo confusamente lo que llevaba varios años queriendo sospechar.

Intentaba detenerte cada vez que dabas otro paso, pero me dejaba vencer y arrastrar por lo extrañamente sencillo que resultaba cada movimiento, cada respiro ahogado en tu garganta. Una voz prudente, de pronto, decidió forzarme de vuelta a la discreción.

Justo a tiempo.

A la mañana siguiente estabas automáticamente más distante, y yo estaba llevando cuenta de los segundos transcurridos y por transcurrir hasta volver a tenerte así de nuevo.

La semana llegó a su fin, y descubrí que para bien o para mal, los dos somos muy buenos haciendo como que no ha pasado nada.

Así empezó nuestra secuencia de secretos.

__

La escena se repitió sin fin en mi cabeza durante varios días y hasta ahora. Creo que entre más la pienso, más he dejado de entenderla. Nosotros continuamos aparentando que no había ocurrido nada, incluso ante el otro. Todo normal. Sólo tú y yo, los de siempre.

La segunda vez que pasó, yo había tomado de más. En la noche, me había enterado de que en el transcurso de los últimos quince días, tú habías besado a alguien más; no me fue indiferente, y sin embargo ahí estaba, cayendo de nuevo ante tus besos y tus movimientos, y esta vez, ante tus preguntas y afirmaciones.

Curioso, me divertí, y cuando desperté tú ya estabas despierto y te dedicaste por un rato a acomodarme el cabello detrás de la oreja.

Antes de todo lo sucedido aquella ocasión, hablamos a medias del asunto, y digo a medias porque siento que falté yo. Recuerdo la charla como si la hubiera visto por fuera, o como si sólo hubieras participado tú. Yo giraba sobre mi eje, esperando lo que ya sabía y no sabía que vendría.

Tampoco recuerdo quién de los dos se fue primero al día siguiente.

--

Supe qué iba a ocurrir e intenté impedirlo. También sabía que iba a dar igual cualquier intento de detenerte. Te desapareciste con alguien más, y yo de pronto estaba solo en medio del cuarto en el que un segundo antes estábamos los tres; mi mejor amiga, mi mejor secreto, y yo.

Me quedé pensando en que toda mi historia contigo había estado hecha de primeras veces. Esa noche fue la primera vez que me lastimaste.

Salí al balcón intentando encontrar alguna otra especie de frío. El vacío que sentí en el pecho sigue haciéndome eco si le presto atención. Podía parecer muy tonto sentirme tan triste, pero no solamente se me estaban desmoronando los encuentros casuales que no eran nada más que eso, sino los restos de un pasado que, venían a resultar, alguna relevancia aún en mis ilusiones.

Maldije a susurros, y mis palabras se evaporaban en el viento congelado de la noche, cuando decidí volver a entrar y me la topé de frente. Me dijo lo que había sucedido, y escucharla me costaba trabajo porque algo en mí gritaba hasta no dejarme oírla. Le sonreí, y fue en serio. En el fondo, no me sorprendía ni podía reprocharle a alguien cometer el error de caer ante ti.

Tú me hablaste como si nada. Yo intenté ignorarte, ser grosero, pero no pude.  Me senté contigo hasta que te fuiste a dormir y después me acurruqué en el espacio que habías dejado vacío al lado tuyo, donde pasé la noche entre dormido y no, intentando hacerme creer en todo lo que había pasado entre tú y yo y forzándolo a encajar con lo de ese momento; incluso esa misma noche habías intentado besarme.  

Me fui al día siguiente antes que tú, y te desperté antes de irme. Te volviste a dormir y en el camino me dediqué a pensar en que hay distintas maneras de no romper un corazón que también duelen.

__

A mediados de mayo nos descubrieron.

Ella se enojó.

Todos lo supieron. Quizá nos lo merecíamos. Habíamos andado sin cuidado, compartiendo besos en los rincones, haciéndonos propuestas en las sombras.

También habíamos hablado, de todo y de nada, más de todo que de nada. Hablarte era, ya desde entonces, enojantemente sencillo. Tú me preguntabas, yo respondía, y luego tú ya no querías saber. Mis silencios siempre los utilicé para callar.

Esa fue otra noche fría para sumar a la historia de otras noches frías y las mismas sensaciones que provocaban tus manos, que a esas alturas ya eran familiares.

Prometimos que ya no volvería a pasar nada, y creo que, al menos en ese momento, pensamos que era en serio.
---

--

En menos de siete días vino otra primera vez: la primera vez que lloré por ti. De entre todo, creo que esto no lo sabes. Tampoco es que importe, decir que lloré es mucho decir. Esto me hace sentir satisfecha; sé que quise llorar, sentí las lágrimas acumularse hasta casi caer, pero miré hacia arriba, respiré hondo y terminé por sonreír. 

Seguía despierto cuando el sol salió, y la mañana era fría, y tú eras amable, y yo quise odiarte, y te odié, pero no te quise ni un poco menos.

Te fuiste y yo entendí bien mi lugar en tu vida; era una esquina que no alcanzabas a ver, pero donde sabías bien que podrías encontrarme siempre que quisieras voltear.

--

Yo no tenía sueño y tú estabas agotado. Yo no podía dormir y tú despertaste justo cuando empezaba a resignarme a ser solo otra de las personas de las que no te despides antes de ir a soñar.

La promesa la rompimos juntos.

Fue uno de esos momentos que son solamente un momento, y por tanto, son totalmente felices. Sin recordar el pasado, sin pensar en el futuro, me dediqué sencillamente a estar ahí donde tus besos me recorrían y tu abrazo me aprisionaba, donde lo único real era el escalofrío que parecía ser eterno y lo único que importaba es que nada importaba realmente.

De vuelta a la realidad, te pedí que te quedaras y te quedaste. No pretendía extender el momento, sólo quería no estar solo después de estar tan acompañado. Pude dormir con tu rostro cerca del mío, y al marcharme al día siguiente había descansado y olvidado.

__

Tú conoces mi otro secreto, solo tú.

Resultó que a pesar de todo, confío, aunque sea, en el recuerdo de esa versión de ti que eras cuando te conocí hace varios años. A veces, todavía veo disparos en ti de esa otra persona que yo creo que sigues llevando por dentro, esperando a que, con suerte, un día vuelvas a ser tú mismo.

Supongo que, al menos, he llegado a conocerte un poco.

--

Aquella noche no lo vi venir. No hacía frío, como las demás. Yo tenía que estar en otro lado, yo tenía que haber estado solo, pero estaba contigo, contigo y con la carga de secretos y de quiebres que deseándolo sin decirlo nos habían llevado hasta ahí.

Otras dos primeras veces que añadir a la lista: la primera vez que cruzamos todos los límites, y la primera vez que estuvimos completamente solos.

Esa noche la recuerdo con una claridad abrumadora, incluso habiéndolo querido olvidar. Parece, sin embargo, que lo saqué de un sueño en el que había otras dos personas que eran como tú y como yo. Es sencillo no hablar de eso, si de todas formas parece que me lo inventé.

Este recuerdo robado a veces se cruza por mi mente y me perturba la calma. Quiero obligarme a pensar que está en el pasado, pero no puedo dejarlo atrás porque en realidad está en mí, en las cosas que me rodean y en la forma en la que existo.

Siempre seré lo que me hiciste ser esa noche en vela…

…de alguna forma, algo tuyo.

--

--

--

No sé lo que sé de todo esto. Ahora pienso que este momento de la historia es en realidad, el final, y me quedo preguntándome en medio del insomnio si lo que querías de mí ya lo tomaste, si todo esto ha pasado porque teníamos algunos fantasmas parecidos y exactamente las mismas circunstancias, o si acaso, tal vez, aunque sea por un instante hemos sido sólo tú y yo, sólo quienes somos, sólo dos personas algo enteras, algo rotas, formando algo así como un “nosotros” por un rato.

Notas finales:

¿Les ha gustado? ¿Les ha pasado algo similar? Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).