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Infatuación por sunshinebunny

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Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Oda

Notas del capitulo:

Gatito eres mi adoración <3

 

Luffy era su adoración, por supuesto que le daría cualquier cosa que pidiera.

Para Sabo lo más importante era ver a ese pequeño monstruillo sonriente y feliz, claro que a veces esa condenada sonrisa le causaba más de un dolor de cabeza pero valía la pena cualquier esfuerzo con tal de ver al menor sonreír, si su hermano pequeño era feliz, Sabo era feliz, así de simple.

Desde una temprana edad había aprendido a amar a Luffy más que a cualquiera de sus dos padres demasiado ocupados en los asuntos de aquella compañía transnacional que en poner atención a sus hijos fuera de asegurarse de que estos llevaran a cabo sus estudios adecuadamente, mientras la hilera de dieces no variara en la boleta de calificaciones los chicos no eran realmente merecedores de una llamada telefónica siquiera.

A temprana edad también Sabo había descubierto no sentirse atraído por nadie que no fuera su pequeño hermano desde luego.

Con tiempo de sobra y la falta de escrúpulos que nadie se había molestado en enseñarle no había sido difícil comenzar a acercarse al menor de maneras que si hubieran sido sabidas ninguna persona en su familia hubiera aprobado, pero a falta de supervisión (fuera de aquella brindada por los empleados domésticos) su dulce hermanito poco había demorado en caer sobre sus redes.

Aunque quizá habría sido más propio decir que era él mismo quien había caído aún más profundo en ese fatídico amor que profesaba por su adorado Luffy. Si antes este ya era un pequeño tirano que lloraba y pataleaba por cualquier cosa que se le negara cuando aprendiera de los sentimientos y necesidades de su hermano mayor por él las cosas solo habían ido de mal en peor.

Cuando a la edad de 13 Sabo ya comenzara con el despertar de la curiosidad sexual no había querido experimentar con nadie que no fuera su querido hermanito de tan solo 10 años, claro que no había dejado que las cosas subieran de tono más allá de los besos y los roces, al menos no de inicio.

Al son de "quiero esto" y "No quiero aquello" su vida se regía por los deseos del menor; Dormían en la misma habitación por que Luffy así lo quería y si Sabo deseaba que el chico hiciera algo que verdaderamente era necesario pero no quería hacer eran requeridos varios minutos con el más dulce convencimiento para que su hermano, de mala gana, aceptara hacer lo que se le pedía.

Para cuando Sabo cumpliera los 16 no podía imaginar su vida al lado de nadie más, y, en el más dulce sueño al que Luffy le había dejado soñar habían acordado que no se enamorarían de nadie más.

La primera pequeña decepción había surgido tras aquel verano donde sus padres insistieran en que Sabo debía estudiar en aquel maldito internado tan lejos de casa, Luffy para aquel entonces ya había dejado la escuela, solapado por su hermano mayor que hacía de carne de cañón frente a sus padres que ya de por si le consideraban inútil frente a su perfecto hermano mayor.

Luffy no estudiaba y tampoco se preocupaba por conseguir algún empleo, pasaba sus días consintiendo cualquier capricho que se le antojase o aprendiendo pequeñas ocupaciones inútiles pero que le hacían feliz, llegando Sabo del instituto era recibido con un minucioso informe de sus actividades durante el día, del cual no se perdía ni una palabra mientras cenaban.

Todo era perfecto para el rubio y su consentido hermano pequeño y podría haberlo seguido siendo si el menor hubiera comprendido antes la naturaleza un poco posesiva de su hermano mayor, no importaba que Sabo fuera a heredar la compañía, o aquella casona gigante donde vivían o cualquier otra cosa, el verdadero dueño de todo ello era él.

Por qué el dueño de Sabo era él.

Sabo haría lo que fuera por él.

Sabo estaba perdidamente enamorado de él.

Sabo le daría cualquier cosa que él quisiera.

Jamás se le había ocurrido a Luffy pensar que todo ello podría tener alguna clase de precio. La primera vez que lo aprendiera había sido tras esas "vacaciones" de Sabo al extranjero, su hermano no volvería a dejarle solo en casa después de aquella vez.

Zoro era su mejor amigo, uno de esos amigos que siguiera hablándole después de que dejase la escuela y que en el tiempo que Sabo había estado en su internado le había hecho compañía prácticamente todos los días.

Luffy no estaba acostumbrado a dormir solo, a hacer todas sus comidas solo o a pasar, en sí, todos los malditos días a solas, claro que era culpa de Sabo lo que había sucedido, ni siquiera le había avisado el día que volvería ¿Cómo iba a Luffy a saber que su hermano regresaría justamente en el momento que se encontraba comiéndose a besos con Zoro en la habitación que siempre compartía con su hermano mayor? Por qué Sabo al irse tan egoístamente le había dejado con demasiadas necesidades que por sí mismo no podía satisfacer.

Por la mirada de su hermano Luffy había pensado que sería reprendido, aquello sin embargo no había sucedido en lo absoluto.—Dios mío Lu ¡¿Qué cara es esa para recibir a tu hermano mayor?! — Era como si Zoro ni siquiera estuviera ahí, de manera un poco recelosa se había separado del peliverde y acomodado su ropa un poco, limpiando su boca como, si de pronto, la saliva de su amigo le diera un poco de asco, en aquel momento, a sus 14 años no sabía que aquello que estaba sintiendo era culpa y, ligeramente, un poco de temor. — Ven y abrázame Lu. —

Sin dudarlo había hecho lo que Sabo le pedía, abrazándose a él y sintiendo su familiar calor llenarle de manera muy diferente a como había sido durante aquellos meses con su amigo, cerrando los ojos por primera vez el menor se había dado cuenta que no era solo Sabo quien le necesitaba a él.

La cena había transcurrido con tranquilidad, Sabo insistió en que Zoro debía quedarse a acompañarlos, por supuesto que no estaba molesto con ellos, Luffy siempre hacia lo que quería de cualquier forma, era mejor que se enterase ahora que después y un montón de comentarios más por el estilo habían fluido durante la noche haciendo que el más joven de los Monkey se sintiera un tanto extraño, inseguro incluso ¿De verdad a Sabo no le importaba que pudiera estar con alguien más?

No quería estar con Zoro ya, no de esa forma, pero por primera vez no se sentía con la libertad de decir lo que quería y lo que no frente a su hermano.

Sabo por su parte bien habría quería matar a aquel rufián de cabello verde a penas verlo enredado con su hermanito pero lo que le tenía reservado sería algo mucho peor, ya se enteraría el maldito. Luffy era suyo, su adoración, por supuesto que le daría cualquier cosa que pidiera.

Una persona no iba a ser la excepción.

Su mente había tenido que trabajar a prisa, claro estaba que su hermanito no podía enterarse de aquella pequeña sorpresa hasta que estuviera lista, tras la cena se había ofrecido a llevar al peliverde a su casa en uno de los automóviles que a Luffy aún no le era permitido manejar, quería unas palabras a solas con el chico, nada de que preocuparse, con la pésima orientación de este no había sido difícil llevarle por un camino poco concurrido, lo difícil quizá había sido noquearlo con la suficiente fuerza para que, de regreso a casa no despertase.

En una de las tantas habitaciones de huéspedes le había atado a la cama metiendo un trapo en su boca y amarrando una gaza sobre esta para improvisar una mordaza, ya después se encargaría de conseguir una de verdad y amarras más fáciles de manipular.

Había pensado en darle esa sorpresa a su hermanito tras el reencuentro a solas, que con Luffy echándosele encima y besándolo de manera hambrienta se había extendido incluso un poco más allá de lo que había esperado, toda la noche había estado follando al pequeño una y otra vez hasta que ambos estuvieran demasiado exhaustos para moverse siquiera, quizá Sabo hubiera aguantado un poco más de no haberse ensañado golpeando un poco al amigo de Luffy.

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Ver a su amigo en las condiciones que Sabo le había dejado no debía ser agradable pero de alguna manera Luffy no había podido evitar sonreír, más aun cuando Sabo le rodease por la espalda la cintura para besar su mejilla y preguntar si el regalo era de su agrado.

Con el rostro medio ensangrentado y las manos atadas a la cabecera de la cama de manera que el peliverde tuviera que mantenerse sentado sobre ella Zoro estaba apenas consciente, no había escuchado siquiera cuando Sabo diera la indicación a su hermano pequeño de satisfacerse a si mismo con el cuerpo de su amigo. —Vamos Lu, ya le eh puesto listo para ti. — un par de pastillitas no muy difíciles de conseguir habían hecho todo el trabajo que necesitaba, ayudando al menor a quitarse la ropa le había besado los hombros y el cuello con suavidad, no le estaba desnudando para alguien más, Zoro se encontraba demasiado fuera de sí para saber lo que pasaba, le desnudaba para contemplarle él. — Lúcete para mi monito. —

El tono cariñoso en la voz de su hermano le había hecho estremecer, cuando estuviera completamente desnudo se había sentado a horcajadas sobre el duro falo de su amigo, lo que restaba de la esencia del rubio dentro de él fungiendo como lubricante, Zoro se sentía bien dentro suyo, bastante, y la mirada que Sabo le dedicaba podía sentirla con claridad en su nuca, en su cuerpo desnudo, en cada movimiento que hacia sobre aquel muñeco atado a su cama. — mhhh… Sabo…— Cada gemido que soltaba había sido para su adorado hermano y no para ese chico debajo suyo que gruñía y jadeaba con el placer brindado.

—Sabo… te quiero a ti…— las manos de su hermano habían comenzado a recorrer su torzo, subiendo a sus pezones para estimularlos y bajando hasta su miembro para atenderle mientras le incitaba a seguir con aquellos pequeños saltitos, haciéndole sentir que lo estuviera haciendo con él aunque podía también sentir bien el bulto cada vez más rígido en los pantalones del mayor frotándose en su trasero con cada movimiento, Sabo estaba tan duro como aquel hombre dentro suyo y aquello le excitaba bastante.

No sabía que ser deseado así por dos personas a la vez podía ser tan placentero.

Aun si una de ellas estaba al borde de la inconciencia… que importaba mientras él lo disfrutara.

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Tras Zoro habían venido unos cuantos más, por capricho, por aburrimiento o lo que fuera aquello se había convertido en un habito que acompañara los viajes de aquellos hermanos, claro que Sabo no volvería a dejar al pequeño solo para que se enredase con quien sabe quién y Luffy, bien, quizá para él que no gustaba de la soledad el cambio no posara una amenaza de momento, había pasado de "quiero esto" o "quiero aquello" a algo un poco distinto…

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—Ese chico es lindo ¿No crees Sabo? —

—¿Uh? ¿Ma-ko? ¿O algo así?—

—No, no, dijo que era algo con A o algo. —

—Pero estoy seguro que en la placa de su delantal decía Mako. —

—En realidad el delantal no es mío, estoy cubriendo por mi hermano. — La voz de aquel mesero pecoso del que habían estado hablando hasta el momento les sorprendió desde la espalda. — ¿Algo en lo que pueda ayudarles? — a esa distancia la pequeña placa metálica que leía "Marco" era claramente visible. —El nombre es Ace por cierto, pero pueden solo llamarme "mesero" todos lo hacen de cualquier manera. —

—Oh, está bien, queremos todo lo de la página 3 por favor. —

El chico había parpadeado un par de veces, ¿Aquellos sujetos estaban de broma? Esperaba que si, había más de quince platillos diferentes en la página tres.

Sabo había tomado su tiempo en observar al nuevo capricho de su hermanito, ¿Qué deberían hacer? ¿Una estrategia frontal o invitarlo a salir primero? ¿Y por qué tardaba tanto en surtir su orden? — Sabo, olvidaste las bebidas. — le susurro Luffy de manera casi secreta por su error, no era muy propio de su hermano el equivocarse, seguro que Ace seguía ahí porque Sabo no había pedido las bebidas.

—Ah, es verdad, una jarra de té helado y dos vasos, oh y trae algo de esas entradas rellenas de queso, creo que aun las hacen ¿No? No las eh visto en el menú. — hacía tiempo que no frecuentaban aquel restaurante, quizá volvieran a hacerlo si significaba ver al chico, aunque este había dicho que estaba cubriendo por su hermano así que no era un muy probable, lo mejor sería esperarle cerca de la puerta de servicio terminada la cena.

A penas el mesero pelinegro se hubiera alejado para poner su orden en la cocina las ya esperadas palabras de su hermano menor habían llegado a oídos del rubio. —Me gusta Sabo, Lo quiero. —

Una sonrisa socarrona se dibujó en los labios del rubio, Luffy era su adoración, por supuesto que le daría cualquier cosa que pidiera. —Claro monito, después de cenar. —

 

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Continuara 



 

 

Notas finales:

Se que no debería… pero aun así lo hice.

No me arrepiento de nada, salvo que la idea inicial resulta un poco más vaga de lo que esperaba y aun así me tomo la mayor parte del capítulo asentarla, continuaré con esta historia en cuanto concluya con "heart adbuction" que ya se acerca cada vez más a su final.

Con especial amor para el gatito gordo de mi vida al cual siempre voy a amar con todo el corazón, el sabe en quien están inspirados mis pensamientos 3

Créditos para Whitey fujoshi con quien inicialmente surgió esta idea y cuyas ideas espero me ayuden a no hacer las cosas demasiado dulces cuando no deberían serlas XD

 


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