—Entonces ¿Son esos sus deseos?...—la bruja pregunto, el humo de su pipa flotando sobre su rostro de una hipnótica forma.
—Ya no quiero ser manipulado, debo ser lo suficientemente fuerte para luchar por mí mismo…
—No puedo soportar yo solo este dolor, pero quiero ser feliz…
La bruja miro a los chicos frente a ella, eran dos, tan diferentes como el como la luz y la oscuridad y sin embargo…
Tan similares.
Ella dio una profunda calada en su pipa, cerrando los ojos en deleite, cuando los abrió, miles de secretos se mostraban en su mirada.
—Sus deseos serán concedidos…el pago será…
La magia rugió mientras rodeaba a los tres seres, una alta mujer de largo cabello oscuro como la noche, dos jóvenes delgados ambos con la amatista en sus miradas.
—Ya no tendrán su individualidad, ahora solo podrán ser uno mismo, sus almas se fusionarán y de la mezcla un nuevo camino y un diferente destino les espera…
El sello mágico se formó abarcando toda la habitación, luego ambos jóvenes fueron abrumados por la ola de recuerdos que los llenaba sin descanso.
Dos pequeños niños, hermanos…gemelos…
Lazos de sangre que fueron rotos por el abandono y la traición…
La persecución, huir de ese hombre…
La masacre de esa mujer…
Su gemelo abandonándolo por ese hombre
Su gemelo dejándolo atrás por esa mujer.
Un mundo en ruinas, lluvia acida y extraños monstruos.
Una academia, dos clases el día y la noche.
Un alto hombre, enromes hombros y pequeñas gafas doradas. Cazador…
Un hombre de cabello castaño, de regio y poderoso porte. Vampiro…
Los recuerdos seguían y seguían llenándolos a los dos y conociendo la historia y los secretos que solo a sus corazones se les permitía saber.
Sus sentimientos alineados como uno solo.
La ira…
El dolor…
El odio…
La tristeza…
La desesperación…
La soledad.
Recuerdo y sentimientos se juntaron, al punto en que ellos ya no podían decir a quien pertenecía cada cosa.
—¡No te acerques Ichiru!
—¿Por qué…? ¿Por qué Subaru?
Lagrimas llenaron las amatistas miradas, sus gemelos, sus mitades. Condenados a ser un ser incompleto. Pero ellos podían ver, ellos que eran solo la mitad de un todo, quizás juntos podían crear algo nuevo.
Algo que no estuviera incompleto.
—Continúen caminado hacia adelante, lo que pase de ahora en más…será únicamente de su elección, ya no tienen cadenas que los aten a cualquier lugar que no deseen estar…
Esas fueron las últimas palabras que escucharon de la bruja, ese fue su ultimo recuerdo como dos seres.
Ya no serían solo Zero.
Ya no serían solo Kamui.
Zero y Kamui,
Kamui y Zero.
Dos mitades incompletas.
Creando algo nuevo.
000
La Academias Cross, un lugar dividido en dos turnos, la noche y el día. Era el tiempo de que las clases nocturnas comiencen y como venía siendo costumbre un grupo de jóvenes chicas en un uniforme negro ornamentado con lazos blancos y plateados se mantenía enfrente de una gran reja.
Ellas esperaban.
Las jóvenes como todos los días fielmente esperaban a los estudiantes del turno de noche, quienes en unos minutos saldrían para ir a sus clases, esos jóvenes, tantas chicas como chicos, eran sus idols, eran quienes robaban sus suspiros y los protagonistas de sus sueños.
Sus amados semapis del dormitorio de la Luna.
Ellas podían ser un poco…demasiado entusiastas en sus muestras de afecto, afortunadamente (o por desgracia para ellas) existían los prefectos quienes se encargaban de mantener en control la situación e impedir que ellas comenten alguna locura como secuestrar a algún estudiándote del dormitorio Luna por ejemplo.
Ellas podían tener mucho rencor en los prefectos, en uno más que en el otro y temerle a uno más que al otro, pero aun así la rutina que se había establecido era cómoda y en cierto grado, divertido.
Eran dos los prefectos de la Academia Cross.
Yuuki Cross y Kiryuu Zero, ambos hijos adoptivos del director de la escuela Caien Cross, ambos eran alumnos del turno de día, en el dormitorio del sol, ambos prefectos y ambos con el mismo tutor legal.
Pero hasta ahí sus similitudes.
Yuuki era una pequeña chica de cabellos y ojos castaños, era torpe y con problemas para entender varias materias, aun así ella era muy enérgica tenía a su mejor amiga y parecía que se preocupaba por sus seres queridos.
Pero ella era indecisa, insegura y capaz de dañar a otros sin darse cuenta.
Zero era un chico, cabello plateado y ojos lilas, solitario y de actitud fría, a pesar de dormir en clases no tenía problemas con sus notas, podía no tener el mejor comportamiento con los maestros y sus compañeros pero aun así él era popular, su fría actitud y apariencia lo hacían sumamente atractivo ante las jóvenes y algunos chicos.
Él tenía un comportamiento osco, pero leal ante sus propios sentimientos.
Ambos se encargaban de controlar a las chicas llenas de energías y amor excesivo por chicos guapos, y ambos se encargaban de cuidar el secreto de la academia.
Pero esta noche como muchas noches anteriores solo Yuuki Cross hacia guardia.
Kuran Kaname, presidente de la clase nocturna, líder y vampiro purasangre no estaba feliz.
“Kiryuu ha dejado a Yuuki sola de nuevo”
El cazador había demorado a veces en sus tareas de prefecto, pero desde hace días atrás el chico no venía en absoluto. A penas y lo sentía haciendo rondas entre clases.
Eso no estaba bien.
El cazador era el caballero de Yuuki, era el protector de su princesa ¿Cómo podía descuidar su deber de tal forma? Él ya le había recordado porque se le permitía vivir, Kiryuu Zero vivía solo y únicamente por Yuuki.
Kaname se lo había aclarado cuando lo dejo beber su sangre aquella noche. Así que él no perdonaría esta negligencia del chico.
Tal vez… ¿Debería darle una visita?
000
Mirar a la luna se había convertido en uno de sus pasatiempos favoritos últimamente, no sabía porque, no era como si el astro plateado fuera interesante, pero había algo relajante en solo contemplarla y dejar que sus pensamientos flotaran. Suponía sin embargo, que una de las razones por las que se pasaba horas y horas viendo la luna era porque al hacerlo le ayudaba a organizar su propia mente.
Los recuerdos.
Los sentimientos.
Aun no se acostumbraba, tenía momentos difíciles, pero ser dos personas al mismo tiempo no era algo fácil de asimilar, Kamui y Zero habían tenido vidas muy diferentes, uno nació como cazador y el otro como lo que estaba destinado a cazar, uno nació como vampiro y el otro como lo que más odiaba en el mundo.
Pero ahora eran lo mismo.
Había sido y aún era complicado.
Aun así lo estaba logrando suponía, la simbiosis entre dos mentes y dos almas no era fácil, nada fácil pero poco a poco, lentamente estaba forjando a sí mismo una identidad que no eran ni solo Zero ni solo Kamui.
Aun así sigo siendo Zero.
Y yo sigo siendo Kamui.
Porque Zero aún era un cazador y protegía a los humanos tanto como podía por sus propias elecciones.
Porque Kamui seguía siendo un vampiro purasangre y solo quería vivir sin el constante dolor y la soledad.
Dos deseos tan diferentes y sin embargo tan similares.
— ¡Zero!...
Ojos lilas quitaron su vista de la luna y bajaron para toparse contra dos grandes marrones de una chica de baja estatura, su hermana adictiva le devolvía la mirada con el ceño fruncido y claro reproche.
—Yuuki…
— ¡Otra vez te escapaste! Es imposible manejar por mí misma a las chicas del dormitorio del sol Zero.
Kiryuu Zero observo a la chica acercarse a él con una mirada de furia, vio como ella levanto la mano, quizás dispuesto a golpearlo por ser un flojo como en los viejos tiempos. Pero antes que la pequeña mano lo tocara, él la detuvo, su rostro impasible pero su mirada con suma desaprobación.
—Si no puedes con algo como eso entonces deberías dejar de ser guardiana—él hablo, su voz aburrida mientras soltaba la mano de la joven tan rápido como la había agarrado. Él parecía aburrido mientras miraba a la chica frente a él.
Yuuki se sorprendió pero pronto lo desestimo, Zero seguían siendo tan de mal humor como siempre, ella no pensaría más en eso. En su lugar ella resoplo jugando a la enojada y cansada chica, para ella solo era Zero buscando escusas para no hacer tu trabajo.
—Eres un idiota Zero, haz tu trabajo también…
Zero no digno a la otra con una respuesta, en su lugar comenzó a caminar lejos de la chica, su voz alta comenzaba a molestar sus sensibles oídos ahora mejorados. No estaba feliz de tener su momento de meditación irrumpido.
Antes de que Yuuki podía hacer algo para seguir al peliblanco este en un arranque de velocidad desapareció del lugar para gran consternación de la chica.
— ¡Estúpido Zero!
Lejos en lo profundo del bosque en un claro lleno de luciérnagas, Zero se detuvo ¿La razón? La familiar presencia de magia que podía sentir, sus ojos lilas vieron la causa y sorpresa con reconocimiento brillo en sus ojos.
Era una pluma.
En su mente que era bombardeada de recuerdos que no era y eran suyos al mismo tiempo, en la soledad de aquel claro solo pudo decir una cosa.
—Sakura-hime…